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IJUE Temas 11-12

1º Derecho Internacional Público (Instituciones Jurídicas de la Unión


Europea)

Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Sevilla

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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Ana Moreno Ceballos Profa. Eulalia W. Petit de Gabriel

Apuntes IJUE realizados según la Prof. Eulalia W. Petit de Gabriel y completado con
manual

Curso de Derecho de Unión Europea. 3ª Edición. Joaquín Alcaide Fernández

TEMA 11. LAS POLÍTICAS Y ACCIONES DE LA UNIÓN EUROPEA.


1. CONCEPTO. EL DERECHO MATERIAL DE LA UNIÓN EUROPEA.
Conforme al principio de atribución, la UE asume únicamente aquello que le haya sido atribuido
por los Estados miembros. Lo no atribuido, es retenido por éstos.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La determinación de los ámbitos que pueden ser objeto de regulación se realiza por el TFUE en
los artículos 2 y siguientes. En el Título I, denominado “categorías y ámbitos de competencias
de la Unión”, el TFUE, en su artículo 2, apartados 1 y 2, explica las consecuencias que tiene que
los Tratados constitutivos atribuyan a la Unión una competencia exclusiva o compartida “en un
ámbito determinado”.

Igualmente, en el apartado 5 de ese mismo artículo se anuncia que la Unión dispondrá de


competencia para llevar a cabo acciones para apoyar, coordinar o complementar la acción de
los Estados miembros “en determinados ámbitos”.

El artículo 3 TFUE afirma que la Unión dispondrá de competencia exclusiva “en los ámbitos
siguientes” y el artículo 4. 2 dice que las competencias compartidas entre la Unión y los Estados
miembros se aplicarán a los siguientes “ámbitos principales”. En el artículo 2. 6 se deja por
sentado algo decisivo: “el alcance y las condiciones de ejercicio de las competencias de la Unión
se determinarán en las disposiciones de los Tratados relativas a cada ámbito”.

Por lo cual, como se ve, habrá que estar a lo que establezcan tales disposiciones para determinar
el alcance y las condiciones de ejercicio de las competencias de la Unión. Sin embargo, para
saber cuáles son estas disposiciones, ni el TUE ni el TUFE contienen una parte, título o capítulo
que se denomine “ámbitos de actuación” o algo similar, a pesar de haber utilizado la palabra
ámbito constantemente.

En su lugar, la tercera parte del TFUE y numerosas disposiciones tanto de ese Tratado como del
TUE, hacen referencia a lo que denominan “políticas” y “acciones” de la Unión, ya sean internas
(tercera parte del TFUE, arts. 26 a 197) o externas (PESC, regulada en el TUE, Título V, arts. 21 y
ss.; Política Comercial Común (PCC), en TFUE, Título II de la quinta parte, arts. 206 y ss.).

En esas disposiciones se concretan los ámbitos de la vida de los ciudadanos europeos que
pueden ser objeto de regulación o, al menos, de una actividad por parte de la UE, así como la
manera de llevarse a la práctica dicha regulación o actividad.

Ligada a la palabra “ámbito” es frecuente encontrar la palabra “política” o “acción”. No


obstante, ni el TUE ni el TFUE dan una definición de estas palabras. Tampoco se conoce por qué
la jurisprudencia no ha dado una definición de carácter general de éstas, aunque sí ha estudiado
el concepto de algunas políticas en concreto.

Sin embargo, la doctrina si se ha pronunciado al respecto, y se suelen decir que la política es


cuando hay un alto grado de acción en la materia, mientras que se habla de acción cuando hay
menos desarrollo en esa materia.

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De todos modos, sentado un objetivo comunitario, existen ámbitos materiales (ámbitos de la


vida, a fin de cuentas) sobre los que es necesario incidir y, para determinar de qué manera se
incide sobre dichos ámbitos, es necesario diseñar y/o desarrollar políticas, que serán llevadas a
la práctica mediante acciones concretas.

Con independencia de su definición, lo cierto es que de las políticas y acciones resulta la


regulación de aspectos o ámbitos concretos de la vida de los ciudadanos de la UE. Ese conjunto
normativo forma lo que, especialmente en la doctrina francesa, viene a denominarse “Derecho
material de la UE”, expresión que es utilizada también, en algún caso, por el Tribunal por
contraposición al Derecho formal.

El reflejo que ese Derecho tiene internamente en los Estados miembros de la UE, ya sea por su
eficacia directa, en unos casos, ya por obligar a las administraciones de dichos Estados a adoptar
normas o desarrollar acciones con arreglo a él, en muchos otros, ha traído como consecuencia

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
que su contenido sea objeto de estudio detallado por las diferentes disciplinas jurídicas de
Derecho interno.

2. CARÁCTER EVOLUTIVO Y ASIMÉTRICO DE LAS POLÍTICAS Y ACCIONES DE LA


UNIÓN EUROPEA.
Observando las políticas y acciones de la UE en su conjunto, destaca sobre todo su carácter
evolutivo y asimétrico.

Su carácter evolutivo deriva, por un parte, de ser cada vez más numerosas las políticas y acciones
de la Unión y, por otra, de encontrarse cada una de ellas, individualmente consideradas, en
constante evolución.

En este sentido, mucho han cambiado las cosas desde los Tratados constitutivos de las CCEE de
1951 y 1957. Entonces, las políticas comunitarias eran muy contadas y de contenido
fundamentalmente económico (la política del carbón y el acero, de la energía atómica, Política
Agrícola Común (PAC)), aunque los propios Tratados constitutivos ya anticipaban que se trataba
tan sólo de poner los cimientos de una comunidad más amplia. Ese objetivo se ha venido
cumpliendo mediante la paulatina incorporación de nuevas políticas al dibujo inicial (medio
ambiente, cultura, turismo, PESC, etc.).

Además, el carácter evolutivo se manifiesta en el desarrollo experimentado, o por experimentar,


en cada política individualmente considerada. Como ejemplo, encontramos los cambios sufridos
por la PAC (incluida la pesca) y la política común de transportes desde su creación en 1957 hasta
la fecha, o la transformación de la acción exterior de la Unión, a raíz del Tratado de Lisboa.

Por otro lado, el carácter asimétrico de las políticas y acciones de la UE se manifiesta en que
cada una de ellas tiene su propia dimensión, tanto en el presupuesto de la Unión como en las
actividades desarrolladas para llevarlas a efecto. De ahí que su evolución, muy ligada al tipo de
competencia que para cada una de ellas se haya atribuido a la Unión, se produzca también de
forma asimétrica.

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En este gráfico podemos ver de forma aproximada la cantidad de presupuesto que la UE destina
a sus políticas.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La asimetría y el carácter evolutivo de las políticas y acciones de la UE tiene su reflejo,
lógicamente, en el Derecho material adoptado en desarrollo de las mismas, de tal manera que,
en algunos casos, el derecho de la Unión ha venido prácticamente a sustituir al derecho interno
de sus Estados miembros, relegado en gran parte a la ejecución de aquél, mientras en otros
aspectos ofrece un marco general o un estímulo a través de programas concretos,
permaneciendo en los Estados la mayor parte de la regulación.

3. LAS POLÍTICAS DE LA UNIÓN EUROPEA.


Además de las palabras “política” y “acción”, también aparece con frecuencia en los Tratados
constitutivos la expresión “política común”. En particular, ésta si es utilizada para designar:

- La política común de agricultura y pesca. Art. 38. 1 TFUE, entre otros.


- La política común de transportes. Arts. 90 ss. TFUE.
- La política comercial común. Arts. 206 y 207 TFUE.
- La política común de seguridad y defensa (PCSD). Art. 18. 2 TFUE, entre otros.
- La política exterior y de seguridad común (PESC). Arts. 23 y ss. TFUE.
- La política común de asilo, inmigración y control de las fronteras exteriores. Art. 67. 2
TFUE.
- La política común de visados y otros permisos de residencia de corta duración. Art. 77.
2 TFUE.
- Una política común de cooperación para el desarrollo y de la ayuda humanitaria. Art. 4.
4 TFUE.
- Una política energética común. Art. 6 del Protocolo n.º 31.

Sin embargo, a pesar de su importancia, no se ofrece en los Tratados constitutivos una definición
de “política común” ni se indica en qué puedan diferenciarse las políticas calificadas por este
adjetivo de las restantes políticas de la UE.

En alguna ocasión, se ha llegado a afirmar, que una política común es una política comunitaria
(una política de la Unión) en la que las instituciones comunitarias (de la Unión) tienen una
competencia exclusiva. Pero esta identificación ha sido superada por las sucesivas revisiones a
los Tratados constitutivos.

Lo que sí parece diferenciar a las políticas comunes de las restantes políticas de la Unión es el
mayor grado de integración que pretenden o traen consigo al ser ejecutadas, manifestando a

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través de una cierta centralización en la toma de decisiones, donde se prioriza lo común sobre
lo particular y, en su caso, en una ocupación normativa por parte del Derecho de la Unión, bien
por la atribución de competencias exclusivas, bien por la ocupación mediante normas de la UE,
generalmente de Derecho derivado, del espacio correspondiente a una competencia
compartida (preemption).

En este sentido, se ha afirmado que podría considerarse una política común aquella de la que,
por la intensidad de la atribución competencial, se deduce la intención de dotar a la Unión de la
posibilidad de intervenir en una materia de forma global hasta lograr, llegado el caso, la práctica
desaparición de las competencias que originariamente ejercían los Estados miembros.

3.1. POLÍTICAS COMUNES DE AGRICULTURA, PESCA Y TRANSPORTES.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- POLÍTICA AGRÍCOLA Y PESQUERA COMÚN.

La PAC incluye la política agrícola propiamente dicha, la ganadera y la pesquera (PPC), toda vez
que por productos agrícolas “se entienden los productos de la tierra, de la ganadería y de la
pesca” y “las referencias a la política agrícola común o a la agricultura y la utilización del término
‘agrícola’ abarcan también la pesca”.

En este ámbito, la UE tiene competencia exclusiva únicamente respecto a la conservación de los


recursos biológicos marinos dentro de la PPC, siendo competencia compartida todo lo demás.
Sin embargo, el DUE ha ocupado la mayor parte de la agricultura como de la pesca, relegando al
Derecho interno de los Estados miembros a desempeñar, básicamente, un papel de mero
ejecutor de aquél.

Respecto del ámbito agrícola y ganadero, los objetivos son esencialmente los mismos que en
los tiempos de la constitución de las CCEE:

- Garantizar los abastecimientos, estabilizar los mercados, asegurar al consumidor


suministros a precios razonables.

- Garantizar un nivel de vida equitativo a la población agrícola.

Estos dos objetivos se persiguen conseguir en un marco de una optimización de recursos tanto
personales como materiales y de respeto al medio ambiente.

No obstante, si en su origen la principal preocupación se encontraba en garantizar el suministro


a una Europa desbastada por la guerra, en la actualidad las prioridades de la Unión se han venido
desplazando.

A este respecto, manteniendo como ejes centrales la creación de una organización común de
los mercados agrícolas (OCM) y el establecimiento de mecanismos de ayudas al sector, tanto
por vía de subvenciones como a través de la creación de fondos de orientación y garantía
agrícola, la PAC ha venido experimentando una progresiva evolución, de manera que a las
preocupaciones iniciales se han venido a sumar con el tiempo las relativas al desarrollo agrícola
y a la promoción de una agricultura sostenible.

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Por otra parte, en cuanto a la dimensión exterior de la PAC, una de las mayores preocupaciones
actuales se encuentra en el impacto que ciertas acciones de la Unión en apoyo de la agricultura
comunitaria tiene sobre terceros países en desarrollo. A este respecto, la UE se ha tenido que
plantear la reforma de su sistema de ayudas a la exportación (“retornos” en terminología de la
Unión) en aras a un comercio internacional más justo, pero, sobre todo, en virtud de las
desbastadoras consecuencias que dichas ayudas han tenido sobre las debilitadas economías de
los países en vías de desarrollo.

Por lo que concierne a la pesca, el gran objetivo de la Unión es garantizar la conservación y


explotación sostenible de los recursos pesqueros. Esto implica la imposición progresiva de un
sistema de gestión en el que la explotación de dichos recursos no puede realizarse a costa de la
disminución ni de las poblaciones de peces ni de otras especies asociadas o dependientes de
ellas.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En materia de pesca marítima, la UE ha adoptado normas de derecho derivado de gran
transcendencia, ha celebrado multitud de tratados pesqueros con terceros Estados y se ha
incorporado como parte de un número considerable de organizaciones regionales de
ordenación pesquera, encargadas de canalizar la cooperación de los Estados en una región
determinada del planeta o respecto de especies marinas concretas.

Por otra parte, la UE también ha desplegado una importante actividad, tanto normativa como
económica, para la modernización de la flota pesquera de sus Estados miembros y la
implantación de métodos de pesca menos destructivos.

De manera paralela, la UE ha venido desarrollando una actividad intensa en relación con la pesca
fluvial y la acuicultura, tanto marina como de agua dulce, considerada en la actualidad un
complemento esencial y una verdadera alternativa a la pesca extractiva.

- POLÍTICA COMÚN DE TRANSPORTES.

Comprende los transportes por ferrocarril, carretera y vías navegables. También abarca a las
navegaciones marítima y aérea, aunque en estos casos podrán establecerse disposiciones
apropiadas, a diferencia que, en el caso de los tres primeros, donde se aplicarán las disposiciones
reguladas en el TFUE.

El transporte, sin distinción de modalidad, es competencia compartida entre la UE y los Estados


miembros. Se trata de una materia muy penetrada por la legislación de la Unión, que cada vez
va ocupando mayor espacio incluso en modalidades tradicionalmente controladas o incluso
monopolizadas por los Estados, como el transporte ferroviario o el transporte aéreo, o donde la
legislación de la UE no pasaba a regular unos estándares mínimos, como el transporte marítimo.

El transporte tiene una doble vertiente:

- Como industria, es decir, como negocio o actividad empresarial.


- Como instrumento para otras actividades económicas o de otro tipo.

Una y otra son completadas por el TFUE. No obstante, el TFUE concede a la UE una habilitación
de la mayor amplitud al disponer que, para la consecución de los objetivos de los Tratados
constitutivos, el PE y el Consejo podrán establecer “cualesquiera otras disposiciones oportunas”.

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Sobre esta base, el Derecho material de la UE en relación con los transportes intenta cubrir
ambas vertientes, orientándose, en relación con la actividad industrial del transporte, a asegurar
una competencia mercantil leal dentro del respeto a las peculiaridades de algunas zonas o
colectivos, una calidad elevada para los clientes o consumidores y una alta exigencia en materia
de seguridad.

Precisamente la seguridad, tanto en relación con la vida y la salud humana como en lo relativo
a la protección del medio ambiente, protagoniza buena parte del derecho derivado reciente en
todas las modalidades, donde se han creado entidades como la Agencia Europea de Seguridad
Marítima y la Agencia Europea de Seguridad Aérea y se han adoptado importantes paquetes
de medidas en relación con el transporte marítimo de petróleo y otras sustancias, a raíz de los
accidentes de los buques “Erika” y “Prestige”.

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4. OTRAS ACCIONES DE LA UNIÓN EUROPEA.

4.1. POLÍTICAS EN LAS QUE LA UNIÓN DISPONE DE COMPETENCIA COMPARTIDA.

A. POLÍTICA ECONÓMICA Y MONETARIA (tercera parte, Título VIII, arts. 119-144 TFUE).

De conformidad con el art. 3. 4 TFUE, la “Unión establecerá una unión económica y monetaria
cuya moneda es el euro”. Para la consecución de estos fines y, en general, de los objetivos de
contenido económico establecidos en dicho artículo, la política económica y monetaria de la
Unión se basa en:

- La coordinación de las políticas económicas de los Estados miembros.


- La consecución del mercado interior.
- La definición de objetivos comunes,

Esto se lleva a cabo de conformidad con el principio de economía de mercado abierta y de libre
competencia y supone una moneda única, el euro, la definición y aplicación de una política
monetaria y de tipo de cambio único y el apoyo a la política económica general de la Unión.

Dichas acciones implican, en todo caso, tanto para los Estados como para la Unión, el respeto a
una serie de principios rectores: precios estables, finanzas públicas y condiciones monetarias
sólidas y balanza de pagos estable.

Para el desarrollo de las políticas mencionadas, la UE dispone de diversas herramientas:

- Por un lado, el Consejo, sobre la base de una recomendación de la Comisión, se


encuentra habilitado para adoptar orientaciones generales para las políticas
económicas de los Estados miembros y de la Unión, cuyo seguimiento es objeto de
supervisión y puede ser, en caso de que un Estado las contravenga o ponga en peligro
el correcto funcionamiento de la unión económica y monetaria, objeto de supervisión
multilateral por los demás Estados a través del propio Consejo.

- Por otro parte, para garantizar las estabilidades de precios, presupuestaria, en la balanza
de pagos y monetaria, se regulan instrumentos tales como la prohibición de la
autorización de descubiertos y el procedimiento por déficit público excesivo.

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En fin, como herramientas especificas de la política monetaria, operan en la UE el Sistema


Europeo de Bancos Centrales (SEBC), en cuya cúspide se sitúa el Banco Central Europeo (BCE),
cuyo objetivo principal es la estabilidad de precios, y el Comité Económico y Financiero.

Debe indicarse, además, respecto de los Estados miembros cuya moneda es el euro, la política
monetaria es competencia exclusiva de la Unión.

B. POLÍTICA SOCIAL (tercera parte, Título X, arts. 151 a 161 TFUE).

Acorde con sus objetivos, la UE y los Estados miembros, en el ejercicio de política social,
perseguirán el fomento del empleo, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, una
protección social adecuada, el diálogo social, el desarrollo de los recursos humanos para
conseguir un nivel de empleo adecuado y duradero y la lucha contra las exclusiones 8art. 151

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TFUE).

Sin duda, para la consecución de estos objetivos son referentes la Carta Social Europea de Turín
de 1961 y la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, de
1989, más recientemente, la CDFUE, adaptada en 2007, en la medida en que a ésta se le ha
reconocido el mismo valor jurídico que a los Tratados constitutivos.

Las competencias de la UE son, en este ámbito, compartidas con los Estados miembros. No
obstante, la política de empleo está dotada de su propia regulación (Título IX, arts. 145 a 150
TFUE) y se corresponde con una atribución de competencias de menor integración, en la
medida en que el papel de la Unión se limita en este caso al fomento de la cooperación entre
los Estados miembros y el apoyo y complemento, en su caso, de las acciones desarrolladas por
éstos (arts. 147 TFUE).

En todo caso, la habilitación al PE y al Consejo para adoptar, mediante directas, las disposiciones
mínimas que habrán de aplicarse progresivamente, aunque con ciertos límites, en algunas de
las materias más importantes de cualquier política social, unida a instrumentos de indudable
relieve, como el Fondo Social Europeo (FSE) (Título XI, arts. 162 a 164 TFUE), hacen que esta
política vaya tomando cada vez más protagonismo en el conjunto de las políticas de la UE.

Por otra parte, las disposiciones generales del TFUE dotan a algunos aspectos de la política social
de un cierto carácter transversal, en la medida en que la Unión se encuentra obligada a tener
en cuenta, en la definición y ejecución de sus políticas y acciones, de todas ellas, las exigencias
relacionadas con la promoción de un nivel de empleo elevado, con la garantía de una protección
social adecuada, con la lucha contra la exclusión social y con un nivel elevado de educación,
formación y protección de la salud humana.

C. SALUD PÚBLICA (tercera parte, Título XIV, art. 168 TFUE).

La UE goza de competencia compartida con los Estados miembros en “los asuntos comunes de
seguridad en materia de salud pública”. Sin embargo, su competencia se limita a “llevar a cabo
acciones con el fin de apoyar, coordinar o complementar la acción de los Estados miembros” en
el ámbito de “la protección y mejora de la salud humana”.

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La protección de la salud humana goza igualmente de un cierto carácter transversal, en la


medida en que tiene que ser tenida en cuenta por la Unión en la definición y ejecución de todas
sus políticas y acciones.

De la distribución de competencias, se deduce:

- El objetivo general de la protección de la salud humana, incluyendo la definición del


modelo y sistema sanitario, corresponde a los Estados miembros. La UE, en este punto,
únicamente puede desarrollar una labor de complemento de las políticas nacionales y
de fomento de la cooperación o coordinación entre éstos.

También puede adoptar medidas de fomento destinadas a proteger y mejorar la salud


humana y, en particular, luchar contra las pandemias transfronterizas o en lo que se
refiere al tabaco y al consumo excesivo del alcohol; sin embargo, estas medidas de

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fomento no pueden suponer la armonización de las disposiciones legales y
reglamentarias de los Estados miembros.

- La UE podrá adoptar, mediante el procedimiento legislativo ordinario, en el caso de que


se planteen problemas comunes de seguridad:
a) Medidas que establezcan altos niveles de calidad y seguridad de los órganos y
sustancias de origen humano, así como de la sangre y derivados de la sangre
(estas medidas no impedirán a ningún Estado miembro mantener o introducir
medidas de protección más estrictas).

b) Medidas en los ámbitos veterinario y fitosanitario que tengan como objetivo


directo la protección de la salud pública.

c) Medidas que establezcan normas elevadas de calidad y seguridad de los


medicamentos y productos sanitarios.

D. PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES (tercera parte, Título XV, art. 169 TFUE).

Además de ser competencia compartida entre la UE y los Estados miembros, la protección de


los consumidores goza de un claro carácter transversal, aplicándose a todas las políticas y
acciones de la Unión.

A estos efectos, la Unión contribuirá a proteger la salud, la seguridad y los intereses económicos
de los consumidores, así como a promover su derecho a la información, a la educación y a
organizarse para salvaguardar sus intereses, mediante:

a) Medidas dentro de la política de aproximación de legislaciones en el marco de la


realización del mercado interior.

b) Medidas que apoyen, complementen y supervisen la política llevada a cabo por los
Estados miembros, las cuales no obstarán para que cada uno de los Estados miembros
mantenga y adopte medidas de mayor protección, siempre que sean compatibles con
los Tratados constitutivos, notificándolas a la Comisión.

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E. REDES TRANSEUROPEAS (tercera parte, Título XVI, arts. 170 a 172 TFUE).

Se trata de una política instrumental de otras políticas y del espacio sin fronteras. Tiene por
objeto el establecimiento y desarrollo de infraestructuras transeuropeas de transporte,
telecomunicaciones y energía, ambicioso propósito cuya consecución resulta de especial
importancia para el éxito de aquéllas.

A este respecto, la acción de la Unión tendrá por objetivo favorecer la interconexión e


interoperabilidad de las redes nacionales, así como el acceso a dichas redes, teniendo en cuenta
especialmente los enlaces de las regiones insulares, sin litoral y periféricas con las regiones
centrales de la UE.

Para lograrlo, la Unión podrá establecer orientaciones y apoyar proyectos de interés común
(incluso a través de un Fondo de cohesión).

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F. COHESIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y TERRITORIAL (tercera parte, Título XVIII, arts. 174 a
178 TFUE).

En realidad, se trata de una política de cohesión regional. Por este motivo, a fin de promover
un desarrollo armonioso del conjunto de la Unión, ésta desarrollará y proseguirá su acción
encaminada a reforzar su cohesión económica, social y territorial (art. 174).

La Unión se propondrá, en particular, reducir las diferencias entre los niveles de desarrollo de
las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas. Entre las regiones afectadas,
se prestará especial atención a las zonas rurales, a las zonas afectadas por una transición
industrial y a las regiones que padecen desventajas naturales o demográficas graves y
permanentes como, por ejemplo, las regiones más septentrionales con una escasa densidad de
población y las regiones insulares, transfronterizas y de montaña.

Como buena parte de las políticas en las que se atribuyen a la UE competencias compartidas, se
trata de una política transversal, de ahí que, como dispone el art. 175, al formular y desarrollar
políticas y acciones de la Unión y al desarrollar el mercado interior, se tendrán en cuenta los
objetivos enunciados en el art. 174, participando en su consecución.

La Unión apoyará asimismo dicha consecución a través de la actuación que realiza mediante los
fondos con finalidad estructural, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y los otros instrumentos
financieros existentes. Por lo demás, si se manifestase su necesidad, y sin perjuicio de las
medidas decididas en el marco de las demás políticas de la Unión, también podrán adoptarse,
mediante el procedimiento legislativo ordinario, acciones específicas al margen de los fondos.

G. INVESTIGACIÓN, DESARROLLO TECNOLÓGICO Y ESPACIO [ULTRATERRESTRE] (tercera


parte, Título XIX, arts. 179 a 190 TFUE).

En estos ámbitos, la Unión dispone de competencias para llevar a cabo acciones en particular
destinadas a definir y a realizar programas, sin que el ejercicio de esta competencia pueda tener
por efecto impedir a los Estados miembros ejercer la suya (art. 4. 3 TFUE).

Esto se traduce en que las acciones de la UE, en estas materias, se centren en el fomento,
estímulo, complemento o coordinación de las acciones de los propios Estados miembros.

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No obstante, además de estas acciones, la habilitación autoriza a la UE, por una parte, para
adoptar las medidas necesarias para la realización del espacio europeo de investigación, fijar las
normas para la participación de las empresas, los centros de investigación y las universidades,
así como para la difusión de los resultados de la investigación, todo en ello en ejecución del
programa marco plurianual.

Por otra parte, también se habilita a la UE para crear empresas comunes o cualquier otra
estructura que se considere necesaria para al correcta ejecución de los programas de
investigación, de desarrollo tecnológico y de demostración de la Unión.

Finalmente, la Unión elaborará una política espacial europea, en la que podrá fomentar
iniciativas comunes, apoyar la investigación y el desarrollo tecnológico y coordinar los esfuerzos
necesarios para la exploración y utilización del espacio. A este fin, la Unión establecerá las
relaciones que sean apropiadas con la Agencia Espacial Europea.

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H. MEDIO AMBIENTE (tercera parte, Título XX, arts. 191 a 193 TFUE).

Tiene, como la política de protección de los consumidores, una aplicación transversal a todas
las demás políticas y acciones de la UE. Se trata de una de las políticas que más está creciendo
en importancia en el conjunto de las políticas de la Unión, como lo prueba la
“constitucionalización” de algunos principios propios del Derecho Internacional del medio
ambiente mediante su incorporación al Derecho originario.

En particular, el art. 191 TFUE dispone que la política de la Unión en el ámbito del medio
ambiente se basará en los principios de cautela (precaución) y de acción preventiva
(prevención), en el principio de corrección de los atentados al medio ambiente,
preferentemente en la fuente misma, y en el principio de que quien contamina paga.

Por otro lado, son muy numerosas las normas de Derecho derivado adoptadas en materia de
medio ambiente, ya dentro de la política específicamente ambiental, ya afectando a otras
políticas, como la agrícola, pesquera, de transporte o energética. Si a ello se sume que la UE es
parte en la mayoría de los tratados internacionales ambientales más relevantes, como el
Convenio de las NN. UU. sobre Biodiversidad, la Convención de Bonn sobre la Conservación de
las Especies Migratorias de Animales Silvestres o el Convenio de Basilea sobre el Control de los
Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación de 1989, entre otros, y
que, aun no siendo la UE formalmente parte de ellos, ciertos tratados internacionales son
aplicables a la Unión, podrá concluirse el alto nivel de protección que la UE se ha impuesto a sí
misma en esta materia.

I. ENERGÍA (tercera parte, Título XXI, artículo 194 TFUE).

Llamada a interactuar con otras políticas, especialmente con las políticas ambiental, económica,
de transporte y de redes transeuropeas, la política energética se encuentra regida por objetivos
muy precisos:

a) Garantizar el funcionamiento del mercado de la energía.


b) Garantizar la seguridad del abastecimiento energético de la Unión.
c) Fomentar la eficiencia energética y el ahorro energético, así como el desarrollo de
energías nuevas y renovables.

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d) Fomentar la interconexión de las redes energéticas.

Para la consecución de dichos objetivos, la UE disfrute de competencia compartida. No


obstante, el TFUE deja claro que los Estados disfrutan de un espacio reservado. En particular, los
Estados tienen derecho a determinar las condiciones de explotación de sus recursos energéticos,
sus posibilidades de elegir entre distintas fuentes de energía y la estructura general de su
abastecimiento energético.

4.2. POLÍTICAS EN LAS QUE LA UNIÓN DISPONE DE COMPETENCIAS DE COOPERACIÓN,


APOYO, COMPLEMENTO O AYUDA.

Además de las políticas y acciones descritas anteriormente, la UE dispone de competencias para


llevar a cabo acciones con el fin de apoyar, coordinar o complementar la acción de los Estados

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miembros en ciertos ámbitos. Tales son:

a) La protección y mejora de la salud humana.


b) La industria (tercera parte, Título XVII, art. 173 TFUE).
c) La cultura (tercera parte, Título XIII, art. 167 TFUE).
d) El turismo (tercera parte, Título XXII, art. 195 TFUE).
e) La educación, la formación profesional, la juventud y el deporte (tercera parte, Título
XII, arts. 165 y 166 TFUE).
f) La protección civil (tercera parte, Título XXIII, art. 196 TFUE).
g) La cooperación administrativa (tercera parte, Título XXIV, art. 197 TFUE).

En todas ellas, las competencias de la Unión se encuentran muy limitadas, toda vez que, en todos
los casos, sin excepción, la habilitación que se concede se realiza “con exclusión de toda
armonización de las disposiciones legales se los Estados miembros”.

De todas formas, las competencias de la UE en estas materias son de por sí muy reducidas, toda
vez que se otorgan principalmente, mediante fórmulas frecuentemente desiderativas y con
poco contenido objetivo, para fijar un suelo sobre el que apoyar las primeras acciones que
marquen el camino para la ejecución de auténticas políticas de futuro.

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