Está en la página 1de 2

Las relaciones y los intercambios entre culturas han existido siempre, así como las diferencias y la

heterogeneidad en el interior de todos los grupos. De hecho, han sido las divergencias, las rupturas, las
ambigüedades, los conflictos, los elementos clave que han permitido que las diferentes culturas se
fueran conformando y transformando a lo largo de la historia. Podríamos decir que sin el cambio y la
diferencia las culturas no existirían, no serían lo que son.

Declaración universal de la Unesco sobre la diversidad así pues... ¿qué es lo que ha cambiado para que
el tema de las diferencias

culturales forme parte de la primera línea de los debates políticos?

Desde la Segunda Guerra Mundial, el rápido avance del proceso de mundialización y, posteriormente, la
globalización han provocado flujos migratorios transnacionales de grandes dimensiones, que han
modificado profundamente las relaciones entre los países centrales y los países llamados
periféricos.También han llevado a los países receptores de migración una gran diversidad cultural que
les ha obligado a pensar de qué manera integrarla en los procesos de construcción de la identidad
nacional y de la ciudadanía. La gran paradoja es que, a pesar de que se afirma que esta globalización
está comportando procesos en los que cada vez más se tiende hacia una mayor homogeneización
cultural, es imposible comprender el mundo contemporáneo sin los nacionalismos, los conflictos étnicos
o las actitudes racistas.

Hay, pues, una fuerte tensión entre, por un lado, la creación de fuertes identidades nacionales que
tienen que dar coherencia y estabilidad a los Estados y por otro la reivindicación de las diferencias
culturales vinculadas a los procesos migratorios y al “reconocimiento de las minorías” históricas, como
los gitanos en Europa o los afroamericanos en los Estados Unidos.

En los años ochenta empezaron a surgir otros planteamientos que proponían superar las
contradicciones tanto de los modelos de la homogeneización o asimilación como del multiculturalismo.
Dos de las propuestas pioneras fueron el antirracismo, que hacía hincapié en las desigualdades
socioeconómicas que se escondían detrás de las relaciones entre culturas diferentes, y el discurso de la
ciudadanía, que proponía superar el etnicismo con un marco de integración común. Pero la propuesta
que finalmente acabó teniendo más éxito fue la de la interculturalidad, a partir de dos aspectos clave: el
concepto de ciudadanía y la igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas en derechos y deberes. La
interculturalidad, además de promover la interacción entre identidades

culturales diferentes, pone el énfasis en el reconocimiento de la multiplicidad de identificaciones que


conforman las identidades individuales: la cultura, el origen, el género, la profesión, los gustos, la
ideología, la opción sexual,el estilo de vida... Al considerar todas estas identificaciones, el diálogo entre
grupos sociales distintos se hace posible desde todos los ángulos, sin excluir tampoco el conflicto. La
población ha sufrido durante décadas una fuerte discriminación en el mundo laboral, fruto de la
exclusión que ha vivido en todos los ámbitos sociales. Pero ha sido una cuestión sobre la que no se ha
reflexionado de una manera crítica por cuanto se consideraba una problemática acotada a una minoría
étnica o, en todo caso, intrínseca a las relaciones laborales.

También podría gustarte