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LA DESCALCEZ, LIBERAR LOS PIES

TEXTOS DE ALFREDO RUBIO DE CASTARLENAS

POR ANNA M. OLLÉ BORQUE

ENCUENTRO DE LA COLEGIATA NUESTRA SEÑORA DEL CIELO.

DEL 1 AL 6 DE SEPTIEMBRE, 2023. MURTRA GALILEA, CÁDIZ.


OH PIES, TAN CERCA Y TAN DE MIS OLVIDADOS.

OH PIES, TAN CERCA Y TAN DE MIS OLVIDADOS.


SOLAMENTE, OS HABÉIS QUEJADO A VECES,
PIES DESCALZOS QUE SOIS TAN SILENCIOSOS
DEL CANSANCIO DE TANTO CAMINAR
Y OS CALZO CON TACONES TAN RUIDOSOS
DE MODO VANO, EN LAS SENDAS ESTRECHECES
Y CON PUNTERAS PARA HACER TEMIDOS.

EN BUSCA DE LA PAZ Y LA ALEGRÍA


NUNCA JAMÁS ME HABÉIS HECHO PEDIDOS
CADA VEZ MÁS LEJANAS AL FINAL,
DE MIS MANJARES DULCES O SABROSOS
PERO, ¡OH, PIES!, ME LLEVARÉIS UN DÍA.
Y DE TERNURA EN SITIOS SOLEDOSOS,
PARA AL FIN ANIMAROS TAN CAÍDOS.
ALFREDO RUBIO DE CASTARLENAS
Estar descalzo es la base para sentirse libre. Para ser libre.
Desde pequeños nos han calzado. Bajo capa de higiene "nos han separado" de la
naturaleza, del mundo. Nos han impedido andar, tocar y acariciar la tierra con nuestros
pies, al andar.
Nos han atrofiado e hipersensibilizado de tal manera que ya nos es imposible ir descalzos,
como la gente que ya les es imposible vivir en libertad. Bajo pretexto de confort, nos han
atenazado.
Desde pequeños, "los zapatitos de punto" y los que les han seguido, han sido como
grilletes, cada vez más duros y rígidos que nos han metido en las coordenadas de un
sistema.
Y termina diciendo:
¡Qué difícil lo tenemos para tocar y acariciar con nuestros pies al andar! Urge volver a
recuperar el estar, el ir descalzos. Sin ello es imposible la conquista de nuestra libertad externa
e interna. A-13
Otras culturas o países que viven la descalcez como algo natural,
esencial y humano,
Tienen un conocimiento y una sensibilidad de la realidad del mundo, de las cosas, de las
personas, de la auto-persona, muy ricos en ciertos aspectos.
Se descalzan en templos y en sus casas, y esta sensibilidad la transfunden a su
cultura y modo de vivir, incluso sin darse cuenta.

Alfredo expresa que nosotros, la cultura occidental, deberíamos llevar esta descalcez, a
la vida: al jardín, a la casa, al lugar de oración con el Padre, etc.

El que va calzado "pisa" la tierra, el que va descalzo como que vuela, "va sobre" la
tierra; no la "pisa" sino que "va por encima". Acaricia…
Albufera-14, Liberar los pies II - enviado el día 14 de mayo 2000.
La descalcez ayuda a ser más sensible:
Descalzos percibimos los distintos tipos de suelo: su agresión, su frío, su calor, su
agrado…. Así nos damos cuenta de la variedad de la naturaleza, de las cosas, …
Se "cobra conciencia" de, la "arisquedad" de la tierra, del universo y, por ende, de
las gentes y del trato con los humanos. Se sabe entonces, "pisar con cuidado", ver
donde "se ponen los pies".
Y en contraposición dice:
Al ir siempre calzado, sin darse cuenta, uno adquiere una seguridad que implica
un desprecio, incluso, a estas realidades del suelo. En el fondo es pura soberbia.

Concluye sobre el trato entre las personas:


Al caminar descalzo -aunque nos calcemos cuando convenga– nos da un realismo y,
por ende, una humildad, también una prudencia y una eficacia, y un saber tratar con
delicadeza, además, a las cosas y a las personas. A-15
Otro matiz sobre la descalcez más espiritual sobre la calidez o frío del suelo,
…es una transmisión psicológica muy fecunda, de cómo notar el pálpito de la
misteriosa presencia de Dios creador en la creación.
La "temperatura" es como una señal de su vida, y las diferentes "calidades" de
suelo son como una manifestación de la infinita riqueza y variedad de Dios. De
un Dios que "nos aguanta", que nos sostiene sobre sus rodillas, en él,
paternalmente.

Alfredo nos muestra un Dios que no está encima de nosotros, no es un Dios


heterónomo, sino que se sitúa debajo, actuando con su misteriosa presencia
cercana a través de las calidades de unos suelos que nos sostienen, y lo
manifiestan.
Alfredo habla de la suciedad del suelo y del ajardinar:

Los hombres "ensucian", por su poco respeto y cuidado a la naturaleza y a los


demás; y al Creador. No es necesario caminar por estas suciedades "anormales"
fruto de una manera de vivir… desbocada.
Dice, Compaginar la descalcez con la prudencia

Y saca una conclusión:


El hombre debe esforzarse para "ajardinar" -ir ajardinando- el universo, su
entorno alcanzable, para poder transitar descalzo: su habitación, el jardín, otras
casas, otros lugares comunes, la calle, etc. O sea, no es pisando martirialmente
la suciedad sino estimulando la pisada normal del suelo.
Más sobre los pies libres. Descalzo sobre sucio - 801011- Álbum nº 069. Ibiza, 11 octubre 1.980
Y sobre los sentidos, y el sentir la descalcez:
Ahora, la Neurociencia, le está dando la razón a Alfredo, pues esto que está describiendo es parte
del nuevo sentido que llaman, propiocepción. En la escuela siempre nos habían hablado de cinco
sentidos - el olfato, la vista, el oído, el tacto y el gusto-. Ahora ya se habla de que tenemos 7, e
incluso algunos investigadores hablan de 8 sentidos (además de los 5, la interocepción, la
propiocepción, y el 8vo, el corazón).
Nos expone Alfredo, Imagínate que Dios nos diera un sexto sentido: lo estrenaríamos con
gozo y sorpresa (como si fuera, por ejemplo, captar las ondas infrarrojas o ultravioletas). El ir
descalzo es un nuevo canal de percepción del mundo, volver a captar ondas, radiaciones… Y el
palpar con las manos, a la vez que con los pies tocamos el suelo, es fuente de enorme
sensaciones, contactos y conocimientos.

Y, Alfredo también hace referencia a algunos de los beneficios a nivel de salud:


El movimiento de los pies libres ayuda al corazón a trasladar la sangre, como también las
manos. Habría menos varices si se va descalzo.
Descalcez y otro aspecto sobre las TEMPERATURAS que se puede volver a enlazar con este
nuevo sentido de la neurociencia llamada propiocepción:
Para que el cuerpo se entere -y reaccione adecuadamente- de la temperatura exterior, de la
tierra, y “entre" en el cuerpo, es bueno que lo haga, por los pies que es lo que está en
contacto con el suelo.
Hay que defendernos de las temperaturas que estén más allá de los límites normalmente
tolerables. Pero nos llevaremos una sorpresa, con la adecuada normalización de los pies, pues
estos resisten temperaturas bajas mejor aún que las manos.

. Otro aspecto sobre relaciones humanas… La "fisiología" de los pies en el cuerpo, repercute
también en la sicología: la privación de los pies como detectores de la temperatura y orientadores
de la reacción, hace que tampoco nos demos cuenta, en el plano sociológico, y andemos
desorientados no reaccionando adecuadamente respecto a la "temperatura humana" de
cordialidad, ambiente, relaciones interpersonales… Es más realista en este campo quien, gracias
a la descalcez, es más realistas respecto al calor y al frío. Albuferas 464, 3 de enero de 2009. Texto del 07-X-80
Otros aspectos DE LA DESCALCEZ

1) Sobre la sensibilidad. Al ir descalzos, la planta de los pies se nos endurecerá… (pero es falsa la idea
de que perderá sensibilidad).
Al ir descalzos, tener los pies al aire, se adquiere "más sensibilidad", una sensibilidad específica,
propia del pie para sentir lo que pisa. Lo que disminuye es la "hipersensibilidad enfermiza" de las
pieles que están encerradas.

2) Tocar, acariciar. La misma educación que cubre los pies, dice a las manos: "no toques". Los pies son
como la raíz del tocar (tocar con los pies la tierra es el primer tocar), todo el cuerpo y especialmente las
manos están atenazadas (como los pies), atrofiadas, tímidas… para tocar las cosas, las personas, el
universo.

3) Los pies, en su caminar, son silenciosos. (En general los zapatos, los tacones, las botas hacen ruido,
pisan fuerte…)
Con los pies… llegamos a descubrir, sentir, gozar, el silencio: ese misterioso espacio donde cobrará
armonía, sentido y belleza, la palabra, la sonoridad del universo, la música.
Descalcez y salud:

Aunque tenemos, por el avance de la técnica, antídotos, vacunaciones,


medicamentos, para curar y prevenir; así como también "ajardinar" lo que hemos
de pisar…, sin embargo, preferimos, por menor esfuerzo, sencillamente calzarnos.

El contacto del pie con el suelo también es una fuente, no solo de posibles
infecciones o heridas, también de un conocimiento y autodenfensa de
gérmenes e infecciones que fortalecen, vacunan todo nuestro cuerpo.
Si cubrimos los pies, ciertamente a unos gérmenes les será más difícil entrar,
pero se colarán más fácilmente por otras partes del organismo, no tan
preparadas para defenderse, y encontrarán un cuerpo inadvertido, sin defensas,
y menos resistencia.
Vamos terminando,

Luego, se refiere a dos maneras diferentes y constitutivas de ser, especialmente en el dialogo


y el trato en las relaciones humanas. Comenta que, ir descalzo desde la niñez con normalidad
da una visión del mundo y de la realidad distinta:
Ir descalzo va formando una nueva personalidad, una manera distinta de estar en el
mundo, un modo distinto de marchar, de evolucionar en sus vidas.
Los descalzos (tienen) una especie de sentido agudo, unitario -palpar el mundo de
continuo a través de la planta de los pies-, y a nosotros (que desde pequeños hemos
ido siempre calzados) nos falta esta visión del conjunto -nuestros juicios,
informaciones, o conceptos pueden doler de parcialidad por cómo hemos vivido-.

Ir descalzo con normalidad en todo momento y por todas partes,


da una verdadera sensación de libertad… Entonces los vestidos no estorban;
teniendo las manos libres y los pies libres,
uno se siente ligero por el mundo.

Alfredo graba sobre la descalcez. En coche camino de Roma. Mediados de los 80. (Transcripc. realizada y revisada en la Punta de la Mona, Granada, el 11 de agosto de 2005. Jesús García Peralta).
Descalcez y libertad.

Cuando una persona va calzada, lejos de que tenga más facilidad para volar en su espíritu, resulta
que no. El calzado es como un grillo que atenaza, ata al suelo, no deja moverse, y por mucho que las
manos aleteen, no se puede remontar ningún vuelo.
En cambio, al sentir los pies libres, es tal la sensación de libertad y de ligereza que, aunque se
apoyen de vez en cuando en el suelo para pisarlo, poder andar; parece que vuele, es una
sensación de libertad, verdadera…. Con la descalcez aunque no se abandona este mundo del
todo, sí se siente libre de él. Este mundo no lo aprisiona.

La gente que está calzada, que se siente aprisionada por un deber, por unos deberes, por unos
uniformes, por una manera que impone la sociedad de ir cazados, de ir vestidos…, fácilmente
fuerzas a los demás, les manda, impone. La bota siempre ha sido un signo dictatorial de mando.
Cuanto más libre es uno, menos ansias de mandar.
En cambio, Cuando uno se siente atenazado es cuando su único desahogo,
su única posibilidad de actuar, es atenazando a los demás.
El libre hace libres, el esclavo hace esclavos; cuanto más libres nos sintamos, más respetamos la
libertad de los otros.
¡MUCHAS GRACIAS!

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