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ESCUELA CLASICA DE LA CRIMINOLOGIA

El objeto fundamental de la escuela clásica es el estudio y análisis del delito y de la


pena. Esta escuela se basa en el principio del libre albedrio, esto quiere decir que el hombre
es responsable de sus actos. ... La pena funciona como retribución al daño que el delincuente
le hace a la sociedad.

Escuelas criminológicas
Entendemos por escuelas ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos
básicos de determinada disciplina. Cuando varios autores coinciden en la concepción de
algunos conceptos fundamentales como el origen y fundamento de derecho criminal, el delito,
la responsabilidad, la pena, el método, los fines del derechos penal y otros, decimos que
pertenecen a determinada escuela o que conforman tal o cual escuela.

ESCUELA CLASICA

La Escuela Liberal clásica no consideraba al delincuente como un ser diferente de los


demás, no partía de la hipótesis de un rígido determinismo sobre cuya base la ciencia tuviese
por cometido una investigación etiológica sobre la criminalidad, sino que se detenía sobre todo
en el delito entendido como concepto jurídico, es decir como violación del derecho y también
de aquel pacto social que se hallaba, según la filosofía política del liberalismo clásico, en la
base del Estado y del derecho.

EL DELICUENTE NO ES UN SER DIFERENTE DE LOS DEMAS. (ESCUELA CLASICA)


Como comportamiento, el delito surgía de la libre voluntad del individuo, no de causas
patológicas, y por ello, desde el punto de vista de la libertad y de la responsabilidad moral de
las propias acciones, el delincuente no era diferente, según la escuela clásica, del individuo
normal. En consecuencia, el derecho penal y la pena eran considerados por la escuela clásica
no tanto como un medio para modificar al sujeto delincuente, sino sobre todo como un
instrumento legal para defender a la sociedad del crimen, creando frente a éste, donde fuese
necesario, un disuasivo, es decir una contramotivación. Los límites de la conminación y de la
aplicación de la sanción penal, así como las modalidades del ejercicio de la potestad punitiva
del Estado, estaban señalados por la necesidad o utilidad de la pena y por el principio
de legalidad.

La Sancion Penal según la Escuela Clasica no era un medio para modificar al sujeto
delincuente, sino sobre todo como un instrumento legal para defender a la sociedad del
crimen.
En este último aspecto las escuelas liberales clásicas se situaban como una
instancia crítica frente a la práctica penal y penitenciaria del anclen régime y tenían en la mira
sustituir- la por una política criminal inspirada en principios radical-mente diferentes (principio
de humanidad, principio de legali-dad, principio de utilidad). Y también en este sentido, como
ejemplo de un discurso crítico sobre el sistema penal y de una alternativa radical ante él, las
escuelas liberales clásicas han concitado nuevo interés a la luz de las tendencias criminológi-
cas que, controvirtiendo el modelo de la criminología positivis-ta, han desplazado
su atención de la criminalidad al derecho penal, haciendo objeto a ambos de una crítica
radical desde el punto de vista sociológico y político.

La criminología actual, a partir del año 1930 , se caracteriza por la tendencia a superar
las teorías patológicas de la criminalidad, es decir aquellas que se basan en las características
biológicas y psicológicas que diferencia-rían a los sujetos "criminales" de los individuos
"normales", y en la negación del libre arbitrio mediante un rígido determi- nismo. Estas teorías
eran propias de la criminología positivista que, inspirada en la filosofía y en la psicología del
positivis-mo naturalista, predominó entre fines del siglo pasado y comienzos del presente.
Sigue a la concepción patológica dé la criminalidad (reacción, según se verá, y a anticipada
por Durkheim en los tiempos del predominio de tal concepción), la matriz positivista subsiste
hasta nuestros días como fundamental en la historia de la disciplina.

Y ello no sólo porque la orientación patológica y clínica continúa imperando en la criminología


oficial, sino también porque las escuelas sociológicas que se desarrollan desde los años
treinta en adelante, especialmente en Estados Unidos, contraponiéndose como
"sociología criminal" a la "antropología criminal", han continuado por mucho tiempo y en parte
continúan considerando la criminología sobre todo como estudio de las causas de la
criminalidad. Aunque estas orientaciones hayan desplazado generalmente la atención de los
factores biológicos y psicológicos a los sociales, dando mayor importancia a estos últimos, el
modelo positivista de la criminología como estudio de las causas o de los factores de la
criminalidad (paradigma etiológico) -con el fin de individualizar las medidas adecuadas para
extinguirlos, interviniendo sobre todo en el sujeto criminal (icorreccionalismo)- persiste de
manera dominante dentro de la sociología criminal contemporánea. Al menos, según se ha
indicado en la introducción, mientras este modelo no ha sido puesto en duda y parcial o
totalmente sustituido por un nuevo paradigma científico, el del labelling approach paradigma
de la reacción social). La conciencia de que no es posible considerar la criminalidad cobro un
dato preconstituido a las definiciones legales de ciertos comportamientos y de ciertos sujetos
es característica, como se verá detalladamente más adelante, de las diversas tendencias de la
nueva criminología inspirada en este paradigma. La consideración del crimen como un
comportamiento definido por el derecho, y el rechazo determinismo y de la consideración del
delin-cuente como un individuo diferente, son aspectos esenciales de la nueva criminología.
Teoría de la anomia
Para Durkheim, es un Estado social, caracterizado por un debilitamiento general, en la
conciencia colectiva, en el que se vuelven poco claros los fines del accionar. Es el fracaso o la
ausencia de un sistema de convicciones morales arraigadas colectivamente para una persona
o grupo social.
Robert Merton redefinió el concepto de anomia, de forma más concreta, como aquel proceso,
propio de las sociedades modernas, que resulta del cambio rápido de los valores sociales, sin
que dé tiempo a su sustitución por otros valores alternativos. Como resultado de ello, los
individuos se quedan sin valores y normas que sirvan como referentes para su conducta.
Teorías del control social o de los vínculos sociales de Hirschi

Travis Hirschi expone que: "todo individuo es un infractor potencial y sólo el miedo
al daño irreparable que pudiera ocasionarle el delito en sus relaciones interpersonales e
institucionales, lo frena". Por lo tanto, la causa de la criminalidad resultaría del debilitamiento
en el individuo de todos los lazos o vinculaciones que lo unen a la sociedad. Los cuatro
factores que determinan la vinculación del individuo a la sociedad:
1. Apego o lazos emocionales con otras personas.
2. Compromiso o inhibiciones sociales por temor a pérdidas.
3. Participación en actividades convencionales
4. Creencias favorables a los valores establecidos. Contexto de ruptura de los mecanismos de
vinculación social informal:
LA ESCUELA POSITIVA
Esta es todo lo contrario a la Escuela Clásica, la Escuela Positiva si tuvo una existencia real,
con un grupo de juristas que retaron a otros juristas del campo para poder imponer sus ideas.
Una clase de intelectuales que hacen de LOMBROSO un jefe y sus conocimientos una
doctrina. FERRI nos dice que " la escuela positiva consiste en lo siguiente: estudiar al delito,
primero en su génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente
a las varias causas que lo producen los diversos remedios, que por consiguientes serán
eficaces " Debido a los excesos de la Escuela Clásica, nace la Escuela Positiva. Todo se
debió al abuso de la dogmática, al olvido del hombre delincuente a sus creencias de haber de
haber agotado la problemática jurídico-penal.
El principal medio de difusión de esta escuela fue la revista "Archivi di psichiatria, scienze
penali e antropología criminales.
Enrico Ferri (1856-1929) fue un político, criminólogo y sociólogo italiano y además estudiante
de Cesare Lombroso. Sin embargo, mientras que Lombroso investigó los factores fisiológicos
que motivaban a los criminales, Ferri investigó los factores sociales y económicos. Ferri fue el
autor de Sociología Criminal en 1884, editor de Avanti, un diario socialista, como a su vez un
anti-reformista dentro del Partido Socialista Italiano, fue elegido por el fascismo como senador
vitalicio en 1929, luego de que se hubiese declarado adherente de la ideología fascista en
1923, sin embargo no puede asumir su puesto debido a su muerte.

". La vida de esta escuela ha sido agitada y fecunda, llena de aciertos y de errores también,
así como ha tenido muchos que la apoyan también están los que la contradicen.
Otro conocimiento que FERRI nos explica es: "la escuela criminal positiva no consiste
únicamente, en el estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación
completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología social criminal,
y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídico que nos ofrece. La
ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de silogismos, dados a luz
por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra escuela ha hecho de ello una ciencia
de observación positiva, que, fundándose en la antropología, la psicología y
la estadística criminal, y así de como el derecho penal y los estudios penitenciarios, llega a ser
la ciencia sintética que yo mismo la llamo sociología criminal, y así esta ciencia, aplicando el
método positivo al estudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar
a la ciencia criminal clásica el soplo vivificador de las ultimas e irrefragables conquistas
hechas por la ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas evolucionistas ".
Dentro de los representantes esta escuela, tenemos a LOMBROSO, FERRI Y GAROFALO,
esto no quiere decir que sean todos sino que con ellos son con los cuales se marca el
principio de una corriente que llegaría con fuerza hasta nuestros días.
Los postulados de esta escuela son:
- La Escuela Positiva se caracteriza por su método científico.
- El delito es un hecho de la naturaleza y debe estudiarse como un ente real, actual y
existente.
- Su determinismo, es totalmente determinista esta escuela.
- Sustituye la responsabilidad moral por la responsabilidad social, puesto que el hombre vive
en sociedad y será responsablemente social mientras viva en sociedad.
- El hecho de que si no hay responsabilidad moral, no quiere decir que se pueden quedar
excluido del derecho.
- El concepto de Pena se sustituye por el de sanción.
- La sanción va de acuerdo a la peligrosidad del criminal.
- Estas deben durar mientras dure la peligrosidad del delincuente, y por eso son de duración
indeterminada.
- La ley penal no restablece el orden jurídico, sino que tiene por misión la de combatir la
criminalidad considerada como fenómeno social.
- El derecho a imponer sanciones pertenece al Estado a título de defensa social.
- Más importante que las penas son los substitutivos penales.
- Se acepta "tipos" criminales.
- La legislación penal debe estar basada en los estudios antropológicos y sociológicos.
- El método es inductivo - experimental.
Las teorías de Lombroso sobre el delincuente
Lombroso dijo que las causas de la criminalidad son de acuerdo con la forma, causas físicas y
biológicas .Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del
delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos
físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas
formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.). Sin embargo, en sus obras se
mencionan también como factores criminógenos el clima, la orografía, el grado de civilización,
la densidad de población, la alimentación, el alcoholismo, la instrucción, la posición económica
y hasta la religión.
Un rasgo llamativo en su obra es la crudeza con que expone algunas de sus conclusiones,
que resulta aún más chocante a la luz de las ideas que predominan en la criminología luego
del ocaso de la escuela positiva. Esta crudeza puede deberse a la tendencia positivista a
despojar el discurso científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la
realidad, eludiendo juicios morales o sentimentales.
Por ejemplo, refiriéndose a lo que él llama la terapia del delito, dice:
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien
secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su
incorregibilidad los torna demasiado peligrosos "Otro rasgo característico de la obra de
Lombroso es la precariedad de su método científico, frecuentemente de la observación
empírica, a veces sobre la población, y de relaciones de causalidad escasamente fundadas.
Por ejemplo, de la comparación entre la temperatura anual media en las distintas provincias
de Italia y el índice de homicidios en cada una de ellas concluye Lombroso que
el calor favorece este tipo de delitos.
La posición según la cual los delitos son producto de estos diversos factores determinantes,
lleva lógicamente a bregar por un código penal que los prevea y ajuste las condenas a la
existencia de esos mismos factores, dejando de lado las preocupaciones de la llamada
dogmática penal. La pena tiene como objetivo según Lombroso la defensa social, entendida
como neutralización del peligro que para la sociedad representan ciertos individuos que no
pueden dominar sus tendencias criminales. Al mismo tiempo, tiene el fin de intentar una
readaptación en los casos en que fuera posible. La concepción de Lombroso torna irrelevante
el estudio de la imputabilidad del sujeto, puesto que –según se deriva lógicamente de sus
postulados– todos los criminales son inimputables, y cuanto menor sea su responsabilidad,
mayor es su peligrosidad. Esta idea se opone agudamente a las concepciones más frecuentes
entre abogados y juristas, a quienes Lombroso criticó, sosteniendo que pretendían aminorar la
pena precisamente para los individuos más peligrosos.
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien
secuestrarlos para siempre."
Más adelante Lombroso comenzó a investigar el fenómeno de los médium. Aunque
inicialmente escéptico, luego se convirtió en un creyente del Espiritismo. ¿Y como ateo,
Lombroso discute sus opiniones sobre fenómenos paranormales y el Espiritismo en
su libro Después de la muerte - qué? "' (1909) en que dice: "creer en los espíritus y afirma que
la médium era genuina". Más tarde se supo el engaño por la mujer.
Conclusión
Las escuelas son ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos básicos de
determinada disciplina. Cuando varios autores coinciden en la concepción de algunos
conceptos fundamentales como el origen y fundamento de derecho criminal, el delito, la
responsabilidad, la pena, el método, los fines del derechos penal y otros, decimos que
pertenecen a determinada escuela o que conforman tal o cual escuela
El objeto fundamental de la escuela clásica es el estudio y análisis del delito y de la pena. Esta
escuela se basa en el principio del libre albedrio, esto quiere decir que el hombre es
responsable de sus actos. Esta escuela también puede denominarse "escuela de la
disuasión". La pena funciona como retribución al daño que el delincuente le hace a la
sociedad.
Frente a los postulados del derecho penal clásico surge la escuela llamada "positivista",
inspirada en el evolucionismo de Darwin y en el cientificismo, dentro de los cuales cabe
mencionar la teoría de la degeneración de Morel; las descripciones psiquiátricas de la
monomanía homicida de Esquirol y de la locura moral de Prichard; y, finalmente, las
hipótesis antropométricas de Gall, todas ellas precursoras de la corriente que encabezan
Cesare Lombroso (1835-1909), Enrico Ferri (1856-1929) y Raffaele Garófalo (1852-1934).
Entre las ideas centrales de la escuela positivista cabe mencionar:
1. El comportamiento delictivo no es elegido (anormalidad por causas biológicas).
2. El comportamiento es previsible (peligrosidad) y curable (tratamiento).
3. Defensa social (segregación) + tratamiento (prevención especial).
4. El delincuente curado se vuelve ""normal" y se reintegra al orden social.
5. El orden social se compone de personas normales (aptas) y conformes.
En esta escuela, el objeto de estudio fundamental es el delincuente. Por esta razón, se centra
en estudiar y analizar quién comete el delito. Entonces, fundamenta su análisis en la realidad
individual, el hombre, su constitución biológica y otros factores externos que influyen en el
individuo, para que este cometa delito.
La escuela positivista es determinista, esto quiere decir que el hombre es delincuente porque
está predestinado a serlo.

ESCUELA DE CHICAGO:
La Escuela Sociológica o Ecológica de Chicago fue pionera en impulsar el análisis cultural de
la delincuencia, permitiendo un mejor conocimiento de ésta, de los estilos de vida y
cosmovisiones de las minorías, de los mecanismos de aprendizaje y transmisión de sus
valores y pautas de conducta.

El doble desplazamiento y la mirada en la ciudad


La llamada Escuela de Chicago (integrada  por Robert Park, ErnenstBurguess, Clifford
Shaw, Henry McKay, FredericThrasher,William Thomas, entre otros) presentó una serie de
investigaciones desde una mirada sociológica sobre la cuestión delictiva,investigando
entre los años 1910 y 1940. 
De esta manera se produce un doble desplazamientorespecto de las anteriores escuelas y
pensadores que se ocuparon del tema del delito:
1)      Geográfico: la criminología comienza a tener un importante desarrollo en EE.UU, y desde
esa época se expandiría al resto del mundo occidental; y,
2)      Disciplinario: junto a los aportes de Durkheim y Tarde en Francia, la Escuela de Chicago
termina por instalar de manera definitiva la mirada sociológica en la comprensión y explicación
del fenómeno delictivo. De esta manera, la Escuela de Chicago comienza a romper con la
matriz explicativa del positivismo criminológico que explicaba el delito por el comportamiento
individual del infractor.

En rigor, la Escuela de Chicagono sólo estudió el tema del delito, sino que su mirada fue
más general y abarcó una serie de temáticas: la deserción escolar, las pandillas juveniles, el
alcoholismo, la locura, los divorcios, la inmigración, la pobreza, la falta de viviendas, la
urbanización, la industrialización y una serie de problemáticas sociales, todas ellas vinculadas
de manera consustancial a la ciudad de Chicago y la problematización de su dinamismo,
crecimiento y fluidez (BURGESS, 2009: 134; SOZZO, 2008: 109-110). La ciudad, sobre la que
recabaron una inmensa cantidad de información, era propiamente el escenario de las grandes
transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales que ocurrían en EE.UU desde
fines del siglo XIX. En efecto, como describe Keith HAYWARD,esa ciudad que en el año 1860
tenía sólo 20 mil habitantes: “En poco más de un siglo, y gracias a la ventajosa posición
geográfica en la que se encuentra, Chicago pasó de ser una oscura localidad comercial de
frontera a convertirse en una de las ciudades más importantes del mundo, con una población
que, en 1930, superaba los 3 millones de habitantes” (2011: 220).Y la ciudad de Chicago no
solo presenta la característica del crecimiento acelerado de su población, sino también
la heterogeneidad de la misma: “Además de ser un imán para inmigrantes afroamericanos
que buscaban escapar de la pobreza y la represión del Sur rural, fue también el destino
preferido de una enorme cantidad de inmigrantes europeos (HAYWARD, 2011: 220).

La vocación de intervenir en la realidad social


 Este grupo de académicos –vinculados en su mayoría al Departamento de Sociología de
la Universidad de Chicagoque había sido creado en 1892, luego de la donación de 35 millones
de dólares por parte de Rockefeller para construir una universidad (DOWNES y ROCK, 2011:
89)–puso el foco en esta metrópoli tratando de comprender las rápidas
transformaciones que sufríala ciudad en tanto laboratorio de la “vida social”.Pero este
interés de los profesores de Sociología sería parcialmente comprendidos si nos olvidamos
de la vocación de intervención para transformar la realidad socialque sostenían, de ahí la
importancia que le atribuían a la planificación social (THRASHER, 2010: 118; BURGESS,
2009), lo que se volcó en el Chicago AreaProyect, probablemente el primer programa de
prevención de la delincuencia juvenil salido de un claustro universitario. En este sentido,
la Escuela de Chicagotambién fue pionera en la elaboración de mapas de todo
tipo relacionados a distintas problemáticas de la ciudad de Chicago: mapas de divorcio,
delincuencia, alcoholismo, prostitución, alquileres, etc.; buscando las correlaciones
estadísticas (por ejemplo, la tasa de divorcio y la del delito).

La ecología y las metáforas ambientales


En este contexto la Escuela de Chicago utilizó en sus estudios la
palabra “ecología”, como fuente de inspiración de una metáfora que excedía claramente los
principios de la ecología biológica, y que pretendía ser una invitación a pensar la ciudad
como “hábitat”, donde las especies convivientesse desarrollaban de manera simbiótica pero
también conflictiva, no exento de procesos de dominación, competición y asimilación. La
fuerza de la metáfora ambiental no es pensar la organización de las plantas y los animales
sino la de las instituciones sociales y los delincuentes en el medio social.Y vinculado a estas
inquietudes aparece entoncesla noción clave de “desorganización social”: en efecto,
producto de las grandes transformaciones de la inmigración, la industrialización y la movilidad
propia de la ciudad de Chicago, los mecanismos de control social tradicionales (la familia, el
vecindario, la iglesia, la escuela, la comunidad local, etc.) se debilitan y pierden influencia
sobre los miembros del lugar. Y la delincuencia es en cierto sentido la medida de ese
funcionamiento –deficitario– de las organizaciones de una comunidad
determinada (PARK, 2008: 120) (se ponía como ejemplo que los niños pasaban mucho
tiempo solos, sin el cuidado de ningún adulto).

En esta misma línea, Robert PARK sostiene que Chicago están viviendo un período de


desorganización social:

Todo se encuentra en un estado de agitación, todo parece estar cambiando (…) Los hábitos
se pueden formar solamente en un ambiente relativamente estable, aún si esa estabilidad
consiste simplemente en una forma de cambio relativamente constante. Cualquier forma de
cambio que provoque alteraciones sensibles en la vida social tiende a romper los hábitos; y
con la ruptura de las costumbres sobre las que se apoya la organización social
existente, ella destruye la organización social misma (2008: 120, subrayado propio).
Estos postulados de la Escuela de Chicagosobre la desorganización social y el
debilitamiento del control social presuponen unavisión monista de la sociedad, donde
seestableceun único patrón normativo que nos va a permitirdiferenciar entre aquello que
está bien y aquello que está mal. Por ende, al extender su validez hacia toda la sociedad,la
Escuela de Chicago ubica en el orden de lo patológico a los territorios que no se adecuan a lo
prescripto como lo correcto. Ya no se tratadel individuo patológico del positivismo
criminológico, pero sí encontramos la idea de la “comunidad o el hábitat
patológico” (SOZZO, 2008: 112-113).Y estos sociólogos van aintentar intervenir para reforzar
y ordenar ese control social que no puede reproducir el orden social esperable, que se
sostiene evidentemente sobre los propios valores de los investigadores y no de los sujetos
investigados.Les interesa conocer las prácticas y los valores de los territorios de la
desorganización social para poder comprenderlos y de esta forma lograr que los modifiquen y
se ajusten al “código normativo convencional”: pretenden intervenir en la sociedad
organizando los territorios o barrios que estudian, bajo su propio código (de clase y
nacionalidad) moral y normativo.

Las críticas de SUTHERLAND: organización social diferencial


Por su parte, Edwin SUTHERLAND, más preocupado en describir la realidad que en
intervenir sobre ella, nos va a proponer una idea radicalmente opuesta a la explicada
recientemente. En efecto, si bien sostiene que una de las mejores explicaciones para dar
cuenta de una alta tasa de delitos se debe a la desorganización social, inmediatamente nos
advierte acerca del uso de éste término, dado que considera que no es enteramente
satisfactorio y nos propone sustituirlo por el de “organización social diferencial”(2011a:
122).
Y continúa el autor profundizando la idea cuando expresa que:

El postulado sobre el que se basa esta teoría, independientemente del nombre, es que el
delito está enraizado en la organización social y es una expresión de esa organización social.
Un grupo puede estar organizado a favor del comportamiento delictivo o bien organizado en
contra de ese comportamiento. La mayoría de las comunidades están organizadas en favor de
conductas delictivas como anti-delictivas, y en este sentido la tasa de delitoses una
expresión de la organización grupal diferencial (SUTHERLAND, 2011a: 122, subrayado
propio).
Este postulado teórico general es contrastado empíricamente
por SUTHERLAND cuando lleva a cabo la investigación sobre los ladrones profesionales. En
efecto, nuestro autor va a despatologizar las comunidades que presentan elevados niveles
de delitos y va a demostrar que en esos territorios también hay organización, aunque sea
de otro tipo y no se ajuste a los códigos normativos y morales hegemónicos (en lo que
consideramos un a fuerte crítico no sólo de clase sino incluso metodológica hacia sus
compañeros sociólogos). Para SUTHERLAND(1991: 33 y ss.) el delito se aprende mediante
un proceso, no es algo natural; y por ende,el delincuente que pretende ser tal debe
participar de un aprendizaje exitoso, que implica mucho más que la sola voluntad de
serlo: hay técnicas específicas de acuerdo al tipo de delito, códigos morales, conocimiento de
las leyes específicas y de las relaciones necesarias para garantizar la impunidad, prácticas
sobre el territorio, un determinado lenguaje (argot), ciertos modales y relaciones, y tampoco
debe faltar la capacidad del sujeto para definir e interpretar las situaciones que se presentan;
es decir, se debe participar de un cierto orden,superar una serie de pruebas y participar de
una cierta organización en torno a la constitución del mundo de los delincuentes para llegar a
convertirse en uno de ellos, donde por supuesto que no puede faltar el reconocimiento de los
pares (por ello mismo es que SUTHERLAND nos aclara que no basta con robar para
convertirse en un ladrón).

SUTHERLAND pone un particular énfasis en el proceso por el cual el delincuente llega


a serlo. Y nos aclara que no es un proceso individual, sino que es del orden de lo grupal y lo
colectivo:esa misma idea de grupo reconoce simultáneamente la idea de organización, de allí
la diferencia que platea con los miembros de la Escuela de Chicago (sobre todo con aquellos
de la primera generación) cuando analiza el concepto organización/desorganización social y
su vinculación con el delito. Pero no obstante esto, SUTHERLAND le da un giro más a la
temática al explicar sus investigaciones empíricas sobre el mundo del delito: tanto en su
libro El Ladrón Profesional(1991) como en El Delito de Cuello Blanco (2009) nos plantea
que no sólo hay organización y procesos de aprendizajeen el mundo del delito sino que
incluso éstos son posibles porque ladesorganización se encuentra del lado de la
cultura y los códigos normativos convencionales.
De esta manera SUTHERLAND no sólo se diferencia de los autores anteriores al
reconocer que existe organización en el grupo delictivo, sino que incluso la desorganización
se encontraría enla “sociedad convencional” que no logra ejercer una reacción lo
suficientemente organizada para que los delitos no puedan llevarse a cabo(en una suerte
de sintonía con E. DURKHEIM y la reacción social frente a la violación de los valores de la
“conciencia colectiva”). Esto se especifica claramente en el llamado delito de cuello blanco
(SUTHERLAND, 2009: 83, 346 y 368), pero también en el caso de los ladrones profesionales,
quienes aprovechan y se relacionan con miembros de la “sociedad convencional” para
garantizarse la impunidad y continuar las carreras delictivas: “los propios funcionarios
cooperan con los delincuentes para que trabajen con seguridad” (SUTHERLAND, 1991: 211).

Cuando SUTHERLAND describe la explicación de la génesis del delito, ubica a la


hipótesis de la “asociación diferencial” (2009: 349), a pesar de no ser una explicación
completa o universal del delito, como aquella que se presenta mejor que cualquier otra para
explicar el fenómeno social delictivo; y sostiene que consiste en que:

La conducta delictiva se aprende en asociación con aquellos que definen tal


comportamiento favorablemente, aislándose de quienes lo definen desfavorablemente, y
que una persona en una situación apropiada participa de esa conducta delictiva sólo
cuando el peso de las definiciones favorables supera al de las desfavorables (2009: 349,
destacado personal).

Vemos entonces que para el autor se necesita un doble mecanismo dentro del proceso
de aprendizaje de la asociación diferencial: definiciones proclives a cometer delitos por un 
lado, y aislamiento de aquellas que prescriben desfavorablemente la comisión de un delito,
por otro. SUTHERLAND nos explica que la teoría de la “asociación diferencial” es una
explicación hipotéticadesde el punto de vista del proceso por el cual una persona es iniciada
en la actividad delictiva (nivel individual); mientras que la “desorganización social” también
es una explicación hipotética, pero desde el punto de vista de la sociedad. Y nos aclara que
ambas son compatibles entre sí y que una es la contrapartida de la otra, invitándonos así a
pensarlas de manera conjunta (2009: 368).Es importante destacar que para SUTHERLAND la
clave del proceso de “asociación diferencial” no radica en que un sujeto se junte o se agrupe
con aquellos que representan el mundo del delito, sino que el acento está puesto en la
asociación con una serie de comunicaciones favorables a la comisión de delitos, al
mismo tiempo que se produce un aislamiento de aquellas comunicaciones contrarias o
desfavorables a la comisión delictiva.

LA CRIMINOLOGIA MODERNA O CRITICA


La criminología crítica es una teoría materialista de inspiración marxista. De manera
consecuente con su filiación marxista, la criminología crítica considera que el fenómeno de
la desviación sólo puede ser analizado en el contexto de la estructura socioeconómica
-históricamente determinada- en que se produce.

Definiciones contingentes de criminalidad


Según la criminología crítica, las definiciones de lo que constituye un delito son social e
históricamente contingentes, es decir, varían en diferentes situaciones sociales y períodos
históricos. La homosexualidad, por ejemplo, era ilegal en Inglaterra hasta 1967, cuando fue
derogada la prohibición de tener relaciones con personas del mismo sexo a partir de los 21
años. De acuerdo a los criminólogos críticos, cualquier conducta humana no es de una
cualidad criminal en sí misma, sino que se somete a una determinada categorización por parte
de la legislación, que en ese momento histórico y en ese contexto persigue una conducta
determinada. Cierto tipo de conducta se convierten en desviadas solo cuando un grupo social
es lo suficientemente poderoso como para condenarla.
Se podría argumentar acerca de la relatividad sobre la que descansa el paradigma opuesto, la
criminología tradicional, la cual se centra en las categorías tal como son definidas por
el derecho (por ejemplo, el hurto, la delincuencia callejera, la agresión, la violación de la
propiedad, entre otros). La diferencia entre estos dos paradigmas ha sido interpretada por
Steven Box en su libro Poder, crimen y Mistificación, donde afirma que un individuo tiene un
riesgo de muerte hasta siete veces mayor por causa de una negligencia, con respecto a un
asesinato en el sentido convencional. 3
Los criminólogos críticos tienden a afirmar que las criminologías convencionales no ponen "al
descubierto las desigualdades estructurales que sustentan los procesos a través de los cuales
se crean y hacen cumplir las leyes" 4 y que "la desviación y la criminalidad son moldeadas por
las estructuras de poder e instituciones". 4 Además de no tener en cuenta que el poder
representa la capacidad 'para hacer cumplir sus propias reivindicaciones morales', lo que
permite a los poderosos 'volver aceptable su propia moral' y legitimar los procesos de
'represión normalizada'.5 Así, fundamentalmente, los criminólogos críticos critican las
definiciones estatales del crimen, eligiendo en cambio centrarse en nociones de daño
social o derechos humanos.
En el libro de "Criminología Critica y Critica del Derecho Penal" de Alessandro Baratta se
observa que en la denominada nueva Criminología critica es la contraparte de la criminología
clásica o positiva, ya que es la criminología critica la que analiza el delito dentro del contexto
sociales, las diversas clases sociales y corrientes del pensamiento.
Alessandro Baratta
Fue representante de la criminologia critica moderna  nació en Roma el 6 octubre del 1933, en
una familia de músicos; y allí estudió ciencias jurídicas y filosofía bajo la guía de Widar
Cesarini Sforza, Emilio Betti, Tulio Ascarelli y Carlo Antoni. Hizo un  doctorado  en 1957 en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Roma  con una tesis en filosofía del Derecho
dirigida por Cesarini Sforza y titulada Il pensiero filosofico-giuridico di Gustav Radbruch.
Existía una concepción objetivista-naturalista y a la recuperación de las tendencias
iusnaturalistas en la inmediata posguerra, de las cuales el debate sobre la “naturaleza de la
cosa” era la más reciente expresión, Baratta contrapuso la peculiar perspectiva del idealismo
italiano que él había asimilado de su maestro: un idealismo que, como bien subrayó, no
raramente se conjugaba con temáticas realistas, por lo cual lo definió como “idealismo
realista”. Los estudios sobre esta tendencia de la filosofía del derecho alemana encuentran su
coronamiento en un libro de 1968, Natura del fatto e giustizia materiale. en los años anteriores
ya habían aparecido los dos primeros libros de Baratta, Antinomie giuridiche e conflitti di
coscienza. Contributo alla filosofía e alla critica del diritto penale (1963) y Positivismo giuridico
e scienza del diritto penale. Aspetti teoretici ed ideologici dello sviluppo della scienza
penalistica tedesca dall’inizio del secolo al 1933 (1966), en los cuales ya se encamina al
ámbito específico del Derecho, el Derecho penal, que se convertirá con el pasar de los años
en el objeto principal de su consideración.

Su libro más importante es "Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal" publicado en
1982. Con este, Baratta opera una base real de la criminología crítica, en la cual observa: para
la nueva criminología o criminología crítica, debe revertirse radicalmente el sentido de la
desviación o el mejor comportamiento social negativo. Tal es la conducta que se opone a las
necesidades humanas básicas, la necesidad de la vida, a una existencia digna, a un trabajo
no es humillante. Por tanto, la verdadera negatividad es la opresión social de los débiles por
los fuertes, la conducta de las minorías privilegiadas y prepotencia sobre de los dominados.
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Teorías del conflicto[editar]


Siguiendo a las teorías del conflicto, el delito es resultado de un conflicto social que tiene sus
raíces en el capitalismo. Estas perspectivas ven a los individuos como seres abrumados por el
poder inmutable de las estructuras sociales. Últimamente, sin embargo, la relativa ineficacia
de algunas instituciones es vista como el resultado de la represión perpetrada por las
estructuras políticas y económicas. Algunos escritores, etiquetados como tradicionalistas, ven
a la pareja criminal (víctima y agresor) como el resultado de un sistema penal del que emerge
la victimización. Es importante entender que la teoría del conflicto, que se deriva de Marxismo,
es distinta de la ideología marxista en sí misma. Por otro lado, la teoría del conflicto es
empíricamente contrastable y por lo tanto distinta de una ideología (Cao, 2003).
En la obra de Austin T. Turk llamada Criminality and Legal Order, se mantiene la premisa, la
criminalidad es un estatus social atribuido a alguien por quien tiene un poder de definición,
significando esto que no hay delito si no hay Estado y es entonces que “El estudio de la
criminalidad se convierte en estudio de las relaciones entre los estatus y los papeles de las
autoridades legales -creadores, intérpretes y aplicadores de estándares de derecho y agravio
por miembros de la colectividad- los de los sujetos, receptores u opositores, pero no autores
de aquellas decisiones con las cuales el derecho es creado e interpretado, o hecho valer
coercitivamente”  7
Además de los argumentos dados por Austin T. Tork, nos da una serie de conceptos que
explican el procesos de Criminalización:
1.Ilegitimación: Proceso mediante el cual se le asigna a un individuo el estatus de criminal
2.Posición Social: Se refiere al nivel que se encuentra el individuo dentro del estrato social y
su papel en el
3. Desventajas y Dominio: Se refiere a las diferencias de acceso de recurso y las posibilidades
correspondientes a las diversas posiciones sociales.
4. Conflicto Social, Cultural y de Urbanismo: Este conflicto refiere a las actitudes o los
significados atribuidos a cosas y situaciones.
El desplazamiento de la criminología positivista a las ideas marxistas
La criminología positiva se construye desde un enfoque biopsicológico, la cual explicaba el
comportamiento criminal partiendo de la criminalidad como dato ontológico, estudiando entre
sus causas tal dato, independiente del estudio de la reacción social y del derecho penal,
limitado a condiciones biologicas.
“Oponiendo al enfoque biopsicológico el enfoque macro-sociológico, la criminología crítica
(utilizando el pensamiento marxista) historiza la realidad del comportamiento desviado y pone
en evidencia su relación funcional o disfuncional con las estructuras sociales, con el desarrollo
de las relaciones de producción y de distribución.”  Por lo que “la criminalidad no es ya una
cualidad ontológica de determinados comportamientos y de determinados individuos, sino que
se revela más bien como un estatus asignado a determinados individuos”,  es entonces que
“La criminalidad es un “bien negativo” distribuido desigualmente según la jerarquía de
intereses fijada en el sistema socioeconómico, y según la desigualdad social entre los
individuos.”, Dado lo argumentado entendemos por qué es Indispensable a la Criminología
crítica analizar al delito no solo desde el enuncia miento de la acción ilícita dentro del marco
legal, sino a su vez el estudio de los aspectos sociales, económicos y políticos.
Pluralistas y tradicionalistas [editar]
Se observan diferencias en los puntos de vista entre los pluralistas, que tras las obras de
autores tales como Mills creen que el poder es ejercido en las sociedades por grupos de
individuos interesados (empresas, grupos religiosos, organizaciones gubernamentales, por
ejemplo) que compiten por la influencia y el poder para promover sus propios intereses. Estos
criminólogos como Vold (Vold y Bernard 1979 [1958]) han sido llamados "teóricos
conservadores del conflicto" (Williams y McShane 1988). Sostienen que el crimen puede surgir
de las diferencias económicas, las diferencias de cultura, o de las luchas relacionadas con el
estatus, la ideología, la moralidad, la religión, la raza o la etnia. Estos escritores creen que
tales grupos, al afirmar su lealtad a la cultura dominante, obtienen el control de recursos clave
que les permite criminalizar a aquellos que no se ajustan a sus códigos morales y valores
culturales. (Selin 1938, Vold 1979 [1958], Quinney 1970, entre otros). Por lo tanto, estos
teóricos consideran que el delito tiene raíces en conflictos simbólicos o instrumentales que
ocurren en múltiples sitios dentro de una sociedad fragmentada.
Otros son de la idea de que estos intereses, en particular los que se refieren a la dimensión
simbólica y fenomenológica, son producto de la un conflicto económico más fundamental. 48
Según estas teorías, el conflicto social a partir del cual surge la delincuencia es fundado en las
desigualdades sociales inherentes a la evolución del capitalismo (Rusche
y Kirchheimer, Castigo y Estructura Social). Recuperando a autores clásicos del conflicto
como Marx (1868), Engels (1845) y Bonger (1916), algunos consideran que las condiciones a
través de las cuales emerge el crimen son causadas por la apropiación de los beneficios de
los demás a través de lo que se define como la plusvalía, concentrada en manos de unos
pocos oportunistas ubicados en el contexto de la producción.
Crítica instrumental y estructural[editar]
La criminología crítica se divide en dos ramas, de acuerdo a las diferentes concepciones del
papel del Estado en la perpetuación de las desigualdades sociales: la crítica instrumental y la
estructural. La crítica instrumental considera que el Estado es manipulado por la clase
dominante que sólo actúa en función de sus intereses. La crítica estructural plantea que el
Estado juega un papel decisivo en la manipulación de las clases subordinadas. 9 Los críticos
instrumentales como Quinney (1975), Chambliss (1975), o Krisberg (1975) sostienen que la
sociedad capitalista es un edificio monolítico y en forma de pirámide, dominado por intereses
económicos. El poder y la riqueza se dividen de una manera diferente entre los titulares de los
medios de producción y la fuerza de trabajo. La riqueza utiliza el poder coercitivo del Estado
para criminalizar a aquellos que pudieran poner en riesgo el orden económico convencional
basado en la jerarquía.
La crítica estructural como en Spitzer (1975), Greenberg (1993) (1981), Chambliss y Seidman
(1982), sostiene, por el contrario, que las sociedades capitalistas exhiben una estructura de
poder dual, en la que el Estado es más autónomo. A través de su efecto mediador mejora los
peores aspectos de las desigualdades capitalistas, mientras trabaja para preservar el modo
capitalista de apropiación de riqueza, penalizando a aquellos que amenazan el funcionamiento
del sistema en su conjunto. Esto significa que el Estado puede penalizar no sólo a aquellos
que protestan contra las injusticias del sistema, sino también a aquellos capitalistas cuyas
conductas excesivas amenazan con exponer la legitimidad del sistema.
El marxismo y el anarquismo[editar]
Mientras que los marxistas creen en la posibilidad de cambiar el capitalismo por el socialismo,
en un proceso que es completado por el comunismo, los anarquistas creen que las actuales
jerarquías tarde o temprano se derrumbarán, siendo sustituidas por un sistema
descentralizado donde todo el mundo puede participar en la implementación del sistema de
justicia penal. Ferrell, en particular, tiende a colocar el crimen en una zona de resistencia entre
la construcción social del sistema simbólico y las estructuras sociales que amenazan la
producción capitalista.10
Diametralmente opuesto a los anarquistas son los realistas, que tienden a centrarse en la
experiencia de las víctimas y los efectos de las conductas desviadas. La víctima, el Estado y el
agresor son considerados a partir de un vínculo causal que especifica la conducta criminal.
Mientras que los realistas tienden a ver el crimen como una categoría históricamente
contingente, anarquistas tienden a hacer hincapié en el peligro real de un crimen para las
víctimas, que a menudo tienen menos problemas que sus atacantes. 1112

Teorías feministas[editar]
El feminismo en criminología viene a indicar que la criminología convencional es sin
dudas sesgada hacia el género masculino. Las feministas argumentan que las perspectivas
anteriores omiten la dimensión femenina en la teoría y la experiencia del mundo en el que
viven las mujeres. Ejemplo de ello son los estudios sobre culturas carcelarias: al analizar los
efectos de la reclusión en prisiones de hombres y mujeres, se encuentran grandes diferencias
entre ambos.13 La criminología, en particular, representa una perspectiva centrada en el rol de
los hombres y la forma en la que perpetran crímenes contra otros hombres. Además, se tiende
a generalizar el comportamiento de las mujeres, sea como delincuentes o víctimas, en
relación a lo que es hecho por los hombres, fuera de cualquier evidencia empírica. 14 Otro
aspecto de los feministas es el modo en que las mujeres acceden a la profesión de
criminólogas. En este sentido, se ha adoptado el término malestream, para indicar el estilo
asumido por la mayoría de los criminólogos e investigadores, por la que las mujeres se han
adaptado a la forma de trabajar de sus colegas masculinos. 15
Basado en las obras de Marx, Hartsock sugiere que el punto de vista femenino en el mundo
es más neutro que el de los hombres. 16 De acuerdo con Marx, aquellos con menos poder
tienen una visión más clara del mundo como subordinados de clase, ven la riqueza de las
clases dominantes, mientras éstas son esencialmente indiferentes a las condiciones de los
menos afortunados. Desde su posición de subordinación, las mujeres son más capaces de
revelar la realidad empírica en comparación con los hombres. Por lo tanto, hay dos conceptos
clave en la escuela feminista: la criminología puede ser interpretada desde una perspectiva
neutral en relación al género, o bien a partir de una reivindicación positiva por la adopción del
punto de vista femenino.16
Feminismo liberal y radical[editar]
Artículos principales: Feminismo liberal y Feminismo radical.

Más allá de las dos últimas distinciones, la crítica feminista puede ser dividida en dos grupos:
liberal y radical. Los liberales prevén el fin de la discriminación de las mujeres a través de la
participación en las estructuras existentes que conforman el sistema político y el derecho
penal, en lugar de anular el sistema social y el poder patriarcal. 17 Por lo tanto, los partidarios
de este grupo son menos propensos a un cambio estructural.
Las feministas radicales, resaltan la necesidad de transformar el sistema y sus estructuras de
poder. El feminismo de este grupo ve las raíces de la opresión en el patriarcado, tanto en
las esferas pública y privada, que domina el mundo de las mujeres a través del control de la
sexualidad, tales como, por ejemplo, a través de la pornografía, violación y otras formas
de violencia sexual, la imposición de definiciones machistas, el papel de la mujer, en particular
para la vida familiar.18 Las feministas radicales, sin embargo, creen que las estructuras
patriarcales surgen a partir de las desigualdades de clase, relativas a los medios de
producción. El excedente, en particular, requiere que el hombre se aproveche de un trabajo
subordinado, la mujer, proporcionando prestaciones secundarias no remuneradas como, por
ejemplo, ordenar la casa, hacer las compras, cuidar de los hijos, etcétera. 19 Otros autores
coinciden en que una sociedad patriarcal obliga a las mujeres a asumir un papel subordinado,
pero, a diferencia de los radicales, el patriarcado no es el resultado de la agresión masculina,
sino que depende de la producción de capital (Eisenstein, 1979, Hartmann, 1979 Y 1981,
Messerschmidt 1986, Currie 1989). Las feministas radicales creen que el problema de la
represión solo puede ser resuelto con una revolución que es la creación ex novo de una
sociedad sin clases, sin jerarquías y sin desigualdades.
Muchas críticas han sido realizadas hacia los criminólogos feministas. Algunos creen que el
pensamiento feminista es irrelevante para la criminología (Gelsthorpe 1997), Bottomley &
Pease (1986), o Walker (1987), otros creen que la disciplina se confunde con la sociología
etnográfica (Rice 1990, Mama 1989, Ahluwalia 1991). Una contribución importante ha sido
propuesta en 1992 por Pat Carlen, según la cual hay una incapacidad del feminismo
criminológico para conciliar la teoría con la realidad política, convirtiendo peligrosamente hacia
perspectivas auto-referenciales. El autor considera que la defensa social y las políticas de
prevención solo pueden ser realizadas a través de las intervenciones de la "ingeniería social".
El autor cree que este liberalismo refleja en la convicción de que las políticas de reducción de
la delincuencia pueden ser logradas sin la necesidad de recurrir a alguna forma de "ingeniería
social".
Más allá de la crítica a la rama libertaria del feminismo, Carlen sugiere que se necesitan las
reivindicaciones feministas para permitir a las mujeres hablar de sí mismas, lo que revela una
tendencia separatista, alegando que lo que las feministas exigen es simplemente la
oportunidad de hacer investigación en las ciencias sociales, derecho que debería ser
extendido a todas las clases de seres humanos. Este separatismo, admite Carlen, muestra en
sí mismo un rechazo a aceptar la evolución de las corrientes principales de la criminología,
definiéndolas como malestream (centradas en los hombres) o en otros términos peyorativos.
Quizás la prueba más importante de la crítica del feminismo y de ciertas franjas de feminismo
radical en particular, es que en algunos aspectos de la sociedad occidental, se ha convertido
en el grupo de interés dominante, que puede permitirse criminalizar a la masculinidad
(Nathanson & Young, 2001).

Teorías posmodernas[editar]
La escuela posmodernista en criminología se centra en el estudio del crimen y los criminales,
entendiendo la "criminalidad" como un producto del poder para limitar el comportamiento de
aquellos que son excluidos pero que buscan superar la desigualdad social y comportarse de
una manera que la estructura de poder prohíbe. Se centra en la identidad del sujeto humano,
el multiculturalismo y las relaciones humanas, empleando el concepto de "diferencia" y
"alteridad", el esencialismo como reduccionismo (Carrington: 1998). El posmodernismo
cambia el foco de preocupación marxista por la opresión económica y social a la producción
lingüística, argumentando que el derecho penal es un lenguaje para crear relaciones de
dominación. Por ejemplo, el lenguaje de los tribunales (la llamada "jerga legal") expresa y
institucionaliza el dominio del individuo, ya sea el acusado o el acusador, criminal o víctima,
por las instituciones sociales. De acuerdo a la criminología posmoderna, el discurso del
derecho penal es dominante, excluyente y marginalizador, menos diverso y culturalmente no
pluralista, exagerando las reglas definidas y la exclusión de los otros.
Critica al Sistema Penitenciario.
La nueva escuela criminológica reflexiona sobre el sistema penitenciario concluyendo que
esté no reeduca y tampoco prepara al sujeto para su reinserción, ya que entienden que las
cárceles solo fomentan la individualidad y despoja al encarcelado de su significado exterior de
su autonomía.
Además las cárceles se conducen bajo su propia subcultura, asumiendo las actitudes, los
modelos de comportamiento y sus valores propios, determinado asa una educación criminal y
una educación como detenido.
La manera en que se eregulan las relaciones de poder y los valores negativos construidos en
la ilegalidad convergen resultando en hábitos mentales inspirados en el cinismo, en el culto y
el fanatismo a la violencia ilegal, esbozando así un modelo antagónico de la legalidad de la
vida en comunidad.

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