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DE L A EM PIRIE A L A EM PIRIE. “ley de Hume” adquiere plena validez2.

La moral pasa a ser más asunto


de gustos que de conocimiento3.
SO B R E L A T E O R ÍA D E L A J U S T IC IA
Kant busca hacerse cargo de problemas presentes en la filosofía
DE JO H N R AW LS humeana4. Sin embargo, no obstante que acredita elementos a p r io r i
constituyentes del conocimiento humano (conceptos puros del entendi
miento y formas puras de intuición)5, restringe ese conocimiento a una
esfera de apariencias o fenómenos. El ser humano sólo puede conocer
Hu g o He r r er a Ar el l a n o
fenómenos o apariencias, constituidos a partir de una combinación de
D octor en Filosofía
receptividad y espontaneidad, pero no más allá de ellos. No hay orden
U niv ersidad d e W ürzburg
sino como orden de las apariencias, orden de lo “para nosotros”, pero
Profesor d e Filosofía d el D erecho
no de propiedades esenciales de una “cosa en sí”6. La acreditación de
U niv ersidad d e los A n d es
elementos a p r io r i operantes en el conocimiento permite hacer frente
al escepticismo empirista, pero la imposibilidad de acceder a lo “en sí”
' vuelve a la duda radical algo permanente: siempre podemos preguntar
si las apariencias no son más que un total engaño7.
Luego de las críticas a la filosofía tradicional, por parte de estos dos
autores, aparecen preguntas de difícil solución: ¿cómo justificar la praxis,
tanto personal como política, una vez que la metafísica tradicional ha

I. Ut il it a r ismo y ka n t ia n ismo c o mo pu n t o s d e pa r t ida

2 “En todo sistema de moral que me haya encontrado hasta ahora, he observado siempre que el
Luego de las críticas dirigidas contra la moral tradicional desde
autor procede durante cierto tiempo de acuerdo al modo de razonar ordinario, y establece la
posiciones empiristas y filosófico-trascendentales, el intento de fundar existencia de Dios o hace observaciones sobre los quehaceres humanos; cuando, de pronto,
la praxis en un orden metafísico ha quedado puesto en cuestión. Para me encuentro con la sorpresa de que, en vez de las cópulas habituales de las proposiciones:
‘es’ y ‘no es’, no doy ninguna proposición que no esté conectada con un ‘debe’ o un ‘no debe’.
Aristóteles o Tomás de Aquino, por ejem plo, era posible conocer Este cambio es imperceptible, pero resulta, sin embargo, de la mayor importancia. En efecto,
ciertas estructuras ontológicas y antropológicas a partir de las cuales en cuanto que este ‘debe’ o ‘no debe’ expresa una nueva relación o afirmación, es necesario
que ella se ponga de manifiesto y sea explicada; y, al mismo tiempo, que se dé razón de
resultaba factible fundar ciertas prescripciones, dar orientaciones al ser algo que parece inconcebible, a saber: cóm o es posible que esta nueva relación pueda ser
humano acerca de cómo desplegarse y vivir una vida digna de vivirse. una deducción de otras totalmente diferentes. Pero como los autores no usan por lo común
esta precaución, me atreveré a recomendarla a los lectores; y estoy persuadido de que esta
Desde Hume, primero, y luego desde Kant, esa posibilidad se vuelve pequeña atención sobre este asunto subvertiría todos los sistemas corrientes de moralidad, y
problemática. nos haría ver que la distinción entre vicio y virtud, ni está basada meramente en relaciones
de objetos, ni es percibida por la razón”; D. Hume, A Treatise o f H u m a n Nature. Ed. por L. A.
Con Hume deja de ser posible un conocimiento de estructuras esen Selby-Bigge. Oxford 1960, pp. 469 s. (trad. mía).
ciales, trascendentes a los datos sensoriales asociados1*Il. A partir de los 3 Cf. D. Hume, E nquiñes, p. 165; Treatise, p. 470.
hechos, comprendidos como conjunto de datos empíricos, como mera 4 Tanto en la Crítica d e la razón p u ra com o en los Prolegómenos, existen elocuentes testi
monios de la disputa de Kant con Hume, especialmente respecto al carácter a p rio ri o a
facticidad, no es posible luego justificar deberes, de tal modo que la posteriori del principio de causalidad; cf. I. Kant, Prolegom ena, en: A kadem ieausgabe 4,
pp. 257 s., 260; Kritik d er reinen Vernunft. Meiner. Hamburgo 1998, B 4 s.; A 94 s./B 127
s.; A 76o ss./B 788 ss.
5 Cabría mencionar además, los esquemas y principios puros y las ideas puras de razón; cf.
Kritik d er reinen Vernunft, passim.
6 Cf. por ejemplo, I. Kant, Kritik d er reinen Vernunft B XV ss.
7 Más allá de las interpretaciones que se puedan hacer de la filosofía de Kant, nos parece que
esta oposición entre las apariencias y lo “en sí”, queda especialmente patente cuando Kant
se refiere a sus implicancias prácticas. Sólo en la medida que suponemos una dimensión
trascendente a los fenómenos cognoscibles, son posibles la libertad y la acción moral. No
obstante, tales posibilidades han sido conquistadas a un alto costo, pues la acción moral y
1 Cf. D. Hume, Enquiries con cernin g H u m a n Understanding a n d con cernin g the Principles la libertad quedan radicadas en un ámbito no fundable cognoscitivamente, con lo que se
o f Morals. Ed. por L. A. Selby-Bigge, revisado y anotado por P. H. Nidditch. Oxford 1975, vuelven, en definitiva, asunto de fe; cf. I. Kant, Kritik d e r rein en Vernunft, A 828/B 856-A
pp. 18 y ss., 23 y ss. 829/B 857.
caído? ¿Cómo orientar, en definitiva, la acción humana en un mundo “sin En el ámbito práctico, descubre Kant principios puros, que le permiten
signos”? también abrir un camino moral distinto al del utilitarismo, camino en virtud
De la respuesta a estas preguntas intentan hacerse cargo tanto autores del cual el individuo puede ser excluido de los cálculos de utilidad.
inspirados en el empirismo, como el propio Kant. Kant pregunta por algo absolutamente bueno. Sólo algo bueno en ab
Inspirados en el empirismo son quienes pretenden determinar la soluto puede ser lo buscado en la moral, no en cambio lo condicionado o
corrección o incorrección de las acciones a partir de sus consecuencias. instrumentalmente bueno, que como instrumental, es asunto más bien de
Dada la ausencia de un orden trascendente a lo empíricamente accesible, consideraciones pragmáticas o de conveniencia. Si el orden metafísico ha
tienden a comprender las consecuencias dentro del marco de lo empí caído, si Dios no es accesible, luego lo absolutamente bueno buscado en
ricamente abarcable. Jeremías Bentham entiende, en este sentido, a una la moral no puede ser ni Dios ni algo en el mundo empírico condicionado.
consecuencia como positiva, cuando produce más placer que dolor8. Sin embargo, Kant insiste en su búsqueda. Pero, sin Dios y sin orden en
Posteriormente otros autores (ya el propio John Stuart Mili) pretenden el mundo, ¿qué hace buena una buena voluntad? Ya no fines concretos,
corregir el criterio benthamiano9. Aquí no nos interesan las diversas va pues su carácter empírico los tiñe de inmoralidad, pueden ser buenos,
riantes del utilitarismo, sino tener presente el principio utilitarista como pero también malos. La buena voluntad es la voluntad que busca actuar
intento de volver posible una moral en un mundo reducido al marco de bien de modo absoluto. Si ese bien absoluto ya no está en el mundo, ya
lo empíricamente accesible. no puede determinarse según un contenido provisto por alguno de los
Entendido el utilitarismo como intento de respuesta moral dentro del fines mundanos, entonces habrá que quedarse con la fo r m a del deber.
marco del empirismo, presenta problemas relevantes para una teoría La buena voluntad sólo puede ser aquella que actúa ppr mor del deber,
de la justicia. Por una parte, el riesgo de “empirización” del individuo, buscando al deber porque es deber, no porque sirva para otra cosa.
que termina por ser identificado con sus circunstancias. Esta vinculación Dado que el sujeto es imperfecto, su acción ha de ordenarse por medio
acaba por destruir la identidad del sujeto, que se diluye, sin remisión a de imperativos. El imperativo propiamente moral será uno que mande
estructuras esenciales, en las cambiantes circunstancias. Por otra parte, cumplir el deber por mor del deber y no por otra cosa. A este imperativo,
el utilitarismo importa admitir, de hecho, la prioridad de los intereses como buscado por sí mismo y no hipotéticamente, en virtud de otra cosa,
utilitarios por sobre otros criterios. Esto puede dar lugar a abusos: así, lo llama Kant imperativo categórico y en su formulación más abarcante
por ejemplo, cuando al agente o a la mayoría de los agentes le conviene dice: “Actúa sólo según aquella máxima conforme a la cual puedas, al
pasar por sobre bienes básicos de otros, resulta difícil oponerse, a partir mismo tiempo querer, que se vuelva una ley general”12.
de argumentos puramente utilitarios, a esa vulneración101 . En su formulación antropológica, este imperativo dice: “Actúa de tal
Kant busca abordar estos problemas y hacer frente al vacío de fun- manera que trates a la humanidad tanto en tu persona como en la perso
damentación que deja la caída de la filosofía tradicional. Su filosofía na de todos los demás en todo momento también como fin y jamás sólo
trascendental le permite acceder a estructuras a p rio ri, “previas” al individuo como medio”13. Esta formulación es altamente relevante, pues implica
empírico. La continuidad de ese individuo exige suponer un principio que jamás se ha de pasar sobre el sujeto. Ella está en la base del deber
trascendental de identidad fundante de aquélla. Sólo así se logra acreditar de paso de la situación prejurídica o de incertidumbre jurídica (en la cual
al sujeto como idéntico en la multiplicidad de sus actos, en medio de un las pretensiones justas pueden ser sobrepasadas por las injustas y el sujeto
mundo empírico11. llegar a ser tenido como mero medio), a la situación jurídica. También
está, por lo mismo, en la base del concepto kantiano de derecho, como
8 Cf. el cálculo de utilidad de Bentham, en: J. Bentham, A n Introduction to the Principies o f
“la encarnación de las condiciones bajo las cuales el capricho de uno
Moráis a n d Legislation. Oxford 1907, cap. 4 ( “Valué of a Lot of Pleasure or Pain, how to be puede volverse compatible con el capricho del otro según una ley general
measured”). de la libertad”14. No obstante que este concepto escapa a la moralidad
9 De Mili es la famosa frase respecto a que más vale “ser un humano insatisfecho que un
cerdo satisfecho”; J. S. Mili, El utilitarismo. Alianza. Madrid 1984, cap. 2, p. 51.
y abre el campo de la legalidad, su justificación o fundamento es moral,
10 Para una crítica del utilitarismo, cf. Robert Spaemann, Felicidad y benevolencia. Rialp. Madrid
1991, pp. 190 ss.
11 Hume entiende al yo como “un grupo o conjunto de percepciones diferentes, que se su
ceden con una rapidez inconcebible y se encuentran en flujo y movimiento permanente”;
p. 252. Kant replica que “la conciencia del yo en la percepción interna es sólo empírica,
siempre mudable, incapaz de suministrar un yo fijo y permanente en medio de este flujo
de apariencias internas”; I. Kant, Kritik d e r rein en V em unft A 107. Hay que suponer un 12 I. Kant, Akadem ieausgabe (Berlín y otros, 1905 ss.) IV, p. 421.
principio de unidad que se encuentre operando “anteriormente a toda experiencia”, que 13 Op. cit.,., p. 429.
“haga posible esa misma experiencia”; op. cit... 14 I. Kant, Metaphysische A nfangsgründe d er Rechtslehre, en: Akadem ieausgabe VI, § B.
pues se encuentra, en definitiva, en el deber de respeto a la humanidad modelo contractualista en el que se colocan supuestos que posibilitarán
en la persona propia y la del otro15. la decisión justa18.
Rawls propone un modelo de repartición social de bienes y cargas justo.
II. Su per a c ió n del ut il it a r ismo sin f il o so f ía t r a sc en den t a l La justicia de esa repartición presenta una novedad relevante respecto de
las corrientes utilitarias prevalecientes en la discusión política del mundo
John Rawls se enfrenta a un problema similar al de Kant. Una vez que anglosajón. Rawls busca la mayor ventaja posible no simplemente para
el viejo orden -religioso o cosm ológico- ha sido puesto en cuestión por la sociedad en su con ju n to. Es más sutil. Busca lograr algo más difícil: la
la filosofía crítica de corte trascendental y por corrientes empiristas, sólo mayor ventaja de cada individuo de manera justa. Es decir: no se admite
parece posible fundar la moral y una teoría de la justicia o bien de modo aquí, para beneficiar a la mayoría, pasar por sobre la minoría. Lo que se
utilitarista o bien de modo filosófico trascendental. pretende es que todos y c a d a u n o logren la mayor cantidad de ventajas
La filosofía trascendental kantiana busca superar los problemas posible19.
implicados en el empirismo utilitarista: la disolución del sujeto en sus Esta protección del individuo se enmarca dentro de una tradición
circunstancias y la primacía de los intereses sobre lo justo, lo mismo que liberal, que bien representa el propio Kant con su concepto de dere
la posibilidad de vulneración del individuo por intereses de la mayoría. cho, en el cual la libertad individual es un absoluto, sobre el cual no se
Kant propone un sujeto trascendental, previo a las circunstancias. Y hace puede pasar. Del mismo modo, busca Rawls que el individuo se vuelva
primar a ese sujeto y a su elección sobre las decisiones de mera utilidad. un límite. El sujeto marca una instancia previa a los intereses que puedan
La regla moral kantiana, el imperativo categórico, en cuanto generaliza y perseguirse. El sujeto y su capacidad de elección son ql punto de partida
se pone en el lugar def otro sujeto, se vuelve en resguardante pleno de común de ambos autores, que se diferencian en esto radicalmente de
ese otro y su libertad. Los intereses que no reconozcan al individuo y su autores utilitaristas y empiristas20.
libertad simplemente no son justificables. A la idea de que la justicia -esto es, las reglas de respeto mutuo y re
Sin embargo, la filosofía moral kantiana descansa sobre supuestos gulación para la repartición de bien es- debe prevalecer respecto de esos
filosófico-trascendentales, que no resultan especialmente atractivos para bienes, en definitiva, del interés o la utilidad, la llama Rawls “primacía de
Rawls. Rawls busca conservar el respeto kantiano por el individuo como la justicia sobre lo bueno”. Esta invocación aparece reiterada a lo largo
entidad previa a sus circunstancias, dotada de un principio originario de de toda su obra.
identidad y de voluntad16. Intenta también velar porque la justicia, esto Rawls incorpora dentro de las doctrinas que hacen prevalecer la bús
es, los principios de reconocimiento al sujeto, imperen sobre los intereses queda de intereses sobre las reglas de justicia, no sólo a los utilitaristas,
o la utilidad. Hay un “deseo de expresar nuestra naturaleza como libres, sino que a todas las “doctrinas abarcantes del bien”, incluidas concepciones
racionales e iguales”17, el cual sólo se logra en la medida en que nos tradicionales como la aristotélica, la cual se encuentra bastante lejos del
liberamos de los condicionamientos empíricos y actuamos según justicia. utilitarismo. Esta incorporación no es arbitraria, sino simple consecuencia
Si buscamos sólo bienes, dado que los bienes (luego de caído el orden) de la situación frente a la cual Rawls asume encontrarse: como ya no hay
quedan atados a lo empírico, caemos en las garras de la contingencia y orden en el mundo, o al menos no sería tarea de una teoría política hacerse
la causalidad determinista, se acaba la libertad. No obstante, el kantiano cargo de una metafísica, las doctrinas no deontológicas terminan por ser
Rawls se mueve en una tradición distinta a la de Kant y su filosofía tras entendidas como teleológicas en el sentido utilitarista del término21.
cendental, una tradición que está marcada fuertemente por el empirismo.
Rawls busca, en este sentido, mantener los principios prácticos kantianos,
pero sin acudir a una fundamentación filosófico-trascendental que dé
como resultado un sujeto y una voluntad puros. Para esto emplea un
18 “La posición original puede ser considerada com o una interpretación procesal de la concep
ción kantiana de autonomía y del imperativo categórico, dentro del sistema de una teoría
empírica. Los principios reguladores del reino de los fines son aquellos que serían elegidos
en esta posición, y la descripción de esta situación nos capacita para explicar el sentido
según el cual, actuando a partir de estos principios, expresamos nuestra naturaleza de
15 Cf. K.-H. Nusser, “Kant, Rawls und die ‘Revolutionen des Friedens’”, en Zeitschriftf ü r Politik seres libres y racionales. Estas nociones ya no son puramente trascendentales y carentes de
44 (1997), p. 354. conexión con la conducta humana, ya que la concepción procesal de la posición originaria
16 “El yo es anterior a los fines que por él se afirman”; es la condición de posibilidad de la nos permite establecer esos lazos”; Op. cit..., p. 241.
afirmación de fines; por tanto es previo; Teoría d e la justicia. Fondo de Cultura Económica. 19 Op. cit..., pp. 17 y s., 27, 39-
México 1995 (2a ed.), p. 506. 20 Op. cit.. . , p. 506.
17 Op. cit. .., pp. 518 y s. 21 Op. cit.. . , pp. 36 y s.
III. Su pu est o s d e un a d ec isió n ju st a y t r es pr o bl ema s q u e l o s a f ec t a n Dados estos supuestos, la estrategia más plausible para la defensa del
propio interés consistiría en la búsqueda de una mejoría de las condicio
En la T eoría d e la ju stic ia no se habla sólo del sujeto y de su libertad. nes de vida de aquéllos que se encontrarán en las peores posiciones, ya
También se identifican ciertos “bienes sociales primarios” y una tendencia que todos podríamos quedar en esa .situación. Así, mediante el artilugio
“egoísta” a buscarlos. Este reconocimiento no importa, sin embargo, hacer propuesto por Rawls, el interés individual jugaría a favor de los más
primar lo bueno sobre lo justo, porque se trataría -indica Rawls- de bienes desfavorecidos, de tal modo que la justicia puede prevalecer sobre el
ampliamente aceptados y, más que de bienes concretos, de condiciones interés individual desatado. “Dado que todos están situados de manera
deseables para la vida22, los cuales se enmarcan, además, dentro de los semejante y que ninguno es capaz de delinear principios que favorezcan
criterios de justicia. su condición particular [que desconoce], los principios de la justicia serán
Estos bienes sociales primarios son caracterizados del siguiente modo: el resultado de un acuerdo o de un convenio justo’’28.
(i) a diferencia de los bienes fundamentales naturales, tales como la vi El velo de ignorancia opera como una condición generalizante que
talidad o la inteligencia, dependen de la sociedad; (ii) son buscados por resulta bastante semejante al principio de generalización moral kantiano.
todos, pues valen como condición previa sin la cual los seres humanos Sin embargo, para llegar a él no se requiere recurrir a todo el aparataje
no pueden realizar sus diversos planes de vida23. filosófico-trascendental kantiano (menos aún a doctrinas metafísicas
Rawls distingue tres tipos de bienes sociales primarios: (a) derechos y tradicionales). Mediante el velo de la ignorancia somos obligados a po
libertades; (b) chances y poder; (c) recursos económicos y bienestar24. nernos en la posición del otro más desfavorecido. El recurso rawlsiano
La pregunta que pretende responder Rawls en la T eoría d e la ju stic ia a una posición originaria, en donde cae sobre los individuos un velo de
es: ¿cómo repartir estos bienes sociales primarios de tal modo que se ignorancia, le permite contar con un criterio contrafáctico para juzgar las
logre, de dicha repartición, la mayor ventaja de cada individuo, sin pasar, realidades políticas y para determinar los principios de justicia.
sin embargo, por sobre ninguno de ellos ni sobre su libertad? No obstante lo sugerente que resulta la figura del velo de la ignorancia,
Para obtener la respuesta buscada, Rawls se representa una situ ación ella presenta algunos problemas, de los que conviene hacerse cargo.
o rig in a ria ficticia, en la cual son supuestas ciertas condiciones con el Un primer problema es el que ha destacado la crítica comunitarista
fin de posibilitar decisiones y reglas con un determinado contenido. La de la T eoría d e la ju sticia , de la que tomamos como representante des
aceptación de esa situación originaria es -para Rawls- la base de un collante a Michael Sandel. Sandel señala que Rawls se acercaría a Kant al
actuar justo25. sostener la idea de un sujeto autónomo respecto de sus características.
El establecimiento de un orden justo depende de dos premisas de Esta idea estaría en contradicción con dos aspectos relevantes de la propia
esta situación originaria: (i) por una parte, la existencia de condiciones teoría rawlsiana. Primero, con lo que llama la “idea de la unión social”
de mercado y de desigualdad entre los individuos (Rawls reconoce el de Rawls. Rawls plantea que “es a través de la unión social fundada en
papel del interés individual)26; (ii) por otra parte, un llamado “velo de las necesidades y posibilidades de sus miembros como cada persona
ignorancia”, que oculta la posición concreta de los individuos en la so puede participar en la suma total de los valores naturales realizados de
ciedad. “Nadie sabe cuál es su lugar en la sociedad, su posición, clase los otros [...] Sólo en una unión social se completa el individuo”29. Esta
o status social; nadie sabe tampoco cuál es su suerte en la distribución idea superaría “la parcialidad de las personas que aparece cuando se
de ventajas y capacidades naturales, su inteligencia, su fortaleza, etc. considera [como haría Rawls en la situación originaria] que los individuos
Supondré incluso” -agrega Rawls- “que los propios miembros del grupo están completos en sí mismos”30. Además, entraría en contradicción con
no conocen sus concepciones acerca del bien, ni sus tendencias psico el llamado principio de diferencia, el cual anularía, a juicio de Sandel, la
lógicas especiales”27. Estas dos premisas son previas a la búsqueda de lo idea de que los atributos son “una posesión individual”31, y sólo resulta
que se estima bueno, así como a las concepciones acerca del bien: éstas válido a condición de que se reconozca su constitución social.
deben ajustarse a aquéllas. Tras esta crítica no es difícil encontrar una denuncia que trasciende este
par de supuestas contradicciones, que apunta a la concepción rawlsiana

22
Op. cit. .. pp. 359, 360, 361.
23 Op. cit... p. 69.
24
Op. cit... p. 69- 28 Op. cit...
25 Op. cit... pp. 17, 24 y s. 29 Op. cit. .., pp. 578, 580 (nota al pie).
26
Op. cit... pp. 24 y 140. 30 M. Sandel, E l liberalismo y los límites d e la justicia. Gedisa. Barcelona 2000, p. 109.
27
Op. cit... p. 25. 31 Op. cit...

117 118
-y kantiana- del individuo. La cuestión involucrada aquí es si el individuo En la medida que la realización de lo que somos tiene un componente
se constituye como tal - o n o - antes de su existencia social. social y que existen creencias inseparables de nuestra identidad, que nos
No obstante que se concuerde con la crítica sandeliana al concepto constituyen, no puede sernos exigible prescindir de esas creencias para
de individuo de Rawls, nos parece que Rawls no entra, en todo caso, en conformar un orden social. Salvo que sostengamos que las creencias
contradicción al afirmar una sociabilidad originaria en el ser humano y no son más que caprichos, por profundas y arraigadas que nos parez
también al suponer, en la situación originaria, un velo de ignorancia que can, de modo semejante a como puede ser un capricho el deseo de la
prive al individuo de sus propiedades. Pues una cosa es reconocer que mayor cantidad de bienes económicos. Esto importa afirmar que todas
es de justicia representarse la propia situación com o si pudiera ser la de las creencias pueden ser consideradas conmensurables y, por ejemplo,
individuos con otras propiedades que las nuestras -por ejemplo, más el deseo de una vida y una sociedad en la que impere la frivolidad sea
desfavorecidos económicamente- y otra muy distinta reconocer que en la considerado como igualmente legítimo que el deseo de una en la que
constitución de la individualidad empírica existe una participación social. primen la autenticidad y una cierta profundidad existencial. Sólo en ese
De modo semejante, es muy distinto reconocer que el yo se completa caso los deseos son meros caprichos y los caprichos pueden ser legíti
y alcanza a ser propiamente lo que es en sociedad, de hacer como si él mamente puestos “entre paréntesis”. Pero parece difícil probar algo así.
existiera antes que la sociedad, con el objeto de obtener un resultado Al menos Rawls no lo hace.
justo. La crítica de Sandel yerra el punto. Sería acertada si Rawls quisiera Cabe además preguntar si esta condición del velo es aplicable legítima
concebir definitivamente al hombre como sujeto separado de las deter mente de modo universal. Vale decir, no sólo para definir los principios
minaciones sociales y en forma paralela lo entendiera definitivamente de justicia dentro de una unidad política dada, sino que, respecto de todos
también como social. La contradicción desaparece, en cambio, si, como los rincones del planeta. ¿Es posible prescindir de nuestra pertenencia a
Rawls en verdad hace, se concibe al ser humano simplemente com o si una determinada unidad cultural y política sin dejar de afectar nuestra
fuese individuo presocial, para ciertos efectos, además de reconocer su propia identidad? ¿Es legítima esa prescindencia? El propio Rawls se hizo
carácter social. cargo de este problema y con posterioridad a la T eoría d e la ju stic ia optó
Esta distinción nos parece que también suspende la discusión entre contra la aplicación universal del principio de diferencia, la cual restringió
las concepciones sobre el individuo. Sin embargo, hay otra discusión que al interior de cada pueblo. Sin embargo, su solución no parece resultar
no se puede soslayar de esta manera, que se diferencia de la anterior, a completamente satisfactoria, al menos no a partir de la condición y los
saber, si nuestra sociabilidad y nuestras convicciones originarias deben -o principios que propone en su T eoría d e la ju stic ia 52.
n o - ser dejadas de lado. La anterior era una discusión sobre la posibilidad
de prescindir d e h ech o de la sociabilidad y convicciones originarias, ahora IV. LOS PRINCIPIOS DE JUSTICIA Y SUS PROBLEMAS GENERALES
preguntamos por la leg itim id ad de la prescindencia.
Es cierto que el velo no es simplemente un hecho, sino una condición Bajo las condiciones supuestas por Rawls se adoptarán los siguientes
de la justicia, es decir, que Rawls no está diciendo que efectivamente haya principios de justicia:32
tenido lugar en algún momento, una situación en la cual los miembros
de la sociedad hayan ignorado completamente su posición en ella. Es,
más bien, una condición que debemos su p on er si queremos actuar con
justicia. 32 Rawls busca aplicar su teoría contractualista de la justicia a las relaciones entre pueblos
Sin embargo, aun reconocido este carácter, cabe preguntarse todavía por (peoples). Ch. Beitz y Th. Pogge propusieron, a partir de la teoría de 1971, una aplicación
la leg itim id ad del velo: ¿Es posible reconocer la validez de esa condición? universal del segundo principio - e l de diferencia- formulado por Rawls; cf. Ch. Beitz,
“Justice and International Relations”, en: Ch. Beitz/M. Cohen/T. Scanlon/J. Simons (ed.),
¿Es correcto tomar la decisión social más radical, aquélla que determinará InternationalEthics. Princeton 1985, pp. 282-311; Political Theory a n d International Relations.
globalmente nuestro modo de existir social, prescindiendo no sólo de Princeton 1979, pp. 153-163; Th. Pogge, “An Egalitarian Law o f Peoples”, en: Philosophy
a n d Publics Affairs 23 (1994). En su D erecho d e gentes, en cambio, Rawls introduce una
nuestra posición económica o social, sino también de nuestras creencias
segu n d a situación originaria, en la cual los contrayentes no son individuos, sino pueblos (y
más profundas? Parece aceptable y justo adoptar esa decisión prescindien sus representantes). Así busca evitar una aplicación cosmopolita de su teoría y los proble
do de nuestra posición económica. Pero, en cambio, cabe preguntarse: mas asociados a esa aplicación (cf. El derecho d e gentes, p. 97), a pesar de la apariencia de
incompatibilidad entre este intento y la teoría original de 1971, puesta de relieve por Beitz
¿Son nuestras creencias más profundas sobre el bien algo que pueda ser y Pooge; cf. K.-H. Nusser, “Kant, Rawls und die ‘Revolutionen des Friedens’. Kants Nähe zur
separado de lo que somos, de tal modo que debamos prescindir de ellas realistischen Interpretationen der internationalen Beziehungen”, en: Zeitschriftf ü r Politik 44
al momento de determinar cómo vivir socialmente? (1997), pp. 3 6 l ss.; H. Herrera, “Die Suche nach einem formal gerechten Rechtsfrieden-Das
Recht d e r Völker von John Ralws”, en: Zeitschrift f ü r Politik 5 2/3 (2005), pp. 336.

119
“Primero: cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de Rawls a la tradición liberal que, a la vez, toma distancia cuidadosa res
libertades básicas que sea compatible con un esquema semejante de libertades pecto de ella. Al afirmar que la justicia supone no sólo libertad, sino que
para los demás. Segundo: las desigualdades sociales y económicas habrán de
también igualdad, está yendo más allá que los liberales más puristas.
ser conformadas de modo tal que a la vez que a) se espere razonablemente que
La introducción de este segundo principio permite justificar una praxis
sean ventajosas para todos, b) se vinculen a empleos y cargos asequibles para
todos”33. que, junto con respetar la libertad, persiga la igualdad, salvo en aquéllos
casos en los que de la desigualdad se obtenga ventaja para el conjunto.
El primer principio es un principio de protección de la libertad y se Mediante el principio, Rawls se hace cargo de una serie de problemas
enmarca dentro de la tradición liberal. Conforme a él, la libertad sólo puede que se vinculan con la defensa preponderante de la libertad. “Cuando la
ser limitada por una libertad concurrente, no por ventajas económicas sociedad burguesa se encuentra en operación sin barreras [...] aumenta la
colectivas. No obstante, la continuidad con el pensamiento liberal es sólo acumulación de riquezas [...] por una parte y, por otra, el aislamiento y la
parcial. En el concepto del derecho kantiano, por ejemplo, la libertad limitación del trabajo particular, y con ello la dependencia y la necesidad
aparece como absoluto: la “condición general de libertad” rige sobre los de la clase atada a ese trabajo, de lo cual depende la incapacidad de per
caprichos de las partes, incluso sobre los caprichos compatibles. Si se cepción y de goce de las demás facultades”, afirma Hegel35. La sociedad
entiende a la libertad de uno compatible con la libertad del otro, de la burguesa operando exclusivamente según un principio de libertad, no es
que habla Rawls, como el capricho de uno compatible con el capricho capaz, por sí sola, de ordenar de modo desplegante el egoísmo humano
de otro, del que habla Kant, falta en Rawls todavía, al menos en el nivel y da paso a la enajenación. La racionalidad burguesa llevada adelante sin
de los principios, la condición general que exige Kant en el concepto de límites presenta también el riesgo de disponer indiscriminadamente del
derecho: que los caprichos, incluso los caprichos compatibles entre sí, medio ambiente natural bajo el principio de utilidad, dejando de lado las
no pasen sobre la libertad. Es decir, es posible, desde Kant, pensar en posibilidades de vivenciar sentido que brinda un trato no utilitario con la
atentados contra la libertad, que son contrarios al concepto de derecho, naturaleza. Esta postergación de un trato no utilitario afecta de manera
en los que la parte afectada concurra con su capricho, por ejemplo, tra grave la plenitud de nuestra existencia y la pone en peligro. Además,
tándose como mercancía sexual. Y esa libertad, contra la que se puede en la medida que posibilita un trato utilitario en el ámbito económico
atentar, permanece como absoluta: no hay derecho sin esa libertad previa respecto de los demás, puede ser denunciada, desde una teoría moral
al puro capricho. Rawls, en cambio, parece aludir más bien, en este nivel kantiana, como inmoral, pues contraría al imperativo categórico en su
de los principios, sólo a lo que Kant describe como compatibilidad de versión antropológica. O sea, el concepto de derecho liberal de Kant
caprichos. daría pie a un tratamiento de los individuos como meros medios36. En la
Esta posición relativa respecto de la libertad podría deberse simple medida que el principio de igualdad limita -aunque diferenciadamente- la
mente a la ausencia en Rawls, de una justificación apoyada en evidencia libertad desatada, puede considerarse la teoría de Rawls como un aporte
filosófica de esa libertad, que Kant, en cambio, busca decididamente. a la tradición liberal.
Rawls renuncia a la apelación a “evidencia” y a deducciones a partir de Rawls renuncia a una justificación de sus principios de justicia apo
“premisas evidentes”. “Para llegar a la interpretación predilecta de la si yada en evidencia filosófica. Su teoría queda así bastante expuesta. Pues
tuación inicial” -afirm a- “no se pasa por ningún punto en el cual se haga sus principios podrían no encontrar el reconocimiento del público, ser
una apelación a la evidencia en el sentido tradicional, sea de las concep rechazados. Este rechazo puede ser considerado como mero hecho, de tal
ciones generales o de las convicciones particulares. No pretendo que los modo que mediante argumentos fundados en opiniones razonables sería
principios de justicia propuestos sean verdades necesarias o derivables de reversible. Sin embargo, el público tiende a apoyar sus propias posiciones
tales verdades. Una concepción de la justicia no puede ser deducida de en argumentos también razonables, de tal modo que su posición es difícil
premisas evidentes o de condiciones sobre principios; por el contrario, de revertir si no se apela a algún tipo de descubrimiento, a alguna clase
su justificación es cuestión del mutuo apoyo de muchas consideraciones de evidencia. Más aún, si los principios quedan apoyados en puras opi
y de que todo se ajuste conjuntamente en una visión coherente”34. niones, su interpretación, necesaria para llevarlos a la práctica, se volvería
El segundo de los principios de justicia mencionados es el llamado
“principio de diferencia” y puede ser considerado como un aporte de
35 G. W. F. Hegel, G rundlinien d er Philosophie des Rechts, en: Hegel, Hauptwerke in sechs
B ä n d en . Meiner. Hamburgo 1999, tomo 5, § 243.
33 Teoría de la justicia, pp. 67 y s. 36 A esta altura cabe preguntarse si queda entonces justificado moralmente o no el paso desde
34 O p .cit..., p. 33. la situación pre-jurídica a la situación jurídica en Kant.

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altamente inestable. Sin recurso a cierta evidencia, cabría interpretarlos
incluso en sentidos contrarios al despliegue humano que buscan.
Ambos principios se apoyan en supuestos aceptados como meros
hechos, pero cuya aceptación no resulta justificable dentro del estricto
velo de ignorancia rawlsiano, y podrían entenderse como expresión de
las solas preferencias personales del autor. Así, resultará difícil para Rawls
hacer frente a la objeción de que su listado de bienes sociales primarios
adolece de provincianismo.
Más que determinaciones de contenido, los principios rawlsianos son,
sin embargo, condiciones catalizadoras abiertas a soluciones amplias. El
acuerdo bajo el velo de la ignorancia supone una cierta com pren sión de
los bienes sociales básicos, la libertad y la igualdad, comprensión que es
altamente variable en las diversas culturas. Cuando se habla de la liber
tad, de la igualdad, de los bienes sociales básicos o sobre la manera de
distribuirlos que propone Rawls, se trata, más que de contenidos acota
dos, del título de problemas por solucionar. Esta dificultad relativiza la
teoría rawlsiana, pues la ata fuertemente a las condiciones concretas del
discurso, dentro de las cuales sus principios podrían no surtir efecto y
verse, ellos mismos, alterados.

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