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La fascinante historia de las palabras –413–

BORRACHO
En la Españ a medieval había no pocos borrachos porque había muchas borrachas,
pues borrachas eran las botijas donde se guardaba el vino. Esos odres o botas de
cuero (como las que se llevaban a la plaza de toros) se llamaban borrachas,
vocablo importado del catalá n ‘borratxa’, mezcla de ‘botella’ con ‘morratxa’ (del
á rabe ‘mirassa’ = vasija). Y claro, con el tiempo se llamó borracho al que, igual que
la bota, estaba lleno de vino.
La palabra borracho aparece en el Vocabulario de Nebrija (1495).
El etimologista Antonio Geraldo da Cunha considera que la palabra en portugués
‘borracha’ (que significa caucho) procede de la misma fuente, las botijas de cuero.
Escribe García Má rquez: “Ú rsula, ya completamente ciega, pero todavía activa y
lú cida, fue la ú nica que intuyó el diagnó stico exacto. «Para mí -pensó -, estas son las
mismas cosas que les dan a los borrachos.» (Cien años de soledad)

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