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CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD

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Expediente 2672-2020

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 2672-2020

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, ocho de diciembre de dos mil

veinte.

En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de diez de

julio de dos mil veinte, dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del

ramo Civil y Mercantil, constituida en Tribunal de Amparo, en la acción

constitucional promovida por Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima, por

medio de su Mandatario Especial y Judicial con Representación, Juan José

Figueroa del Valle, contra el Juez Décimo de Primera Instancia Civil del

departamento de Guatemala. La postulante actuó con el patrocinio de su

mandatario. Es ponente en el presente caso el Magistrado Vocal II, José

Francisco De Mata Vela, quien expresa el parecer del Tribunal.

ANTECEDENTES

I. EL AMPARO

A) Interposición y autoridad: presentado el tres de marzo de dos mil veinte, en

el Centro de Servicios Auxiliares de la Administración de Justicia, Demandas

Nuevas, del Organismo Judicial y, posteriormente, remitido a la Sala Segunda de

la Corte de Apelaciones del ramo Civil y Mercantil. B) Acto reclamado:

resolución de diecinueve de noviembre de dos mil diecinueve, por la que el Juez

Décimo de Primera Instancia Civil del departamento de Guatemala declaró sin

lugar el recurso de apelación interpuesto por la postulante contra la sentencia

dictada por el Juez Séptimo de Paz Civil del municipio y departamento de

Guatemala, que declaró sin lugar el juicio sumario de cobro de tarjeta de crédito
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promovido por la accionante contra Carlos Alfredo Cabrera Quezada. C)

Violaciones que se denuncian: a los derechos de libertad de acción y de

defensa, así como al principio jurídico de debido proceso. D) Hechos que

motivan el amparo: D.1) Producción del acto reclamado: de lo expuesto por la

amparista en el escrito inicial, se resume: a) ante el Juez Séptimo de Paz Civil del

municipio y departamento de Guatemala promovió juicio sumario de cobro de

tarjeta de crédito contra Carlos Alfredo Cabrera Quezada, pretendiendo el pago

de veintiocho mil quinientos cinco quetzales con cuatro centavos [Q.28,505.04]; b)

luego de la secuela procesal respectiva, el órgano judicial de conocimiento emitió

sentencia por la que declaró sin lugar el juicio instado con fundamento en que no

quedó plenamente probado el saldo deudor, toda vez que, para establecer dicho

extremo, únicamente se diligenció como prueba la certificación contable extendida

por la propia entidad crediticia; y c) inconforme, la ahora accionante interpuso

recurso de apelación, por lo que el Juez Décimo de Primera Instancia Civil del

departamento de Guatemala –autoridad objetada–, al conocer del medio de

impugnación instado, emitió resolución de diecinueve de noviembre de dos mil

diecinueve –acto reclamado–, por el que confirmó el fallo recurrido, tras

considerar que la resolución de primer grado se encontraba acorde a Derecho y a

las constancias procesales. D.2) Agravios que se reprochan al acto

reclamado: la postulante estima vulnerados sus derechos constitucionales y

principio jurídico antes enunciados, debido a que: i) la sentencia de segunda

instancia se circunscribió a hacer un resumen del fallo recurrido, limitándose la

autoridad objetada a indicar que compartía el criterio del juzgado de primer grado,

sin hacer una correcta valoración de los medios de prueba aportados; ii) el fallo

contiene consideraciones sobre hechos no controvertidos, pues establece que no


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se demostró la aceptación del contrato de tarjeta de crédito, pese a que tal

extremo no fue cuestionado por el demandado en primera instancia; los únicos

puntos controvertidos eran los relacionados a la cuantificación de la deuda y los

pagos que la parte demandada había realizado, por lo que el juez, al dictar el

fallo, se extralimitó contrariando el artículo 603 del Código Procesal Civil y

Mercantil, que establece que la apelación se considerará solo en lo desfavorable

al recurrente; iii) no se valoró debidamente la declaración de las partes obtenida

dentro del proceso, pese a que contiene la confesión del demandado sobre la

aceptación de haber suscrito el contrato referido, de haber obtenido la tarjeta de

crédito, de la existencia de la relación comercial, de la deuda contraída y del

incumplimiento de pago; tampoco se valoró la certificación contable en la que

obra el monto adeudado, documento que, al no haber sido redargüido de nulidad

y/o falsedad, hacía plena prueba conforme lo dispuesto en el Código Procesal

Civil y Mercantil [hizo referencia a los artículos 126 (carga de la prueba), 127

(apreciación de la prueba), 139 (valor probatorio de la confesión judicial), 177

(presentación de documentos), y 189 (libros de contabilidad y comercio) de ese

texto legal]; y iv) la certificación contable era el medio de convicción idóneo para

demostrar la deuda, ya que los artículos 186 y 189 del Código Procesal Civil y

Mercantil, y el 59 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros, establecen,

respectivamente, que: “… los documentos privados que estén debidamente

firmados por las partes, se tienen por auténticos salvo prueba en contrario…”, “…

[l]os libros [de contabilidad] llevados de conformidad con la ley hacen prueba

contra el litigante no comerciante, pero la admiten en contrario…”, y “... [l]os

registros contables y documentos legales que los respalden producen fe en juicio,

salvo prueba en contrario…”. D.3) Pretensión: solicitó que se le otorgue amparo


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y, como consecuencia, se deje sin efecto el acto señalado como agraviante. E)

Uso de recursos: ninguno. F) Casos de procedencia: invocó los contenidos en

las literales a) y h) del artículo 10 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de

Constitucionalidad. G) Leyes violadas: citó los artículos 4° y 12 de la

Constitución Política de la República de Guatemala.

II. TRÁMITE DEL AMPARO

A) Amparo provisional: se denegó. B) Tercero interesado: Carlos Alfredo

Cabrera Quezada. C) Remisión de antecedentes: copia certificada de: c.1)

recurso de apelación 1, formando dentro del proceso 01103-2019-01354, del

Juzgado Décimo de Primera Instancia Civil del departamento de Guatemala; y

c.2) expediente 01103-2019-01354, del Juzgado Séptimo de Paz Civil del

municipio y departamento de Guatemala. D) Medios de comprobación: d.1) los

antecedentes del amparo; y d.2) presunciones legales y humanas. E) Sentencia

de primer grado: la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del ramo Civil y

Mercantil, constituida en Tribunal de Amparo, consideró: “… al amparista no se

le han violentado sus derechos constitucionales […] toda vez que se llevó a cabo

un debido proceso, no violentándose el derecho de Defensa al presentar el

interesado todos los recursos a sus disposición ante las dos instancias, habiendo

los jueces de paz y primera instancia resuelto de conformidad con las pruebas

aportadas al proceso, así como en la fundamentación correcta de las leyes

aplicables, pretendiendo y manifestando que por medio del amparo se analicen

las pruebas que ya fueron valoradas en las dos instancias, habiéndose tramitado

los procesos de conformidad con la ley de la materia, por lo que se pretende

desnaturalizar la acción de amparo convirtiéndola en una revisión de las

constancias procesales de primera y segunda instancia, por lo que no es


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procedente la presente acción en la interpretación y las leyes aplicadas a los

casos concretos, no generando agravio reparable por medio del amparo. Razón

por la cual debe denegarse la presente acción constitucional y condenar al pago

de costas procesales a la entidad amparista, así como imponer la multa de un mil

quetzales (Q.1,000.00) al abogado director y procurador, por ser responsable de

la juridicidad del planteamiento…”. Y resolvió: “… I) Deniega la presente acción

constitucional de amparo, promovida por la entidad Credomatic de Guatemala,

Sociedad Anónima […] II) Se condena al pago de costas procesales a la entidad

amparista y se impone la multa de mil quetzales al abogado Juan José Figueroa

del Valle, por ser el responsable de la juridicidad del planteamiento, la cual deberá

hacer efectiva dentro de los cinco días siguientes al estar firme el presente fallo y

en caso de insolvencia se cobrará por la vía legal correspondiente…”.

III. APELACIÓN

Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima, –postulante– apeló. Para el

efecto, reiteró lo expuesto en el escrito de promoción del amparo y añadió que su

intención no es la de convertir a la garantía constitucional bajo análisis en una

tercera instancia, sino que pretende que se reparen las vulneraciones causadas

por la autoridad objetada.

IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA

A) La accionante manifestó, de nueva cuenta, lo expuesto en sus escritos de

amparo y de apelación. Solicitó que se se revoque el fallo apelado y, como

consecuencia, se otorgue la protección constitucional solicitada. B) El Ministerio

Público, por medio de la Fiscalía de Asuntos Constitucionales, Amparos y

Exhibición Personal, expuso que comparte lo decidido en el fallo de primer

grado, pues la pretensión del postulante es que se revise lo decidido por la


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autoridad cuestionada, lo cual se encuentra prohibido de conformidad con lo que

establecen los artículos 203 y 204 de la Constitución. Agregó que la resolución

objetada se encuentra debidamente fundamentada, ya que en esta se expusieron

con claridad y precisión los motivos que llevaron al órgano jurisdiccional a emitir la

decisión correspondiente. Pidió que se confirme la sentencia recurrida.

CONSIDERANDO

-I-

Procede el otorgamiento del amparo por violación a los derechos de la

postulante cuando la autoridad objetada: a) en contravención al artículo 603 del

Código Procesal Civil y Mercantil, se pronuncia en alzada sobre hechos que no

fueron cuestionados en primera instancia, modificándolos en perjuicio de la

apelante; b) no valora, de conformidad con la legislación aplicable al caso

concreto, un documento –certificación contable– que fue aportado al proceso con

base en lo dispuesto en los artículos 177, 178 y 186 de la normativa procesal en

mención; y c) no expone los motivos por los cuáles concluye que un medio de

prueba –declaración de las partes– no demuestra las proposiciones que la

accionante afirma que se evidencian con ese medio de convicción.

-II-

Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima, promueve amparo contra el

Juez Décimo de Primera Instancia Civil del departamento de Guatemala,

señalando como acto reclamado la resolución de diecinueve de noviembre de dos

mil diecinueve, por la cual declaró sin lugar el recurso de apelación que interpuso

contra la sentencia dictada por el Juez Séptimo de Paz Civil del municipio y

departamento de Guatemala, que declaró sin lugar el juicio sumario de cobro de

tarjeta de crédito que instó contra Carlos Alfredo Cabrera Quezada.


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El Tribunal de Amparo de primer grado denegó la protección constitucional

solicitada, argumentando que a la postulante se le respetaron sus derechos

fundamentales en el proceso, tanto en primer como en segundo grado, razón por

la cual su intención con la presente acción es la de crear una nueva instancia en

la que se revisen las actuaciones correspondientes. Esa decisión fue impugnada

por la amparista con base en los motivos antes anotados.

-III-

Como cuestión inicial, cabe referir que el análisis que debe realizar esta

Corte en casos como el analizado debe circunscribirse a la determinación de si

existe o no vulneración a derechos fundamentales del amparista; es decir, si con

la actuación de la autoridad objetada se contrariaron disposiciones

constitucionales y/o convencionales, mas no intervenir en las funciones de los

órganos de la jurisdicción ordinaria, o suplantarlos, toda vez que aquella sería una

conducta contraria al artículo 203 de la Constitución. De tal cuenta, por referirse

los agravios esgrimidos a la valoración de prueba, el análisis a realizar por este

Tribunal se referirá a si esa función se realizó en armonía con el texto

constitucional o si, por el contrario, provocó vulneración sustancial a los derechos

de la postulante –por ser solamente ese tipo de contravención la que es

susceptible de tutela mediante amparo–.

Como hechos relevantes del caso, cabe traer a cuenta los siguientes: a)

ante el Juez Séptimo de Paz Civil del municipio y departamento de Guatemala, la

accionante promovió juicio sumario de cobro de tarjeta de crédito contra Carlos

Alfredo Cabrera Quezada, pretendiendo el pago de veintiocho mil quinientos cinco

quetzales con cuatro centavos [Q.28,505.04]. Dentro de los medios de convicción

que ofreció en ese momento se encontraban, entre otros: a.1) certificación


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extendida por el contador de Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima, en la

que –se afirmó– constaba el saldo de capital, recargos, comisiones, impuestos,

seguros, costas y gastos procesales que debía el demandado; a.2) copia simple

del documento contentivo de la solicitud de tarjeta de crédito y del formulario “IVE-

TC-01”, referente al inicio de la relación mercantil entre ambas partes, y el

contrato de emisión y uso de tarjeta de crédito suscrito entre ella y el demandado;

y a.3) declaración de las partes; b) luego de la secuela procesal respectiva, el

Juzgado Séptimo de Paz Civil del municipio y departamento de Guatemala dictó

sentencia por la que resolvió declarar sin lugar el juicio instado con fundamento

en que: “… conforme las constancias procesales y con la copia simple del

documento que contiene la solicitud de tarjeta de crédito y el formulario IVE guión

TC guión cero uno como el contrato de emisión y uso de tarjeta de crédito de

fecha catorce de junio de dos mil trece y confesión del demandado únicamente se

prueba que la parte demandada […] solicitó a la entidad Credomatic de

Guatemala, Sociedad Anónima una tarjeta de crédito, así como la relación

contractual y las condiciones que regirían la relación entre las partes. Sin

embargo, no quedó plenamente probado el saldo deudor reclamado en la

demanda toda vez que para establecer dicho extremo únicamente se diligenció

como prueba la certificación contable, por lo que no se tiene la certeza lógica y

legal que efectivamente el demandado haya incurrido en el saldo que se le

reclama, toda vez que dicho documento tiene únicamente como autor a la parte

actora por cuya voluntad y cuenta se hizo, su contenido es cuestionable dada la

naturaleza del mismo, ya que a tenor de lo regulado en el artículo 186 del Código

Procesal Civil y Mercantil, se tienen por auténticos salvo prueba en contrario, los

documentos privados que estén debidamente firmados por las partes, por lo que
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se considera que la prueba aportada no es suficiente para establecer lo afirmado

por la parte actora […] Aunado a ello en la declaración de parte prestada por el

demandado […] [este] negó que adeuda la cantidad reclamada por la parte actora

por lo que no se tiene la certeza del saldo reclamado. La consideración anterior

impide acoger la demanda, pues la juzgadora no logra establecer si el

demandado adeuda el saldo que ahora se le reclama por el uso de la tarjeta de

crédito ya identificada, y siendo este el fundamento para establecer una

obligación de pago por parte del demandado; la demanda se ve afectada, debido

a la deficiencia probatoria, pues de conformidad con el artículo 126 del Código

Procesal Civil y Mercantil, las partes tienen la carga de demostrar sus respectivas

proposiciones de hecho…”; c) inconforme con ese pronunciamiento, la accionante

apeló. Fundó su recurso, esencialmente, en el hecho de que la certificación

contable era el documento idóneo conforme la legislación para demostrar la

deuda del caso. Ello, porque el artículo 59 de la Ley de Bancos y Grupos

Financieros establece que los registros contables y los documentos legales que

los respalden producen fe en juicio, salvo prueba en contrario, y, por su parte, el

Código Procesal Civil y Mercantil, en su artículo 189, preceptúa que los libros de

contabilidad y de comercio hacen prueba contra su autor, y estos, a su vez, hacen

prueba contra el litigante no comerciante. Agregó que tampoco se valoró

debidamente la confesión judicial obtenida dentro del proceso, pese a que

conforme el artículo 139 del texto legal en mención, se establece que la confesión

prestada legalmente produce plena prueba; y d) luego, el diecinueve de

noviembre de dos mil diecinueve, el Juzgado Décimo de Primera Instancia Civil

del departamento de Guatemala –autoridad cuestionada–, que conoció de la

apelación interpuesta, emitió fallo –acto reclamado– por el que declaró sin lugar el
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recurso intentado y confirmó el pronunciamiento de primer grado, considerando

para el efecto lo siguiente: “… en cuanto al alegato de la parte actora, respecto a

que se le otorgue valor de plena prueba a la certificación contable aludida, se

advierte que el artículo 186 segundo párrafo citado, es claro al establecer que los

documentos privados se tienen por auténticos únicamente si están debidamente

firmados por las partes, por lo tanto en este caso no opera la inversión de la carga

de la prueba, porque en el documento antes individualizado [certificación

contable] no aparece firmado por el demandado y en consecuencia tal como lo

afirma el juzgado a quo existe una carencia de medios probatorios […] al tenor del

artículo 186 citado se tienen por auténticos salvo prueba en contrario los

documentos privados que estén firmados por las partes y la certificación

relacionada aparece firmado [sic] únicamente por la parte demandante, sin que

conste en el mismo declaración [sic] alguna de la parte demandada para su

eficacia probatoria. Además se establece que no es correcta la pretensión del

interponente en cuanto a que una certificación contable produzca efectos de

‘plena prueba tasada’, ya que nuestro sistema de valoración de la prueba se rige

por la sana crítica […] una certificación contable no puede ser tenida como plena

prueba tasada (1°) porque el contador público que la extiende no tiene ninguna de

las tres calidades que establece el artículo 186 del Código Procesal Civil y

Mercantil; y (2°) porque tampoco existe norma legal que le confiera expresamente

ese carácter de plena prueba tasada. Aunado a lo anterior solo presenta copia

simple del contrato de la tarjeta de crédito no aparece la firma de las partes, solo

del tarjeta habiente, razón por la cual no se puede determinar si las partes

aceptaron las condiciones del mismo. Así mismo [sic] en la declaración de parte

prestada por el demandado este no acepta hechos que le perjudiquen por lo que
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la prueba relacionada fue valorada adecuadamente por la señora juez de primer

grado y en consecuencia no es admisible la pretensión del apelante en cuanto a

la forma en el que la juez de primer grado valoró la certificación contable y

declaración de parte de la demandada [sic]…”.

Este Tribunal advierte que son, concretamente, tres los reproches que

formula la amparista: primero, que el tribunal objetado se pronunció sobre hechos

no controvertidos en primera instancia, modificándolos en su perjuicio –la

existencia de relación contractual–; segundo, que no le dio ningún valor probatorio

a la certificación contable; y, tercero, que no se valoró debidamente la declaración

de las partes obtenida dentro del proceso, no obstante esta contenía la confesión

del demandado sobre la aceptación de haber suscrito el contrato de tarjeta de

crédito, de haber obtenido esta última, de la existencia de la relación comercial,

de la deuda contraída y del incumplimiento de pago.

A) Respecto del primero de dichos reclamos, cabe traer a cuenta que el

artículo 603 del Código Procesal Civil y Mercantil regula: “[l]a apelación se

considerará solo en lo desfavorable al recurrente y que haya sido expresamente

impugnado. El Tribunal Superior no podrá, por lo tanto, enmendar o revocar la

resolución en la parte que no es objeto del recurso, salvo que la variación en la

parte que comprenda el recurso, requiera necesariamente modificar o revocar

otros puntos de la resolución apelada”. Ese precepto contiene una doble

implicación: por una parte, determina que si el fallo es recurrido solo en lo

desfavorable al que impugna, la situación jurídica de este no puede ser

empeorada por el recurso, por lo que no es posible la modificación en perjuicio del

apelante –reformatio in peius–, y, por otra, que es al recurrente a quien le

corresponde delimitar el ámbito del nuevo examen y decisión, en el sentido de


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que puede pedir la revisión específica de solo algún o algunos de los elementos

controvertidos.

En el caso bajo análisis, se advierte que en la primera instancia del proceso

subyacente, el Juzgado de Paz de conocimiento resolvió, en la sentencia

respectiva, que únicamente se había probado que el demandado: “… solicitó a la

entidad Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima una tarjeta de crédito, así

como la relación contractual y las condiciones que regirían la relación entre

las partes. Sin embargo, no quedó plenamente probado el saldo deudor

reclamado en la demanda…”. Al apelar ese pronunciamiento, la accionante, sin

cuestionar ese extremo, manifestó que la deuda existía, y que ascendía al monto

contenido en la certificación contable correspondiente. No obstante lo anterior, en

la sentencia que constituye el acto reclamado, el Juez de Primera Instancia

objetado consideró que: “… [la demandante] solo presenta copia simple del

contrato de la tarjeta de crédito no aparece la firma de las partes, solo del tarjeta

habiente, razón por la cual no se puede determinar si las partes aceptaron las

condiciones del mismo…” [El resaltado en ambas citas es propio de esta Corte].

De lo precitado, puede establecerse que la autoridad cuestionada, al

afirmar que no se demostró la relación contractual del caso entre las partes del

juicio subyacente, realizó una consideración que no era objeto de controversia en

el proceso, es decir, en ningún momento, en la alzada, se encontraba en

discusión la existencia o no del vínculo contractual entre la postulante y el

demandado, ya que este hecho había quedado demostrado en primera instancia

según la consideración realizada por el juzgado de paz en el fallo previamente

aludido [cuestión que no fue apelada por el demandado]. En ese sentido, con el

actuar del órgano judicial objetado, se contrarió directamente lo establecido en el


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artículo 603 del Código Procesal Civil y Mercantil, que contiene el principio

procesal que postula que en apelación no puede modificarse el fallo en perjuicio

del recurrente –reformatio in peius–. De esa cuenta, se advierte la violación a los

derechos de defensa y al debido proceso alegada.

B) La amparista también reprocha el hecho de que la autoridad

cuestionada no valoró debidamente la certificación contable que presentó para

demostrar la supuesta deuda existente entre las partes del juicio subyacente.

Dicho órgano judicial consideró que existía “carencia de medios probatorios”,

porque la certificación contable no podía ser plena prueba en virtud de que no

aparecía firmada por el demandado, aunado a que esta no había sido expedida

por notario o funcionario público.

Al respecto, esta Corte estima pertinente traer a cuenta lo regulado en el

artículo 186 del texto legal mencionado, que establece: “… [l]os documentos

autorizados por notario o por funcionario o empleado público en ejercicio de su

cargo, producen fe y hacen plena prueba, salvo el derecho de las partes de

redargüirlos de nulidad o falsedad. Los demás documentos a que se refieren

los artículos 177 y 178, así como los documentos privados que estén

debidamente firmados por las partes, se tienen por auténticos salvo prueba en

contrario…”. En complemento a lo anterior, los artículos 177 y 178 de dicha ley

regulan, respectivamente: “... [l]os documentos que se adjunten a los escritos o

aquellos cuya agregación se solicite a título de prueba, podrán presentarse en su

original, en copia fotográfica, fotostática, o fotocopia o mediante cualquier otro

procedimiento similar […] Las copias fotográficas y similares que reproduzcan el

documento y sean claramente legibles, se tendrán por fidedignas, salvo prueba en

contrario…”, “… [p]odrán presentarse toda clase de documentos, así como


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fotografías, fotostáticas, fotocopias, radiografías, mapas, diagramas, calcos y

otros similares…” [El resaltado en ambas citas es propio]. Asimismo, el artículo 59

de la Ley de Bancos y Grupos Financieros regula, en su parte conducente, que “...

[l]os registros contables y documentos legales que los respalden producen fe en

juicio, salvo prueba en contrario…”.

Del análisis de dichas normas, en cotejo con la consideración realizada por

el Juez reprochado –citada en párrafos anteriores– se advierte que el

razonamiento judicial efectuado en cuanto a ese punto es desacertado y ocasiona

lesión a los derechos y principio jurídico enunciados. Si bien esta Corte, como se

anotó, no puede interferir en la jurisdicción ordinaria, sí le corresponde determinar

la existencia de vulneración al texto constitucional cuando se advierta

contravención directa a la normativa aplicable, pues tal extremo conlleva

ineludiblemente violación a los derechos procesales del afectado. Así, en el caso

concreto, puede determinarse que la certificación contable era válidamente un

documento que podía presentarse como medio de prueba y, por ende, valorarse

como corresponde, al tenor de lo que establecen los artículos 178 del Código

Procesal Civil y Mercantil, que refiere: “… [p]odrán presentarse toda clase de

documentos…”, y 186 de la misma normativa, que indica que estos deben

considerarse: “… auténtico[s] salvo prueba en contrario…”, en congruencia con lo

establecido en el artículo 59 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros antes

citado.

De tal cuenta, el razonamiento del juzgado conllevó una interpretación

restrictiva en cuanto a la existencia y forma de valoración de la certificación

contable correspondiente, ya que la autoridad estimó que, pese a que dicho

medio de convicción había sido aportado al proceso, había “carencia de medios


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probatorios” para demostrar el monto de la deuda alegada, cuando, por su parte,

es la propia ley la que regula la forma de valoración de ese documento. En ese

sentido, la obligación que tenía el órgano jurisdiccional era la de valorar ese

elemento de prueba de conformidad con la legislación aplicable; al no hacerlo, y

considerar que “carecía de eficacia probatoria”, conculcó los derechos de defensa

y debido proceso de la accionante.

C) Finalmente, en lo que atañe al alegato de la indebida valoración de la

declaración de las partes, no pasa por alto a este Tribunal el hecho de que el

órgano judicial objetado se limitó a indicar al respecto que: “… en la declaración

de parte prestada por el demandado este no acepta hechos que le perjudiquen

por lo que la prueba relacionada fue valorada adecuadamente por la señora juez

de primer grado…”.

En principio, cabe traer a cuenta que el derecho a la tutela judicial efectiva

comprende la obligación que tienen los órganos jurisdiccionales de emitir

resoluciones debidamente fundamentadas, pues este derecho, concatenado con

el principio de legalidad, implica que la actividad que realice cada uno de los

órganos del Estado, la debe efectuar dentro del conjunto de atribuciones que

expresamente les han sido asignadas por la Constitución Política de la República

de Guatemala y las leyes. La doctrina considera que entre los presupuestos

sustanciales de un fallo se encuentran la congruencia, motivación y exhaustividad.

El primero, consiste en la correspondencia o relación lógica entre lo alegado por

las partes y lo resuelto por el tribunal, el segundo consiste en la obligación del

tribunal de expresar los motivos, razones y fundamentos de su resolución; y, el

último, refiere que, al decidir, el tribunal debe agotar todos los puntos aducidos

por las partes y referirse a las pruebas rendidas [sentencia de dieciocho de enero
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de dos mil diecisiete, dictada en el expediente 4227-2016].

También se ha indicado por esta Corte que la debida motivación de una

resolución judicial se encuentra en el análisis exhaustivo de los puntos

expresamente manifestados concernientes a la litis puesta en conocimiento de las

autoridades judiciales; es decir, en el estudio de lo argumentado y las constancias

procesales, apoyando su decisión y adecuando la normativa legal aplicable al

caso concreto. Para ello, el juez o tribunal debe exponer de forma concreta las

circunstancias especiales, razones particulares o causas tomadas en

consideración para la emisión del acto, siendo necesario, como se apuntó

anteriormente, que exista adecuación entre los motivos aducidos y las normas

aplicables al caso [sentencia de dieciocho de enero de dos mil diecisiete, dictada

en el expediente 4439-2016].

Tomando en consideración lo anterior, se denota, en cuanto al punto

analizado, una carencia de fundamentación, puesto que la autoridad increpada no

se pronunció, de manera particularizada, sobre los puntos que la postulante

manifestó en apelación en el sentido de que supuestamente, en ese medio de

prueba, consta la confesión del demandado sobre: la aceptación de haber suscrito

el contrato referido, de haber obtenido la tarjeta de crédito, de la existencia de la

relación comercial, de la deuda contraída, y del incumplimiento de pago. El

órgano judicial debió explayarse en el sentido de desarrollar por qué razón, a su

juicio, esos extremos podían o no quedar demostrados con el resultado del

diligenciamiento de ese medio de convicción; sin embargo, únicamente refirió que

el demandado no había aceptado hechos que le perjudicaran, sin ahondar en su

afirmación. Por ese motivo, al no expresarse debidamente y conforme las

exigencias del debido proceso, se incurrió en violación a la esfera jurídica de la


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postulante.

Con base en lo previamente desarrollado, deviene procedente otorgar el

amparo, a efecto de que la autoridad cuestionada, sin perjuicio del sentido del

mismo, emita nuevo fallo conforme lo determinado en esta sentencia, por lo que,

al haber resuelto en distinto sentido el Tribunal de Amparo de primer grado, debe

revocarse el fallo apelado, sin condenar en costas a la autoridad denunciada, por

la presunción de buena fe que revisten las actuaciones judiciales.

LEYES APLICABLES

Artículos citados, 265, 268, 272 inciso c) de la Constitución Política de la

República de Guatemala; 8°, 10, 42, 43, 45, 49, 60, 61, 66, 67, 149, 163 inciso c),

179, 185 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; 2, 5,

7 Bis del Acuerdo 3-89 y 36 del Acuerdo 1-2013, ambos de la Corte de

Constitucionalidad.

POR TANTO

La Corte de Constitucionalidad, con fundamento en lo considerado y leyes

citadas, declara: I) Por razón de la vacancia del cargo de la Vocalía IV, dispuesta

por esta Corte mediante Acuerdo 5-2020 y, por ausencia temporal de los

Magistrados José Francisco De Mata Vela y Dina Josefina Ochoa Escribá, se

integra el Tribunal con los Magistrados María Cristina Fernández García, José

Mynor Par Usen y Henry Philip Comte Velásquez. II) Con lugar el recurso de

apelación interpuesto por Credomatic de Guatemala, Sociedad Anónima, por

medio de su Mandatario Especial y Judicial con Representación, Juan José

Figueroa del Valle. III) Revoca la sentencia apelada y, resolviendo conforme a

Derecho, otorga amparo a la accionante. Como consecuencia: a) restablece a la

postulante en la situación jurídica afectada; b) deja en suspenso, en cuanto a la


CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD
REPÚBLICA DE GUAT EMALA, C.A.
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amparista, la resolución que constituye el acto reclamado; y c) para los efectos

positivos de este fallo, la autoridad increpada deberá emitir la resolución que en

Derecho corresponda, tomando en cuenta lo aquí considerado, lo cual deberá

realizar dentro del plazo de cinco días contados a partir del día que reciba la

ejecutoria de este fallo, bajo apercibimiento de que, en caso de incumplimiento,

incurrirá en una multa de dos mil quetzales (Q.2,000.00), sin perjuicio de las

responsabilidades civiles y penales consiguientes. IV) No hace especial condena

en costas. V) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto, devuélvase la pieza

de amparo remitida.

GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR


PRESIDENTA

ROBERTO MOLINA BARRETO JOSÉ MYNOR PAR USEN


MAGISTRADO MAGISTRADO

HENRY PHILIP COMTE VELÁSQUEZ MARÍA CRISTINA FERNÁNDEZ GARCÍA


MAGISTRADO MAGISTRADA

RUBÉN GABRIEL RIVERA HERRERA


SECRETARIO GENERAL

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