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Poder Judicial de la Nación

CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO -


SALA II
SENTENCIA DEFINITIVA NRO.: 110533

EXPEDIENTE NRO.: 5169/2012

AUTOS: GARCIA JUAN BAUTISTA c/ PROCAMET S.A. s/DESPIDO

VISTO Y CONSIDERANDO:
En la ciudad de Buenos Aires, el 30 de mayo de 2017, reunidos los integrantes de la Sala
II a fin de considerar los recursos deducidos en autos y para dictar sentencia definitiva en
estas actuaciones, practicado el sorteo pertinente, proceden a expedirse en el orden de
votación y de acuerdo con los fundamentos que se exponen a continuación.

La Dra. Graciela A. González dijo:


Contra la sentencia de la instancia anterior se alzan las partes
demandada y actora a tenor de los respectivos memoriales obrantes a fs. 192/197 y 201.
También apela el perito contador sus honorarios (fs. 207), por considerarlos reducidos.
Razones de orden metodológico me llevan a dar liminar tratamiento
a la queja que vierte la parte demandada quien se agravia de la decisión de la Judicante de
grado que, tras considerar como tiempo de servicio computable para el cálculo de las
indemnizaciones por despido, desde el 2/5/03, hizo lugar a las diferencias indemnizatorios
reclamadas en el inicio. Sostiene que, como quedó acreditado en la causa, el demandante
omitió comunicarle que había obtenido el beneficio jubilatorio en aquella fecha, y recién lo
hizo en el mes de octubre de 2007, denotando con ello una actitud de mala fe de su parte.
Refiere, asimismo, que el 13/2/08 suscribió una nota en la cual declaraba encontrarse
percibiendo el beneficio jubilatorio desde noviembre de 2007, por lo que entiende que la
aplicación de la doctrina sentada en el Fallo Plenario “Couto de Capa”, debió aplicarse
desde el momento en el que su parte tomó real conocimiento del estado de jubilado del
accionante, en tanto fue a partir de allí que se produjo realmente la novación del contrato
de trabajo.
Liminarmente corresponde memorar que, como expresara al emitir
mi voto en el Fallo Plenario Nº 321 citado, en el que adherí a la propuesta de la mayoría en
cuanto a que “es aplicable lo dispuesto por el art. 253 último párrafo L.C.T. al caso de un
trabajador que sigue prestando servicios sin interrupción a las órdenes del mismo
empleador, luego del goce del beneficio de la jubilación”, la finalidad de la norma jurídica
allí mencionada, está destinada -sin ninguna salvedad- a no resarcir períodos de
antigüedad tenidos en cuenta para otorgar el beneficio previsional ordinario (ver en tal
sentido, lo sostenido en forma coincidente junto con los Dres. Jorge G. Bermúdez y María
Laura Rodríguez, in re “Misa, Diana Dolores c/ Instituto Independencia S.R.L.”, sentencia
Fecha de firma: 30/05/2017 Nº 89.083 del 28/2/01; en la sentencia N° 85.139 del 23/12/98 recaída en los autos
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Firmado por: GRACIELA A. GONZALEZ, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: MIGUEL ANGEL MAZA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: MARCELO CLAUDIO FERNANDEZ, SECRETARIO INTERINO

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“Heredia, Norma c/ Decero S.A.” y en la sentencia N° 90.295 del 27/3/02 dictada in re
“Salazar, Alejo c/ Talleres Navales Dársena Norte S.A.”, todas del registro de esta Sala).
Como también sostuve al votar en el citado Fallo Plenario “Couto de
Capa”, lo dispuesto en el art. 253 de la L.C.T. “se aparta en forma expresa de la solución
adoptada como principio general en los arts. 18 y 255 de la L.C.T, porque según éstos,
cualquiera haya sido el modo de extinción, cuando se opera el reingreso del trabajador a
las órdenes del mismo empleador se deben computar los períodos correspondientes a
contratos anteriores. El párrafo agregado por la ley 24.347 en el año 1994 sólo se justifica,
en el entendimiento de que ha tenido por objeto ceñir el período computable a los fines
indemnizatorios al lapso posterior a la obtención del beneficio jubilatorio, erigiendo por
tanto a este supuesto de extinción en una excepción al régimen general establecido a través
de las normas antes mencionadas. Incluso, más allá de los términos en que se encuentra
redactado el primer párrafo de la norma, lo cierto es que la reforma, al referirse a la
antigüedad computable a los fines indemnizatorios, se refiere al “tiempo de servicios
posterior al cese” –que obviamente entendió operado por el cobro del beneficio jubilatorio-
sin distinguir entre los casos en que medió un período de inactividad y aquéllos en que ello
no ocurrió, puesto que no alude exclusivamente a la antigüedad registrada en un eventual
segundo contrato, sino sólo al tiempo de servicios posterior al “cese” con prescindencia de
si entre éste y el reingreso medió solución de continuidad”.
En otras palabras, el pase al estado de pasividad se opera con la
obtención del beneficio previsional aun cuando el contrato en sí no se extinga en los
términos del art. 252 de la L.C.T., porque lo determinante es identificar si existió o no un
corte en la relación laboral que unió a las partes desde lo normativo y ello se verifica – a
mi criterio- con la concesión del beneficio en tanto en ese momento se cristaliza el derecho
aplicable para su otorgamiento (CSJN, Cadorni, Roberto A. s/ jubilación”, sentencia del
7/10/66, C443 XV, DT 1968-175), por lo que, pese a la existencia de una continuidad
laboral, en los casos en que el trabajador se jubila sólo corresponde computar el tiempo de
servicios que no se “patrimonializó” al concederse el beneficio previsional.
Tal como se desprende de la forma en que quedó trabada la litis y de
los términos del planteo recursivo, no existe controversia en autos acerca de que el
accionante comenzó a gozar del beneficio jubilatorio a partir del 2/5/2003, mas según
refiere la recurrente, su parte recién tomó conocimiento de dicha circunstancia en el mes
de noviembre de 2007 –tal como da cuenta la documentación de fs. 1 del sobre reservado
Nº 22-, por lo que entiende que la doctrina del Fallo Plenario “Couto de Capa” debió
aplicarse desde esa fecha y no desde la del otorgamiento de la jubilación.
En este sentido, la accionada acompañó una comunicación dirigida a
la ANSES fechada el día 13 de febrero de 2008 en la que se le comunica a dicho
organismo que “desde el período de noviembre de 2007 inclusive, el Sr. Juan Bautista
García… no percibe asignaciones familiares por el sistema de fondo compensador de
Fecha de firma: 30/05/2017
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nuestra empresa, ya que siendo beneficiario del sistema previsional de ese organismo,
ambos regímenes son incompatibles”. El documento en cuestión fue suscripto por el
Presidente de Procamet S.A. y por el mismo García, de conformidad a la pericial
caligráfica que determinó que la firma inserta en dicho instrumento corresponde al puño y
letra del trabajador (ver fs. 126/131).
Ahora bien, cierto es que no existe constancia de que el trabajador
hubiera comunicado a su empleadora haberse jubilado –actitud que no deja de merecer un
reproche por resultar lesiva del principio de buena fe que debe regir toda relación laboral
(arts. 62 y 63 de la L.C.T.)- pero dicha circunstancia no es suficiente para soslayar la
doctrina sentada en el mencionado plenario, máxime cuando tampoco se advierte
debidamente demostrada la fecha en la que Procamet S.A. habría tomado conocimiento de
la jubilación de García.
Digo esto por cuanto una interpretación literal del instrumento al que
se hizo referencia precedentemente lleva a concluir que en el mes de noviembre de 2007 el
actor era beneficiario del sistema previsional, no siendo hábil para demostrar que fuera en
esa fecha en la que la demandada tomó conocimiento de dicha circunstancia.
De tal modo, ante la evidencia incontrastable de que la jubilación del
actor se produjo el 2/5/2003 (fs. 147 vta.), no cabe sino hacer aplicación de la doctrina
plenaria Nº 321 sentada en la causa “Couto de Capa, Irene Marta c/ Areva S.A. s/ ley
14.546” (Acta 2542 CNAT del 5/6/09), siendo dable destacar que como esta Sala tiene
dicho, la derogación de los arts. 302 y 303 del CPCCN por parte del art. 12 de la ley
26.853 no resulta aún operativa a tenor de lo dispuesto por el art. 15 de dicha ley, de
manera que deberían considerarse ultractivos y, por ende, vigentes las doctrinas plenarias
sentadas por esta Cámara y con efecto obligatorio (entre otras, S.D. 101.981 en autos
“Benavente, María Isabel c/ Consolidar A.R.T. S.A. y otros s/ despido”, del registro de
esta Sala).
Sin perjuicio de ello, y aun si se considerase que la nueva normativa
implicara la pérdida de vigencia de los Acuerdos Plenarios existentes, esta Sala considera
que razones de seguridad y previsibilidad jurídica imponen seguir los criterios
uniformadores derivados de las doctrinas sentadas por esta Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo, prestigioso cuerpo especializado en forma potestativa.
En idéntico sentido se ha expedido la CNAT en el Acuerdo Plenario
celebrado el 15 de marzo de 2015, donde resolvió, mediante Acta 2613 por mayoría,
continuar con la convocatoria a Plenario oportunamente dispuesta, tal como lo hiciera
también la Cámara Nacional en lo Civil, en el Acuerdo Plenario del 23 de diciembre de
2013, recaído en los autos caratulados “Inversiones Rifer S.R.L. c/ Fruticon S.A. s/
incidente civil” y la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial Federal, en Acuerdo
Plenario del 27 de febrero de 2014, en los autos caratulados “Parota, César y otros c/

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Estado Nacional- Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y otros s/ proceso de
conocimiento”.
De conformidad a lo hasta aquí expuesto, corresponde confirmar la
sentencia de grado en cuanto a este aspecto se refiere.
También se queja el accionante por cuanto la Sentenciante de grado
hizo lugar a la entrega de los certificados de trabajo y a la multa que emana del art. 80 de
la L.C.T. pese a que los instrumentos en cuestión fueron puestos a disposición del
trabajador en la audiencia celebrada ante el SECLO y, ante su negativa injustificada a
recibirlos, fueron acompañados a la causa.
Liminarmente habré de señalar que, contrariamente a lo sostenido
por la demandada, no se advierte del acta de fs. 3 que ésta hubiera ofrecido la entrega de
los certificados de trabajo en dicho acto, en tanto la expresión “la requerida reconviene en
este acto por consignación/entrega de certificados de trabajo art. 80 L.C.T.” no denota la
efectiva pretensión de entregarlos en tal oportunidad ni surge palmario que el accionante
hubiera rechazado su entrega.
Amén de ello, lo esencial se centra en que, como reiteradamente se
ha sostenido, los certificados de trabajo previstos en el art. 80 de la L.C.T. deben contener
la totalidad de la información que resulta obligatoria de acuerdo a dicha norma, es decir:
a) la indicación del tiempo de prestación de los servicios (fecha de ingreso y egreso);
b) naturaleza de los servicios (tareas, cargos, categoría profesional, etc.);
c) la constancia de los sueldos percibidos;
d) la constancia de los aportes y contribuciones efectuados por el empleador con destino
a los organismos de la seguridad social; y
e) la calificación profesional obtenida en el o los puestos de trabajo desempeñados,
hubiere o no realizado el trabajador acciones regulares de capacitación (conf. ley 24.576)
(ver en este sentido, S.D. Nº 95.320 del 22/10/07 in re “Smolarczuk, Mariano Javier c/
Actionline S.A. s/ certificado de trabajo”, del registro de esta Sala).
Es claro que el formulario ANSES PS 6.2 que la parte demandada
acompañó a fs. 24/28 –aun expedido en legal tiempo y forma- no cumple acabadamente
con la obligación impuesta por la normativa en cuestión, en tanto no debe confundirse el
“certificado de trabajo” del art. 80 de la L.C.T., con la “certificación de servicios y
remuneraciones” de la ley 24.241, ya que “esta última se expide en un formulario de la
ANSES (P.S.6.2.) en el que se insertan datos similares, aunque no del todo coincidentes
con los exigidos por el citado art. 80 LCT. Además, la finalidad de uno y otro certificado
es distinta: el primero le sirve al trabajador para conseguirse otro empleo, mientras que el
segundo se utiliza para gestionar un reconocimiento de servicios o la obtención de un
beneficio previsional, y queda archivado en las oficinas de la ANSES” (CNAT, Sala IV,
2010/09/29 “Forestieri, María Angeles Lorena c/ Hutchinson Telecommunications
Argentina S.A.” del voto del Dr. Guisado).
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Conforme lo expuesto, el instrumento acompañado a la causa no
puede considerarse hábil para tener por cumplida la obligación que emana del art. 80 de la
L.C.T., por lo que habiendo intimado el trabajador a su entrega en el plazo dispuesto en el
art. 3 del decreto 146/01 (fs. 32), se impone desestimar el agravio en análisis y confirmar
también este aspecto de la sentencia recurrida.
En cuanto al progreso de la sanción establecida en el art. 2 de la ley
25.323, asiste parcialmente razón a la recurrente. En efecto, en dicha norma se establece
con carácter punitivo un incremento sobre las indemnizaciones derivadas del distracto que
el empleador no abonase al trabajador, pese a la intimación que éste formule.
Conforme se extrae de las constancias de autos, la accionada
satisfizo en forma parcial esa obligación pues se reconocieron diferencias en la
indemnización del art. 245 de la L.C.T. a favor del trabajador y, además, éste intimó en
forma fehaciente al pago de esas diferencias (ver términos del telegrama de fecha
1/11/2011 obrante a fs. 72) y, en definitiva, la demandada con su actitud, ha dado origen a
la promoción de las presentes actuaciones.
En consecuencia, en virtud de que el último párrafo del art. 2 de la
ley 25.323 faculta a los jueces a morigerar el quantum de la multa allí establecida,
propongo mantener la decisión de imponer la sanción que prevé el art. 2 de la ley 25.323
pero calcularla sólo sobre la diferencia entre el importe abonado por la empleadora en
concepto de indemnización por despido y lo que correspondía percibir al trabajador por tal
concepto.
De tal modo, corresponde reducir el monto de dicha indemnización a
la suma de $ 11.327,82.
En consecuencia, el monto total de condena se verá reducido a la
suma de $ 48.709,19 que será abonado por la demandada en la forma dispuesta en grado,
que no fue materia de agravio, ante esta alzada.
Por último, teniendo en cuenta la tasa de interés dispuesta en la
anterior instancia corresponde desestimar por improcedente el agravio vertido por la parte
demandada en este aspecto.
En cuanto a la queja vertida a su turno por la parte actora, por cuanto
en la anterior instancia se dispuso que el monto de condena devengara intereses conforme
el promedio mensual de la tasa activa que emplea el Banco de la Nación Argentina para
otorgar préstamos (conforme Acta 2357), corresponde acoger el agravio en cuestión.
En efecto, habiendo soslayado la Judicante a quo la nueva tasa de
interés dispuesta mediante Resolución de Cámara 2601/14 de fecha 21 de mayo de 2014,
corresponde modificar este aspecto de la sentencia recurrida y disponer que el importe de $
48.709,19 diferido a condena, devengará intereses desde que cada suma es debida y hasta
su efectiva cancelación, a la tasa nominal anual para préstamos personales libre destino del
Banco Nación para un plazo de 49 a 60 meses, de conformidad a la Resolución de Cámara
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2601/14 que, deberá ser aplicada desde que cada suma es debida, respecto de las causas
que se encuentran sin sentencia y con relación a los créditos del trabajador.
Sin perjuicio de la modificación que propongo, corresponde
mantener la distribución de costas (art. 71 CPCCN) y la regulación de honorarios dispuesta
a favor de la representación y patrocinio letrado de la parte demandada que deberá
proyectarse sobre el nuevo monto diferido a condena y que, pese a las apelaciones
vertidas, resultan adecuadas. Por el contrario, estimo que los honorarios fijados a la
representación y patrocinio letrado de la parte actora y a los peritos contador y calígrafa
resultan reducidos, por lo que propongo elevarlos al 15%, 6% y 6%, respectivamente, del
monto de condena con más sus accesorios legales (cfr. art. 38 L.O. y arts. 6, 7, 8 , 9, 19, 39
y ccdes ley 21.839; arts. 3 inc. b) y g) y 12 dcto-ley 16.638/57).
Asimismo, propongo que las costas de alzada se distribuyan en un
80% a cargo de la parte demandada y un 20% a cargo de la parte actora (art. 71 CPCCN) y
que los honorarios de los letrados firmantes de los escritos de fs. 192/197 y 201, por su
actuación en la alzada, se fijen en el 25% de lo que le corresponda percibir a cada uno por
su labor en origen (art. 14 ley 21.839).
El Dr. Miguel Ángel Maza dijo:
Que adhiere a las conclusiones de la Dra. Graciela A. González,
por análogos fundamentos.
Por lo que resulta del acuerdo que antecede (art. 125 de la ley
18.345), el Tribunal RESUELVE: 1) Modificar la sentencia de la instancia anterior y
reducir el monto de condena a la suma de $ 48.709,19 que será abonada por la
demandada en la forma y con más los intereses dispuestos en el considerando
respectivos; 2) Mantener la imposición de costas y regulaciones de honorarios
dispuestas en la instancia anterior respecto de la parte demandada; 3) Elevar los
honorarios fijados en la instancia de grado a favor de la representación y patrocinio
letrado de la parte actora y a los peritos contador y calígrafa, en el 15%, 6% y 6%
del monto de condena con más sus accesorios legales; 4) Imponer las costas de alzada
en un 80% a cargo de la parte demandada y un 20% a cargo de la parte actora; 5)
Regular los honorarios de los letrados firmantes de los escritos de fs. 192/197 y 201
por su actuación en la alzada, en el 25% de lo que le corresponda percibir por su
labor en origen; 6) Hágase saber a los interesados lo dispuesto por el art. 1º de la ley
26856 y por la Acordada de la CSJN Nº 15/2013, a sus efectos
Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Miguel Ángel Maza Graciela A. González


Juez de Cámara Juez de Cámara
mm
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