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La fascinante historia de las palabras –673–

MUEBLE
Mueble proviene del latín ‘móbilis’ (móvil), del verbo móvere (mover), derivado del
indoeuropeo meu- (empujar lejos, mover de un lugar).
Esta palabra aparece registrada en castellano con distintas grafías ya desde el
siglo XI: muebele (1084) y muebre (1250), con el sentido de bienes que pueden
ser movidos, trasladados de un lugar a otro, a diferencia de las tierras y viviendas,
que más tarde se llamarían ‘inmuebles’. En los documentos jurídicos medievales,
que se escribían en latín, se llamaba ‘res móbilis’ (cosas movibles) a todos los
bienes patrimoniales que pudieran ser trasladados, de modo que eran muebles
tanto los artefactos domésticos como alhajas, obras de arte y cualquier otro
objeto de valor que no formara parte de la propiedad territorial.
Con el tiempo, la palabra fue perdiendo su especificidad jurídica y adquiriendo
poco a poco su significado actual (mobiliario), que equivale al portugués ‘móveis’,
al francés ‘meubles’ y al alemán ‘Moebel’.
¿Alguien me puede explicar por qué en ‘Cien años de soledad’ los muebles
siempre están en movimiento?

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