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IJUE Temas 1-10

1º Derecho Internacional Público (Instituciones Jurídicas de la Unión


Europea)

Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Sevilla

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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Ana Moreno Ceballos Profa. Eulalia W. Petit de Gabriel

Apuntes IJUE realizados según la Prof. Eulalia W. Petit de Gabriel y completado con
manual

Curso de Derecho de Unión Europea. 3ª Edición. Joaquín Alcaide Fernández

TEMA 3. LOS VALORES, LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS Y LA CIUDADANÍA DE


LA UE.
1. LA IDENTIDAD EUROPEA: VALORES Y SÍMBOLOS DE LA UE.
Medio siglo después de las primeras iniciativas, la UE es hoy día un símbolo cada vez más

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
presente en las versiones que, a diario, sus Estados miembros dan de sí mismos. En todos los
ayuntamientos, por ejemplo, ondean banderas (originariamente del Consejo de Europa y que
ahora comparte con la UE), de estrellas doradas que se ordenan en armonía perfecta formando
un círculo sobre fondo azul.

En las ocasiones solemnes, junto al himno nacional o regional correspondiente, no es extraño


oír la “Oda a la alegría” de la Novena sinfonía de Beethoven como himno que rinde honor a esta
entidad multicultural que es la UE, un himno igualmente compartido por el Consejo de Europa.

También se introdujo en el Tratado de Roma de 2004, mediante la Convención sobre el futuro


de Europa, la idea de “divisa” de Europa, que, aunque no ha perdurado, representa la unión y el
no enfrentamiento de los Estados europeos: “unidos en la diversidad”.

Los símbolos externos que materializan y permiten visualizar más fácilmente a la UE se


completan con el euro como moneda común, y con la fecha de celebración de la integración
europea: el 9 de mayo, día en el que tuvo lugar la Declaración Schuman.

Tras estos símbolos, se han ido sedimentando en paralelo a lo largo de los años, una serie de
valores esenciales en los que descansa hoy la UE, que, por primera vez, han sido recogidos
expresamente como tales por el Derecho originario.

En esta línea, se pronuncia el art. 2 TUE, el cual establece como valores de la UE:

- El respeto a la dignidad humana.


- La libertad.
- La democracia.
- La igualdad.
- El Estado de Derecho.
- El respeto a los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas
pertenecientes a minorías.

Además, el artículo establece que estos valores son comunes a los Estados miembros en una
sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la
solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.

Solo los Estados europeos que respeten esos valores y se comprometan a promoverlos, podrán
solicitar el ingreso como miembro de la Unión (art. 49 TUE), previéndose una reacción de la UE
ante la existencia de un riesgo claro de violación grave y persistente por parte de un Estado

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miembro de tales valores (art. 7 TUE), que habrán de ser igualmente respetados en la acción
exterior de la Unión, incluida la PESC.

2. LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS DE LA UE.


Tratando de hacer frente a las críticas sobre el “déficit democrático” del proceso de integración
europea, el Tratado de Lisboa introdujo un nuevo Título II en el TUE (arts. 9 a 12) dedicado a los
principios democráticos de la Unión.

2.1. PRINCIPIO DE IGUALDAD DE LOS CIUDADANOS.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La vida democrática de la UE descansa en el principio básico de la igualdad de todos sus
ciudadanos, que se beneficiarán por igual de la “atención” de las instituciones, órganos y
organismos de la Unión. Se trata de una expresión singular del principio de igualdad de los
ciudadanos ante la ley, bien conocido en los Derechos internos, definiéndose en el TUE la
ciudadanía de la Unión (art. 9 TUE), al margen de que su regulación detallada se contenga en el
TFUE (arts. 20 a 25 TFUE).

2.2. PRINCIPIO DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.

Las relaciones de los ciudadanos con las instituciones y órganos de la UE y con sus Estados
miembros se basan en el principio de la democracia representativa. Dicho principio obliga:

- En primer lugar, a que los ciudadanos estén directamente representados en la Unión


(art. 10. 2 TUE) mediante su participación directa desde 1979 en la elección del PE.

- En segundo lugar, también obliga en el derecho que el TUE les reconoce a los ciudadanos
de participación en la vida democrática de la Unión (art. 10. 3 TUE), que viene
garantizado por el principio de subsidiariedad por parte de la UE a la hora de ejercer sus
competencias, y por el principio de transparencia, disponiendo que las decisiones que
se tomen sean de la forma más abierta posible a los ciudadanos y que la Comisión
mantenga consultas con las partes interesadas (arts. 10. 3 y 11. 3 TUE).

Para llevar a cabo la participación de los ciudadanos en la UE, el TUE reconoce el papel esencial
de los partidos políticos europeos, pues son ellos los llamados a dar voz a las reivindicaciones
ciudadanas a nivel europeo y formar la conciencia política europea (art. 10. 4 TUE).

La preocupación por la participación ciudadana también se puso de manifiesto con la inclusión


del derecho de iniciativa legislativa ciudadana, que permite que un grupo de al menos un millón
de ciudadanos de la Unión, procedentes de un número “significativo” de Estados miembros,
invite a la Comisión a presentar una propuesta adecuada de acto normativo dentro del marco
de las competencias de la Unión (art. 11. 4 TUE).

En las relaciones de los Estados miembros con la UE, el principio de democracia representativa
obliga a que todos los Estados miembros estén representados en condiciones de igualdad (art.
4. 2 TUE) en el Consejo Europeo y el Consejo (art. 10. 2 TUE), un principio que se acompaña con
el del respeto a la identidad nacional.

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Finalmente, el TUE concede un protagonismo especial a los Parlamentos nacionales (art. 12


TUE), enumerando aquellas actividades en las que éstos participaran activamente. Además, este
artículo exige que los Parlamentos nacionales sean informados y formalmente notificados de los
proyectos de actos legislativos de la Unión.

3. LA CONDICIÓN DE ESTADO MIEMBRO.


En tanto que la UE es una Organización Intergubernamental compuesta por Estados, conforme
a la teoría general de las OO. II., la adquisición de la condición de miembro, así como las diversas
situaciones por las que esta condición puede atravesar y sus diferentes repercusiones, se
recogen en los Tratados constitutivos.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
3.1. LA INCORPORCIÓN DE UN NUEVO ESTADO MIEMBRO.

El art. 49 TUE abre la puerta a la incorporación de nuevos miembros a la UE al establecer la


posibilidad, para todo Estado Europeo que respete los valores recogidos en el art. 2 TUE y se
comprometa a promoverlos, de solicitar al Consejo su ingreso.

Esto nos hace retrotraernos a la cuestión de quiénes son Estados europeos a efectos de su
posible adhesión a la UE o dónde están los límites de Europa, teniendo en cuenta que otras
Organizaciones Internacionales europeas acogen a Estados como Armenia, Georgia o
Azerbaiyán, en la actualidad miembros tanto del Consejo Europeo como de la Organización para
la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE).

El Tratado de Lisboa no ha resuelto esta cuestión. Este argumento fue el utilizado para rechazar
la candidatura propuesta por Marruecos, pero no ha sido utilizada para rechazar la candidatura
de Turquía.

El art. 49 TUE recoge lo que la práctica había sedimentado en materia de adhesión de nuevos
miembros: decisión unánime del Consejo previa consulta a la Comisión y aprobación por el PE,
que deberá pronunciarse por mayoría de los miembros que lo componen. Además, este artículo
establece la obligación de informar de la solicitud recibida por el Consejo no solo al PE, sino
también a los Parlamentos nacionales.

Por lo demás, las condiciones concretas de la adhesión vendrán establecidas en un acuerdo


entre los Estados miembros y el Estado candidato (acuerdo de adhesión), que deberá ser
ratificado por todos esos Estados miembros.

A la hora de valorar la solicitud de admisión, el Consejo deberá de apreciar también el ajuste del
país candidato a los criterios de elegibilidad establecidos por el Consejo Europeo en 1993,
denominados “criterios de Copenhague”. Estos son:

a) Criterio político de la existencia de instituciones estables que garanticen la democracia,


el Estado de derecho, el respecto de los derechos humanos y el respeto y la protección
de las minorías.

b) Criterio económico de la existencia de una economía de mercado viable, así como la


capacidad de hacer frente a la presión competitiva y las fuerzas del mercado dentro de
la Unión.

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c) Criterio del acervo comunitario o de la Unión o capacidad para asumir las obligaciones
que se derivan de la adhesión, especialmente aceptar los objetivos de la unión política,
económica y monetaria.

3.2. LA RETIRADA DE UN ESTADO MIEMBRO.

Los Tratados constitutivos recogen por primera vez la posibilidad y correspondiente


procedimiento para que un Estado miembro proceda a su retirada de la Unión. Hasta la aparición
de esta disposición, los Tratados de las CC. EE. y de la UE no incluían la posibilidad de abandonar
la Organización.

El art. 50 TUE recoge la posibilidad de retirada voluntaria de un Estado miembro pero no prevé
la posibilidad de expulsión, y procede a una ordenación del proceso de retirada voluntaria, esto

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es, la reversión del proceso de ingreso.

El Estado miembro que lo desee puede poner fin a su participación en la UE, que podrá decidirlo
de conformidad con sus normas constitucionales. A fin de hacer efectiva la retirada deberá:

- En primer lugar, poner en conocimiento del Consejo Europeo su intención mediante


notificación.

- En segundo lugar, la imbricación mencionada obligaría a una salida negociada de dicho


Estado, que implicaría la adopción de un acuerdo celebrado entre la Unión y el Estado
saliente en el que se regularían sus relaciones futuras con la UE.

El TUE recoge el procedimiento detallado y más o menos generalizado de adopción de acuerdos


internacionales que implican a las instituciones básicas (Comisión, Consejo, PE y TJUE (art. 218
TFUE)).

Los acuerdos que regularán las relaciones en el futuro entre la UE y el Estado saliente podrán
ser adoptado por mayoría cualificada del Consejo, manteniéndose la intervención previa
obligatoria del PE, que deberá aprobarlo.

La entrada en vigor del acuerdo adoptado marca el momento del cese de los efectos de los
Tratados constitutivos, que dejarán de aplicarse a partir de entonces a dicho Estado. A falta de
acuerdo de retirada, los efectos de dichos Tratados cesarán a los dos años que el Estado enviara
al Consejo Europeo la notificación de retirada, salvo que el Consejo Europeo de acuerdo con el
Estado, decida por unanimidad prorrogar el plazo.

El TUE establece la NO participación del miembro nacional correspondiente ni en las


deliberaciones ni en las decisiones del Consejo Europeo o del Consejo que afecten a la
negociación y celebración del acuerdo de retirada o a la decisión de prórroga de los efectos de
los Tratados constitutivos.

En caso de “arrepentimiento”, el antiguo Estado miembro que desee volver a formar parte de
la UE no disfruta de ningún trato preferencial en su segundo proceso de adhesión, antes bien
deberá completar el mismo proceso previo para cualquier otro Estado candidato y establecido
en el art. 49 TUE.

El Reino Unido decidió tras la celebración de una consulta nacional en junio de 2016, iniciar un
proceso de retirada voluntaria de la UE, abriéndose en marzo de 2017 el difícil proceso de

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negociación entre éste y la UE, y que por el momento no consigue un acuerdo en materias
esenciales como los derechos que gozaran los nacionales de la UE que permanezcan en territorio
británico, la regulación de la frontera con Irlanda o la factura pendiente de pago por parte del
Reino Unido a la UE, entre otras.

3.3. OTRAS SITUACIONES DE ALTERACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS ESTADOS


MIEMBROS.

La condición de Estado miembro de la UE puede atravesar también otras situaciones


intermedias que supongan una alteración de los derechos del Estado miembro en cuestión.

En este sentido, la violación de los valores sobre los que descansa la UE (art. 2 TUE), ha sido
objeto de atención desde el Tratado de Ámsterdam, pues se incorporó junto con los principios

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de la UE, la correlativa sanción al Estado miembro que no respetara dichos principios.

Teniendo en cuenta algunos gobiernos extremistas de los Estados miembros, se aconsejó un


mayor blindaje frente a posibles violaciones o amenazas de violaciones. Una de las experiencias
fue la Austria, cuyo gobierno estaba integrado por el partido populista de extrema derecha
integrado por Haider (FPÖ). Esto puso de manifiesto la importancia de actuar a nivel de la UE
ante la amenaza de una violación.

Por ello, a las situaciones de violación grave y persistente de los valores del art. 2 TUE, el actual
art. 7 TUE ha añadido las situaciones de existencia de un riesgo claro de violación grave de tales
valores.

En ambos casos se establece la posibilidad de suspender al Estado miembro infractor de los


derechos derivados de la condición de miembro especialmente el derecho de voto en el seno
del Consejo. Además, el TUE obliga al Estado miembro sancionado con dicha privación a cumplir
con todas las obligaciones establecidas en el Tratado que le sean de aplicación. En el periodo en
el que se cumple con el procedimiento, el Estado en cuestión queda excluido de la mayoría
necesaria del Consejo para la adopción de decisiones.

Por primera vez, se ha dado este caso respecto de Polonia y su polémica reforma judicial,
situación en la que, tras diversos avisos por parte de la Comisión, ésta, con base en el art. 7 TUE,
ha decidido solicitar del Consejo de adopción de una Decisión al respecto como paso previo a
una posible sanción por violación de los valores esenciales de la UE. Otro caso abierto
actualmente es el de Hungría.

En caso de que se trate de una violación consumada, grave y persistente, será el Consejo
Europeo el que decida, puesto que la sanción es contra un Estado soberano y debe ser la
formación de mayor rango a nivel intergubernamental la que decida sancionar al Estado
miembro de que se trate.

Las sanciones consistirán en la privación de ciertos derechos derivados de la aplicación de los


Tratados constitutivos y, como máximo grado, de la privación del derecho de voto en el Consejo.
El miembro del Consejo Europeo o del Consejo que represente al Estado miembro del que se
trate no participará en la votación y no será tenido en cuenta en las mayorías.

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4. LA PROTECCIÓN DE DERECHOS HUMANOS: PRINCIPIO Y VALOR DE BASE DE LA


UE.
Ante el problema de la falta de un sistema de protección de derechos humanos formalmente
positivado en los Tratados constitutivos o el Derecho derivado, se propusieron tradicionalmente
dos soluciones alternativas:

- La adhesión de la CEE, más tarde CE, y finalmente UE, al Convenio Europeo de Derechos
Humanos (CEDH).
- La adopción de un catalogo propio de derechos fundamentales.

Conforme a la reforma llevada a cabo por el Tratado de Lisboa, la adopción y la referencia llevada
a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (CDFUE) en los Tratados
constitutivos no ha instado para que el TUE recoja otros avances que han tenido lugar respecto

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de aquella adhesión.

4.1. LA AUSENCIA INICIAL DE REGULACIÓN EN EL DERECHO ORIGINARIO.

Los Tratados de 1951 y 1957, sobre la unión aduanera y la ordenación común de mercado, no
establecieron ninguna protección a los derechos humanos. El único punto de contacto con la
persona era la articulación de su libre circulación en tanto que se constituía un factor de
producción.

En cuanto al fracaso de las primeras las iniciativas del proceso de integración europea, hay que
decir que si mencionaban expresamente la necesidad de los derechos fundamentales de la
persona.

Sin embargo, una vez iniciado el proceso para la integración europea, se cayó en la cuenta de
que algunos de los derechos considerados como fundamentales, se vieron afectados. Además,
la pertenencia a las CCEE era visto desde los TTCC nacionales como una vía de desprotección o
al menos de disminución de la protección nacional existente, en la medida que los Tratados y
normas de Derecho derivado no eran enjuiciados por éstos.

4.2. LA CONSTRUCCIÓN PRETORIANA Y SU CONSAGRACIÓN EN EL DERECHO ORIGINARIO.

Los recursos contra la aplicación de los Tratados constitutivos y el Derecho derivado por las
jurisdicciones nacionales se fueron sucediendo, abarcando los derechos más variados.

Pero la protección a estos derechos, que, si estaba codificada en los ordenamientos jurídicos
internos, no se encontraba formalmente positivada en el nuevo ordenamiento jurídico
comunitario, lo que hacía difícil encontrar un fundamento para articular dicha protección.

Por otra parte, eran derechos fundamentales positivados tanto en los ordenamientos internos
de los Estados miembros, como en el CEDH, del cual, formaban parte la totalidad de los Estados
miembros que eran partes. Esto permitía al particular, con ciertas limitaciones, denunciar al
Estado infractor ante el TEDH, disfrutando, por tanto, de una protección más allá incluso del
ámbito nacional.

Ante la expansión del nuevo ordenamiento jurídico, el Tribunal terminó por afirmar que, como
principio general del Derecho, la Unión respeta los derechos fundamentales tal y como resultan

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de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros y tal y como se garantizan
en el CEDH.

El establecimiento de esta vía de protección pareció calmar la inquietud de los TTCC nacionales,
pero, sin embargo, esta vía no dejaba de plantear problemas, limitaciones y dudas respecto a la
seguridad jurídica. De esta manera, los Estados miembros decidieron dar una solución, que sería
recogida en el Tratado de Maastricht en el artículo F.2, y cuyo contenido ha sido parcialmente
recogido en el actual art. 6. 3 TUE.

4.3. LA ADHESIÓN AL CONVENIO EUROPEO PARA LA SALVAGUARDIA DE LOS DERECHOS


HUMANOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES.

Desde que todos los Estados miembros de por entonces la CEE adhiriesen al CEDH, la

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Organización no paró de buscar la manera de introducir o aplicar la Carta a los Tratados
constitutivos.

Estos trabajos no llegaron a buen puerto pues, en 1999, el Consejo Europeo de Colonia, aceptó
la convocatoria de una “Convención” que negociase una carta de derechos fundamentales
propia de la Unión.

Una vez reconocida la necesaria personalidad jurídica a la UE para proceder a la adhesión, el


Tratado de Lisboa ha incorporado en el art. 6. 2 TUE la previsión expresa necesaria para abrir las
negociaciones.

También era necesaria la modificación del propio CEDH, cuya redacción establa pensada tan solo
para la adhesión de los Estados y no de una Organización Internacional. Por ello, en 2004 los
Estados partes del CEDH aprobaron un Protocolo adicional n.º 14 por el que se establece que la
UE puede adherirse a la Convención. De esta manera, tanto el Tratado de la UE como el Tratado
del CEDH se encuentran en sintonía.

De momento la adhesión no se ha producido, aunque ya ha habido ciertas iniciativas para ello.

4.4. LA CARTA DE DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UE.

La opción de adoptar un instrumento de protección propio de la UE ofrecía, por un lado, la


ventaja de no hacer depender a la UE y su control de ningún tribunal externo y extraño al
sistema, como TEDH, lo que podría plantear problemas con el propio TJEU; y, por otro lado, la
ocasión de ajustar su contenido, es decir, los derechos protegidos, a las competencias
efectivamente afectadas por el ordenamiento jurídico establecido por los Tratados
constitutivos.

En 1989, el Consejo Europeo de Estrasburgo, adoptó una Carta de Derechos Fundamentales del
Trabajador, un listado de derechos fundamentales de carácter social y económico que datase al
naciente mercado interior de la necesaria dimensión social que debía acompañarle. Sin
embargo, tenía nula vinculación jurídica y falta de competencia del entonces TJCE para conocer
de las posibles violaciones de la misma.

Tras resultar insatisfactorio este avance, el Consejo Europeo de Colonia aprueba en 1999 una
convocatoria de una conferencia encargada de redactar una carta de derechos fundamentales.

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Con este fin, se creó un órgano negociador compuesto por una mezcla de poderes legislativos y
ejecutivos tanto a nivel nacional como de la Unión, denominado Convención. La Convención
adoptó sus decisiones por consenso y sus trabajos respetaron en todo momento el principio de
trasparencia, siendo accesible a través de Internet y permitiendo la participación en ellos de la
sociedad civil.

La Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (CDFUE) fue proclamada


solemnemente por el PE, el Consejo y la Comisión en Niza, en diciembre del año 2000.

Sin embargo, la decisión sobre su fuerza jurídica vinculante fue postpuesta hasta 2004, en
paralelo a la reforma de los Tratados que habría que reconocer la personalidad jurídica de la UE
carecía formalmente entonces. Incorporada como Parte II en el Tratado de Roma en 2004, fue
recuperada en 2007, cuando fue ligeramente corregida y adaptada, para finalmente ser firmada
y proclamada solemnemente por los presidentes del PE, el Consejo y la Comisión de Estrasburgo

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
en 2007, un día antes de la adopción del Tratado de Lisboa.

En virtud del mismo, ésta goza del mismo valor que los Tratados constitutivos, es jurídicamente
vinculante y tiene rango de Derecho originario (art. 6.1 TUE). Sin embargo, la CDFUE no es de
aplicación al Reino Unido, Polonia ni a la República Checa, ya que así se estableció por el
Protocolo n.º 30 y las Disposiciones n.os 1, 53, 61 y 62.

Su texto pretende fijar los fundamentos más elementales en materia de derechos humanos de
forma comprensible y asimilable para todos los habitantes de la UE. En ella se alude a la dignidad
del ser humano, a sus libertades básicas, a la igualdad, a la solidaridad, la ciudadanía europea y
a los derechos, libertades y principios básicos en relación con la administración de justicia.

4.5. OTRAS FORMAS DE PROTECCIÓN PROMOCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA


UE.

En 1998, con ocasión del cincuentenario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
los Ministros de Asuntos Exteriores de la UE, decidieron, entre otras medidas, presentar un
informe anual acerca de la situación de los derechos humanos de la UE y en el mundo, que ha
continuado hasta hoy, en el que se da cuenta de las actividades que desarrolla la UE en materia
de protección y promoción de DD. HH.

En cuanto a la segunda medida, se creó en 2007 la Agencia de Derechos Fundamentales de la


UE. Ésta firmó un memorándum de entendimiento con el Consejo de Europa. La agencia
desarrolla básicamente trabajos de asesoramiento para las instituciones y Estados miembros en
materia de derechos humanos, así como labores de análisis, prospectiva y promoción del
respecto de los mismos. Tiene su sede en Viena.

La última medida es la emprendida por la UE respecto de terceros países en el marco de su


acción exterior, cuando asocia la firma de acuerdos con aquellos al respeto de la democracia y
los DD. HH. En este sentido, se puede resaltar la financiación de acciones a favor de la
consolidación de la democracia, Estado de Derecho y los DD. HH. en estos Estado.

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5. LA CIUDADANÍA DE LA UE Y SU ESTATUTO JURÍDICO.

5.1. LA NOCIÓN DE CIUDADANÍA DE LA UNIÓN.

El origen del concepto de ciudadanía se encuentra en el Derecho interno y alude al vínculo


jurídico que permite a una persona nacional tomar parte de la vida de su país mediante el
ejercicio de un conjunto de derechos civiles y políticos y la asunción de una serie de obligaciones.

La propuesta de ciudadanía de la Unión o ciudadanía europea, presentada a la CIG de 1991 por


la delegación española como un pilar de la legitimación de la UE frente a la crítica de su “déficit
democrático” y de refuerzo de la integración política, evoca esta misma idea.

Creado el estatuto de ciudadano europeo en 1992, en la primera ocasión posible de los Tratados
constitutivos, la CIG de 1996, se aclaró que: la ciudadanía europea sería complementaria y no

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
sustitutiva de la nacionalidad de cada Estado miembro, y reconocía derechos adicionales a favor
de los nacionales de los Estados miembros, a ejercer únicamente a nivel de la UE.

Conforme al art. 20 TFUE, es ciudadano de la Unión toda persona natural que ostente la
nacionalidad de un Estado miembro; por tanto, la adquisición de la ciudadanía europea está
condicionada a la posesión de la nacionalidad de un Estado miembro, habiendo rechazado el
TJUE que, en caso de nacionalidad doble o múltiple y a efectos del ejercicio de la libre circulación
de personas en el interior de la UE, sea exigible el criterio de la efectividad al que el DI supedita
la oponibilidad de una nacionalidad frente a un tercer Estado.

La redacción de los derechos de los ciudadanos europeos es un estatuto dinámico, pues el


propio TFUE ha previsto la posible actualización periódica de los derechos comprendidos dentro
del mismo.

5.2. EL ESTATUTO DEL CIUDADANO EUROPEO.

En el se encuentran:

- El derecho a la libre circulación y residencia en el territorio de los Estados miembros.


Art. 20. 2. a) TFUE.

- El derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones al Parlamento Europeo y en las


elecciones municipales. Art. 22. 1 TFUE.

- El derecho a la protección diplomática y consular. Art. 23 TFUE.

- El derecho a la petición ante el Parlamento Europeo. Art. 24 TFUE.

- El derecho de reclamación ante el Defensor del Pueblo Europeo. Art. 20. 2. d) y art. 24
TFUE.

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