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PREGUNTA 2

Las principales corrientes de las escuelas jurídicas-penales son la clásica, la


positivista y la crítica. Cada una de ellas tiene una visión diferente del crimen y de
cómo debe ser abordado.

La escuela clásica sostiene que el crimen es un acto voluntario que debe ser
castigado. Esta escuela se basa en la idea de que todos los individuos son libres
de elegir entre el bien y el mal. Por lo tanto, los delincuentes deben ser
responsables de sus acciones y deben ser castigados de acuerdo con la gravedad
del delito.

La escuela positivista sostiene que el crimen es causado por factores sociales,


económicos y psicológicos. Esta escuela se basa en la idea de que los
delincuentes no son responsables de sus acciones porque están determinados por
factores externos. Por lo tanto, los sistemas de justicia penal deben centrarse en la
rehabilitación de los delincuentes en lugar de en su castigo.

La escuela crítica sostiene que el crimen es un fenómeno social que debe ser
abordado desde una perspectiva multidimensional. Esta escuela se basa en la
idea de que el crimen es causado por factores estructurales, como la desigualdad
social y la pobreza. Por lo tanto, los sistemas de justicia penal deben centrarse en
la transformación de las condiciones sociales que contribuyen al crimen.

En la entrega pasada, identificamos la siguiente situación práctica:

Una persona es detenida por robar un automóvil. El delincuente tiene


antecedentes penales por delitos similares.

La escuela clásica abordaría esta situación de la siguiente manera:

El delincuente sería procesado y condenado por el delito. La pena sería


proporcional a la gravedad del delito. El objetivo de la pena sería disuadir al
delincuente de cometer nuevos delitos.

La escuela positivista abordaría esta situación de la siguiente manera:

El delincuente sería sometido a una evaluación para determinar las causas de su


comportamiento delictivo. El tratamiento se centraría en abordar los factores que
contribuyen al crimen. El objetivo del tratamiento sería rehabilitar al delincuente y
evitar que vuelva a delinquir.

La escuela crítica abordaría esta situación de la siguiente manera:


El delincuente sería visto como una víctima de las condiciones sociales que
contribuyen al crimen. El sistema de justicia penal sería criticado por no abordar
las causas estructurales del crimen. El objetivo sería transformar las condiciones
sociales que contribuyen al crimen.

En este caso, la escuela clásica se centraría en el castigo del delincuente. La


escuela positivista se centraría en la rehabilitación del delincuente. La escuela
crítica se centraría en las causas sociales del crimen.

Ejemplos específicos:

 La escuela clásica: un delincuente que es condenado a prisión por un delito


grave.
 La escuela positivista: un delincuente que es sometido a un tratamiento
psicológico para abordar su adicción a las drogas.
 La escuela crítica: un programa de prevención del crimen que se centra en
la creación de oportunidades económicas para los jóvenes de zonas
desfavorecidas.

Es importante tener en cuenta que estas son solo generalizaciones. En la práctica,


las escuelas jurídico-penales pueden coexistir y complementarse. Por ejemplo, un
sistema de justicia penal puede centrarse en el castigo del delincuente, pero
también puede ofrecer programas de rehabilitación.

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