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1)INTRODUCCIÓN:
-En el siglo XVII se produjo una revolución científica que llevó a la filosofía a situar en el
centro de sus preocupaciones EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. Ahora bien, ¿cuál
es el problema del conocimiento? Este problema se puede resumir con tres preguntas, a
saber:
En este siglo por tanto, habrá dos grandes corrientes o escuelas filosóficas, que se
enfrentarán al mismo problema, pero se diferencian en la forma de enfocar y de resolver
el problema del conocimiento verdadero. La principal diferencia está en la cuestión del
ORIGEN DEL CONOCIMIENTO. ESTAS DOS GRANDES CORRIENTES SON EL
RACIONALISMO Y EL EMPIRISMO.
EN DEFINITIVA: De acuerdo con Descartes, para alcanzar su objetivo solo debe aceptar
el conocimiento que sea absolutamente verdadero y certero, aquel sobre el cuál no quepa
la más MÍNIMA DUDA, y rechazar como FALSO TODO CONOCIMIENTO PROBABLE,
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INCLUSO VEROSÍMIL. Descartes parte de cero y confía en la razón como único criterio.
Ahora bien, habrá una condición básica para llevar a cabo el proyecto cartesiano, y esta
no es otra que la BÚSQUEDA DE UN MÉTODO ADECUADO para ello, ya que la
Filosofía y las Ciencias se encuentran en un estado de absoluta CONFUSIÓN Y
DESORIENTACIÓN que dan lugar a desconfiar del poder de la razón, facilitando así el
resurgimiento del ESCEPTICISMO ANTIGUO en una época propicia para ello, debido a la
desconfianza que imperaba en materia de conocimiento. Y todo ello se debió a una
errónea utilización de la Filosofía y su método propio.
1)LA INTUICIÓN: Es una capacidad humana (una “luz natural” tal y como la define
Descartes) por medio de la cuál captamos de manera directa e inmediata (sin
posibilidad de error o duda) IDEAS SIMPLES ABSOLUTAMENTE VERDADERAS. La
intuición hace transparente a la mente su propio acto de entender. Por ejemplo: las
verdades matemáticas, ideas y problemas matemáticos. 2+2=4.
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(ideas simples) que son evidentes por sí mismas, entonces va recorriendo paso a paso
estas conexiones entre ideas simples. Esto es, es una cadena de reflexiones partiendo
de ideas absolutamente verdaderas por ser evidentes por sí mismas. Por tanto, si el
punto de partida es evidente y verdadero por tanto, la cadena del razonamiento deductivo
será una sucesión ordenada (de los más simple a lo más complejo) de evidencias. Por
tanto la conclusión será tan verdadera y evidente como las ideas claras y distintas
de las que parte. Descartes se inspira en las matemáticas, y más en concreto en la
geometría.
-Descartes por tanto, una vez que sabe cómo es la estructura de la Razón y su modo de
conocer, se propone elaborar ese MÉTODO con el que emprenderá la búsqueda de la
certeza absoluta y así poder reconstruir el “edificio del conocimiento” que está en
ruinas en su época. De hecho Descartes en la primera parte de su obra “El Discurso
del Método” lo define como: “Reglas ciertas y fáciles por medio de las cuáles llegar al
conocimiento verdadero y así no errar”.
Es decir, para Descartes la única garantía de verdad es el método, y sólo encuentra
verdad en las matemáticas, por eso las mismas constituyen para el filósofo francés, el
ideal matemático de certeza. Es el método empleado por las matemáticas lo que nos
proporciona conocimiento verdadero. Por ello hay que extender el método matemático al
resto de ciencias. Por tanto Descartes defiende la idea de una ciencia unificada y
universal (UN SABER) fundada en la unidad de la Razón, y en la unidad del método de
inspiración matemática.
Por tanto en la segunda parte del “Discurso del Método” Descartes formulará las
CUATRO REGLAS QUE COMPONEN SU MÉTODO. Un método matemático aplicado
a la Filosofía. Esto es, pretendía universalizar el método geométrico para lo cuál debía
partir de reglas tan simples y universales que fueran aplicables a cualquier ciencia.
“El primero era no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto yo no la
conociese con evidencia que lo era; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la
prevención, y no comprender nada más en mis juicios que lo que se presentase tan clara
y distintamente a mi espíritu que no tuviese ninguna ocasión de ponerlo en duda.”
(D.M.II).
Esta regla nos indica que solo debemos admitir como cierto aquello que sea
evidente por sí mismo, esto es; aquello sobre lo cuál no quepa la más mínima duda.
Además nos dice dos cosas importantes:
En primer lugar, nos avisa de que hay que evitar la precipitación y ser precavidos, ya que
estas actitudes son dos causas de errores. La precipitación es aceptar como evidente lo
que es confuso o poco claro (oscuro); y la prevención es lo contrario, esto es, no aceptar
como evidente lo que es claro y distinto. Ahora bien, el error no es de la Razón, puesto
que de acuerdo con Descartes, bien utilizada nos llevará a la verdad. La causa del error
es la voluntad humana que decide precipitarse o ser demasiado precavida.
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de la intuición, es clara y distinta, entonces es verdadera. Ahora bien, ¿qué es lo claro?:
lo claro o la claridad es la presencia nítida y clara de un conocimiento en nuestra mente.
¿Y lo distinto?: lo distinto es el hecho de que esa idea simple o conocimiento está
perfectamente singularizado en nuestra mente, esto es, separado de todas las demás
ideas. O lo que es lo mismo, sin mezclarse con ellas. Una idea clara está estrechamente
relacionada con una distinta, es decir, se implican mutuamente.
“El segundo dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas pequeñas partes
como se pudiese y fuese necesario para mejor resolverlas”. (D.M.II).
Descartes considera en esta regla que hay que analizar minuciosamente los problemas
(complejos) hasta reducirlos a las ideas más simples, claras y distintas aprehensibles por
la intuición. Es decir, separar el problema en tantas partes como sea posible para poder
operar mejor, y sin error. Y a partir de esas ideas simples levantar todo el edificio del
conocimiento.
“El tercer, conducir con orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más
simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco como por peldaños, hasta
el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo el orden entre los que no
se preceden naturalmente los unos a los otros”. (D.M.II).
Con esta regla Descartes nos indica claramente la vía de la DEDUCCIÓN. Es decir, en
este proceso de síntesis (que implica ir de lo universal a lo particular) es dónde interviene
el segundo modo del conocimiento (o segunda operación fundamental del entendimiento).
Ahora bien, ¿en qué consiste la DEDUCCIÓN? La deducción es una cadena ordenada
de reflexiones evidentes, que parte de ideas claras y distintas para llegar al conocimiento
de lo más complejo con la misma claridad y distinción que los principios de los que se
parte.
“Y el último. Hacer en todos recuentos tan completos, y revisiones tan generales, que
estuviese seguro de no omitir nada”. (D.M.II).
Con esta regla Descartes pretende que se recuenten y se enumeren todos los pasos
anteriores; tanto de la regla segunda (análisis), como de la tercera (síntesis). Es una
revisión completa y general para asegurarse de no dejar nada fuera. Es decir, no dejar
ningún conocimiento fuera.
EN DEFINITIVA: con este método se extiende la evidencia de la intuición (sólo la intuición
es evidente por sí misma e independiente). Por tanto este método es un método de clara
inspiración matemática. Además, los dos procesos del conocimiento se corresponden con
los dos modos del conocimiento del entendimiento. El análisis con la intuición (ideas
claras y distintas) y la síntesis con la deducción (permitiéndonos prolongar la evidencia a
lo desconocido).
3.2) LA DUDA METÓDICA.
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Como ya se dijo en la introducción a Descartes, su objetivo era encontrar verdades
absolutamente ciertas, de las que no su pudiera dudar. Esto es, verdades evidentes por sí
mismas para fundamentar el edificio del conocimiento con absoluta garantía. Para ello
elaboró EL MÉTODO compuesto por las cuatro reglas. Ahora bien ¿POR DÓNDE
EMPEZARÁ ENTONCES LA BÚSQUEDA DEL CONOCIMIENTO VERDADERO?
Este método de Descartes que parte de la duda, está escalonado en TRES FASES,
CADA VEZ MÁS RADICALES:
Pero una vez hecho esto, Descartes irá más lejos todavía. Además de dudar de que las
cosas, los objetos materiales de la realidad sean tal y como los percibimos,
radicaliza más la duda y se formula la siguiente pregunta: “¿Podemos dudar de la
existencia de todos los objetos que percibimos, incluso de nosotros mismos que estamos
en él?”
B) SEGUNDA FASE: HIPÓTESIS DEL SUEÑO (la dificultad de distinguir la vigilia del
sueño).
Descartes reflexiona sobre lo difícil que es en muchas ocasiones distinguir entre el sueño
y la vigilia, porque hay sueños tan reales, que solo al despertar nos damos cuenta de que
estábamos soñando. Ello nos permite pensar en la posibilidad de que podría ser que
estemos dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo (material) son
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representaciones del sueño. Es decir; QUE LA REALIDAD SEA PARTE DE UN SUEÑO.
En esta fase Descartes no sólo duda de que la realidad sea tal y como la percibimos, sino
que también DUDA DE LA EXISTENCIA DE LA MISMA REALIDAD. Esta postura puede
parecer una locura, pero hay que recordar que Descartes busca la certeza absoluta, y
rechaza todo aquello sobre lo que se pueda dudar lo más mínimo. Por tanto, ahora el
filósofo francés, dará un paso más radical respecto del anterior.
Aquí Descartes alcanza la duda más radical, conocida como “DUDA HIPERBÓLICA”. Va
un paso más allá que con las anteriores fases. ¿PERO EN QUÉ CONSISTE?
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Por ello para Descartes “Cogito ergo sum” es una verdad inmediata conocida por la
intuición, que era el modo del conocimiento humano que nos proporcionaba el
conocimiento de una idea simple de un modo evidente (cuya verdad no tiene que
demostrarse), y además, de un modo claro y distinto. EL COGITO (la conciencia) es una
experiencia única que se capta de forma inmediata. Aquí se da una relación inmediata,
necesaria y simultánea entre el PENSAR (PENSAMIENTO) Y EL SER (EXISTENCIA).
Por ello es la primera verdad, no sólo porque es el resultado de la intuición, sino porque
tiene las dos características propias de toda verdad evidente: LA CLARIDAD Y LA
DISTINCIÓN. Es más, ha superado todas las fases de la DUDA METÓDICA. Por
tanto, esa primera verdad, el cogito, nos informa de la existencia del SUJETO (DEL
YO) y de qué es ese YO. Considera que ese “yo” no es un cuerpo (la duda metódica
lo ha demolido todo), ese sujeto o yo es PENSAMIENTO. ES UNA COSA QUE
PIENSA: UNA SUBSTANCIA PENSANTE O “RES COGITANS”.
Ahora bien, para Descartes pensar no solo implica tener ideas. Pensar es una capacidad
general que abarca otras como puedan ser: el entender, el querer, el imaginar, el sentir…
Descartes por tanto sale de la duda con el conocimiento de la existencia del YO, que es
una cosa que piensa y siente. Por tanto el COGITO además de ser la primera verdad
es EL MODELO DE TODA VERDAD, ES EL CRITERIO GENERAL DE CERTEZA.
Visto lo visto, para Descartes “PIENSO, LUEGO EXISTO” es una proposición verdadera,
que además es clara y distinta. Por tanto concluye que: todo lo que se conciba de
forma clara y distinta es absolutamente verdadero. PERO ESTO DEBE
DEMOSTRARLO.
¿CÓMO LO DEMOSTRARÁ?
Descartes tendrá que demostrar para ello, la EXISTENCIA DE DIOS, que es
absolutamente perfecto, bondadoso y no engañador. Por tanto, como nosotros hemos
sido creados por él (que es perfecto y bueno), y no nos puede engañar, no puede
consentir que cuando yo conciba algo como claro y distinto sea falso o erróneo. Por tanto
es absolutamente verdadero. Y ello, como veremos más adelante lo demuestra partiendo
de la IDEA QUE TENGO DE DIOS, QUE ES CLARA Y DISTINTA, Y POR TANTO
VERDADERA (CONTANDO CON SU TEORÍA DE LA REALIDAD OBJETIVA DE LAS
IDEAS QUE TAMBIÉN VEREMOS MÁS ADELANTE).
A partir del Cogito (de la primera verdad), Descartes tendrá que enfrentarse a un
problema, a saber: ¿Cómo demostrar o deducir la existencia de la realidad
extramental (el mundo material) partiendo solo de la existencia del pensamiento?
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La respuesta a este problema lo da mediante su teoría de las ideas. Ahora bien, cabe
incidir en que Descartes cambia el concepto de IDEA que se había tenido hasta ese
momento en la filosofía anterior. Por ejemplo:
-Desde Platón, la idea es una FORMA O MODELO IDEAL cuya existencia es más real y
perfecta que la de la realidad material, que es una copia de la misma. Su existencia es
independiente de la misma y de la mente del sujeto.
-En la Edad Media, la idea es una especie de intermediario entre el pensamiento y el
objeto pensado. Lo que se piensa es directamente el objeto.
Por tanto, ¿cómo demostrar que mi idea de mundo se corresponde con una realidad
extramental? ¿cómo demuestra Descartes la realidad exterior a su pensamiento?
Para ello Descartes analiza primeramente las ideas, y en ellas distingue un doble aspecto:
a) Las ideas son modos de pensamiento, es decir, son actos mentales. Con respecto
a esto todas las ideas son iguales.
b) Las ideas son imágenes que representan algo, son como fotografías que tienen un
contenido OBJETIVO REPRESENTATIVO, ESTO ES, TIENEN REALIDAD
OBJETIVA. Con respecto a esto, las ideas son distintas porque cada idea parece
representar cosas distintas. Pues bien, esta teoría de la realidad objetiva de las
ideas nos dice que, aunque las ideas se den en nuestra mente, no siempre son
subjetivas. Es decir, si una idea es cierta y verdadera, entonces el objeto al que
representa en la realidad exterior también es cierto y verdadero, por tanto existirá.
Ahora Descartes pasará a analizar aquello que es diferente en las ideas: SUS
CONTENIDOS. Para él unas ideas poseen más realidad objetiva que otras (las piedras
fpor ejemplo tienen más realidad objetiva que los colores).
5.1)TIPOS DE IDEAS.
A)IDEAS ADVENTICIAS: Son ideas que “parecen” provenir del exterior (fuera de
nuestro pensamiento), “parecen” provenir de nuestra experiencia o percepción sensible
(sentidos). Pero ¿por qué afirmamos que “parecen”? Porque todavía no se ha demostrado
la existencia de la realidad exterior al pensamiento.
B)IDEAS FACTICIAS: Son ideas que nuestra mente construye a partir de otras ideas
(mezcla ideas para crear otras ideas distintas). Son creadas por la imaginación. Estas dos
ideas en definitiva no nos sirven para demostrar la existencia o certeza del mundo
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exterior.
ENTONCES, ¿DÓNDE ESTÁ LA CONEXIÓN ENTRE MI PENSAMIENTO Y EL MUNDO
EXTERIOR?
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1) EL ARGUMENTO DE LA CAUSALIDAD (aplicada a la idea de infinito:Dios, es
decir, aplicada a la idea de ser infinito): Se basa en la teoría de la realidad
objetiva de las ideas que ya hemos visto. La idea como realidad objetiva o
representativa (imagen) que hay en mi pensamiento DEBE TENER UNA CAUSA
REAL DE SU EXISTENCIA, además, esa causa debe ser proporcional a la idea
misma. Es decir, la idea de un ser infinito no ha podido se causada por mí mismo,
porque yo soy un ser finito e imperfecto, por tanto ha tenido que ser causada por
un ser cuya realidad (formal, en acto) sea proporcional a esa idea, es decir: POR
UN SER INFINITO. DE AHÍ SE INFIERE NECESARIAMENTE QUE ESE SER
INFINITO EXISTE Y ES DIOS. Porque solo Dios es perfecto e infinito.
Por tanto, si todos los hombres tienen una idea de Dios (entendida como un ser
que es imposible pensar otro mayor que él, puesto que es lo más grande y
perfecto), ese ser debe existir no sólo en nuestro pensamiento, sino también en la
realidad. Porque si no, podríamos pensar un ser mayor que Dios (que tuviera la
perfección de la existencia) Y ESO ES CONTRADICTORIO. Por eso Dios no solo
debe existir en el pensamiento, sino también en la realidad.
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-Ahora bien, ¿CÓMO DEMUESTRA DESCARTES A PARTIR DE LA GARANTÍA DE
DIOS, LA EXISTENCIA DEL MUNDO MATERIAL, DE LA REALIDAD EXTERIOR?
Si Dios garantiza la verdad, y resulta que es un hecho que existe el error, es decir, que
nos equivocamos, ¿de dónde proviene el error? El error no es atribuible a Dios porque
este es perfecto, veraz, bueno…pero tampoco a nuestra razón, que bien dirigida
alcanzará la verdad. Nuestra razón funciona bien porque hemos sido creados por Dios
que es perfecto. Por tanto ¿a quién es atribuible el error?
En definitiva, EL ERROR surge cuando intentamos, nosotros que somos seres finitos e
imperfectos, extender nuestra voluntad que es infinita, a cosas que nuestro entendimiento,
que es finito, no puede percibir clara y distintamente. Es más, el problema del error está
estrechamente relacionado con la facultad de la voluntad y en concreto con el problema
de la libertad. En ocasiones la voluntad se equivoca, bien afirmando con precipitación la
verdad de alguna idea del entendimiento que es oscura y confusa; y en otras ocasiones,
por prevención, niega una idea que es clara y distinta. Dios no se equivoca, es perfecto, y
de hecho él nos creó de tal modo que nuestras facultades funcionasen perfectamente. Sin
embargo el error se da, y eso es porque nos creó libres, y podemos por tanto elegir, por lo
que cuando se da el error los que nos equivocamos somos nosotros (no Dios), ya que no
utilizamos correctamente esas facultades que Dios nos dio.
De este modo, el tema central de la voluntad es la libertad, porque la posibilidad del error
se deriva de la libertad del hombre (libre albedrío). Es la voluntad la que, según el uso
que hagamos de ella, puede llevarnos al error (mal moral) o la verdad (bien moral).
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racionalismo).
3).EL MUNDO MATERIAL (de las cosas u objetos corpóreos, al que pertenece mi propio
cuerpo): TAMBIÉN LLAMADA SUSTANCIA EXTENSA O MATERIAL (O RES EXTENSA).
Ahora bien, en sentido estricto, teniendo en cuenta esto, sólo Dios sería sustancia,
porque es el único ser que puede existir por sí mismo. A pesar de ello Descartes piensa
que la definición de sustancia se puede aplicar por analogía a aquellos seres de los
que percibimos con claridad y distinción que no necesitan de ninguna otra cosa
para existir, EXCEPTO DE DIOS. Y ESTOS SON:
Estos existen independientemente el uno del otro. Esto es, no se necesitan mutuamente
para existir, pero sí de Dios en definitiva. No obstante Descartes considera que nosotros
no podemos percibir directamente la sustancia. Por tanto solo podemos conocerla o saber
de su existencia POR SUS ATRIBUTOS, que son cualidades o propiedades de la
sustancia que no existen por sí mismas (dependen de la sustancia misma). Además, cada
sustancia tiene un atributo propio que constituye su esencia o naturaleza. El atributo
esencial del YO es el PENSAMIENTO. Y el atributo esencial de las cosas materiales es
LA EXTENSIÓN. Y todo ello lo podemos percibir clara y distintamente.
Descartes ha demostrado la existencia de todas las cosas materiales, pero ¿Todas las
cualidades que percibimos en las cosas tienen realidad objetiva? La respuesta es
NO. Descartes basándose en Galileo diferencia entre:
CUALIDADES PRIMARIAS: Solo estas tienen realidad objetiva en los cuerpos porque las
percibimos clara y distintamente y porque pueden expresarse matemáticamente. Por
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ejemplo: extensión, volumen, movimiento, figura…y existen independientemente del
sujeto.
Para Descartes pues, el verdadero conocimiento del mundo material se limita a las
cualidades primarias, a partir de las cuáles deducirá las leyes de la física del movimiento,
A TRAVÉS DE UNA INTERPRETACIÓN MECANICISTA DE LA NATURALEZA.
Ahora bien, aquí el problema está en explicar cómo se relacionan esas dos sustancias.
Descartes, en el que quizás, sea uno de los puntos más débiles y menos satisfactorios de
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su sistema filosófico, explica que, el contacto o interacción entre el cuerpo y el alma se
produce en el cerebro, en el centro y en la parte más baja del mismo, en concreto en la
glándula pineal, que es dónde reside el alma, y no da ningún tipo de explicación más.
Esta teoría es más acertada para poner a salvo la libertad humana. La relación cuerpo-
alma, es una lucha constante entre las pasiones naturales que pertenecen al cuerpo
(sentimientos, emociones, percepciones…) y la razón y la voluntad, que son facultades
del alma. Las pasiones afectan al alma pero se originan en el cuerpo, caracterizándose
por ser involuntarias e irracionales, y es por ello por lo que el alma y en especial la
voluntad, debe someterlas a su control. Es decir, las pasiones en sí mismas no son ni
buenas ni malas, sino que son “buenas” o “malas”, según el uso que se haga de ellas, por
eso hay que aprender a gobernarlas; y es precisamente la razón, la que debe
proporcionar el conocimiento y los juicios para que la voluntad domine a las pasiones y
nuestras acciones sean las adecuadas. Y aquí, en esta lucha del alma por controlar y
encauzar las pasiones es dónde interviene la LIBERTAD.
8.3) LA LIBERTAD.
Para Descartes, la libertad sólo puede darse en el alma, porque el cuerpo (res extensa)
está sujeto a las leyes mecánicas necesarias del universo. De acuerdo con Descartes, el
alma tiene dos partes, o más bien, dos facultades o capacidades, a saber: a) El
entendimiento, que es la facultad de pensar, de tener intuiciones evidentes, claras y
distintas; y b) La voluntad que es la facultad de afirmar o negar juicios y valoraciones, y
nuestro autor la identifica con la libertad. Ahora bien, hay que tener en cuenta el ERROR.
*NOTA: Volvemos a incluirlo porque aquí también cabe explicarlo, no obstante aquí
lo resumimos algo más (Problema del error): A veces, la voluntad se equivoca, bien
afirmando con precipitación la verdad de alguna idea del entendimiento que es oscura y
confusa; y en otras ocasiones, por prevención, niega una idea que es clara y distinta. Dios
no se equivoca, es perfecto, y de hecho, nos creó de tal modo que nuestras facultades
funcionasen perfectamente, sin embargo el error se da, y eso es porque nos creó libres,
por lo que cuando se da el error, nos equivocamos nosotros que no utilizamos
correctamente esas facultades que Dios nos dio. Por ello el tema central de la voluntad es
la libertad, porque la posibilidad del error se deriva de la libertad del hombre (libre
albedrío). Es la voluntad la que, según el uso que hagamos de ella, puede llevarnos al
error (mal) o a la verdad (bien).
Ahora bien, en defintiva ¿En qué consiste la libertad?: La libertad, de acuerdo con
Descartes, es la capacidad de la voluntad para elegir entre diversas opciones que al
entendimiento se le presentan con claridad y distinción como lo bueno y lo verdadero.
Pero… ¿hay libertad si no queremos elegir ninguna opción? Descartes piensa que no, si
hay indiferencia no hay libertad porque la indiferencia se debe a la ignorancia del
entendimiento. Por eso al estar confusos no podemos elegir, porque no conocemos la
verdad, y no podemos elegir por tanto. Así que, de ese modo no hay libertad. Solo cuando
el entendimiento tiene ideas claras y distintas sobre lo que es bueno y malo, verdadero y
falso, la voluntad puede elegir con PLENA LIBERTAD (Intelectualismo moral socrático). La
libertad por tanto es el sometimiento de la voluntad al entendimiento. Ésta es la idea
central de la ética cartesiana, que es de origen estoico.
9) ALGUNAS REFLEXIONES FINALES: CONCLUSIONES.
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NOTA: Perfectas para concluir una redacción de Descartes; siempre, claro está en fun-
ción del título de la misma:
Si el título tiene relación o engloba los siguientes contenidos; se podrá utilizar:
EL COGITO (O CRITERIO DE CERTEZA), TEORÍA DE LAS IDEAS Y DEMOSTRACIÓN
DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
CONSISTE EN LO SIGUIENTE:
Descartes establece el criterio de las ideas claras y distintas como algo absolutamente
cierto ( es decir: todo lo que concibo de modo claro y distinto es totalmente verdadero) A
PARTIR de la existencia de un DIOS PERFECTO, BENEVOLENTE y que, por tanto, NO
NOS PUEDE ENGAÑAR ( así cae la hipótesis del genio maligno definitivamente). Pero a
su vez, demuestra la existencia de ese DIOS A PARTIR de nuestras ideas claras y distin-
tas de él. ESTO SIGNIFICA INCURRIR EN UN ARGUMENTO CIRCULAR INFINITO,
QUE NO SE PUEDE DEMOSTRAR.
ES DECIR: Todo lo que concibo como claro y distinto es absolutamente cierto y verdade-
ro; pero ¿POR QUÉ?; porque he sido creado por Dios que es un ser absolutamente per-
fecto e infinito que no me puede engañar, además me ha creado con la facultad de juzgar
correctamente. Así mi facultad de razonar está garantizada por la existencia de Dios, y las
dudas iniciales que tenía Descartes se desvanecen definitivamente.
EN DEFINITIVA: Si esto es así, sólo cometiendo petición de principio sobre si nuestras fa-
cultades son seguras para nosotros podremos justificar el conocimiento obtenido por
ellas. Es decir no se puede demostrar la fundamentación cartesiana, hay que creérsela
como punto de partida, como un axioma matemático.
Para Descartes Dios sería un puente que unía su mundo interior con “algo” exterior a ese
mundo.
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TRADICIÓN FILOSÓFICA; a saber, LA FILOSOFÍA DEL SUJETO, DE LA SUBJETIVI-
DAD, rompiendo con la tradición griega. La cuál podríamos sintetizar afirmando que:
TODO NUESTRO ACCESO AL CONOCIMIENTO DEL MUNDO (REALIDAD EXTERIOR)
ESTA MEDIADA POR EL PROPIO SUJETO (POR NUESTRA CONCIENCIA).
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