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La fascinante historia de las palabras –433–

ESCRÚPULO
El Diccionario de Autoridades 1732 decía: Escrúpulo es “En el sentido recto que vale cosa mui
pequeña: como una chinita o cantillo que se entra por el zapato, y causa desasossiego y dolor
en el pié al que vá caminando, no tiene uso en Castellano; pero sí metaphoricamente, y vale a
Duda que se tiene de alguna cosa, si es assí o no es assí, la qual trahe a uno inquieto y
desasossegado hasta que se satisface y entera de lo que es.”
Porque -en su origen- escrúpulo se refiere a la piedrecita que tanto incomoda cuando se mete
en el zapato. Procede del latín ‘scrúpulus’, diminutivo de ‘scrupus’ (piedra pequeña y
puntiaguda). El escrúpulo es similar al fastidio que produce una piedrecilla en el zapato…
Ya en el medioevo, ‘tener escrúpulos’ era detenerse en nimiedades, darles mucha importancia
a minucias. La palabra se encuentra registrada en español por primera vez en textos del siglo
XIV y se refiere a dudas de conciencia sobre el carácter correcto o incorrecto de algo que
hemos hecho. Más modernamente, la palabra empieza a referirse al fastidio o asco que
producen determinadas cosas, como algún alimento. E incluso, a quien realiza su tarea con
mucho cuidado y esmero.
Chiste fino: “¿Qué es una pauta? Una mujer sin escráupulos.”

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