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El opio se extrae de un jugo lechoso blanco que proviene de la cápsula de la amapola (Papaver
somniferum). El opio contiene varios alcaloides. Se pueden dividir químicamente en fenantrenos y
bencilisoquinolinas. El principal componente fenantrénico es la morfina, alcanza al 10%, otros derivados
son la codeína (0.5%) y tebaína (0.2%). Los derivados bencilisoquinolinicos más importantes son la
papaverina y la noscapina. La papaverina representa el 1% de los alcaloides, su acción provoca,
relajación de la musculatura lisa intestinal y de los esfínteres y la noscapina que constituye el 6% del total
tienen como su principal indicación antitusígeno, no provocando depresión respiratoria.
Los opioides se pueden clasificar con base en su síntesis, estructuras químicas, potencia, unión
con el receptor y efecto en los receptores de opioides. Existen algunos naturales (incluida la morfina); los
semisintéticos (buprenorfina, codeína, etorfina, heroína, hidromorfona, oxicodona y oximorfona), y
sintéticos (piperidínicos: loperamida, meperidina, alfentanilo, fentanilo, sufentanilo, remifentanilo;
metadonas: metadona y dextropropoxifeno).
Además se pueden diferenciar a los opioides
según su actividad en agonistas completos (alta
actividad y efecto máximo), agonista parcial (actividad
intermedia y efecto inferior al máximo) antagonistas
RECEPTORES OPIOIDES
Los dos primeros se producen a nivel de la sinapsis, con lo cual, su efecto es breve, por los
mecanismos de recaptación e inhibición a nivel sináptico; por lo tanto, la analgesia que se obtiene no es
más allá de 3 minutos. En cambio, la beta-endorfina se produce en la hipófisis, llega al torrente
circulatorio, se distribuye y llega a los distintos receptores, por lo tanto, el período de acción es mucho
más largo aproximadamente 30 minutos, y se inactivan muy lentamente, esto cambia según el individuo,
ya que, el SNC está adecuado a la personalidad de cada persona.
Las drogas derivadas de la morfina producen analgesia por interacción con uno o más de los
receptores opioides imitando la acción de los péptidos opioides endógenos.
Se han descrito receptores tisulares periféricos para opioides regulados por el sistema
inmunológico como respuesta a una injuria local. Estos mecanismos aumentarían el número de
receptores en el término de horas (6-8). Esta perspectiva permitiría que opioides poco liposolubles
administrados por infiltración podrían bloquear las vías del dolor sin pasar a la circulación y evitando los
efectos adversos.
Inicialmente se creía que la expresión de los genes que codificaban receptores opioides sólo
ocurría a nivel del SNC, pero actualmente existen evidencias que demuestran su expresión a nivel
periférico: ganglios de la raíz dorsal, células endocrinas y en el sistema inmune; por tanto, se han
demostrado receptores opioides a nivel pre, post y extrasináptico. En el SNP se han encontrado
receptores opioides en fibras nerviosas sensoriales y simpáticas de piel y articulaciones, en los plexos
submucosos del intestino, vejiga urinaria y en los conductos deferentes. A nivel gastrointestinal los
receptores opioides se expresan en condiciones normales (receptores opioides constitutivos), pero en
otras estructuras como en piel y articulaciones, sólo se expresan después de una lesión tisular y en
presencia de cambios inflamatorios.
La distribución de los receptores opioides en el tejido nervioso muestra que estos se sitúan en las
capas más superficiales de asta posterior de la médula espinal y a nivel cerebral, siendo su
concentración mayor a nivel de las estructuras límbicas, núcleos del tálamo y áreas de control de
funciones viscerales.
MECANISMO DE ACCION
La llave elemental en este sistema regulatorio son los receptores opioides en las membranas de
las células nerviosas y otros tejidos que permiten a los opioides modificar los eventos intracelulares y
alterar la función celular. Esas acciones de los opioides son primariamente inhibitorias, producidas por
alteraciones en la regulación de los canales iónicos de K+ y Ca++.
La activación de un receptor opioide no lleva directamente a cambios en los canales iónicos, sino
que son mediados vía regulación de las proteínas ligadas al nucleótido guanina (proteína G). Un
resultado de la activación de la proteína G por opioides es un decremento en la actividad adenilciclasa y
por lo tanto un decremento en la concentración intracelular de AMPc. La adenilciclasa facilita
enzimáticamente la conversión de ATP en AMPc (adenosin-3’-5’- monofosfato cíclico). El AMPc sirve
como un segundo mensajero intracelular activando y regulando proteinquinasas específicas que catalizan
la fosforilación de varios substratos proteicos, los cuales pueden ser enzimas o canales iónicos.
FARMACOCINÉTICA
Los opioides no poseen efectos en el plasma, pero poseen sitios de acción denominados
receptores en ciertos tejidos específicos. Es la combinación de la droga con estos receptores lo que inicia
un efecto. La intensidad del efecto es el resultado del número de receptores ocupados por el opioide. La
interacción droga-receptor es reversible y el efecto puede ser incrementado o disminuido, al aumentar o
disminuir la ocupación de tales receptores.
Los opioides son todas moléculas relativamente pequeñas, y la permeabilidad no está limitada
significativamente por el tamaño. La ionización es importante, debido a que las drogas no ionizadas son
las que atraviesan las membranas. Cuando el Pk de un opioide se aleje del Ph del tejido, mayor será el
porcentaje de la droga que estará no ionizada a un Ph determinado (generalmente 7.4 en el plasma) y
mayor será el porcentaje de la droga disponible para atravesar membranas. Debido a la matriz
lipoprotéica de las membranas biológicas, a mayor solubilidad en lípidos de una droga, más rápidamente
las atravesará.
La eliminación es el resultado de la biotransformación y/o excreción. Para los opioides, la
biotransformación es primariamente en el hígado, excepto el remifentanilo que es metabolizado por
medio de esterasas inespecíficas en la sangre y otros tejidos. La biotransformación de los opioides es
usualmente hacia metabolitos inactivos o de considerable menor actividad que facilitan la excreción de la
droga por uno o más sitios, generalmente los riñones.
El metabolismo hepático de los fentanilos se realiza por el sistema del citocromo P450 y puede ser
afectado por otras drogas anestésicas y no anestésicas que comparten esta vía de metabolismo,
prologando la vida media de los mismos. El remifentanilo, es metabolizado en plasma tejidos por una
esterasa rápida y completamente sin intervención del complejo del citocromo P450 evitando así
interacciones que prolonguen la vida media. Es importante que destaquemos que todas las patologías
que disminuyan el flujo sanguíneo hepático harán prolongar la duración de acción de los fentanilos en
uso.
Los opioides puede ser pueden ser administrados por diversas vías: Subcutánea, intramuscular,
endovenosa, oral, nasal, epidural, intratecal, intraventricular e intraarticular.
En los recién nacidos, el pasaje al sistema nervioso central de los narcóticos está facilitado por la
falta de desarrollo de la BHE, por lo que son, junto con los menores de 3 meses de edad, los más
susceptibles de depresión respiratoria. Los mayores de 60 años también son más sensibles a los
narcóticos, teniendo concentraciones plasmáticas más altas.
ANALGESIA CENTRAL: El daño a los tejidos estimula a tipos diversos de nociceptores sensitivos
periféricos, a menudo terminaciones nerviosas libres. La información dolorosa resultante se transmite a la
médula espinal por dos tipos de fibras aferentes periféricas finas: las fibras C mielínicas de conducción
lenta (por las que transcurre el dolor sordo ardoroso) y las fibras Aδ mielínicas finas más rápidas (por las
que transcurre el dolor penetrante y punzante). Ambos tipos de fibras aferentes primarias penetran en el
asta dorsal de la médula y terminan en sus capas superficiales (láminas I-II). Las neuronas de proyección
provenientes de estas láminas originan las vías ascendentes del fascículo espinotalámico. Los núcleos
talámicos reciben los impulsos nociceptivos centrípetos y transmiten la información a los sitios
fundamentales de recepción de dolor en el cerebro como la sustancia gris periacueductal (SPGA),
amígdala y corteza somatosensitiva. La activación de los MOR situados de forma extensa en estos
centros encefálicos superiores estimula la analgesia al activar las vías inhibidoras descendentes que
parten de SPGA y la porción rostroventral de la médula oblongada o bulbo raquídeo (RVM, rostroventral
medulla) que inhiben las descargas neuronales nociceptivas, del asta dorsal en la médula espinal. Los
opioides también actúan en la corteza y los sistemas límbicos que modifican los sistemas colinérgicos, lo
cual origina cambios en la activación cerebral y la percepción del dolor. Los receptores de opioides
abundan en particular en el asta dorsal de la médula espinal en sitios presinápticos y postsinápticos. En
las láminas superficiales del asta dorsal los circuitos neuronales locales modifican las vías ascendentes y
descendentes del dolor, y se regulan por circuitos opioides endógenos locales.
ANALAGESIA PERIFERICA POR OPIODES: Los opioides también intervienen en la analgesia
periférica al actuar de forma directa en las neuronas sensitivas (fibras Aδ y C) para inhibir la transmisión
de la señal dolorosa. Tal situación adquiere importancia especial en el dolor por inflamación. Sin
embargo, el sistema inmunitario también interviene en este tipo de analgesia. Los receptores de opioides
están situados en las neuronas y también en células inmunitarias, como los leucocitos de seres humanos.
Cualquier lesión del tejido periférico desencadena la liberación local de innumerables mediadores
proinflamatorios que generan una cascada inflamatoria, inducen la actividad espontánea de nociceptores
y sensibilizan a las neuronas sensitivas para inducir dolor espontáneo, alodinia (un estímulo no doloroso
es percibido como doloroso) e hiperalgesia (mayor sensibilidad al dolor). En el comienzo del proceso
inflamatorio hay una penetración de leucocitos en el área inflamada, que constituyen la fuente principal
de péptidos opioides a los sitios de inflamación. Los péptidos opioides liberados localmente interactúan
con los receptores neuronales de opioides para inducir analgesia.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL: la depresión inducida por los opioides y la retención de CO2
puede provocar vasodilatación cerebral y aumento de presión del LCR; este incremento no se
observa cuando la PCO2 se mantiene en los niveles normales mediante ventilación artificial.
Todos los opioides con acción sobre el receptor Mu2 producen depresión respiratoria por acción
directa sobre el centro respiratorio. Además reducen la sensibilidad al CO2 de los centros y
aumentan el nivel de apnea por debajo de la cual, no se inicia la ventilación espontánea, en
ausencia de hipoxia. Reducen el estímulo ventilatorio hipóxico. Las dosis elevadas de morfina y
opioides relacionados pueden producir convulsiones, sin embargo, con la mayoría de los opioides,
las convulsiones se producen con dosis muy superiores a las requeridas para inducir analgesia.
EFECTOS DIGESTIVOS: Náuseas y vómitos son producidos por estimulación de la zona gatillo
del área postrema de la médula oblonga, y por efecto periférico al disminuir el del tono del esfínter
gastroesofágico y retrasar el vaciamiento gástrico. Producen aumento de la presión de la vía biliar
a partir de un aumento del tono muscular con aumento del tono de la válvula ileocecal, del esfínter
de Oddi y esfínter anal. También puede producir constipación por disminución de la propulsión y
deshidratación de las materias fecales por aumento de la reabsorción de agua.
EFECTOS URINARIOS: Pueden provocar retención urinaria. Los morfínicos producen un
incremento en el tono y en el peristaltismo del tracto urinario que es antagonizado por los
anticolinérgicos. Surge más a menudo después de administración de opioides por vía epidural o
raquídea y afecta con una incidencia mayor a los varones que a las mujeres.
LIBERACION DE HISTAMINA: La morfina y meperidina liberan histamina. Las dosis terapéuticas
de morfina producen vasodilatación en la piel de cara y tórax con enrojecimiento de la piel de esas
zonas. Esto se debe a la liberación de histamina y son responsables de la sudoración y prurito.
Durante la administración peridural de morfínicos, la frecuencia de prurito es la más elevada, con
un máximo de 70 a 80%. Fentanilo no produce liberación de Histamina.
EFECTOS RESPIRATORIOS: El impulso para la respiración se genera en múltiples centros
respiratorios del tronco del encéfalo. Las
neuronas de la respiración reciben impulsos
de diversos sitios del SNC (corteza, sistema
límbico, hipotálamo y médula espinal), un
conjunto de receptores situados en el tronco
encefálico (miorreceptores centrales) y en
los corpúsculos carotideos
(quimiorreceptores periféricos). Dichos
sensores envían información (cambios de
pH, PCO2 y PO2 de líquido
encefalorraquídeo y la sangre arterial) a los
centros de la respiración en el tronco del
encéfalo, que ajustan de manera apropiada
la frecuencia respiratoria y el volumen
ventilatorio pulmonar. Los morfínicos pueden alterar la regulación del ritmo respiratorio por:
aumentar las pausas respiratorias, retrasar la espiración, producir una respiración irregular y/o
periódica con volúmenes corrientes reducidos, normales o aumentados. Los opioides asimismo
deprimen los reflejos protectores laríngeos por lo menos durante 6 h. En neonatos y lactantes
menores de tres meses de edad la depresión respiratoria es más prolongada por la inmadurez del
centro respiratorio y el probable aumento relativo de los receptores Mu2. Diversos grupos de
pacientes están expuestos a un mayor riesgo de presentar depresión respiratoria por opioides;
éstos incluyen obesos, individuos con periodos hipopneicos y apneicos (centrales o periféricos)
durante el sueño, personas con enfermedades neuromusculares, prematuros, consumidores de
opioides de forma crónica y personas mayores.
TORAX LEÑOSO: Este cuadro se caracteriza por un aumento del tono de los músculos del tronco
y abdomen. La rigidez suele comenzar cuando el paciente pierde la conciencia; sin embargo,
muchas veces se presenta con el paciente consciente y aún cuando se recupera de la anestesia
llegando a alterar la ventilación y cierre de la glotis, en pacientes no relajados. La rigidez muscular
puede pasar por cuatro grados:
- Grado 0 sería el de ausencia de rigidez.
- Grado 1 escasa rigidez.
- Grado 2 se caracterizaría por una moderada rigidez.
- Grado 3 es el que presenta una severa rigidez.
La rigidez es más frecuente con el uso de altas dosis con la inyección rápida en el bolo y cuando
se administra concomitantemente óxido nitroso. Puede prevenirse o antagonizarse la rigidez con
dosis bajas de relajantes musculares. La naloxona también revierte estos efectos.
EFECTOS CARDIOVASCULARES: Todos los opioides producen bradicardia y vasodilatación que
depende de la dosis y velocidad de acción sobre el SNC. La bradicardia se produce por
estimulación central del núcleo vagal. Por lo general, las consecuencias fisiológicas son leves con
las dosis clínicas e incluyen hipotensión ortostática, bradicardia leve y disminución moderada de la
resistencia sistémica y pulmonar.
TAMAÑO PUPILAR: La mayoría de los agonistas de los receptores mu y kappa producen
constricción de las pupilas a través de un efecto excitador del nervio parasimpático que inerva la
pupila. Los opioides liberan la inhibición cortical del núcleo de Edinger-Westphal y causan
constricción pupilar.
MORFINA:
OXICODONA:
FENTANILO:
MEPERIDINA:
TRAMADOL:
NALOXONA:
REMIFENTANILO: