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Sistema de Jurisprudencia - Poder Judicial

Expediente N° C-72509/ 2016

Organo: Tribunal del Trabajo-Sala I- Vocalía 3 Fecha: 13/ 7/ 2023

Voces Jurídicas:
INDEM NIZACION POR DESPIDO PRIM ACIA DE LA REALIDAD EXTENSION DE LA RESPONSABILIDAD

En la ciudad de San Salvador de Jujuy, a los trece días del mes de julio de dos mil veintitrés, reunidos los
señores vocales integrantes de la Sala I del Tribunal del Trabajo de la Provincia de Jujuy, Dres. Daniel
Horacio Camú, Alejandro Hugo Domínguez y Ricardo Rubén Chazarreta, bajo la Presidencia del primero de
los nombrados, vieron y analizaron las constancias del Expte. Nº C-072509/ 2016, caratulado: “DESPIDO:
MOYANO SARMIENTO, María Regina y MOYANO SARMIENTO, Paula Cristina c/ PALUE S.R.L.”, y luego de
deliberar;

El Dr. Camú dijo:


Se presenta el Dr. Enrique René Rivas en nombre y representación de las Sras. MARIA REGINA MOYANO
SARMIENTO y PAULA CRISTINA MOYANO SARMIENTO, conforme carta poder obrante a fs. 2/ 3,
promoviendo demanda laboral por despido en contra de la razón social PALUE S.R.L., a quien le reclama
indemnización por despido; indemnización sustitutiva de preaviso; integración mes de despido;
indemnizaciones arts. 1º y 2º Ley Nº 25.323; indemnizaciones arts. 8º, 9º, 10º y 11º Ley Nº 24.013;
indemnización art. 16 Ley Nº 25.561; sanción conminatoria art. 132 bis LCT; diferencias salariales; SAC;
vacaciones; entrega de certificación de servicios, remuneraciones, aportes y cese; multa art. 80 LCT; daño
moral; intereses, costos y costas.
Al relatarnos los hechos sobre los cuales basa su pretensión, refiere que sus mandantes ingresaron en
dependencia laboral para la razón social PALUE SRL el 1/ 3/ 2014 como ayudantes de cocina y cajeras en el
establecimiento ubicado dentro del Complejo Educativo José Hernández, percibiendo una remuneración
mensual aproximada de $ 1.000, con jornadas laborales de 7:30 a 18 hs.; que la relación de trabajo no fue
registrada; que no se les reconoció la categoría escalafonaria conforme CCT Nº 389/ 04; que el 26/ 5/ 2015
el personal de guardia del colegio y autoridades de PALUE SRL les prohibieron el ingreso al lugar de
trabajo; que en fecha 1/ 6/ 2015 remitieron a la demandada telegramas Ley Nº 23.789 (CD 659327171 y CD
659335544) denunciando la prohibición injustificada de permitirles la prestación de servicios, intimando a
aclarar situación laboral, proveer tareas habituales, abonar salarios conforme CCT Nº 389/ 04, reconocer y
registrar la fecha exacta de ingreso (1/3/ 2014), bajo apercibimiento de considerarse injuriadas y
despedidas. Continúa relatando que el 4/ 6/ 2015 el principal contestó las misivas mediante CD 657789848
y CD 657789817 negando la existencia del vínculo laboral, señalando que el mismo era con terceras
personas; que ante tal posición del empleador, por telegramas de fecha 11/ 6/ 2015 sus conferentes se
consideraron injuriadas y despedidas. Manifiesta que PALUE SRL inició el 4/ 6/ 2015 actuaciones
administrativas ante la Dirección Provincial del Trabajo, que tramitaron por Expte. Nº 0419-1126-AV-15, sin
que diera cumplimiento con las imposiciones de la autoridad administrativa. Capítulo aparte refiere a la
procedencia de la demanda y rubros reclamados, al que me remito en honor a la brevedad. Practica
planilla de liquidación; ofrece pruebas; peticiona se haga lugar a la demanda con costas a la accionada.
Corrido el traslado de demanda se presenta el Dr. Raúl Sebastián Colqui en nombre y representación de
PALUE SRL, conforme poder general para juicios obrante a fs. 37/ 38. Como primera medida solicita la
citación como terceros de la Sra. María Belén Alvarez García en su carácter de concesionaria del comedor
del Complejo Educativo José Hernández y del Sr. Raúl Esteban Aguirre como garante del contrato de
concesión, requiriendo la formación de litis consorcio pasivo; opone la prescripción de todo reclamo
anterior a dos años desde la fecha de interposición de demanda (9/9/ 2016); seguidamente realiza una
negativa genérica y específica de los hechos invocados por la actora; refiere a la invariabilidad de los
hechos luego de trabada la litis y preclusión procesal; al exponer su versión de los hechos manifiesta que
entre PALUE SRL -Complejo Educativo José Hernández- y la Sra. María Belén Alvarez García en fecha
21/ 4/ 2014 se suscribió contrato de concesión del salón comedor del Complejo, por el cual la Sra. Alvarez
García y su socio Sr. Aguirre, titulares de la empresa “Santa Gula”, a cambio del pago de un canon
mensual, brindarían el servicio de confitería para el colegio y realización de eventos y/ o catering para
terceros. Señala que su mandante siempre concesionó el servicio de almuerzo para alumnos,
contemplándose en los sucesivos contratos, la obligatoriedad del concesionario de registrar el personal
que allí trabaje (cláusula 5°); que mediante acta notarial N° 84 de fecha 19/ 5/ 2015 se intimó a la Sra.
Alvarez García a presentar la nómina de empleados que trabajan en comedor y cocina, y documentación
que acredite cumplimiento de pago de aportes previsionales, ART y sueldos acorde a convenio; que ante el
incumplimiento de la concesionaria, mediante acta notarial N° 86 se resolvió el contrato de concesión; que
en fecha 26/ 5/ 2015 la concesionaria respondió mediante CD 659326321 señalando que, de mutuo
acuerdo, la nómina de empleados y/ o documentación laboral, vino obviándose por innecesaria e
irrelevante; que mediante CD 659337430 del 29/ 5/ 2015 se contestó dicha misiva negando haber existido
mutuo acuerdo tácito sobre incumplimiento alguno. Continúa relatando que, luego de rescindido el
contrato, en fecha 4 de junio recibió cuatro telegramas de personas que jamás trabajaron en el Complejo
Educativo José Hernández (Diego Omar Vargas CD 659327168; Jorge Ermindo Llanos CD 659327185; María
Regina Moyano Sarmiento CD 659327171, Paula Cristina Moyano Sarmiento CD 659335544), reclamando
correcta registración, diferencias salariales, etc.; seguidamente hace referencia a las actuaciones
administrativas tramitadas en Expte. N° 0419-1126-AV-2015 y a los informes expedidos por ANSES dando
a conocer que en el período que señalan haber laborado para PALUE SRL, la Sra. María Regina Moyano
Sarmiento se encontraba registrada como trabajadora de casas particulares, mientras que la Sra. Paula
Cristina Moyano Sarmiento como titular de un plan social o programa de empleo. Se opone a prueba
ofrecida por la actora; ofrece prueba; solicita imposición de costas agravadas; peticiona el rechazo de
demanda.
Mediante Providencia de fecha 16/ 11/ 2016 se hace lugar a la intervención de terceros –María Belén
Alvarez García y Raúl Esteban Aguirre- a quienes se les corre traslado de la demanda y su contestación.
A fs. 99/ 105 se presentan el Sr. Raúl Esteban Aguirre y la Sra. María Belén Alvarez García con el patrocinio
letrado de la Dra. María Florencia Flores Andrés; oportunidad en que se oponen a la citación como
terceros o a ser alcanzados por los efectos de la sentencia por los fundamentos que exponen, a los que me
remito en honor a la brevedad. Manifiestan que Raúl Esteban Aguirre fue empleado de PALUE SRL hasta el
mes de mayo de 2014, con más de diecisiete años de antigüedad, a quien se le impuso junto a su cónyuge
María Belén Alvarez la atención del comedor del colegio José Hernández, con empleados a cargo del
establecimiento; que el supuesto contrato de concesión fue un engaño laboral para defraudarlo como
empleado. En subsidio contestan demanda; efectúan una negativa genérica y específica de los hechos
invocados en el escrito de demanda y contestación; al relatar su versión de los hechos reiteran que al Sr.
Raúl Esteban Aguirre, al ser empleado de la razón social PALUE SRL, se le impuso junto a su cónyuge María
Belén Alvarez, la atención del comedor del colegio José Hernández, actividad comercial regular del colegio,
quienes estuvieron a disposición y cumpliendo órdenes de PALUE SRL, sin registro correspondiente, sin
pago de salarios, sin obra social ni aportes previsionales; que las actoras trabajaron para la razón social
como encargadas de cocina y comedor; que la administración y manejo del comedor del complejo
Educativo José Hernández es decidida por PALUE SRL, siendo un servicio incorporado al establecimiento
escolar; que las actoras fueron empleadas regulares de PALUE SRL; niegan que el colegio o PALUE SRL
hayan exigido presentación de nómina de empleados que trabajan en el salón comedor y/ o dependencias.
Refiere a fraude laboral por parte de las autoridades de PALUE SRL en perjuicio de las actoras, de su
gremio, obra social y del fisco. Ofrecen pruebas; oponen preclusión procesal; introducen la Cuestión
Federal; peticionan el rechazo de la citación y de la demanda, con costas.
A fs. 119/ 121 rola contestación del traslado previsto por el Art. 55 del CPT. A fs. 127 rola contestación del
traslado conferido a la demandada respecto de la contestación de los terceros. En fecha 16/ 5/ 2017 tiene
lugar la audiencia de conciliación, fracasando la misma ante la ausencia del letrado de la demandada. Se
decreta la apertura a prueba, se produce la ordenada. Se libra oficio a Secretaría de Superintendencia para
la designación de perito contador y perito en informática, recayendo en el CPN Raúl José Gómez y Karina
Tatiana Brils, respectivamente, quienes emitieron dictámenes a fs. 267/ 282 (informática) y a fs. 403/ 407
(contable), siendo observados por las partes. A fs. 425/ 431 obra contestación del perito contador. A fs. 452
se presenta la Sra. María Belén Alvarez García y el Sr. Raúl Esteban Aguirre con patrocinio letrado del Dr.
Mauricio Márquez. Posteriormente asume la representación del Sr. Aguirre el Dr. Fernando Amador
conforme poder general para juicios que acompaña mediante escrito N° 625721. Se arriba a la audiencia
de vista de la causa, no concurriendo la Sra. María Belén Alvarez García ni su letrado patrocinante; se
reciben las declaraciones propuestas, procediéndose a suspender la misma ante la incomparencia de
algunos testigos. En fecha 29/ 6/ 2023 tiene lugar la prosecución de la audiencia de vista de causa, se
reciben declaraciones testimoniales, se clausura el período probatorio y alegan las partes manteniéndose
en sus originarias posturas.
En este contexto, conforme los términos en que quedó trabada la litis, las cuestiones controvertidas
respecto de las cuales este Tribunal debe expedirse, están referidas a: 1) Si existió relación de empleo en
los términos de la Ley de Contrato de Trabajo; de ser así, fecha de ingreso, jornada laboral y calificación
profesional de las actoras; 2) Si existe solidaridad entre demandada y terceros citados; 3) Defensa de
prescripción opuesta por la demandada; 4) Rubros reclamados; 5) Costas y honorarios.
Primera cuestión:
Que ante la disímil postura de las partes se impone el análisis de la relación que invocan las actoras
como sustento de sus reclamos. Dicen haber ingresado en dependencia laboral para la razón social PALUE
SRL el 1/ 3/ 2014 como ayudantes de cocina y cajeras en el establecimiento ubicado dentro del Complejo
Educativo José Hernández, con jornada laboral de 7:30 a 18 hs.; que la relación de trabajo no fue
registrada; que no se les reconoció la categoría escalafonaria conforme CCT Nº 389/ 04; que el 26/ 5/ 2015
el personal de guardia del colegio y autoridades de PALUE SRL les prohibieron el ingreso al lugar de
trabajo; que en fecha 1/ 6/ 2015 intimaron a la demandada a aclarar situación laboral, proveer tareas
habituales, abonar salarios conforme CCT Nº 389/ 04, reconocer y registrar fecha exacta de ingreso
(1/3/ 2014), bajo apercibimiento de considerarse injuriadas y despedidas. Que el 4/ 6/ 2015 la accionada
contestó la intimación negando la relación laboral, por lo que el 11/ 6/ 2015 hicieron efectivo el
apercibimiento, considerándose injuriadas y despedidas.
La demandada desconoce la relación laboral aduciendo que al haberse concesionado el servicio de
comedor del complejo Educativo José Hernández mediante contrato suscripto el 21/ 4/ 2014 entre PALUE
SRL y la Sra. María Belén Alvarez García (titular) y el Sr. Raúl Aguirre (garante), el eventual vínculo laboral
sería con estos últimos. Que mediante acta notarial N° 84 de fecha 19/ 5/ 2015 se intimó a la Sra. Alvarez
García a presentar la nómina de empleados que trabajan en comedor y cocina, y documentación que
acredite cumplimiento de pago de aportes previsionales, ART y sueldos acorde a convenio; que ante el
incumplimiento de la concesionaria, mediante acta notarial N° 86 se resolvió el contrato de concesión.
Por su parte, los terceros citados aducen que Raúl Esteban Aguirre fue empleado de PALUE SRL hasta el
mes de mayo de 2014, con más de diecisiete años de antigüedad, a quien se le impuso junto a su cónyuge
María Belén Alvarez la atención del comedor del Colegio José Hernández, con empleados a cargo del
establecimiento; que el supuesto contrato de concesión fue un engaño laboral para defraudarlo como
empleado. Que las actoras trabajaron para la razón social como encargadas de cocina y comedor; que la
administración y manejo del comedor del complejo Educativo José Hernández es decidida por PALUE SRL,
siendo un servicio incorporado al establecimiento escolar.
Del relato de los hechos surge que la relación de trabajo subordinado reclamada por las actoras ha sido
negada tanto por la demandada como por los terceros citados, por lo que procederé a evaluar si
realmente existió relación de empleo en los términos de la Ley de Contrato de Trabajo, análisis que
efectuaré con especial observancia al principio de primacía de la realidad rector en la materia.
El principio de “primacía de la realidad” ha sido definido por la doctrina de la siguiente manera: “Este
principio otorga prioridad a los hechos, es decir, a lo que efectivamente ha ocurrido en la realidad, sobre
las formas o apariencias o lo que las partes han convenido: el contrato de trabajo es un “contrato –
realidad”. Prescinde de las formas para hacer prevalecer lo que efectivamente sucedió. Por lo tanto, a
diferencia del derecho civil, que le da especial relevancia a lo pactado por las partes (a quienes entiende
libres para disponer de sus derechos), en el Derecho del Trabajo, en caso de discordancia entre lo que
ocurre en la práctica y lo que surge de documentos suscriptos por las partes o acuerdos celebrados entre
ellos (lo que se pactó o documentó) se debe dar preferencia a los hechos. Prima la verdad de los hechos –
la esencia de la relación que vinculó a las partes – sobre la apariencia, la forma o la denominación que
asignaron éstas al contrato.” (Conf., “Derecho del trabajo y de la seguridad social”, Julio A. Grisolía T. I.,
pág. 173, Ed. Lexis Nexis).
En ocasión de celebrarse la audiencia de vista de la causa, los absolventes citados a declarar señalaron lo
siguiente: Paula Cristina Moyano Sarmiento: “ … Sí es cierto que durante abril de 2014 a mayo de 2015 me
dediqué a trabajar en el rubro gastronomía. No es cierto que el Sr. Aguirre o la Sra. Alvarez García
decidieran los menú o comida que se vendería. No es cierto que ellos fijaran los precios de venta de
comida. Sí es cierto que recibía órdenes e instrucciones del Sr. Aguirre y Sra. Alvarez García. Sí es cierto
que no registraba mi ingreso al Complejo Educativo José Hernández a través del sistema dactilar. Sí es
cierto que durante los meses que trabajé cobré mi sueldo. No es cierto que no haya conocido a la Sra.
Norma Lozano y Carolina Muñoz. No es cierto que no haya recibido una sanción por parte del colegio …”.
María Regina Moyano Sarmiento: “ … Sí es cierto que durante abril de 2014 a mayo de 2015 trabajé en el
rubro gastronomía. No es cierto que el Sr. Aguirre o la Sra. Alvarez García decidieran el menú. Sí es cierto
que ellos decidían los precios de venta de comida. Sí es cierto que recibía órdenes del Sr. Aguirre y de la
Sra. Alvarez García. Sí es cierto que no registraba el ingreso al Complejo Educativo José Hernández con el
sistema dactilar. Sí es cierto que durante los meses que trabajé cobré mis sueldos. No es cierto que no
conozca a las Sras. Norma Lozano y Carolina Muñoz. No es cierto que no haya recibido sanción
disciplinaria por parte del colegio …”. En ocasión que el Tribunal pidió algunas explicaciones a María
Regina Moyano Sarmiento, la misma refirió haber ingresado en marzo de 2014, ser ayudante de cocina,
con jornada de lunes a viernes de 13:30 a 20 hs., mientras que su hermana Paula ingresaba a hs. 7:00 hasta
hs. 13,30. Raúl Esteban Aguirre: “ … Sí es cierto que durante abril de 2014 a mayo de 2015 me dedique a
trabajar en el rubro gastronomía. Sí era propietario de la firma Santa Gula. Sí es cierto que suscribí un
contrato de concesión en calidad de garante de la Sra. Alvarez García para explotar comercialmente el
comedor del Complejo Educativo José Hernández. … Sí es cierto que tenía personas trabajando para dicha
explotación. Sí es cierto que las Sras. Paula Cristina Moyano Sarmiento y María Regina Moyano Sarmiento
no trabajaban para mí. … Sí es cierto que llevaba la mercadería al comedor”. Los testigos citados
declararon lo siguiente: Jorge Ermindo Llanos: “Conozco a las actoras del José Hernández; yo trabajaba en
la cocina como chef; ingresé en el año 2014; me convocó el Sr. Raúl Aguirre; trabajaba de lunes a viernes
de 7 a 15 hs. Las actoras eran ayudante de cocina, yo les impartía las órdenes; cuando faltaban debían
comunicarse con Raúl Aguirre. Yo les pagaba a las actoras con plata del comedor, autorizado por Aguirre.
Las actoras trabajaban de lunes a viernes, Paula de 7 a 14 hs., mientras que María Regina de 15 a 19 hs. El
Sr. Aguirre era empleado del colegio José Hernández. Recibíamos órdenes del colegio en cuanto a la
apertura y cierre del comedor, como así también respecto al tipo de comida a venderse y precios. … el
pedido de alimentos para cocinar se lo hacíamos a Aguirre. No estábamos registrados. No trabajábamos el
2 de agosto día del trabajador gastronómico. …”. Diego Omar Vargas: “… Yo trabajé en el comedor del
colegio hasta mayo de 2014 como cajero y ayudante de cocina. Las actoras trabajaban en la cocina, Paula
por la mañana y María por la tarde, no recuerdo el horario; trabajábamos de lunes a viernes; el encargado
de cocina Jorge Llanos nos daba las órdenes, también nos pagaba. Yo llegué a trabajar a través de Llanos,
él estaba vinculado con Raúl Aguirre. El colegio manejaba el horario de apertura y cierre del comedor. …”.
Germán Pablo Romano: “… Cuando quise hacer un evento de teatro en el comedor del colegio, le pedí a
Raúl Aguirre un presupuesto, me dijo que tenía que consultar al colegio si lo autorizaban hacer ese tipo de
eventos”.
Analizando lo expresado por los testigos debo destacar que no advierto que los mismos hayan incurrido
en falsedades o en contradicciones en sus dichos que permitan calificar sus declaraciones como parciales y
privarlas por ello de validez. Resalto que las mismas resultan totalmente coincidentes entre sí, lo que
autoriza a admitir los testimonios rendidos por su coherencia y ser conducentes a la solución del caso en
estudio. Fueron contestes en señalar que las actoras trabajaron en el comedor del Complejo Educativo
José Hernández durante abril de 2014 a mayo de 2015; que trabajaban como ayudante de cocina de lunes
a viernes, Paula de 7 a 13,30 hs. y María de 13,30 a 20 hs. (extremo reconocido por una de las actoras); que
el pago de la remuneración era autorizado por el Sr. Aguirre; que ante inasistencias incurridas hablaban
con Raúl Aguirre.
Con relación al valor probatorio de la prueba testimonial, se tiene dicho que “los testimonios deben ser
examinados en su integridad y de allí extraer el sentido real de lo que ha querido expresar, como
corresponde al ejercicio lógico de la sana crítica. El valor de la prueba testimonial reside precisamente en
las circunstancias de modo, tiempo y lugar que los testigos refieren en apoyo de sus versiones respecto de
los hechos que afirman conocer o saber. Las razones proporcionadas en sustento del dicho no son sino
exigencias lógicas y mínimas del examen que de la prueba testimonial debe realizar el juzgador en el
marco de la sana crítica racional. Toda afirmación despojada de una explicación circunstanciada, que
permita establecer por qué el testigo sabe o conoce respecto de determinado hecho, resulta irrelevante
como elemento de comprobación” (CSJT, sentencia N° 724 del 16/ 8/ 2006).
De dichas declaraciones testimoniales destaco que: a.- Han sido coherentes y coincidentes; b.- Ubicaron
el establecimiento donde prestaron servicios las actoras (comedor del Complejo Educativo José
Hernández) c.- Describieron cuáles fueron las tareas realizadas (ayudantes de cocina); d.- Señalaron que
durante abril de 2014 a mayo de 2015 las actoras trabajaron en el comedor del Complejo; e.- Indicaron la
jornada laboral ( P aula de 7 a 13,30 hs. y María de 13,30 a 20 hs., ambas de lunes a viernes) f.-
Mencionaron las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ubicaron a las actores en su lugar de
trabajo; g.- Señalaron quiénes daban las órdenes y autorizaba el pago.
Coincidente con ello, las actoras al absolver posiciones reconocieron que las órdenes e instrucciones
eran impartidas por el Sr. Raúl Aguirre y Sra. María Belén Alvarez García, también reconocieron que
durante los meses que trabajaron percibieron sus remuneraciones.
Las testimoniales analizadas, sumadas a las confesionales, han conseguido formar en el suscripto la
convicción de que las Sras. María Regina Moyano Sarmiento y Paula Cristina Moyano Sarmiento trabajaron
como ayudantes de cocina en el comedor del Complejo Educativo José Hernández bajo dependencia
laboral directa del Sr. Raúl Esteban Aguirre y de la Sra. María Belén Alvarez García, con jornada laboral
reducida de 6 hs. 30” de lunes a viernes, ello en razón que tales declaraciones en lo sustancial
proporcionan datos coincidentes y sin notas relevantes que desacrediten su valor probatorio. Asimismo,
los declarantes han dado razón suficiente de sus dichos.
Sin perjuicio de ello, ante la duda, resulta aplicable al caso sub examine la presunción contemplada en el
Art. 23 de la LCT. Bien sabemos que toda presunción en su faz práctica no es otra cosa que la
consecuencia que la ley o el magistrado extraen de un hecho conocido para tener por cierto otro
desconocido, es decir, nos encontramos ante un juicio lógico en el cual, partiendo de un hecho cierto, se
impone el conocimiento como cierto de otro hecho posible, que se estima lógico corolario del primero.
Más aun, dentro del régimen de presunciones existen las legales, es decir las impuestas por la voluntad
legislativa y las denominadas judiciales, simples u hominis que se forman por la experiencia y permiten
aceptar como verosímil la relación entre un hecho y sus efectos, fundándose en razonamientos basados en
la relación de causalidad. La legislación laboral, al decir de Carlos Posse en su libro “Ley de Contrato de
Trabajo” – Anotada, Comentada y Concordada – Ed. 2001 – pág. 54 y sig., es rica en las denominadas
presunciones “legales” y el art. 23 de la LCT reglamenta una de las más importantes al establecer
taxativamente que el hecho de la prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de
trabajo. Requiriéndose para su operatividad que efectivamente se demuestre que los servicios prestados lo
fueron bajo un esquema de subordinación jurídica, en beneficio de una empresa que dirige, diagrama y
planifica los días, horarios y modalidades de la prestación de servicios, a más del lugar físico en que el
empleado debe prestarlas y cumplirlas. La jurisprudencia tiene sentado: “La presunción del art. 23 de la LCT
opera igualmente aun cuando se utilicen, como en el caso, figuras no laborales, para caracterizar el
contrato y en tanto que por las circunstancias no sea dado calificar de empresario a quien presta el
servicio toda vez que, más allá de la apariencia que le haya dado la empleadora a la relación que uniera a
las partes, en materia de derecho del trabajo lo que cuenta es la verdadera situación creada, sin que
importe el nombre que las partes le hayan dado. Corresponde al juzgador determinar, en base a los
hechos que considera probados, la naturaleza jurídica del vínculo, sin que la apariencia real disimule la
realidad”. (CNAT Sala IV Expte. N° 20.837 Sent. Def. N° 95.890 del 11/ 11/ 2011 “Gómez, Antelo Luis Adrián
c/ Endemol Argentina S.A. y otro s/ accidente – ley especial”). Nuestro Superior Tribunal de Justicia ha
manifestado que “…Probada la prestación de trabajo personal en posición de dependencia o
subordinación, rige la presunción prevista en el artículo 23 de la ley de contrato de trabajo (CS Tucumán,
sala laboral y contencioso administrativa, 2004/ 05/ 11, “Herrera c/ mecánica Miroli y otros”, publicado en La
Ley Noroeste, número 8, septiembre de 2.004),…” (LA 47, Nº de Registro 701); “…Los fines de la legislación
laboral responden a un principio protectorio en beneficio del trabajador, cuyo objeto es mantener el
equilibrio entre las partes contratantes por la debilidad de aquél frente a su empleador. Este principio, que
encuentra sus fundamentos constitucionales en el art. 14 bis de la Constitución Nacional, ha sido
receptado por la ley de contrato de trabajo en sus arts. 7, 9, 12, 20 y 260 y tiene consagración legislativa en
el orden procesal local…” (LA 48 Nº de Registro 412).
En definitiva, con base en lo expuesto y conforme las probanzas meritadas, propongo tener por
acreditada la existencia de la relación laboral que vinculó a las actoras María Regina Moyano Sarmiento y
Paula Cristina Moyano Sarmiento con el Sr. Raúl Esteban Aguierre y la Sra. María Belén Alvarez García,
desempeñando tareas de ayudante de cocina en el comedor del Complejo Educativo José Hernández,
propiedad de la demandada, lo que permite encuadrarlas en la categoría “ayudante de cocina” del CCT N°
839/ 04; teniendo como fecha de ingreso el 1/ 4/ 2014 y como remuneración mensual percibida la
Segunda
denunciadacuestión:
en el escrito de demanda ($ 1.000), ante la falta de prueba en contrario.
A fs. 79/ 80 rola contrato de concesión de fecha 21/ 4/ 2014, por el cual, PALUE SRL otorga en concesión a
la Sra. María Belén Alvarez García, el salón comedor del complejo Educativo José Hernández, situado en
Avda. Illia Nº 451 de la ciudad de San Salvador de Jujuy, con el mobiliario y bienes que allí se detallan, para
ser destinado al funcionamiento de confitería, restaurant y servicios de catering; dejando sentado de
manera expresa que el concesionario deberá atender en horario corrido de 7:30 a 18:00 hs. como mínimo,
pudiendo extender dicho horario hasta hs. 22:00 en días hábiles; fijándose el plazo contractual en veinte
meses a partir del 1/ 5/ 2014 hasta el 31/ 12/ 2015. Mediante acta notarial N° 84 de fecha 19/ 5/ 2015 (fs. 56)
la concedente intimó a la concesionaria a presentar en el plazo de dos días nómina de empleados que
trabajan en comedor y cocina, documentación que acredite pago de aportes previsionales, ART y salarios
acorde a convenio. Por acta notarial Nº 86 del 22/ 5/ 2015 (fs. 59/ 60) Palue SRL comunica a la concesionaria
la rescisión del contrato de concesión, por incumplimiento a la intimación. En fecha 26/ 5/ 2015, la Sra.
Alvarez García, a través de su apoderado legal, remite a Palue SRL CD659326321 (fs. 68), señalando que la
imposición de entregar nómina de empleados y documentación laboral, vino obviándose con mutuo
acuerdo tácito por innecesaria, ofreciendo cumplir con la intimación y solicitando se deje sin efecto la
rescisión. En oportunidad de absolver posiciones el Sr. Raúl Esteban Aguirre, expresamente reconoció
haber suscripto un contrato de concesión en calidad de garante de la Sra. Alvarez García para explotar
comercialmente el comedor del Complejo Educativo José Hernández.
No existiendo dudas sobre la existencia del referido contrato, que vinculó comercialmente a PALUE SRL
con la Sra. María Belén Alvarez García y el Sr. Raúl Esteban Aguirre, se impone determinar si la razón social
resulta solidariamente responsable por las obligaciones del cesionario, emergentes de la relación laboral
reconocida al tratar la primera cuestión.
La disposición contenida en el art. 30 LCT refiere a dos situaciones distintas: una corresponde a la cesión
total o parcial del establecimiento o explotación y la otra, sin alcanzar a esa dimensión, consiste en delegar
aspectos propios de la gestión de dicho establecimiento o explotación. Se encarga, delega, encomienda a
un tercero que complemente, a través de su actividad, los procesos necesarios para alcanzar el logro de la
gestión emprendida (Vázquez Vialard, Antonio, “La extensión de la responsabilidad del empleador a un
tercero”, Revista Jurídica La Ley del 11/ 5/ 2004). Prosigue el autor citado exponiendo que el primer
dispositivo (cesión del establecimiento), no lleva a mayores complicaciones en cuanto se refiere a su
interpretación, ya que la norma es clara al respecto, se trata de la cesión total o parcial de la gestión del
establecimiento. En cambio, la segunda situación platea mayores dificultades, ya que se trata de la
delegación de operativos que integran la referida explotación que el comitente continúa realizando por sí.
En relación a este segundo supuesto, el problema hermenéutico –correcta exégesis de la proposición
contenida en el art. 30 LCT-, se vincula fundamentalmente con lo que debe entenderse por “t rabajos o
servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento”. Al respecto,
María Pilar Mancini y Ramón Daniel Pizarro (“Algunas reflexiones en torno a las obligaciones solidarias en
el Derecho del Trabajo”, Revista de Derecho Laboral, Edit. Rubinzal Culzoni, “La solidaridad en el contrato
de trabajo”, 2001-I, pág. 86) sostienen que: “Entienden por actividad “normal y específica” de una empresa,
aquella que conforme el curso normal y ordinario de las cosas es habitual y permanente en el
establecimiento, o lo que es igual, relacionada con la unidad técnica de ejecución destinada al logro de los
fines de la empresa. Se trata de la contratación de prestaciones que complementan la actividad propia del
establecimiento. Ello supone que la asignación de responsabilidad solidaria debe ser determinada caso por
caso, atendiendo las particularidades de la vinculación y la asunción de riesgos empresariales”. La Suprema
Corte de la Provincia de Buenos Aires en autos “De Lorenzo, Edgardo Raúl c. Smits, Gaidis y otros
s/despido” sentencia de fecha 28/ 9/ 2011 (Pub. LLBA 2011 –octubre-, 975 – LL 11/ 11/ 2011, 5, con nota de
Gonzalo Cuartango, Cita Online AR/JUR/54950/ 2011), sostuvo que: “… La actividad normal y específica
propia del establecimiento a la que alude el art. 30 de la LCT comprende tanto a la principal como a las
secundarias, siempre que éstas se encuentren integradas permanentemente al proceso productivo llevado
a cabo y persigan el logro de los fines empresariales …”, es decir, el art. 30 de la LCT comprende las
hipótesis en que un empresario encomienda a un tercero la realización de prestaciones que completan o
complementan la actividad del propio establecimiento, esto es, “la unidad técnica o de ejecución
destinada al logro de los fines de la empresa, a través de una o más explotaciones”, y agregando dicho
alto tribunal que “… A los fines de la operatividad de la responsabilidad solidaria prevista en el art. 30 de la
LCT, constituyen trabajos correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento
tanto los que incumban a su actividad principal, como también las tareas secundarias o accesorias que,
con habitualidad y normalidad, se encuentran integradas permanentemente y coadyuven al regular y
eficaz cumplimiento y consecución de los fines empresariales …” (Del voto del Dr. Pettigiani). De lo
expuesto surge que a los efectos de la determinación de la existencia o no de solidaridad, se debe
interpretar en cada caso la naturaleza de los hechos y actividad realizada a los fines de encuadrarla en la
normativa del art. 30 LCT; no corresponde examinar si la actividad llevada a cabo por el cesionario o
contratista se identifica con el objeto genérico -o estatutario- de la cedente o contratante principal sino
que se debe analizar si se verifica una unidad técnica de ejecución; es decir, si los servicios de comedor
que prestó la empleadora de las actoras, completó de modo coadyuvante la actividad de la contratante
principal. En el caso particular de autos, existe reconocida una vinculación comercial entre PALUE SRL con
la Sra. Alvarez García y el Sr. Aguirre, en virtud de la cual los concesionarios contratan personal que trabaja
en forma exclusiva, permanente, normal, habitual en tareas que le son propias de la razón social y
correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento, que incuben a sus tareas
secundarias o accesorias que, con habitualidad y normalidad, se encuentran integradas permanentemente,
coadyuvando al regular y eficaz cumplimiento y consecución de los fines empresariales de PALUE SRL;
extremo que quedó acreditado a lo largo de esta proceso, en especial con el expreso reconocimiento de la
demandada, al señalar en su responde que, entre PALUE SRL -Complejo Educativo José Hernández- y la
Sra. María Belén Alvarez García en fecha 21/ 4/ 2014 se suscribió contrato de concesión del salón comedor
del Complejo, por el cual la Sra. Alvarez García y su socio Sr. Aguirre, brindarían el servicio de confitería
“para el colegio”, reconociendo además haber concesionado siempre el servicio de almuerzo “para
alumnos”.
Entonces, del análisis de la actividad desarrollada por las actoras en beneficio de PALUE SRL surge claro
que no solo resulta coadyuvante a sus fines, sino que resulta necesaria para el cumplimiento de los
mismos y el de sus objetivos comerciales. En virtud de todo lo hasta aquí expresado, considero que las
tareas desempeñadas por las actoras en beneficio de PALUE SRL, son prestaciones que hacen a su giro
normal, habitual y específico y que responden a las necesidades permanentes de la misma, encontrándose
integradas a su actividad, contribuyendo a un eficaz cumplimiento y consecución de los fines
empresariales.
Sentado lo anterior, se torna operativa la 2° parte del art. 30 de la LCT, correspondiendo hacer extensiva
la responsabilidad de PALUE SRL en cuanto ha mediado un incumplimiento en sus deberes de contralor a
su cargo conforme lo establece la normativa respecto a las obligaciones de la cesionaria derivadas de la
ejecución y extinción del contrato de trabajo que vinculaba a esta última con María Regina Moyano
Sarmiento y Paula Cristina Moyano Sarmiento. Que si bien mediante acta notarial N° 84 de fecha
19/ 5/ 2015 se intimó a la cesionaria a presentar nómina de empleados y demás documentación, la misma
resultó intempestiva al haberse concretado transcurrido más de un año de suscripto el contrato de
concesión.
Surge oportuno analizar si las actoras se encontraban legitimadas para accionar directamente contra
Palue SRL. El 3/ 2/ 2006 la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dictó el fallo plenario 309 en los
autos “Ramírez, María Isidora c. Russo comunicaciones e Insumos S.A. y otro s/despido”, por el cual se
resolvió (por mayoría) que es aplicable el art. 705, Cod. Civil a la responsabilidad del art. 30 LCT. Julio
Armando Grisolía “M anuel de Derecho Laboral” Ed. Abeledo Perrot, pág. 202, dice: “La aplicación práctica
de la doctrina sentada en el fallo plenario (N° 309 CNTrab.) consiste en que los trabajadores de los
contratistas y/ o subcontratistas pueden accionar judicialmente reclamando el cobro de sus acreencias
laborales indistinta o conjuntamente y a su elección irrestricta, contra el contratante o cesionario, o contra
estos y el contratista y/ o subcontratista o contra estos últimos. Esto se traduce en la posibilidad de
condenar al deudor solidario si no se demandó o se desistió de la demanda contra el empleador. En el
fallo se sostuvo que se está frente a un régimen de responsabilidad solidaria de origen legal, tal como
surge del art. 699, Cód. Civil, resultando claros los términos de aquella, y no es posible aceptar que tiene
carácter autónomo, ya que la Ley de Contrato de Trabajo no define la solidaridad, de forma tal que
corresponde remitirse al Cód. Civil (Scotti, Ferreirós, Zas). No hay ninguna disposición que impida aplicar el
efecto del art. 705, Cód. Civil, al art. 30, LCT (Porta, Scotti). No hay incompatibilidad entre la normativa civil
y la laboral, no cabe privar al acreedor laboral del derecho especial de elegir que tienen todos los
acreedores de las obligaciones solidarias y que consisten en demandar a todos (empleador y contratista) o
a uno (contratista o empleador)”.
Consecuentemente, la demandada –PALUE SRL- debe responder en los términos del art. 30 LCT frente a
las trabajadoras –María Regina Moyano Sarmiento y Paula Cristina Moyano Sarmiento- que prestaron
servicios de cocina en el comedor de la accionada, pues la actividad propia y específica no solo
comprende a lo que atañe directamente al objeto o fin perseguido por la razón social, sino también
aquellas actividades que resultan coadyuvantes y necesarias a su giro empresarial.
Ahora bien, corresponde considerar si procede hacer extensiva la responsabilidad a los terceros citados.
Si bien nuestra Corte Suprema de Justicia ha dicho: “En efecto, el art. 79 del CPC establece que las partes
pueden pedir que se de intervención a quien consideren común en la controversia, señalando el
codificador al comentar la norma que "... Cada una de las partes puede llamar al pleito a un tercero a quien
crea común la contienda. ... Una forma especial de adcitatio es la litis denuntiatio, que tiene lugar cuando
una parte denuncia al pleito (llamada en pleito), a un tercero, hacia el cual tiene una acción de regresión
en caso de condena, y esto, con el fin de extender al él los efectos del proceso …” (Código Procesal Civil de
la Provincia de Jujuy con notas del Dr. Guillermo Snopek, ed. Noroeste Argentino, año 2000, tomo I, pág.
137) … En mérito de lo todo lo expuesto, ante el rechazo de la acción en contra del Estado Provincial, es
improcedente la condena a los terceros citados que fueron traídos al juicio sólo ante la eventualidad del
ejercicio de una acción de regreso” (L. A. 7, Nº de Registro 33); debe quedar claro que, en el caso que nos
ocupa, los terceros no fueron citados por el demandado con la mera finalidad de oponerles la sentencia a
dictarse, en un eventual proceso posterior, sino fueron traídos como responsables para que la sentencia se
haga efectiva contra ellos; de esta manera, al hacerles extensiva la condena, ello no implicaría el
quebrantamiento del principio de congruencia. Los terceros citados tuvieron en el proceso una posición
equiparable a la de la parte principal, habiéndoseles corrido traslado de la demanda por el plazo del art. 51
CPT; contestaron demanda; ofrecieron, controlaron y produjeron pruebas, alegaron; es decir, han tenido la
posibilidad de ejercer en plenitud sus derechos de defensa en el marco del debido proceso. Desconocer la
posibilidad de extender la condena a quienes fueron traídos al proceso para que la sentencia se les haga
ejecutable y habiéndoseles respetado las garantías constitucionales de debido proceso y defensa en juicio,
importaría conculcar los principios de economía, celeridad, incurriendo en un dispendio jurisdiccional
innecesario y en un exceso ritual manifiesto. Esta tesitura es conteste con el criterio sustentado por la CSJN
en el precedente “Gandolfi de Vanetta” (Fallos: 321:767) en el que se resolvió que “Resulta un inútil
dispendio de actividad jurisdiccional diferir la consideración de la responsabilidad de un tercero citado en
los términos del art. 94 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, cuando éste ha ejercido en
plenitud el derecho constitucional de defensa en juicio, de modo que no existe óbice para que, como lo
dispone el art. 96 del mencionado cuerpo legal, la sentencia dictada después de su citación o intervención,
lo afecte como a los litigantes principales”. Por lo dicho, considero debe hacerse extensiva la condena
contra la Sra. María Belén Alvarez García y el Sr. Raúl Esteban Aguirre, citados como terceros en este
proceso.

Tercera cuestión:
La demandada opone defensa de prescripción de todo reclamo anterior a dos años desde la fecha de
interposición de demanda (9/9/ 2016). Anticipo mi opinión adversa a la defensa opuesta; obra en autos
interpelación fehaciente mediante telegramas Ley Nº 23.789 (CD 659327171 y CD 659335544) de fecha
1/ 6/ 2015 que tienen la virtualidad de suspender por un año el curso de la prescripción a tenor de lo
expresamente prescripto por el art. 3986 del Código Civil (vigente en la oportunidad); si suspendió por un
año, el plazo de cómputo se reanudó el 1/ 6/ 2016 y si tenemos en cuenta que la demanda se interpuso el
9/ 9/ 2016, el reclamo por las eventuales diferencias salariales por el período comprendido entre el
1/ 4/ 2014 (fecha de ingreso) al 11/ 6/ 2015 (fecha de cese), no se encontrarían prescriptas, esto porque la
prescripción de las acciones relativas a créditos provenientes de las relaciones individuales de trabajo
opera por el transcurso de dos años (art. 256 LCT) y en el caso de rubros salariales el diez a quo del plazo
de prescripción comienza desde que el pago de cada período se torna exigible (art. 137, 128 LCT)
momento a partir del cual nace la acción para su cobro. “La causa fuente de una obligación de tracto
sucesivo no puede valorarse con prescindencia del momento a partir del cual se produce la exigibilidad de
la prestación correspondiente a cada período mensual. Por ello corresponde ubicar el punto de partida de
la prescripción referida a las diferencias salariales que pudieron haberse originado en cada período, en el
momento en el que resulta exigible el crédito reclamado (transcurridos cuatro días en función del plazo
con el que cuenta el empleador para pagarlos de acuerdo con el art. 128 de la LCT) que es aquél en el cual
el derecho respectivo puede hacerse valer, porque los créditos reclamados se vinculan a diferencias
retributivas que se generan a partir de una prestación laboral periódica”. (CNAT Sala II Expte n° 3215/ 06
Sent. Def. Nº 96.131 del 22/ 10/ 2008 “Pérez Porta, Sergio c/ Telefónica Móviles Argentina A y otro s/
despido”).
Cuarta cuestión:
De acuerdo a lo expresado y resuelto al tratar las anteriores cuestiones, la acción deberá prosperar por
los siguientes rubros: indemnización por despido (antigüedad 1 año); indemnización sustitutiva de
preaviso; integración mes de despido; indemnizaciones arts. 1º y 2º Ley Nº 25.323; diferencias salariales
período 1/ 4/ 2014 al 11/ 6/ 2015 conforme categoría “ayudante de cocina” CCT 389/ 04 con jornada reducida
de 6 horas 30 minutos; SAC prop. 2015; vacaciones prop. 2015. También resulta procedente la
indemnización prevista por el art. 16 de la Ley N° 25.561, vigente a la fecha del distracto.
En lo que atañe a las indemnizaciones de los arts. 8 y 15 de la Ley N° 24.013 me voy a pronunciar por su
improcedencia. Es cierto que quedó acreditado que la relación laboral no fue registrada, pero para la
procedencia de la indemnización del art. 8 resulta necesario el cumplimiento de los requisitos que exige el
art. 11 del referido cuerpo normativo, que establece: “Las indemnizaciones previstas en los artículos 8°, 9°
y 10 procederán cuando el trabajador o la asociación sindical que lo representen cumplimente en forma
fehaciente las siguientes acciones: a) intime al empleador a fin de que proceda a la inscripción, establezca
la fecha real de ingreso o el verdadero monto de las remuneraciones, y b) proceda de inmediato y, en todo
caso, no después de las 24 horas hábiles siguientes, a remitir a la Administración Federal de Ingresos
Públicos copia del requerimiento previsto en el inciso anterior…”. En el presente caso, surge de las
constancias acreditadas en autos, no haberse cumplido los extremos contemplados en el art. 11, ya que en
fecha 1/ 6/ 2015 (fs. 65) y 2/ 6/ 2015 (fs. 6) las actoras intimaron a Palue SRL la regularización de la relación
laboral ante los organismos nacionales; luego y sin haber remitido copia de la intimación a la AFIP, en
fecha 15/ 6/ 2015 se consideran injuriadas y despedidas, oportunidad en que comunican a la AFIP la
extinción de la relación laboral. Está a la vista que los actores no cumplimentaron con la normativa. Más
allá de ello, la indemnización del art. 8 de la Ley N° 24.013 resulta incompatible con la indemnización
prevista por el art. 1 de la Ley N° 25.323. Tampoco procede la indemnización del art. 15 de la Ley N° 24.013
por cuanto el contrato no se extingue ni se presume su extinción como consecuencia de la intimación de
correcta registración.
Tampoco resulta procedente la sanción conminatoria del art. 132 bis LCT, ello por cuanto no se aplica a
contratos no registrados, ya que si no hay retención, no puede haber incumplimiento de la norma. Lo que
genera la sanción del art. 132 bis LCT es todo tipo de retención que el empleador efectúe al trabajador y
no ingrese al organismo al que está destinado. Debe quedar claro que la norma no sanciona la falta de
ingreso de las contribuciones a cargo del empleador.
En cuanto a la entrega de la constancia y certificado de trabajo del Art. 80 LCT, me voy a pronunciar por
su improcedencia, por cuanto la persona jurídicamente responsable en base a una vinculación de
solidaridad que, como en el caso, no ha sido empleadora en sentido estricto, no puede ser condenada a
hacer entrega de certificados de trabajo porque carece de elementos necesarios para confeccionarlos. El
deber de otorgar el certificado de trabajo es una obligación intuitu personae del empleador, que no se
encuentra comprendida entre las obligaciones laborales a las que se extiende la responsabilidad solidaria
de terceros no empleadores. Al respecto la jurisprudencia ha dicho: “la solidaridad prevista en el art. 30
LCT no se hace extensiva a la entrega del certificado de trabajo, pues dicha solidaridad no constituye a los
empleados de los contratistas en empleados directos de la principal, motivo por el cual mal podría estar
obligada a entregar certificaciones de trabajo. Al no haber sido la principal empleadora del actor en
sentido estricto sino solo responsable en virtud de un vínculo de solidaridad, no puede hacer entrega de
los certificados de trabajo, pues carece de los elementos necesarios para su confección” (s ala 3°,
19/ 5/ 2008, “Herrera Vicente Ceferino c. Edenor SA y otros”. En igual sentido: “El responsable solidario no
sustituye ni reemplaza al empleador directo, siendo éste quien por otra parte posee o debería poseer los
medios instrumentales para dar cumplimiento con la obligación de hacer en cuestión. La hipótesis
aprehendida por el dispositivo del artículo 30 de la LCT no supone, más allá de la extensión de
responsabilidad que codifica, constituir al dueño del establecimiento contratante en empleador de los
agentes bajo las órdenes del concesionario a cargo de algún segmento de la actividad específica propia de
aquel. Al no haber asumido las codemandadas ni haberse acreditado en la causa su calidad de
empleadoras, no corresponde condenarlas a la entrega del certificado en cuestión, pues carecen de los
elementos necesarios para la confección de dicho instrumento. Ello sin perjuicio de la responsabilidad que
les compete, de conformidad con lo dispuesto en el último párrafo del art. 30 LCT y de las eventuales
sanciones o multas derivadas de los incumplimientos en que pudieren incurrir al respecto” (CNAT, sala II,
15-3-2007, autos “Quinteros, Adrián y otros c. Argen Express SRL y otros s/ Despido”, SD 94.849).
Ahora bien, si la solidaridad fundada en el art. 30 LCT no se hace extensiva a la entrega de los
certificados del artículo 80 LCT a quien no fue empleador, en tal inteligencia tampoco resulta procedente
el pago de la multa allí prevista.
Se aclara que al no condenarse a la demandada por tales rubros (obligación de hacer e indemnización
Art. 80 LCT), los terceros citados tampoco resultan responsables. Al hacerles extensivo el fallo recaído a la
demandada, sólo responden por los rubros que integran la condena, no por otros.
Tal como lo he manifestado con anterioridad, la condena se les hace extensiva a los terceros citados al
sólo efecto de evitar un inútil dispendio de actividad jurisdiccional, no pudiendo ser condenados por
rubros que no le fueron reclamados, más aún teniendo presente que las accionantes optaron por no
En lo que respecta al daño moral que reclaman las actoras, corresponde señalar que la reparación del
mismo vinculado al despido se admite cuando deriva de hechos ilícitos adicionales a la extinción del
contrato y que resultaría indemnizable aun en ausencia de una relación laboral; de esa manera lo precisa
Julio Grisolía: “Para que se configure daño moral, la jurisprudencia entendió que es necesario que exista
una conducta adicional del empleador ajena al contrato, de naturaleza dolosa, es decir, un ilícito adicional
al despido. La ilicitud se refiere a la antijuricidad de la conducta que se califica de injuriante, oprobiosa y,
por ende, nociva para el trabajador. La prueba de la configuración de estas circunstancias recae en el
trabajador.”
Al mencionar la conducta adicional dolosa, se refiere a aquella que menoscabe al trabajador en sus
sentimientos, dignidad y afecciones legítimas, más allá del acto de despido y con independencia del
mismo. Para ello debe existir una clara violación al principio de buena fe del empleador, actuando con
abuso del derecho o bien adicionar conductas ajenas al contrato que constituyen verdaderos actos ilícitos.
Para que proceda la reparación, el daño moral causado debe tener la entidad suficiente como para
afectar la personalidad del trabajador en cualquiera de sus manifestaciones, debe existir conductas lesivas
a la dignidad, honor o reputación del dependiente por aseveraciones temerarias, descalificantes, ofensivas,
de mala fe, divulgación de datos íntimos o situaciones penosas, extremos éstos no advertidos en éste
proceso; el daño moral reclamado por las trabajadoras no tiene tal entidad que merezca una reparación
adicional a la legal, por ello debe ser desestimado.
Conforme lo expuesto y de ser compartido este voto, se hace lugar parcialmente a la acción deducida
por las Sras. Maria Regina Moyano Sarmiento y Paula Cristina Moyano Sarmiento en contra de Palue S.R.L.,
haciéndose extensiva la condena a la Sra. María Belén Alvarez García y al Sr. Raúl Esteban Aguirre,
difiriendo su monto, ordenándose al perito contador designado en esta causa, C.P.N. Raúl José Gómez,
proceda a liquidar todos y cada uno de los rubros por los que prospera la demanda: indemnización por
despido (1 año); indemnización sustitutiva de preaviso; integración mes de despido (fecha despido
11/ 6/ 2015); indemnizaciones arts. 1º y 2º Ley Nº 25.323; diferencias salariales período 1/ 4/ 2014 al
11/ 6/ 2015 conforme categoría “ayudante de cocina” CCT 389/ 04 con jornada reducida de 6 horas 30
minutos, teniendo presente la remuneración mensual percibida y declarada en escrito de demanda ($
1.000); SAC prop. 2015; vacaciones prop. 2015; indemnización art. 16 de la Ley N° 25.561; monto que se
incrementará con el interés de la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta
días del Banco de la Nación Argentina, desde la fecha del presente fallo hasta el día de su definitivo y
cancelatorio pago.
Dicho cálculo pericial deberá ser presentado en un plazo no mayor de diez (10) días de quedar firme la
presente sentencia, bajo apercibimiento de remoción y pérdida a percibir honorarios.
Quinta cuestión:
En relación a las costas, no existiendo motivos por los que deba apartarme del principio general (Art. 95
del CPT), las mismas deben ser impuestas a la demandada vencida.
En cuanto a los honorarios profesionales de los abogados y peritos actuantes, se difiere su regulación
hasta tanto exista base cierta para establecerlos.
Aclaro que conforme lo dispuesto por el art. 20 del CPT sólo se ha considerado las cuestiones
conducentes y que estrictamente contribuyeron a resolver el fondo del asunto.
Es mi voto.
EL DR. DOMINGUEZ, dijo:
Viene a consideración del suscripto, el Voto que emitiera el Dr. Daniel Horacio CAMU, del que, con el
respeto y consideración que me merece lo opinado por mi distinguido colega, me voy apartar
parcialmente de sus conclusiones, específicamente, en cuanto a la procedencia de los rubros
indemnizatorios que se reclaman en la demanda, por los argumentos que seguidamente expongo.
I.- Una de las cuestiones que ha sido controversial en la presente causa, es si las actoras eran empleadas
de la demandada Palue S.R.L. o de los terceros citados, Raúl AGUIRRE y María Belén ALVAREZ GARCIA.
Como muy bien concluye mi colega de Sala Dr. CAMU, luego de hacer un análisis concienzudo y
minucioso de la prueba testimonial, confesional y documental incorporada a la causa, las actoras eran
dependientes en los términos del art. 23º de la LCT, de los Sres. AGUIRRE y ALVAREZ GARCIA y no de la
razón social Palue S.R.L..
Además de compartir lo analizado por el Sr. Presidente de Trámite en su primer voto, respecto entre
quiénes se configuró el Contrato de Trabajo, agrego las siguientes consideraciones.
Está suficientemente probado en la causa, que Palue S.R.L. le otorgó en concesión a la Sra. María Belén
AGUIRRE el salón comedor que funcionaba en el Complejo Educativo José Hernández para que lo
explotara como confitería, restaurante y servicio de catering; siendo el plazo de concesión desde el 1º de
mayo de 2014 hasta el 31 de diciembre de 2015; el canon locativo se pactó en la suma de $ 6.000,00 con
un incremento a partir del mes de marzo del 25%; agregaron que por razones de seguridad el
Concesionario debía presentar la lista de personal para que la guarida que existe en el establecimiento
controlara el ingreso de los mismo (fs. 79/ 80). Ello además se encuentra corroborado con la carta
documento que la Sra. ALVAREZ GARCIA le envía al Complejo Educativo José Hernández en fecha
26/ 05/ 15, reclamándole flagrante incumplimiento del vínculo comercial que regía entre ella y el Colegio,
haciendo referencia en esa misiva, enviada por la propia ALVAREZ GARCIA, al contrato de concesión de
fecha 21 de abril de 2014 (fs. 68). Finalmente, la propia Concesionaria, publicitaba en su página de
Facebook (prueba que se encuentra correctamente incorporada a la causa según auto de apertura a
prueba de fecha 24/ 08/ 17 – fs. 138/ 138vta.), las diferentes actividades que realizaba en el comedor del
colegio, indicando los números telefónicos a los cuáles los potenciales clientes se debían dirigir (fs. 46/ 51).
Además, de la prueba testimonial -y como muy bien lo señala el Dr. CAMU-, surgió en forma clara,
concreta y sin que exista duda, al menos en el suscripto, que el contrato de trabajo de las actoras era con
la Sra. ALVAREZ GARCIA y el Sr. AGUIRRE, más no con Palue S.R.L.. Así la Sra. María Regina MOYANO
SARMIENTO al absolver posiciones reconoció expresamente ante el Tribunal que quién decidía los menús
que se servían en el comedor, el precio de los mismos y quién le daba instrucciones de sus tareas u
ocupaciones, eran el Señor AGUIRRE o la Sra. ALVAREZ GARCIA; también reconocieron que les pagaban
con la recaudación que salía de la caja, el encargado de pagarles era el cocinero Jorge Ermindo LLANOS, lo
que fue posteriormente ratificado por éste en ocasión de declarar, también reconocieron que no fueron
contratadas por las autoridades del colegio sino que por AGUIRRE, esto último también lo ratifica LLANOS,
quién dijo que lo convoca AGUIRRE para trabajar en el comedor; que él era el encargado de la
recaudación, el cajero le rendía a él lo recaudado y él se lo rendía a AGUIRRE; esto último además, es
conteste con lo señalado por el testigo VARGAS, quién dijo estar a cargo de la caja, que lo recaudado se lo
daba a LLANOS y éste a AGUIRRE.
Además de lo analizado por el Dr. CAMU referente a éste tópico, está claro de la prueba existente en la
causa y analizada, que el vínculo jurídico de las actoras era con ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE ya que la
dependencia técnica, económica y jurídica era con estos y no con Palue S.R.L.. Así, la dependencia técnica
de las accionantes con ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE se manifiesta que eran estos quienes tenían el poder
de dirección del comedor, daban las ordenes e instrucciones al personal (así lo reconoce María Regina al
absolver posiciones, como así también lo reconoce LLANOS cuando dice que ellas para pedir algún
permiso se dirigían a RAUL –por AGUIRRE-), entre otras características; en cuanto a la dependencia técnica,
en el caso, eran ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE quiénes organizaban la jornada de trabajo, indicaban cual era
el menú (LLANOS, se hacía una comanda y se la presentaba a AGUIRRE), eran quiénes convocaban al
personal (ello en el caso particular de las actoras y LLANOS) AGUIRRE era el encargado de realizar las
compras; y finalmente la dependencia económica, se configura con el hecho que con la recaudación se le
pagaba al personal, entre ellos las actoras, y de existir saldo favorable, se le rendía ese dinero sobrante a
AGUIRRE. No hay un solo elemento que ni siquiera me haga dudar que el lazo laboral de las actora
hubiese sido con Palue S.R.L.; el único vínculo del Colegio José Hernández con las accionantes era, que el
comedor se encontraba dentro de sus instalaciones y que la guardia del colegio controlaba el ingreso de
las mismas; y ello era obvio, por razones de seguridad y teniendo en consideración que dentro del mismo
hay niños, niñas y adolescentes. Es más, se alega que Palue era el empleador porque sus guardias no
permitieron el ingreso de las trabajadoras; ello también fue un proceder correcto por parte de Palue, ya
que el contrato de concesión que este tenía con ALVAREZ GARCIA había sido rescindido.
Así de la prueba testimonial analizada por el Dr. CAMU como por el suscripto, podemos observar, que
todos esos testimonios han sido claros, contestes, dando suficiente razón de sus dichos y teniendo un
amplio conocimiento de los hechos, que nos permiten concluir que el contrato de trabajo de las actoras
era con ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE, más no, con Palue S.R.L..
II.- Determinado entre quiénes se encontraba perfeccionado el contrato de trabajo, previo a ingresar sobre
la procedencia de las indemnizaciones por despido injustificado y demás rubros que derivan del acto
rupturista, corresponde que me detenga a analizar, si los despidos indirectos se encuentran correctamente
configurados en la especie.
En mi opinión, la situación de despido indirecto en la cual las actoras se colocaron, no se encuentra
perfeccionada con su empleador por los argumentos que seguidamente expongo. En primer lugar, el
intercambio epistolar, se realiza entre las accionantes y la demandada Palue S.R.L. (fs. 04/ 10 y 61/ 76),
cuando no era ésta su empleadora; ello independientemente de las responsabilidades que le caben en su
calidad de cedente de parte de su explotación comercial (art. 30º y cctes. de la LCT), en el caso, la
concesión del comedor ubicado en el Complejo Educativo José Hernández.
Es más, si nosotros observamos detenidamente el intercambio epistolar, podemos ver que el Colegio en
oportunidad de responder a la primera epístola que las accionantes le envían, no sólo que niega todo
vínculo laboral con las mismas, sino que además, les informa que el comedor se encontraba concesionado
a la Sra. Belén ALVAREZ GARCIA (fs. 4/ 5); no obstante ello, las mismas insisten en su postura y hacen
efectivo el apercibimiento (se ponen en situación de despido indirecto) con Palue S.R.L.. En mi opinión y
por el principio de buena fe, ante la respuesta de Palue, debieron mínimamente dirigir también sus
comunicaciones e intimaciones a quién se les estaba informando que era el concesionario del comedor, y
no insistir en una postura, que a sabiendas del real empleador, pretendían configurar un despido con
quién no lo era.
Para que la comunicación rupturista tenga efectos, se debe producir entre los sujetos del contrato de
trabajo, y estos no son otros que el trabajador y el empleador. Habiendo concluido en el punto anterior
que el contrato de trabajo que unió a las actoras era con ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE, era a ellos a quién
debieron dirigir las notificaciones. Es conteste la doctrina y jurisprudencia, que el despido, sea éste directo
o indirecto, para que surta efectos debe llegar a la esfera de conocimiento de la otra parte de la relación
jurídica contractual y no a un tercero como en el caso de autos. Así el profesor ACKERMAN nos enseña
que “…El despido es recepticio, pues cobra eficacia cunado la comunicación entra en la esfera de
conocimiento del destinatario. Se concreta el día en que se recibe la notificación receptiva. Al decir de
Monzón “la declaración de voluntad reviste carácter recepticio porque ella se perfecciona e integra y
adquiere relevancia y sentido jurídico pleno, cuando en cumplimiento de su función comunicativa llega a
la esfera jurídica del destinatario… Para que sea eficaz, no basta con que se emita sino que ha de llegar al
destinatario interesado en su contenido y es por ello que tendrá virtualidad la que llegue en primer
término. Como no requiere aceptación del denunciado, lo único que importa es que la declaración llegue a
conocimiento del mismo…” (Conf. Mario A. ACKERMAN –Director- Diego M. TOSCA – Alejandro SUDERA –
Coordinadores- “Tratado de Derecho del Trabajo”, Tomo IV, 2da. ed. ampliada y actualizada, 2014; pág.
260).
En el caso particular de autos, el despido indirecto en el cual se pusieron las actoras no se encuentra
perfeccionado, ya que la comunicación rupturista jamás llegó a la esfera del conocimiento de sus
empleadores, es decir, los Sres. ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE; y reitero porque no me parece una cuestión
menor, el colegio les informó quiénes eran los empleadores y ellas hicieron caso omiso.
No hay duda que existían incumplimientos contractuales por parte de los empleadores, pero si bien, le
podían dirigir notificaciones a Palue poniéndola en conocimiento de la situación, debieron como
obligación sustancial y por el principio de buena fe, enviar aquellas a sus empleadores. En igual sentido el
Profesor ACKERMAN nos señala “…Frente a un incumplimiento contractual el trabajador debe intimar a su
empleador a fin de obtener de éste la observancia de las normas laborales y de la seguridad social, pues es
con él con quién ha entablado la relación laboral. De todas formas y aunque no es obligatoria, el principio
de buena fe impone comunicar tal circunstancia al empresario principal, en virtud de la eventual
responsabilidad que recaerá sobre el mismo… Se puede demandar conjunta o indistintamente, en caso de
que así corresponda, al empleador y al contratante o principal, aunque sí diferenciando la distinta situación
jurídica de ambos, pues uno es el obligado directo, mientras que el otro es el deudor solidario…” (Conf.
Mario A. ACKERMAN –Director- Diego M. TOSCA – Alejandro SUDERA –Coordinadores- “Tratado de
Derecho del Trabajo”, Tomo II, 2da. ed. ampliada y actualizada, 2014; pág. 291).
Por los argumentos expuestos, concluyo que en la especie, no se encuentra configurada la situación de
despido indirecto en el cual se colocaron las actoras, ya que las notificaciones llegaron a la esfera de
conocimiento de quién no era el contratante, sino a quién había concedido parte de su negocio al
empleador. En sentido similar nuestra jurisprudencia ha expresado que “…La acción por despido indirecto
debe rechazarse, pues el trabajador demandó exclusivamente a quien indicó que era el titular del local en
el que se desempeñó, pero en ningún momento lo emplazó personalmente ni le efectuó requerimiento
alguno como producto de la supuesta relación laboral, sino que solo lo hizo respecto de la sociedad que
explotaba el comercio…” (Cámara 5ª del Trabajo de Mendoza “M enoyo Rafael Agustín c/ Mc Argentina S.A.
y ot. p/ despido”, 27/ 12/ 2012; TR LALEY AR/JUR/71800/ 2012).
III.- Como corolario de la conclusión a la que arribo, entiendo que deben rechazarse los rubros
indemnización por despido, indemnización sustitutiva de preaviso, integración mes de despido,
indemnización art. 1º y 2º de la Ley 25.323 e indemnización art. 16 de la Ley 25.561.
En relación a los rubros salariales que se demandan, no obstante que los empleadores nos forman parte
de la relación jurídica sustancial, corresponde condenar a Palue S.R.L. en su calidad de deudora solidaria
(art. 30 de la LCT) y por los fundamentos que brindara el Dr. CAMU en su primer voto a los que me remito
en honor a la brevedad.
Por lo expuesto, corresponde acoger parcialmente a la demanda en contra de Palue S.R.L. por los rubros
diferencias salariales por el período 01/ 04/ 14 al 11/ 06/ 15 según categoría “ayudante de cocina” CCT
389/ 04 con jornada reducida de 6 horas 30 minutos, SAC proporcional 2015 y vacaciones proporcionales
2015, difiriéndose el monto de condena para cuando el Sr. Perito Contador proceda a practicar nueva
liquidación conforme el voto que resulte ser mayoritario.
IV.- Finalmente, comparto las conclusiones a las que arriba el Sr. Presidente de Trámite, en cuanto a la
procedencia de hacer extensiva los efectos de la sentencia condenatoria (en mi voto sería únicamente
sobre los rubros salariales por los que entiendo que procede la demanda), en contra de los terceros
itados Raúl AGUIRRE y María Belén ALVAREZ GARCIA, por los argumentos que cita el Dr. CAMU en éste
aspecto y a los que adhiero.
También comparto los argumentos dados en el primer voto, que los terceros, ALVAREZ GARCIA y AGUIRRE,
no obstante ser los responsables únicos y directos, de entregar la certificación de servicios y
remuneraciones como así también de la indemnización del art. 80 de la LCT, no incumbe condenarlos por
dichos rubros. Y no corresponde, porque si bien se les extiende los efectos de la condena del
solidariamente responsable, al no haber sido ellos demandados sino traídos al proceso como terceros
obligados, únicamente se le puede hacer extensiva los efectos de la sentencia dictada contra el
solidariamente responsable, más no, por aquellos rubros que se le rechazan aquél.
V.- Respecto a las costas, si bien la demanda procede parcialmente, teniendo en consideración que las
trabajadoras se han visto obligadas a litigar para el reconocimiento de su derecho y que en materia laboral
la imposición de costas debe ser interpretada a la luz del principio protectorio, es que propicio que en el
presente caso las mimas sea impuestas a la demandada vencida. En sentido similar nuestro Superior
Tribunal de Justicia ha expresado que “…Asimismo, este Alto Cuerpo tiene sentado que en materia laboral
las normas sobre asignación de costas deben interpretarse según los principios esenciales del derecho del
trabajo, principalmente el protectorio del trabajador contemplado en el artículo 103 del CPT. En efecto, en
los reclamos indemnizatorios las costas deben ser soportadas por la demandada para no afectar el
principio de integridad de la indemnización, a pesar que algunos rubros sean desestimados, más aún
cuando el trabajador se vio obligado a litigar para que se le reconocieran sus derechos, criterio que
también debe utilizarse en la resolución del caso de autos…” (LA Nº 3 Nº de Registro 155).
En cuanto a los honorarios de los letrados actuantes, propicio que se difieran hasta tanto exista base cierta.
Así voto.-

EL DR. CHAZARRETA, dijo:


Conforme lo propicia el primer voto en autos quedó acreditado que las actoras fueron dependientes y
trabajaron bajo las órdenes de los Sres. María Belén Alvarez García y Raúl Aguirre, quienes fueron
concesionarios del servicio de comedor del Complejo José Hernández, Palue S.R.L. y si bien los
empleadores no fueron directamente demandados por las actoras María Regina y Paula Cristina Moyano
Sarmiento, fueron citados como terceros obligados (art. 79 del CPC) por tener un interés común en la
controversia, comparecieron a estar en juicio se les corrió traslado de la demanda por QUINCE DIAS y no
obstante la defensa ensayada, del análisis que realiza el Dr. Camú resultan obligadas como empleadoras. El
art. 30 de la LCT impone al cedente de la explotación las mismas obligaciones que el empleador
responsabilizándolo solidariamente por el incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de
trabajo; en ese sentido resultan ambos responsables, no obstante no haber sido demandados
directamente ya que al ser citados tuvieron la oportunidad de ejercitar su derecho de defensa, no
comparecieron como tercero interesado sino como tercero obligado y en tal sentido los términos de la
condena le alcanzan por la solidaridad impuesta por la ley, la que no distingue si es cesionario o cedente,
la responsabilidad es de ambos, con la salvedad de la obligación de la entrega de certificación de servicios,
conforme lo expresa el primer voto.-
En concordancia con la opinión de mis colegas debo decir que la ley no distingue si la intimación previa
al despido fue dirigida al empleador-cesionario o al cedente, la responsabilidad es de ambos (ubi lex non
distinguit nec non distinguere debemus). La jurisprudencia se ha pronunciado sobre el particular al
establecer que: “Es válida la intimación prevista en la ley 24.013 al responsable solidario en los términos
del art. 30 de la LCT, pues en su carácter de cedente del establecimiento debe controlar permanentemente
el cumplimiento de todos los recaudos laborales de los dependientes del cesionario” (M aglia Susana c.
Centro de Consignatarios de Hacienda del Sur de Santa Fe/// CCCL, Venado Tuerto, Santa Fe, 06.04.2006;
Rubinzal Online; RC J2587/ 06). Reitero, no resulta óbice para la procedencia de la condena solidaria
mencionada la ausencia de intercambio telegráfico con las terceras citadas desde que, tratándose de una
obligación solidaria, todos los intervinientes resultan deudores solidarios, por lo que la comunicación
cursada a uno de ellos resulta eficaz, ya que por tratarse de obligaciones solidarias el trabajador puede
reclamar el cumplimiento de las obligaciones contractuales a cualquiera de los deudores solidarios. Ello en
vistas a la solución receptada por el actual art. 833, Código Civil y Comercial por lo que la circunstancia de
no haber sido demandado directamente el empleador no lo libera de las obligaciones que como tal le
corresponde y si bien la ley extiende la responsabilidad al cedente, la solidaridad impuesta no le otorga un
bill de idemnidad al verdadero empleador, pudiendo el cedente ejercer la acción de regreso en su contra.
En mérito a ello corresponde decir que la condena debe alcanzar al cedente y cesionario por imperio de lo
que dispone el art. 30 de la LCT. La jurisprudencia en particular tiene dicho que: “Sólo debe admitirse la
condena del tercero cuando el actor, al contestar el pedido de citación formulado por el demandado, se
adhiere y solicita expresamente esa condena, asumiendo el carácter de demandante con todas las cargas y
obligaciones que ello implica.” (N uñez, Olga Alicia vs. Consorcio Ayacucho 127/ 129/ 131 s. Despido ///
CNTrab. Sala IV; 31/ 10/ 2016; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; 34686/ 2013; RC J 1419/ 17). En el caso
de autos ante la citación de tercero dispuesta por Presidencia de Trámite las actoras consintieron la misma
al no formular oposición, no cuestionando la providencia que dispuso tal citación. La CSJN sobre la
condena a terceros ha dicho: “..si bien esta aseguradora ha sido citada en garantía en el juicio, igualmente
cabe su condena aunque no haya sido demandada, ya que la misma ha tenido oportunidad de ejercer en
plenitud el derecho de defensa en juicio, por lo que no existe agravio a las garantías constitucionales del
debido proceso (CSJN "Gandolfi de Vanetta c/ DNV" 16/ 4/ 98 Fallos 311:769).-
Si me voy a apartar de la postura de mis predecesores en el voto en lo que hace al alcance de la
condena, es decir considero no puede eximirse de responsabilidad el empleador, tercero citado habiendo
comparecido a juicio con todas las garantías del debido proceso, de su obligación de hacer, por la sola
circunstancia de que no se condene al cedente a la entrega de certificación de servicios. Se dijo que el
único obligado por dicho rubro es el empleador y la circunstancia de no haber sido condenado PALUE
S.R.L. lo fue por haber considerado a tal rubro como una obligación intuitae personae, y no porque el
mismo no procediera en su contra. Como lo dijo la CSJN en su fallo la intervención como tercero obligado
no le privó de ejercitar su derecho de defensa, siendo contradictorio invocar economía procesal y a la vez
obligar a las actoras a promover un nuevo proceso en contra de su verdadero empleador. Con dicha
salvedad, adhiero en lo restante a las conclusiones de los votos que anteceden.-
Es mi voto.-

Que de conformidad al acuerdo que antecede, la Sala I del Tribunal del Trabajo de la Provincia de Jujuy;

RESUELVE:
I.- Hacer lugar parcialmente a la demanda promovida por las Sras. María Regina Moyano Sarmiento y
Paula Cristina Moyano Sarmiento en contra de Palue S.R.L. haciéndose extensiva la condena a la Sra. María
Belén Alvarez García y al Sr. Raúl Esteban Aguirre, quienes por decisión en mayoría deberán abonar
indemnización por despido; indemnización sustitutiva de preaviso; integración mes de despido;
indemnizaciones arts. 1º y 2º Ley Nº 25.323; indemnización art. 16 Ley N° 25.561; y por unanimidad,
diferencias salariales período 1/ 4/ 2014 al 11/ 6/ 2015 conforme categoría “ayudante de cocina” CCT 389/ 04
con jornada reducida de 6 horas 30 minutos; SAC prop. 2015; vacaciones prop. 2015; según lo indicado en
el primer voto.
II.- Diferir el monto de condena hasta tanto el perito contador presente los cálculos conforme lo
indicado en el primer voto.
III.- Imponer las costas a la demandada y terceros citados.
IV.- Diferir la regulación de honorarios profesionales, hasta tanto exista base cierta para su
determinación, conforme lo expresado en el primer voto.
V.- Registrar, protocolizar, hacer saber.
Firmado: Dr. Daniel Horacio Camú; Dr. Alejandro Hugo Domínguez; Dr. Ricardo Rubén Chazarreta,

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