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Unidad didáctica 3

El soporte vital avanzado (SVA) es el conjunto de actuaciones que


lleva a cabo un equipo sanitario debidamente preparado con los materiales,
equipos y medicamentos necesarios, y con el objetivo de recuperar la
respiración y la circulación espontáneas en una situación de parada
cardiorrespiratoria.
Maniobras destacadas:
Monitorizar lo antes posible el ritmo cardiaco
Colocar un dispositivo que mantenga la vía aérea abierta y permita
ventilar de forma continua.
Colocar una vía que permita administrar los medicamentos necesarios.
La monitorización consiste en el uso de un equipo que muestra de forma
continua la lectura de algún parámetro o de alguna constante vital, gracias a
lo cual se pueden detectar cambios o anomalías.

Manual Desfibrilador Semiautomático


Fibrilación
ventricular (FV)

Desfibrilables

Taquicardia
ventricular (TV)

Asistolia

No
desfibrilables
Actividad eléctrica
sin pulso (AESP)
Recuperando el esquema que hemos visto al inicio de la unidad:

Monitorización
Tras 2 min de RCP, analizar el ritmo

Identificar si es un ritmo desfibrilable o no

Se va repitiendo el proceso. Tras la tercera


descarga, una vez reanudada la, RCP se
administra adrenalina. Se repite la
administración ciclo sí ciclo no.
En los sucesivos análisis del ritmo se puede detectar:

La FV/TV persiste: se mantiene el procedimiento.


El ritmo pasa a ser no desfibrilable: se aplica el protocolo
correspondiente a estos ritmos, que estudiaremos en el próximo
apartado.
El ritmo es organizado: se toma el pulso.
• Si hay pulso palpable: se inician los cuidados post-resucitación.
• Si no se detecta el pulso: es un ritmo de AESP y, por tanto, se
debe reanudar la RCP inmediatamente.
Durante el procedimiento se pueden introducir algunas variaciones

A partir de la tercera descarga se debe administrar 1 mg de adrenalina


durante la RCP en uno de cada dos ciclos. Esto implica que en ese
momento ya se debería haber conseguido colocar una vía venosa.
Una vez se consigue colocar algún dispositivo para mantener la vía
aérea abierta y ventilar a la persona se establece una frecuencia
continua de 10 respiraciones por minuto y se pasa a hacer las
compresiones torácicas de forma continua, haciendo solo las pausas
necesarias para analizar el ritmo y efectuar las descargas.
Hay algunas causas de PCR que son reversibles. El personal médico
intenta detectar durante las maniobras la causa de la PCR; si identifica
una causa reversible, toma las medidas necesarias para intentar
corregirla. Eso significa que puede solicitar actuaciones o medicamentos
que no forman parte del protocolo porque ha detectado la causa de la
PCR e intenta compensarla.
Recuperando el esquema que hemos visto al inicio de la unidad:

• En caso de detectar
Monitorización ritmo ordenado, se
Tras 2 min de RCP, toma el pulso. Si no
analizar el ritmo se detecta el ritmo
es una AESP.
• En el caso de que el
ritmo detectado sea
Identificar si es un ritmo desfibrilable o no una asistolia se
comprueba, sin
detener la RCP, que
los electrodos están
colocados
correctamente.
En los sucesivos análisis del ritmo se puede detectar:

La asistolia persiste: se reanuda la RCP inmediatamente.


El ritmo ha cambiado a FV: se aplica el protocolo que corresponde a
estos ritmos. Si el cambio de ritmo se detecta durante un ciclo de
RCP, se debe completar antes ese ciclo.
El ritmo es organizado: se toma el pulso.
• Si hay pulso palpable: se inician los cuidados post-resucitación.
• Si no se detecta el pulso: es un ritmo de AESP y, por tanto, se
debe reanudar la RCP inmediatamente.
Durante el procedimiento se pueden introducir algunas variaciones

En cuanto de disponga de una vía venosa se debe administrar 1 mg de


adrenalina durante la RCP cada uno o dos ciclos.
Una vez se consigue colocar algún dispositivo para mantener la vía
aérea abierta y ventilar se procede como en los ritmos desfibrilables:
ventilación y compresiones continuas.
Mientras se intenta identificar si la PCR se debe a causas reversibles.
Durante el proceso: colocar
dispositivo para mantener la Si hay actividad,
vía abierta y ventilar, y colocar tomar el pulso.
una vía venosa Si no, verificar
los electrodos

Tras la tercera descarga: adrenalina durante la En cuanto se tenga una vía: adrenalina
RCP posterior (en uno de cada dos ciclos) durante la RCP cada uno o dos ciclos)
Tubo endotraqueal
Máscara laríngea
Obturador esofágico
Tubo esofágico-traqueal

Se coloca un dispositivo que mantiene la vía aérea abierta y evita su cierre


accidental. Además, a este dispositivo se acopla a un equipo que ventila de
forma automática (ventilación mecánica).

Este sistema permite ventilar de forma continua sin


tener que parar las compresiones torácicas y
administrar distintas concentraciones de oxígeno.
El tubo endotraqueal es un tubo flexible que se introduce a través de la
nariz o la boca del paciente hasta llegar a la tráquea con el fin de mantener
la vía aérea abierta y poder asistirle en el proceso de ventilación.

• Asegura una adecuada ventilación y aporte de


oxígeno al paciente.
• Disminuye el riesgo de distensión gástrica y de
aspiración pulmonar.
• Facilita la aspiración de secreciones de las vías
respiratorias.
• Facilita la sincronización entre compresiones
torácicas y ventilación durante la RCP.
• Permite, en algunas ocasiones, administrar
algunos fármacos durante la RCP.
Para aspirar secreciones Para colocar el tubo

Tubo endotraqueal Fiador


Aspirador de secreciones Laringoscopio

Para confirmar la colocación Para fijar Para administrar oxígeno

Ambú
Fonendoscopio
1. La posición adecuada es la misma que para hacer la RCP, así que no es
necesario mover a la persona.
2. Se revisa la cavidad bucal y la zona orofaríngea, por si hubiera algún
cuerpo extraño. Si lo hay, se procede a retirarlo.
3. Se realiza una aspiración del contenido gástrico y de las secreciones
bucofaríngeas.
4. Si es el caso, se administra la medicación que el personal médico solicite
para obtener una adecuada analgesia, sedación y relajación.
5. Se introduce el tubo. Esta operación la realiza personal sanitario
debidamente entrenado.
6. Una vez introducido el tubo endotraqueal, se infla el balón.
7. Se verifica que el tubo está bien colocado mediante auscultación
8. Finalmente se fija el tubo con un mordedor, cinta y esparadrapo, según
procedimiento.
La mascarilla laríngea es un tubo que tiene una curvatura de forma
anatómica que se introduce hasta la laringe.

No aísla la vía aérea –pasa aire por


fuera del tubo− pero es muy
sencilla y rápida de colocar incluso
durante la RCP, lo cual la hace muy
útil en determinadas situaciones
en que resulta difícil colocar un
tubo endotraqueal.
No se debe utilizar si el paciente
tiene el estómago lleno ya que
puede provocar el vómito.
El obturador esofágico es un tubo de 37 cm de longitud que se
introduce en el esófago.
En los extremos del tubo encontramos:
Extremo distal. El tubo está cerrado por este extremo y tiene acoplado
un balón que cuando se hincha ocluye el esófago.
Extremo proximal. El tubo está abierto y tiene acoplada una mascarilla
transparente. El aire que entra en el tubo sigue dos recorridos:
• Parte de él baja por el tubo para hinchar el balón.
• Parte de él sale por unos orificios que tiene el tubo a la altura de la
faringe y pasa a las vías respiratorias.

El tubo se introduce a ciegas hasta que la máscara se adapte a la cara. Si el tubo


entra por la tráquea no se observarán los movimientos del tórax y se oirán ruidos
en el epigastrio; en ese caso se debe retirar inmediatamente y ventilar con una
máscara facial antes de volver a intentarlo.
El tubo esofágico-traqueal o combitubo combina características del
tubo endotraqueal y del obturador esofágico.

El combitubo es un tubo doble de material


plástico con dos balones:
• Tubo faríngeo: su extremo proximal es azul y el
distal está cerrado, aunque dispone de una serie
de agujeros en la pared.
• Tubo tráqueo-esofágico: su extremo proximal es
blanco y su extremo distal está abierto.
• Balón proximal o faríngeo: sella la cavidad
orofaríngea.
• Balón distal o tráqueo-esofágico: sella la
tráquea o el esófago, según donde quede
situado.
Respecto a las vías aéreas artificiales es importante tener en cuenta que:
La presencia de secreciones es peligrosa porque al colocar el dispositivo se
verán empujadas hacia los pulmones. Para evitarlo se debe efectuar una
aspiración de secreciones sin olvidar que:
• No se debe introducir la sonda con el equipo conectado.
• La aspiración no ha de superar los 15 segundos.
• Se debe ventilar y oxigenar tras aspirar.
• A veces es necesario lubricar la sonda de aspiración para facilitar la
penetración
El dispositivo se ha de mantener en su posición para que cumpla su función,
ya que si se desplaza puede dejar sin aporte de oxígeno al paciente.

En el caso del tubo endotraqueal existe una regla mnemotécnica que nos puede ayudar: La
regla de las tres T, que dice que el tubo endotraqueal (Tube) suele estar apoyado sobre los
dientes (Theeth) en su número 22 (Twenty two).
Durante el traslado es necesario:
• Continuar con la monitorización y las
medidas de soporte.
• Prevenir complicaciones.
• Conservar estables las funciones vitales.

Estos pacientes siempre se deben trasladar con


personal sanitario, monitorizado
y con un equipo auxiliar de ventilación y
oxigenación. Hay que tener
en cuenta que estos equipos llevan pocas
alarmas y, por tanto, exigen una
vigilancia contante.
Seguridad antes del traslado
• Revisar y comprobar previamente todos los aparatos e instrumentos.
• El hospital o servicio receptor debe estar advertido.
• Se deben estabilizar los signos vitales.
• Se debe evaluar el nivel de gravedad, las patologías y las lesiones del
paciente.
• Se debe asegurar la vía aérea, accesos venosos y cualquier dispositivo
• o sonda a que esté conectado el paciente.
• Se debe hiperoxigenar antes de conectar al paciente al respirador de
transporte y asegurarse de que la ventilación es correcta y que el paciente
la tolera.
• Es conveniente sedar y analgesiar al paciente antes de movilizarlo. Si las
maniobras y manipulaciones pueden ser dolorosas se puede anestesiar.
• La medicación necesaria es preferible administrarla antes de salir para
evitar hacerlo durante el recorrido.
Seguridad durante el traslado
• La vía aérea, accesos venosos y cualquier dispositivo o sonda a que esté
conectado el paciente deben estar perfectamente fijados y asegurados y
se han de controlar durante el traslado y las movilizaciones.
• Se deben monitorizar al menos el ritmo cardiaco (ECG), la saturación
capilar de oxígeno (SatO2) y la tensión arterial (TA), de forma no invasiva.
• Hay que anotar todas las incidencias o complicaciones que ocurran
durante el traslado en una hoja de registro específica.
Las vías para la administración de medicamentos en el SVA son, por orden de
elección:
Intravenosa (IV). Se cateteriza una vena y, gracias a la llave de tres
pasos que se acopla al catéter, se pueden introducir medicamentos
tanto por perfusión como en bolus, sin necesidad de pinchar para cada
administración.
Intraósea (IO). Se accede a la cavidad medular del hueso gracias a una
pistola intraósea. El catéter y la llave se colocan en esta vía. La rapidez
de respuesta y las dosis son las mismas que en la administración
intravenosa.
Endotraqueal (ET). En el SVA la persona tiene colocado un tubo
endotraqueal, que se puede usar para administrar algunos
medicamentos a través de él si no se puede disponer de una vía
intravenosa o intraósea. Esta vía solo permite la administración de
algunos medicamentos que se puedan absorber por vía pulmonar.
Según la vía que se use, hay que tener en cuenta unas recomendaciones
específicas:
Administración IV. La circulación periférica durante la PCR es muy
lenta, lo cual retrasa la llegada del fármaco a la circulación central tras
su administración. Para acelerarla el fármaco se administra diluido en
20 ml de solución fisiológica y tras su administración se eleva la
extremidad durante 10-20 segundos.
Administración IO. La administración debe ser seguida de un bolo a
presión de por lo menos 5 ml de solución salina para asegurar su
llegada a la circulación sistémica.
Administración ET. Por esta vía solo se pueden administrar algunos
fármacos, entre los cuales se incluye la adrenalina. La dosis debe ser
dos o tres veces mayor que la que se usa en una administración
intravenosa y se debe diluir en 5-10 ml de agua estéril. Después de la
administración se hacen cinco insuflaciones rápidas para favorecer que
el fármaco llegue a los alveolos pulmonares.
Si la pérdida de sangre es grave, la caída de la
tensión arterial que se producirá hará imposible
la recuperación del latido cardiaco.
Por esta razón durante las maniobras de SVA es
necesario:
• Tratar la causa de la pérdida de sangre
para evitar que siga produciéndose.
• Reponer el volumen de líquido que se
haya perdido para recuperar la tensión
arterial.
Este aporte de líquido se hace a través del
sistema de perfusión que se habrá colocado,
administrando suero a través de él.
Los cuidados post-resucitación que se deberán aplicar desde un principio
están orientados a:
Controlar la vía aérea y la ventilación. Se debe mantener la administración
de oxígeno y controlar la saturación de oxígeno en sangre.
Controlar la actividad cardiaca. Suele haber hipotensión, índice cardiaco
bajo y arritmias. Es necesario mantener la monitorización.
Control de la función cerebral. Una vez se ha reanimado el corazón y se ha
restablecido un ritmo estable, el órgano que determina la supervivencia es
el cerebro. Hay dos parámetros que inciden directamente en la
recuperación neurológica:
• La temperatura. Tiende a producirse un aumento de la temperatura
corporal; si se eleva demasiado, las posibilidades de lesión neurológica
aumentan considerablemente. Por esta causa, no es adecuado abrigar
a la persona ni poner la calefacción de la ambulancia. Se puede recurrir
a la hipotermia terapéutica.
• La glucemia. La hiperglucemia reduce las posibilidades de recuperación
neurológica. Es importante la monitorización de este parámetro.

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