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II.

La Suma en la historia de la teología 31


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espacio concedido por él a la dialéctica . Abelardo se encuentra con las re-
copilaciones, que presentan una gran variedad y disparidad. Su preocupa-
ción será introducir el sentido lógico en estos textos, de modo que con él
la dialéctica, cada vez más impregnada de lógica, va a tener una aplicación
intensa a la teología114. Es en este momento de la historia cuando el nombre
de teología comienza a usarse en el sentido epistemológico moderno115.
El siglo XII tiene también otra aportación importante en la enseñanza
teológica de la Escritura. Se trata de la sistematización de la teología deriva-
da de estas exigencias. Aunque los diversos esquemas teológicos no se pre-
senten en estado químicamente puro, no obstante, en algunas prevalece la
ordenación histórica, mientras que, en otras, una ordenación inspirada en-
Agustín 116 . La obra de Pedro Lombardo va a adquirir una dimensión ex-
traordinaria, pues se va a constituir en el texto de teología, con toda la fuer-
za que la palabra texto tenía en aquel ambiente. Los jóvenes bachilleres es-
tudiaban este libro, y Tomás de Aquino no será una excepción. Se puede
discutir el éxito de su empresa, pero lo cierto es que su obra es fundamental
en la enseñanza de la teología hasta el siglo XVI 117.
La exposición de la Biblia, forma por antonomasia de la tarea teológica,
presenta al concluir el siglo XII una gran ebullición. El papel de la dialéctica,
forma frecuentemente artificial, es suplantada por la lógica gracias a la obra
de Abelardo. De este modo la teología especulativa tiende a ampliar sus
márgenes. Los temas humanísticos y naturales son cultivados en los ambien-
tes de Chartres y San Víctor. La filosofía de tipo aristotélico, por Juan de
Salisbury, Domingo Gundisalino y Gilberto de la Porré. En este ambiente,
el problema filosófico aún no estaba planteado con toda su amplitud, pues
todavía predomina la lógica sobre la metafísica, pero los sistemas clásicos de
formación comienzan a advertir su desfase y el siglo XIII deberá afrontar ese
problema.

2. La teología en el marco universitario


Las grandes instituciones de la Edad Media pueden relacionarse con el sa-
cerdotium, el regnum y el studium, que constituyen capas sociales muy defini-
das. Son las fuerzas preponderantes de aquella civilización, a las cuales co-
mienzan a contraponerse movimientos más populares, generalmente de ins-
piración evangélica, pero también por el espíritu comunal que aflora en
otros sectores de la sociedad y en los municipios más organizados. El si-
glo XIII se abre como una nueva era para la historia de la Iglesia que, con
Inocencio III (1198-1216), consigue el triunfo del sacerdocio sobre el reino.
También el afianzamiento de las monarquías nacionales favorece, al mismo
tiempo, una sociedad más próspera y abierta. El mundo medieval es muy
diversificado, pero encuentra en Roma el centro rector de sus destinos.

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ANSELMO DE CARTERBURY, Proslogion 1: ML 158,225: la frase fides quaerens intellectum
tuvo indudable éxito histórico: cf. Y. CONGAR, La fe y la teología (Barcelona 19772) 282-289..
114
E. BERTOLA, I precedenti storici del metodo del «Sic et Non» di Abelardo: Riv. di fil. neo-
scolastica 53 (1961) 255-280; M.-D. CHENU, La fe en la inteligencia (Barcelona 1966) 133-146.
115
J. DE GHELLINCK, «Pagina» et «sacra pagina». Histoire d'un mot et transformation de l'objet
primitivement designé: Mél. A. PELZER (Lovaina 1947) 23-59.
116
H. DE SAN VÍCTOR, De sacramentis christianae fidei: ML 176, 173-618; R. M. MARTIN,
Oeuvres de Robert de Melun, 3 vols. (Lovaina 1932-1947); P. LOMBARDO, Libri IV sententiarum
(Quaracci 1916).
117
J. DE GHELLINCK, Le mouvement 250-277.

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