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Segundo parcial
En este texto Veron habla de un estudio que hicieron de las condiciones de recepción de
algo
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Gramáticas de reconocimiento:
Hay que pensar entonces en los distintos grados de pertinencia o campos de efectos
posibles, el resultado de la lectura del discurso publicitario. Una publicidad es pertinente
cuando la lectura que hace el receptor asocia el mensaje, indirecta o directamente, a
eventuales conductas de compra propias o de sus allegados, las personas en cuya
conducta de compra puede influir. Hay varios grados de pertinencia (se refiere a
diferentes grados de involucramiento de los receptores con el discurso que están
decodificando):
● Pertinencia fuerte: los lectores leen la publicidad como esta espera ser leída.
Puede ser directa o indirecta. Directa: cuando los mensajes pueden llegar a
orientar o reforzar la conducta de compra de un individuo que forma parte del
target. Indirecta: en esta categoría hay que distinguir tres roles: consumidor,
comprador y prescriptor. El consumidor es quien efectivamente consumirá lo
comprado; el comprador es quien decide qué comprar; y el prescriptor es quien
efectúa la compra. Por ejemplo, las publicidades de productos para niños solían
orientarse a las madres ya que ellas son quienes prescriben y administran las
compras. Con la creciente autonomía de consumo de los niños, la publicidad
apunta más hacia ellos en calidad de consumidores, para que presionen a sus
madres. Por otro lado, en el día de la madre, los productos no se dirigen a las
mujeres, las consumidoras implícitas, sino a la familia en calidad de
compradores/prescriptores. Es decir, se tienen en cuenta los mecanismos
interactivos que influyen en las conductas de compra.
● Pertinencia nula: Puede ser objetiva o subjetiva. Objetiva: los mensajes
publicitarios no activan o refuerzan la conducta de compra porque llega a lectores
a los que objetivamente el producto no les sirve. Subjetiva: los motivos que
imposibilitan el acto de compra tiene que ver con razones subjetivas más difíciles
de prever, como los gustos.
● Pertinencia interdiscursiva: está entre los dos extremos anteriores. Los
mensajes no tienen pertinencia fuerte para persuadir una compra, pero pueden
tener efectos en otras conductas de compra del mismo individuo. Estos discursos
publicitarios recuperan elementos, códigos y esquemas de otras publicidades
previas. Por ejemplo, la experiencia de recepción de las publicidades de
cosméticos femeninos que han tenido los hombres, incentivó fuertemente al
lanzamiento de los primeros productos cosméticos masculinos. Estos reenvíos
interdiscursivos de una publicidad a la otra son múltiples y completos, pasar de
un sector a otro del consumo y hasta interrelacionan sectores muy alejados entre
sí.
Verón parte de los mismos postulados que en el estudio anterior, y agrega una
aclaración entre el alcance de métodos cuantitativos y cualitativos para estudiar el
reconocimiento. Mientras los estudios cualitativos permiten construir colectivos
caracterizados por la puesta en práctica de determinadas operaciones semióticas
captables en la palabra y los comportamientos de los receptores, los cuantitativos
permiten construir colectivos estadísticos. Los cualitativos pueden ser una mejor puerta
de entrada, no porque los estadísticos no sean pertinentes, sino porque se pierden
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detalles, sutilezas. Propone trabajar con ambos, pero con el énfasis en los cualitativos.
Critica la noción de “público”.
Para ver si lo único que esas personas tenían en común era el recorrido o no, Verón
realizó entrevistas (primero conversaba con ellas en un espacio aislado sobre la relación
con el centro, luego rehacía la visita con ellos, y, por último, los invitaba a ver y
comentar el video de su propia visita), y encontró que:
● Las hormigas valoraban ser guiados por una lógica fuerte y clara, eran
metódicos, buscaban que su tiempo se tradujera en un aprendizaje, etc. Las que
más se adaptan al lector ideal.
● Las mariposas eran la mayoría de los interesados en el tema y en cómo fue
trabajado por el museo (en el enunciado y la enunciación), y tenían una actitud
más activa.
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● Los peces eran visitantes asiduos del museo, que habían ido para ver qué estaba
expuesto en esa oportunidad; captación ligera y sin compromiso del ambiente.
● Las langostas no tenían una motivación temática específica, sino que se sentían
atraídos por algo que las interpelaba en términos personales.
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de caer en un discurso psicologizante o impresionista. Así, esta semiótica se centró en el
estudio del sentido manifiesto, del texto enunciado, y dejó atrás la vida, dejó de pensar
cómo es que nuestra presencia en el mundo tiene sentido. Landowski sostiene que la
vida y la ciencia no son irreconciliables, y que esta semiótica tendría como objeto de
estudio la dimensión experiencial del sentido, que puede ser objeto de un acercamiento
rigurosos, y que en el plano teórico, supone un proceder que es inseparable de la
semiótica. Esta renovación de la disciplina permitiría ampliar su alcance, prácticas y
desafíos, a partir de pequeños complementos y modificaciones sobre modelos anteriores
que permitirían reformular la cuestión existencial originaria.
Esta semiótica va a superar entonces las limitaciones del modelo estructural, y propone
estudiar lo que hacemos con los textos y lo que nos textos hacen con nosotros que los
leemos.
Un texto no contiene una significación, sino que puede recibir una a condición de que un
sujeto la construya. Ésta va a depender entonces, del intextexto que tome en cuenta
quien la construye y del contexto en el que se haga.
La tarea del semiólogo no puede entonces referir a establecer qué puede significar un
texto a partir de sus estructuras, de forma inmanente, sino que tiene que ver con cómo
dar cuenta de lo que los objetos de sentido hacen en nosotros, dar cuenta de la vivencia
de la lectura, en tanto que operación que otorga sentido a los textos. Este sentido
proviene no sólo de lo cognitivo, sino también de lo estésico.
El orden de significancia de la semiótica narrativa, la significación objetivada,
textualizada, no puede más que reflejar imperfectamente las modulaciones del sentido
vivido de la experiencia de la gente y las cosas que nos rodean.
Pasar de una semiótica del texto a una semiótica de la significación supone ampliar el
campo de pertinencia con relación a la práctica dominante. Habrá una profundización,
desde lo más externo al sujeto (el texto) hacia lo más interno al sujeto (la experiencia
de sentido tal como el sujeto la viva) pasando por un nivel intermedio: la configuración
de significación construida intersubjetivamente por los coparticipantes en interacción.
Esta nueva semiótica va a crear un cuerpo nuevo de conceptos que tiene por objeto
ampliar la teoría para estudiar la vida sin perder el rigor de las ciencias.
1) Las lógicas complementarias de la junción y la unión:
La semiótica estructural tenía la hipótesis de que todas las fluctuaciones que nos afectan
nuestra condición material y moral de sujeto dependen de operaciones de junción, que a
veces nos ponen en posesión de lo que deseamos y otras nos privan de ello.
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2) Regímenes de sentido en la interacción:
a) Programación, régimen de sentido fundado en la regularidad, que refiere a la
inmutabilidad de los roles temáticos asignados a los actantes. Supone programar el
comportamiento de las cosas y las personas a tal punto de garantizar hasta el más
mínimo detalle.
b) Manipulación, régimen de sentido basado en la intencionalidad. Supone llegar
a un fin manipulando a otros.
c) Ajuste, régimen de sentido fundado en la sensibilidad. Los sujetos se dejan
llevar por su institnto, olfato, capacidad para sentir ante una situación para poder
sacar el mejor partido posible de ella.
d) Asentimiento, régimen de sentido fundado en la suerte. Los sujetos se fían de
su buena estrella esperando algún feliz accidente.
Estos regímenes corresponden a distintas maneras de ser, que tienen que ver con
distintas maneras de ver el mundo, y corresponden a datos psicológicos. La semiótica
estándar, había dado cuenta únicamente de los primeros dos, pero una que buscara dar
cuenta de las prácticas efectivas debe amplar el abanico, sumando nuevos regímenes a
partir de los cuales los anteriores pierden el monopolio aunque no la pertinencia.
3) Regímenes de significancia o formas de estar en el mundo:
Hay distintas maneras de mirar el mundo y de hacerlo significar.
Lectura:
Vinculada a lo cognitivo. Supone entender el mundo como una red de signos a descrifrar,
por lo que la comprensión está siempre vinculada al desciframiento de sentidos
manfiestos que “quieren decir algo/significan algo”.
Captación:
El mundo ya no es visto como algo que hay que descifrar o leer, sino que tiene que ver
con dejarse impregnar por las cualidades sensibles de las cosas y los seres cuya
presencia nos rodea.
La mirada que es puesta sobre un objeto, no depende de este. Todo objeto puede ser
visto como portador de significaciones o como algo que tiene sentido más allá de los que
significa en términos narrativos, que significa de modo estésico.
Hay una correlación entre los regímenes de sentido en la interacción y los regímenes de
significancia. La lectura, en el plano de la intracción, se relaciona con la manipulación y
la programación; mientras que la captación se vincula al ajuste y al asentimiento.
Conclusión:
Narratividad:
Es el conjunto de los discursos que fijan la identidad, la regularidad, la necesidad y la
racionalidad de todo lo que existe.
Se trata de un discurso de la aserción, de lo inteligible que, ante la experiencia incierta
de lo real, permite fijar significaciones reconocibles, legibles que se suponen de
antemano se encuentran instalados en la forma manifiesta de lo que es.
Experiencia:
Es un discurso de la interrogación sobre el sentido, de los efectos de sentido que surgen
de lo que adviene al sujeto, sea desde fue en forma de figuras estésicas que lo
impresionan, conmueven o afectan, desde desde dentro bajo la forma de impulsos que
provienen de la dinámica del cuerpo y del inconsciente.
Fontanille— Introducción: Figuras semióticas del cuerpo
Esta semiótica: abierta a la dimensión de la experiencia, hace un descripción
experiencial de nuestra relación con el sentido.
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Fontanille— Introducción: Figuras semióticas del cuerpo
Fontanille pertenece a aquel grupo de semióticos para los cuales el cuerpo es, ante todo,
donde se encuentra la experiencia sensible y la instancia de relación con el mundo en
cuanto fenómeno, en la medida que esa experiencia puede prolongarse en prácticas
significantes y en experiencias estéticas. Junto a Claude Zilberberg elaboró las bases
teóricas de la semiótica tensiva, y se ocupa principalmente de la “encarnación” de esa
tensividad en el cuerpo sensible.
A partir de la presencia del cuerpo en la teoría semiótica, todos los dispositivos clásicos
adquieren “corporalidad” y aparecen como “fenómenos” capaces de ser percibidos. Para
la teoría semiótica del cuerpo, la cuestión a resolver es cómo el cuero deviene en
actante, el cual debe ser concebido como una posición corporal.
Fontanille distingue dos instancias dentro del cuerpo: la carne y el cuerpo propio. La
carne es la instancia donde se resiste tanto como se colabora con la acción
transformadora de los estados de cosas, cumpliendo a su vez con el rol de “centro de
referencia” o “toma de posición”. El cuerpo propio es lo que se constituye en la
semiosis, construyéndose junto a los dos planos del lenguaje en el discurso; es el
portador de la identidad en construcción y en devenir.
El cuerpo tiene capacidad de sentir, con lo que Fontanille introduce los “modos de lo
sensible” y la “sintaxis figurativa”; esta última tiene autonomía con respecto a los modos
de lo sensible, pero proviene de estos.
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Al preguntarse por la operación que reúne los dos planos de un lenguaje, el cuerpo se
vuelve fundamental, independientemente de si se lo trate como sede, vector u operador
de la semiosis. Es la única instancia común a las dos caras o los dos planos del lenguaje,
capaz de garantizar su unión en un conjunto significante.
Fontanille trae a colación el recorrido generativo, empezando por Greimas, que, en los
setenta, se propuso organizar el conjunto de los componentes de la teoría semiótica en
un único modelo generativo, en el que se escalonan los diferentes niveles, desde los más
abstractos hasta los más concretos. Esto no va más allá de ser un “simulacro formal”,
caracterizado por una estratificación lógica. El recorrido generativo se recorre y se
convierte por sí mismo, automáticamente. Para tener en cuenta un operador, era
necesario pasar de un modelo de estratificación lógica, estático, a un modelo topológico,
dinámico.
Si las conversiones que se producen entre niveles se tratan como fenómenos, y no como
operaciones lógicas, entonces aparecen como operaciones que implican un sujeto
epistemológico dotado de un cuerpo que percibe contenidos significantes. A cada cambio
de nivel de pertinencia, podemos atribuir la rearticulación de las significaciones a la
actividad de ese operador sensible y “encarnado”: es el que percibe las significaciones de
un primer nivel como tensiones entre categorías y conflictos graduados, y de esa
percepción extrae nuevas significaciones, articuladas en forma de “valores posicionales”
en el nivel de pertinencia siguiente.
El retorno del cuerpo a la teoría semiótica es una alternativa a las soluciones logicistas:
en lugar de tratar los problemas teóricos y metodológicos como problemas lógicos, es
posible tratarlos desde un ángulo fenoménico, que requiere al cuerpo como operador. A
partir de la percepción y presencia sensible de esos fenómenos, es posible analizar la
formación de las diferencias significativas y de las posiciones axiológicas. Además, la
semiótica de las pasiones es una alternativa a una semiótica psicoanalítica.
El acto fallido es tan significativo como el acto intencional, y el “accidente” es una figura
de discurso comparable a una figura de retórica. A su vez, el proceso de semiotización
del entorno, en especial de objetos y lugares, ya no se trata solamente de aplicar
conocimientos y análisis propios de la semiótica a objetos de otras disciplinas, sino que
es un proceso de elaboración de la significación a partir de la experiencia corporal de
objetos y lugares, del mundo que nos rodea.
La aproximación semiótica al cuerpo debe ser doble, debido al doble estatuto del cuerpo
en la producción de conjuntos significantes:
Para la semiótica de Fontanille, la forma y las transformaciones de las figuras del cuerpo
aportan una representación discursiva de las operaciones profundas del proceso
semiótico. Entonces, es posible trazar un recorrido generativo de la significación, ya no
formal y lógica, sino fenoménica y encarnada. Las figuras discursivas del cuerpo
(movimiento, envolturas corporales) dan acceso a estas representaciones profundas de
la semiosis en acto, y las diferentes formas de los campos sensibles y perceptivos
fundan las formas del campo enunciativo del discurso.
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Fontanille - Figuras semióticas del cuerpo: La envoltura y la carne móvil
Antes de los desarrollos de estos autores, las semióticas del cuerpo eran gestuales y
mimo-gestuales. Es decir, que consideran a estos fenómenos como aquello que
acompaña a la comunicación verbal, sólo toman el cuerpo como modelo mimético de
cualquier otra figura significante. Para estas perspectivas, el cuerpo es un ayudante de la
comunicación.
Sin embargo, el gesto comunicativo puede guiar y servir como principio para reconocer
la intencionalidad subyacente de dichas figuras. A las viejas concepciones del cuerpo
como ayudante, se le puede oponer la noción de cuerpo para el psicoanálisis: no es un
instrumento, sino la fuente y sede de las pulsiones. El cuerpo es en esta mirada la
sustancia semiótica a partir de la que adquiere forma el actante semiótico.
Hay un pasaje, entonces, del cuerpo comunicante (en las teorías previas descritas al
comienzo) al cuerpo significante, de instrumento paraverbal a una forma proactancial.
Hay dos representaciones del cuerpo:
1. Movimiento (fuerzas): la unidad de la carne se basa en una síntesis kinestésica.
2. Envoltura (forma): la unidad del cuerpo se basa en una síntesis cenestésica y
holística.
La semiótica del cuerpo debería describir las interacciones entre la carne móvil y la
envoltura.
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Dentro de un testimonio se pueden distinguir tres operaciones:
Fontanille trae a colación el caso del reportaje, que se sostiene en testimonios, ya que
la legitimidad y la credibilidad de su enunciación dependen de la percepción directa y la
presencia física del reportero en los lugares de los acontecimientos. El autor realiza una
tipología de los distintos tipos de observador: focalizador, espectador, y asistente. A
cada uno le corresponde una actividad narrativa: al focalizador le corresponde el rol
de narrador; al espectador, el de relator; al asistente, el de testigo. Sin embargo, al
espectador se le asigna un cuerpo virtual, lo cual es contrario al sujeto de enunciación
del reportaje, que posee un cuerpo/carne sensible que ha estado en el lugar de los
hechos, lo cual lo califica para enunciar.
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reportaje es preguntarse también sobre las propiedades de esta “segunda dimensión”,
su rol, y cómo se accede a ella.
Casos de reportaje
Fontanille toma tres casos de reportaje para estudiar, que tienen en común la sucesión
de temas, las declaraciones, los comentarios más generales, las retrospectivas históricas
o explicativas. La diferencia, a su vez, está en la motivación de esta organización
argumentativa, que es el recorrido de un cuerpo que atraviesa un espacio, obedeciendo
las limitaciones impuestas a cualquier cuerpo.
El cuerpo obliga a ocupar alguna parte del espacio atravesado y provoca las ocasiones,
los encuentros con los habitantes, que son contingentes (accidentales). En el reportaje,
el encuentro de los cuerpos proporciona una condición modal, la contingencia, para la
autentificación de la historia, puesto que aparecen como representantes del lugar y no
de los objetivos del reportero. Como no forman parte del ejemplo que el reportero
selecciona, las ocasiones son un “detalle específico” ocasional. De esa forma, el cuerpo
del reportero atestigua los accidentes y especificidades sensoriales del lugar, que
constituyen la firma del lugar.
Fontanille también habla de la deixis, una propiedad del cuerpo en tanto cuerpo-punto,
que define una posición. Pone al cuerpo en el lugar y momento en el que toma posición
para enunciar y lo predispone para recoger la significación de todo cuanto perciba.
La envoltura es una “superficie de inscripción”, una interfaz entre los contenidos de los
sentidos y las expresiones cuyas huellas recogió. Con respecto al reportaje, este aún
está en el plano de la anécdota, porque la inscripción significante sobre la envoltura
sensorial no es profunda. Para superar esto, la envoltura del cuerpo-testigo utiliza
ciertas prótesis de registro (cámara, grabador). El cuerpo-testigo, según Fontanille, debe
reunir y conectar una red de solicitaciones sensoriales simultáneas, para extraer la
imagen estable y satisfactoria de un ícono. El reportaje nos acerca a la iconicidad, pero
las impresiones que provoca en el cuerpo sólo motivan y autentifican un recorrido
discursivo regido por otras exigencias. Se debe pasar de un registro inferencial y
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referencial a uno analógico y simbólico. Ahí entra la figura del operador: el cuerpo en
tanto operador analógico como superficie de inscripción simbólica.
Por otro lado, debido a que el reportero, tanto como el historiador, se ve obligado a
evocar un carácter de evidencia correspondiente a una experiencia corporal en un lector,
este debe adoptar estrategias de analogía y paralelismo. Sobre este último, se trata de
utilizar comparaciones; sobre las analogías, se relaciona con que, entre un
acontecimiento y su enunciación, se debe introducir un cuerpo-testigo de relevo, que
será analógico.
-Ver es poder y es, además, adquirir saber. Este proviene de la fuerza de su puesta en
forma.
-Se asocia a lo legible, porque frente al mundo fenoménico, que se presenta como
caótico, aporta legibilidad, claridad y orden.
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-Se instrumentaliza: la cultura ha creado dispositivos que permiten ampliar su alcance
(telescopios, lentes, máquinas fotográficas, artefactos de iluminación,etc)
Por otro lado, la escucha/lo audible es completamente diferente. El oído posee la forma
de un embudo de canaliza los sonidos del exterior al interior. Barthes diferencia 3 tipos
de escucha:
SINESTESIA:
Parret rechaza la concepción de la sinestesia como una simple metáfora así como
también rechaza una concepción minimalista según la cual la sinestesia es una síntesis
de sensaciones generadas a partir de que un objeto se ofrece a los diferentes sentidos.
Así, el autor retomará la concepción de sinestesia de Aristóteles, quien entiende que los
sentidos pueden formar un solo sentido si las sensaciones de varios sentidos se
encuentran sobre un objeto. Otro caso más enigmático de verdadera sinestesia es
cuando se traspone una cualidad de un registro sensorial al otro.
La sinestesia puede explicarse desde dos perspectivas distintas. Según una perspectiva
fenomenológica, no es una mera operación de analogía entre sensaciones sino que
supone una “comunicación” entre datos sensoriales provenientes de diferentes sentidos.
La relación intersensorial es posbile por la unidad primera del sentir. LA articulación del
sistema sensorial en cinco sentidos, supone un fondo indiferenciado en el que hay una
confusión entre sentidos. Pero esta perspectiva tiene problemas para explicar el orígen
del sentido, mientras que, una perspectiva epistemológica, abstrae la cuestión del origen
para enfocarse en la sintestia, a la que concibe como una simbiosis entre diferentes
sensaciones, y será la imaginación del sujeto la responsable de la comunicación de los
sentidos entre ellos.
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Metafora
Estas dos lógicas en realidad no se oponen sino que se superponen y aparecen en la vida
cotidiana. Es una división teórica problemática y recupera la idea positivista de la
existencia de una realidad objetiva distinta a una realidad imaginaria. Por eso, antes de
distinguir entre causalidad científica y significación mítica, el autor habla de una
causalidad de la significación. Porque en realidad la causalidad científica es una forma de
significación pero que se diferencia de las demás porque oculta su naturaleza semiótica y
se presenta como ciencia de la realidad objetiva.
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1. Alex no tiene principios, va contra todas las instituciones y es ultraviolento. Hace
solo el mal.
2. Alex es encarcelado y lo someten a una reprogramación social forzada que hace
que cualquier forma de violencia le genere rechazo. No puede hacer el mal, está
obligado a hacer el bien.
3. Se libera del disgusto inducido y deviene en un ciudadano normal. Puede elegir
hacer mal o bien, es libre (gracias a la música).
Estos estados no están ligados a definiciones éticas, son metamorfosis pasionales y de
estados corporales donde se pone en juego la dimensión del ser (no del hacer).
El protagonista se somete al tratamiento sin saber de qué se trata, lo poco que sabe es
comunicado por un Informador figurativizado por cuatro actores. Además, la relación
entre Alex y los médicos es doblemente hipócrita porque los médicos le dicen que va a
estar todo bien y él asegura que quiere cambiar aunque sólo lo hace para salir de la
cárcel, se pierde el vínculo intersubjetivo fuerte y Alex experimenta el tratamiento como
una experiencia somática distinta a la que le es comunicada, a la que comprende a nivel
cognitivo.
Alex es espectador del film pero también es espectáculo para un otro no identificado (los
médicos, que no aparecen). Deviene sólo un cuerpo negado, casi carne porque está
atado y que sólo puede escuchar, no únicamente por los oídos sino a través de la
superficie somática entera. Se crea un canal sinestésico entre la música y los ojos, el
ritmo externo y el interno del cuerpo.
Esta situación se puede comparar a cuando Alex escucha música sólo en su cuarto, es
una situación inversa pues en ese momento él se prepara para una audición que lo lleva
al éxtasis. También, cuando escucha a Ludwig Van en una habitación y se tira por la
ventana en un intento de suicidio vemos un paralelismo.
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El cuerpo es el límite entre la subjetividad y el mundo, pero es un límite variable que se
redefine todo el tiempo (exterior/interior). Es tratado como un contenido que deviene
continente, a través de sus orificios entran y salen materias de distintos géneros. Al
final, Alex se cura porque logra echar de su cuerpo todo lo que le habían introducido,
pero debe hacerlo por todo su cuerpo que se convierte en un contenedor para la música.
Poder escuchar de nuevo a Beethoven es recuperar el libre albedrío.
Acción y pasión
Para separar la noción de signo de la de representación hay que hacer una serie de
operaciones.
La narratividad
Si pensamos la narratividad en los términos de una teoría de la acción y pasión, ésta ya
no es algo que está presente solamente en un relato como lo pensaban las semióticas
tradicionales, sino que refiere a concatenaciones y transformaciones de acciones y
pasiones. La narratividad es un acto de configuración del sentido variable de acciones y
pasiones que pueden estar organizadas desde el punto de vista de la forma de su
contenido, de su semántica, y pueden ser manifestadas por una forma expresiva distinta
(verbal, gestual, musical, etc…) Los significados narrativos pueden ser expresados
mediante varias sustancias y formas expresivas (no es lo mismo expresar una
narratividad con música que con palabras), que de alguna manera vuelven a definir
estos significados y los transforman.
En suma, se trata de una narratividad que está presente en cada trama de acciones y
pasiones organizada con vistas a una realización de los sujetos y los objetos, de los
valores que están en juego.
La pasionalidad
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La idea de la pasión consiste en apartar definitivamente la oposición pasión-razón y
relacionarlo con la noción de acción. Descartes, en su tratado sobre las Pasiones del
alma , sostiene que la pasión es el punto de vista sobre la acción por parte de quién la
recibe. Es un modelo muy sencillo, gramatical y al mismo tiempo comunicativo: alguien
actúa sobre otro, que le impresiona, le afecta, y el punto de vista de quien padece el
efecto de la acción, es una pasión. De esta forma, el efecto de la acción del otro es una
pasión. La pasión es el punto de vista de quien es impresionado y transformado con
respecto a una acción.
Componente modal: Las pasiones se caracterizan por una radicalidad modal, tanto las
clásicas (poder, querer, saber, deber) como otros tipos de modalidades (cierto/incierto,
posible/imposible, etc) Es como si en el “compuesto” pasional hubiera una especie de
dimensión radicalmente modal. Por ejemplo, la venganza es una pasión del deber, “se ve
obligado a”, o la curiosidad como pasión del saber.
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Componente temporal: En la pasión intervienen otros factores además del componente
modal. En este caso, la temporalidad. Por ejemplo la esperanza, que es un querer algo
que refiere al futuro. En el sentido opuesto, la desesperación es el saber que hay algo
que ya no se puede querer, pero algo que ha sucedido en el pasado. La temporalidad es
crucial en la pasión.
Propone una semiotica que estudie a los signos no como cosas sino como procesos
El objetivo del análisis de las pasiones es mostrar de qué forma las pasiones guían la
estructura narrativa del texto. Para la semiótica clásica, el texto transmitía información;
la novedad de esta semiótica es que postula que también transmite emociones, sugiere
al espectador qué hacer con esas emociones. En todo texto hay una dimensión racional y
una emocional. Se puede medir la eficacia de una acción, no sólo en el intercambio de
conocimientos entre sujetos, sino también de emociones. Donde el texto dice cómo
quiere ser leído intervienen las emociones.
Calabrese propone que las pasiones son un elemento fundamental para un análisis de la
TV, porque son la característica distintiva de cualquier programa y el elemento que
identifica emociones. Así, pone en duda algunas viejas ideas sobre ella. Entra en crisis el
principio de McLuhan según el cual la TV sería un medio “frío”, convirtiéndose en uno
muy “caliente”. En ella, existen géneros pasionalmente diversos, reguladores del
horizonte de expectativas. Las diferentes formas de enunciación suponen diferentes
mecanismos de transferencia de información y emoción (donde se juega la actitud sobre
lo dicho). La TV permanentemente busca hacernos hacer, manipularnos; prescribe lo que
sucede y cómo debemos reaccionar frente a eso.
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Pueden diferenciarse, a grandes rasgos, cuatro géneros en relación a la construcción de
la emotividad: el deporte, la información, el entretenimiento y la ficción. Los géneros de
los mensajes pueden ser analizados, no sólo desde el punto de vista del contenido, sino
también a partir de los tipos de discurso puestos en acto, es decir, la forma en que se
articula la enunciación en sus diferentes componentes (actoralización o definición del
sujeto como actante / espacialización o definición del lugar en el cual se da el acto
comunicativo / temporalización u organización temporal del mismo).
Esta una figura abstracta puede ser realizada en el discurso en diversas formas; suele
coincidir con la persona narrador, pero puede mantenerse implícito. En TV, funcionan
como observador el conductor del noticiero, de un talk show, el público en la sala,
cualquier movimiento de cámara que haga explícita su función como prótesis de
nuestros ojos, etc.
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Actante de la narración, personalizado en general por uno o más actores, que puede ser
realizado por el mismo personaje que cubre otras figuras actanciales. Suele estar
conectado con la posición de poseedor de conocimientos, y propone a los espectadores
un recorrido de búsqueda del saber (físico o simbólico) que ya realizó, y que los
espectadores debemos todavía completar; por lo tanto, está más adelante que nosotros.
Su aparición en el texto siempre está mediada por la aparición del observador. El
informador provee elementos de competencia pasional: asume posiciones eufóricas o
disfóricas y las ofrece a la valoración del espectador. Luego, dependerá del observador
decidir si las mismas coinciden con las del público. Es un espía, una figura típica en
muchos géneros. Es una figura ambigua: está instalado por delegación del enunciador
para funcionar de mediador con el enunciatario, pero, desde el punto de vista del
espectador, tiende a aparecer como un mediador entre sí mismo y el mundo. Posición de
servicio al espectador.
En TV, es un rol asumido por varios actores: periodista; cualquier actor que intervenga
para otorgar un saber que ni el narrador, ni los actores ni los enunciatarios conocen;
cualquier personaje convocado para proporcionar un saber que no se tiene.
Efectos de verdad
Ningún realismo involucra la problemática de cómo “representar lo real”, sino que tratan
distintos modos de “producir lo real”, dado que los sistemas semióticos con los cuales
contamos para nuestro contacto con el mundo, y la acción productiva de las prácticas
sociales, son los que en verdad lo constituyen. Describir el realismo como “modo de
producir lo real” está en sintonía con el giro lingüístico de la filosofía y las ciencias
sociales, con su concepción de la función del lenguaje como configuradora del mundo.
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Se puede distinguir, siguiendo a Aumont, entre efecto de realidad, el efecto generado
sobre el espectador en una imagen representativa por el conjunto de indicadores de
analogía, y el efecto de lo real, el juicio inferencial del espectador acerca de aquello que
ve, ha existido o ha podido existir.
En las polémicas que involucran a los realismos se condensan las tensiones entre lo
nuevo/lo viejo, la forma/el contenido, las prácticas artísticas/las prácticas políticas, el
arte como denuncia, rechazo, desenmascaramiento y concientización, y la valoración del
gesto expresivo y político de los artistas que optan por tematizar la realidad circundante
que lo interpela.
Por otra parte, los atributos de realista y costumbrista funcionan como un criterio de
ponderación de la crítica hacia las producciones ficcionales de la televisión cuando éstas
ponen en escena personajes, escenarias y conflictos que son reconocibles en el verosímil
de género y al mismo tiempo en el verosímil social.
En lo que atañe a lo no ficcional, si se atiende a los recorridos indiciales que las cámaras
y la edición instauran como mirada sobre los cuerpos, se ven ciertos procedimientos
vinculados a una modulación realista de representación audiovisual. Por ejemplo, si se
va a representar un barrio marginal o villa de emergencia, la cámara realiza planos
modelados a partir de clichés, calles de tierra, niños descalzos, basura acumulada, etc.
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Los conductores y sus espacios se presentan como dobles de los televidentes a partir de
relaciones de orden icónico: analogía establecida en función de la apariencia, la
indumentaria y otros artefactos que se acoplan a las convenciones vigentes o de moda,
según un rango de patrones idiosincrásicos reconocibles: clase, región cultural, edades.
Esta hibridación entre ficción y no ficción es la que hace surgir preguntas como “¿es así o
se hace?, ¿es de mentira o de verdad?”. El interjuego entre operaciones que tienen a los
cuerpos como soportes y las operaciones de su puesta en imágenes constituye la base
para pensar la enunciación de este tipo de emisiones, leídas en recepción como no
ficcionales, o ambiguas. Implica una perspectiva modal que entender que los cuerpos se
comportan como enunciados ostensivos (orden de lo factual). Los valores de verdad,
falsedad, fingimiento no son puestos en juego en este dominio del dispositivo tensivo
que se pone en funcionamiento con la mediatización de cuerpos y más aún, cuando ésta
se articula con la mirada a cámara. Los cuerpos, en tanto “carne”, “cosa del mundo”, se
comportan en su mediatización televisiva no ficcional como soporte material en donde
quedan inscriptos índices de estados afectivos, y habilitan la emergencia de otras
modalidades enunciativas.
Por otro lado, los cuerpos en pantalla puede actuar movidos o bien por un programa
modal de hacer-hacer, es decir, manipular siguiendo una estrategia intencional
argumentativa, o bien según un guión de seducción, en la cual se instaura una relación
con los otros en tanto experiencia sensible y responde a una modalidad querer-querer.
Cita de Flinich que toma Varela: “Todo aquello que ponga en juego la
percepción sensorial, que afecte los sentidos y la sensibilidad entera
del cuerpo convoca, bajo la forma primaria de la atracción o la
repulsión, la respuesta afectiva (...) Esta activación de lo sensible, del
cuerpo y de los afectos, la llamada experiencia estésica, tiene una
forma particular de acontecer, una relación por contagio”
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Esta relación por contagio se describe en términos de contacto, porque cuando los
cuerpos mediatizados están implicados en la seducción, hay una puesta en escena de
ellos, se exhiben. La trama que crea la seducción implica una relación entre los cuerpos
seductores que se relacionan en un despliegue de signos, tonos de voz, modos de
pronunciar, gestos, etc.
Los textos televisivos que aparecen vinculados a una clara interpretación no ficcional,
como los documentales y los periodísticos, dibujan una modalidad general de hacer
saber, informar, que se articula con formas de hacer creer, manipular, persuadir.
Atendiendo al carácter de las pruebas de la Retórica (las técnicas y las extratexnicas) se
puede decir que todos los elementos de la configuración discursiva participan en la
consecución de estos fines del convencer y el comover. El material de archivo,
imágenes que valen como documentos y voces de expertos se comportan como pruebas
extratécnicas.
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Se generan particulares procesos de identificación por analogía y por vínculos indiciales
páticos son “personas en busca de contacto”, afectdas por emociones, sujetos de
acciones y pasiones que trabajan en televisión y que se presentan como individuos
comunes y corrientes, parecidos a sus espectadores, que habitan el otro lado de la
pantalla.
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Scolari plantea que el problema está en que los conceptos de nuevos medios y nuevas
tecnologías son conceptos muy frágiles, porque en la actualidad permanentemente
aparecen nuevas tecnologías y nuevos medios (lo que hoy es nuevo mañana es viejo y
la semana que viene arcaico).
Las nuevas formas de comunicación se diferencian de las tradicionales por los siguientes
rasgos:
Los sistemas digitales posibilitan la edición o montaje sobre discursos preexistentes: se
pueden hacer modificaciones, trabajar con fragmentos, reproducirlo de manera idéntica, etc.
Este es el rasgo que tomamos para hacer la comparación con los llamados medios masivos
(medios masivos vs. medios en red): existe una red que posibilita un modo de
comunicación diferente a la de los medios masivos (en el que la comunicación es
solo uno a muchos)
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Los textos se conectan por asociaciones (“links a hipervínculos”).
Permite una manera de asociación de datos, que es una manera diferente a la manera
racionalista del mundo moderno, no es una manera lineal y jerárquica.
Son modos de asociación que pretenden asemejarse a los de la mente humana.
La interactividad es parte del sistema, no se pueden pensar los mal llamados nuevos
medios, por fuera del concepto de la interactividad.
Va más allá de esa idea de feed-back, la interactividad va más allá de que todos los sujetos
pueden ser productores y receptores
La interactividad, junto con el resto de los rasgos, organiza un modo de pensar los
vínculos de intercambio absolutamente distinto al que planteaba el broadcasting.
El autor es representante de una de las posiciones de la llamada “Ecología de los medios”:
- Los medios son como “especies” que viven en un “ecosistemas” y que establecen
relaciones entre ellos.
- Permite pensar a los medios en sistema: analizar cómo los medios se vinculan entre sí
para constituir un sistema de comunicación.
- Cuando aparecen nuevos medios lo que ocurre es que se reformula el vínculo entre
todos medios (por ejemplo cambia la función que cumplen, algunos pasan a tener primacía
por sobre otros, etc.)
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DEFINICIÓN DE HIPERMEDIACIONES
MEDIACIONES HIPER-MEDIACIONES
Características del proceso.
Soportes analógicos. Soportes digitales.
Estructuras textuales lineales. Estructuras hiper-textuales.
Consumidor activo. Usuario colaborador.
Baja interactividad con la interfaz. Alta interactividad con la interfaz.
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