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FOUCAULT
EL SUJETO Y EL PODER
Sostenemos que la subjetividad es histórica, es social y también tiene inscripciones políticas. Foucault
plantea que el sujeto se constituye en el entrecruzamiento de tres tipos de relaciones:
1. Relaciones de producción (económicas)
2. Relaciones de significación que son las relaciones que establece la cultura
3. Relaciones de poder
Así como el sujeto está situado en relaciones de producción y de significación, se halla igualmente
situado en relaciones de poder que son extremadamente complejas.
Foucault resalta dos campos de significación del vocablo ‘sujeto’, dos acepciones/significados:
1) Sujeto a otro por medio de control o dependencia: sujetado, atado a normas, reglas, saberes que lo
social instituye. En este sentido Foucault decía que en la constitución del ser sujeto aparece una
sujeción a estas normas, reglas, saberes, que lo social instituye. En este momento histórico venimos
asistiendo a cambios en la subjetividad producto de nuevas condiciones sociales.
2) Sujeto a la propia identidad por una consciencia de autoconocimientos: portado de una identidad.
Ambos significados sugieren una forma de poder que subyuga y somete.
Puede decirse que hay 3 clases de luchas sociales:
- Contra la dominación (étnica, social, religiosa). Por ej. en las sociedades feudales prevalecieron
luchas contra formas de dominación étnica o social, aunque la explotación económica pudo ser muy
importante entre las causas revueltas.
- Contra formas de explotación que separan a los individuos de lo que ellos mismos producen
- Contra formas de sujeción, lo que sujeta al individuo a su propia identidad, y de este modo lo somete
a otros (luchas contra la sujeción contra formas de subjetividad y sumisión). Todos los tipos de
sujeción son fenómenos derivados, consecuencias de otros procesos económicos y sociales: fuerzas
de producción, lucha de clases y estructuras ideológicas que determinan la forma de la subjetividad.
Los mecanismos de sujeción no pueden ser estudiados fuera de su relación con los mecanismos de
explotación y dominación. Pero ellos no constituyen la “terminal” de mecanismos más fundamentales,
sino que mantienen relaciones complejas y circulares con otras formas.
La razón de que esta clase de lucha tienda a prevalecer en nuestra sociedad radica en el hecho de
que a partir del siglo SXVI se ha ido desarrollando una nueva forma de poder político que ignora a los
individuos, cuidando solo de los intereses de una clase o un grupo entre los ciudadanos. Esta nueva
estructura política es el Estado.
El poder del Estado, una de las razones de su fuerza es simultáneamente una forma individualizante y
totalizante del poder. Esto se debe a que el Estado occidental moderno ha integrado dentro de una
nueva forma política una antigua técnica de poder que tuvo su origen en las instituciones cristianas: el
poder pastoral (poder controlador de la Iglesia sobre los hombres) ¿Cómo? Si el Estado Moderno no
tiene cura, sacerdotes, ni confesión. No es así, sin ir más lejos, cuando vamos al médico, le
confesamos todo al médico. Vamos al médico a confesar -nuestros problemas físicos/de salud-, pero
aquí ya hay una desigualdad. La relación de médico-paciente instaura al médico por encima del
paciente; lo mismo sucede con la relación del psiquiatra-loco. El primero arroga para sí el poder de la
razón “yo tengo la razón, vos estás loco. Yo te voy a curar, en palabras de Foucault, te voy a dominar
y controlar-. Lo mismo sucede con la relación policía-detenido; el primero “es la ley”, el segundo es
“quien ha violado/transgredido la ley”. La escuela es otro ejemplo, la maestra enseña “la verdad” que
está en los libros de enseñanza. Maestro como pastor de esos alumnos, quien transmite la ideología
del poder en la educación.
Esta palabra designa una forma especial de poder:
EL PANOPTISMO
Foucault hace una descripción exhaustiva del sistema penitenciario occidental, un recorrido histórico
de las prisiones y los métodos de castigo en la Edad Media hasta ahora.
El espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en
un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los
acontecimientos están registrados, en el que n trabajo interrumpido de escritura une el centro y la
periferia en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el
que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los
enfermos y los muertos. Todo esto constituye un modelo del dispositivo disciplinario. Prescribe a cada
cual su lugar, a cada cual su cuerpo, a cada cual su enfermedad y su muerte, a cada cual su bien, por
el efecto de un poder omnipresente y omnisciente. La disciplina hace valer su poder que es análisis.
La peste ha suscitado esquemas disciplinarios, apela a separaciones múltiples, a distribuciones
individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de los controles, a una
intensificación y a una ramificación del poder.
Comparación entre el leproso y le peste.
1. El leproso está prendido en una práctica del rechazo, del exilio-clausura. Se lo deja perderse allí
como en una masa que importa poco diferenciar. El apestado está prendido en un reticulado táctico
meticuloso en el que las diferenciaciones individuales son los efectos coactivos de un poder.
2. El gran encierro - El buen encauzamiento de la conducta
3. La lepra y su división - La peste y su reticulado.
4. Lepra marcada – Peste analizada y repartida.
5. Exilio – Detención
6. Distinto sueño político: comunidad pura (lepra) – sociedad disciplinada (peste).
Se trata de dos maneras de ejercer el poder sobre los hombres, de controlar sus relaciones.
Esquemas diferentes, pero no incompatibles. En el SXX, se aplica al leproso (y a los mendigos,
vagabundos, locos, violentos) la técnica de poder propia del reticulado disciplinario. Tratar a los
leprosos como a los apestados, proyectar la disciplina, trabajar con los métodos de distribución
analítica del poder, individualizar a los excluidos, pero servirse de los procedimientos de
individualización para marcar exclusiones. Esto es lo que ha sido llevado a cabo por el pode
disciplinario desde los comienzos del siglo XIX: el asilo psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el
establecimiento de educación vigilada, los hospitales funcionan de doble modo: el de la división
binaria y la marcación (loco/no loco, peligroso/inofensivo, normal/anormal); y el de la asignación
coercitiva de la distribución diferencial (quién es, dónde debe estar, por qué caracterizarlo, cómo
reconocerlo, cómo ejercer sobre él una vigilancia constante). Entonces, por un lado se impone a los
excluidos la táctica de las disciplinas individualizante, y por otro, la universalidad de los controles
disciplinarios permite marcar quién es el leproso. Así, la división constante de lo normal y de lo
anormal, a que todo individuo está sometido, prolonga hasta nosotros y aplicándolos a otros objetos
distintos, la marcación binaria y el exilio del leproso; la existencia de técnicas e instituciones que se
atribuyen como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, hace funciones los dispositivos
disciplinarios a que apelaba el miedo de la peste. Todos los mecanismos de poder se disponen en
torno de lo anormal, para marcarlo, para modificarlo.
El panóptico de Bentham figura arquitectónica de esta composición.
MÉTODO
Foucault NO entiende por poder:
- Un conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado.
- Un modo de sujeción que, por oposición a la violencia, tendría la forma de la regla.
- Un sistema de dominación ejercida por un elemento o un grupo sobre otro, y cuyos efectos
atravesarían el cuerpo social entero.
Poder NO debe postular la soberanía del Estado, la forma de la ley o la unidad global de una
dominación
Por poder hay que comprender:
La multiplicidad de las relaciones de fuerzas inmanentes y propias del dominio en que se ejercen (no
hay un único poder).
El juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las
invierte.
Los apoyos que las relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen
cadena o sistema, o, al contrario, las contradicciones que aíslan a unas de otras.
Las estrategias tornan efectivas estas relaciones de fuerzas, y cuya cristalización toma forma en los
aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales.
El poder no debe buscarse en la existencia de un punto central, del cual irradiarían formas derivadas y
descendientes, sino que las relaciones de fuerzas son móviles (se pueden invertir, modificar) y
desiguales (nunca igualitarias)
El poder es omnipresente, se produce a cada instante, en toda relación de un punto con otro. El poder
está en todas partes, viene de todas partes.
El poder es permanente, repetitivo, inerte, autorreproductor efecto que se dibuja a partir de todas
esas movilidades.
Proposiciones:
1) El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, algo que se conserve o deje escapar; el
poder se ejerce a partir de innumerables puntos, y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias.
2) Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad respecto de otros tipos de relaciones
(procesos económicos, relaciones sexuales), sino que son inmanentes: constituyen los efectos
inmediatos de desigualdades y desequilibrios que se producen. Las relaciones de poder no se hallan
en posición de superestructura, con un simple papel de prohibición, sino que desempeñan un papel
directamente productor allí donde actúan.
3) El poder viene de abajo. En el principio de las relaciones de poder no hay una oposición binaria y
global entre dominadores y dominados. Hay que suponer que las relaciones de fuerza múltiples, que
se forman y actúan en los aparatos de producción, las familias, los grupos restringidos y las
instituciones, sirven de soporte.
4) Las relaciones de poder son intencionales y no subjetivas. No hay poder que se ejerza sin una
serie de objetivos. Sin embargo ello no significa que resulte de la opción o decisión de un sujeto
individual
5) Donde hay poder hay resistencia. La resistencia nunca está en posición de exterioridad respecto
del poder. Las relaciones de poder existen en función de una multiplicidad de puntos de resistencia:
estos desempeñan el papel de adversario, de blanco, de apoyo. Los puntos de resistencia están
presentes en todas partes dentro de la red de poder. Están distribuidas de manera irregular: los
puntos, los nudos, los focos de resistencia se hallan diseminados en el tiempo y en el espacio. Estos
puntos son móviles y transitorios. La red de las elaciones de poder concluye por construir un espeso
tejido que atraviesa los aparatos y las instituciones, sin localizarse exactamente en ellos.