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TEMA 4. SABER, PODER Y MODOS DE SUBJETIVACIÓN.

FOUCAULT

EL SUJETO Y EL PODER

Sostenemos que la subjetividad es histórica, es social y también tiene inscripciones políticas. Foucault
plantea que el sujeto se constituye en el entrecruzamiento de tres tipos de relaciones:
1. Relaciones de producción (económicas)
2. Relaciones de significación que son las relaciones que establece la cultura
3. Relaciones de poder
Así como el sujeto está situado en relaciones de producción y de significación, se halla igualmente
situado en relaciones de poder que son extremadamente complejas.
Foucault resalta dos campos de significación del vocablo ‘sujeto’, dos acepciones/significados:
1) Sujeto a otro por medio de control o dependencia: sujetado, atado a normas, reglas, saberes que lo
social instituye. En este sentido Foucault decía que en la constitución del ser sujeto aparece una
sujeción a estas normas, reglas, saberes, que lo social instituye. En este momento histórico venimos
asistiendo a cambios en la subjetividad producto de nuevas condiciones sociales.
2) Sujeto a la propia identidad por una consciencia de autoconocimientos: portado de una identidad.
Ambos significados sugieren una forma de poder que subyuga y somete.
Puede decirse que hay 3 clases de luchas sociales:
- Contra la dominación (étnica, social, religiosa). Por ej. en las sociedades feudales prevalecieron
luchas contra formas de dominación étnica o social, aunque la explotación económica pudo ser muy
importante entre las causas revueltas.
- Contra formas de explotación que separan a los individuos de lo que ellos mismos producen
- Contra formas de sujeción, lo que sujeta al individuo a su propia identidad, y de este modo lo somete
a otros (luchas contra la sujeción contra formas de subjetividad y sumisión). Todos los tipos de
sujeción son fenómenos derivados, consecuencias de otros procesos económicos y sociales: fuerzas
de producción, lucha de clases y estructuras ideológicas que determinan la forma de la subjetividad.
Los mecanismos de sujeción no pueden ser estudiados fuera de su relación con los mecanismos de
explotación y dominación. Pero ellos no constituyen la “terminal” de mecanismos más fundamentales,
sino que mantienen relaciones complejas y circulares con otras formas.
La razón de que esta clase de lucha tienda a prevalecer en nuestra sociedad radica en el hecho de
que a partir del siglo SXVI se ha ido desarrollando una nueva forma de poder político que ignora a los
individuos, cuidando solo de los intereses de una clase o un grupo entre los ciudadanos. Esta nueva
estructura política es el Estado.
El poder del Estado, una de las razones de su fuerza es simultáneamente una forma individualizante y
totalizante del poder. Esto se debe a que el Estado occidental moderno ha integrado dentro de una
nueva forma política una antigua técnica de poder que tuvo su origen en las instituciones cristianas: el
poder pastoral (poder controlador de la Iglesia sobre los hombres) ¿Cómo? Si el Estado Moderno no
tiene cura, sacerdotes, ni confesión. No es así, sin ir más lejos, cuando vamos al médico, le
confesamos todo al médico. Vamos al médico a confesar -nuestros problemas físicos/de salud-, pero
aquí ya hay una desigualdad. La relación de médico-paciente instaura al médico por encima del
paciente; lo mismo sucede con la relación del psiquiatra-loco. El primero arroga para sí el poder de la
razón “yo tengo la razón, vos estás loco. Yo te voy a curar, en palabras de Foucault, te voy a dominar
y controlar-. Lo mismo sucede con la relación policía-detenido; el primero “es la ley”, el segundo es
“quien ha violado/transgredido la ley”. La escuela es otro ejemplo, la maestra enseña “la verdad” que
está en los libros de enseñanza. Maestro como pastor de esos alumnos, quien transmite la ideología
del poder en la educación.
Esta palabra designa una forma especial de poder:

 Cuya meta última es asegurar la salvación del individuo en el otro mundo


 No es meramente una forma de poder que manda, sino que debe estar preparado también para
satisfacerse por la vida y la salvación del rebaño. Difiere del poder monárquico.
 Vela por cada individuo en particular, y durante toda su vida
 Implica el conocimiento de la conciencia y la habilidad para dirigirla. No puede ser ejercida sin conocer
el interior de la mente de los individuos, sin explorar sus almas, sin hacerles revelar sus secretos más
íntimos.
No debemos considerar al Estado moderno como una entidad que fuera desarrollada por encima de
los individuos, ignorando lo que ellos son e incluso su misma existencia. Sino como una estructura
sumamente sofisticada en la que los individuos pueden ser integrados, con una condición: esta
individualidad esté configurada de una nueva forma, y sujeta a una serie de pautas muy específicas.
En cierto modo, podemos ver al Estado como una matriz moderna de individualización. En esta nueva
forma de poder pastoral hay un cambio de objetivo: no se trata de guiar a la gente para su salvación
en el otro mundo, sino de asegurarla en este mundo. Salvación cobra distintos significados: salud,
bienestar, seguridad, protección. Objetivos “terrenales” ocupan el lugar de los objetivos religioso del
pastorado.
El poder pastoral, que en el transcurso de los siglos había estado ligado a una institución religiosa
definida, penetró y se propagó repentinamente por todo el cuerpo social, encontró apoyo en una
multitud de instituciones. Y así, en lugar de un poder pastoral y un poder político ligado entre sí,
rivales, hubo una “táctica” individualizante que caracterizaba una serie de poderes: los de la familia, la
medicina, la psiquiatría y los patrones.
Foucualt sugiere que la meta no sea hoy en día descubrir qué somos, sino rechazar lo que somos.
Debemos imaginar y estructurar lo que podríamos ser a fin de liberarnos de esta suerte de “doble
vínculo” político, que es la simultanea individualización y totalización de las modernas estructuras de
poder.
El problema político, ético, social, filosófico de nuestro tiempo no consiste en tratar de liberar al
individuo del Estado, y de las instituciones del Estado, sino liberarnos a la vez del Estado y del tipo de
individualización que está relacionado con el Estado. Debemos promover nuevas formas de
subjetividad mediante el rechazo de esta clase de individualidad que nos ha sido impuesta durante
siglos.
¿Cómo se ejerce el poder? Foucault propone una indagación crítica de las temáticas del poder. ¿Por
qué medios se lo ejerce? ¿Qué sucede cuando algunos individuos ejercen poder sobre otros?
El poder que analizamos, distinto al poder que se ejerce sobre las cosas y otorga la capacidad de
modificarlas, usarlas, consumirlas o destruirlas (se trata de una cuestión de “capacidad”), pone en
juego relaciones entre individuos (o entre grupos). El término “poder” designa relaciones entre pares,
se supone que ciertas personas ejercen poder sobre otras.
También es necesario distinguir las relaciones de poder, de las relaciones de comunicación que
transmiten información por medio de un lenguaje; un sistema de signos, o cualquier otro medio
simbólico. Comunicar siempre es una cierta forma de actuar sobre otras personas. Pero la producción
y circulación de significados pueden tener como objetivos o consecuencias ciertos resultados en los
ámbitos de poder; estos últimos no son simplemente un aspecto de los primeros. Las relaciones de
poder, pasen o no a través de sistemas de comunicación, poseen una naturaleza específica.
Relaciones de poder, relaciones de comunicación, capacidades objetivas no debe confundirse. No es
que se trate de dominios separados, sino que es una cuestión de tres tipos de relaciones que de
hecho siempre se presuponen entre sí, se sostienen recíprocamente y se utilizan mutuamente como
medios para alcanzar un fin.
La coordinación entre estos 3 tipos de relaciones no es constante ni uniforme. No hay en una
sociedad dada, un equilibrio entre actividades finalizadas, sistemas de comunicación y relaciones de
poder. Hay más bien formas diversas, lugares diversos, circunstancias diversas en los que dichas
relaciones se establecen de acuerdo con un modelo específico. Pero también hay “bloques” en los
que el ajuste entre las capacidades, los recursos de comunicación y las relaciones de poder
constituyen sistemas regulados y concertados. Por ejemplo una institución educacional: la distribución
del espacio, las reglamentaciones que rigen su vida interna, las diferentes actividades que allí se
organizan, las diversas personas que se reúnen en ella, cada una con su función propia, su carácter
definido. Todos estos elementos constituyen un bloque de capacidad-comunicación-poder. La
actividad que asegura el aprendizaje y la adquisición de aptitudes o tipos de comportamiento es
desarrollada por medio de un conjunto de comunicaciones reglamentadas (clases, preguntas y
respuestas, órdenes) y por medio de toda una serie de procesos de poder (encierro, vigilancia,
premios y castigos, la jerarquía piramidal).
Estos bloques, en los que las capacidades técnicas, el juego de las comunicaciones y las relaciones
de poder están ensambladas entre sí, constituyen Disciplinas. Las diferentes disciplinas muestran la
forma en que los sistemas de comunicación y de poder pueden amalgamarse. Ponen también en
evidencia diferentes modelos de articulación, dando preeminencia a: las relaciones de poder y de
obediencia  disciplinas de tipo penitenciario; la finalización de actividades  disciplinas de talleres
u hospitales; las relaciones de comunicación  disciplinas de aprendizaje; una saturación de los tres
tipos de relaciones  disciplina militar: donde las relaciones de poder están íntimamente
entrelazadas y calculadas para producir ciertos efectos técnicos.
Por disciplinamiento de las sociedades no debe entenderse que los individuos se hayan vuelto más
obedientes, sino que se ha buscado un más y mejor vigilado proceso de ajuste, cada vez más racional
y económico, entre las actividades productivas, los recursos de comunicación y el interjuego de las
relaciones de poder. Así, abordar el tema del poder es proponerse como objeto de análisis las
relaciones de poder (no el poder mismo). Entendiendo estas como distintas de las capacidades
objetivas así como también distintas de las relaciones de comunicación. Las relaciones de poder
pueden aprehenderse en la diversidad de su secuencia lógica, de sus capacidades e interrelaciones.
¿Qué es lo que constituye la naturaleza específica del poder? El ejercicio del poder es una forma en
la que ciertas acciones modifican a otras. Ese llamado poder, que se supone existe universalmente de
forma concentrada o difusa, no existe. El poder existe únicamente cuando es puesto en acción. Esto
significa además que el poder no es una función del consentimiento, no es en sí misma una renuncia
de la libertad, una transferencia de derecho, el poder de todos y de cada uno delegado a unos pocos.
La relación de poder puede ser el resultado de un consentimiento previo y permanente, pero no es por
naturaleza la manifestación de un consenso.
Lo que define una relación de poder es que constituye un modo de acción que no actúa directa o
inmediatamente sobre otros. Actúa, por el contrario, sobre acciones, sobre acciones existentes o
sobre aquellas que puedan seguir en el presente o en el futuro. Una relación de violencia actúa sobre
un cuerpo o sobre cosas: tuerce, fuerza, doblega, destruye o cierra las puertas a todas las
posibilidades. Por otro lado, una relación de poder solo puede estar articulada sobre la base de dos
elementos, recíprocamente indispensables: (1) que “el otro”, aquel sobre quien se ejerce el poder, sea
plenamente reconocido y mantenido hasta e fin como una persona que actúa; y que, (2) frente a una
relación de poder, pueda abrirse todo un campo de respuesta, reacciones, resultados y posibles
invenciones.
La puesta en juego de una relación de poder tampoco excluye, como la obtención de consentimiento,
el uso de la violencia. El ejercicio del poder nunca puede darse sin el uno o la otra o ambos a la vez.
Pero aunque la violencia y el consenso sean los instrumentos o los resultados, no constituyen el
principio ni la naturaleza básica del poder.
El ejercicio de poder no es violencia ni consentimiento. Es una estructura total de acciones destinadas
a actuar sobre otras posibles acciones: incita, induce, seduce, facilita o dificulta; en último extremo,
coacciona o prohíbe absolutamente; y siempre es una forma de actuar sobre un sujeto actuante o
sujetos actuantes en virtud de su actuación o capacidad de acción. Un conjunto de acciones sobre
otras acciones.
El término “conducir” nos ayuda a determinar la especificidad del poder. Porque “conducir” es al
mismo tiempo “guiar” a otros y una forma de comportamiento dentro de un campo más o menos
abierto de posibilidades. El ejercicio del poder consiste en guiar la posibilidad de conductas y poner en
orden los posibles resultados. El poder es una cuestión de gobierno: gobierno no en tanto estructuras
políticas o conducción de los Estado, sino que designa más bien la forma en que la conducta de los
individuos o grupos podía dirigirse: el gobierno de los hijos, de las comunidades, de las familias, de
los enfermos. Abarcaba los modos de acción que estaban destinados a actuar sobre las posibilidades
de acción de otras personas. Gobernar, en este sentido, es estructurar el posible campo de acción de
otros. La relación de poder no debe buscarse por el lado de la violencia o la lucha, ni por el
consentimiento voluntario (factores que sólo podrían ser los instrumentos del poder), sino en el área
del modo de acción (ni militar ni jurídica), que es el gobierno.
Cuando se define el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones de otros, cuando
se caracteriza a esas acciones como el gobierno de los hombres, se incluye un elemento importante:
la libertad. El poder es únicamente ejercido sobre sujetos libres, y sólo en la medida en que son libres.
Nos referimos con ello a sujetos individuales o colectivos enfrentados a un campo de posibilidades en
el que formas diversas de conducta, reacciones diversas y comportamientos diversos son realizables.
La esclavitud, con el hombre en cadenas, no es una relación de poder; en este caso hay una relación
física de constricción. Por ende, no hay confrontación cara a cara entre el poder y la libertad que sea
mutuamente excluyente, es decir, toda vez que es ejercido el poder, la libertad desaparece. La
libertad aparece como la condición para el ejercicio del poder, al mismo tiempo que su precondición:
la libertad debe existir para que el poder sea ejercido, y también su soporte permanente: sin la
posibilidad de una resistencia, el poder equivaldría a una determinación física. Entre el poder y la
resistencia de la libertad a someterse hay un vínculo inseparable; en el corazón de la relación de
poder, y provocándola constantemente, yace la voluntad de la libertad. Se trata de una relación que
es al mismo tiempo incitación recíproca y lucha, una provocación permanente, y no una confrontación
que paraliza a ambas partes.
¿Cómo analizar las relaciones de poder? Se las puede analizar enfocando instituciones
cuidadosamente definidas. Éstas constituyen un punto de observación privilegiado, diversificado,
concentrado y llevado a su más alto grado de eficacia. Las instituciones son de fundamental
importancia en el establecimiento de las relaciones de poder. Foucault sugiere que se analicen las
instituciones desde el punto de vista de las relaciones de poder, que viceversa, y que el punto de
anclaje fundamental de las relaciones de poder deba buscarse fuera de la institución.
Volvemos a la definición del ejercicio del poder como un medio por el cual ciertas acciones pueden
estructurar el campo de otras posibles acciones. Lo que sería propio de una relación de poder es que
consiste en un modo de acción sobre acciones. Las relaciones de poder están profundamente
enraizadas en el nexo social, no reconstituidas “por encima” de la sociedad como una estructura
suplementaria. En todo caso, vivir en sociedad es vivir de una forma tal que actuar sobre las acciones
de otros es posible y real. Una sociedad sin relaciones de poder no puede ser más que una
abstracción.
Las relaciones de poder están profundamente arraigadas al sistema de la trama social. El análisis de
las relaciones de poder dentro de una sociedad no puede reducirse al estudio de una serie de
instituciones. Tomando como punto de partida la posibilidad de acción sobre la acción de otros
(coextensiva con toda relación social), podemos definir diferentes formas de poder. Las formas y las
situaciones específicas del gobierno de los hombres, son múltiples en una sociedad dada; se
superponen, se entrecruzan, imponen sus propios límites, a veces se cancelan unas a otras, a veces
se refuerzan mutuamente. El Estado no es simplemente una de las formas o situaciones específicas
del ejercicio del poder (aunque es la más importante), pero todas las formas de relaciones de poder
deben referirse a él. Esto es así no porque ellas deriven de él, sino porque las relaciones de poder
han caído cada vez más bajo el control del Estado. Se puede decir que las relaciones de poder han
sido progresivamente gubernamentalizadas (en el sentido restringido de la palabra “gobierno”), es
decir, elaboradas, racionalizadas y centralizadas en la forma o bajo las instituciones del Estado.
Relaciones de poder y relaciones de estrategia. La palabra estrategia es utilizada en 3 sentidos.
1) Para designar los medios empleados para alcanzar un final. Racionalidad funcionando para la
consecución de un objetivo.
2) Para designar la forma en que en un juego uno de los dos participantes actúa respecto de lo que
supone que debería ser la acción de los otros jugadores y de lo que considera que esos otros
suponen que es la suya. Es una forma de intentar sacar ventaja sobre los demás.
3) Para designar los procedimientos empleados en una situación de confrontación con el fin de privar
al adversario de sus medios de combate e inducirlo a abandonar la lucha. Se trata de los medios
destinados a obtener la victoria.
Estos tres significados confluyen en situaciones de confrontación, en donde el objetivo es actuar
sobre el adversario de manera tal que le sea imposible continuar la lucha. La estrategia está definida
por la elección de las soluciones ganadoras. Sin embargo, en otras situaciones las distinciones entre
los diferentes sentido de la palabra “estrategia” deben mantenerse.
Es posible interpretar los mecanismos puestos en juego en las elaciones de poder en términos de
estrategias. Pero lo más importante es la relación entre relaciones de poder y estrategias de
confrontación, porque no hay relaciones de poder sin los medios de escape o de fuga posible. Toda
relación de poder implica al menos una estrategia de lucha, en la cual las dos fuerzas no están
superpuestas, no pierden su naturaleza específica ni se confunden. Cada una constituye para la otra
un límite permanente, un punto posible de reversibilidad. Una relación de confrontación llega a su
término (y a la victoria de uno de los adversarios) cuando mecanismos estables reemplazan el libre
juego de las relaciones antagónicas. Mediante estos mecanismos es posible dirigir la conducta de
otros. Para una relación de confrontación, desde el momento en que no es una lucha a muerte, la
fijación de una relación de poder constituye una meta. Y por otro lado, las estrategias de lucha
también constituyen una frontera para la relación de poder, la línea en la cual deben contenerse con
reacciones ante ellas a posteriori. Las relaciones de poder no podrían existir en los puntos de
insubordinación, toda extensión de las relaciones de poder tendientes a someter al insubordinado solo
puede resultar en los límites del poder. Toda estrategia de confrontación sueña con transformarse en
una relación de poder, y toda relación de poder tiende a pensar que, puede convertirse en una
estrategia ganadora.
En efecto, entre una relación de poder y una estrategia de lucha hay siempre una atracción recíproca,
un perpetuo encadenamiento y una perpetua reversibilidad. En cualquier momento la relación de
poder puede transformarse en una confrontación entre dos adversarios. Del mismo modo, una
relación entre adversarios puede dar lugar a la puesta en operación de mecanismos de poder.
La dominación es una estructura general de poder cuyas ramificaciones y consecuencias pueden
descender de la sociedad. Pero es al mismo tiempo, una situación estratégica consolidada por medio
de una confrontación a largo término entre adversarios. Puede ocurrir que un mecanismo de poder
resulte de la confrontación y de sus consecuencias, como que una relación de lucha entre dos
adversarios sea el resultado de las relaciones de poder. Por lo que hace la dominación, justamente
con las resistencias y las revueltas que dicha dominación enfrenta, un fenómeno fundamental en la
historia de las sociedades. Manifiestan de una manera masiva y universal, al nivel de todo el cuerpo
social, la vinculación de las relaciones de poder con las relaciones de estrategia, como los resultados
que derivan de su interacción.

POSTDATA SOBRE LAS SOCIEDADES DE CONTROL


Foucault sitúa las sociedades disciplinarias en los siglos XVII y XIX, alcanzan su apogeo a principios
del siglo XX, y proceden a la organización de grandes espacios de encierro. El individuo no deja de
pasar de un espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela,
después el cuartel, después la fábrica (concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo,
componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva), de vez en cuando el hospital, y eventualmente
la prisión, que es el lugar de encierro por excelencia.
Este tipo de sociedad sucedía a las sociedades de soberanía, cuyo objetivo y funciones eran recaudar
más que organizar la producción, decidir la muerte más que administrar la vida. La transición se hizo
progresivamente.
Pero las disciplinas a su vez sufrirían una crisis, en beneficio de nuevas fuerzas que se irían
instalando y precipitando tras la 2da Guerra Mundial: las sociedades disciplinarias eran lo que
dejábamos de ser. Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión,
hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un interior en crisis como todos los interiores,
escolares, profesionales, etc. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las
sociedades disciplinarias. Control es el nombre que Foucault reconocía como nuestro futuro próximo.
En la crisis del hospital como lugar de encierro, la sectorización, los hospitales de día, la atención a
domicilio pudieron marcar al principio nuevas libertades, pero participan también de mecanismos de
control que rivalizan con los más duros encierros.
Los encierros son moldes, módulos distintos, pero los controles son modulaciones, como un molde
autodeformante que cambiaría continuamente, de un momento al otro. Esto se ve bien en la cuestión
de los salarios: la fábrica era un cuerpo que llevaba a sus fuerzas interiores a un punto de equilibrio: lo
más alto posible para la producción, lo más bajo posible para los salarios; pero, en na sociedad de
control, la empresa reemplaza a la fábrica. Sin duda, ésta última ya conocía el sistema de primas,
pero la empresa se esfuerza más por imponer una modulación de cada salario. La fábrica constituía a
los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada elemento en la masa, y
de los sindicatos que movilizaban una masa de resistencia; pero la empresa no cesa de introducir
rivalidad. El principio modular del “salario al mérito” no ha dejado de tentar a la propia educación
nacional, en efecto, así como la empresa reemplaza a la fábrica, la formación permanente tiende a
reemplazar a la escuela, y la evaluación continua al examen. Lo cual constituye el medio más seguro
para librar la escuela a la empresa.
En las sociedades de disciplina siempre se estaba empezando de nuevo (de la escuela al cuartel, del
cuartel a la fábrica), mientras que en las sociedades de control nunca se termina nada: la empresa, la
formación, el servicio son los estados coexistentes de una misma modulación. Las disciplinas nunca
vieron incompatibilidad entre el individuo y la masa (dos polos de las sociedades disciplinarias), el
poder es al mismo tiempo masificador e individualizador, es decir que constituye en cuerpo a aquellos
sobre los que se ejerce y moldea la individualidad de cada miembro del cuerpo. Foucault veía el
origen de esa doble preocupación en el poder pastoral del sacerdote: el rebaño y cada uno de los
animales. Pero el poder civil se haría con otros medios. En las sociedades de control lo esencial ya no
es una firma ni un número, sino una cifra: la cifra (lenguaje numérico de control) es una contraseña,
mientras que las sociedades disciplinarias son reglamentadas por consignas. Ya no nos encontramos
ante el par masa-individuo; los individuos se han convertido en “dividuos”, y las masas, en datos,
muestras, mercados o bancos.
Es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no porque estas sean
determinantes, sino porque expresan las formas sociales capaces de crearlas y utilizarlas. Las viejas
sociedades de soberanía manejaban máquina simple, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades
disciplinarias recientes se equipaban con máquinas energéticas; las sociedades de control operan
sobre máquinas de tercer tipo, informáticas y ordenadores cuto peligro pasivo es el ruido y el activo la
piratería o virus. Se trata de una mutación del capitalismo:
Capitalismo SXIX: de concentración, para la producción y de propiedad. Erige la fábrica en lugar de
encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción pero también propietario de otros
lugares concebidos por analogía: la casa familiar del obrero, la escuela. En cuanto al mercado, es
conquistado por especialización, por colonización, por bajar de los costos de producción. Capitalismo
basado en la producción, bajo las formas del textil, la metalurgia o el petróleo.
- Conquistas de mercado por formación de disciplina, por baja de costos, por especialización de
producción.
- La disciplina es de larga duración, infinita y discontinua.
- Hombre encerrado
Capitalismo actual: de sobreproducción. Compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere
vender con servicios, y lo que quiere comprar son acciones. No es un capitalismo para la producción,
sino para el producto. Es decir para la venta y para el mercado. Así, la fábrica ha cedido su lugar a la
empresa. La familia, la escuela, el ejército, la fábrica ya no son lugares analógicos distintos que
convergen hacia un propietario, Estado o potencia privada, sino las figuras deformables y
transformables, de una misma empresa que sólo tiene administradores. El servicio de venta se ha
convertido en el centro de la empresa. El marketing es ahora el instrumento del control socia.
- Conquista de mercado por temas de control, por fijación de cotizaciones, por transformación del
producto.
- El control es a corto plazo y de rotación rápida, pero también continuo e ilimitado.
- Hombre endeudado.
Deleuze plantea que viejos medios, tomados de las sociedades de soberanía, vuelven a la escena,
pero con adaptaciones necesarias. En el régimen de prisiones: la búsqueda de penas de sustitución,
para la pequeña delincuencia, y la utilización de collares electrónicos que imponen al condenado la
obligación de quedarse en su casa determinadas horas. En el régimen de las escuelas: las formas de
evaluación continua, y la acción de la formación permanente sobre la escuela, el abandono de toda
investigación en la universidad, la introducción de la empresa en todos los niveles de escolaridad. En
el régimen de los hospitales: la nueva medicina sin médico ni enfermo, que diferencia a los enfermos
potenciales y las personas de riesgo, que no muestra “un progreso hacia la individualización”, sino
que sustituye el cuerpo individual o numérico por la cifra de una material “dividual” que debe ser
controlada. En el régimen de la empresa: los nuevos tratamientos del dinero, los productos y los
hombres, que ya no pasan por la vieja forma fábrica. Todos estos son ejemplos que nos permiten
comprender mejor lo que se entiende por “crisis de las instituciones, es decir, la instalación progresiva
y dispersa de un nuevo régimen de dominación.

UNDÉCIMA LECCIÓN: DEL PODER DE SOBERANÍA AL PODER SOBRE LA VIDA


En los siglos XVII y XVIII se ven aparecer técnicas de poder centradas especialmente en el cuerpo, en
el cuerpo individual. Se instaura una tecnología disciplinaria del trabajo. Sin embargo, en el curso de
la segunda mitad del siglo XVIII, aparece algo nuevo: una tecnología no disciplinaria del poder, no en
el sentido de que ésta excluya la técnica disciplinaria, sino en el sentido de que la incorpora, la
integra, la modifica parcialmente y sobre todo la utiliza instalándose de algún modo en ella, logrando
radicarse gracias a la técnicas disciplinaria previa. La nueva técnica no suprime a la técnica disciplina,
porque se ubica en otro nivel, en otra escala, tiene otra área de acción.
A diferencia de la disciplina que inviste el cuerpo, la nueva técnica de poder disciplinario se aplica a la
vida de los hombres, inviste al hombre viviente. La disciplina procura regir la multiplicidad de los
hombres en tanto ésta puede y debe resolverse en cuerpos individuales, a los que se puede vigilar,
adiestrar, utilizar y eventualmente castigar. También la nueva tecnología se dirige a la multiplicidad de
hombres, en tanto constituye una masa global, recubierta por procesos que son específicos de la vida,
como el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad. Tras una primera toma de poder sobre
el cuerpo que se efectuó según la individualización, tenemos na segunda toma de poder que procede
en el sentido de la masificación. A fines del siglo se ve aparecer algo que ya no es una anátomo-
política del cuerpo humano, sino algo que llamaría una biopolítica de la especie humana.
¿De qué trata la nueva tecnología del poder, la biopolítica, el biopoder que están por instalarse? Lo
que formó los primeros objetos de saber y los primeros objetivos de control de la biopolítica fueron
esos procesos –como la proporción de los nacimientos y los decesos, la tasa de reproducción, la
fecundidad de la población- que, en la segunda mitad del SXVIII, estaban en conexión con todo un
conjunto de problemas económicos y políticos. Objetos de saber y objetivos de control de la
biopolítica eran los problemas de natalidad, de mortalidad, de longevidad. En esta época, se pone en
funcionamiento la medición estadística de todos estos fenómenos y la preparación de esquemas de
intervención. Se trata del reconocimiento de los fenómenos de control de nacimientos practicado en el
siglo XVIII.
Pero la biopolítica afronta también el problema de la morbilidad, pero ya no solo a nivel de las
epidemias, sino de esas enfermedades que recibieron el nombre de endemias. Es decir, se comienza
a ocupar de la forma de la naturaleza de la extensión, de la duración, de la intensidad, o de las
enfermedades que predominan en una población y que son más o menos difíciles de eliminar. Son
consideradas en términos de costos económicos, ya por la falta de producción, por los costos que las
curas pueden suponer
Estos son los fenómenos que empiezan a ser tomados en consideración y que llevarán a la
instauración de una medicina cuya función principal será la higiene pública. (1) Los problemas
fundamentales que esa medicina deberá afrontar son: la reproducción, natalidad y morbilidad.
(2) Otro campo de intervención de la biopolítica está formado por fenómenos que comportan
consecuencias en el plano de la inhabilitación de la exclusión de los individuos, de su neutralización.
Devienen fundamentales los problemas de los incidentes, de los infortunios, de las enfermedades; de
las anomalías; los del individuo que llegado a la vejez se ve expulsado al campo de los incapaces e
inactivos. La biopolítica se encaminará a preparar, ya no institutos de asistencia, sino mecanismos
más ingeniosos y –desde el punto de vista económico- racionales, esencialmente ligada con la Iglesia:
seguros, seguridad social, ahorro.
(3) El último ámbito de intervención aparecido entre el siglo XVIII y XIX, toma en consideración las
relaciones entre los seres vivientes y su ambiente de existencia. Se examinará los efectos
elementales del ambiente geográfico, climático, hidrográfico y los problemas conexos.
La biopolítica extraerá su saber y definirá el campo de intervención de su poder, precisamente de la
natalidad y la morbilidad, de las diversas discapacidades biológicas, de los efectos del ambiente, etc.
En esta nueva tecnología del poder no se trabaja exactamente ni con la sociedad (teoría del
derechocuerpo social) ni con el individuo-cuerpo (disciplinas). Lo que aparece es un nuevo cuerpo,
un cuerpo múltiple, con una cantidad infinita de cabezas. Se trata de la noción de población. La
biopolítica trabaja con la población, más precisamente: con la población como problema biológico y
como problema de poder.
Lo segundo que hay que poner de relieve, después de la aparición de la población, es la naturaleza
de los fenómenos tomados en consideración. Se trata siempre de fenómenos colectivos, que
aparecen con sus efectos económicos y políticos, que sólo son pertinentes a nivel de la masa.
Considerados en sí, individualmente, son aleatorios e imprevisibles. En cambio, a nivel colectivo
presentan constantes posibles de establecer. Estos fenómenos se dan esencialmente en la duración,
o sea, deben considerarse dentro de cierto límite de tiempo, son fenómenos de serie. Se puede decir
que la biopolítica se dirige a esos hechos aleatorios que se producen en una determinada población
considerada en su duración. Lo tercero importante de relevar es que, la tecnología de poder
biopolítico conseguirá instaurar mecanismos que tendrán funciones diversas de las que eran propias
de los mecanismos disciplinarios. Será necesario modificar, reducir los estados morbosos, prolongar
la vida, estimular la natalidad. En breve: habrá que instalar mecanismos de seguridad en otrno de
todo lo que haya de aleatorio en las poblaciones vivientes. Se tratará de optimizar un estado de vida.
Estos mecanismos, como los disciplinarios, están destinados a maximizar las fuerzas y extraerlas,
pero con procedimientos del todo distintos. A diferencia de lo que sucede con las disciplinas, no hay
un adiestramiento individual producido mediante un trabajo sobre el cuerpo como tal. Por el contrario,
se actúa por medio de mecanismos globales, para obtener estados totales de equilibrio, de
regularidad. Aparece con la tecnología el biopoder, un poder continuo, científico: el de hacer vivir. La
soberanía hacía morir o dejaba vivir. Ahora en cambio aparece un poder de regulación, consistente en
hacer vivir o dejar morir.
Para definir el ambiguo sistema de relaciones entre el poder y la vida cotidiana se crea el término
“biopolítica”. La ideología requiere del control del cuerpo del individuo. En este sentido, va un paso
delante de la teoría del control social. Para la sociedad capitalista lo que importa ante todo es lo
biopolítico. La función de la biopolítica es tratar de que los cerebros de autorregulen, o sea, se auto
control. Se podría definir la biopolítica como la implementación de acciones políticas sobre la vida,
tanto en cuerpos individuales, como en las poblaciones. El estado y las teorías económicas se
ocuparon en potenciar las capacidades biológicas e intelectuales de los individuos. La familia tipo, el
control de la natalidad, se adecuan al concepto de producción capitalista. El objetivo del biopoder es
la gestión total de la vida. El sistema genera nuevas vacunas que reducen la mortalidad y prolongan la
vida.
Biopolítica como forma específica de gobierno que aspira a la gestión de los procesos biológicos de la
población. Foucault sostiene que ésta es efecto de una preocupación anterior del poder político: El
Biopoder, un conjunto de estrategias de saber y relaciones de poder que se articulan en el siglo XVII
sobre lo viviente en Occidente.
La biopolítica en Foucault, designa estrategias y mecanismos sociales que regulan los cuerpos y la
vida pero, también, la construcción de la subjetividad. Se refiere, así, a la relación del poder con el
cuerpo, la vida, las producciones subjetivas; es decir, el poder penetra los cuerpos, la subjetividad y la
forma de vida de las personas. El poder para el autor, se entreteje con dispositivos fuertes y ejerce
coacción desde los medios de comunicación social y una gama de sistemas de control: es éste el
biopoder. En esta línea de pensamiento podemos afirmar que, las décadas de políticas neoliberales
tuvieron por objetivo vulnerabilizar amplios sectores de la población, por medio de políticas activas de
fragilización y dominio.

EL JUEGO DEL PODER


Dispositivo:
1. Un conjunto heterogéneo, que implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas ,
decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos; proposiciones
filosóficas, morales; en síntesis, tanto lo dicho como lo no dicho. El dispositivo mismo es la red que
puede establecerse entre esos elementos.
El dispositivo entonces es la red que puede establecerse entre todos estos elementos, o sea la red
que une y reúne los elementos heterogéneos. Acá nos vamos a detener en esta cuestión de lo dicho y
lo no dicho, esto abre una cuestión muy importante en el pensamiento de Foucault. Lo dicho 
formaciones discursivas; y lo no dicho  formaciones no discursivas o extra discursivas. Foucault
dice que no se puede pensar en cualquier cosa en cualquier momento, en el sentido que el
pensamiento tiene condiciones de posibilidad, o sea hay condiciones que posibilitan pensar y decir
algo. Y que hay condiciones que imposibilitan decir y pensar algo en determinado momento. O sea a
partir de estas cuestiones, de estas condiciones de posibilidad o imposibilidad de pensar algo es que
aparece el concepto de visibilidad. Lo invisible es que hay formaciones discursivas que crean
condiciones de imposibilidad que hacen imposible ver algo, es el ver que tiene que ver con la
comprensión, en ese sentido hablamos de visible-invisible. Foucault plantea dos líneas, las
formaciones discursivas, lo dicho, y las formaciones no discursivas, lo no dicho. Las formaciones
discursivas y las no discursivas constituyen el saber.
¿Qué son las formaciones discursivas? Foucault dice que son formas de contenido, de ahí el
concepto de enunciación. ¿Qué son las formaciones no discursivas? Son formas de expresión. La
relación sería entre significante y significado, o sea la forma de expresión no discursiva sería el
significante y el significado sería las formaciones discursivas de contenido. Una formación no
discursiva, como ejemplo, sería un edificio, es decir un modelo arquitectónico (panóptico). Una
práctica no discursiva es un determinado comportamiento pautado al interior de una institución.
Las formaciones discursivas en las instituciones son los reglamentos, los estatutos, las teorizaciones,
conceptualizaciones científicas, todo esto es constituyente del campo del saber.
Estas formaciones discursivas y no discursivas, que constituyen el saber, se organizan a modo de
archivos, porque son formas, son formaciones. Por eso el habla de una arqueología, de la arqueología
del saber. Cuando solo hay formaciones discursivas sin las extra discursivas, el concepto es de
episteme.
2. La naturaleza del vínculo que puede existir entre esos elementos heterogéneos. Entre dicho
elementos, discursivos o no discursivos, existe algo así como un juego, cambios de posiciones,
modificaciones de funciones, que pueden ser muy diferentes.
3. Por dispositivo se entiende una especie de formación que en un momento histórico dado, ha tenido
como función principal la de responder a una urgencia. El dispositivo tiene una función estratégica
dominante, de naturaleza esencialmente estratégica.
Un dispositivo también se define por dos momentos esenciales en su génesis: un primer momento
que es el del predominio de un objetivo estratégico; luego, el dispositivo se constituye propiamente
como tal, y sigue siendo un dispositivo en la medida en que es el lugar de un doble proceso:
- Proceso de sobredeterminación funcional: Cada efecto, positivo o negativo, querido o no querido,
halla resonancia o entra en contradicción con los otros, y demanda una recuperación, un reajuste de
los elementos heterogéneos que surgen.
- Proceso de ocupación estratégica: Por ej. El aprisionamiento, ese dispositivo que ha hecho que en
un momento dado las medidas de detención hayan aparecido como el instrumento más eficaz, el más
razonable, que pudiera aplicarse a la criminalidad. ¿Qué es lo que eso produjo? Un efecto que no
estaba en absoluto previsto con antelación, que no tenía nada que ver con una astucia estratégica.
Dicho efecto consistió en la constitución de un medio delincuente muy diferente del que se hallaba en
la sociedad del siglo XVIII. La prisión ha desempeñado el papel de filtro, concentración,
profesionalización, cierre de un medio delincuente. En 1830 se reutiliza este efecto involuntario y
negativo en una nueva estrategia, que ha transformado lo negativo en positivo: el medio delincuente
es reutilizado con fines políticos y económicos diversos. Esto es lo que Foucault llama “la ocupación
estratégica del dispositivo”.
El dispositivo está siempre inscrito en un juego de poder, pero también siempre ligado al saber. Eso
es el dispositivo: unas estrategias de relaciones de fuerzas soportando unos tipos de saber y
soportadas por ellos. Éste puede ser discursivo y no discursivo.
En la medida en que las relaciones de poder son una relación de fuerzas no igualitaria y relativamente
estabilizada, es evidente que esto implica un arriba y un abajo. Para que haya movimiento de arriba
hacia abajo, es necesidad que haya al mismo tiempo un movimiento de abajo hacia arriba. Por
ejemplo: las relaciones de poder de tipo feudal. Entre los siervos, ligados a la tierra, y el señor que
extrae de ellos una renta existía una relación local, casi cara a cara. Para que esa relación se
mantuviera era necesaria, por detrás, cierta piramidalización del sistema feudal.
Todo el poder, tanto de arriba hacia abajo como viceversa, es efectivamente representado de una
manera casi constante en las sociedades occidentales, con una forma negativa, una forma jurídica. Es
propia de nuestras sociedades que el lenguaje del poder sea el derecho.
El poder consiste en realidad en unas relaciones, un haz más o menos organizado, más o menos
piramidalizado, coordinado, de relaciones.

LAS RELACIONES DE PODER PENETRAN LOS CUERPOS


Hasta este momento aceptaba la concepción tradicional de poder, el poder como mecanismo
esencialmente jurídico, lo que dice la ley, lo que prohíbe, lo que dice no, con toda una letanía de
efectos negativos, exclusión, rechazo, barrera, negaciones, ocultaciones, etc. Ahora bien, Foucault
considera inadecuada esta concepción (le había servido en Historia de la locura).
Aquí está el otro giro de Foucault en estas proposiciones del poder: el poder pierde la concepción
puramente negativa, la connotación de ser represivo, como en el derecho penal. El caso de la
penalidad lo convención de que el análisis no debía hacerse en términos de derecho precisamente
sino en términos de tecnología, en términos de táctica y estrategia, y es esta sustitución de un
esquema jurídico y negativo por otro técnico y estratégico lo que ha intentado elaborar en Vigilar y
castigar y utilizar después en La Historia de la sexualidad.
El autor cree que entre la locura y la sexualidad existen una serie de relaciones históricas importantes
que no percibió cuando escribía La historia de la locura . En ese momento tenía dos historias
paralelas: (1) la historia de la exclusión de la locura y de las reparticiones que a partir de ella tuvieron
lugar, (2) una historia de las limitaciones que se operaron en el campo de la sexualidad (sexualidad
permitida/prohibida, normal/anormal, la de las mujeres/la de los hombres, la de los adultos/la de los
niños).
Sin embargo, esto le resulta insuficiente: si la locura ha sido esencialmente el objeto de operaciones
negativas, la sexualidad por su parte estaba desde esta época atravesada por intereses distintos y
positivos. En el siglo XIX tiene lugar un fenómenos fundamental: el engranaje, la imbricación de dos
grandes tecnologías del poder: la que tejía la sexualidad y la que marginaba la locura. La tecnología
concerniente a la locura pasó de la negatividad a la positividad, de binaria se convirtió en compleja y
multiforme. Nace una gran tecnología de la psique: hace del sexo a la vez la verdad oculta de la
conciencia razonable, y el sentido descifrable de la locura: su sentido común, y por lo tanto permite
aprisionar a la una y a la otra según las mismas modalidades.
Foucault desplaza los acentos y hace aparecer mecanismos positivos allí donde se privilegian los
mecanismos negativos.
Así, en lo que concierne a la penitencia, se subyace siempre que el cristianismo sancione en ella la
sexualidad, no autorizando así algunas formas, y castigando las otras. Pero también debemos
señalar, que en el corazón de la penitencia cristiana, existe la confesión, y en consecuencia, la
declaración de las faltas, el examen de conciencia, y mediante esto toda una producción de saber y
de discursos sobre el seo que tuvieron efectos teóricos y prácticos (sexualidad medicalizada por
ejemplo).
Es fundamental comprender que la instauración de un poder que se ejerce sobre el cuerpo. Lo que
Foucault busca es intentar mostrar cómo las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en
los cuerpos. Si el poder hace blanco en el cuerpo no es porque haya sido con anterioridad
interiorizado en la conciencia de la gente. Existe una red de bio-poder, de somato-poder que es al
mismo tiempo una red a partir de la cual nace la sexualidad como fenómeno histórico y cultural en el
interior de la cual nos reconocemos y nos perdemos a la vez.
Se entienda al poder como multiplicidad de fuerzas inmanentes al dominio en el que se inscriben, este
poder-juego produciéndose continuamente, en todas partes, en toda relación de un extremo al otro.
Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maestro y
su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder que son el suelo movedizo
y concreto sobre el que ese poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su funcionamiento.
Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer, o del
adulto al niño relaciones de dominación específicas que tienen su configuración propia y relativa
autonomía.
El poder no se construye a partir de voluntades, ni tampoco se deriva de intereses. Sino que el poder
se construye y funciona a partir de poderes, de multitud de cuestiones y de efectos de poder. Esto no
quiere decir que el poder es independiente, y que se podría descifrar sin tener en cuenta el proceso
económico y las relaciones de producción.
En el trabajo de Foucault “El sujeto y el poder”, sostiene que el sujeto se constituye en el
entrecruzamiento de relaciones de producción, relaciones de significación y relaciones de poder, que
atraviesan, se entretejen en todas las relaciones sociales. Lo que marca Foucault aquí, en términos
de la teoría marxista, es la diferencia con el lugar de la relación de producción como determinante en
última instancia. Y la relación de producción no queda por fuera, está también incluida en las
relaciones de poder. Estas relaciones de poder están presentes en todas las relaciones sociales,
están presentes en la familia, están presentes en las relaciones que se establecen en el proceso
educativo. El poder pierde en Foucault este carácter negativo de represión, de prohibición que había
tenido en todo el discurso jurídico, para tener el carácter productivo, para tener un carácter positivo,
que produce efectos, nuevas relaciones, formas, produce saberes.

LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO


Las disciplinas, dice Foucault, buscan el buen encauzamiento de los comportamientos, coaccionan
para un buen encauzamiento. Para este buen encauzamiento se van a usar tres instrumentos. Estos
tres instrumentos en los que se basa esta disciplina que busca docilizar los cuerpos son:
 La vigilancia jerarquizada, la supervisión del inmediato superior
 La sanción normalizadora, sanción a quien transgrede para que vuelva a normalizado.
 El examen
Estos son los tres medios para el disciplinamiento de las sociedades. Es a partir de esta posición y
conceptualización sobre el poder que permite entender el poder no como una estructura ni una
institución, sino lo que él llama una ‘microfísica del poder’, porque en este cuadriculado de la red del
poder, el poder penetra en todas las relaciones sociales y las regula. Esta regulación es lo que
Foucault llama poder disciplinario. Y las sociedades que se constituyen en este poder disciplinario son
las sociedades disciplinarias. O sea son sociedades sostenidas sobre este modelo del control y la
vigilancia para la regulación de todas las relaciones sociales. Son sociedades con esta tecnología del
poder.
El poder disciplinario, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar, tiene como función principal la
de enderezar conductas. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que pueda
multiplicarlas y usarlas. La disciplina “fabrica” individuos; es la técnica específica de un poder que ve a
los individuos a la vez como objetos y como instrumento de su ejercicio. Es un poder modesto,
suspicaz, que funciona según el modelo de una economía permanente. Humildes, modalidades,
procedimientos menores, si se comparan con los rituales de la Soberanía o con los aparatos del
Estado. Son ellos los que van a invadir esas formas mayores, a modificar sus mecanismos e imponer
sus procedimientos. El éxito del poder disciplinario se debe sin duda al uso de instrumentos simples:
la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le es
específico: el examen.
La vigilancia jerárquica:
El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada; un aparato
en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de
coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican. Se desarrolla toda una
arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista o para vigilar el espacio exterior, sino
para permitir un control interior, articulado y detallado -para hacer visibles a quienes se encuentran
dentro-. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura (muro grueso, puerta sólida que impide
entrar y salir) comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los pasos y de las
transparencias.
Así se organiza el hospital-edificio como instrumentos de acción médica: permitir observar bien a los
enfermos, y así ajustar mejor los cuidados; la forma de las construcciones debe impedir los contagios,
por la cuidados separación de los enfermos: la ventilación y el aire que hacen circular deben evitar la
multiplicación de la enfermedad. El hospital ya no es simplemente el techo bajo el que se cobijaban la
miseria y la muerte cercana; es, un operador terapéutico.
La escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento de la conducta. Educar cuerpo vigorosos,
imperativo de salud; obtener oficiales competentes, imperativo de calidad; formar militares obedientes,
imperativo político; prevenir el libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad. Cuádruple
razón de establecer mamparos entre los individuos, pero también aberturas de vigilancia continua. El
edificio de la escuela debía ser un aparato para vigilar. Las instituciones disciplinarias han secretado
una maquinaria de control que ha funcionado como un microscopio de la conducta; un aparato de
observación, registro y encauzamiento de la conducta. En estas máquinas de observar, ¿cómo
subdividir las miradas, cómo establecer entre ellas comunicaciones? ¿Qué hacer para que resulte un
poder homogéneo y continuo?
El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente. Un punto
central sería la fuente de luz que iluminara todo, y lugar de convergencia para todo lo que debe ser
sabido: ojo perfecto, centro hacia el cual están vueltas todas las miradas. En el centro de las
edificaciones dispuestas en círculo y abiertas todas hacia el interior (arquitecturas circulares).
Se organiza un nuevo tipo de vigilancia, diferente del que en los regímenes de las manufacturas
realizaban desde el exterior los inspectores, encargados de hacer aplicar los reglamentos. Ahora se
trata de un control intenso, continuo; corre a lo largo de todo el proceso de trabajo; no recae sólo
sobre la producción (materias primas, tipo de instrumentos utilizados, etc.), toma en cuenta la
actividad de los hombres, su habilidad, su rapidez, su conducta. A medida que el aparato de
producción se hace más importante y más complejo, a medida que aumentan el número de obreros y
la división del trabajo, las tareas de control se hacen más necesarias y difíciles. Vigilar pasa a ser una
función definida, que debe acompañar el proceso de producción en toda su duración. Se hace
indispensable un personal especializado, constantemente presente y distinto de los obreros. La
vigilancia pasa a ser un operador económico decisivo, en tanto es una pieza interna en el aparato de
producción y un engranaje especificado del poder disciplinario.
La extensión de la vigilancia jerarquizada, continua y funcional debe su importancia a las nuevas
mecánicas de poder que lleva consigo. El poder disciplinario, gracias a ella, se convierte en un
sistema integrado vinculado al interior a la economía y a los fines del dispositivo en que se ejerce. Se
organiza también como un poder múltiple, automático y anónimo; su funcionamiento es el de un
sistema de relaciones de arriba abajo, pero también de abajo arriba y lateralmente. El poder en la
vigilancia jerarquizada de las disciplinas funciona como una maquinaria. Si bien su organización
piramidal le da un “jefe”, es el aparato entero el que produce poder, y distribuye los individuos en ese
campo permanente y continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez “indiscreto”, ya que
está por doquier y siempre alerta, no deja ninguna zona de sombra y controla a aquellos mismos que
están encargados de controlarlo; y absolutamente “discreto”, ya que funciona permanentemente y en
silencio. Gracias a estas técnicas de vigilancia, la “física” del poder, el dominio sobre el cuerpo se
efectúan según leyes de la óptica, la mecánica, de acuerdo con un juego de espacios, de líneas, de
haces, de pantallas, de grados, y sin recurrir, en principio, a la fuerza y la violencia. Poder que es en
apariencia menos corporal, y más sabiamente físico
La sanción normalizadora:
1. Las disciplinas establecen una “infra-penalidad”, reticulan un espacio que las leyes dejando vacío;
califican y reprimen un conjunto de conducta que su indiferencia hacía sustraerse a los grandes
sistemas de castigos. Por ej.: “al entrar, los compañeros deben saludarse unos a otros”, “está
prohibido entretener a los compañeros con gestos o de otro a manera”, “deberán comportarse
honesta y decentemente”. En el taller, e la escuela, en el ejército, reina una micropenalidad del tiempo
(retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido), de la
manera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes
incorrectas, gestos impertinentes), de la sexualidad (indecencia). Al mismo tiempo se utiliza, a título
de castigos, una serie de procedimiento sutiles, que van desde el castigo leve, a privaciones menores
y a pequeñas humillaciones. Se trata de hacer penables a las fracciones más pequeñas de la
conducta y de dar una función punitiva a los elementos en apariencia indiferentes del aparato
disciplinario. Se busca castigar la menor cosa; que cada sujeto se encuentre en una universalidad
castigable-castigante.
2. La disciplina lleva una manera específica de castigar. Lo que compete a la penalidad disciplinaria
es la inobservancia (el no cumplimiento de una norma), todo lo que no se ajusta a la regla, las
desviaciones. Es punible el dominio indefinido de lo no conforme: el soldado comete una falta,
siempre que no alcanza el nivel requerido; la “falta” del alumno: una ineptitud para cumplir sus tareas.
El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de índole mixta: es un orden artificial
(dispuesto de manera explícita por una ley, un programa, un reglamento) y también un orden definido
por procesos naturales observables: la duración de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, el nivel
de aptitud, etc.
3. El castigo disciplinario tiene por función reducir las desviaciones. Deben ser correctivos. Los
sistemas disciplinarios dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio, del aprendizaje
intensificado, multiplicado, repetido. El efecto correctivo se obtiene directamente por el mecanismo de
un encauzamiento de la conducta. Castigar es ejercitar.
4. El castigo, en la disciplina, es un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. Este sistema
es el que se vuelve operante en el proceso de encauzamiento de la conducta y de corrección. El
maestro debe evitar usar de castigos; por el contrario, debe tratar de hacer que las recompensas sean
más frecuentes que las penas. Este mecanismo de dos elementos permite cierto número de
operaciones características de la penalidad disciplinaria. En primer lugar la calificación de las
conductas y de las cualidades a partir de dos valores opuestos del bien y del mal; se tiene una
distribución entre polo positivo y polo negativo; toda la conducta cae en el campo de las buenas y de
las malas notas, de los buenos y de los malos puntos.
5. La distribución según los rangos y grados tiene un doble papel: señalar las desviaciones,
jerarquizar las cualidades, las competencias y las aptitudes; pero también castigar y recompensar. La
disciplina recompensa por el único juego de los ascensos, permitiendo ganar, castiga haciendo
retroceder y degradando. El rango por sí mismo equivale a recompensa o a castigo. Por ejemplo: el
sistema de clasificación “honorífica” de la escuela militar (muy buenos, buenos, mediocres, malos 
hombreras  el mérito y la conducta deben decidir el lugar del alumno). Se distribuye los alumnos de
acuerdo con sus aptitudes y conducta, por lo tanto, según el uso que se podrá hacer cuando salgan
de la escuela; ejercer una presión constante para que se sometan todos al mismo modelo, para que
estén obligados todos juntos a la subordinación, a la docilidad, a la atención en los estudios y
ejercicios y a la práctica de los deberes y de las partes de la disciplina. Para que todos se asemejen.
El arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario, no tiende a la represión. Utiliza 5 operaciones
distintas. La penalidad perfecta que atraviesa todos los puntos, y controla todos los instantes de las
instituciones disciplinarias, compara, diferencia, jerarquiza, excluye. En una palabra, normaliza.
El examen
Combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Permite calificar,
clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia
y sanciona. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el
examen toda su notoriedad visible.
La organización del hospital como aparato de “examinar”. De la misma manera, la escuela pasa a ser
una especie de aparato de examen ininterrumpido que acompaña en toda su longitud la operación de
enseñanza. El examen no se limita a sancionar un aprendizaje a pesar de ser uno de sus factores
subyacentes. El examen permite al maestro, a la par que trasmite su saber, establecer sobre sus
discípulos todo un campo de conocimientos. El examen, en la escuela, crea un verdadero y constante
intercambio de saberes: garantiza el paso de los conocimientos del maestro al discípulo, pero toma
del discípulo un saber reservado y destinado al maestro. La escuela pasa a ser el lugar de
elaboración de la pedagogía. La época de la escuela “examinatoria” marca el comienzo de una
pedagogía que funciona como ciencia.
El examen lleva consigo todo un mecanismo que une a cierta forma del ejercicio del poder cierto tipo
de formación de saber.

EL PANOPTISMO
Foucault hace una descripción exhaustiva del sistema penitenciario occidental, un recorrido histórico
de las prisiones y los métodos de castigo en la Edad Media hasta ahora.
El espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en
un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los
acontecimientos están registrados, en el que n trabajo interrumpido de escritura une el centro y la
periferia en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el
que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los
enfermos y los muertos. Todo esto constituye un modelo del dispositivo disciplinario. Prescribe a cada
cual su lugar, a cada cual su cuerpo, a cada cual su enfermedad y su muerte, a cada cual su bien, por
el efecto de un poder omnipresente y omnisciente. La disciplina hace valer su poder que es análisis.
La peste ha suscitado esquemas disciplinarios, apela a separaciones múltiples, a distribuciones
individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de los controles, a una
intensificación y a una ramificación del poder.
Comparación entre el leproso y le peste.
1. El leproso está prendido en una práctica del rechazo, del exilio-clausura. Se lo deja perderse allí
como en una masa que importa poco diferenciar. El apestado está prendido en un reticulado táctico
meticuloso en el que las diferenciaciones individuales son los efectos coactivos de un poder.
2. El gran encierro - El buen encauzamiento de la conducta
3. La lepra y su división - La peste y su reticulado.
4. Lepra marcada – Peste analizada y repartida.
5. Exilio – Detención
6. Distinto sueño político: comunidad pura (lepra) – sociedad disciplinada (peste).
Se trata de dos maneras de ejercer el poder sobre los hombres, de controlar sus relaciones.
Esquemas diferentes, pero no incompatibles. En el SXX, se aplica al leproso (y a los mendigos,
vagabundos, locos, violentos) la técnica de poder propia del reticulado disciplinario. Tratar a los
leprosos como a los apestados, proyectar la disciplina, trabajar con los métodos de distribución
analítica del poder, individualizar a los excluidos, pero servirse de los procedimientos de
individualización para marcar exclusiones. Esto es lo que ha sido llevado a cabo por el pode
disciplinario desde los comienzos del siglo XIX: el asilo psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el
establecimiento de educación vigilada, los hospitales funcionan de doble modo: el de la división
binaria y la marcación (loco/no loco, peligroso/inofensivo, normal/anormal); y el de la asignación
coercitiva de la distribución diferencial (quién es, dónde debe estar, por qué caracterizarlo, cómo
reconocerlo, cómo ejercer sobre él una vigilancia constante). Entonces, por un lado se impone a los
excluidos la táctica de las disciplinas individualizante, y por otro, la universalidad de los controles
disciplinarios permite marcar quién es el leproso. Así, la división constante de lo normal y de lo
anormal, a que todo individuo está sometido, prolonga hasta nosotros y aplicándolos a otros objetos
distintos, la marcación binaria y el exilio del leproso; la existencia de técnicas e instituciones que se
atribuyen como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, hace funciones los dispositivos
disciplinarios a que apelaba el miedo de la peste. Todos los mecanismos de poder se disponen en
torno de lo anormal, para marcarlo, para modificarlo.
El panóptico de Bentham  figura arquitectónica de esta composición.

MÉTODO
Foucault NO entiende por poder:
- Un conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado.
- Un modo de sujeción que, por oposición a la violencia, tendría la forma de la regla.
- Un sistema de dominación ejercida por un elemento o un grupo sobre otro, y cuyos efectos
atravesarían el cuerpo social entero.
Poder NO debe postular la soberanía del Estado, la forma de la ley o la unidad global de una
dominación
Por poder hay que comprender:

 La multiplicidad de las relaciones de fuerzas inmanentes y propias del dominio en que se ejercen (no
hay un único poder).
 El juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las
invierte.
 Los apoyos que las relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen
cadena o sistema, o, al contrario, las contradicciones que aíslan a unas de otras.
 Las estrategias tornan efectivas estas relaciones de fuerzas, y cuya cristalización toma forma en los
aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales.
 El poder no debe buscarse en la existencia de un punto central, del cual irradiarían formas derivadas y
descendientes, sino que las relaciones de fuerzas son móviles (se pueden invertir, modificar) y
desiguales (nunca igualitarias)
 El poder es omnipresente, se produce a cada instante, en toda relación de un punto con otro. El poder
está en todas partes, viene de todas partes.
 El poder es permanente, repetitivo, inerte, autorreproductor  efecto que se dibuja a partir de todas
esas movilidades.

El poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos


estarían dotados: es una situación estratégica compleja en una sociedad dada

Proposiciones:
1) El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, algo que se conserve o deje escapar; el
poder se ejerce a partir de innumerables puntos, y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias.
2) Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad respecto de otros tipos de relaciones
(procesos económicos, relaciones sexuales), sino que son inmanentes: constituyen los efectos
inmediatos de desigualdades y desequilibrios que se producen. Las relaciones de poder no se hallan
en posición de superestructura, con un simple papel de prohibición, sino que desempeñan un papel
directamente productor allí donde actúan.
3) El poder viene de abajo. En el principio de las relaciones de poder no hay una oposición binaria y
global entre dominadores y dominados. Hay que suponer que las relaciones de fuerza múltiples, que
se forman y actúan en los aparatos de producción, las familias, los grupos restringidos y las
instituciones, sirven de soporte.
4) Las relaciones de poder son intencionales y no subjetivas. No hay poder que se ejerza sin una
serie de objetivos. Sin embargo ello no significa que resulte de la opción o decisión de un sujeto
individual
5) Donde hay poder hay resistencia. La resistencia nunca está en posición de exterioridad respecto
del poder. Las relaciones de poder existen en función de una multiplicidad de puntos de resistencia:
estos desempeñan el papel de adversario, de blanco, de apoyo. Los puntos de resistencia están
presentes en todas partes dentro de la red de poder. Están distribuidas de manera irregular: los
puntos, los nudos, los focos de resistencia se hallan diseminados en el tiempo y en el espacio. Estos
puntos son móviles y transitorios. La red de las elaciones de poder concluye por construir un espeso
tejido que atraviesa los aparatos y las instituciones, sin localizarse exactamente en ellos.

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