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Y la transición fue ardua. La mayor parte con cierto desenfado al retomar sistemas
de los compositores nacidos de organización del sonido anteriores
entre 1940 y 1959 no pudo sustraerse a (tonalidad, modalidad, pentafonismo) y
escribir su cuota de obras atonales, formas históricas.
dodecafónicas, seriales, aleatorias. Un En México, los compositores que nacieron
buen número de ellos sucumbieron a la en los años cuarenta impulsaron todavía
tentación de la electrónica. La generación los cambios que provenían del pasado
cercana a los Cursos de Música inmediato durante los años setenta y
Latinoamericana de los años setenta, la ochenta, pero cada vez con una mayor
que se formó en las manos de los distancia de las pautas dictadas por la
egresados escuela de Darmstadt. La década de
del claem o sus contemporáneos, la que 1970 vio la periclitación de
fue asumiendo lentamente las nuevas Carlos Chávez, quien murió en 1978.
herramientas de la tecnología Manuel Enríquez alcanzó su madurez
(sintetizadores de teclado, como creador y alcanzó su mayor
computadoras), proyección internacional hacia los años
la que todavía transitó los senderos del ochenta. De estas décadas son obras
conceptualismo y el manejo de todas las como Tlachtli (1976), Manantial de soles
técnicas del siglo xx posteriores a la (1984) y el Cuarteto IV (1983). Mario
liquidación de la tonalidad, y que ya tenía Lavista impulsó la experimentación
que pensar en otra cosa, fue la que cerró neoinstrumental en obras como Canto del
el siglo transitando de un vanguardismo alba para flauta (1979), Ofrenda
cada vez más redundante a diferentes para flauta de pico (1986), Reflejos de la
lenguajes, volviendo la mirada a la noche para cuarteto de cuerdas, (1986)
tradición, a la música popular —folklórica Marsias para oboe y copas de cristal
y urbana—, al lirismo, reencontrándose (1982) y la ópera Aura (1988); Federico
con los intérpretes y con el público, pero Ibarra hizo resurgir la composición de
siempre con una óperas con obras como Leoncio y Lena
propuesta renovada en el uso de los (1981), Orestes parte (1981), Madre
lenguajes, con un aire fresco en el empleo Juana (1986) y El pequeño príncipe
de lo popular, con nuevas búsquedas (1988),
tímbricas al usar instrumentos y progresivamente fue replanteando un
tradicionales, retorno a usanzas tradicionales en lo
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formal y en lo conceptual, tal es el caso (1983); Enigma para flauta y arpa (1982);
de los Cinco misterios eléusicos para Mutismo para dos pianos y cinta (1983), y
orquesta (1979), o el ballet Imágenes del Peiwoh para arpa (1984), nacieron en
quinto sol (1983); Julio Estrada se deuda con el aleatorismo, con el empleo
adentró en búsquedas basadas en de recursos sonoros de tipo experimental
principios de repetición (Memorias para y un
teclado, 1971; Canto alterno, 1974) o en fuerte espíritu atonal. Un proyecto como
obras que abordan la espacialización, el de Música de Cámara (1986), en el que
como Eolo’oolin, para seis percusiones Márquez se asoció con el poeta Ángel
localizadas dentro de posiciones fijas y Cosmos y el fotógrafo Juan José Díaz
movibles (1982), o Canto naciente para Infante, lo acercó a obras de tipo
octeto de metales (1978). Tanto Mario conceptual: Música de cámara para un
Lavista como Federico Ibarra número indeterminado de cámaras
desarrollaron sendas cátedras de fotográficas, Mazter pez para arpa, cuya
composición y forjaron a una nueva partitura era una proyección fílmica de un
generación de creadores; Lavista desde pez moviéndose en una pecera que tenía
el Conservatorio Nacional de Música e pintado un pentagrama y cuyos sonidos
Ibarra desde el Taller de Composición del resultaban de la posición del pez al
Centro Nacional de Investigación, desplazarse. Pero en obras como En
Documentación e Información Musical clave para piano (1990); el Danzón núm.
(cenidim), secuela del que fundara 1 para ollas, saxofón, flauta y cinta
Chávez en 1965 en el Conservatorio. (1992); Son a Tamayo para arpa, video y
Más propiamente en los años ochenta cinta electrónica (1992), y Homenaje a
irrumpió una nueva generación de Gismonti para cuarteto de cuerdas (1993),
compositores, varios de los cuales Márquez comenzó a explorar en el
alcanzaron a formarse en Europa o universo de la música tradicional
Estados mexicana, en especial del son jarocho o
Unidos, la mayor parte nacidos en la huasteco, y de la música urbana como el
década de 1950. Entre los más danzón, e incorporó a sus recursos
importantes elementos provenientes del jazz y la
se cuentan Arturo Márquez (1950), que música latina. Y de allí al giro radical que
empezó escribiendo obras inscritas en el dio en su lenguaje a partir del Danzón
lenguaje vanguardista que aprendió con núm. 2 (1994) sólo había un paso. Señaló
sus maestros: Manifiesto para violín solo un claro retorno a la tonalidad, clavó la
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coro a capella (1990); Alfredo Marcano Ricardo Teruel (1956), quien mezcla en
Adrianza (1953), muy vinculado a la muchas de sus obras lo musical
estética de vanguardia y a la con lo teatral, lo lúdico y humorístico, y ha
experimentación electroacústica que incursionado en teatro, cine, video,
expresó de diseño y fabricación de instrumentos, en su
diversas maneras: en Enero para piano, amplio catálogo sobresalen su
pianista y gestos (1976), una obra de serie de Orquestadas (1974-1985),
tipo conceptual, o en Coincidencias para Nuestra cultura vegeta para cinta
percusión grabada (1975), Retorno magnetofónica
para cinta magnética (1977) o La luna de (1976), Respira a tu ritmo natural para
Fausto, para cantantes, orquesta y público voluntario (1978), Juego
sonidos electrónicos (1982); Emilio de manos es de villanos para dos pianos a
Mendoza (1953) que ha aplicado en su cuatro manos y dos pies (1979),
música una visión universalista merced a Amantes (y su epílogo: amigos) para
sus estudios sobre técnicas violoncello y piano (1987); Miguel Astor
contemporáneas, (1958), quien ha vuelto su mirada a las
el estudio de música del mundo y su canteras de la tradición musical y ha
cercanía con géneros como el plasmado obras como su Suite venezolana
folklor y el rock, como en Pasaje para 13 para piano (1979) o su Suite popular
instrumentos de cuerda (1975), La para guitarra (1988), y Adina Izarra (1959),
siesta para cinta magnética (1977) o una de las más talentosas compositoras
Contienda para orquesta (1980); Eduardo latinoamericanas, que ha encontrado una
Marturet (1953), autor de obras lo mismo voz propia aunque para ello
sinfónicas (Sol por Occidente, 1982) tuviera que transitar por el dodecafonismo
que experimentales (Piezas cinéticas para que le enseñó su maestro Vic Hoyland
piano, 1975; Canto llano para violín, en Inglaterra, por un fructífero reencuentro
instrumentos y cinta, 1991); Pedro Simón con la tradición popular de
Rincón (1953), que ha mostrado su país —sobre todo con el merengue en
un apego al lenguaje tonal y a la tradición; 5/8— y con los cantos de pájaros
Diego Silva (1954), pionero en la venezolanos, y, finalmente, con un manejo
incorporación de instrumentos étnicos en de elementos tonales sometidos a
obras de corte académico y autor de las prácticas de composición
Sueño y piel (1979) y Tritonias 1986 contemporáneas. Su atractivo catálogo
(Concierto Homenaje al Frente Sandinista); cuenta
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(1953), que juega con la aleatoriedad de la (1982), Las ocasiones de Ema para flauta,
forma derivada del encadenamiento clarinete, violín, chelo y piano (1983),
de módulos y explora las posibilidades y su Ensayo sinfónico núm. 1 para
tímbricas de los instrumentos orquesta (1986). También son de esta
(Golpes para flauta sola, 1995); Jorge época
Martínez Ulloa (1953), que Luis Jaime González (1956) y Jorge Rojas
combina sus facetas de compositor y Zegers (1957).
musicólogo, sus investigaciones de campo En Argentina, la fundación del claem en los
y su especialización en informática en años sesenta convirtió a Buenos
trabajos como la ópera Nel mondo Aires en el centro musical de mayor
del re Kuperare (1982) o Quid est veritas dinamismo del continente, y la presencia
para piano y temple-block (1983); en el país de notables creadores
Eduardo Cáceres (1955), quizá el de contemporáneos permitió el florecimiento
mayor proyección y hallazgo de una voz de diversidad de estilos y lenguajes: el
personal y el que marca de modo multiserialismo y las técnicas
elocuente la transición de la etapa de de él derivadas, las composiciones
vanguardia a la posmodernidad, con sus texturales o con masas de sonidos, la
diatonismos claros, con sus ritmos aleatoriedad
incisivos, y la improvisación, la experimentación y la
con su síntesis de tradición, modernidad y exploración tímbrica de
remanentes vanguardistas; los instrumentos, la música electroacústica
de él son importantes Seco, fantasmal y o para medios mixtos. Pero como
vertiginoso para piano (1986), Las en Chile, los años de las dictaduras
preguntas militares trajeron consigo grandes
para barítono y orquesta (1985), La otra dificultades
concertación para voz acústica para la actividad de los creadores, y, si no
y electrónica, bajo eléctrico, tablas por razones políticas, por las
hindúes, lexicón y reverberador (1989), y condiciones materiales adversas, varios
Epigramas mapuches para alto, violín, compositores se afincaron en el extranjero.
clarinete y piano (1991); Gabriel Matthey A este periodo pertenecen José
(1955), que también combina elementos de Maranzano (1940), que contribuyó
la tradición con técnicas contemporáneas, al desarrollo de la música electroacústica y
autor en esa línea de Después del paraíso electrónica con obras como Mnemon
para flauta y violonchelo
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Ya acabando el siglo xx, parecía que la otro comentario asevera que los
música latinoamericana se hallaba en compositores de los años sesenta y
un momento de apertura ecuménica a una setenta
diversidad de tendencias. Quedaban hicieron reinar el terror en el uso del
pocos creadores que aún veneraran la lenguaje musical (está la anécdota del
experimentación vanguardista boliviano Alberto Villalpando, que relata la
como finalidad del arte, y dejar a los impresión aterrada de su pequeña
músicos “improvisar” terminó resultando hija luego de escuchar una obra suya), y
una frivolidad demodé. Varios que es preciso restaurar las condiciones
compositores dejaron clara su intención de que unían al compositor con el público,
transitar por las sendas de un traducidas en obras “asequibles”
neonacionalismo, por ejemplo Arturo y “disfrutables”. Quizá, en el fondo, esté
Márquez, planteada una crítica a las
de México, que compuso su serie de vanguardias artísticas que, en un
danzones para diversas combinaciones continente posnacionalista, tendieron los
instrumentales retomando el baile puentes para lograr la universalidad que
tradicional urbano de la ciudad de pretendía la modernidad, ésa que en
México, o Conrado Silva, de Uruguay y los años treinta se vistió de nacionalismo,
Brasil, que plasmó un interesante que en los cincuenta y sesenta se
Pericón, la danza nacional de su país, con divorció de las raíces populares, para
medios electrónicos, o Roberto anclar en el dodecafonismo, el
Cedeño, de Venezuela, que compuso un politonalismo
“Joropo cibernético” dentro de su y el atonalismo, y que en los años setenta
suite Las Meninas (1991), y aun Guido tuvo todos los rasgos de
López Gavilán, de Cuba, que escribió una “corriente de vanguardia”, en que las
un Mambo para quinteto de alientos figuras más conspicuas egresaron
(1990). Algún otro defiende con sus del claem (Marlos Nobre, Gerardo Gandini,
piezas para piano una nueva subjetividad Blas Emilio Atehortúa, Joaquín
romántica, como es el caso del Orellana, Edgar Valcárcel, César Bolaños,
mexicano Darian Stavans (1962), Jacqueline Nova, Coriún Aharonian)
coloreada con un aura de new age. Uno o crecieron como artistas en estrecho
que contacto con la vanguardia europea
(Alfredo del Mónaco, Claudio Santoro,
Celso Garrido-Lecca, Héctor Tosar,
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que hoy se compone como parte del mexicana) a 1989 (la caída del muro de
acervo musical de nuestro continente. Son Berlín). Nuestra posmodernidad es afín a
los más jóvenes y algunos jovencísimos en los Tratados de Libre Comercio, a la
el momento de cerrar estas líneas. Son los presencia de movimientos sociales como el
herederos de una tradición que ya bordea zapatismo; a la globalización; al fracaso del
el siglo y tienen en sus hombros la tarea de socialismo, del neoliberalismo y del
continuarla. El tiempo es de ellos. capitalismo; al mundo de los
Podemos ver con gran optimismo el sintetizadores, de la interfase, de las
panorama de la creación musical computadoras y las comunicaciones por
contemporánea en Latinoamérica. Creo Internet, del videoclip, de los teléfonos
que hoy se han dejado de lado muchos de celulares, de la música de DJs, del iPod y
los dogmas, sectarismos y actitudes de los videos de You Tube, del universo
excluyentes que caracterizaron a que algunos anhelan sin fronteras. Y eso
la música nacionalista y a la de se refleja en la música
vanguardia. Hay más tolerancia, más de los compositores de hoy.
diversidad,
más eclecticismo. Y menos prejuicios. No Bibliografía:
creo que el posmodernismo
signifique un retroceso a la tonalidad o al Miranda,R.–Tello,A (2011) La música en
nacionalismo. No es un movimiento Latinoamérica. México. SREM
de come back, de flash back o feed back,
sino un proceso de análisis y de https://www.hiru.eus/es/musica/musica-
anamnesis, de recuento y de evaluación de contemporanea-y-de-vanguardia
lo que ha sido, lo que es y lo que
será la música nacional, sobre todo
después de figuras tan determinantes para
el siglo xx como Villa-Lobos, Chávez,
Revueltas, Ginastera, Roldán y García
Caturla. Hemos entrado, pues, al nuevo
milenio con un valioso contingente de
compositores y una variedad de
propuestas que era imposible considerar
un siglo atrás. Nuestra modernidad fue
muy corta: de 1910 (la Revolución
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