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Taller N° 2
Tema:
Realizar un ensayo respecto a: Escuela clásica vs Escuela Positiva. Escuela
Finalista vs. Escuela Funcionalista

INTRODUCCIÓN

Cuando se trata de hablar acerca de las principales escuelas penales tenemos el


enfoque de cada una de ellas, empezamos con la Escuela Clásica, que surgió en el
siglo XVIII, se centró principalmente en la noción de castigo como el principal medio
para generar disuasión contra el crimen. Se basó en el concepto de "ojo por ojo" y fue
desarrollado por filósofos como Jeremy Bentham y Cesare Beccaria. El castigo, en
este modelo, debía imponerse en proporción directa a la gravedad del delito.

La Escuela Positivista, en cambio, cree en el potencial de la rehabilitación y la


prevención. Este punto de vista fue adelantado por personas como Cesare Lombroso,
quien argumentó que el comportamiento delictivo es el resultado de debilidades
físicas y psicológicas, y que puede tratarse con métodos médico-psicológicos. Esta
escuela de pensamiento destaca la importancia de abordar las condiciones sociales a
través de políticas de educación y reforma social, así como un tratamiento médico
adecuado, a fin de reducir la incidencia de la delincuencia.

Además, la Escuela Ecléctica busca combinar lo mejor de ambos reinos. Combina


aspectos de las escuelas clásica y positivista para permitir tanto el castigo como la
rehabilitación, con el fin de producir el mejor resultado posible tanto para el
delincuente como para la sociedad. Esta escuela de pensamiento busca proporcionar
un enfoque equilibrado de la justicia penal.

Cualquiera sea la escuela de pensamiento con la que te identifiques, es


importante considerar estas teorías de castigo y rehabilitación al buscar maneras de
reducir el crimen y mejorar la seguridad de nuestras comunidades. Ya sea que sea un
estudiante de justicia penal o simplemente esté interesado en el tema, comprender las
diversas teorías penales lo ayudará a comprender los diversos problemas relacionados
con el crimen y desarrollar un enfoque completo de la justicia penal.
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DESARROLLO

Cuando se trata de justicia penal, existen tres escuelas principales de


pensamiento que han surgido a lo largo de la historia: la clásica, la positivista y la
ecléctica. Cada uno tiene su propio enfoque único del crimen y la justicia, y cada uno
ofrece ventajas y desventajas a considerar.

La escuela de pensamiento clásica se basa en la noción de disuasión. Los


teóricos clásicos creen que, al castigar a los delincuentes, se disuadirá a los posibles
delincuentes de participar en un comportamiento delictivo. Esta escuela de
pensamiento se enfoca en el individuo, en oposición a la sociedad en su conjunto, y
enfatiza la retribución como el objetivo principal de la justicia penal.

La escuela de pensamiento positivista se basa en la idea de que el crimen es el


resultado de ciertos factores biológicos, psicológicos y sociales. Los teóricos
positivistas creen que, al estudiar y comprender las causas del delito, la sociedad
puede reducir la cantidad de actividad delictiva. Esta escuela de pensamiento tiene
una visión más amplia del crimen, lo ve como un problema social y pone énfasis en la
rehabilitación como el objetivo principal de la justicia penal.

La escuela de pensamiento ecléctica es una combinación de las escuelas


clásica y positivista. Se busca reunir lo mejor de ambos. Esta escuela de pensamiento
analiza el delito desde una perspectiva tanto subjetiva como objetiva, teniendo en
cuenta los comportamientos individuales y los factores sociales más amplios. Este
enfoque también se centra tanto en la retribución como en la rehabilitación, según las
circunstancias.
Estas tres escuelas de pensamiento, la clásica, la positivista y la ecléctica,
brindan una visión integral de cómo abordar y responder al delito. Cada uno tiene sus
propios méritos y debilidades, y depende de la sociedad decidir qué enfoque es el más
apropiado para sus propias necesidades. Ninguna escuela de pensamiento es la mejor
para todos los escenarios de delincuencia y justicia, pero al combinar diferentes
elementos de los tres, es posible crear un sistema de justicia penal eficaz y
equilibrado.
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Cabe recalcar que en comparación de las principales escuelas tenemos lo siguiente;


Los dos principales enfoques del crimen y el castigo son la Escuela Clásica
penal y la Escuela Positiva. La Escuela Clásica cree que los delincuentes potenciales
deben rendir cuentas por sus acciones, mientras que la Escuela Positiva cree que la
rehabilitación de los delincuentes debe ser el objetivo principal. Ambas escuelas
tienen sus propias ideologías y enfoques únicos para el crimen y el castigo.

La escuela clásica penal existe desde el siglo XVIII. El principio básico detrás
de esta escuela de pensamiento es que los delincuentes deben ser castigados por sus
malas acciones como medida disuasoria para futuros delitos. Esta escuela de
pensamiento fue puesta en primer plano por el filósofo Cesare Beccaria, cuyos
escritos sostenían que los criminales merecían ser castigados para aprender la lección
y no repetir el mismo error. Este es un enfoque retributivo de la justicia, en el que el
objetivo es castigar al perpetrador.

Mientras que la escuela positiva penal surgió en el siglo XIX y se basa más en
la rehabilitación que en la retribución. Esta escuela de pensamiento cree que la mejor
manera de manejar el crimen es rehabilitar al criminal en lugar de castigarlo. El
objetivo aquí es tratar de reeducar al criminal para que pueda convertirse en un
miembro productivo de la sociedad y no repetir sus errores anteriores. Esta escuela de
pensamiento sostiene que, si bien el castigo es importante, la rehabilitación es aún
más importante tanto para el malhechor como para la sociedad en su conjunto.

La escuela penal finalista es relativamente nueva y surgió a fines de la década


de 1980. El objetivo de esta escuela es utilizar una combinación de las escuelas penal
clásica y positiva. La escuela finalista cree que, si bien el castigo es importante, el
objetivo principal del sistema de justicia penal debe ser la rehabilitación de los
delincuentes. Creen que, a través de la rehabilitación, los delincuentes pueden
aprender las habilidades que necesitan para llevar una vida productiva, en lugar de
simplemente ser castigados.
Mientras que, La escuela funcionalista de criminología también es
relativamente nueva y surgió en la década de 1970. El objetivo principal de esta
escuela es mirar el crimen desde una perspectiva más amplia y encontrar formas de
evitar que suceda en el futuro. Esta escuela analiza las causas fundamentales del delito
y busca abordarlas a través de diversas medidas, como el alivio de la pobreza y la
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educación pública. Se centra en la prevención del delito, la reinserción social y el


refuerzo negativo en lugar del castigo.

En general, estas cuatro escuelas penales tienen diferentes enfoques e


ideologías en lo que respecta al crimen y el castigo. Si bien todos tienen sus méritos,
en última instancia, depende del sistema de justicia penal decidir cuál funciona mejor
para cada situación particular.

Escribir sobre los cuatro modelos clásicos de escuelas penales (la escuela
clásica, la escuela positiva, la escuela finalista y la escuela funcionalista) puede ser un
esfuerzo interesante e informativo. Estas cuatro escuelas de pensamiento han sido la
base del sistema penitenciario, durante más de un siglo y continúan dando forma a la
forma en que pensamos sobre las prisiones y el castigo en la actualidad.

La escuela penal clásica, que se remonta a la década de 1700, creía que el


castigo debe ser severo y rápido, como una forma de disuadir el comportamiento
delictivo y disuadir a los posibles delincuentes de cometer delitos en el futuro. Esta
escuela enfatizó la importancia de una figura autoritaria y se centró en el uso del
castigo físico, mientras pasaba por alto la necesidad de programas de rehabilitación o
educativos.

Por el contrario, la escuela penal positiva se desarrolló a principios del siglo


XIX y se centró en rehabilitar, en lugar de castigar a los que han cometido delitos.
Según esta escuela, se pensaba que las prisiones tenían un efecto de rehabilitación, así
como también ofrecían oportunidades educativas y de desarrollo profesional a los
reclusos. Esta escuela puso énfasis en mejorar las circunstancias de los presos, en
lugar de simplemente castigarlos.

La escuela penal finalista se desarrolló a principios del siglo XX y tenía como


objetivo utilizar el encarcelamiento como una forma de hacer del individuo un mejor
ciudadano. Esta escuela buscaba utilizar el entorno de la prisión para ayudar a los
reclusos a comprender las consecuencias de sus acciones y desarrollar la
autodisciplina y el orden. Esta escuela desarrolló programas como la liberación
laboral y la formación profesional, como una forma de reintegrar a las personas a la
sociedad.
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La escuela penal funcionalista surgió como una alternativa a las escuelas clásica y
finalista a finales del siglo XX. Esta escuela de pensamiento argumentó que las
prisiones deben verse como instituciones que pueden cumplir una variedad de roles
para la sociedad. Se centró en adoptar un enfoque de "panorama general" y argumentó
que las prisiones deberían centrarse en la rehabilitación, prevención y reintegración de
los reclusos.

CONCLUSIÓN

En conclusión, los cuatro modelos clásicos de escuelas penales han moldeado


la forma en que pensamos sobre las prisiones y el castigo en la actualidad. Si bien
cada escuela de pensamiento tiene sus méritos, todas comparten un objetivo común:
ayudar a corregir y mejorar la vida de quienes han cometido delitos y luchar por una
sociedad más justa y equitativa.

Cuando se trata de analizar las cuatro principales escuelas de pensamiento en


lo que respecta a la justicia penal, encontramos que todas tienen sus propios méritos,
pero cada una se adapta mejor a situaciones particulares. La escuela clásica se enfoca
en la disuasión, la escuela positivista se enfoca en comprender el crimen a través del
análisis científico, la escuela finalista enfatiza el castigo y la escuela funcionalista se
enfoca en restablecer el equilibrio en la sociedad después de que se ha cometido un
crimen. Cada escuela de pensamiento tiene sus propias ventajas y desventajas, pero
cuando se toman en conjunto pueden proporcionar una comprensión general de la
justicia penal y cómo debe abordarse. En última instancia, es importante recordar que
se necesitan diferentes métodos según la situación y que las cuatro escuelas de
pensamiento se pueden aplicar a diferentes contextos en la búsqueda de la justicia.
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Bibliografía
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Rudá, A. S. (2019). Breve historia del derecho penal y de la criminologia: del privitismo criminal a la
era de las escuelas penales. Breve historia del derecho penal y de la criminologia, 1-0.

López Barja de Quiroga, J. (2004). Las escuelas penales. Las Escuelas penales, 69-90.

Feusier, O. (2018). Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación
 Realidad: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, (151), 115-146.

MEDINA, M. A., NÚÑEZ, M. Z., GONZALEZ, M. G., DIEZ, F., & VERA, N. B. (2015). DERECHO
PENAL PARTE GENERAL.

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