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Introducción
Desarrollo temático
Conclusiones
¿Es posible abordar el desarrollo humano desde un enfoque filosófico?
En el texto desarrollo humano (Papalia & Feldman, 2012) se puede evidenciar un amplio
marco teórico relacionado al desarrollo fisiológico, psicológico, cognitivo y cognoscitivo
del niño desde el momento en que comienza la gestación, hasta la vida adulta. Se puede
encontrar los diferentes tipos de teoría sobre el aprendizaje desde la perspectiva
mecanicista – organicista acuñada respectivamente por John Locke y Jean – Jacques
Rousseau. Al mismo tiempo, las autoras hacen un bosquejo crítico respecto a los vacíos
que dejó la teoría contractualista con respecto al devenir del hombre como animal a ser
social; para ello abordan el campo del psicoanálisis por medio de Sigmund Freud y su
teoría del desarrollo psicosexual.
Siguiendo la secuencia, las autoras abordan campos del desarrollo infantil examinando los
procesos de fertilización, desarrollo prenatal y etapas comprendidas de 0 a 8 años. Sin
embargo, se considera que un gran campo ausente en este texto es el de la filosofía. Aun
cuando el análisis de Papalia - Feldman es extenso en cuanto a las etapas de la niñez, los
valores, los riesgos y los cuidados respectivos en cada edad, no se evidencia lo que
compete a un pensamiento filosófico frente a la vida. Esta categoría seria pertinente para
el docente a la hora de entablar un diálogo constructivo con los padres o desarrollar
prácticas pedagógicas más enriquecedoras con el estudiante. Sobre esto se podría tomar
las palabras de Nietzsche:
Aprender a ver, esto es: dirigir los ojos con calma, con paciencia, dejar venir a sí las cosas;
suspender el juicio, girar en torno al caso particular por todos lados y aprender a
comprender en su totalidad. Ésta es la escuela del espíritu: no reaccionar de inmediato al
estímulo, sino poseer los instintos objetantes y excluyentes (Nietzsche, 1998, pág. 94).
Aprender a ver significa ampliar el rango de visión sobre el entorno, reconocer los
fenómenos que se gestan alrededor de los actores que participan en el proceso
académico y orientarlos hacia una participación más activa en la educación. A su vez, se
debe entender que los padres carecen de mucha información con respecto al desarrollo
de sus hijos; también comprender los fantasmas que reproduce una niñez positiva o
negativa en la percepción parental, puesto que estos sólo tienen, en muchos casos, una
visión empírica sobre la paternidad.
En consecuencia, el pensamiento filosófico abre y problematiza un entorno que en
muchos casos parece no estar en sintonía con la realidad de los estudiantes. Ahora bien,
Friedrich Nietzsche da luz sobre cómo abordar el tema institucional en este fragmento:
“Nuestras instituciones ya no sirven: sobre esto estamos de acuerdo. Pero eso no
depende de ellas sino de nosotros” (Nietzsche, 1998, pág. 133). La invitación del filósofo
alemán es a construir a través de la voluntad para así resignificar las instituciones. Si bien
puede parecer ambigua esta solución, no hay que olvidar el complemento teórico que nos
ofrece Papalia – Feldman en el que convergen saberes de tipo fisiológico, psicológico,
cognitivo y cognoscitivo que pueden generar procesos más constructivos tanto con padres
como estudiantes. El campo filosófico ofrece una visión crítica e incentiva a los docentes a
plantear nuevas formas de pedagogía.
Si bien es necesario tener muchos cuidados para los niños, no está bien que se les aislé en
una burbuja para que no sufran