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CONTENIDOS
UNIDAD 2: EL PROCEDIMIENTO…………………………………………………………………..33
APUNTES CURSO
REGLAS COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO
NOCIONES GENERALES
Acto jurídico Procesal: “Acto jurídico que produce efectos en el proceso o en alguno de los
equivalentes jurisdiccionales”.
Proceso: Conjunto de actos de parte, terceros y del tribunal para resolver un conflicto de
intereses de relevancia jurídica con autoridad de cosa juzgada (algunos distinguen entre
proceso judicial contencioso o jurisdiccional y proceso judicial no contencioso).
Y por lo indicado, no todo acto del Tribunal es un acto procesal, muchos sólo tiene la
categoría de administrativos (horario, turnos, reglas de funcionamiento interno, etc.). La
jurisdicción disciplinaria es procesal en cuanto método de imposición de sanciones y,
eventualmente, al incidir en un proceso, como es el caso del recurso de queja.
Los actos jurídicos procesales son parte de los actos jurídicos en general, su característica es
que producen efectos en el proceso. Por tanto sus elementos son acto jurídico y proceso.
EL ACTO JURÍDICO
1.- Jurídicos. Que producen efectos jurídicos, es decir, hacen nacer, modifican o extinguen un
derecho.
Pueden ser de la naturaleza o del hombre.
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b.- Del Hombre. (son los actos jurídicos) y pueden ser voluntarios o no voluntarios. Los
efectos jurídicos pueden o no ser procesales.
Los hechos son meros aconteceres, acontecimientos cualquiera. Pueden ser del hombre o
de la naturaleza. Estos últimos tienen, aunque no lo parezca, enormes efectos procesales,
como son la muerte, el transcurso del tiempo (los plazos, prescripción, cosa juzgada, art. 59 y
64 CPC; 207 CPP), un terremoto o inundación que provoque la imposibilidad de realizar un
acto procesal (Ver art. 79 CPC y 17 CPP).
Actos jurídicos son hechos realizados con la intención de producir efectos jurídicos, es decir,
crear, modificar o extinguir un derecho. Sus elementos son la manifestación de voluntad y que
ella sea con la intención de tener tales efectos.
Deben tener:
a) Voluntad
b) Objeto
c) Causa
d) Solemnidades exigidas por la ley
Presupuestos de validez, sin los cuales no tiene una existencia perfecta; existen pero
afectados de un vicio que puede eventualmente acarrear su declaración de nulidad:
a) Voluntad no viciada
b) Capacidad
c) Objeto lícito
d) Causa lícita
e) Las Formalidades
Según su conformidad con el ordenamiento jurídico. Ambos pueden o no ser realizados con la
intención de producir efectos. Los ilícitos pueden ser delitos y cuasidelitos y según su ámbito
civil o penal.
No todo lo ilícito es penal (por ejemplo, preentabla demanda sin requisito). Lo ilícito civil
comprende el delito civil, la culpa contractual (incumplimiento de obligaciones) y la
extracontractual.
Colombo advierte acerca de la ilicitud en el proceso (fraude procesal y el uso fraudulento del
proceso).
Se refiere al número de voluntades que concurren a la formación del acto. Si son dos o más
partes el acto es bilateral.
El acto jurídico unilateral es la regla general en materia procesal. A veces requiere el acto de
otro (normalmente el juez) para su plena validez.
Sin embargo, los hay bilaterales, como una convención probatoria (art. 275 CPP), el mandato
judicial (art. 6° CPC), la conciliación, el avenimiento.
Solemnes son aquellos que la ley, en atención a la naturaleza del acto, requiere exige
formalidades indispensables para su existencia o validez. Son consensuales aquellos en que
la voluntad o consentimiento se puede expresar de cualquier forma demostrable.
Evidentemente la formalidad, que puede ser de muchas formas, sirve para asegurar la
demostración de la existencia del acto. Su falta puede afectar la validez del acto o su
existencia misma.
Los actos jurídicos procesales son casi universalmente solemnes. El respeto de la forma (que
asegura el debido proceso y la igualdad ante la ley) permite tener certeza que el acto cumpla
sus fines.
Por esto, los actos de parte (demandar, contestar, denunciar, ofrecer prueba, rendirla, recurrir
contra una resolución) siempre están revestidos de algún grado de solemnidad. Lo mismo
sucede con los actos del juez (resoluciones).
Son aquellos en que sólo se puede manifestar el consentimiento o la voluntad del modo
expresamente señalado por la ley. Por ejemplo, un recurso por escrito cuando así debe
hacerse o una sentencia.
Sin tales formalidades el acto no existe, no nace.
Son aquellas en que la ley, para completar la voluntad de un incapaz o para protegerlo en la
realización de sus actos, determina que se respetan ciertas formalidades que no serían
exigibles en el común de los casos. Por ejemplo, el nombramiento y actuación del curador ad-
litem. O la necesidad de abogado para que declare un menor imputado, Ley RPA Nº 20.084.
En estos casos, la ausencia de la formalidad provoca la anulabilidad del acto (su símil está,
en legislación sustantiva, en el art. 1682 CC).
Las formas se dirigen al conocimiento del acto por parte de terceros que puedan verse
alcanzados o comprometidos en sus efectos. Se trata generalmente de notificaciones, como
el caso de la suerte de un litigante, para que sus herederos concurran al juicio.
En caso de omisión puede implicar la indemnización de perjuicios a los terceros afectados por
tal omisión.
O también puede implicar que el acto no pueda oponerse a tales terceros (inoponibilidad). El
acto no existe para el tercero, no le alcanza.
Actos puros y simples son aquellos que al perfeccionarse, del modo que la ley señale, surte
de inmediato sus efectos propios.
Los sujetos a modalidad están sujetos a restricciones para producir tales efectos (plazo,
condición y modo).
El “plazo” es uno de las instituciones (hecho de la naturaleza con efectos jurídicos) que más
importancia tiene en el proceso, dada su característica de cadena temporal de
acontecimientos.
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La “condición” es un evento futuro e incierto del cual dependan los efectos de un acto (como
nacimiento, modificación o extinción de un derecho). Por ejemplo, la obligatoriedad de una
resolución depende de su ejecutoriedad (por ejemplo, una sentencia apelada). Por ejemplo, el
apercibimiento de tener por reconocidos documentos si no se objetan en determinado plazo.
O el cumplimiento de una sentencia extranjera (exequátur). La posibilidad de obtener que se
acceda provisionalmente a la demanda en el procedimiento sumario (art. 684 CPC), que
depende de que se dé lugar a ella en definitiva. La agencia oficiosa (depende de que el
representando acepte los actos).
PRELIMINAR
Los actos jurídicos procesales tienen efecto dentro de un proceso, presuponen, por tanto, la
existencia de un proceso.
De ahí que el acto jurídico procesal individual deba cumplir o reunir sus características propias
para existir y tener validez, pero, además, deben concurrir los elementos de existencia y
validez del proceso mismo.
Dicho de otro modo, el acto procesal individual debe existir y tener validez y además, deben
tener lugar en un procedimiento existente y válido.
Este está constituido por las pretensiones del demandante contenidas en la demanda y las
pretensiones del demandado contenidas en su contestación.
La capacidad para ser parte es la capacidad de goce. La capacidad para comparecer en juicio
es la capacidad de ejercicio.
Para que la relación procesal sea válida, es necesario que se cumplan con las formalidades
que en cada caso establece, conforme al procedimiento aplicable, según la naturaleza del
asunto controvertido (sumario, ejecutivo, ordinario).
Por ello, no debe pensarse que los elementos de existencia y validez del proceso son, per se,
distintos (ni menos incompatibles) con los del acto procesal individual.
Lo que sucede es que el acto, procesal individual, además debe reunir sus propios elementos
para su debida eficacia.
CONCEPTO
Se trata de una especie de los actos jurídicos comunes. Pero, entonces, por ser especiales
respecto del acto jurídico común, deben, en primer término, regirse por la norma procesal (sea
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constitucional o legal) y luego, supletoriamente, por las reglas establecidas para los actos
jurídicos generales.
Los actos jurídicos procesales son siempre voluntarios (es decir, fruto de la voluntad) de
quién los produce o concurre a ellos (no debe confundirse con sus efectos sean deseados o
queridos), y se caracterizan para ser idóneos para producir efectos en el proceso, es decir que
éste nazca, se desarrolle, concluya y hasta el cumplimiento de lo resuelto.
La ley procesal chilena no define este tipo de actos ni los ha tratado en forma orgánica como
tales, aunque, naturalmente se refiere en forma aislada a un sinnúmero de ellos, incluso
reglando algunos de ellos en forma común a todo procedimiento, de hecho la ley procesal no
es otra cosa que la reglamentación de ellos.
Históricamente los actos procesales siempre se entendieron como los actos del tribunal, pero
modernamente se ha considerado también los desarrollados por las partes y los terceros que
concurren al proceso.
También se les define como “Acción humana autorizada por la ley para crear, modificar o
extinguir una relación procesal” (Giovanni Leone).
Couture: “Acto jurídico emanado de las partes, el tribunal o de un tercero ligado al proceso,
susceptible de crear, modificar o extinguir efectos procesales”.
Si es antes del proceso sólo tiene validez, como acto procesal, en la medida que el proceso
efectivamente llegue a nacer.
Tiene algunas normas en su artículo 19 N° 3, al asegurar a todos “la igual protección de la ley
en el ejercicio de los derechos”. Sin decirlo, se refiere al derecho a la acción, es decir el
llamamiento a un tribunal para hacer valer una pretensión o perseguir el castigo de un delito (a
través de demanda; denuncia o querella; reclamaciones, ejercicio de acciones determinadas
como amparo, protección, revisión).
El art. 76, dedicado al Poder Judicial, engloba o menciona numerosos actos procesales.
Conocer causas, fallarlas, ejecutar lo resuelto. Los incisos finales hablan de actos procesales
concretos relativos al cumplimiento de las resoluciones judiciales.
También arts. 12 y 19 N° 7 letra i) (acción por indemnización por error judicial). Los arts. 20 y
21 que consagran acciones constitucionales de protección y amparo.
Sin duda, por el hecho de tratar “Normas comunes a todo procedimiento” (Libro I, art. 1° a
252), cuya aplicación es supletoria (art. 52 CPP), es el cuerpo legal más importante en cuanto
los AJP.
Contiene:
También contiene normas sobre Conciliación (art. 262 y sigtes.); término de prueba (art. 318 y
sigtes.); recursos procesales (reposición: art. 181; rectificación aclaración o enmienda: art.
182; casación: art. 764 y ss); medidas prejudiciales y precautorias (art. 273 y sigtes.).
Existen con independencia de los actos jurídicos comunes. Tienen una entidad propia.
Podrán, como tales, no estar tratados sistemáticamente en la CPR y las leyes, pero, claro
está, los mencionan y consideran.
Por ello se da origen a instituciones propias como la cosa juzgada; la inexistencia procesal; el
fraude procesal; el error de derecho.
Sin embargo, como se dijo, necesitan vincularse a un proceso.
Por tanto debe revisarse si tiene una regulación expresa en la Constitución; luego en la Ley
(primando, primero, la ley procesal especial y luego la ley procesal común y, quizás, una ley
procesal supletoria) (Ver art. 52 CPP y art. 3° CPC).
Por último, de concurrir nada de lo anterior, se aplica la ley común, pero sólo en la medida que
ella no contraríe la naturaleza del acto procesal.
Esto es de la esencia; los efectos del AJP deben radicarse en un proceso, pus ello les da su
sello distintivo y permite diferenciarlos de los actos jurídicos comunes (Chiovenda).
El AJP puede gestarse y surtir efectos en el proceso, que será lo corriente, pero también
puede nacer extraproceso y luego trasladar o surtir sus efectos dentro de él. Es decir, se
realizan con voluntad de tener tales efectos (nacen como procesales) y, como tales, quedan
subordinados a la condición de que efectivamente lleguen al proceso.
Lo mismo si inciden en un equivalente jurisdiccional, ello por cuanto producen cosa juzgada
(avenimiento o transacción).
Dado que ello es la garantía del debido proceso (sabemos que consagrada
constitucionalmente en el N° 3 del art. 19).
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Las formalidades, en sentido amplio, dependen del tipo de procedimiento (dada por la
naturaleza de la pretensión o del conflicto: constitucional; civil; penal; laboral; administrativo) y
su cuantía o importancia, pero también del tipo de AJP en sí (mientras más trascendencia
tenga, más formalidades se exigirán).
Dada la extensión de las formalidades es que tiene tanta importancia el estudio de la sanción
por su incumplimiento.
En ciertos casos, se señala la sanción por ley a la falta de cumplimento de las formas.
También puede fijarla el Juez (normalmente tener por no realizado el acto). De no ser así, se
rige por las normas generales que ya se dirán.
Tal como todo acto jurídico, de los cuales sabemos que son sólo una especie.
Debe considerarse que estos requisitos propios son además de los que deben contener el
proceso (como acto complejo) en sí, que son los presupuestos procesales. Sí debe tenerse
presente que el presupuesto de validez “solemnidades” son, a su vez, algún tipo de AJP.
Pude ser que la propia norma señale la sanción, pero es de 3 tipos: Inexistencia,
Inoponibilidad o Nulidad (algunos agregan la preclusión).
Dada la característica del proceso, que es un sucesión de actos encaminados a un fin (la
resolución del conflicto), este encadenamiento hace que cada acto deba ser realizado en una
determinada etapa procesal, por lo que cada uno se interrelaciona con el siguiente ya sí
sucesivamente. El orden de las actuaciones tiene su origen, por lo común, en la ley (orden
consecutivo legal).
Es decir, para su nacimiento sólo se requiere la voluntad del que los hace nacer, pero
manifestada del modo y en el tiempo que la ley señale (el Juez no necesita otra voluntad que
la suya para dictar una resolución, el demandante para demandar; el que prueba; el que hace
una determinada alegación; el que deduce un recurso).
Sin embargo, la misma exigencia de ser producto de acuerdo resalta la regla general de
unilateralidad.
En el sentido de que una vez ejecutados, no pueden ser dejados sin efectos por la propia y
única voluntad que los creo.
Una vez ejecutados, se pierde el control del acto (hay una desvinculación del acto con su
autor) y éste surte efectos aún a pesar de un arrepentimiento o cambio de la voluntad de
quién los originó.
La máxima irrevocabilidad es la cosa juzgada (art. 175 y 177). Las sentencias, una vez
ejecutoriadas, no pueden atacarse ni en el mismo proceso ni en otro (salvo por medio de la
acción de revisión: art. 810 CPC y 473 CPP).
En general los actos procesales se rigen por el derecho público, toda vez que se trata de
actuaciones ante un órgano público (el tribunal).
Tanto si son actos del Juez (no cabe duda); de parte o de terceros.
Se exceptúan aquellos AJP que consisten en meras facultades y en su sólo interés para las
partes. Se trata de los derechos procesales disponibles, como renunciar o desistirse a los
recursos (art. 354 CPP); renunciar al término probatorio, (art. 313 inc. final).
11.- Dan eficacia a los principios del debido proceso y de la igualdad ante la ley (que
son garantías constitucionales; art. 19 N° 3 CPR)
La única forma es que tales circunstancias sean reales y efectivas es dándole una formalidad,
un aseguramiento a través de AJP específicos, conocidos y obligatorios (al menos en cuanto
otorgar posibilidad de ellos).
Los AJP no son un fin en sí mismos, pues se justifican dentro de un proceso que mira a
resolver una controversia.
Sin embargo, ello no significa que no tengan un objeto o fin propio, que, justamente, da
sentido a su ejecución. (por ejemplo, presentar demanda es para hacer valer una pretensión;
una notificación es para dar noticia de alguna actuación judicial; una diligencia de prueba
buscar satisfacer una carga probatoria; recurrir busca impugnar una resolución, etc.).
INTRODUCCIÓN
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No son esencialmente distintos a los AJ comunes, por lo que debemos considerar sólo sus
peculiaridades propias.
Son requisitos de existencia los necesarios para que pueda formarse y nacer a la vida del
derecho, los indispensables para que pueda nacer. Son voluntad, objeto, causa y el
cumplimiento de las solemnidades prescritas por la ley.
En cambio, los requisitos de validez son aquellos requeridos para una existencia sana, sin
vicios. Son la voluntad no viciada, la capacidad de las partes, el objeto lícito, la causa lícita y
formalidades.
1.- LA VOLUNTAD
Todo acto tiene como elemento constitutivo una manifestación de voluntad. “Facultad del
hombre para ejecutar lo que desea” (Arturo Alessandri); “Facultad para hacer o no hacer lo
que deseamos” (Avelino León).
Sin embargo, es tal cuando se expresa, la voluntad no manifestada (aunque sea tácita, como
el caso del silencio circunstanciado o cuando la ley le asigna un valor) no existe. Por tanto
debe ser seria (apta para producir efectos, no en chanza; publicidad, sólo didáctica, etc., pero
lo es si sólo hay “reservatio mentallis”); exteriorizada (dada a conocer) y ostensible (sabida,
clara).
Debe recordarse que el proceso, en esencia, es un ámbito de derecho público, por lo que sólo
podrá hacerse (exponer voluntad) respecto de lo que está permitido.
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La voluntad procesal es, por lo general, expresa, dado que los AJP son fundamentalmente
unilaterales.
Basta revisar de las “Normas comunes a todo Procedimiento”, Libro I del CPC, su título V, en
especial el art. 29 (escritos, documentos y actuaciones forman el proceso). Y art. 61 regla las
actuaciones (se levanta acta). En especial las resoluciones judiciales (art. 169, 170 y 171
CPC; art. 36 CPP).
Cuando es aceptada por el derecho, tiene igual valor que la expresa. Si no lo es, NO hay
voluntad.
Por ejemplo:
1.- La preclusión por acto incompatible (no se oponen excepciones y se contesta la demanda).
2.- Patrocinio en la comparecencia en juicio (art. 1ª Ley Nº 18.120): se entiende por la firma
puesta por el abogado, indicando su nombre, apellidos y domicilio.
3.- Término del arbitraje: Si las partes concurren a otro árbitro (art. 240 Nº 1 COT)
4.- Confesión: Si da respuestas evasivas, se le entiende confeso de lo redactado en afirmativa
(art. 394 CPC). O en el caso de preparación de la vía ejecutiva, si da respuestas evasivas, art.
435 CPC.
5.- Solicitud de nulidad: art. 83, no puede hacerlo quién lo convalidó.
6.- Mandato del Ausente: Art. 11 CPC, puede exigirse se tome la representación si se realizó
un acto de aceptación del poder dejado por el ausente.
7.- Saneamiento de la nulidad: art. 164 CPP: Si se aceptan tácitamente los efectos del acto.
8.- Notificación tácita: art. 55 CPC, implica realizar cualquier gestión que suponga la
notificación (y no sea alegar su falta o nulidad).
Sin embargo, en caso que la ley lo disponga, el simple no hacer nada, tiene valor de
manifestación de voluntad.
Por ejemplo:
1.- El apercibimiento al decretar una actuación o diligencia “con citación” del art. 69 CPC.
2.- No efectuar la actuación dentro del plazo fijado por la norma (preclusión).
3.- La prórroga de la competencia: Si no se alega la incompetencia relativa, se acepta, (art.
187 COT).
4.- En el mandato judicial (art. 7º CPC), si nada se dice en contrario, se entiende que se tiene
la facultad de delegar el mandato.
5.- En la calidad del árbitro en el arbitraje: Si no se expresa, se entiende ser de Derecho, (art.
235 COT).
6.- En la determinación del valor de la cosa disputada (para efectos de cuantía), el art. 118
dice que si no hay oposición, se entiende que acepta el valor propuesto por la contraria.
7.- Confesión: Si no comparece o no declara, se le entiende confeso de lo redactado en
afirmativa (art. 394 CPC). O en el caso de preparación de la vía ejecutiva, si no comparece,
art. 435 CPC.
8.- Notificación tácita: art. 55 CPC, implica realizar cualquier gestión que suponga la
notificación (y no sea alegar su falta o nulidad).
9.- Comparecencia común forzada. Art. 21 CPC, si la persona, emplaza legalmente, no
comparece, se entiende le afecta el resultado del juicio.
10.- No formular objeciones ante el apercibimiento de tener por reconocido un documento
privado (art. 346 Nº 3 CPC).
11.- Procedimiento ejecutivo para una obligación de hacer: Si se presenta un presupuesto y
no se objeta se tiene por aceptado (art. 537 CPC).
12.- Desistimiento de la reconvención: se entiende aceptado por el hecho de proponerse y no
objetarse (art. 151 CPC).
13.- En la acción de jactancia, no comparecer a hacer valer el derecho que se dice tener (art.
269 CPC).
14.- Tercer poseedor de la Finca hipotecada (art. 758 y 759 CPC).
15.- Citación de acreedores de grado preferente (art. 492 CPC).
16.- Obtención de medidas prejudiciales, sin deducir posteriormente demanda o se
mantengan o no se pidan mantener. Se entiende existir dolo Art. 280 inc. 2º CPC.
17.- Vista de la apelación de toda resolución que no sea sentencia definitiva, sin solicitar
alegatos. Se entiende renuncia a la vista de la causa (art. 199 CPC).
18.- Si no comparece el apelado (art. 202 CPC).
19.- El que no contesta la demanda, se entiende que controvierte todo (por aplicación
contrario sensu del art. 313 CPC).
Es evidente que puede existir tal discrepancia. Por ejemplo, el fraude procesal, el falso
testimonio del testigo, la prevaricación del juez.
En derecho procesal prima la voluntad expresada, por la naturaleza solemne de los AJP.
Se refiere a ejecutar sólo los actos que se desee o a abstener de lo que se quiere evitar.
En general, prima la libre voluntad (se demanda o se contesta si se quiere, se produce o no
prueba, se alega o no tal incidente, se recurre o no contra una sentencia).
Claro está que, resuelto ejecutar un AJP, debe ejecutarse como la ley lo indique
(solemnidades, formalidades).
Sin embargo, hay actos obligatorios, por ejemplo, relacionados con la defensa letrada,
concurrir con patrocinio, Ley Nº 18.120, especialmente respecto del imputado en juicio
criminal (art. 103 y 286 CPP).
Lo mismo ocurre en materia penal, al ser formalizado, art. 229 CPP. Y más aún al ser
condenado (art. 466 a 472 CPP).
Por último, hay obligatoriedad de representación judicial en los casos del art. 8º CPC.
Consiste en aparentar una declaración de voluntad que no se desea (se quiere algo distinto
que lo que se realiza), contando con el acuerdo o aquiescencia de la parte a la que va dirigida
la declaración (si no se cuenta con tal aquiescencia sería un engaño).
Puede haber un acto falso (el simulado) por uno que sí se desea (el disimulado, el
verdaderamente querido). Es la simulación relativa.
Generalmente busca engañar a terceros o cometer un fraude a la ley (hacer algo que la ley no
permite).
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Aunque no toda simulación es ilícita (por ejemplo, se quiere disimular una donación por
modestia), lo puede ser civilmente (cuando provoca daño a terceros) o incluso, en ciertos
casos, puede constituir un delito. Especialmente sospechosos son los juicios cuantiosos que
terminan en rápidos avenimientos.
Dado el efecto obligatorio de la cosa juzgada, usar el proceso para defraudar a terceros,
puede ser muy tentador (fraude procesal).
- Debe perseguirse con esto crear un engaño, sea del demandante al demando o
viceversa (una tercería de posesión en un juicio ejecutivo) o hay un concierto
entre ambos para engañar a un tercero. Y puede ser a través de un acto bilateral
(un avenimiento) o de actos unilaterales convergentes (demanda y
contestación).
Lo que se busca con la realización del acto. En el AJ común hay un objeto del contrato,
que es crear una obligación y un objeto de la obligación, que es algo que se debe hacer o no
hacer o una cosa. Es decir, crear, modificar o extinguir derechos. Es el fin (lo que se quiere)
del AJP
En derecho procesal, dado el carácter formal de los AJP individuales, el objeto, en principio,
carece de relevancia, se justifica por sí mismo y, depende de la clase de AJP de que se
trate.
Por ejemplo, la demanda busca desarrollar una pretensión (que debe se posible de obtener y
amparada por el derecho). La notificación, su comunicación. El contestarla, su refutación. La
prueba, el acreditar hechos favorables. Recurrir, enmendar conforme a derecho, etc.
Naturalmente, en el proceso en sí, como AJP complejo, el objeto del mismo es la solución de
la controversia de relevancia jurídica con carácter de cosa juzgada.
Es la razón determinante del acto jurídico (el motivo que induce a contratar, lo que impulsa
la voluntad). Es distinta a la intención. Es la respuesta del por qué se actúa (el objeto es el
para qué)
Del AJP complejo (el proceso), la causa siempre es la tutela jurídica de un derecho (que
nazca, que se modifique, que se extinga, que se reconozca, que se cumpla o haga efectivo,
etc.).
Por tanto, es esencial, pues ello justificará tanto la actividad del tribunal como la obligatoriedad
de vincularse al proceso que tiene la contraparte.
Esto explica que se repudie el proceso simulado (se busca otro objeto, como el fraude
procesal ya visto) o el proceso aparente (que no hay real conflicto de partes, como dirimir una
apuesta). En bloque se llaman procesos convenidos.
Naturalmente, la causa de cada AJP individual, hay que buscarla en la naturaleza de cada
uno de ellos.
1.- Causa eficiente: Es el antecedente u origen de algo. Interés jurídico que motiva el acto. El
art. 177 CPC lo trata como “causa de pedir”.
2.- Causa final: Lo que se busca con el acto (es igual en cada acto igual). Equivale a la “cosa
pedida”
Por tanto, un acto no tiene causa, cuando no corresponde a la forma que la desarrolla.
Requisitos externos contemplados en la ley y que son indispensables para que el acto
nazca a la vida jurídica.
Son el único vehículo mediante el cual la voluntad puede expresarse. De otro modo, se la
considera inexistente, no hay manifestación de voluntad.
Dado el carácter esencialmente formal del AJP es esencial su presencia, dado por la
necesidad de garantizar los derechos de los litigantes y la trascendencia de la función
jurisdiccional.
Es indudable el avance que en esto han tenido nuestros procedimientos, en especial, a través
del sistema acusatorio.
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Son:
Debe recordarse que los AJP son un tipo de AJ, por lo que, en primer término, se rigen por
sus normas propias y sólo en subsidio por las comunes a todo AJ.
Si falta la voluntad, el AJP es inexistente, pero esa voluntad debe ser válida, es decir, no
afectada por vicios propios (error, fuerza y dolo), pues, en tal caso, el acto existe, pero puede,
justamente, ser afectada por tales vicios y, en definitiva, producir la invalidación del acto. Es
decir, el acto existe, pero es anulable.
Estos vicios pueden afectar la voluntad del juez, las partes y los terceros autorizados para
intervenir en el proceso, incluyendo la formación del consentimiento en los equivalentes
jurisdiccionales.
El vicio más frecuente o probable es el error y debe tenerse presente quesos efectos no sólo
se extienden al acto viciado mismo, sino a otros y, en su caso, incluso a la sentencia.
a.- EL ERROR
Falso concepto que se tenga respecto de una cosa o un hecho. Es una errada representación
de la realidad. Se piensa que es una cosa o hecho, en circunstancias que es cosa otra
distinta.
Por tanto, error e ignorancia son distintos (se sabe mal, no se sabe), pero la ignorancia
bien puede ser la causa de un error, por tanto, jurídicamente, confluyen en lo mismo: error que
puede viciar la voluntad.
El error puede recaer sobre la cosa o el hecho (Error de Hecho) o sobre el marco legal que lo
regula (Error de Derecho).
Nuestra ley procesal no trata en forma sistemática el caso del error como vicio de la voluntad
de los AJP.
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Sin embargo, puede que el error al invocar el derecho no tenga trascendencia, debido a que el
llamado a aplicarlo es el Juez (el cual no está obligado por la postura particular de las partes)
y, a lo más, irá en desmedro de las pretensiones de fondo de la parte afectada por el error.
Por lo mismo, este error no existe si se debe resolver en equidad.
En cambio, la alegación de error de derecho respecto del Juez por las partes en materia
procesal es muy frecuente y de la máxima importancia. En especial es fundamento reiterado
de muchos de los recursos, en especial apelación y casación en el fondo, art. 186 y 767 CPC
y en materia penal, recurso de nulidad art. 373 CPP, aunque ello sólo puede ser admisible en
jurisdicción de derecho, que, sabemos, es la regla en nuestro ordenamiento legal (art. 170 N°
4 y 5 CPC y art. 342 del CPP), y también en su aspecto netamente procesal (orden
consecutivo legal).
El error de derecho del Juez puede ser espontáneo o provocado por una de las partes. Puede
ser también de las partes, como el caso de la transacción sobre un título nulo, art. 2454 CC.
El poder evitar, o remediar, el error de derecho del juez es expresión real de la igualdad ante
la ley y del debido proceso (art. 19 N° 3 CPR).
La reacción o remedio frente al error de derecho son los recursos procesales y la alegación de
la nulidad procesal. Su último centinela es el recurso o acción de revisión.
Constituye un hecho, por lo que deberá ser probado por quién lo invoca. Tampoco será muy
frecuente, dada la solemnidad propia de los AJP y la imposibilidad de alegación de la nulidad
por quién la causó; la convalida o se aprovecha de ella.
b.- LA FUERZA
Presión física o moral ejercida sobre la voluntad de una persona para determinarla a ejecutar
un acto jurídico.
Puede ser a través de amenazas, anuncio de un mal mayor, (vis compulsiva) o por la
violencia, vías de hecho, (vis absoluta).
Debe recordarse que la autotutela (solución del conflicto por la actuación directa o mano
propia de uno de sus involucrados) está prohibida por el ordenamiento jurídico (pertenece a
los tribunales: art. 76 CPR) y puede, incluso, constituir delito (salvo la legítima defensa).
En tales casos, la voluntad manifestada es una apariencia de voluntad, dado que se actúa por
temor. Por tanto, no priva de la titularidad de reclamar la nulidad procesal, por cuanto
realmente no se causa el acto viciado, ni tampoco se convalida (no hay voluntad).
REQUISITOS DE LA FUERZA
La fuerza, para ser vicio del consentimiento, debe ser ilícita, grave y determinante.
Es aquella contraria al derecho. Por tanto, lo será cada vez que no está autorizada
legalmente.
El mero anuncio de la actuación del derecho, no es fuerza.
Fuerza Grave
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Cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una persona y motivarla a hacer lo que
no desea (según edad, sexo y condición).
Fuerza determinante
La fuerza debe ser lo que motive al acto. Debe existir una relación de causa a efecto entre la
fuerza y el acto ejecutado.
Sólo es lícita en los casos en que el ordenamiento jurídico expresamente autoriza su empleo.
En todo otro caso es ilícita y, por ende, vicio del consentimiento.
En el CPP existen también limitaciones a la fuerza: arts. 5º; 9º; 10; 93 letra h); 95; 122; 131;
139; 195. Normas para la entrada y registro de lugares (art. 204 a 216) y para la
interceptación de comunicaciones (art. 222 a 225).
Para los particulares, se autoriza el uso de la fuerza en la legítima defensa (art. 10 Código
Penal) y en la detención ciudadana (art. 129 CPP), siempre la menor necesaria.
2.- Juicio ejecutivo. En el embargo y la ejecución de bienes, art. 443 inc. final; art. 450 inc. 2º;
543.
5.- Cumplimiento de las obligaciones de comparecer y declarar de los testigos, art. 380 inc. 2º
y 3º CPC; art. 299 CPP.
6.- Confesión provocada ante posiciones interrogativas, art. 394, multas y arrestos, hasta que
declare.
c.- EL DOLO
Procesalmente se expresa en: los AJP unilaterales; el dolo cometido por ambas partes
(fraude procesal); la simulación en perjuicio de otros, pero también abarca la mentira y la
falsedad, en todos sus ámbitos. Es la base de la mala fe procesal.
Fraude procesal: es toda maquinación, en el proceso, realizada para perjudicar a una de las
partes, a terceros o violar la ley. Su gravedad estriba en el se utiliza al juez y estará revestido
de cosa juzgada. Puede ser respecto de un acto procesal, del proceso en sí y en una finalidad
espuria.
Los mecanismos contra el dolo son la nulidad procesal, los recursos y la acción de revisión.
La doctrina señala que lo terceros perjudicados por una sentencia obtenida dolosamente
pueden ser titular de una acción de nulidad de derecho público.
1.- Dolo del Juez. Debe recordarse que lo puede cometer el juez y constituye un ilícito penal:
la prevaricación, que se manifiesta de varias formas, siendo la más importante el fallar a
sabiendas contra ley expresa (art. 79 CPR y 223 a 225 CP).
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3.- Término extraordinario para rendir prueba dentro del territorio de la República, art. 330.
4.- Tacha de falsedad de firma puesta en efecto de comercio, arts. 110 y 111 Ley N° 18.092,
en relación al art. 435 CPC.
5.- Acción de revisión de sentencias firmes, arts. 810 N° 2 y 3 CPC y 473 CPP.
8.- Falso testimonio y perjurio, art. 206 a 210 CP. Ante el Ministerio Público puede ser
obstrucción a la investigación, art. 269 bis CP.
2.- LA CAPACIDAD
a.- Generalidades
Para que el AJP sea eficaz no basta que efectivamente se haya realizado, también es
necesario que la voluntad que lo impulse provenga de una persona que tenga capacidad para
realizarlo.
Avelino León: La capacidad es la aptitud legal de una persona para adquirir derechos,
ejercerlos y contraer obligaciones y cargas.
La capacidad para adquirir o gozar derechos la tiene todo individuo, por el solo hecho de ser
persona (es un atributo de la personalidad).
La capacidad de ejercicio de los derechos es la regla general (basta 18 años, art. 26 CC), por
tanto, se trata de estudiar las incapacidades de ejercicio, son los incapaces (art. 1445 inciso
2ª C.C.).
Por lo anterior, civilmente, en principio, toda persona tiene la posibilidad de verse involucrado
en un juicio, no hay personas incapaces para ello (se puede demandar a un infante o niño, en
su calidad de heredero o puede ejercerse una pretensión en su nombre).
Es decir, en materia civil, basta la capacidad de goce para poder actuar, activa o pasivamente
en un juicio. Sin embargo, deberán ser debidamente representadas (no actúan por sí, sino a
través de una tercero, art. 43 CC, por vía de representación legal, convencional o judicial;
como el caso de las Personas Jurídicas, art. 8° CPC).
Sin embargo, cada vez que una persona actúa representado por otro (por el motivo y del
modo que sea) implica que los efectos del acto se radican en el representado, (art. 1448 CC).
Art. 8º CPC para personas jurídicas.
Pero también existen reglas propias en materia procesal, pues se exigen diversos
requisitos según de quién se trate (juez, parte y tercero) y la materia a debatir (civil, penal,
especial). Y también existen incapacidades procesales. Ya se verá.
En otros ámbitos del derecho existen normas propias sobre la capacidad, como en Derecho
Penal, en que se distingue si se es sujeto activo (denunciante, querellante) o pasivo (ser
mayor de 14 años, art. 10 Nº 2 CP y Ley Nº 20.084).
LA CAPACIDAD PROCESAL
Se rige, como se indicó, por reglas propias, las procesales, por lo que las reglas del Derecho
Común sólo se aplican supletoriamente y en la medida que no sean contrarias a las reglas
procesales generales.
Debe distinguirse, ya se indicó, según del sujeto procesal y el ámbito procesal de que se trate.
Equivale a la competencia: art. 108 COT: “Facultad que tiene cada juez o tribunal para
conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones”.
Sabemos que existen tres tipos de competencia, que se fija a través de la radicación (art. 109
COT): Absoluta, relativa y específica. Todas son necesarias para la validez del AJP.
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La Competencia del Tribunal tiene carácter exclusivo y excluyente: sólo ese tribunal puede
dictar resoluciones válidas en el conocimiento del asunto. Reflejo de ello es el principio de
distribución de la competencia, art. 77 CPR y COT.
Se trata de la persona natural designada del modo señalado en la ley para ejercer la
jurisdicción en un tribunal determinado. Es quién actúa en representación del tribunal.
El poder para ejercer jurisdicción lo tiene a partir de su instalación (párrafo IV del Título X
COT), que culmina con el juramento. Y se concreta cada vez que toma el conocimiento de un
asunto litigioso. Y también en su competencia administrativa y no contenciosa.
Las inhabilidades que pueden afectar a los jueces son las implicancias y recusaciones,
art. 195 y 196 COT), que se deben hacer valer (salvo las implicancias, que son normas de
orden público y deben darse a conocer el Juez si tiene conciencia de ella) y declarar.
Jurídicamente se trata de incidentes especiales (art. 113 y siguientes del CPC).
Las sentencias que se dicten por un juez legalmente implicado o recusado son posibles de
casación en la forma (art. 768 Nº 2 CPC) o de recurso de nulidad (art. 374 letra a, CPP). Fallar
implicado a sabiendas constituye delito, art. 227 Nº 7 CP.
Los jueces, para evitar que su ausencia personal, definitiva o transitoria, paralice la
tramitación de las causas, pueden ser reemplazados por otros jueces. Se trata de la
subrogación y la integración.
En definitiva, para que ser legalmente capaz un Juez y válidos sus actos en un proceso
deben:
Las partes son las personas (naturales o jurídicas) que se encuentran vinculadas por una
relación procesal.
Se trata de aquél que comparece, (o lo hace otro en su nombre), ejerciendo una pretensión y
aquel que la soporta u otro lo hace en su nombre.
Se trata del sujeto activo, quien toma la iniciativa para abrir el proceso y generalmente
acciona hasta su conclusión para obtener la satisfacción de un interés del cual es titular (actor,
demandante, denunciante, querellante) y del sujeto pasivo, que es el emplazado
judicialmente y debe soportar tal pretensión (demandado, reus, imputado, acusado,
procesado).
Existen distintos sujetos que toman el nombre de parte (incluyendo cierto tipo de terceros, que
les afecta la sentencia, art. 24 CPC) y terceros propiamente tales.
La capacidad para ser parte en un proceso es aquella que requiere una persona para
vincularse válidamente a una relación procesal.
Es decir, es la aptitud legal para ser sujeto activo o pasivo en el proceso, según las reglas
propias que para cada procedimiento establece la ley.
En todo caso, siempre deben tenerse presente los efectos relativos de las sentencias (art. 3º
CC) y, por tanto, de la Cosa Juzgada (art. 177 CPC) y 1448 CC.
El control del cumplimiento de la capacidad del sujeto activo lo tiene él, tanto el tribunal como
el demandado.
Para ello, en el art. 254 CPC, que señala los requisitos de la demanda, en sus Nºs 2° y 3°,
exige individualizar a las partes (también debe señalar al juez) y, en su caso, a los
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representantes que por ellas comparecen, lo cual el Juez debe exigir (art. 256) no dando
curso a la demanda mientras no se subsane la omisión.
Si no lo hace, el demandado, a su vez, puede hacer uso de la excepción dilatoria del art. 303
Nº 2, que procede cuando falta la capacidad del actor (del N° 6 si falta la del demandado).
Por ello, en caso de duda sobre la capacidad o la representación, para dar la posibilidad al
actor la entrada válida al juicio, dispone de la medida prejudicial preparatoria del art. 273 Nº 1
CPC.
Acción Pública: Toda persona (art. 173 CPP). En ciertos casos la denuncia es obligatoria (art.
175 CPP).
Acción Privada: Sólo puede ser ejercida por la víctima (art. 53 inc. tercero CPP). Las víctimas
están señaladas en el art. 108 CPP. Los delitos de acción privada están contenidos en el art.
55 y la acción es renunciable (art. 56 inc. segundo CPP).
Acción Mixta: Descrita en el art. 54 CPP. Sólo puede iniciarla el ofendido por el delito, pero ya
iniciada se trata como si fuese un caso de acción pública.
Acción Monopólica: Existen casos en que la acción sólo puede ser deducida por una persona
o cierta categoría o con cierto cargo. Por ejemplo, la acción penal en los delitos tributarios.
Se debe ser mayor de 14 años (art. 10 Nº 2 CP y Ley Nº 20.084). No debe estar afectado por
una causal eximente personal como la demencia, art. 10 Nº 1 CP.
El código distingue entre ser “imputado” (art. 7º CPP), ser “formalizado” (art. 229 y siguientes);
ser “acusado” (art. 259 y siguientes).
No significa ser responsable (presunción de inocencia, art. 4º CPP) y el estatuto para restringir
sus derechos (imponer medidas cautelares) es distinto (art. 139 y 155 CPP).
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- Ser persona natural (art. 58 CPP), estar vivo (art. 93 Nº 1 CP). Sin embargo,
actualmente también son sancionables las Personas Jurídicas, aunque en un
marco reducido de delitos.
- Que se tenga capacidad procesal penal, y
- En forma relativa, no estar revestido de fuero (art. 416 a 430 CPP).
Todo esto es sujeto a control por las diversas formas señaladas en el CPP (art. 10, 95, 149,
186 CPP, etc.), y el art. 21 CPR (acción de amparo).
Son las normas a las que se deben sujetar los litigantes o terceros para comparecer al
proceso. Se le llama “legitimación para obrar” (no confundir con la “legitimación en causa”
que es la aptitud para sostener efectivamente la titularidad de una alegación).
Esto dado que son materia distintas el tener la posición procesal de parte y la otra de llevar
adelante efectivamente actividades prácticas en el proceso, es decir, propiamente ejecutar
AJP.
Por tanto, se puede ser legalmente “parte” y no contar con la capacidad efectiva de ejercicio.
- Personas naturales que tiene capacidad de ejercicio (y no sujetas a inhabilidad). Actúan por
sí mismos o representados (éste último sólo si no se trata de un acto personalísimo: absolver
posiciones personalmente; testigos; informe de peritos juicios penales del sujeto pasivo).
Debe ser real y lícito. En definitivo, es aquél que conforme con la ley, es reconocido,
amparado y protegido por la ley.
Eugenio Velasco, en análisis del 1461 CC, indica que el objeto es ilícito si no es real,
comerciable, determinado o determinable y física y moralmente posible.
Por ejemplo, el someterse a una jurisdicción no reconocida por el Derecho Chileno (art. 1462
CC).
Lo hay también, art. 1464 CC, en la enajenación de: Nº 3, de las cosas embargadas por
decreto judicial (a menos que Juez autorice o acreedor consienta). Hay unanimidad en la
doctrina y la jurisprudencia que la voz “embargo” se toma en un sentido amplio, de medidas
cautelares reales en general (embargos, medidas precautorias, retención de bienes, etc.).
Y en el Nº 4 del mismo 1464, De las especies cuya propiedad se litiga (sin permiso del juez).
Se refiere a las cosas individuales que son objeto de la controversia. Tener presente que no
opera ipso iure. Debe pedirse la declaración. No debe confundirse con el Derecho Litigioso,
que es el conflicto sometido a la litis y que puede ser objeto de comercio, en cuanto “evento
incierto de la litis”, pero sólo por el demandante.
Está dado por el valor social de los intereses que se busca obtener con la litis. Art. 1467 CC
siempre debe haber una causa lícita, aunque no requiera expresarse.
Por tanto, su fuente es la voluntad y lo que importa es el valor social del móvil. De ahí que
sea lícita toda causa que no sea contraria a la ley, el orden público o las buenas costumbres.
Art. 177 CC; en cuanto la cosa juzgada, se habla de la “causa de pedir”, como el fundamento
inmediato del derecho que se reclama.
Por tanto, se justifican por la necesidad de certeza e indubitabilidad de los AJP. Cuanto más
trascendente, más solemnidades se exigen.
Chiovenda: Para asegurar el orden del debate, el verdadero ejercicio de los derechos de las
partes y la justicia de la sentencia.
Y no olvidar que el conjunto de las solemnidades que constituyen los diversos AJP constituye
el procedimiento.
¿Cómo distinguir las solemnidades en cuanto requisito de existencia que de validez del
AJP?
Desde luego, la ausencia de toda solemnidad acarrea la inexistencia del acto. Lo mismo si se
trata de la ausencia de la solemnidad principal.
Más allá de ello, no existe una solución o respuesta universal. Dependerá del número y clase
de las solemnidades exigidas, que hacen identificable al acto y capaz de surtir efectos.
GENERALIDADES
Proceso, acción y jurisdicción constituyen la trilogía estructural del Derecho Procesal. Así
como la acción es un presupuesto del ejercicio de la jurisdicción el proceso es un instrumento
para la realización de la función jurisdiccional.
En su acepción común, el vocablo “proceso” significa progreso, transcurso del tiempo, acción
de ir hacia delante, desenvolvimiento. En sí mismo, todo proceso es una secuencia
(encadenamiento de actos o hechos, hacia un fin).
Desde este punto de vista, el proceso jurídico es un cúmulo de actos, su orden temporal, su
dinámica, la forma de desenvolverse. De la misma manera que un proceso físico, químico,
biológico, intelectual, todo proceso jurídico se desenvuelve, avanza hacia su fin y concluye.
Podemos definir, pues, el proceso judicial, es una primera acepción, como “Una secuencia o
serie de actos de parte, tribunal o terceros que se desarrolla progresivamente, con el
objeto de resolver, mediante un acto jurisdiccional de autoridad, el conflicto sometido a
su decisión” (Couture).
Pero estos actos constituyen en sí mismos una unidad. La simple secuencia no es proceso,
sino procedimiento. Lo que caracteriza al proceso es su fin.
El conflicto debe ser jurídico, esto, involucrar derechos (o hechos con consecuencias
jurídicas), circunstancias (generalmente de contenido patrimonial) creadas o reconocidas por
la ley que atribuyan una potestad a un sujeto que, por su mandato, puedan ser exigida a otro.
“Secuencia o serie de actos (de las partes, del tribunal y de terceros) que se desenvuelven
progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el conflicto
sometido a su decisión” (Couture).
Existe un sólo proceso jurídico. Este puede manifestarse en forma diferente y con
particularidades distintas, en atención al contenido material del litigio, dando origen a
pluralidad de procedimientos, que se regulan en atención a la naturaleza de la pretensión.
El objeto del litigio determina el procedimiento a seguir para su substanciación. Por ejemplo, si
se persigue la declaración de dominio de una especie debe estarse a un juicio ordinario civil.
Como es de lato conocimiento, hay acciones que requieren de una tramitación rápida para
que éstas sean eficaces. En este caso el procedimiento a seguir en dicho proceso es el juicio
sumario. Por ello se dice que el objeto del litigio determina el procedimiento a seguir para su
sustanciación.
Para toda clase de pretensiones que no tengan un procedimiento especial, se aplica el juicio
ordinario (art. 2° y 3° CPC) Por otra parte, las obligaciones que constan en un título ejecutivo,
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Al ser esta sentencia definitiva un instrumento de legitimidad, por tal motivo llega a ser
inamovible y es la ley la encargada de dar a esa declaración de certeza la calidad de cosa
juzgada. Y lo mismo en cuanto los equivalentes jurisdiccionales.
El proceso judicial lo constituyen la serie de actos jurídicos y/o actuaciones procesales de las
partes, de terceros o de personas ajenas al juicio y/o del juez o de auxiliares de la
administración de justicia que tienen lugar en toda causa civil o criminal, en secuencia
sucesiva, formando un conjunto unitario, integrado por todas ellas y en fase progresiva,
sucediéndose en el tiempo, concadenadas entre sí, tienen por objeto instruir o substanciar
asuntos judiciales sometidos al conocimiento del juez, persiguiendo resolver el asunto o dirimir
el litigio en una sentencia definitiva con autoridad de cosa juzgada.
Debe recordarse que el ejercicio de la jurisdicción lo realiza el juez a través del proceso, el
que está formado por un conjunto sucesivo de actos que varían en ciertos aspectos según la
naturaleza del procedimiento aplicable en cada caso.
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A su vez, el procedimiento también tiene tres etapas, que son las siguientes:
1) Etapa de Discusión. Contiene las actuaciones en que las partes dan a conocer al
tribunal sus argumentos y peticiones y, entonces, delimitan el objeto del pleito. Al
menos incluye la demanda y su contestación (sin perjuicio de que en ciertos
procedimientos existan otras actuaciones, como la réplica y la dúplica en el juicio
ordinario civil de mayor cuantía, art 311-2 CPC).
2) Etapa de Prueba. Durante ellas las partes producen actividad probatoria en orden a
acreditar sus afirmaciones de hecho (o proposiciones fácticas).
Con ella se abre la instancia (a través del emplazamiento), que por definición, comprende
materias de hecho y de derecho, siendo las primeras las que deben demostrarse en esta
etapa. El derecho, conforme a nuestro sistema, se presume conocido por todos y por lo tanto
no admite prueba, y debe aplicarse al tiempo de juzgar.
En el Mensaje del CPC se señala “los hechos varían al infinito y con ellos los datos y
antecedentes probatorios que demuestran su existencia y cuyo mérito es esencialmente
relativo”.
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Durante ella el Tribunal toma conocimiento de las pretensiones de las partes. Viene a
consagrar la garantía constitucional del Debido Proceso contemplada en el artículo 19 N° 3 de
la Carta Fundamental, lo cual asegura la igual protección de la ley en el ejercicio de los
derechos. En esta etapa se manifiesta el principio de la bilateralidad de la audiencia conforme
al cual nadie puede ser condenado sin ser previamente oído o, al menos, sin tener la
posibilidad de ello. Esto incluye la posibilidad de acceder al tribunal para el caso del
demandante y, para el demandado, la de conocer el contenido de la pretensión que se dirige
en su contra (por tanto, para ambos, el poder ser oídos).
La etapa de prueba permite a las partes probar sus afirmaciones fácticas o de hecho. Sin
embargo, sólo deben probarse los hechos que sean pertinentes a lo discutido, sustanciales y,
además, discutidos. Por ello, no se prueban los hechos sobre los cuales no hay discusión
(llamados hechos convenidos), salvo que el asunto juzgado implique interés público. La etapa
de prueba en los juicios civiles se abre con una resolución del tribunal que fija estos hechos a
probar, llamada “Resolución que recibe la causa a prueba” (art. 318 CPC) y luego va
seguida de un plazo (o término) para que las partes lleven adelante su actividad probatoria,
ofreciendo y luego rindiendo la prueba con que cuenten. Dentro de los procedimientos orales
de juicio en materia penal,
Juzgar significa resolver la contienda o controversia jurídica, labor que corresponde llevar a
cabo al juez en su sentencia. También, por lo mismo, esta etapa se llama “labor Adjudicataria
del Juez”, pues en ella el juez establece qué debe cumplir cada parte.
Esta etapa es la que caracteriza en esencia a la jurisdicción. Dentro del lenguaje de nuestra
ley, equivale a la función juzgar, término que encontramos en el artículo 1° del COT.
“La facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo
juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley”.
Esta es la función más importante de la jurisdicción y que la caracteriza. Sin embargo, ella
carecería de fundamento y de eficacia si no contara con el desarrollo previo del conocimiento
y la prueba. Obviamente, es imprescindible para la posterior ejecución de lo resuelto.
En virtud de este momento jurisdiccional el tribunal declara el derecho frente al caso concreto
propuesto, mediante un raciocinio mental que exterioriza y da forma en un acto procesal
denominado sentencia. Esta declaración del tribunal, cuando se han resuelto los recursos
(período de impugnación) o no hay recursos en su contra, adquiere caracteres de verdad
jurídica indiscutible e inamovible, produciéndose el efecto de cosa juzgada (art. 175 CPC) y
la solución jurídica del conflicto de intereses de relevancia jurídica entre partes, el cual el juez
debe resolver.
Los jueces deben ajustarse a derecho en sus fallos, por regla general, excepcionalmente
deben fallar de acuerdo a las normas de equidad.
El juez no es libre para resolver en uno u otro sentido, sino que su sentencia debe ajustarse a
las normas que rigen la materia en discusión, como lo establecen los artículos 160 y 170 del
CPC y el Auto Acordado sobre forma de las sentencias y el artículo 342 del Código Procesal
Penal.
La sentencia comprende fundamentalmente tres partes; expositiva o introductoria sobre el
conflicto que básicamente abarca una mención de las alegaciones y peticiones de las partes,
una considerativa en la cual se efectúa un análisis de esas alegaciones, así como de la
prueba rendida para dar por sentado con el mérito de ellas los hechos, a los cuales luego se
les aplica el derecho; por último, una parte resolutiva en la cual se consigna la solución del
asunto controvertido.
Por otra parte, esta sentencia por norma general es susceptible de ser recurrida por las partes
a una instancia superior; el recurso más usual es el de apelación que se interpone a fin de que
la Corte de Apelaciones revise nuevamente los antecedentes y resuelva si mantiene o no lo
resuelto por el juez.
También existen casos en los cuales, por encontrarse comprometido el interés público, la ley
establece que las sentencias de los jueces deben obligatoriamente ser revisadas por la Corte
de Apelaciones a través del trámite denominado “consulta”.
normas jurídicas concretas y singulares, como las que producen los jueces por medio de sus
sentencias, las que regulan actos o situaciones perfectamente delimitados y cuya validez se
circunscribe, en principio, a los sujetos que hayan intervenido.
Cabe recordar que todo ordenamiento jurídico puede ser visto como una estructura
escalonada de normas, en cuya parte superior están las normas abstractas y generales de la
Constitución y de las leyes, mientras que en la parte inferior se ubican las normas concretas y
singulares que producen los jueces por medio de sus fallos.
Los jueces, llamados a aplicar el derecho previamente establecido por el legislador, producen
también nuevo derecho por medio de las sentencias que dictan, esto es, aplican las normas
abstractas y generales de la legislación y de la costumbre jurídica, pero, a la vez, producen las
normas concretas y singulares que vienen a resolver los asuntos sometidos a su competencia.
Como señala el profesor Kelsen, “la implantación de una norma individual por el tribunal
constituye una etapa intermedia en el proceso iniciado con la erección de la Constitución, y
que, pasando por la legislación y la costumbre, lleva a la sentencia judicial y, de ésta, a la
ejecución de la sanción. Este proceso, en el cual el derecho se auto reproduce
permanentemente, va de lo general (o abstracto) a lo individual (o concreto). Se trata de un
proceso de una individualización o concretización en incremento ininterrumpido”.
Cada vez que un juez, en aplicación de las normas legales que regulan el caso, adoptando en
su sentencia una determinada decisión, está introduciendo una norma jurídica individual que
estatuye alguna consecuencia jurídica bien específica para determinados individuos, norma
individual que, como tal, no existía antes de la sentencia y que es también distinta de las
normas generales de la ley que condujeron a su establecimiento.
LA EJECUCIÓN
Corresponde al contenido de las expresiones “hacer ejecutar lo juzgado”, que emplean el art.
76 CPR y art. 1° del COT.
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De faltar este momento a la jurisdicción debiera concluirse que ella no cumpliría con su
función esencial de mantener la vigencia de la ley; ya que por falta de cumplimiento de lo
dispuesto en ella habría una doble contravención por parte del infractor; la primera a la ley, y
la segunda a la sentencia, de tal modo que esta facultad va íntimamente ligada a la de juzgar,
que constituye en esencia su contenido pero que se ve necesariamente completada por la de
hacer cumplir lo juzgado.
En nuestro ordenamiento jurídico esta facultad de los tribunales de hacer cumplir lo resuelto
se denomina “IMPERIO” y se encuentra consagrada en términos generales en el artículo 76
de la CPR a que nos referimos anteriormente y, en forma particular en el mismo artículo en
sus incisos 3° y 4° y en el art. 11 COT.
No siempre existe la necesidad de emplear un procedimiento ejecutivo, pues puede ser que
no se haya fallado nada que debe ser cumplido (como si se rechaza la demanda) o puede ser
que el demandado cumpla voluntariamente con la presentación a que ha sido obligado;
tampoco si la parte que obtuvo no insta por esa ejecución.
Las sentencias que corresponde ejecutar son las que imponen alguna condena, es decir, las
que obligan a una persona al cumplimiento de una obligación.
Este procedimiento está señalado en los artículos 233 y siguientes del CPC y conforme a él
debe presentarse una demanda ejecutiva incidental ante el mismo tribunal que dictó el fallo en
primera o única instancia, dentro del plazo de un año desde que la obligación se hizo exigible;
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Para iniciar un juicio ejecutivo se requiere contar con un título ejecutivo, es decir, un
documento en el cual conste una determinada obligación y al cual la ley le otorga mérito
ejecutivo; entre éstos títulos ejecutivos se encuentra la sentencia definitiva firme o
ejecutoriada; además la obligación que consta de ese título debe ser actualmente exigible,
líquida y no prescrita. Suele distinguirse entre los juicios ejecutivos especiales (por ejemplo, el
lanzamiento en los juicios de arrendamiento y también las normas especiales de los juicios de
hacienda-aquellos en los cuales es parte del Fisco-cuando se condena al Fisco la sentencia
se cumple mediante la dictación del decreto respectivo) y el procedimiento o juicio ejecutivo
ordinario de los art. 434 y siguientes del CPC.
1.- Ordinarios: De ámbito general y al cual debe recurrirse cada vez que no exista otro
especial para la materia de que se trate (por descarte). Ej.: Juicio Ordinario Civil de Mayor
Cuantía, Libro II del CPC; Procedimiento ordinario, CPP, Libro II del Cód. Procesal Penal.
2.- Extraordinarios: Que se aplican con preferencia al anterior, pero para materias
específicas y determinadas.
3.- Especiales: Son aquellos que, sin ser de aplicación general, como el ordinario, aun así su
ámbito de aplicación es múltiple, como el procedimiento Sumario, art. 680 y siguientes CPC e
Incidental.
1.- Civiles, básicamente contenidos en el CPC, libros II y III, también los no contencioso del
Libro IV.
Es decir lo que se pretende en el juicio y los efectos que éste causa con su resultado. Se
distingue entre de conocimiento y ejecutivos.
1.- De conocimiento
d) Cautelar: Aquellos que buscan evitar un determinado resultado (o asegurar uno), como
una medida precautoria.
2.- Ejecutivos
PRESUPUESTOS PROCESALES
Para que la relación procesal nazca en forma válida es menester que se cumplan los
presupuestos procesales de existencia y de validez.
Son todos aquellos elementos que son indispensables tanto para la existencia del proceso
mismo, como su validez.
Este está constituido por las pretensiones del demandante contenidas en la demanda y las
pretensiones del demandado contenidas en su contestación.
La capacidad para ser parte es la capacidad de goce (por tanto, consustancial a todo sujeto
de derecho).
Para que la relación procesal sea válida, es necesario que se cumplan con todas las
formalidades que en cada caso establece la ley, conforme al procedimiento aplicable, según la
naturaleza del asunto controvertido (sumario, ejecutivo, ordinario, etc.).
NOCIONES GENERALES
Los procedimientos son clasificables en función también de los principios formativos y de esta
suerte cualquier procedimiento permitirá clasificarlo aplicando los respectivos principios
formativos.
Todo proceso civil nace en virtud de la actividad procesal de parte contenida en la “demanda”.
Al actor corresponde el “impulso” que da origen al proceso civil. El desarrollo del proceso se
debe al “impulso” procesal de las partes, las más de las veces, y del juez, por excepción, en
determinados casos.
Los actos de parte y los actos del juez están apuntados a la sentencia definitiva. Los actos en
que se desenvuelve el proceso –de parte o del juez– sustancian el litigio en un itinerario
preestablecido llamado “procedimiento”, que conduce a su culminación en el pronunciamiento
jurisdiccional del jurisdicente decisorio de la lite (sentencia de mérito).
Se trata de una medida de seguridad que aparta del proceso la arbitrariedad judicial, que
garantiza el ejercicio adecuado y oportuno del derecho de defensa en juicio y que establece
el orden procesal adecuado y necesario a la substanciación del litigio. El valor jurídico
protegido es el “orden” y el derecho a defensa (art. 19 N° 3, inciso 2° CPR).
Es importante destacar que estos principios no se dan prácticamente nunca puros, sino que
en parejas, sino que sólo podemos hablar de predominio de uno sobre otro. En general se
plantean en parejas, sin embargo hay ciertas categorías donde no existe este planteamiento
de 2 términos antinómicos, sino 3 o más términos que se combinan.
Se refiere a la situación de acceso de las partes a ser oídas antes de la resolución del asunto
o incidente.
Obviamente la que plantea el asunto, por fuerza, debe ser oída, por tanto el tema se plantea
más bien en relación con quién en cuya contra de dirige la pretensión.
Por tanto, unilateralidad de la audiencia significa escuchar a una sola de las partes; en
cambio bilateralidad de la audiencia implica el derecho de las partes de saber de la
existencia de un proceso seguido en su contra, así como la posibilidad de ser oída en el
mismo. No es necesario que la parte comparezca efectivamente al proceso para que se
cumpla el principio de la bilateralidad, sino que basta que tenga la posibilidad de hacerlo.
Al efecto, en materia civil rige la norma del artículo 40 CPC que establece que la primera
notificación que deba practicarse a la persona o personas a quienes pueda afectar el
resultado del proceso debe ser personal. Si no se notifica legalmente una demanda al
demandado, no va a nacer una relación procesal válida, señalado la ley los medios
encaminados a remediar esa posible falta. Por otro lado, la norma general es que todas las
resoluciones que se dicten deban ser notificadas a las partes y que dichas resoluciones sólo
producen sus efectos una vez que han sido legalmente notificadas, salvo los casos de
excepción que la misma ley señala (art. 38 CPC).
presente este principio cuando un tribunal se le ordena resolver de plano, sin oír a la parte
contraria.
Como se verá los principios formativos tienen relación unos con otros, según la forma de
organización de cada procedimiento.
Por ello, se relacionan los principios de unilateralidad; inquisitivo; de prueba legal; Y en cuanto
la prueba de investigación y de verdad material.
Discurre sobre la base de determinar en quién reside el impulso procesal, es decir, la facultad
de hacer nacer y avanzar el proceso.
Para abordar estos principios, debemos preguntarnos quién es el que tiene la capacidad de
disponer del respectivo procedimiento, a lo que responderemos diciendo que tiene la
capacidad de disponer del procedimiento las partes en los procedimientos dispositivos, y el
juez en los procedimientos inquisitivos. Respecto de estos principios podemos realizar un
paralelo en cuanto a sus distintas expresiones, nacimiento del proceso, su avance, la prueba y
la revisabilidad de lo resuelto:
Cuando rige el procedimiento dispositivo, adquiere una enorme importancia el principio del
onus probandi, en cambio en los que rige el principio inquisitivo tiene muy poca importancia,
pues en ellos el juez se encarga de reunir la prueba y en consecuencia gracias a su actividad
llegará al esclarecimiento completo.
Los principios formativos y, en especial, este principio que distingue entre dispositivo e
inquisitivo, son importantes como guías de interpretación e integración de la ley procesal
porque para interpretar en una situación dudosa si el procedimiento es inquisitivo, nuestra
lectura será que precepto es imperativo, en tanto que si estamos frente a un procedimiento
dispositivo entenderemos que se trata de una ley permisiva. Pero esta es sólo una guía,
porque la interpretación legal es una operación reglada por pasos lógicos, y así es muy
importante diferenciar, en la integración de la ley procesal, cuando nos enfrentamos a una
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laguna la primera fuente serán otras leyes procesales sólo si aquellas obedecen al mismo
principio formativo, dispositivo o inquisitivo.
Debe tenerse presente que los procedimientos adversariales (orales) son en general
dispositivos, incluyendo su aplicación en materia penal, que se conoce como procedimiento
acusatorio.
Principio dispositivo:
En materia civil la regla general es que rige el principio dispositivo en sus diferentes aspectos;
así el artículo 253 CPC dispone que el juicio comenzará por demanda del actor; por otro lado,
el Juez no puede dictar sentencia refiriéndose a puntos no pedidos por las partes, pues
incurre en vicio de nulidad denominado "ultrapetita " (art. 160 CPC) .
En lo relativo al impulso de las partes, con las modificaciones del año 1989 el principio
dispositivo se ha atenuado en materia civil.
Excepciones:
En materia penal el principio dispositivo tiene aplicación en cuanto las alegaciones y pruebas
son las ofrecidas por las partes.
Principio inquisitivo:
Las partes sólo actúan como coadyuvantes del Juez, sugiriéndole la práctica de actuaciones.
El consecutivo legal es aquél en que cada una de las etapas, incluso la organización interna
de las distintas fases, está regulada por la ley. En cambio hablamos de consecutivo
discrecional cuando es el propio órgano jurisdiccional el que regula cuales son los estadios.
En nuestro ordenamiento la regla general es el consecutivo legal, pero existen algunas
expresiones de consecutivo discrecional, como por ejemplo, en la etapa de investigación en el
nuevo proceso penal.
Se habla también de consecutivo convencional cuando son las propias partes las que fijan
las etapas del respectivo procedimiento.
En materia civil lo normal es que el orden consecutivo del proceso sea de carácter legal, es
decir, que la ley señale en forma previa dicho orden.
En materia penal, la intervención del Juez está limitada a lo que soliciten los intervinientes,
pues es el fiscal respectivo quien como detentador de la acción penal pública lleva a cabo un
conjunto de actuaciones y diligencias; pero, ya en etapa de juicio, rige la ley; por último.
Cuando el orden o secuencia de las distintas actividades del procedimiento es fijado por las
partes, a través de un acuerdo, se entra al orden consecutivo convencional, lo que ocurre en
los procesos seguidos ante árbitros arbitradores son las partes las que disponen cuáles son
los actos procesales que se van a cumplir y el orden en que ellos se van a llevar a cabo; lo
mismo sucede tratándose de árbitros mixtos.
Principio de Legalidad Formal: En que todo el procedimiento y actividad de juez y partes están
reguladas por la ley; y
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Principio de la Libertad Formal, que ello queda librado a la voluntad de las partes y/o el juez.
Por ejemplo, en materia penal, en cuanto la etapa de investigación ante el Ministerio Público,
el secreto rige para los terceros (secreto relativo), art. 182 CPP y, en caso que el Fiscal así lo
decrete, puede mantenerse secreto absoluto por un plazo de hasta 40 días para actuaciones
o diligencias determinadas (también en el art. 236 CPP hay secreto absoluto en caso de
diligencias intrusivas, del art. 9° CPP).
En nuestro medio la regla muy general es la publicidad de los actos procesales (art. 9° COT:
Los actos de los Tribunales son públicos, Salvo excepción legal), pero también existen
ejemplos de secreto, como por ejemplo en la etapa sumarial del antiguo procesal penal. En
este tema hay que tener particular cuidado porque la publicidad permite una mayor
transparencia, pero también un juicio social respecto del desarrollo del procedimiento, lo que
puede traer algunas consecuencias negativas, como el que se produzcan juicios antelados o
precipitados, o que los jueces, frente al crimen organizado, hayan tenido que tomar
resguardos.
Conforme a la oralidad, la comunicación entre las partes entre sí, así como entre éstas y el
Juez, se lleva a cabo verbalmente (con registro de audio o taquigráfico) y conforme a la
escrituración, por esa vía, dejándose testimonio en lo actuado documental.
Es rarísimo encontrar procedimiento que se encuentre puro en relación con alguno de estos
tres principios.
El principio de inmediación consiste en el Tribunal tiene un contacto directo con las partes así
como con las probanzas que se rinden, sin la participación de intermediarios, principio que se
encuentra estrechamente vinculado a la moralidad.
Por el contrario, de acuerdo a la mediación, el Juez no tiene vinculación directa con las partes
ni con los medios probatorios, produciéndose esa vinculación a través de escritos o de la
intervención de terceros (por ejemplo, a través de los relatores en las Cortes).
Los hechos constitutivos del conflicto ocurren normalmente antes y fuera del proceso, en
consecuencia estos deben ser revelados en el proceso. Este complejísimo fenómeno
probatorio de establecer los hechos tiene diferentes fases:
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Los tres sistemas enunciados tratan de dar respuesta, al menos parcial, a esto.
Estos principios discurren en la forma que los tribunales deben valorar la prueba, y en cómo,
sobre su base, deben arribar a una convicción sobre los aspectos fácticos de una
controversia.
Aunque también debe resolverse acerca de los medios de prueba aceptados, como a la
asignación de su valor probatorio. Y también a la manera de rendirla.
Y debe probarse lo que se alegue (art. 1698 CC), referido a la existencia o extinción de una
obligación.
El sistema legal suele llamarse “formal”. Los otros dos el “sistema racional”.
Principio de prueba formal, legal, tasada o reglada: Conforme a este principio, es la ley la
que en cada caso va señalando los medios probatorios así como el valor que el Juez debe
asignarle a cada uno de ellos.
Cuando se aplica por la legislación este principio, existen las denominadas leyes reguladoras
de la prueba, conforme a las cuales la ley va indicando al Juez los medios probatorios que se
pueden utilizar (art. 341 CPC) y el valor que a cada uno de ellos debe necesariamente
asignar. Por ejemplo, el art. 384 del CPC indica el valor que debe asignarse a la prueba de
testigos, según las diferentes situaciones que puedan presentarse. Por otra parte, el artículo
428 CPC dispone que en caso de dos o más pruebas contradictorias entre sí ya las cuales la
ley les asigne el mismo valor, el Juez deberá preferir aquella que estime más conforme con la
verdad.
Principio de prueba racional: Dentro de los sistemas de prueba racional o sana crítica se
distingue las siguientes variantes:
a) El sistema en que la ley señala los medios probatorios pero que autoriza al Juez para
apreciarlos conforme a la sana crítica, es decir, conforme a las reglas de la lógica y máximas
de la experiencia, debiendo en la sentencia expresar las razones que lo llevan al
convencimiento. Como señalamos en su oportunidad, por máximas de la experiencia se
entiende el conjunto de juicios fundados en la observación de lo que ocurre normalmente y
que pueden formularse por toda persona de nivel medio.
menores; la legislación laboral dice que el Juez apreciará la prueba conforme "a la sana
crítica" y la ley de menores dice que "en conciencia".
Una variante de este sistema es el que permite al Juez determinar los medios
probatorios, facultándolo asimismo para apreciarlos conforme a las reglas de la lógica y las
máximas de la experiencia, las que deberá indicar en su sentencia y los conocimientos
científicos. Rige en materia penal, art. 295 y 297 CPP.
Desde hace mucho que se ha discutido cual es el principio más adecuado, jugando dos
principios que se enfrentan: la seguridad jurídica y la verdad material.
Como su nombre lo indica procedimiento ante juez de derecho significa que el órgano
jurisdiccional debe apegarse estrictamente a la normativa legal, tanto en la tramitación como
en el fallo.
El juez de derecho es distinto del juez letrado, que es un juez abogado, y hay tribunales de
derecho, no obstante no ser letrados (tribunales establecidos por la normativa anti-monopolio).
Su contrapartida es el juez que falla en equidad.
Cuando se ha incurrido en algún vicio procesal, existe como sanción la nulidad de ese acto;
sin embargo, la ley no desea que exista la nulidad por la nulidad, es decir, por mero
formulismo; sino que pretende que ella se disponga sólo cuando efectivamente la actuación
realizada viciosamente ha causado algún perjuicio a alguna de las partes (y que ello sea
remediado sólo a través de la declaración de nulidad, pues si hay otro modo de subsanar el
vicio, debe preferírsele).
Conforme a este principio, el artículo 83 del CPC señala que la nulidad procesal podrá ser
declarada en todos aquellos casos en que exista un vicio que irrogue a una de las partes un
perjuicio sólo reparable con la declaración de nulidad. Igual en materia penal el art. 159 CPP.
De acuerdo con este principio, en cada acto procesal se debe buscar el menor desgaste
posible del aparato judicial. Es decir, concentrar las actividades.
Por lo mismo, los actos procesales no sólo van en beneficio de la parte que los realiza, sino
que también en beneficio de la parte contraria; por ejemplo, si al contestar una demanda el
demandado reconoce parte de los hechos afirmados por el actor, pero se agrega
circunstancias encaminados a desvirtuarlos, la actora ya no se encontrará en la necesidad de
probar los hechos no controvertidos y la contraria deberá probar los que señala.
En materia de prueba se llama “adquisición probatoria”, en que cada parte puede tomar de
la prueba del contrario aquello que le favorece.
Se encuentra estrechamente vinculado al orden consecutivo legal, toda vez que consiste en la
pérdida o extinción de una facultad procesal por no haberla llevado a cabo en la oportunidad
legal correspondiente (preclusión por extemporaneidad) o por haber realizado alguna
actuación incompatible con ella (preclusión por incompatibilidad) o por haberla ya
ejercitado o consumado (preclusión por consumación o consunción).
Lo anterior en razón de que siendo el fin del proceso lograr la paz social a través de la
solución de los conflictos, es necesario que las distintas etapas contempladas por la ley para
el proceso, vayan avanzando y, una vez superadas, ya no se pueda volver atrás, por ejemplo,
si el demandado no contesta oportunamente la demanda, precluye su derecho de hacerlo
posteriormente.
Esta pérdida o extinción de facultades puede deberse a que venció el plazo prefijado por la ley
(o fijado por el juez o incluso por las partes) para su realización y se dejó transcurrir sin
llevarla a cabo, se trata de la preclusión por extemporaneidad.
También puede deberse a un acto incompatible. Por vía de ejemplo, precluye la oportunidad
de solicitar el abandono del procedimiento; si el demandado efectúa en forma previa cualquier
otra actuación que no sea la de solicitar ese abandono.
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Vinculado con este principio, se encuentra la situación de estar firmes o ejecutoriadas las
resoluciones judiciales, es decir, ya no son atacables o impugnables (ver art. 174 CPC),
porque no proceden recursos, se renunciaron o desistieron o ya se hicieron valer y se
perdieron.
Las partes deben llevar a cabo las actuaciones que les corresponden de buena fe, no
permitiéndose que el proceso sea utilizado con la finalidad de obtener fines ilícitos.
El legislador ha señalado diferentes normas que consagran este principio, sancionando, por
ejemplo, al litigante de mala fe con el pago de las costas o con la imposición de multas (como
en recursos de queja rechazados). Además, de acuerdo con este principio, se contempla la
posibilidad de anular las sentencias que se anular obtenido fraudulentamente; ello a través del
recurso de revisión de sentencias firmes.
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LAS PARTES
Casarino: “Aquellas personas que sostiene ante el tribunal una contienda jurídica y actual
acerca de sus propios derechos”.
Alsina: Concepto de parte involucra a “aquél que en nombre propio o en cuyo nombre se
pretende la actuación de una norma legal y aquel respecto del cual se formula una
pretensión”.
Chiovenda: Partes son “aquél que pide o en cuyo nombre se pide la actuación de la voluntad
de la ley y la persona contra la que se pide”.
Rosemberg: “Son las personas que solicitan y contra las que se solicitan en nombre propio la
tutela jurídica estatal”.
Deben coincidir los sujetos del litigio (los titulares de las pretensiones) con los sujetos del
proceso (los que los hacen valer). De otro modo, se carece de legitimación en causa. Sin
embargo, en determinados casos se puede comparecer por otro.
CLASIFICACIONES
Las materiales corresponden a la que tienen interés en el litigio, en cambio las formales son
las que efectivamente concurren al litigio (es decir, no se corresponden si se va al litigio
representado).
b.- Partes directas y partes indirectas. (Según los efectos del litigio)
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Son directas las partes sobre las que recaen los efectos del litigio (derechos, obligaciones,
cargas). Son el demandante y el demandado. Son las que originan la relación procesal.
Las indirectas son aquellas que sin ser demandante o demandado, les interesa el resultado
del litigio. Por ejemplo, los legatarios en el juicio por nulidad de un testamento.
También se les llama terceros interesados.
Las originarias son aquellas que dan origen a la relación procesal (demandante y
demandado).
En cambio, las derivadas advienen después de constituida. Es decir, al iniciarse el juicio eran
terceros, pero se les lleva a juicio. Se trata de las actuaciones de los terceros interesados.
1.- Por vía de sucesión: Producido porque fallece una parte y es sustituida por sus
herederos, pero sólo por los que hereden a título universal.
Art. 5º CPC. Si fallece alguien que litiga por sí mismo, debe notificarse a los herederos. Quién
litiga por sí mismo, debe tener ius postulandi (o no necesitarse) o determinados funcionarios
públicos.
Y también en el caso de la cesión de derechos litigiosos (que sólo puede hacer el
demandante) art. 1911 a 1914 CC. Se cede el evento incierto de la litis, por lo que tiene que
estar trabada la relación procesal.
2.- Por adhesión: Según lo que determina el art. 21 CPC y existe cuando el demandado
pretende que el derecho de la demandante corresponde, además, a otros y pide se les cite al
juicio y adhieran o no a la demanda. Por ejemplo, demanda uno de varios herederos la
nulidad de un testamento y el demandado pide se cite a los demás.
- Comparecer y actuar junto con el demandante, representados por procurador común, (art.
12, 13 y 21). Se trata de un Litis Consorcio Activo.
- No comparece (ni decir nada), una situación de rebeldía, por lo que quedan sujetos al
resultado del proceso sin nueva notificación. Y si comparece más adelante, respeta todo lo
obrado.
3.- Por sustitución: Cada vez que una persona, concurriendo a su propio nombre, reemplaza
a otra en el ejercicio de sus derechos.
- La citación de evicción en la compraventa (art. 1838 CC). En este caso un sujeto (sustituto)
ejerce a nombre propio un derecho ajeno. El vendedor actúa en defensa o beneficio del
comprador, a citación de éste, pero si no se presenta a juicio, queda afecto al resultado. Art.
584 a 587 CPC.
- La acción oblicua. Hay derecho de prenda general sobre los bienes del deudor (art. 2464).
Puede que el deudor no quiera ejercer sus acciones y, entonces, el acreedor acciona en su
nombre (art. 2466 CC).
Existe litis separada si hay un sólo demandante y un sólo demandado y litis consorcio
cuando son varios demandantes o varios demandados.
Su fuente es el art. 18 CPC. Se refiere que sea la misma acción o acciones (y que emanen
del mismo hecho) o que exista autorización legal para actuar en consorcio. La jurisprudencia
ha señalado que si se trata de varios demandantes, debe ejercerse al demandar (no
después).
La doctrina está conteste que se trata de intereses compatibles, es decir, si hay intereses
contrapuestos entre los demandantes (o demandados) hay tercerías excluyentes.
Son voluntarios los del art. 19 y se justifican por economía procesal y para evitar fallos
contradictorios.
- La sentencia es una sola, pero puede ser con suerte desigual para los litisconsortes.
Puede o no tener interés en el resultado del juicio. Si lo tienen, se busca evitar la multiplicidad
de juicios, pero no basta una mera expectativa, art. 23 inc. 2º CPC.
Debe recordarse que la regla general es que la sentencia sólo afecta a las partes (art. 3º CC).
Clasificación:
1.- Indiferentes
Son todas las personas que no tiene vinculación de ninguna naturaleza con el proceso.
2.- Intervinientes
Son los que sin parte ni tener interés alguno comprometido en el juicio, actúan en él.
Requieren que sean imparciales. Son los peritos, los testigos, un receptor judicial.
Estas personas sí tienen interés comprometido en el juicio e intervienen en él. Actúan a través
de las tercerías. Es decir son personas sin participación inicial en el juicio, pero que después
adquieren interés e intervienen en él.
3.1.- Tercerías Coadyuvantes: (art. 23 CPC). En los casos que el tercero tiene un interés
actual (no mera expectativa) compatible con una de las partes y, entonces, comparte con ella
el papel asignado por la ley en el proceso (por medio de mandatario común). Comparece en
cualquier estado del juicio. Por ejemplo, el accionista en un juicio seguido contra una sociedad
anónima, un heredero en un juicio de partición, el legatario en el juicio de nulidad del
testamento, el subastador de los bienes hipotecados en un juicio en que de demanda la
cancelación de la inscripción de la hipoteca, el comunero en un juicio sobre la cosa común.
Para algunos la identificación de intereses entre una parte y su tercero coadyuvante hace que
no se trate de verdaderos terceros.
3.2.- Tercerías Excluyentes: En los casos que el tercero tenga un interés actual pero
incompatible con el todas las partes (art. 22 CPC). Comparece cuando se presente el conflicto
de intereses, respetando lo ya obrado. Por ejemplo, todas las tercerías del juicio ejecutivo (art.
518 CPC, de pago, prelación, dominio y posesión), o una persona afectada por una medida
precautoria que pide su alzamiento. Se trata de las tercerías más características.
3.3.- Tercerías por vía de oposición: En los casos que al tercero se le trata de hacer cumplir
una resolución dictada en un juicio en el cual NO ha sido parte (ni tampoco se han cumplido
los requisitos para afectarlo). Por ejemplo, un subarrendatario. Su actuación es a través de la
excepción de inoponibilidad (art. 234 inc. 2º). También podrían ser titulares de la acción de
revisión (art. 810 CPC y art. 473 CPP).
Alguna doctrina habla de terceros independientes, que son aquellos que hacen valer un
derecho que no son armónica con ninguna de las partes, pero tampoco son incompatibles o
contradictorias con ninguna de ellas, están recogidas en la ley (art. 23 inc. final CPC). En la
práctica es difícil verlo.
Por ejemplo, algunos de los casos de litis consorcio que se acaban de analizar. En realidad
se trata de intervención forzada de partes (sea como demandante, sea como demandado).
1.- Art. 21 CPC. Ya analizada, es el caso en que se ejerce una acción y el demandado estima
que la pretensión corresponde a varios, puede accionar para que los demás titulares que no
participan en la demanda, concurran al juicio. Realmente no se trata de terceros, son partes,
pero no originarias.
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2.- La acción de Jactancia. Art. 269 a 272 CPC. Se trata de que una persona manifiesta
corresponderle un derecho que NO está gozando respecto de otra, frente a 2 testigos o en un
documento. Esta última (el afectado por la jactancia) puede accionar solicitando se le obligue
a deducir demanda dentro de 10 días, so pena de no ser posteriormente oído (caduca su
derecho).
3.- Citación de Evicción. Ya vista. Art. 1844 CC. Se trata de comprador que se ve afectado
en la posesión tranquila de la cosa objeto de la compraventa. El citado de evicción es el
demandado, no un tercero.
Según el art. 19 CPC, en los casos en que son dos o más las partes tienen igual interés
jurídico (si son dos o más los demandantes y deducen las mismas acciones o son dos más
los demandados y ponen idénticas excepciones o defensas; terceros coadyuvantes), deben
obrar conjuntamente y es obligatorio designar un procurador común, los que se rigen por lo
señalado en los artículos art. 12 a 16 CPC.
Por esto, el art. 20 inc. 1º dice que no es procedente este nombramiento si las acciones (o las
excepciones y las defensas) son distintas. Y el inc. 2º dice que se debe conceder la facultad
de obrar separado si aparece incompatibilidad de los intereses de las partes.
El nombramiento se hace por las partes, en el plazo que prudencialmente designe el juez o
por este último, eligiendo un procurador del número o uno de los mandatarios de las partes. Si
se omite por alguna o algunas de las partes, vale el nombramiento hecho por las demás.
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El nombramiento puede ser revocado por acuerdo unánime de las partes o, si hay motivo
suficiente, por el Juez a petición de algunas de ellas. Esto se tramita como incidente y no
surte efectos mientras no haya nuevo procurador (art. 14).
El procurador debe ajustarse a las instrucciones de las partes, pero si no están de acuerdo,
actúa por sí sólo teniendo presente la más fiel y expedita ejecución del mandato (art. 15).
Actuación separada de las partes. Cualquiera de las partes representadas en común, que
no se conforme con su actuación, puede separadamente hacer alegaciones, rendir prueba y
deducir recursos, pero dentro de los plazos comunes y sin entorpecer la marcha regular del
juicio. La doctrina dice que actuado separadamente sólo tiene efectos en este litigante.
GENERALIDADES
Comparecer es presentarse ante otro. Se toma como presentarse ante el juez, por el motivo
que sea, demandando (ejerciendo una pretensión), defendiéndose, para testificar, etc.
Ver (CPC):
- Art. 4 a 11: Sobre patrocinio y poder.
- Art. 12 a 16. Representación por mandatario común.
- Art. 19 a 20: Interés conjunto.
- Art. 21 a 24: Intervención de terceros.
Para comparecer en juicio (art. 4º) sea personalmente o representado, debe hacerse según la
ley.
Se debe distinguir:
- Representación Procesal: Se trata del ius postulandi (obligatorio por ley, salvo
excepción legal expresa).
Lo normal será que se puede comparecer a propio nombre, es decir, tiene capacidad
procesal. Quién lo discuta, debe probarlo, a través de una excepción dilatoria (art. 303 Nº 2
CPC) o por medio de un incidente de nulidad (art. 83 y 84 CPC), sin perjuicio de lo que el juez
puede declararla de oficio en la medida que le conste (art. 84 y 89 CPC).
LA REPRESENTACIÓN PROCESAL
Ya sabemos que se debe ser capaz, ser legitimado en causa (es decir, sostener un interés
jurídico al menos aparente) y, si no se tiene capacidad procesal, actuar representado.
Pero ello no basta, además se debe comparecer representado procesalmente por ciertas
personas facultadas por ley para sostener los intereses ajenos en juicio y con preparación o
formación para ello. Es decir, no se puede actuar personalmente. El fundamento está dado
por el carácter complejo y técnico del proceso y por su trascendencia. Carnelutti, además, no
duda en señalarlo necesario para la pureza del procedimiento (evitar fuerza o dolo).
Esta representación (José Quezada) es “la institución jurídica por la cual una persona, por
mandato de otra, está facultada para ejecutar a nombre de ésta los actos jurídicos necesarios
para la constitución y desarrollo de la relación procesal”. Se le llama “Ius Postulandi”.
1.- La Judicial: Su fin es superar una incapacidad; la Procesal es para una adecuada
defensa jurídica.
2.- La Judicial: Puede obviar la incapacidad de ejercicio o ser voluntaria; la Procesal supone
la capacidad de ejercicio del mandante.
3.- La Judicial: Se rige por el CC y otras leyes sustanciales; la Procesal se rige por normas
procesales y la Ley nº 18.120.
ACTUACIÓN PERSONAL
Por ejemplo:
1.- En que se pida autorización para litigar personalmente. El juez lo otorga según la
naturaleza y cuantía del juicio, sin perjuicio de pedir representación si la corrección del
procedimiento lo aconseja.
4.- Ante Corte de Apelaciones puede comparecerse personalmente. El apelante rebelde sólo
a través de abogado o procurador del número, que es igual a la norma ante la Corte Suprema
(art. 398 COT).
5.- En materia penal es facultativo para el imputado, salvo que el Juez exija letrado (art. 102
inciso final CPP). No lo necesita el denunciante.
La representación procesal es dual, está dada por el patrocinio (también llamado Defensa) y
por el poder o representación (también llamado mandato judicial).
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En el sentido de que una persona actúa en nombre y lugar de otra (es decir, las
consecuencias y efectos de sus actos recaen en el representado), tanto el patrocinio como el
mandato judicial son tipos de mandato.
El poder recae en alguna de las personas habilitadas para ello (abogado, procurador del
número y estudiantes o egresados de la carrera de Derecho de Universidades reconocidas
por el Estado), se les llama procuradores.
No debe olvidarse que hay muchos actos del procedimiento que deben ejecutarse solo por
abogado y no por el mandatario judicial (como comparecer y actuar ante la Corte Suprema o
alegar ante las Cortes de Apelaciones. Y el actual sistema de audiencias orales hacen
invisible la diferencia entre patrocinio y poder.
EL PATROCINIO
Sólo recae en abogados, que son “las personas revestidas por la autoridad competente de la
facultad de defender ante los tribunales de justicia los derechos de las partes litigantes” (art.
520 COT).
Es el encargado de la defensa técnica de los intereses de la parte, que la toma por celebrar el
contrato de patrocinio. Su fin es la defensa de los intereses en juicio y durante todo el
desarrollo del juicio. Se conserva mientras no haya testimonio de su término (art. 1º Ley Nº
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18.120). Si es por renuncia del abogado, debe ponerse en conocimiento del patrocinado, junto
con el estado del negocio y transcurrido el término de emplazamiento.
b.- El Patrocinio sólo puede asumirlo un abogado; el Poder las personas mencionadas en el
art. 2 de la Ley Nº 18.120.
c.- El Patrocinio se constituye según el art. 1º de la Ley Nº 18.120; el Poder según el art. 6º
CPC.
d.- El Patrocinio puede, además, incluir el poder (y aún sin él se puede comparecer
directamente al juicio representando a la parte); el Poder no puede incluir patrocinio (si no es
abogado).
Esta representación es obligatoria para el Estado y sus agencias (art. 7º Ley Nº 18.120).
EL PODER O REPRESENTACIÓN
Se trata de un mandato solemne (art. 395 COT), cuyo fin es el de representar a la parte en
el juicio, hasta la ejecución completa de la sentencia definitiva, es decir, actuar directamente
en el juicio por el mandante. Debe seguir en ello las directrices que fije el abogado
patrocinante.
El término del mandato debe constar en la causa (art. 10 inc.1º CPC) y para la renuncia del
mandatario rige el inc. 2º del mismo artículo (que es casi idéntico al inc. 4º del art.1º Ley Nº
18.210 aplicable al patrocinio).
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Se rige supletoriamente por las reglas del mandato civil (art. 528 COT).
Si se comparece en representación de otro, debe exhibir su título (art. 6º CPC) y sólo puede
constituirse en alguna de las tres formas señaladas en el art. 6º del CPC. Debe hacerse al
tiempo de la primera presentación o comparecencia en juicio, de otro modo el tribunal
mandará constituirlo dentro de 3º día, de no hacerse, se tendrá por no presentada sin otro
trámite y sin ulterior recurso (art. 2º, inciso cuarto, Ley Nº 18.120). También puede dar origen
a nulidad procesal.
Formas de Constitución:
(art. 313), absolver posiciones (396); renunciar a los recursos (no desistirse) o a los
plazos; transigir (transacción, ver 2448 Nº 1 CC)); comprometer (arbitraje, art. 222
COT); otorgar a los árbitros el carácter de arbitradores; aprobar convenios (Ley de
Quiebras) y percibir. Se discute la validez de su mención global. Si no se tienen, es
necesario que también comparezca el mandante (inc. 6º del art. 2º Ley Nº 18.210) y es
obligación para el tribunal cerciorarse de la existencia de estas facultades en el caso
específico de su ejercicio (art. 4°, Ley N° 18.120)
Cada vez que concurra una causal legal (art. 2163 CC) como mal desempeño o voluntad
unilateral de los contratantes; estando el mandatario obligado a notificar al mandante, (art. 10
CPC) y por muerte o impedimento del mandatario (no del mandante, art. 396 COT). Y es
necesario que el término conste en el proceso.
Representaciones Especiales
1.- Representación por procurador común. Se aplica en los casos de los litis consorcios o
de colitigantes que deduzcan iguales acciones o se opongan iguales excepciones. No
involucra al patrocinio. Está reglamentado en los artículos 12 a 16 y el 19 CPC. El procurador
puede ser nombrado por el tribunal si no hay acuerdo de las partes y tiene amplias facultades,
dado que no necesita esperar el consenso de las partes, pero no excluye la posibilidad de
actuación separada o individual de una parte (art. 16) siempre que no retarse el avance de la
causa. Se puede revocar por todas las partes o por el tribunal (art. 14).
3.- Representación como procurador del agente oficioso. La agencia oficiosa (art. 2286
CC) es un cuasicontrato y es la gestión de negocios ajenos, sin contar con mandato, por el
cual quién administra se obliga para con la representada y a veces la obliga.
De ello y lo señalado en el inc. 3º del art. 6º CPC, se desprende que la agencia oficiosa
procesal es un acto jurídico procesal unilateral por el cual una persona asume, sin tener
poder, la representación de otra, ofreciendo garantías de que ésta ratificará lo obrado en el
plazo que fije el tribunal.
Requiere:
- Ius postulandi del agente oficioso (si no, debe constituir patrocinio y poder).
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- Motivo plausible. Pues el tribunal debe calificar Las circunstanciad el caso para
autorizar esta comparecencia.
- Ratificación. Debe ofrecerse la ratificación y el tribunal fijará un plazo. De hacer, los
actos quedan perfectos. De otro modo, es nula la comparecencia, pero no la actuación,
quedando en este caso rebelde el representado. El agente oficioso deberá responder
por los perjuicios y las costas que haya causado a la contraparte.
- Fianza de rato. Debe ofrecerse y el tribunal calificarla. En la práctica se ofrece una
fianza personal.
Se trata de una representación procesal imperfecta, que se acepta por las necesidades de
avance del proceso y por la repugnancia general de la ley a la indefensión de una parte.
LA COMPARECENCIA EN JUICIO
Se debe distinguir entre la categoría del tribunal ante el cual comparece y si se trata de la
primera comparecencia y las posteriores.
El art. 398 COT dispone que se puede comparecer sólo a través de abogado y de procurador
del número. Por tanto, se excluye la comparecencia personal (sea o no con representante).
Esta regla se aplica a toda persona, a todo procedimiento y a toda gestión.
Se justifica por la complejidad y trascendencia que tiene los asuntos que se ventilan ante la
Corte Suprema.
El mismo art. 398 del COT dispone que se puede comparecer personalmente o a través de
abogado o de procurador del número.
Resuelto el asunto, lo normal será la posibilidad de recurrir por el agraviado (lo que hará su
procurador)
Y se puede comparecer en persona (con ius postulandi). La razón está en dar la posibilidad
de que el litigante pueda enterarse a cabalidad del estado del pleito y su resultado hasta
entonces. Se trata de una medida de resguardo en los intereses de las partes.
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La excepción es para el litigante rebelde (aquél que no ha comparecido dentro del plazo o
momento procesal para ello): ya no puede hacerlo personalmente (art. 202 CPC).
Esta regla, aunque expresa para la apelación, es para toda gestión y procedimiento.
La razón estriba que, si se trata del ejercicio de la acción, ésta (por lo general) es voluntaria y
personal.
Sabemos que lo general es que no puede litigarse por sí mismo, pero hay ocasiones que la
ley lo autoriza o se trata de alguien que es abogado y anunció que se defenderá y
comparecerá personalmente.
Si fallece (art. 5° CPC), se paraliza el procedimiento, lo que es una situación de hecho, lo cual
opera tan pronto como conste en el proceso su defunción. Esto opera sin distinguir el estado
del asunto y el tribunal de que se trate (salvo la Corte Suprema).
Nace entonces para la contraparte la carga procesal de notificar a los herederos del fallecido
para que estos, dentro del término de emplazamiento para contestar demandas (art. 258 y
259 CPC) comparezcan al juicio. El plazo puede ser variable (varias notificaciones en distintos
días o en distintos lugares si la tabla es distinta) caso en el cual el plazo corre para todos al
día último que corresponda (art. 260). Transcurrido el plazo, se reanuda el procedimiento en el
estado que estaba.
Si no hay herederos, la contraparte puede pedir que se les notifique a los herederos aparentes
para que manifiesten si aceptan o no la herencia (art. 1232 CC). Si no es así, debe actuarse
para que se nombre curador de la herencia yacente y se le notifique a él.
Si se trata de una persona que es representada por otra en virtud de norma legal (art. 9°
CPC), y tal mandato termina por cualquier causa, continúa la representación hasta que el
representado comparezca o hasta que haya testimonio en el proceso de que se le notificó el
cese de la representación y el estado del juicio. El representante, bajo sanción de multa y d
indemnizar los perjuicios, debe gestionar que se produzca esta diligencia dentro del plazo que
el tribunal designe.
Esta norma no se aplica al mandato convencional ni al judicial.
Sabemos que se trata de entes ficticios (art. 54 y 545 CC), que deben generar una voluntad
según sus normas internas. Esta voluntad se expresa a través de actos de personas
naturales.
Como toda persona, son titulares de la acción procesal y pueden ser forzadas a soportar
pretensiones ajenas, es decir, tienen capacidad judicial.
a.- De Personas Jurídicas de Derecho Público (art 547 CC). Se trata de la Nación, el Fisco,
Las Municipalidades, las comunidades religiosas. Se representan por quienes la ley o sus
estatutos determinen. Puede ser el Presidente de la República, el Pdte. del Consejo de
Defensa del Estado, el jefe de servicio, etc. Los alcaldes, los rectores.
b.- De Personas Jurídicas de Derecho Privado, (Ley N° 20.500) sea que se trate de
corporaciones, fundaciones (hoy asociaciones) o sociedades, se representa por quienes sean
su administrador, presidente o gerente. Se trata de una representación judicial de origen legal
de carácter obligatorio, toda vez que debe recordarse que por el art. 8° CPC no vale la
limitación de la representación judicial ni de sus facultades, pero éstas se limitan a las
facultades ordinarias del mandato judicial (sólo las del inc. 1° del art. 7° CPC).
Una limitación así no produce efectos, aun cuando se haya designado especialmente a una
persona para la representación judicial, siendo facultativo para el demandante en tal caso
determinar a quién notifica.
Por lo mismo, debe tenerse presente que para las facultades del inc. 2° del art. 7° necesitan
que esté dentro de sus poderes.
Para determinar quién es titular de la representación a que alude el art. 8°, se debe examinar
los estatutos y designaciones respectivas de la persona jurídica. Si se trata de más de una
persona (como las sociedades de personas, art. 385 Código de Comercio) basta notificar a
una cualquiera de ellas.
71
Se trata de un hecho voluntario, lícito, unilateral que genera obligaciones (un cuasi contrato).
Esta agencia oficiosa es judicial cuando se representa en juicio. Es una institución muy
antigua, que busca evitar indefensión, generalmente la del demandado. Es una
representación imperfecta.
Se busca conciliar proteger los derechos del representado y asegurar la inactividad procesal
con evitar el probable abuso.
Requisitos:
- Que una persona comparezca en juicio por otra, sin tener la representación de ella.
- Que al comparecer cumpla con el Ius Postulandi.
- Que invoque motivos o circunstancias calificadas que hagan procedente su
intervención, lo que aprecia el juez (art. 6° CPC).
- Que ofrezca garantía que el representado aprobará lo actuado (fianza de rato).
- Y que éste efectivamente lo haga (es decir, el representado lo ratifique).
Tramitación
Debe comparecer el agente oficioso, hacer valer motivo plausible y ofrecer ratificación,
mediante una fianza de rato.
El juez califica los motivos y acepta o no la comparecencia. Si la acepta, fija la fianza a rendir
y un plazo para que el representado ratifique.
Luego se ejecuta el acto de que se trata.
- En todo otro caso (no comparece, no lo hace dentro de plazo, no ratifica), todo lo actuado
quedará sin efecto, se invalida. Además se hace efectiva la fianza y el agente oficioso se hará
responsable de todo perjuicio a la contraparte a través de la fianza y, en su caso, con su
patrimonio.
La ausencia es algo más que la mera circunstancia de hallarse fuera del territorio de la
República. Debe determinarse según los art. 11, 285, 844, 845 y 846 CPC, art. 367 COT y las
del mandato y curadurías del CC.
Pues esta ausencia física (estar fuera) debe ser, además, jurídica, que debe ser al momento
del emplazamiento (al momento de tener que ser notificada), es decir:
No basta esto, sino que debe determinarse si tiene o no poder para contestar nuevas
demandas. Para esto debe examinarse el título. Si éste es de administración general de
bienes, comprende la facultad indicada. No la tendrá si se le ha negado específicamente.
Y si es un poder especial (para ciertos y determinados negocios) hay que estarse al tenor del
mandato.
Luego, si existe la facultad indicada y si el mandatario ha aceptado el mandato, no hay
ausencia jurídica (art. 11 CPC). Si esta facultad no existe o no es suficiente, se debe o
notificar por exhorto o se debe nombrar un curador de ausentes.
Se aplica si no ha dejado ninguno o el que dejó no cubre el caso de que se trata. También si
el mandatario no acepta el encargo.
Si se sabe su paradero, se puede o notificar por exhorto internacional o pedir y obtener que el
defensor de ausente asuma su representación (lo que no es obligatorio para éste, art. 367
COT).
Si no se sabe, se debe nombrar curador de bienes del ausente, (473 y siguientes CC y 844 y
845 CPC). Mosquera ha dicho que también puede pedirse la intervención del defensor de
ausentes (art. 367 COT).
No es una ausencia física, se trata del temor a una ausencia futura. Se autoriza el ejercicio de
una medida prejudicial preparatoria, en que se solicita se deje mandatario con poder suficiente
en el lugar el futuro juicio, art. 285 CPC (y art. 284 y 844), bajo apercibimiento de nombrarle
un curador de bienes.
Si se lleva a efecto la medida y se efectivamente ausenta sin dejar poder suficiente, está
ausente y se debe proceder en los términos del apercibimiento. La ausencia y la falta de
poder deben acreditarse.
74
1.- GENERALIDADES
El art. 1494 CC indica que el plazo es la época que se fija para el cumplimento de una
obligación, pero se trata de una definición dada para las obligaciones en general y los
contratos (Libro IV CC).
Por tanto se le ha definido como un hecho futuro y cierto del cual depende el ejercicio o la
extinción de un derecho.
Por tanto, el plazo es un hecho futuro, es decir que está en el porvenir, y cierto, esto es, un
hecho que forzosamente ha de llegar u ocurrir.
En materia procesal, un plazo es el lapso fijado por la ley, el juez o las propias partes, dentro
del cual debe cumplirse una obligación procesal o puede ejercerse una facultad procesal o
ejecutar un derecho.
Tratado en el art. 48 CC, que señala que todos los plazos han de ser completos (duran lo que
se fije) y corren hasta la medianoche del último día del plazo.
El primer y el último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo día en los
respectivos meses (de día 7 a día 7). Si el mes en que principia el plazo tiene más días que el
que termina y, además, se inicia en los días que tiene el primero y carece el segundo, corren
hasta el último día del mes en que termina (si es de un mes y se inicia el 31 de enero, termina
el 28 de febrero).
Son continuos (o corridos) el que corre todos los días sin ninguna interrupción y discontinuos
(o hábiles) es el que sólo se cuentan los días hábiles (por tanto, deja de correr los feriados).
La regla general es que sean continuos (art. 50 CC), salvo excepción legal.
Pero debe observarse que el art. 66 CPC, indica que los plazos de días del Código de
Procedimiento Civil son todos de días hábiles o discontinuos, pues se suspenden durante los
feriados, salvo que el tribunal determine lo contrario. Esto es sólo para los plazos de días y del
75
CPC. Los sábados son días hábiles. Y si un plazo vence en día feriado, se termina al
siguiente día hábil.
Determinado es aquel que se sabe cuándo se va a verificar el hecho futuro y cierto (por
ejemplo, fijar una fecha).
Indeterminado, aquel en que se sabe que va a suceder el hecho, pero se ignora cuándo,
como la muerte de alguien o un plazo cuyo nacimiento, para empezar a correr, depende de
otro hecho, por ejemplo, el plazo para contestar una demanda, que empieza a correr al
notificarla.
Individual es el que corre separadamente para cada una de las partes, desde el momento de
la notificación de cada quién. Es la regla general.
Comunes son los que corren conjuntamente para todas las partes y se inician al momento de
la última notificación (art. 65 CPC). Por tanto, fija el inicio del plazo la última notificación. Por
ejemplo, todo plazo de prueba (se le llama “término probatorio”) es común (art. 327 CPC) y
también el plazo para contestar la demanda (art. 258 y 260 CPC).
i.- Se pida la prórroga antes del vencimiento (es decir, mientras aún están corriendo), y
ii.- Que se alegue justa causa (pedido fundado), art. 67 CPC.
Los improrrogables son los que no pueden ampliarse y siempre vencen el día o el momento
prefijado para ello. Los plazos establecidos por la ley son siempre improrrogables (salvo
excepción legal).
Fatales son los plazos que expiran a su vencimiento (preclusión), por el sólo transcurso del
lapso de que se trate. Art. 49 CC y art. 64 CPC, que señala que los plazos del CPC son
fatales cualquiera sea la forma en que se expresen y vencidos el tribunal, de oficio o a petición
de parte debe disponer lo necesario para la prosecución del juicio, por tanto, todo plazo legal
para actuaciones de las partes es fatal (salvo excepciones). Así la posibilidad de ejercer un
derecho o ejecutar un acto se extingue al vencer el plazo.
No fatales son aquellos que no expiran al vencer el plazo. Son los plazos que la ley fija para
las actuaciones propias del tribunal (art. 64). Por tanto, al vencer el plazo, aún puede el
tribunal realizar el acto, sin que el hacerlo fuera del plazo importe su nulidad (aunque puede
dar origen a medidas disciplinarias).
De todo lo dicho, se desprende que un plazo del CPC sea, por lo general: Legal, discontinuo,
de días, fatal, improrrogable e individual (esto último, salvo excepciones como los art. 327 o
260).
a.- Generalidades
Puede que una de las partes, llamada a ejecutar un acto o ejercer un derecho, nada haga
dentro del plazo prefijado para ello. Por ejemplo, el demandado dentro del plazo para
contestar la demanda nada hace.
En tal caso, es decir, cuando un litigante debe realizar una determinada actuación o ejercer un
derecho y nada hace, se entiende estar rebelde.
La rebeldía en primera instancia no tiene otro efecto que el propio de tal rebeldía. En cambio,
en segunda instancia, al litigante rebelde se le entienden notificadas las resoluciones desde
que se dictan (no requieren notificación, art. 202 CPC).
El litigante rebelde puede pedir la nulidad de lo obrado en su rebeldía si prueba haber estado
impedido por fuerza mayor. Sólo puede reclamarse dentro de tercero día que cesó el
impedimento y pudo concurrirse al juicio (art. 79). Se le llama “entorpecimiento”.
El incidente respectivo se ve en cuaderno separado y no suspende la marcha de lo principal
(art. 81).
Las partes, actuando de acuerdo, pueden suspender el procedimiento hasta por un máximo
de 90 días. Este derecho puede ejercerse hasta por una vez en cada instancia y una vez ante
la Corte Suprema si está pendiente un recurso de casación o de queja (art. 64 CPC).
Si se pide por menos de 90 días, precluye igual (no puede pedirse otra vez por el saldo,
dentro de la instancia o ante la Corte Suprema).
Ya sabemos que no hay días ni horas inhábiles en materia penal (art. 14), sin embargo si un
plazo de días concedidos a los intervinientes venciere en día feriado, se entiende ampliado
hasta las 24 hrs. del día siguiente que no fuere feriado.
Los plazos de horas (art. 15) empiezan a correr inmediatamente después de ocurrido el hecho
que fija su iniciación, sin interrupción (por ejemplo, art. 131 inc. 2°).
Los plazos del Código son fatales e improrrogables (art. 16), salvo regla en contrario.
Si un interviniente, por fuerza mayor que no le sea imputable no puede realizar la actuación o
ejercer un derecho dentro del plazo fijado, puede solicitar un nuevo plazo igual al inicial. Este
derecho puede hacerse valer hasta 5 días después de cesado el impedimento (art. 17). Se
trata de la regla del art. 79 CPC aplicada al ámbito penal.
78
Los actos procesales, que forman el procedimiento, pueden ser realizados por juez, partes y
terceros.
En principio se consideraba que las actuaciones judiciales son todos los actos procesales
en que interviene el juez u otro funcionario judicial (como el secretario), con o sin el concurso
de las partes o de terceros. En cambio el acto procesal es de cualquiera (juez, parte o
terceros). Desde este punto de vista la actuación judicial es un tipo de acto procesal (el que
interviene el juez u otro funcionario judicial). Sin embargo, en la actualidad se consideran
mayoritariamente sinónimos.
Por tanto, una resolución, una prueba de testigos, una audiencia, una certificación, son todas
actuaciones judiciales. Y debe tenerse presente que es raro encontrar un acto procesal en
que, de una u otra manera, no intervenga el juez y/o el secretario, por ejemplo, los escritos
deben proveerse.
Se trata del juez que conoce del juicio, salvo aquellos casos en que deba intervenir el
secretario u otros ministros de fe y aquellas actuaciones que deben practicarse en un territorio
jurisdiccional diverso, por encargo o rogatoria, por el juez correspondiente (exhorto).
- Intervención de Ministros de Fe, como el caso de lo receptores (que notifican fuera del
recinto del secretario, (art. 390 COT) y de éste último, cuyas funciones se encuentran en el
art. 380 COT.
- Los casos en que se permite que el juez delegue sus funciones, en los casos que la ley les
autorice a ello. Por ejemplo, regular costas, art. 140 CPC respecto de las costas. El art. 35
CPP prohíbe que el Juez delegue sus funciones en materia penal (salvo norma expresa).
- Los casos en que las actuaciones hayan de practicarse fuera del territorio del Juez, en que
se dirige comunicación al juez competente del lugar.
De toda actuación debe dejarse testimonio escrito en el proceso, con indicación del lugar y
fecha (día mes y año) en que se verificó, las formalidades con que se haya procedido y de las
demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan. En su caso, previa lectura, firmarán
todos los asistentes y el juez (si alguien no puede firmar, se deja constancia).
El expediente se forma (art. 29) con todos los escritos, documentos y actuaciones de toda
especie que se presenten o verifiquen durante el proceso.
Las resoluciones se firman por el juez o jueces que la dictaron (dejando testimonio, en su
caso, si no firma alguno). Si se trata de resoluciones dictadas en audiencia basta el registro de
la audiencia (art. 37 CPP). Toda resolución debe registrarse íntegramente.
De toda actuación judicial penal se deja un registro (art. 39 CPP), que debe ser por cualquier
medio para producir fe, garantizando la conservación y reproducción del contenido.
El valor del registro (art. 42, que se refiere al juicio oral, pero se aplica a toda audiencia),
demuestra su desarrollo íntegro, incluyendo las formalidades previstas por la ley, las personas
participantes y las actuaciones. Si se omiten las formalidades se priva de valor al registro sólo
si no hay antecedentes confiables de lo ocurrido en la audiencia (en la práctica el registro se
hace mediante audio y también se hace una acta de la audiencia, pero tiene prevalece el
audio).
Conservación del registro (art. 43) Se debe hacer mientras dure el proceso, por el tribunal
correspondiente. Si se daña, se reemplaza con copia que se tengan o pueden obtenerse. Si
no hay copia fiel, se vuelven a dictar las resoluciones que sean necesarias, salvo aquellas que
sean presupuesto de otra que sí se posee o en etapa de cumplimento o ejecución.
Examen del registro (art. 44) Salvo excepción legal (art. 236) todo interviniente tiene acceso a
él. Y las actuaciones que fueren pública, puede consultarlas cualquier persona (por ejemplo,
una sentencia), salvo que el tribunal lo restringa para evitar alteraciones del procedimiento o
afectar el principio de inocencia. Luego de cinco años, todo registro es público y cualquier
80
persona puede pedir copia del registro o parte de él. También se certifica si se dedujeron
recursos (o no) contra la sentencia definitiva.
Si se trata de una audiencia (art. 41) se registran por cualquier medio que asegure su fidelidad
(como audio digital, video u otro soporte tecnológico).
El expediente se forma (art. 29 CPC) con todos los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen durante el proceso.
Su única solemnidad radica en su materialidad (en ser escrito), pero debe contener:
- La suma o anuncio de lo que contiene el escrito, art. 30 CPC (atención, puede proveerse por
la sola suma).
- La individualización del tribunal a que se presenta, de la parte y de la causa correspondiente.
- El cuerpo o contenido, según de qué se trate, fundando lo que corresponda.
- La petición concreta.
- Peticiones anexas o secundarias (“otrosíes”).
Todo escrito se presenta al tribunal por conducto del secretario (o administrador de causas)
del tribunal (art. 30 CPP).
Obligación de presentar copias (art. 31 CPC). Se debe hacer con tantas copias como partes
hay que notificar (quedan en el tribunal para entregarlas o retirarlas por las demás partes).
Salvo si se trata de las actuaciones de mero trámite (acusar una rebeldía, pedir una prórroga
de un plazo judicial, pedir suspensión de la vista).
Y el art. 80 CPC dispone que se puede pedir por el litigante rebelde la nulidad de todo lo
obrado si las copias no son exactas en su parte substancial o no llegaron a su poder (todo lo
cual debe acreditarlo).
Recepción del escrito. (art. 32 CPC). El secretario debe estampar el timbre (tribunal y fecha)
en cada hoja, anotar si se presentaron copias y anotar si se presentaron documentos, dando
recibo de ellos a quién lo pida.
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Y luego debe presentarlo al juez para que lo provea ese día o a más tardar, al día siguiente.
En casos urgentes se puede pedir providencia inmediata (art. 33 CPC). El secretario puede
dictar las providencias de mero trámite.
Todas las piezas se van agregando según el orden de su presentación (según fecha) y salvo
que se pida custodia de alguna pieza (documento). Cada foja se numera en número y letras
(art. 34 CPC).
El expediente puede consultarse por cualquier persona (art. 9° COT, salvo excepciones
legales.
Si se desglosan fojas (art. 35), lo que sólo puede hacerse previo decreto (art. 29 inc. 2°) se
dejan foja de reemplazo con indicación del decreto que lo ordenó y el número de fojas
desglosada (ni alterar la numeración). También se puede dejar copia de lo desglosado. Esto
sucede por devolución, remisión a otro tribunal, custodia, formación de otro cuaderno, etc.
No existe norma en el CPC, se toman del antiguo Código de Procedimiento Penal, por
principio de integración (art. 668 a 671 CPP antiguo).
Hay opiniones en el sentido de que la reconstrucción debe hacerse por juicio ordinario (por
art. 3° CPC) o por juicio sumario (por su necesidad de celeridad art. 680 CPC). No se sigue
este criterio por inconvenientes y prestarse para la mala fe procesal.
Se debe hacer por quién designe la ley (secretario o receptor). Si se omite esta autorización
por quién debe dar fe del acto o certificar lo que corresponde, la actuación es nula, pues la
propia ley dice que éstas son esenciales para la validez de la actuación (ver art. 380 n° 2 y
390 COT).
6.- Días y horas hábiles para las Actuaciones Judiciales (art. 59 CPC)
Deben practicarse en días y horas hábiles. Lo son los no feriados ni festivos (Ley N° 2.977 de
1915 señala los días feriados) y entre las ocho y las veinte horas.
El antiguo feriado judicial, del mes de febrero, se encuentra hoy derogado (ex art. 313 COT).
El art. 60 CPC permite a los tribunales, a solicitud de parte, habilitar días y horas inhábiles
para practicar AJP, cuando una causa urgente lo exija, por ejemplo, evitar grave perjuicio a los
interesados o a la administración de justicia, hacer ilusoria una providencia. Se resuelve sin
ulterior recurso.
En materia penal: Art. 14 CPP: Todos los días y horas son hábiles para las actuaciones del
procedimiento penal.
Hay normas especiales. Por ejemplo, para practicar el registro de lugares debe ser entre las
seis y veintidós horas (a menos que se trate de lugares abiertos por la noche y de libre acceso
al público. Y puede procederse en casos urgentes, cuando el registro no admita demora (art.
207 CPP).
Cada vez que haya que tomarlo, se hace por el ministro de fe, debiendo responderse
afirmativamente (art. 63, 363 y 390 CPC).
En materia penal: Existe una fórmula precisa (declarar sobre lo que se pregunte, sin añadir ni
ocultar nada de lo que pueda conducir a esclarecer los hechos. No se toma juramento a los
menores de 18 años ni a los que se sospeche participaron en los hechos. Puede hacerse
presente las penas del falso testimonio (art. 306 CPP).
Debe ocurrirse a uno oficial (acreditado por el Ministerio de RR.EE.), si lo hay. En caso
contrario, lo designa el tribunal. Deben reunir las condiciones del perito y se les considera
ministros de fe. Deben prestar juramento de fiel desempeño.
En materia penal, sólo hay referencia a testigos sordos o mudos que no puedan contestar por
escrito (art. 311 inc. 2° CPP). Y el art. 291 indica que quién deba intervenir en un juicio no
pueda hablar o no sepa el castellano, será asistido por un intérprete.
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9.- De la forma en que pueden ordenarse o autorizarse las diligencias judiciales (art. 69
CPC)
Esta materia es muy importante, pues durante la secuela del juicio el tribunal puede autorizar
u ordenar la práctica de múltiples tipos de diligencias, lo cual puede hacer de las siguientes
formas, esto es:
Todo juicio involucra un cierto nivel de gastos (honorarios del abogado, procurador, peritos,
funcionarios habilitados para percibir remuneración o arancel, como receptor u otros como un
depositario, gasto de testigos, secretario del tribunal, etc.).
La gratuidad no va mucho más allá de los gastos propios del juez y de las instalaciones.
Pero se impone a las partes el gasto mismo del juicio (forma de evitar litigios aventurados,
abusos y traspasos de costos a la comunidad).
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Por tanto, las costas son los gastos que se originan durante la tramitación del juicio, pero sólo
ello. No involucra los perjuicios que sufre el demandado por ser llevado a juicio o el
demandante por tener que hacer el juicio (ellos son pretensiones de fondo).
En principio, cada parte solventa los gastos que genera (costas individuales) y si se trata de
una actuación en que concurren varias litigantes, se dividen en partes iguales (costas
comunes), art. 25 CPC, salvo que la ley o el tribunal manden pagarlas o reembolsarlas.
Los pagos deben hacerse tan pronto se genere el gasto, pero sin entorpecer nunca la marcha
del juicio (art. 26 CPC). Y si hay colitigantes (litis consorcio) las pagan solidariamente, sin
perjuicio del reembolso a prorrata (art. 27 CPC).
Las costas se dividen (art. 139 CPC) en personales (honorarios del abogado, procurador y
demás que intervienen) y procesales (todas las demás), y el procurador responde del pago
de las procesales que correspondan a su mandante, aunque puede pedir reembolso (art. 28
CPC).
La parte vencida debe soportar el pago de las costas causadas por su contraparte (es un
reembolso, pues ya se vio deben pagarse a medida se generen). Pero ello es por resolución
expresa (aún de oficio, por interpretación del art. 144 CPC) y puede recaer en la cuestión
principal o en cada incidente. Es apelable lo relativo a las costas.
La condena se aplica al litigante totalmente vencido en el juicio o incidente (art. 144 CPC) (se
pidió una cosa, se pidieron varias o se pidieron subsidiariamente). Se excepciona:
- Cuando una parte es vencida completamente, pero el tribunal considere que consta
que tuvo motivo plausible para litigar y así lo expresa (facultativo y condicionado), art.
144 y 145 CPC.
Si un litigante pierde un incidente considerado (y declarado como tal) por el tribunal como
dilatorio es obligatoria su condena en costas (art. 148 CPC). También en el juicio ejecutivo,
recursos de casación, interdictos posesorios, etc.
Es necesario para determinar el monto a pagar por quién fue condenado en costas. Se tasan
en cada instancia (art. 140 inc. 1°).
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Las personales son determinadas por el juez, pero pertenecen a la parte y pueden imputarse
al honorario del abogado (art. 139 inc. final).
Las procesales puede delegarlas en el secretario, pero sólo se consideran las útiles (art. 140
CPC) por el secretario, que entonces elimina las innecesarias o no autorizadas por la ley.
Hecha las tasaciones, se entienden aceptadas si nada se indica dentro del tercero día, y si
hay objeción puede tramitarse como incidente (art. 141 y 142 CPC).
Regladas en los art. 45 a 51 del CPP, con los mismos principios, se aplican a la sentencia e
incidentes, son personales y procesales, se condena al perdidoso (o que abandonó querella o
demanda civil), pero se puede eximir por motivo plausible a los actores y por razones
fundadas al imputado.
Si hay varios condenados en costas, el tribunal fija las proporciones (art. 49 CPP).
a.- Generalidades
Cada vez que un tribunal necesita una actuación fuera de su territorio, debe mandar al juez
competente de ese lugar una comunicación para que la practique (lo que le es obligatorio). Se
llama exhorto o carta rogatoria y se dirigen directamente al tribunal respectivo (art. 71, 72 y
75 CPC).
Se pueden enviar por correo o por la propia parte (art. 77) e interviene en su ejecución quién
lo solicite (o quién lo presente), siempre que conste en el exhorto o quién éste indique, que
debe poder comparecer en juicio (art. 73).
Debe cumplirlo, limitándose a las diligencias y con la facultades que se haya hecho el
encargo, hecho lo cual debe devolverlo (inc. 3° art. 71 CPC).
Y se pueden dirigir exhortos a distintos tribunales, para distintas actuaciones en forma
sucesiva (“exhortos ambulantes”), y el último lo devuelve (art. 74).
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1.- GENERALIDADES
2.- CONCEPTO
“AJP de comunicación por el cual se pone en conocimiento de las partes o de terceros una
resolución judicial”.
Las resoluciones judiciales sólo producen efectos en virtud de notificación válida (art. 38).
- De citación: Las que tienen por objeto llamar a una parte o a un tercero al proceso, para que
realice una actuación.
- De requerimiento: Las que buscan satisfacer una pretensión de dar, hacer o no hacer (en el
juicio ejecutivo; requerimiento hipotecario de la Ley de Bancos).
- Notificación personal, art. 40 (propiamente tal y la sustitutiva o por el “44”, del art. 44);
- Notificación por cédula, art. 48;
- Notificación por avisos, art. 54;
88
El Receptor notifica sólo fuera del recinto del tribunal (art. 390 COT). Sólo él, por tanto,
practica las que sólo pueden ser fuera del tribunal, como la notificación por cédula y la
personal sustitutiva o por el “44”.
El Secretario del tribunal notifica dentro del recinto del tribunal (art. 380 Nº 3 y 389 COT).
- Día: Cualquiera, sin embargo si es día inhábil (domingo o festivo) los plazos empiezan a
correr desde las cero horas del día siguiente hábil.
- Hora: Debe hacerse en horario hábil que es de las 06:00 a las 22:00 hrs.
- Lugar: En principio, en el domicilio, esto es, donde la persona pernocta y donde trabaja
(salvo esto último los jueces). Si es fuera de la comuna donde funciona el tribunal respectivo,
los plazos se aumentan según los arts. 258 y 259 CPC.
También puede hacerse en el despacho del Secretario, del receptor o el edificio (casa) del
propio tribunal.
Sin embargo la notificación, cualquiera que sea, debe dar la efectiva posibilidad de que la
persona tome conocimiento de lo que se pretende notificarle.
a.- Base. (Art. 40) “Es aquella que consiste en la entrega de copia íntegra de la resolución a
notificar y de la solicitud en que ella haya recaído, en forma personal a quién corresponde dar
notifica”.
Es el máximo resguardo posible, dado que debe estar físicamente presente el notificado y
entregarle a él mismo copia íntegra de la resolución y del escrito en que ella recayó.
En todo caso, como se dijo, debe al menos previamente buscarlo en dos días distintos.
b.- Forma de practicarla. Sólo se puede previa orden del tribunal y antes que el tribunal la
ordene debe estar antecedida de a lo menos dos búsquedas en días distintos y que, luego de
ello, la contraparte pide se autorice usar de este tipo de notificación. Además el receptor debe
dejar constancia que la persona se encuentra en el lugar del juicio.
Una vez que el tribunal acoja la petición de notificar por este medio, la notificación se practica
entregando las copias (de la resolución y de la petición en que recayó si era escrita) a
cualquier persona adulta que se encuentre en el lugar (domicilio del sujeto a notificar) y si ello
no es posible se fijará un aviso en la puerta del lugar, con los datos de la causa, tribunal,
materia, partes y copias respectivas. Si el lugar es de acceso restringido, se le dejarán al
portero o encargado del recinto, dejando testimonio expreso de ello.
En todo caso, debe cumplirse con lo dispuesto en el art. 46, que es dar aviso al notificado de
la diligencia, mediante carta certificada, dirigida dentro del plazo máximo de dos días. Se debe
pegar en el expediente el comprobante de aviso emitido por correos. La omisión de este aviso
no invalida la notificación, pero obliga al receptor a indemnizar los posibles perjuicios
causados y/o expone a sanciones disciplinarias.
a.- Procedencia. Se emplea ya trabada la litis. Consiste “en la entrega de copia íntegra de la
resolución a notificar y de los datos necesarios para su acertada inteligencia”.
Casos Legales:
1) Para las sentencias definitivas de primera instancia (las de segunda se notifican por el
Estado Diario);
2) La resolución que recibe la causa a prueba;
3) La que ordena la comparecencia personal de las partes (en caso de conciliación o de
absolución de posiciones);
4) Cuando lo disponga la ley o el tribunal.
b.- Forma de practicarla. La entrega misma se rige por el inc. 2° del art. 44. Debe
individualizarse a quién recibe las copias.
Se practica en el domicilio señalado en el art. 49, designación que debe hacerse en la primera
presentación y dentro de los límites de jurisdicción o urbano del tribunal que conoce del
asunto.
91
Si no se hace esta designación de domicilio rige la sanción del art. 53 (esto es, todo se notifica
por el Estado Diario).
El Estado Diario contiene la individualización precisa de las partes y el Nº de rol de todas las
causas en que haya resoluciones a notificar y el número de notificaciones. Se debe mantener
a la vista a lo menos por los tres días siguientes.
Debe recordarse que, por mandato del art. 52, si transcurren seis meses sin dictarse
ninguna resolución, no es válido notificar por el Estado Diario sin antes de practicar una nueva
notificación personal o por cédula.
Requiere que exista motivo calificado (que califica el juez) y requiere resolución previa
expresa del tribunal que debe ser fundada (“previo conocimiento de causa”). Con vista previa
del Ministerio Público Judicial.
b.- Forma de practicarla. Con los mismos datos que la notificación personal, salvo que sea
muy dispendiosa, en cuyo caso el secretaria hace un extracto (debe pedirse al juez y
autorizarse por éste).
La notificación es territorial y sigue el principio general de que debe efectivamente poder dar
noticia al o los notificados, por lo que es nula si se trata de una persona que está en el
extranjero.
Cubre o reemplaza a todas las demás, en razón del finalismo de los AJP (art. 55 CPC).
Consiste en “realizar cualquier gestión por la persona de que se trata de notificar, que
presuponga el conocimiento de la resolución a notificar, sin haber reclamado antes de
la falta de notificación o de su nulidad”.
Sus requisitos son, entonces: 1) realizar cualquier acto que presuponga el conocimiento de la
resolución de que se trata de notificar y 2) no alegar antes la falta de notificación o su nulidad.
Hace precluir la facultad de impetrar la nulidad procesal (art. 80 y siguientes), pues se realiza
un acto incompatible con tal alegación.
Puede ser, por ejemplo, en el caso de una notificación imperfecta (o incluso sin ninguna
notificación) y la persona igual comparece o actúa en aquello que se le trataba de notificar.
La idea de fondo es que si de los actos de la persona se infiere que sabía de la resolución que
se le trataba de notificar, ya está cumplido el objeto propio de la notificación.
Regla del inc. 2ª del art. 55: Si se declara la nulidad de una notificación, se entiende
notificada la resolución cuya notificación fue afectada, conjuntamente al notificarse la
resolución que declara la nulidad. Dicho de otro modo, la notificación de la resolución que
declara una nulidad procesal cuyo fundamento es una falta de notificación, tiene el efecto de
notificación tácita respecto de esta última.
Como el caso del laudo y la ordenata en la partición de bienes (art. 664 CPC). También la
notificación del protesto de cheque (art. 41 LCCBy Ch); la cédula de espera del juicio ejecutivo
(N° 1 del art. 443 CPC) y los avisos en los asuntos no contencioso como en la declaración de
muerte presunta, facción de inventario solemne (art. 860) o solicitudes de cambio de nombre.
Deberán ser practicadas por aquellos funcionarios habilitados del tribunal que expide la
notificación, designados para ello por el juez presidente del comité de jueces, a propuesta del
administrador del tribunal, aunque pueden designarse otros Ministros de Fe para
determinadas resoluciones (art. 24). En Santiago existe un Centro de Notificaciones
Judiciales.
En su primera intervención cada interviniente debe ser conminado por el juez, por el Ministerio
Público o el funcionario que practique una notificación (como la policía), a señalar un domicilio
dentro de los límites urbanos de la ciudad en que funciona el tribunal, en el cual puedan
practicársele notificaciones. Además deben comunicar los cambios de tal domicilio (art. 26).
Cualquier omisión, inexistencia del domicilio o inexactitud, provocará que las resoluciones se
le notificarán por el estado diario, lo que deberá ser apercibido y constar en el acta. Se
apercibe de igual forma al imputado puesto en libertad, cuyo procedimiento sigue. En esto el
art. 26 es similar al 53 CPC.
Debe incluir una copia íntegra de la resolución respectiva, señalando el proceso respectivo, a
menos que la ley ordene otra mención o que el Juez estime agregar otros antecedentes para
la debida información o el ejercicio de derechos del notificado (art. 25 CPP).
Al Ministerio Público se le notifica en sus oficinas, debiendo éste informar la ubicación dentro
del radio urbano del tribunal y sus cambios.
Sin embargo, los intervinientes pueden proponer para sí otras formas de notificación, que el
tribunal podrá aceptar si estima resultar ser eficaz y no provocar indefensión (art. 30).
Se entenderán notificadas a los intervinientes que asistan o deban asistir a las audiencias. Se
debe dejar constancia en el estado diario (la omisión de esto NO invalida la notificación en
audiencia). Los interesados pueden pedir copia de las resoluciones orales en audiencia (art.
30).
95
Tratadas en el Título XVII del Libro Primero del CPC. Art. 158 a 185.
Son los actos emanados del Tribunal (incluidos los arbitrales) y tiene por objeto sustanciar el
avance del proceso o resolver las peticiones de las partes.
Por tanto, son un tipo de acto jurídico procesal y específicamente de actuación judicial. Por
tanto, son de un número indeterminado.
Sustancia el proceso las resoluciones que lo hacen avanzar (decretos), lo resuelven las que
fallan un incidente (auto o sentencia interlocutoria) o las que determinan su destino final
(sentencia definitiva).
Definición: Todo acto que emana del tribunal destinado a substanciar o resolver la
controversia materia del juicio.
Las resoluciones judiciales son de distintas clases por lo que deben distinguirse, según su
naturaleza jurídica.
Para ello, debe estarse al contenido de la resolución (más que al momento de su dictación,
trámite sobre el que recaiga u otros aspectos, incluyendo su ubicación dentro del proceso. De
esto se deriva el llamado principio de la desintegración de la sentencia definitiva).
2.- CLASIFICACIONES
Se distingue entre sentencias Nacional o Chilena y Sentencia Extranjera. Importa por los
distintos requisitos para hacerlas cumplir.
Se distingue entre resoluciones ordinarias, especiales y arbitrales. Importa por los requisitos
de cada una.
96
Son aquellas que pueden cumplirse no obstante existir recursos pendientes, al menos
potencialmente, en su contra, como la sentencia apelada en solo efecto devolutivo (art. 192
CPC).
Sentencia que pueden cumplirse por ya no existir recursos pendientes en su contra (porque
no existen recursos en su contra o porque no se interpusieron, se renunciaron o desistieron o
se fallaron).
3.- De término
Son las que ponen fin a la única o última instancia. Ya dictada y ejecutoriada, se acabó el
juicio (por ejemplo, no se acumulan autos, hay cosa juzgada, etc.).
Esta clasificación, por sus múltiples alcances, es fundamental para el Derecho Procesal
completo.
Son aquellas que sin fallar incidentes ni resolver sobre trámites que sirven de base
pronunciamientos a una sentencia, tiene sólo por objeto permitir el avance o sustanciación del
proceso.
2.- Autos
La resolución que recae sobre un incidente sin establecer derechos permanentes a favor de
las partes ni resolver sobre un trámite que ha de servir de base para la dictación de una
sentencia. Por ejemplo, la que se pronuncia sobre las medidas precautorias.
97
La resolución que falla un incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las partes
(primera clase), o resuelve sobre algún trámite que ha de servir de base para la dictación de
una sentencia definitiva o interlocutoria (segunda clase).
Son ejemplo de sentencias de segunda clase (resuelve sobre un trámite que ha de servir de
base para pronunciar otra sentencia definitiva o interlocutoria):
La que pone fin a la instancia (única, primera o segunda) resolviendo el asunto debatido que
ha sido objeto del juicio (art. 162 y 170 CPC).
El art. 158 los define como “el que, sin fallar sobre incidentes o trámites que sirven de base
para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la
sustanciación de un proceso”.
El art. 70 COT se refiere como “aquella que tiene por objeto dar curso progresivo a los autos
sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre las partes”.
Por ejemplo, el traslado para contestar demanda o sobre un incidente, tener por acompañado
un comparendo, llamar a una actuación judicial, etc.
Se citan como ejemplos las resoluciones sobre medidas precautorias (art. 290 a 302 CPC) y
la que fija alimentos provisorios.
1º.- La resolución que falla un incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las
partes (primera clase).
2º.- La que resuelve sobre algún trámite que ha de servir de base para la dictación de una
sentencia definitiva o interlocutoria (segunda clase).
Estas son las resoluciones que, sin ser sentencia definitiva, se consideran más importantes
durante el proceso.
Debe tenerse presente que si la sentencia interlocutoria pone fin al procedimiento o impide
su prosecución (desistimiento o abandono de la demanda, acoge incidente de incompetencia
absoluta), los recursos en su contra se equipara a los de la sentencia definitiva (casación
forma, en su caso casación fondo).
1.- Generalidades
La que pone fin a la instancia (única, primera o segunda) resolviendo el asunto debatido que
ha sido objeto del juicio (arts. 162 y 170 CPC).
99
Obviamente, la instancia se determinará por la existencia del recurso de apelación (art. 188
COT). La instancia es cada uno de los grados de conocimiento y fallo, que en cuanto al hecho
y al derecho, ha previsto la ley.
Y que resuelva el juicio, significa que se pronuncia respecto de todas y cada una de las
peticiones, acciones y excepciones, que se hayan hecho valer en el juicio, pudiendo sólo
omitir aquellas que sean incompatibles con las aceptadas (por ejemplo, peticiones
subsidiarias) art. 170 CPC.
De no ser así, es posible de casación en la forma (arts. 768 Nº 5 y 170 Nº 6 CPC).
2.- Clasificaciones
b.- En relación con la pretensión: Estimatoria, la que la acepta, desestimatoria, la que rechaza.
c.- En relación con el litigio: Definitiva, si lo resuelve o inhibitoria, si no lo hace, por acoger una
cuestión previa (como rechazar una demanda, por ser la obligación aún no exigible por estar
sujeta a plazo).
3.- Efectos
1º.- Ser escritas, conforme a los arts. 169, 170 y 171 CPC.
Sin embargo, existen resoluciones verbales, dictadas en audiencias, sea de debate (modelo
acusatorio) o en audiencias de prueba (se levanta acta). Aunque suene obvio, siempre su
contenido debe guardar relación con lo pedido o con la facultad de actuar de oficio del juez,
además de su conformidad a derecho.
Esto importa para determinar la competencia (territorialidad del tribunal) y el plazo para
recurrir, pues debe recordarse que el plazo se inicia al notificar (art. 38). La fecha se anota en
letras (art. 169 CPC).
Si el tribunal es unipersonal, (o actúa unipersonalmente) debe ser suscrita por quién la dictó.
Si es colegiado, basta una firma si es decreto, pero los autos y sentencias deben firmarlos a lo
menos tres jueces (art. 168 CPC). En la Corte Suprema, los decretos los firma el Presidente
(art. 105 Nº 3 COT).
Si es colegiado y ya acordada una sentencia, se imposibilita un juez para firmar, hay que
expresar esta circunstancia (art. 169 inc. 2º).
El auto acordado sobre la forma de las sentencias añade otros requisitos (como nombre de
los jueces y su propiedad sobre el cargo).
Es necesaria por el auto acordado, funciones de los secretarios y por el art. 61. Los meros
decretos, en materia civil, los puede dictar el secretario (inc. 2º art. 33 CPC).
- Debe expresar en número de orden en relación con el ingreso. Se le conoce como “Rol”, art.
51 CPC (por ello, se le da otro rol al ingresar a una Corte).
101
- Determinar la cuantía. Ya no tiene efecto en cuanto los recursos de casación, pero sí para
determinar la competencia (arts. 245, 698 y 703 CPC).
1.- Decretos
Art. 170 Nº 1, 2 y 3, esto es, identificar a las partes, litigantes y enunciar brevemente las
peticiones de las partes y sus fundamentos.
El A.A. agrega señalar si se recibió a prueba y si se citó a oír sentencia.
Debe pronunciarse respecto de todas y cada una de las peticiones, acciones y excepciones,
que se hayan expresamente hecho valer en el juicio por las partes.
Sólo puede omitir aquellas que sean incompatibles con las aceptadas (de otro modo, al no
fallar lo debatido o al extenderse a lo no resuelto, puede ser casada, art. 768 nº 4 y 5).
Y sólo puede extenderse a otros puntos si la ley lo manda o faculta para actuar de oficio.
102
Sus requisitos dependen del efecto que tengan respecto de la de primera instancia (si la
confirman, modifican o revocan).
i.- Confirmatoria, es el caso que corrobore, ratifique o mantenga lo que se viene resolviendo.
Por tanto, rechaza la apelación. No tienen un requisito especial, por lo que pueden limitarse a
señalar la confirmación. Sin embargo, pueden cumplir un requisito del art. 170 que haya sido
omitido por la sentencia en alzada (art. 170, inciso penúltimo).
ii.- Modificatoria, es aquella que altera en parte lo resuelto. Por tanto, acoge parcialmente
una apelación (o quizás totalmente si hay más de una). Según el inciso final del art. 170, debe
cumplir con todos los requisitos del art. 170, salvo lo expositivo, si viene cumplido.
iii. -Revocatoria, que es la que deja sin efecto totalmente lo resuelve. Debe cumplir con lo
mismo ya dicho en el punto anterior.
Son los propios de cada resolución y los derechos, obligaciones o cargas, que crea, extingue
o modifica, según su contenido y por regla general, las resoluciones surten efectos desde que
se notifican (art. 38 CPC).
1.- Decretos
Su objeto es dar curso progresivo a los autos, son meras órdenes sobre la marcha del
proceso. Se cumplen firmes (art. 181 CPC).
No tiene autoridad de cosa juzgada.
Pueden dejarse sin efecto o modificarse por el juez de oficio (art. 84) o a petición de parte
(reposición, art. 181 y siguientes).
2.- Autos
Son las resoluciones más importantes, dada su potencialidad de resolver el conflicto objeto
del juicio.
Para esto debe haber plena armonía entre las peticiones de las partes sometidas al
conocimiento y pronunciamiento del tribunal, dictada por la síntesis que se produce entre
pretensión y excepción durante el período de discusión.
Por tanto el Juez debe resolver sólo lo estrictamente debatido, salvo autorización u orden de
la ley para proceder de oficio.
- Omitir resolver alguna petición. Sólo puede hacerlo si es incompatible con lo resuelto
(art. 170 N° 6).
- No puede conceder más de lo pedido (ultrapetita).
- No puede resolver puntos no sometidos a su decisión (extrapetita).
La sentencia debe fundarse del modo ya dicho y producen efectos constitutivos, declarativos o
de condena.
Además producen acción y excepción de cosa juzgada (art. 175 CPC) y desasimiento (art.
181 CPC).
Según lo visto, toda resolución tiene su propio efecto, según su naturaleza (hacer avanzar el
proceso, resolver un incidente, pronunciarse sobre un trámite, resolver el asunto debatido).
Pero las sentencias tienen ciertos efectos propios (además de los ya vistos, especiales y
particulares). Esto se aplica a las sentencias definitivas y a todas las interlocutorias. Debe
recordarse que una sentencia interlocutoria puede poner término al pleito (incluso resolviendo
el asunto controvertido, es el caso de la cosa juzgada o transacción, opuestas como
excepciones mixtas, art. 304).
- Desasimiento;
- Cosa Juzgada;
- Efecto recíproco de sentencias penales y civiles.
1.- Desasimiento
Art. 182 CPC: Notificada a una de las partes, la sentencia ya no puede ser modificada o
alterada (por ello no rige el desasimiento para autos y decretos, art. 181 y 184: pueden
reponerse o modificarse de oficio).
Tratado en los arts. 182 a 185 CPC. Para salvar omisiones, aclarar puntos oscuros o dudosos,
errores de referencia, copia o cálculos numéricos, el juez puede modificarlo dentro de los
siguientes a la primera notificación a las partes de la sentencia definitiva o interlocutoria. Las
partes para pedirlo NO tienen plazo (se discute al alcance de esto).
Como se ve, dado su alcance (rectificar errores u omisiones, que no alteran lo resuelto) no es
una verdadera excepción al efecto del desasimiento.
Y también la excepción de cosa juzgada, que corresponde a la todas las partes y a quién
aproveche el fallo. Evita segundas discusiones sobre lo mismo. Sólo existe respecto de
resoluciones firmes. Exige triple identidad (legal de partes, de cosa pedida y de causa de
pedir).
Entre las clasificaciones de la cosa juzgada, existe la que distingue entre cosa juzgada
material (intraproceso, que conlleva la inimpugnabilidad de la sentencia, esto es ya no se
105
La cosa juzgada es una institución de la máxima importancia dentro del Derecho Procesal y
se trata en profundidad más adelante.
Procesos civiles y penales son distintos (en finalidad, objetivo, principios formativos y normas
procedimentales), pero de un mismo hecho se pueden derivar consecuencias civiles y
penales.
La acción civil (art. 59 CPP) tiene que ser ejercida dentro del juicio penal sólo si es para lograr
la restitución. En los demás casos la competencia es facultativa para el actor.
Y el art. 167 CPC señala que puede suspenderse el juicio civil si lo debatido en sede penal
tiene influencia notoria.
a.- Si la sentencia penal es condenatoria, siempre produce cosa juzgada en sede civil (art.
178 y 180 CPC). Por tanto NO se discute delito y participación.
b.- Si la sentencia penal es absolutoria, no producen siempre cosa juzgada en sede civil.
Incluso la regla parece ser que NO la produce, salvo excepciones, por la redacción del art.
179 CPC (su inciso final señala un caso en que jamás la produce, esto es, que se trata de
personas que están al cuidado de valores o muebles de otra por un título que obligue a
devolverlos).
Sí produce cosa juzgada en sede civil la sentencia penal que (absuelve o sobresee) por i) la
no existencia del hecho ilícito que fue materia del pleito o ii) que se funda en que no hay
relación alguna tal hecho ilícito y el procesado o iii) que se funda en que no hay indicio alguno
de la participación del acusado, pero en este último caso, la cosa juzgada sólo puede
oponerse respecto de personas que hayan intervenido en el proceso criminal (art. 179).
Cuando hay cosa juzgada penal en sede civil (sea sentencia absolutoria o
condenatoria), el efecto es que no se toma en cuenta en la sede civil de consideraciones,
prueba o alegaciones distintas al mérito de lo ya resuelto en sede penal (art. 180 CPC).
Para invocar esta cosa juzgada NO es necesaria la triple identidad del art. 177 CPC (salvo en
el caso iii anterior, en que debe existir identidad de partes o personas (art. 179 N° 3).
Debe recordarse que en sede penal se debe litigar lo restitutorio, se puede litigar parte de lo
indemnizatorio (sólo entre víctima e imputado) y se prohíbe litigar otros indemnizatorios.
106
Las sentencias de sede civil, NO tiene efecto de cosa juzgada en materia criminal, salvo que:
- Se trate de una acción civil llevada adelante antes de ejercer la acción penal privada,
es decir, si se intenta la vía civil, ya NO se puede accionar criminalmente.
- Se trató de una acción civil ya ventilada ante un juez criminal.
- El fallo de las cuestiones prejudiciales civiles (obliga al juez del crimen).
A.- GENERALIDADES
1.- COMPETENCIA
Los tribunales que hayan dictado la resolución en primera o única instancia, son los
competentes para su cumplimiento (art. 231 CPC).
2.- REQUISITOS
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3.- PROCEDIMIENTOS
Elementos básicos: Lo resuelto en otros Estados puede tener influencia en Chile (cada vez es
más común).
Sin embargo, en lo procesal, siempre rige en nuestro territorio la ley chilena y no la extranjera,
esto es absoluto.
Luego, no debe olvidarse que ciertos delitos cometidos en el extranjero, pueden ser juzgados
en Chile (art. 6° COT, caso de extraterritorialidad de nuestra ley).
EXEQUÁTUR
- Tratados.
- Reciprocidad (que debe probarse). Art. 244 CPC. No se cumplen en Chile las
sentencias de países que niegan efecto en su territorio a las sentencias chilenas.
- Si no hay tratados ni reciprocidad esta última por no haber experiencias) (art. 245), se
cumple la sentencia extranjera si está ejecutoriada que no se hayan dictado en
rebeldía, salvo contener algo contrario al derecho chileno, o que se oponga a la
jurisdicción nacional.
108
El exequátur también debe obtenerse para hacer valer la cosa juzgada en Chile, respecto de
un asunto ya ventilado y resuelto en el extranjero.
Trámite:
- Se presenta una solicitud, con todos los requisitos legales, con copia legalizada de la
sentencia (art. 247, se legaliza según el art. 345).
- Puede declararse inadmisible (no cumple un requisito formal), improcedente (no hay
reciprocidad o no cumple requisitos del art. 245).
- Si es declarado admisible y es contencioso, se da traslado, por el término de
emplazamiento para las demandas, a quién se pide la ejecución, para que exponga lo
que desee, se da vista fiscal y se resuelve.
- Si es declarado admisible y es NO contencioso, sólo se escucha al fiscal judicial (art.
249).
- PRUEBA, de estimarse necesaria, se abre un término probatorio, del tipo incidental (art.
250 y rige entonces art. 89 a 91).
Si se da lugar al exequátur, la sentencia se ejecuta por el tribunal que debió conocer del
asunto si éste se hubiese promovido en Chile (art. 251 CPC).
Por tanto, nadie puede ser juzgado por un hecho ya condenad o absuelto en el extranjero.
A.- GENERALIDADES
109
Impugnar es atacar y puede hacerse tanto respecto a los actos de las partes como los del juez
y, entonces, también las resoluciones judiciales. Carnelutti ya advertía sobre la extensión del
término.
En general, impugnar es un acto de parte que ataca un acto procesal, a fin de anularlo
(hacerlo desaparecer), revocarlo o modificarlo (cambiar su contenido en todo o en parte).
Pueden ser muchas las vías de impugnación de un acto procesal (nulidad, inoponibilidad,
recursos, excepciones). En sentido restringido, impugnar se entiende como el recurso dirigido
contra una resolución judicial.
Según i) quién la lleva adelante (juez, parte, terceros), ii) por la vía utilizada, según el tipo de
acto que se quiere anular; iii) por lo que se pretende al impugnar; o iv) por su causa (vicio
interno o externo del acto; por ser ilegal o injusto).
1.- La excepción dilatoria que busca corregir el procedimiento (art. 303 N° 6 CPC).
2.- La excepción perentoria, que buscar enervar la pretensión contraria (art. 309 y 310).
3.- La objeción de instrumento público (art. 342 y siguientes CPC) y de instrumento privado
(art. 346 N° 3), que busca destruir su respectivo valor probatorio.
4.-La nulidad de un acto procesal o de parte o de todo el procedimiento (art. 80, 82 y
siguientes).
5.- Las tachas a los testigos (art. 356 y siguientes), para evitar declaren o desvirtuar su valor
probatorio.
6.- La oposición a la designación de peritos por inhabilidad (art. 416).
7.- Los recursos procesales.
1.- Generalidades
Los recursos son los medios más utilizados para la impugnación de resoluciones judiciales (su
único objeto).
Son “los actos de parte destinado a impugnar las resoluciones judiciales que le causen
agravio”.
Lo anterior es sin perjuicio que, en ciertos casos, los jueces puedan de oficio modificar
resoluciones propias o de sus subalternos, por ejemplo la casación de oficio, la posibilidad de
110
aclarar, enmendar o rectificar y la consulta (art. 751, 753, 184 y 776 CPC), sin embargo no
son técnicamente recursos.
2.- Características
a.- Se trata, para las partes, de una carga procesal. Requieren inicio e impulso de parte.
b.- Es de carácter dispositivo para las partes. Éstas, si lo desean, pueden renunciarlos o
desistirse de ellos o simplemente no interponerlos.
c.- En general, se interponen ante el tribunal que dictó la resolución. Sin embargo, algunos se
interponen directamente ante el tribunal que deba conocer de los mismos (como el recurso de
hecho o de queja). Cuando se interponen ante el mismo que dictó la resolución puede ser o
para su propia resolución (recurso de reposición, de aclaración, rectificación y enmienda) o
para que conozca su superior jerárquico (recurso de apelación, recurso de casación).
d.- Cuando dos tribunales conocen de un recurso el interior, que dictó la resolución se llama
“ad quo” y el que debe conocer del recurso se denomina “ad quem”.
e.- Los recursos son formales. Tienen requisitos para su interposición, su contenido, su
tramitación y su fallo.
i.- Vicios de forma, infracción a requisitos internos de la resolución, en que se busca anularla o
dejarla sin efecto (apelación, casación en la forma).
ii.- Vicios de fondo, relativas a falsa aplicación de ley, falta de aplicación de la norma correcta,
error de interpretación o contravención formal de ley. Se busca anular la resolución o
revocarla (recursos de apelación y de casación en el fondo).
iii- Fraude o dolo para obtener la resolución, en que se busca anularla (recurso de revisión).
iv- Falta o abuso grave al dictar la resolución. Se busca modificarla o dejarla sin efecto
(recurso de queja).
v.- Para combatir una indebida amenaza o privación de libertad individual o seguridad corporal
(recurso o acción de amparo).
vi.- Actos ilegales o arbitrarios que priven perturban o restrinjan ciertas garantías
constitucionales (recurso o acción de protección).
3.- Efectos
Deben considerarse los efectos del recurso respecto de la resolución recurrida tanto al
interponerse el recurso como al fallarse.
b.- En cuanto al fallo, debe distinguirse si se acoge o se rechaza. Si se acoge, se deberá estar
a la clase de recurso, si era de nulidad (se deja sin efecto, desparece la resolución atacada) o
de enmienda (modifica o revoca). Si se rechaza, obvio se mantiene la resolución impugnada
(se confirma o valida).
a.- Recurso de Reposición, que tiene por objeto obtener que el mismo tribunal que dictó una
resolución la modifique o deje sin efecto (art. 181).
b.- Recurso de apelación, que tiene por objeto obtener del tribunal superior respectivo que
enmiende con arreglo a derecho la resolución del inferior (art. 186).
c.- Recurso de hecho, destinado a dejar sin efecto la resolución que denegó conceder un
recurso de apelación (art. 203). Tiene otros fines secundarios.
e.- Recurso de casación en la forma, se concede para invalidar una sentencia por errores de
procedimiento (tanto de la propia sentencia como del procedimiento en que se dictó), art. 768.
f.- Recurso de casación en el fondo, que se interpone contra determinadas sentencias (de
ciertos tribunales), en la medida que se hayan dictado con error de derecho que haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Es de conocimiento únicamente por la Corte
Suprema (art. 767).
g.- Recurso de Revisión, destinado a dejar sin efecto una sentencia firme, que se haya
ganado injustamente (por ciertas y determinadas causales) (art. 810 CPC).
h.- Recurso de Queja. No debe confundirse con la queja disciplinaria. Pretender reformar
ciertas resoluciones judiciales dictadas con falta o abuso (art. 545 y siguientes COT).
i.- Recurso de Amparo, medio jurídico para dar protección a la libertad personal y seguridad
individual (art. 21 CPR).
K.- Recurso de Inaplicabilidad, medio procesal que se tiene para evitar la aplicación de una
ley en un proceso, por ser aquélla contraria a la CPR.
112
l.- Recurso de nulidad (Penal), que se dirige a invalidar sentencias penales, por errores o
vicios en el procedimiento o contenidos en la propia sentencia, incluyendo errores de derecho
que influyan sustancialmente su parte dispositiva.
Cada tipo de resolución tiene un recurso propio, sin perjuicio de que varían según el contenido
específico de la resolución (por ejemplo, un auto puede ser apelado en subsidio; una
sentencia interlocutoria en caso que pone término al juicio o impide su prosecución hace
procedente la casación en el fondo y eventualmente la queja).
LA COSA JUZGADA
1.- INTRODUCCIÓN
La cosa juzgada es un concepto jurídico cuyo contenido difiere del simple enunciado de sus
dos términos.
Al estar a la acepción literal de los vocablos, pareciera que cosa significa objeto, en este
sentido cosa juzgada podría definirse como un objeto que ha sido motivo de un juicio.
El concepto jurídico de cosa juzgada es algo más que la suma de sus dos términos, es una
forma de autoridad y una medida de eficacia.
En idioma castellano, cosa juzgada es igual a la antigua “Res Iudicata” de los Romanos: Lo
ya decidido, lo que ha sido materia de decisión judicial.
Autoridad de la cosa juzgada es la calidad o atributo propio del fallo que emana de un órgano
jurisdiccional, cuando ha adquirido carácter definitivo, en sus dos aspectos: No se discute
nunca más (ni en el mismo juicio ni en otro) y se cumple.
1.- Inimpugnable: En cuanto la ley impide todo ataque ulterior tendiente a obtener la revisión
de la misma materia. Si ese proceso se promoviera, puede ser detenido en su comienzo con
113
la invocación de la propia cosa juzgada esgrimida como excepción dilatoria o más adelante
por las distintas vías consagradas para ello.
2.- Inmutabilidad: Ninguna otra autoridad podrá alterar los términos de una sentencia pasada
en cosa juzgada (art. 76 CPR, art. 1° COT).
La cosa juzgada es el fin del proceso. Éste apunta hacia la cosa juzgada como hacia su fin
natural. Entre proceso y cosa juzgada existe la misma relación que entre medio y fin; entre el
destino final del derecho, de obtener la justicia, la paz, la seguridad en la convivencia, y el
instrumento idóneo para obtenerlos.
Las resoluciones judiciales producen desasimiento (art. 182 CPC), acción de cosa juzgada y
excepción de cosa juzgada (art. 175 CPC).
2.- ELEMENTOS
Los elementos de existencia de la cosa juzgada son dos: un proceso válido y una sentencia a
la que la ley asigna el efecto de cosa juzgada (art. 175 CPC).
Si bien la cosa juzgada corresponde a un concepto monista, ella presenta dos aspectos
perfectamente diferenciados. La acción de cosa juzgada (artículo 176 CPC); y la excepción de
cosa juzgada (artículo 177 CPC).
Asimismo, la cosa juzgada puede hacerse valer como acción, excepción o recurso.
3.- CARACTERISTICAS
a) Es atributo privativo de ciertos actos jurisdiccionales cuando llegan al estado que la ley
exige. Producen cosa juzgada las sentencias definitivas e interlocutorias firmes o
ejecutoriadas (éstas son las que señala el art. 174 CPC) y, sólo acción, las que causan
ejecutoría (art. 231 parte final del inc. 1°).
114
c) Otorga certeza en las relaciones jurídicas. Mediante la cosa juzgada la incertidumbre del
Derecho se transforma en la certeza de la sentencia. El legislador debió escoger entre la
certeza absoluta y la posible corrección del error judicial. Se inclinó por la certeza, la que se
desprende de la propia definición de la cosa juzgada. Ejemplo de esta característica es el
artículo 333 del Código Orgánico de Tribunales referentes a los efectos de la sentencia de
responsabilidad criminal o civil de un juez, que no altera lo resuelto por él en el proceso (salvo
acción de revisión, art. 473 letra e, CPP y art. 810 N° 3 CPC).
d) Relatividad: Los efectos de la cosa juzgada son relativos; sólo afectan a los litigantes que
son aquellos que han sido emplazados al proceso donde se dicta la sentencia que va a
producir el efecto. Consagra esta característica el artículo 3º del Código Civil.
Constituyen excepciones a esta relatividad los art. 315 CC (declaraciones sobre maternidad o
paternidad), art. 1.246 CC (declaración sobre la calidad de heredero) y art. 2.513 CC
(declaración de adquisición por prescripción), que son todos casos de Cosa Juzgada
Absoluta, clase de Cosa Juzgada que requiere texto expreso. Y también lo son los casos del
efecto reflejo de la sentencia.
Por tanto, la presunción de verdad de la cosa juzgada afecta sólo a los que litigaron.
4.- CONCEPTO
SAVIGNY: “es la ficción de verdad que protege las sentencias contra todo ataque y toda
modificación”.
CHIOVENDA: “es la afirmación indiscutible y obligatoria para los jueces de todos los juicios
futuros, de una voluntad concreta de ley, que reconoce o desconoce un bien de la vida a una
de las partes”. Es la máxima preclusión.
“Es el efecto de las resoluciones judiciales señaladas por la ley en virtud del cual su
contenido puede cumplirse a favor del que ha obtenido en el pleito, e invocarse por
todos aquellos a quienes aprovecha el fallo para impedir que la cuestión resuelta
pueda ser objeto de un nuevo proceso”.
Acción: Producen acción de cosa juzgada las sentencias definitivas e interlocutorias firmes y
aquellas que causan ejecutoria entendiéndose por tales las que pueden cumplirse no obstante
no encontrarse ejecutoriadas (ver parte final del 1° art. 231).
También pueden hacerse cumplir las sentencias extranjeras, a través del exequátur (art. 242 a
250 CPC) (ver art. 13 CPP).
Excepción: la producen sólo las sentencias definitivas e interlocutorias firmes (NO las que
causen ejecutoria).
Los autos y decretos, NO generan cosa juzgada, pues pueden dejarse sin efecto por la
reposición (art. 181 inc. 2° CPC). Art. 175 los excluye.
Es aquella que produce efectos en y “fuera del proceso” donde se dicta la resolución
respectiva. Es inatacable, coercible e inmutable. A ella se refiere la reglamentación general de
la ley chilena, en especial los artículos 175 a 177 CPC.
Sin embargo, en ciertos casos lo debatido puede volver a discutirse, no obstante haber
recaído sentencia de término ejecutoriada en el pleito, por ejemplo, en el juicio alimentos; y,
aunque más impropiamente, juicio de tuición; en el desahucio del arrendatario (art. 16 de la
Ley N° 18.101, si se declarare sin lugar el desahucio o la restitución, el actor no podrá intentar
nuevamente tales acciones sino transcurrido seis meses desde que haya quedado
ejecutoriada la sentencia de rechazo, a menos que se funden en hechos acaecidos con
posterioridad a la fecha de presentación de la demanda). También en los juicios posesorios;
en la reserva de acciones en el juicio ejecutivo y se dice también de la acción constitucional
de protección. Se llama Cosa Juzgada Sustancial Provisional.
Produce sus efectos dentro del proceso en que se dicta la resolución. La cosa juzgada formal
es supuesto indispensable de la cosa juzgada sustancial. Es el aspecto procesal de la cosa
juzgada.
Puede definirse como “el efecto de inatacabilidad de una resolución firme a través de algún
recurso o medio, sin perjuicio de su revocabilidad o modificación por sentencia dictada en otro
proceso”.
De otro modo, los procesos podrían estar siendo constante objeto de sufrir retrocesos, volver
a etapas superadas, en su avance. Un aspecto en ello es la preclusión.
Es la que produce efectos en relación a las partes, objeto y causa del litigio. Constituye la
regla general.
Está contenida en el artículo 177 CPC, siendo por lo tanto la regla general (la que afecta a las
partes).
Es el efecto de la sentencia respecto de aquel que sin ser parte en el proceso en que ella
recae ve afectada una relación jurídica, en que tiene interés y que es conexa o dependiente
de aquella sobre la que se pronunció la sentencia que produjo la cosa juzgada. Ejemplos son
la nulidad de un testamento en relación a un legatario; un juicio de validez sobre una
obligación en relación al fiador de la misma.
Es el efecto en virtud del cual aquel que ha obtenido en el pleito puede solicitar el
cumplimiento de la sentencia por los procedimientos que la ley señala.
Tiene por el objeto el exigir el cumplimiento de una resolución judicial.
Art. 176 CPC.
Está ligada a la facultad de imperio o facultad de hacer cumplir, lo juzgado a que se refieren
los art. 76 CPR y 1º COT.
Producen esta acción las sentencias definitivas e interlocutorias firmes o ejecutoriadas y las
que causan ejecutorias, que la generan en forma condicional (art. 231 en la parte final de su
inc. 1°, CPC).
118
Los autos y decretos, como se vio y obstante que también pueden, en su caso, hacerse
cumplir, NO generan cosa juzgada, pues pueden dejarse sin efecto por la reposición (art. 181
inc. 2° CPC). Por ello el art. 175 CPC los excluye.
Cuando los fallos causan ejecutoria art. 231, inc. 1° CPC (por ejemplo, apelación solo
devolutiva, art 192 CPC; la casación, art. 773 CPC). NUNCA lo producen las sentencias
criminales (art.468 CPP).
Son aquellos a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio (art. 176 CPC). El sujeto
pasivo es aquel a quien afecta el fallo, quién debe soportar la pretensión del actor.
La ley señala diversos procedimientos para hacer efectiva la acción de cosa juzgada.
a) Las resoluciones dictadas por tribunales nacionales pueden cumplirse de acuerdo a la ley
por los procedimientos ejecutivo (art. 434 N° 1 CPC, incidental, especiales o en subsidio y a
falta de ellos, por un procedimiento judicial, al tenor del artículo 238 del Código de
Procedimiento Civil (Título XIX, Libro I CPC, art. 231 a 251 CPC).
b) Las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros, para que produzcan esta acción
requieren de un exequátur previo de la Corte Suprema. Se cumplen conforme a los artículos
242 y siguientes CPC.
Es la facultad que tienen aquellos que han sido parte en un pleito, para impedir que la
cuestión resuelta pueda ser objeto de un nuevo proceso, incluyendo al demandado, pues
119
podría verse expuesto a una nueva demanda, Chiovenda lo ha señalado y no hay doctrina
contraria.
Dado que la jurisdicción es una sola, en teoría podría haber un solo juez, por tanto, no se le
puede colocar en situación de que vuelva a resolver lo mismo.
Este efecto es universal en los distintos ordenamientos jurídicos. Podrá tener más o menos
requisitos, pero todos lo contemplan.
En definitiva, ¿se vuelve a discutir lo mismo?, ¿el juez deberá confirmar o contrariar un fallo
ya dictado?
Las sentencias definitivas e interlocutorias firmes en su parte dispositiva (art. 175 CPC) y
excepcionalmente en sus parte considerativa. No lo producen los decretos ni los autos (art.
181 inc. 2° y, a contrario sensu el propio 175).
Son las partes del juicio en que se dicta (o necesariamente el que ha obtenido; el perdidoso
también puede evitar otro juicio, por ejemplo, para no estar en una situación más
desfavorable). Pueden invocarla además todos aquellos que sin ser partes les aproveche el
fallo. Para las personas que no queden comprendidas en la regla del Artículo 177, la
excepción es inoponible.
Sobre el particular, la jurisprudencia se encuentra ordenada en el Repertorio del Código de
Procedimiento Civil, en el artículo citado.
El art. 177 CPC exige para la procedencia de la Excepción de Cosa Juzgada una triple
identidad:
Se trata de reunir los aspectos de ¿quién pide?; ¿qué pide?, ¿por qué o sobre qué base lo
pide?. Si la respuesta jurídica a las tres preguntas es idéntica, respecto de los dos juicios (el
terminado y el nuevo), hay excepción de cosa juzgada.
a.- Subjetivos:
Obviamente, no hay mayor margen de duda cuando coinciden persona física e interés jurídico
(en ambos juicios concurre la misma persona por sí misma).
Sin embargo, existen casos más dudosos, ¿qué sucede si actúa en el segundo juicio el
heredero del primer juicio? (la parte fue su causante). No suele haber discusión si se trata de
un heredero a título universal (ocupa idéntica posición de su causante).
Pero si lo es a título singular (un legatario). Se acepta que si adquiere el derecho ya existiendo
sentencia ejecutoriada, le afecta la cosa juzgada.
Pero, ¿qué sucede si está ya trabada la litis (notificación, más término de emplazamiento),
pero aún no hay sentencia ejecutoriada?. Existen posturas a favor y en contra, pero el
problema parece ser más aparente que real, pues aún no hay fallo ejecutoriado, por tanto, en
realidad, no hay aún cosa juzgada para nadie.
Luego, en que situación quedan los coacreedores solidarios con los codeudores solidarios,
¿les afecta a unos y otros?. Pareciera que no hay duda que tratándose de distintas acciones
de coacreedores solidarios, el codeudor solidario puede oponerles la cosa juzgada si ya
mantuvo pleito con uno de ellos.
Pero si un acreedor solidario demanda primero a un codeudor solidario y luego a otro, puede
este último oponer la cosa juzgada (en cuanto el primero hizo valer una excepción común,
como nulidad del título, pago, prescripción). Hay posturas que indican que sí, otros están por
la negativa y hay quienes opinan si lo resuelto fue a favor o en contra de los codeudores
121
solidarios. La mayoría se inclina (insisto, en cuanto una excepción común) que sí hay cosa
juzgada.
Luego, como ya se vio, la doctrina advierte sobre el “Efecto Reflejo del Fallo”, que se
produce cuando la sentencia puede ser invocada por quienes fueron terceros ajenos al pleito
(heredero respecto de un legado declarado nulo; codeudor de una obligación declarada nula).
b.- Objetivos: Son la cosa pedida y la causa de pedir. Ambas deben ser idénticas entre un
juicio y otro para que pueda hacerse valer la excepción.
Cosa pedida es el beneficio jurídico que se reclama y al cual se pretende tener derecho,
materialmente, equivale a la acción y a la excepción, ventiladas en el proceso (¿Qué se
pide?).
No es la cosa u objeto material sobre el que recae el derecho que se discute sino el intento
final de las partes contenidas en la demanda y contestación las que forman el concepto de
objeto para los efectos de esta disposición. Esto pues puedo reclamar dominio sobre una cosa
como heredero, luego por haberla comprado, luego por adquirirla por prescripción; o puedo
reclamar sobre una misma cosa distintos derechos reales, como dominio o usufructo, etc.
Y, por el contrario, puedo pedir un objeto material distinto, pero haciendo valer el mismo
derecho (reclamo diversos bienes sucesivamente, siempre sobre la base de argüir ser
heredero), igual hay cosa juzgada, pues ya se discutió el beneficio jurídico (ser heredero).
Pero ¿qué sucede si se hace valer igual fundamento, pero por una causal distinta? Por
ejemplo, pido la resolución de un contrato por consentimiento viciado por dolo, ¿puedo luego
pedir la resolución del mismo contrato, por vicio del consentimiento, pero esta vez por fuerza?,
y ¿puedo hacer lo mismo una tercera vez, pero ahora aduzco que el vicio es error?. O ¿puedo
demandar dos o más veces de tuición por cuanto habría desamparo de los menores por quién
los ha tiene su cargo, pero fundado en que no hay cuidado médico, luego en que no hay
escolaridad, más tarde en que hay maltrato?, etc.
La doctrina en estos casos distingue entre la causa próxima (fundar la pretensión de nulidad
en vicio del consentimiento) y la causa remota (viciado por dolo).
122
Cierta doctrina (Marcadé) indica que sólo debe atenerse a la causa próxima (vicio del
consentimiento). No importa que lo haga valer por distintos motivos.
Otra (Laurent) indica que, por el contrario, para que exista excepción de cosa juzgada debe
haber identidad tanto entre la causa próxima como la remota. Así, no hay excepción de cosa
juzgada si es el fundamento jurídico es el vicio del consentimiento y primero se demanda por
fuerza y luego por dolo. La doctrina chilena se inclina por este argumento (Alessandri,
Somarriva), pero la jurisprudencia ha sido vacilante. Se argumenta que no se trata de volver a
resolver lo mismo, dado que los aspectos involucrados pueden ni haberse mencionado en el
primer pleito. En definitiva, no se trata de confirmar o contrariar lo ya resuelto.
Se discute en doctrina moderna este tipo de situaciones, que se trata de derechos que
pertenecen a toda la colectividad o a una gran masa de personas.
La duda surge cuando, tratándose de derechos difusos, se pide la misma cosa, por la misma
causa de pedir, contra jurídicamente el mismo demandado, pero, sin embargo, quién hace
valer la pretensión es otro.
Por ejemplo, los distintos dueños de un edificio defectuosos, si uno de ellos demandó porque
estaba construido contra norma y se resuelve que no, ¿puede otro demandar exactamente lo
mismo?. O si distintos habitantes de un pueblo demandan al Estado por la contaminación de
un lago; por excesiva congestión vehicular, o si distintos afectados por un Tsunami demandan
por no dar alerta temprana, los varios afectados por la Talidomida, etc.
Por conveniente que pareciera ser el aplicar la cosa juzgada, el texto del art. 177 es claro en
exigir identidad legal de parte: Por tanto NO existe Cosa Juzgada (otra cosa es que, lege
ferenda, se declarase identidad legal entre los eventuales titulares de un derecho difuso).
La excepción de cosa juzgada puede hacerse valer en nuestra legislación de variadas formas,
demostrando la intención de legislador que jamás se vuelva a litigar lo ya resuelto:
- Excepción mixta, es decir perentoria pero tramitada como dilatoria (art. 304).
. Como excepción anómala, es decir, perentoria que puede hacerse valer hasta la citación
para oír sentencia en primera instancia o hasta la vista de la causa en segunda (art. 310).
(Recordar que para algunos autores la excepción anómala es lo mismo que una mixta).
- Es causal del recurso de Casación en la Forma (art. 768 Nº 6 CPC). Pero debe haberse
preparado el recurso.
- Puede invocarse también como causal del recurso de Casación en el Fondo (art. 767 CPC).
- Acción de Revisión (art. 810 Nº 4 CPC), siempre que no se haya alegado durante la secuela
del juicio cuya sentencia que se trata de revisar.
¿Se puede hacer valer una sentencia extranjera para oponer excepción de Cosa Juzgada?
Hay consenso que sí, en la medida que concurran los mismos requisitos que un fallo nacional.
¿Requiere exequátur?
No resuelto por la ley. Se opina que sí, pues ello se exige para hacer valer la sentencia (y la
cosa juzgada es una sola, con distintos efectos).
Las razones para que exista en el proceso penal cobra mayor fuerza aún en el ámbito penal,
dada la naturaleza de los bienes jurídicos que están en juego, que hacen aún más necesaria
la estabilidad o certeza jurídica.
De entrada, está prohibido el doble juzgamiento (art. 1° CPP), teniendo el efecto tanto la
condena (no es posible volverlo a juzgar), la absolución y el sobreseimiento definitivo (art. 250
CPP).
Luego, la cosa juzgada puede hacerse valer como excepción de previo y especial
pronunciamiento (art. 264 letra c, CPP). El Juez puede dejarla para ser ventilada en el juicio
oral (art. 271 CPP).
Y también puede hacerse valer como fundamento o causal del recurso de nulidad (art. 374
letra g CPP).
La cosa juzgada, en materia penal NO es fundamento del recurso de revisión (ver art. 473
CPP).
2) La acción la producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes y las que causan
ejecutoria; la excepción, sólo las firmes.
5) La acción prescribe en cinco o diez años, según los casos; la excepción es imprescriptible.
Los asuntos no contencioso son aquellas en que no existe controversia entre partes. Se trata
de asuntos administrativos conocidos por los tribunales (art. 817 CPC). Por esto mismo,
buena parte de la doctrina opina que no es propio hablar de cosa juzgada en esta clase de
asuntos.
En principio, no existe cosa juzgada (art. 821 CPC), sin embargo se distingue entre
resoluciones negativas (no se dio lugar a lo pedido), decisión que siempre puede revertirse,
en la medida que se hagan valer nuevos antecedentes.
Si se trata de resoluciones afirmativas (se dio lugar a lo pedido) también puede modificarse,
siempre que esté pendiente la ejecución. Es evidente que ya no puede revertirse (por la vía no
contenciosa) lo cumplido.
125
1.- GENERALIDADES
El Derecho Procesal tiene como fundamento el hecho que la colisión de intereses entre los
sujetos en su vida diaria provoca controversias que, de no resolverse por composición mutua,
generan el llamamiento a la acción de los tribunales a través de la acción, a fin que se lleven
adelante los juicios correspondientes.
La potestad jurisdiccional del Estado se traduce en que existe el proceso, como concepto
genérico, “serie de actos de parte, tribunal y terceros que se desarrollan
progresivamente a fin de solucionar una controversia en el orden temporal de
relevancia jurídica, a través de una sentencia o de un equivalente jurisdiccional”.
Y, luego, existen los diversos procedimientos, que son la materialización del proceso, que
determinan, según la naturaleza de la cuestión debatida y su trascendencia, los acto precisos
del proceso, los plazos, el orden de las actuaciones, forma de notificaciones, los medios de
prueba, la forma de cumplimiento de las resoluciones, etc., todo ello sobre la base de tres
etapas (momentos) básicas, que son de conocimiento (discusión y prueba), fallo y
cumplimento de lo fallado.
Lo cual ocurre sólo una vez trabada la relación procesal, es decir, que exista emplazamiento,
que se manifiesta a través de:
- Presentar la demanda;
- Dictación de la resolución judicial que la tiene por presentada y manda ponerla en
conocimiento del afectado;
- La notificación de la demanda;
- Y el transcurso del término para contestarla.
El resto de las controversias que se plantean para poder solucionar el litigio y que va
surgiendo en su transcurso (o que la ley llama a resolver, como las costas), son los
INCIDENTES. También se les llama “Artículos”.
El sistema procesal griego no los contemplaba ni tampoco existieron como tales en Roma,
sólo ciertas instituciones parecidas, que sin ser lo principal, eran resueltas por el Juez, pero
sin un tratamiento orgánico.
Las Leyes de las Siete Partidas, en el Derecho Medieval Español, sí los contemplaba y en lo
sucesivo fueron desarrolladas por los distintos instrumentos jurídicos o cuerpos legales
posteriores.
3.- DEFINICIÓN
.
La palabra “incidente” viene de “in” (durante, en o dentro de) y “cadere” (lo principal, lo que
sucede).
La RAE los define como “cuestión distinta del principal asunto del juicio, pero con él
relacionada, que se ventila y decide por separado, suspendiendo a veces el curso de
aquél y denominándose entonces de previo y especial pronunciamiento”.
VIVALDI: “Toda cuestión distinta y accesoria del asunto principal de un juicio, que
presentándose durante el curso del proceso puede en ciertos casos suspenderlo y
sobre el cual debe recaer una resolución especial del tribunal”.
Por tanto, no todo incidente requiere de audiencia de las partes, que si bien es un punto
doctrinariamente discutido, queda zanjado por la redacción del art. 89 CPC, que señala que
pueden resolverse de plano aquellas cuestiones cuyo fallo puede fundarse en antecedentes
que consten en el propio proceso o sean de pública notoriedad.
Los incidentes están tratados en el Libro I, Título IX, art. 82 a 91 del CPC y el art. 82 CPC,
señala que toda cuestión accesoria al juicio que requiere pronunciamiento especial del tribunal
se tramitará como incidente y se sujetará a lo dispuesto en el Título IX del Libro I, salvo que
tenga señalada por ley una tramitación especial.
.
Y existen muchos artículos del CPC que se refieren a ellos: 69, 79, 81, 92, 157, 158, 167, 171,
210, 233, 302, 307, 323, 336, 424, 519, 521, 690.
4.- CARACTERÍSTICAS
a.- Cuestión accesoria: Depende de otra principal, sin ella no puede haber incidente alguno,
por tanto es distinta de la cuestión principal.
b.- En cualquier juicio: Dado que, por su naturaleza, pueden existir en todo pleito, por ello
están tratados en el Libro I que son normas cunes a todo procedimiento.
127
c.- La resolución que lo resuelve (intervención del tribunal): Es una sentencia interlocutoria o
un auto. Nunca se trata de la sentencia definitiva, aun cuando allí está contenida la resolución
misma (principio de la descomposición de la sentencia) Art. 690 CPC.
a.- Accesoriedad
En cuanto requieren la existencia de una controversia principal. Por tanto, es necesario que ya
haya nacido el juicio, exista relación procesal (esté trabada la litis), así no pueden
interponerse ni originarse incidentes antes del transcurso del término de emplazamiento, salvo
que la ley lo autorice, como en el caso que se inicie la controversia a través de una medida
prejudicial precautoria.
Por lo mismo, los incidentes dependen de la cuestión principal, no pueden ser en sí tal
cuestión. Ni tampoco pueden ser independientes o desvinculados de la controversia principal,
lo que se llama “incidentes inconexos”.
Por ello, hay que tener presente que si bien la ley, en ciertas materias, permite utilizar el
procedimiento incidental, no se trata de incidentes propiamente tales, como el cobro de
honorarios o las tercerías de pago y prelación en el juicio ejecutivo.
Requieren de una resolución expresa sobre el punto debatido. Puede ir en la misma sentencia
definitiva, aunque técnicamente no sea lo más adecuado (salvo que se trate de un
procedimiento breve y concentrado).
Sin embargo, la resolución que lo resuelve puede ser una sentencia interlocutoria o un
auto (jamás ni decreto ni sentencia definitiva), lo cual importa por la procedencia de recursos
(incluyendo, en su caso, la casación, cuando la resolución del incidente pone término al juicio
o hace imposible su prosecución).
a.- Por Ley, en cuanto a que determinadas materias están expresamente reconocidas por la
ley como incidentes. Por ejemplo, las excepciones dilatorias (art. 303 y 307 inciso 1°); la
petición de ampliación del término probatorio (art. 336); los casos de nulidad de los art. 79 y
80 (ver art. 81).
b.- Por el Tribunal, al proveerse “traslado” frente a una presentación o solicitud de una parte
o de un tercero. Se trata de la forma de conocimiento “con audiencia”.
c.- Por la actividad de una parte, en el sentido de oponerse o manifestar lo que estime
convenirle, luego de haberse dado lugar a una solicitud o presentación de la contraria “con
citación”.
a.- Base
Se trata de que el incidente es una institución básica para el avance del procedimiento, pues
permite su regulación, en el sentido de dirimir las controversias que se presenten durante tal
avance o en su razón, y el mantener la igualdad entre las partes. Sin embargo, también puede
ser un instrumento de dilación, de mala fe, al perturbar el curso regular del juicio. También
puede provocar retraso, confusión, desgaste, al tribunal y a las partes.
b.- Limitaciones
Si bien no debe tratarse de la controversia misma, debe tener una relación con ella, en caso
contrario implica la posibilidad de rechazo inmediato (art. 84 inc. 1°), dado que se entiende
que tienen carácter de dilatorios, inconducentes e incluso de mala fe procesal, lo cual será
una cuestión de hecho que debe ser declarada y resuelta por el juez de la instancia. Se les
conoce como “incidentes inconexos”.
- El incidente que nace de un hecho anterior al juicio o es coetáneo con su principio, debe
promoverse antes de hace cualquier gestión principal en el pleito (art. 84 inc. 2°)
- Incidente que nace de hechos que acontezcan durante el juicio (art. 85 inc. 1°) debe
promoverse tan pronto como se tenga noticia de los hechos. Si se trata de hechos que
originan nulidad, dentro del plazo de 5to. día (art. 83 inc. 2°).
- Sanción por incumplimiento de los dos puntos anteriores, el incidente debe rechazarse de
inmediato por extemporáneo, incluyendo la preclusión señalada en inc. final art. 85. Sin
embargo, existe un plazo de cinco días para reclamar la nulidad procesal, salvo que se trate
129
- Posibilidad que nazcan varios incidentes por unos mismos hechos, deben promoverse todos
a la vez, en caso contrario a los posteriores se les aplica el art. 84 inc. 3°, esto es, se
rechazan, salvo la excepción (art. 86).
Se trata de la sanción para quién haya promovido y perdido dos o más incidentes en el mismo
juicio.
Y, en tal caso, puede promover otro sólo si previamente ha depositado entre 1 y 10 UTM
como caución, cantidad fijada de oficio por el juez al desechar el segundo incidente, la cual se
aplica como multa al rechazar el nuevo incidente (inc. 1°).
Los incidentes que requieren de depósito previo siempre se tramitan en cuaderno separado,
sin afectar el curso de la cuestión principal u otro incidente (inc. 5°).
La cuantía del depósito (entre 1 y 10 UTM) la fija el juez según la actuación procesal de la
parte y puede elevarse hasta el doble si se observa mala fe.
Los litigantes con privilegio de pobreza no están obligados a depósito alguno, pero si se
observa mala fe o claro propósito de dilatar con nuevos incidentes, al rechazarlos el juez
puede imponer al abogado o mandatario una multa personal de 1 a 10 UTM
A través de la condena en costas (art. 144), a lo cual debe condenarse el vencido totalmente
(salvo motivo plausible para litigar).
Sin perjuicio de lo anotado, debe recordarse que el art. 84 faculta al juez para, de oficio,
corregir los errores que observare en la tramitación del proceso y puede, además, tomar
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos del proceso. Sin embargo, jamás puede
validar actuaciones viciadas en razón de haberse realizado fuera del plazo fatal indicado por
la ley.
130
Son ordinarios todos los sometidos a las reglas generales del Título IX del Libro I del CPC V.
Son tantos como la oportunidad o requerimientos del procedimiento los haga nacer.
Son especiales aquellos que se han sometido a una particular y determinada regulación y
tramitación. Es decir, tiene una reglamentación propia y obviamente son sólo los que la ley
señala. Por esto, la ley los señala taxativamente (Títulos X a XVI), es decir, la acumulación de
autos, las cuestiones de competencia, las implicancias y recusaciones, el privilegio de
pobreza, el abandono del procedimiento y el desistimiento de la demanda. También se
menciona a la nulidad procesal (aunque se trata de una materia más amplia). Todos los que
no son especiales son ordinarios y les rige la reglamentación general.
Sin embargo hay materias que siempre tienen tal carácter, como el recurrir contra la
resolución que recibe la causa a prueba (art. 320); el incidente sobre competencia (art. 112);
las excepciones dilatorias (art. 307 y 308). También, jurisprudencialmente, el incidente de
nulidad de lo obrado y el de ampliación de la demanda.
d.- Incidentes que pueden tramitarse e Incidentes que pueden resolverse de plano.
La regla general es que necesitan tramitación completa previa antes de resolverse por el juez,
es decir, si se da traslado, se contesta, eventualmente hay un período de prueba y se falla.
131
Sin embargo, el art. 89, segunda parte, da la posibilidad de resolver de plano (esto significa
omitir el probatorio) en aquellos casos en que el fallo se puede fundar en hecho que consten
en el proceso o n hechos que sean de pública notoriedad.
Esta regla da bastante amplitud a la posibilidad de fallar de plano, por ser muy frecuente que
el propio mérito del expediente baste para resolver la cuestión, aunque debe anotarse que los
tribunales son reacios a fallar de plano.
El hecho notorio es aquel que forma parte de la cultura general de un pueblo o sector social
de determinada época.
Debe observarse que el art. 89 determina la posibilidad de fallar o no de plano, según sea
necesario, o no, prueba especial o adicional a la que se dispone en la propia causa.
a.- Generalidades
Pueden hacerse valer desde que se traba la relación procesal, hasta la citación a oír
sentencia (salvo impetrar nulidad de lo obrado) y el desasimiento.
Se tramita ante el mismo tribunal que conoce de la causa principal (art. 111 COT).
- Discusión, que se inicia con el “traslado”, resolución originada por la petición que lo origina;
y luego existe un plazo de tres días para evacuar su contestación por la contraparte;
- Prueba, existe un término probatorio de ocho días, pero debe observarse que, por economía
procesal, puede omitirse esta etapa; y
- Fallo, que lo dicta el tribunal sin esperar que se solicite.
Originada por una actuación accesoria que requiere pronunciamiento expreso del tribunal.
Si se acepta a tramitación (art. 89) se provee “traslado” y se notifica por el estado diario
(también pueden nacer si se ha accedido a la petición de una parte “con citación” y, dentro
del plazo de tres días, la contraparte se opone a lo resuelto, en tal caso, se provee “traslado” a
la oposición y así se inicia el incidente).
El plazo para contestar es por tres días fatales, contados desde la notificación por el estado
diario del “traslado” y se forma o no cuaderno separado y se suspende o no el procedimiento
según si se determina, o no, que se trata de un incidente de previo y especial
pronunciamiento.
c.- Prueba
Dicho de otro modo, contestado el incidente o en rebeldía de quién deba contestar, el tribunal
debe o i) recibirlo a prueba o ii) resolverlo, según si hay o no hechos sustanciales, pertinentes
y controvertidos.
Término Probatorio: Se inicia al notificar por el estado diario la resolución que recibe el
incidente a prueba (tiene norma expresa, art. 323 inc. 2º) y es de 8 días (comunes según art.
327, y fatales).
Dentro de los dos primeros días de este probatorio las partes deben presentarse la lista de
los testigos de que piensen valerse (art. 90 inc. 2°), y sólo se examinarán a los presentados
en tal oportunidad.
Dentro de este término probatorio deben rendirse todas las pruebas que se posean, incluidas
las que versen sobre tachas, art. 90 inc. 1°).
Procede un término de prueba extraordinario, para rendir prueba fuera del territorio del
tribunal, hasta por 30 días (dicho expresamente en el inc. 1º art. 90), el cual debe pedirse
dentro del término probatorio ordinario, señalando la prueba de que se trate y el lugar en que
debe rendirse, lo que puede hacerse por una vez y por motivos fundados.
133
Respecto de un término probatorio especial, todos los autores estiman que es procedente, por
el número de días que dure el entorpecimiento, pero el tema no está tratado en la ley.
El art. 90 inc. final prohíbe apelar respecto de las materias que trata.
La prueba se rinde igual que la causa principal, es decir, según reglas generales, por lo que
importa en qué tipo de procedimiento se ventila la cuestión. Los testigos se deben examinar
dentro del término probatorio, en la audiencia fijada por el tribunal para ello.
d.- Fallo
Oportunidad (art. 91): Tan pronto como venza el término probatorio o dentro de tercero día. El
tribunal no necesita esperar a que se le pida fallo, pues la ley le exige dictarlo.
No existe el trámite de citar a oír sentencia ni tampoco se contempla específicamente la
posibilidad de dictar medidas para mejor resolver, aunque el art. 159 parece permitirlo y la
doctrina y la jurisprudencia se han pronunciado por la afirmativa.
Si se trata de un auto (art. 158, es decir, una resolución que resuelve un incidente sin
establecer derechos permanentes a favor de las partes ni resuelve un trámite que haya de
servir de base a la dictación de una sentencia definitiva o interlocutoria, es susceptible de
reposición y, eventualmente, con apelación subsidiaria, si esta última procede según las
reglas generales, art. 188, esto, es altera la substanciación regular del juicio o recae sobre un
trámite no ordenado expresamente por la ley.
Si se trata de una sentencia interlocutoria (art. 158 resolución que resuelve un incidente
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, o que resuelve sobre algún trámite
que haya de servir de base a la dictación de una sentencia definitiva o interlocutoria), es
apelable (art. 187). Si pone término al juicio o hace imposible su prosecución, es además
procedente la casación (forma y fondo, art. 766 y 767).
Es posible que exista la condena respecto del perdidoso, independientemente del resultado
final sobre las costa en la sentencia de término, por texto expreso, art. 144, aunque el punto
es discutido por la doctrina (Chiovenda opina que es inconveniente).
134
Es imperativa la condena al rechazarse un incidente calificado como dilatorio (es decir, para
quién lo promovió). Jurisprudencia ha indicado que es dilatorio aquel que alteró o suspendió la
regular sustanciación del juicio, como uno de previo y especial pronunciamiento.
Se tramitan según el art. 220, siempre pueden fallarse de plano (por tanto, no sólo en los
casos de la parte final del art. 89), cualquiera sea la materia debatida.
Sin embargo, igualmente puede dárseles tramitación completa, incluida la etapa de prueba.
Para resolverlos, si la Corte lo estima, pueden traerse los autos en relación o verse en cuenta,
que es la regla general.
Las resoluciones de dictan sólo por el tribunal de alzada (art. 210), es decir, nunca son
apelables (sí, en su caso, procede la casación).
I.- GENERALIDADES
Son aquellas cuestiones accesorias al juicio que, taxativamente señaladas por la ley,
tienen una tramitación particular y determinada.
Sólo a falta de norma especial se recurre a las generales que rigen los incidentes.
Por lo tanto, lo que los caracteriza es su tratamiento particularizado en la ley y todo incidente
que no tenga una tramitación especial, se trata de un incidente ordinario, que se rige por las
reglas generales ya vistas.
1.- Concepto
Reunión de dos o más procesos, a fin de que constituyan un solo juicio y terminen por una
sola sentencia, para i) mantener la continuidad o la unidad de una causa (art. 92 inc. 1°), ii)
cuando las partes o el objeto de los juicios sean idénticos, aunque las acciones sean distintas,
y, en general, iii) en los casos que en un juicio su resultado produzca cosa juzgada en otro.
2.- Generalidades
Supone la existencia de varios juicios ventilados a la vez, pero, para evitar el desgate
jurisdiccional o la posibilidad de sentencias contradictorias y concurriendo los requisitos
legales, la ley autoriza refundirlos en uno solo, es decir, los tramite y falle un solo juez como
un solo proceso. Par que proceda, se requiere que se reúnan copulativamente todos sus
requisitos.
3.- Requisitos
Debe recordarse que toda acción conlleva una pretensión, compuesta o dada por las partes
involucradas, el objeto pedido (materia del pleito) y la causa de pedir, por lo que de ello
pueden nacer múltiples vinculaciones, que pueden enlazar dos o más juicios, que, sin
embargo, pueden (y deben) ser resueltas en un solo juicio.
Sin embargo, la causa legal de la acumulación de autos es una sola y genérica (las que
siguen en el art. 92 son ejemplos de esta causa genérica), cual es: “siempre que se tramiten
separadamente dos o más procesos que deban constituir una sola causa, para
mantener la continencia o la unidad de la causa”.
a.- Si la acción o acciones son iguales en dos o más juicios o cuando emanen directa o
inmediatamente de unos mismos hechos (art. 92 N° 1)
- Acción o acciones iguales en dos o más juicios. Habrá lugar cuando existe identidad entre
los tres elementos (parte, objeto, causa de pedir), pero también la hay en los casos en, a lo
menos, dos de ellas (por ejemplo, en un caso A y B disputan por el dominio de un predio, al
paso que hay un juicio por lo mismo entre A y C; o A demanda en dos juicios a B por el
dominio de un predio, en uno por ser dueño por compraventa y en el otro por ser dueño por
herencia).
- O si el juicio emana de los mismos hechos (como un accidente de tránsito con resultado
múltiple o por un acto de autoridad que afecte a muchos), en cuyo caso incluso podría
demandarse en forma conjunta (art. 18 CPC).
b.- Cuando las partes o el objeto de los juicios sean idénticos, aunque las acciones
sean distintas (art. 92 N° 2).
Es una exigencia obvia, dado que seguirá como un sólo juicio, por lo que se necesita igual
tramitación (por ejemplo: ordinario, sumario, ejecutivo, hacienda, interdicto posesorio). De otro
modo, además, no podría cumplirse la regla del art. 97, cual es que, acumulados, se
suspenderá la tramitación del más avanzado, hasta que todos alcancen el mismo estado.
Ambos o todos, en la misma, sea primera o segunda o única (art. 95). Se supone que esta
regla es para evitar que, avanzado un juicio a segunda instancia, se inicie un segundo juicio
para retardarlo. Sin embargo, no puede desconocerse que esta exigencia puede atentar
contra el fundamento o motivos base de la institución (atentar contra la cosa juzgada,
sentencias contradictorias, etc.).
4.- Procedencia
137
La Iniciativa (art. 94) puede ser de oficio, pero sólo si los todos los procesos a acumular se
conocen en el mismo tribunal, es facultativo para el Juez; o a petición de parte, pudiendo
pedirlo cualquiera que sea parte en alguno de los pleitos a acumularse. Basta que lo sea en
uno de ellos, pero no puede pedirlo si es un simple tercero.
El inc. 2º del art 94 señala que puede pedirlo cualquiera que haya sido aceptado como parte
en cualquiera de los juicios a acumularse, lo que se ha prestado a discusión, por ejemplo, en
lo relativo a los terceros coadyuvantes. Como se indicó, la jurisprudencia se ha inclinado por
aceptar sólo a partes propiamente tales.
Tribunal que debe seguir la tramitación. Quién debe continuar conociendo de los procesos
acumulados depende de si estaban conociendo de ellos tribunales de distinta jerarquía, en
cuyo caso lo es el superior (art. 96). Si todos son de la misma jerarquía, es el que conocía del
proceso más antiguo (no importa estado de avance).
Juicio de quiebras. Hay que tener presente que en el procedimiento de quiebras (Ley N°
18.705) posee reglas propias, dado su carácter de juicio universal, según el art. 52 Nº 4, que
orden acumular todos los juicios que se sigan contra el fallido en otros tribunales, de cualquier
jurisdicción y que pueda afectar sus bienes, salvo las excepciones legales (art. 93 CPC).
5.- Tramitación
Se pide por cualquiera de los legitimados, de acuerdo con lo ya visto, únicamente ante el
tribunal que deba seguir conociendo de los juicios acumulados (art. 98), según la regla ya
vista del art. 96.
Respecto del Tribunal, si conocía de todos los juicios, continúa su tramitación. Si no es así, la
competencia se radica en un solo tribunal, alterando la regla de la radicación, según art. 96.
138
Respecto del procedimiento, se suspende la tramitación del (o de los) más avanzados, hasta
que el más atrasado llegue a igual estado y luego se sigue una tramitación común y se fallan
por una sola sentencia (art. 97).
Dado que la (eventual) apelación es solo devolutiva, los efectos se producen desde la
notificación de la resolución que ordena la acumulación. Obvio que, si se rechaza, los
procesos siguen su tramitación separadamente.
1.- Generalidades
Art. 108 COT: La competencia es la facultad que tiene cada juez de conocer de los negocios
que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones. Todo juez tiene jurisdicción
(de otro modo, no es juez), pero la ejerce para ciertos casos, según la ley determine.
Deben diferenciarse las contiendas de competencia (que se suscitan entre tribunales) de las
cuestiones de competencia (que se promueven por las partes).
Art. 101 CPC. Existen dos vías: por inhibitoria y por declinatoria. La vía inhibitoria es aquella
que se intenta ante el tribunal que se cree competente para que asuma el conocimiento de un
asunto que se ventila ante otro tribunal al que se cree incompetente, a fin de que éste se
inhiba de tal conocimiento y le envía la causa al primero. A su turno, la vía declinatoria es
aquella que se intenta ante el propio tribunal que está conociendo del negocio (y se lo estima
incompetente) a fin de que deje de conocer del mismo y lo envía al tribunal que se le indica
como el que sí sería competente.
139
El inc. 2º del art. 101 indica que la incompetencia puede alegarse por una de las dos fórmulas
propuestas, a elección del que la intenta, pero jamás se puede usar ambas, ni de forma
sucesiva ni simultánea ni abandonar la intenta para asumir la otra.
III.-A.- LA DECLINATORIA
1.- Concepto
Art. 111 CPC: La declinatoria se propone ante el tribunal al que se cree incompetente (y que
está conociendo del asunto) para que se abstenga de proseguir conociendo de la causa,
indicándole el tribunal que se estima competente para su continuación.
Incompetencia Absoluta: Puede hacerse valer en cualquier momento, dado que se trata
siempre de normas de orden público (y no procede la prórroga de competencia del art. 182
COT). Además se trata de un vicio que anula el procedimiento, por lo que no necesita hacerse
valer antes de hacer cualquier gestión en el pleito (entonces, no se le aplica la preclusión del
inc. 2° del art. 84 CPC).
Incompetencia Relativa: Sólo puede hacerse valer, en los casos que procede la prórroga de la
competencia, antes de cualquier gestión en el pleito. De otro modo, precluye, pues se
entiende prorrogada (N° 2 del art. 187 COT).
3.- Tramitación
Se tramita como un incidente ordinario (art. 111 CPC) y tiene el carácter de previo y especial
pronunciamiento, por lo que se tramita en el cuaderno principal y suspende entretanto se
resuelva el curso de la causa principal (art. 112 inc. 1°).
Si se acoge, todo lo actuado ante el tribunal incompetente es nulo, por lo que debe reiniciarse
el proceso ante el juez competente.
III.-B.- LA INHIBITORIA
1.- Concepto
(Art. 102 inc. 1° CPC) La inhibitoria es la solicitud dirigida al tribunal que se cree competente
para conocer de un asunto que está siendo ventilado ante otro tribunal, a fin de que se dirija a
140
éste para que le remita el asunto. Es decir, se reclama de la incompetencia ante el tribunal
que se estima competente por ley.
El tribunal presuntamente competente debe resolver la solicitud con el sólo mérito de lo que
se expuso en ella y de los documentos acompañados (o los que, de oficio y según lo estime,
mande agregar). Es decir, no da tramitación incidental (art. 103 CPC).
Si la acoge, debe dirigir un exhorto al tribunal que está conociendo del asunto, para que se
inhiba y le remita la causa (art. 104), acompañando la solicitud acogida, los documentos que
la fundan y su propia resolución.
Se llama requirente al que reclama la competencia y requerido el tribunal que está conociendo
del asunto y que sería presuntamente incompetente.
3.- Tramitación ante el tribunal requerido (el que está conociendo del negocio), una vez
recibido el exhorto
Debe acompañar el exhorto a la causa y oyendo a las partes que ante él litigan (“traslado y
autos”), debe resolver (art. 105).
Si, en definitiva, accede a la inhibición, debe remitir la causa al requirente, una vez
ejecutoriada, pues es apelable, solo devolutivamente (inc. 1° del art. 106 y art. 107).
En cambio, si la deniega, lo que sucede es que existen dos tribunales que se estiman
competentes para conocer del asunto (el requirente al aceptar la inhibitoria y el requerido al
rechazarla).
Por tanto, el requerido debe comunicar su negativa al requirente y ambos, con citación de las
partes, deberán elevar sus autos al tribunal que debe dirimir la contienda (para a ser
contienda, al estar involucrados los dos tribunales, en conflicto entre ellos). Mientras, el
requerido sigue conociendo de la causa (art. 112 inc. final), pero sujeto al resultado de la
contienda, por lo que se trata de una competencia condicional, pues si le es desfavorable su
resultado, lo así actuado es siempre nulo.
(Art. 190 y 191 COT). En caso que ambos tribunales se estimen competentes.
Para esto se distingue si se trata de tribunales de igual o distinta jerarquía.
141
Si son de distinta jerarquía, debe resolver la contienda el superior jerárquico de aquél de los
dos tribunales en contienda que sea de mayor jerarquía (por lo común, la Corte Suprema).
Si tienen distinto superior jerárquico, resuelve el del tribunal que previno (esto es, el que
primero comenzó a conocer del asunto), por lo que se envía al superior del tribunal requerido.
El superior de todo Juez árbitro (de única, primera o segunda instancia) es la Corte de
Apelaciones respectiva (inc. final del art. 190 COT).
Si dependen de distintas Cortes de Apelaciones, resuelve la que sea superior del tribunal que
previno (primero conoció del asunto).
Si no se puede aplicar las reglas precedentes (por ejemplo, porque alguno no depende de una
Corte de Apelaciones), resuelve la Corte Suprema.
5.- Tribunal competente para conocer de las apelaciones interpuestas en contra de las
resoluciones que se dicten en cuestiones de competencia
Son apelables tanto la resolución que dicta el tribunal requerido rechazando formular la
inhibitoria, como la del requerido que la acepta.
Y el art. 108 CPC determina que la apelación debe conocerla el tribunal que dirima una
contienda de competencia entre los mismos tribunales, salvo que cada uno dependa de
distinto superior (pero superiores iguales en jerarquía), en cuyo caso la apelación sigue la
regla general (de la jerarquía o grado, art. 110 COT y 186 CPC).
Lo cierto es que esta regla excepcional provoca que siempre se siga la regla del grado, salvo
que la cuestión sea entre tribunales de desigual jerarquía y el que dicte la resolución apelada
sea el de más baja jerarquía, pues esta apelación la ve la Corte Suprema (art. 108 CPC y 190
COT).
Quién deba resolver la apelación, debe declarar cual es el tribunal competente y ordenar
remitirle los autos (art. 109 CPC). Incluso puede dar tramitación incidental y abrir término de
prueba. Si se trata de tribunales de distinta clase de jurisdicción, debe oír al fiscal judicial.
Una vez resuelta la contienda competencia o que se falle la apelación (si se interpuso), se
deben remitir los autos al tribunal en definitiva determinado competente, para que comience a
conocer del asunto o prosiga el conocimiento (art. 110 CPC).
Dado que lo actuado ante tribunal incompetente es nulo, se comenzará a conocer del asunto
si en definitiva, debe encargarse de ello el requirente.
Por el contrario, si se determina como competente el que ya estaba conociendo del asunto,
esto es, el requerido, solo resta que lo prosiga. Y lo que se haya actuado ante él mientras
estaba pendiente la apelación devolutiva del rechazo de la inhibitoria, el incidente, se
convalidará (inc. final del art. 112).
1.- Generalidades
Por este motivo, el Juez debe ser neutro y no tener cercanía o enemistad con ninguna de las
partes o con el asunto ventilado que afecte su imparcialidad.
Por esta razón, las implicancias y las recusaciones son los medios que la ley prevé y dispone
para impedir que un juez que no tiene esta necesaria imparcialidad entre a conocer de un
asunto.
En su virtud, en la medida que sean declaradas por causas legales, hacen perder la
competencia del juez para conocer del asunto (art. 194 COT).
Por esto, el Juez implicado que falla a sabiendas de ello, comete delito de prevaricación (art.
224 Nº 7, Código Penal) y es causal de casación en la forma la sola circunstancia de existir la
143
Las causales de implicancia están taxativamente señaladas en el art. 195 COT, tales como
que el juez sea parte o tenga interés en la causa; sea pariente cercano o cónyuge de una
parte; Que el juez haya sido apoderado de una de las partes en un juicio anterior; tener el juez
o sus parientes cercanos causa contra una de las partes o una de éstas sea juez del juez en
otra causa; si el juez ha dictaminado su parecer sobre la cuestión ventilada con antecedentes
suficientes para dictar sentencia.
En causa criminal si el juez ha sido antes fiscal o defensor en el pleito o respecto del
imputado, haberlo acusado como fiscal o defendido en otro pleito o haber sido juez de
garantía respecto de actuar en el TOP.
Al contrario de las implicancias, son renunciables (art. 125 CPC) y, para que proceda el
recurso de casación en la forma, la recusación debe estar declarada o, a lo menos, estar
pendiente la incidencia (art. 768 Nº 2 CPC)
Las causales de recusación están taxativamente señaladas en el art. 196 COT, y son
circunstancias que no afectan tan gravemente como las de recusación la imparcialidad del
juez, tales como que el juez tanga un parentesco más lejano con las partes; tenga parentesco
con los abogados litigantes; sea el juez o sus parientes cercanos deudor o acreedor de una de
las partes o sus abogados; sea el juez socio de una de las partes; si el juez ha recibido
regalos importantes o tenga amistad o enemistad manifiesta de una de las partes; si el juez
manifestó su parecer sobre el asunto, con conocimiento sobre él. Y que la parte tenga juicio
contra el juez, pero solo si la inició con anterioridad al pleito en que se trata de recusar al juez.
Tan pronto tengan noticia de ella, deben ponerla en conocimiento de las partes y hacerlo
constar en el proceso (art. 109 COT).
Sin embargo, debe esperarse que se haga valer la inhabilidad por la parte correspondiente si
ésta se funda en que juez es parte de una sociedad anónima.
144
Si no lo hace el juez de oficio, las partes pueden pedir la declaración de inhabilidad (a ellos
mismos o al tribunal colegiado de que forman parte).
La causal de recusación sólo puede hacerla valer la parte que sea afectada por la misma y si
afecta a varias partes o a todas ellas, la puede pedir cualquiera de las partes (art. 200 COT).
Antes de pedirse formalmente la recusación, puede la parte afectada por ella, pedirle al
recusado o al tribunal de que éste forma parte si es colegiado, que la declare sin más trámite.
Si no se acepta, se puede alegarla formalmente (art. 124 CPC).
Las partes deben deducirlos antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito o antes de
que empiece a actuar el juez afectado.
La solicitud incidental para declararlas debe expresar (art. 115 a 118 CPC):
145
Si la solicitud debe surtir efectos en distintos juicios entre las mismas partes, puede hacerse
sólo en uno de ellos (art. 127 CPC).
Y si son varios demandantes o varios demandados, la solicitud que pierda uno de ellos, no
puede renovarse por el resto, a menos que se funde en una causal personal (art. 128 CPC).
Una vez deducida la solicitud incidental, el tribunal que debe conocer de la misma debe
examinar su admisibilidad, en relación con los requisitos arriba analizados. Si no los cumple,
las desecha de inmediato (art. 119 CPC).
Caso contrario, la admite a trámite, declarándola bastante (esto sólo significa que la acoge a
tramitación, no que se haya aceptado en definitiva).
Caso contrario, se pasará a la tramitación según las reglas generales de los incidentes. NO
constituyen incidentes de previo y especial pronunciamiento (art. 119 CPC).
No olvidar que si no se necesita fundamento, se acogen de inmediato (art. 117 CPC), como el
caso de recusación de funcionarios subalternos.
Y desde este momento existe la causal de casación en la forma respecto de las recusaciones,
pues para las implicancias, basta existir la causal (art. 768 Nº 2 CPC).
Si el juez afectado es uno de tribunal unipersonal, el subrogante debe avanzar el pleito hasta
el estado de sentencia y allí paralizarlo, hasta que se resuelva (inc. 1º art. 121 CPC).
146
Si se trata de tribunal colegiado, se actúa con prescindencia del afectado, hasta el estado de
sentencia, en que se procede del mismo modo (inc. 2º art. 121 CPC).
Debe observarse, entonces, que ya declarada “bastante” la causal y mientras esté pendiente
la resolución del incidente, el juez cuya inhabilitación se busca, debe abstenerse de actuar en
la causa, y ésta se sigue adelante, pero sólo hasta el estado de dictar sentencia, etapa en la
cual se paraliza la tramitación hasta la resolución del incidente. Esta circunstancia se justifica
por evitar que a los jueces simplemente se les recuse o implique para evitar que dicten
sentencia en la causa. Ya resuelta la inhabilidad, el juez dictará o no sentencia, obviamente
dependiendo del resultado.
Toda sentencia sobre estos incidentes se transcribe al juez afectado (art. 126 CPC).
Todo incidente de este tipo que permanezca más de 10 días sin tramitación de parte, debe
declararse abandonado de oficio, con citación del recusante (art. 123 CPC).
Recursos: Las sentencias sobre implicancias o recusaciones son inapelables (art. 126 CPC y
205 COT), Salvo:
Los beneficios están señalados en art. 591 COT, y consisten en litigar en papel simple (ya no
tiene efecto, se suprimió la exigencia de papel sellado), el ser atendido gratuitamente por
todos los funcionarios judiciales (secretarios, receptores, notarios, conservadores) y también
por abogados y procuradores designados para la defensa de pobres.
También quedan exentos del pago de multas, salvo norma en contrario, pero si el Juez
observa en las personas beneficiadas notoria malicia (mala fe) puede imponérseles
igualmente la multa (con sistema de conmutación multa-día).
Según el art. 600 COT las personas representadas por la Corporación de Asistencia Judicial y
por entidades públicas o privadas que presten servicio gratuito a pobres, gozan del privilegio
de pobreza por el sólo ministerio de la ley. En este caso, los abogados y procuradores no
responderán por las costas u otras cargas pecuniarias a que sean condenados sus
representados. Para comprobar la situación a los representados se les otorga un certificado
de patrocinio.
Y según el mismo art. 600 COT las personas que gozan de privilegio de pobreza no serán
condenadas en costas, a menos que, por resolución fundada, el juez se las imponga por
considerar que han obrado como litigantes temerarios o maliciosos.
Las personas privadas de libertad se presumen pobres (art. 593 COT y 135 CPC), tanto si
cumplen condena como si se trata de prisión preventiva.
En este caso está obligado a destinar una décima parte (1/10) del valor líquido que resulte a
su favor al pago de derechos y honorarios, que se distribuirán a prorrata entre los interesados
si el monto no alcanza a cubrirlos a todos (art. 594 COT).
a.- Solicitud
Se puede solicitar en cualquier estado del juicio e incluso antes de su inicio (como un otrosí en
la demanda) y es siempre ante el tribunal que debe conocer en primera instancia el negocio
principal. Incluso si entre las mismas partes hay varios juicios en el mismo tribunal, se puede
solicitar en una misma vez para todos ellos (art. 130 CPC).
b.- Tramitación
El tribunal debe dar traslado a la contraparte y puede suceder que esta se oponga o no lo
haga. Si se opone, se trata de un incidente que se tramita en forma ordinaria (inc. 2° art. 132
CPC).
Si no se opone la contraparte, el tribunal debe ordenar se rinda información para acreditar los
fundamentos invocados y se resolverá con estos antecedentes, más otros que se puedan
acompañar o que el tribunal mande agregar (art. 132 inc. 1°).
Tanto la prueba o, en su caso, la información que se rinda, debe referirse a Las circunstancias
que se invoquen y a la situación económica, social y familiar del solicitante (art. 134 CPC).
Debe tenerse presente que, para su concesión, no es necesario que la persona carezca
absolutamente de bienes o de medios de subsistencia. Lo que interesa es determinar si está
en condiciones de afrontar los gastos del juicio.
La apelación de la sentencia incidental es sólo devolutiva (art. 132 inc. final) y sólo una vez
ejecutoriada la resolución se obtiene el privilegio (art. 591 COT).
Esta resolución solamente produce cosa juzgada sustancial provisional (no es inmutable),
dado que, si cambian las condiciones que fundaron el otorgamiento de privilegio de pobreza,
éste puede ser dejado sin efecto o, si se negó, puede esta vez otorgarse (art. 136 CPC).
Esta materia ya fue tratada al revisar las actuaciones judiciales. Veremos nuevamente el
tema.
Todo juicio involucra un cierto nivel de gastos (honorarios del abogado, procurador, peritos,
funcionarios habilitados para percibir remuneración o arancel, como receptor u otros como un
depositario, gasto de testigos, secretario del tribunal, etc.).
La gratuidad no va mucho más allá de los gastos propios del juez y de las instalaciones.
Pero se impone a las partes el gasto mismo del juicio (forma de evitar litigios aventurados,
abusos y traspasos de costos a la comunidad).
Por tanto, las costas son los gastos que se originan durante la tramitación del juicio, pero sólo
ello. No involucra los perjuicios que sufre el demandado por ser llevado a juicio o el
demandante por tener que hacer el juicio (ellos son pretensiones de fondo).
En principio, cada parte solventa los gastos que genera y si se trata de una actuación en que
concurren varias litigantes, se dividen en partes iguales (costas individuales y comunes), art.
25 CPC, salvo que la ley o el tribunal manden pagarlas o rembolsarlas.
Los pagos deben hacerse tan pronto se genere el gasto, pero sin entorpecer nunca la marcha
del juicio (art. 26 CPC). Y si hay colitigantes (litis consorcio) las pagan solidariamente, sin
perjuicio del rembolso a prorrata (art. 27 CPC).
Las costas se dividen (art. 139 CPC) en personales (honorarios del abogado, procurador y
demás que intervienen) y procesales (todas las demás), y el procurador responde del pago de
las procesales que correspondan a su mandante, aunque puede pedir rembolso (art. 28 CPC).
En principio, como se dijo, cada parte solventa sus propios gastos. Y ponga a prorrata los
gastos comunes.
La parte vencida debe soportar el pago de las costas causadas por su contraparte (es un
rembolso, pues ya se vio deben pagarse a medida se generen). Pero ello es por resolución
expresa (aún de oficio, por interpretación del art. 144 CPC) y puede recaer en la cuestión
principal o en cada incidente.
La condena se aplica al litigante totalmente vencido en el juicio o incidente (art. 144 CPC) (se
pidió una cosa, se pidieron varias o se pidieron subsidiariamente). Se excepciona:
- Cuando una parte es vencida completamente, pero el tribunal considere que consta
que tuvo motivo plausible para litigar y así lo expresa (facultativo y condicionado), art.
144 y 145 CPC.
- Si se trata del fallo de un tribunal colegiado y el perdidoso obtuvo al menos un voto
favorable (art. 146 CPC), no se puede condenar en costas.
- Si se trata de un litigante con privilegio de pobreza, a menos que el tribunal, por
considerarlo litigante malicioso o temerario, dedica imponerlas por resolución fundada
(art. 600 inc. 3° COT).
- Lo que se disponga en normas especiales.
Es necesario para determinar el monto a pagar por quién fue condenado en costas. Se tasan
en cada instancia (art. 140 inc. 1°).
Las personales son determinadas por el juez, pero pertenecen a la parte y pueden imputarse
al honorario del abogado (art. 139 inc. final).
Las procesales puede delegarlas en el secretario, pero sólo se consideran las útiles (art. 140
CPC) por el secretario, que entonces elimina las innecesarias o no autorizadas por la ley.
Hecha las tasaciones, se entienden aceptadas si nada se indica dentro del tercero día, y si
hay objeción puede tramitarse como incidente (art. 141 y 142 CPC).
Regladas en los art. 45 a 51 del CPP, con los mismos principios, se aplican a la sentencia e
incidentes, son personales y procesales, se condena al perdidoso (o que abandonó querella o
demanda civil), pero se puede eximir por motivo plausible a los actores y por razones
fundadas al imputado.
Si hay varios condenados en costas, el tribunal fija las proporciones (art. 49 CPP).
La acción no es otra cosa que el llamamiento que hace una persona a los tribunales para que
éstos ejerzan su ministerio (jurisdicción), en orden a resolver el conflicto de intereses de
relevancia jurídica planteado a través de la acción.
El demandante lo que desea es obtener algo del demandado, que llamamos pretensión y que,
en general, podemos caracterizar como la intención de subordinar el interés ajeno al propio
(que se prefiera el propio interés frente al del demandado).
Sin embargo, antes de ello, la demanda continúa siendo un acto unilateral y, entonces, el
actor puede, si lo desea, simplemente retirarla (o modificarla) a su placer. En tal caso, el único
efecto es que se tiene por no deducida (art. 148 CPC).
Pero, una vez notificada, ya no puede simplemente retirarla, pues se convirtió, de acto
unilateral, en un conflicto de intereses al cual el órgano del Estado jurisdiccional está llamado
y obligado a resolver.
No debe confundir con desistirse de un recurso, que es simplemente renunciar al mismo una
vez interpuesto. La diferencia importa pues éste no requiere poder especial, en cambio el
desistirse en primera instancia de la acción deducida requiere mandato especial (inc. 2°, art. 7
CPC).
152
2.- Tramitación
Ante esta solicitud, el demandado puede o aceptarla o rechazarla total o parcialmente, según
le interese que sobre la materia debatida recaiga o no un pronunciamiento del tribunal.
También puede aceptarla condicionadamente.
La resolución es siempre una sentencia interlocutoria (art. 158 inc. 3°), contra la que proceden
todos los recursos legales (incluso casación, si dio lugar al desistimiento).
Por tanto, ejecutoriado que sea el fallo que acogió el desistimiento, ya no se puede volver a
iniciar otro juicio sobre la misma materia. De ocurrir así, el demandado podrá oponer
excepción de cosa juzgada.
Sabemos que la reconvención es la demanda de la demanda que se tramita dentro del juicio
original (art. 314 y siguientes CPC). Puede ser un asunto totalmente inconexo con el original,
siempre que esté sometido al mismo procedimiento. Entonces, el demandado que pasa a ser
actor reconvencional puede, a su vez, desistirse de su reconvención.
Sólo en caso de existir esta oposición del demandado reconvencional, se genera un incidente,
el cual se puede dejar para resolución en definitiva, esto es, es la sentencia definitiva (art. 151
CPC).
Dicho de otro modo, este desistimiento se entiende aceptado por el solo hecho de
proponerse, salvo que haya una posterior oposición. Dentro del plazo de tres días para ello.
153
En la práctica, sobre la solicitud del actor principal se provee “traslado”, al paso que la del
actor reconvencional se provee “Como se pide, con citación”. Y la otra diferencia es que una
debe resolverse de inmediato y la otra puede dejarse para la sentencia definitiva.
1.- Concepto
“Es el efecto que produce la inactividad durante cierto tiempo de todas las partes del juicio, en
virtud de las cuales pierden el derecho de continuar el juicio y de hacerlo valer en uno nuevo”.
Se trata de una sanción legal frente a la inactividad de las partes, en cuya virtud se termina el
juicio. Es una suerte de consolidación de la situación de desinterés de las partes por el
resultado del juicio. Actúa tanto la economía procesal, como el interés de consolidar las
situaciones jurídicas. La ley presume que si las partes no hacen avanzar el proceso es que
perdieron el interés por el mismo.
a.- Que todas las partes hayan cesado en la prosecución del juicio
Se requiere una inactividad de todas las partes, por lo que no se trata solo de que el actor ya
no haga avanzar el proceso.
Sin embargo, el plazo, por mandato legal, empieza a contarse desde la “última resolución
recaída sobre una gestión útil”. Por ello, no toda gestión será útil y, entonces, tendrá la virtud
de impedir que se cuente (o interrumpa) el plazo de 6 meses y, entonces, será apto para
renovar el procedimiento e impedir que se le declare abandonado.
Lo anterior, provoca que sea necesario discriminar entre lo que es gestión útil y lo que no
posea tal calidad, dado que sobre ello recae la vital importancia de distinguir el momento en
se entiende abandonado (o renovado) el procedimiento.
Este plazo debe contarse desde la última resolución recaída sobre una gestión útil y debe ser
de 6 meses a lo menos.
154
Según el art. 48 CC, los plazos corren completos, hasta la medianoche del último día del
plazo y si son de meses tienen el mismo número de días en el mes que se inician que en el
que terminan y si se inician un día que el otro mes no tiene, corren hasta el último día del mes
en que vencen.
c.- Que sobre la causa no haya recaído aun sentencia de término ejecutoriada.
Lo cierto es que se trata de un requisito obvio, dado que si el juicio ya está terminado, no cabe
hablar de abandonar el procedimiento.
El abandono sólo puede alegarlo el demandado y hasta que se haya dictado sentencia
ejecutoriada en la causa (art. 153 CPC).
Es indiferente la instancia (primera, segunda o única), pero si se declara el abandono en
segunda instancia, se pierde todo lo actuado en el juicio desde su inicio, incluido, entonces, la
primera instancia.
4.- Juicios en que NO procede el abandono del procedimiento (art. 157 CPC)
Se prohíbe en los juicios de quiebras y en los juicios sobre división o liquidación de herencias,
sociedades y comunidades.
Se entiende que, en el último caso, no hay demandantes o demandados, sino que todos están
interesados en la liquidación o división.
El demandado puede alegarlo por vía de acción o por vía de excepción. Dependerá ello de si,
transcurrido el plazo de 6 meses y cumplidos los demás requisitos legales, presenta la
solicitud de abandono ante el mero transcurso del plazo (por vía de acción).
En cambio, será por vía de excepción, si ya transcurrido el plazo y cumplidos los demás
requisitos, el actor ha renovado el procedimiento y, entonces, se solicita reactivamente frente
a tal renovación. En este caso, el demandado pierde el derecho a solicitar el abandono si,
frente a la renovación, hace cualquier gestión distinta a la alegación de abandono (se trata de
una renuncia tácita legal, art. 155).
En ambos casos, se le otorga tramitación incidental, (art. 154). Hay acuerdo que se trata de
un incidente de previo y especial pronunciamiento.
Si se acoge, se pierde el derecho de continuar el juicio (por tanto, le pone fin) y no se puede
invocar nada de lo actuado en un futuro juicio. Sin embargo, no se afectan las situaciones
(actos y contratos) de los que resulten derechos definitivamente constituidos, lo cual se
produce por seguridad jurídica, podrá ser, por ejemplo, el caso de derechos que nazcan de
una conciliación parcial o el cobro de unas costas incidentales.
Sin embargo, no se entienden extinguidas las acciones o excepciones, por lo que el actor
podrá iniciar un nuevo juicio y el demandado no podrá invocar la excepción de cosa juzgada.
Empero, ni uno ni otro pueden invocar lo actuado en el juicio declarado abandonado.
7.- Situación especial de abandono en los procedimientos ejecutivos (art. 153 inc. 3°
CPC)
Los procedimientos ejecutivos son aquellos que tiene por objeto lograr el cumplimiento de una
obligación que conste en un título inobjetable y que la ley le otorgue mérito para servir de
antecedente a la ejecución (título ejecutivo). En definitiva, se trata de procedimientos de cobro
de una obligación.
Presentada la demanda, sobre la base del título ejecutivo respectivo, el demandado puede
oponer excepciones. Si se rechazan o no se oponen, resta sólo la ejecución (apremio), fase
que podría seguir indefinidamente.
También se cuenta desde la última resolución que recayó sobre una gestión útil, la cual, en
todo caso, no puede ser anterior a la sentencia de término o a la hipótesis del art. 472
(certificación de no oponerse excepciones).
LA INEFICACIA PROCESAL
GENERALIDADES
En este sentido es necesario recordar que un juicio es una controversia jurídica (del orden
temporal) actual, producida entre dos o más partes y sometida al imperio de un tribunal.
Y de validez:
Cuando alguno de estos elementos no concurre nos encontramos, en sentido lato, ante un
caso de ineficacia procesal.
La razón de fondo es que, en definitiva, el derecho le otorga protección a aquello que ha sido
realizado dentro de él, pero no a lo que lo ha contrario o inobservado.
Demás está decir que si no existiera sanción alguna frente a los casos de incumplimiento de
estos presupuestos, no tendría sentido el respetarlos y, entonces, sería indiferente actuar en
conformidad o en contra del Derecho. Cumple, entonces, un rol protector del Derecho.
En definitiva, ineficacia, significa que el acto no tiene efectos. Y no los tiene por no ser
perfecto (no estar provisto de todos sus requisitos).
Para algunos la preclusión es una forma de ineficacia (exacto en cuanto un acto no vale por
haber sido realizado fuera de sus límites; ya se efectuó, se hizo fuera del plazo; se hizo algo
incompatible).
En este caso solamente existe una apariencia de proceso, pues no existe (todos o alguno) de
sus presupuestos procesales de existencia.
Por ejemplo, no hay tribunal (órgano que ejerce jurisdicción), falta el conflicto; falta la acción
de la parte.
Ninguno de los actos realizados ni todos en su conjunto posee eficacia procesal, no hay ni
siquiera nacimiento de un proceso, podrán existir responsabilidades o sanciones por esta
apariencia, pero en caso alguno tienen, por sí mismos, ninguna validez, trascendencia ni
efecto procesal alguno.
Estos actos no podrán jamás acercarse entonces a los efectos de un proceso válido, ni
podrán invocarse de modo alguno para ningún fin de ninguna naturaleza.
Por esto, en su mérito, no hay emplazamiento, litispendencia, no hay sentencia, no hay cosa
juzgada, no se interrumpe ni suspende prescripción alguna, etc.
Ante ello, de haberse presentado ante un tribunal real, no se provee la demanda ni se acepta
contestación.
Escuela Francesa. Se define como la facultad de un tercero para enervar los efectos de actos
jurídicos procesales por no ser parte en el proceso ni haberse cumplido los requisitos
necesarios para su afectación.
Es decir, a diferencia del anterior, el acto existe y es válido, pero en forma relativa, pues no
afecta a un tercero, por no ser parte en el proceso (obvio, es un tercero), ni haberse cumplido
con las formalidades que puedan ser necesarias para que la eficacia del acto lo alcance o
afecte (por eso se llamó nulidad relativa procesal por antigua doctrina alemana). Por tanto, la
inoponibilidad no ataca al acto en sí, sólo a sus efectos, en cuanto circunscribirlos a las
partes.
Es una consecuencia de la relatividad del proceso (sólo alcanzan sus efectos a las partes,
salvo situaciones erga omnes).
De ahí que si al tercero se le puede afectar con la sentencia, pero si es mal emplazado, es
más bien un asunto de nulidad procesal que de inoponibilidad (no está bien emplazado,
pudiendo estarlo).
Según el inciso segundo del art. 3° CC, las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria
sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren.
Por ello, el art. 177 CPC, al establecer la excepción de cosa juzgada, indica que afecta al
litigante que obtuvo y a quienes aproveche el fallo.
Por ejemplo, el art. 234 CPC, que regula el cumplimiento incidental de unan sentencia. Si se
dirige contra la parte puede interponer determinadas excepciones, pero si se hace valer contra
un tercero, éste, además, puede hacer valer la excepción de no empecerle la sentencia (en el
plazo de 10 días).
Otras normas: Art. 80 CPC, pero para algunos es un tipo de nulidad procesal (al fijar plazo).
Art. 303 N° 2 CPC.
También puede referirse a una parte, en el caso de no haber sido válidamente notificada,
pues el art. 38 CPC determina que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud
de notificación hecha con arreglo a la ley (salvo las excepciones legales).
Por eso, el acto es inoponible, no surte sus efectos, pese a ser válido.
No puede ser un acto válido para unos (partes) y no para otros (terceros), de ahí es que sólo
se afecte su eficacia.
159
La ley acepta que sin la intervención de un tercero se le pueda afectar, como en la promesa
del hecho ajeno o en la agencia oficiosa (art. 6° CPC), pero esto en la medida que se entiende
que tal intervención sea en su beneficio.
Sujeto activo de la inoponibilidad: Todo tercero afectado por el acto sin previo emplazamiento
o sin cumplirse a su respecto requisito de afectación. Por supuesto puede aceptarlo (por
ejemplo, si le es beneficioso). Y puede dirigirse contra quién quiera afectarlo, que puede ser
una parte u otro tercero. Obviamente, no pueden invocarla las partes originarias del juicio. No
existe una acción específica de debido proceso, por lo tanto la forma de atacarla dependerá
de la naturaleza del acto de que se trate (puede ser una acción ordinaria, un incidente, un
recurso de queja, etc.).
Características:
- Sanción de ineficacia.
- Garantía y consecuencia del debido proceso.
- Para hacerla valer no existe plazo y no convalida por el paso del tiempo.
- Está sujeta a los límites de la cosa juzgada.
A.- CONCEPTO
“Sanción de Ineficacia para los actos jurídicos procesales que se realizan sin reunir los
requisitos exigidos por la ley y para las resoluciones judiciales cuando adolecen en un vicio en
sí mismas, se dictaron en un proceso viciado, se omitió al dictarlas un trámite declarado
esencial por la ley o se omitió un trámite cuya sanción expresa es la nulidad”.
- Actos jurídicos procesales realizados sin reunir los requisitos exigidos por la ley
- Resoluciones judiciales en que se omitió al dictarlas un trámite declarado esencial por la ley
“Sanción de ineficacia que afecta a los acto procesales realizados con falta de alguno de los
requisitos previstos por la ley para su validez”.
160
Sin embargo, aunque protege las “formas” jurídicas, lo que en realidad cautela son los fines
que tienen tales formalidades, pues, dado que, como veremos, no hay nulidad sin perjuicio, lo
que interesa es si el acto cumplió sus fines. Aunque, claro está, si no se cumplen las formas lo
normal y lo que se espera es la nulidad.
B.- FUNDAMENTOS
Doctrinarios:
Respetar y asegurarla igualdad ante la ley; asegurar el respecto hacia las formas jurídicas; lo
que se hace contra o fuera de la ley no merece su tutela.
Legales:
A diferencia de la nulidad civil (art. 1567 N° 8 y art. 1681 a 1697 CC) en materia procesal civil
no hay normas genéricas u orgánicas, como sí existen en materia penal, pues se tratan
orgánicamente en sólo en el CPP (art. 159 a 165 CPP). En otros cuerpos legales hay
abundantes preceptos aislados.
Se requiere que exista un acto, pero sin cumplir sus requisitos. Por tanto, no hay
presupuestos de validez.
Juez puede cometer error al aplicar el derecho sustantivo (error in iudicando) o en los formas
(in procedendo).
Para que opere la Nulidad Procesal es necesario (al igual que en toda ineficacia):
- Preexistencia de la norma que indique o imponga requisitos para el acto, ya sea para sí
mismo o en cuanto presupuesto para su dictación.
- Que el vicio cause un perjuicio sólo reparable con la declaración de nulidad, de tal manera
que el vicio cause el perjuicio (con relación de causalidad).
- Impugnación por parte legitimada, que corresponde en principio a quién sea afectado por el
acto y no haya concurrido a su formación o no lo haya convalidado o no se haya aprovechado
de sus efectos. Y ello sin perjuicio de su declaración de oficio.
- Sanción de ineficacia que sólo afecta actos procesales (los realizados dentro del proceso y
los equivalentes jurisdiccionales).
- Requiere de una declaración judicial expresa. Art. 72 CPC, por tanto, mientras no se declare,
se presume que el acto es válido y debe surtir todos sus efectos propios. Por ello, no opera de
pleno derecho y precluye la posibilidad de alegarla.
- Que acarree perjuicio para quien la sufre o alega. No existe nulidad sin perjuicio. Por tanto, si
puede corregirse de un modo distinto a la nulidad, el Juez debe preferir tal camino (art. 767 y
art. 768 inc. penúltimo CPC y arts. 159 y 375 CPP) No causa perjuicio si, por ejemplo, el acto
defectuoso igual cumplió sus fines.
- Por lo anterior (necesidad de perjuicio) la parte que la alegue debe tener interés en ella, al
ver menoscabas sus posibilidades procesales por el vicio.
- Debe ser alegada dentro plazo o la oportunidad prevista para ello. Es decir, precluye (la
excepción, es su declaración de oficio).
- Por lo anterior, quién la alegue debe estar legitimado para ello (no haberla provocado,
aprovechado o convalidado).
- Sólo puede alegarse dentro del proceso. Por tanto, precluye al terminar el juicio (su
excepción es el recurso de revisión y la situación del art. 80 CPC).
- No puede renunciarse anticipadamente, dado que cautela la legalidad del juicio, aspecto de
orden público.
La Nulidad puede declararse de oficio (y, obvio, a petición de parte): Incompetencia absoluta,
implicancias (art. 113 y siguientes CPC; art. 195 COT); casación de oficio (art. 379 inc. 2° CPP
y 775 CPC); caso del art 84 CPC.
La Nulidad propia es la que afecta al acto mismo; se afecta por un vicio propio del acto.
La Nulidad extensiva es la que se deriva de un vicio que no está radicado en el acto mismo.
Puede ser porque se anula todo el proceso o una parte de él (extensiva propiamente tal) o
porque se anula al ser derivada de la nulidad de un acto del cual se depende (derivada).
E.- EFECTOS
De efecto extensivo: Anula el acto mismo y todos lo posteriores y consecuenciales a él. Por
ejemplo, la nulidad de la notificación de la demanda anula lo actuado posteriormente. Sin
embargo, debe restringirse a lo efectivamente afectado por el vicio, repercutiendo en la menor
medida posible en la secuencia del procedimiento.
De efecto aislado: Sólo anula el acto mismo defectuoso. Y no otro (por ejemplo, una
diligencia o actuación de prueba).
En definitiva, se trata de anular sólo aquello afectado por el vicio o que emane o dependa de
ello (art. 83 CPC y 165 CPP).
- NC busca anular actos o contratos que no cumplan requisitos legales; NP busca anular actos
procesales viciosos y sus derivados o consecuenciales.
- NC se hace valer en juicio por la acción ordinaria de nulidad (del acto o contrato); NP se
hace valer sólo en el juicio y por los medios contemplados por la ley.
163
En definitiva, se diferencian básicamente en los medios y modos de hacerla valer, pero no por
sus efectos, pues ambas hacen desaparecer el acto anulado, como si nunca hubiese existido.
La nulidad procesal sólo opera cuando hay perjuicio para la parte que la invoca, que esté
causado por el vicio que se trata de remediar. Ello, pues nunca hay nulidad sin perjuicio (art.
83 CPC y 159 CPP).
La nulidad sólo puede alegarse dentro del juicio en que se produjeron los actos procesales
viciados (art. 161 CPP).
La nulidad sólo puede alegarse por medio de los recursos dados por la ley e interpuestos
mientras el juicio esté vigente. Es decir, mientras aún no opere la cosa juzgada (ver arts. 80 y
83 CPC).
La nulidad no puede ser alegada por quién produjo o convalidó el vicio (por ejemplo, lo aceptó
o se benefició con él). Ni tampoco por quién concurrió a la formación del vicio, pues nadie
puede beneficiarse de su propio dolo (art. 162 CPP).
Es la facultad del tribunal de corregir por sí mismo los vicios de procedimiento. También
puede tomar medidas para evitar vicios futuros.
Tiene como limitación que se esté dentro del proceso. Basta el desasimiento, es decir, que ya
se haya notificado la sentencia definitiva. Ni tampoco se puede sanear actuaciones ejecutadas
ya vencido el plazo fatal para ello.
“Cuestión accesoria al juicio, promovida por las partes, dentro del pleito, acerca de la nulidad
de la relación procesal o de determinados actos de procedimiento”.
Se trata de la discusión precisa sobre la validez de una determinada parte del procedimiento.
Puede promoverse en cualquier estado del mismo. Art. 83 CPC.
Es legitimada en causa la parte que no concurrió al vicio, que esté perjudicada por el mismo y
que no lo haya convalidado o no se haya aprovechado de él.
Debe promoverse en el plazo de 5 días desde que se tomó conocimiento del vicio (salvo que
se trate de incompetencia absoluta).
Requisitos:
- Que exista un acto procesal afectado por un vicio, que No sea una resolución que debe
atacarse por sus recursos propios (art. 83 inc. 1° y art. 84 inc. final CPC).
Art. 79: Puede pedirse la rescisión de lo obrado en rebeldía, si se prueba que se estuvo
impedido por fuerza mayor. Y sólo puede reclamarse dentro de tercero día de cesado el
impedimento y pudo hacerse valer la reclamación (se trata de enfermedad, accidente,
calamidad natural, acto de autoridad, etc.). Se llama Entorpecimiento o también Nulidad por
Fuerza Mayor.
Art. 80: Si al litigante rebelde no se le ha notificado nunca en persona, podrá pedir rescisión
de todo lo obrado si acredita que por un hecho no imputable a él, no han llegado a sus manos
las copias de las notificaciones practicadas en el juicio. Como requisitos: El litigante debe
estar rebelde; nunca notificado personalmente de actuación alguna; que ofrezca probar (y
pruebe) el hecho no imputable de que no le llegaron las copias de las notificaciones. Y debe
pedirse al quinto día de conocido el juicio. Se llama Nulidad por falta de emplazamiento.
165
Debe tenerse presente que el Tribunal Constitucional ha dicho que la Casación en el fondo
(art. 768 CPC) es un recurso que asegura la igualdad ante la ley y el principio de legalidad
(sentencia del año 1995), por tanto no debe excluirse su aplicación (principios de jurisdicción
de derecho y del debido proceso). Su fundamento es la infracción de ley que ha influido en lo
dispositivo del fallo.
Se trata del recurso propio a deducir en contra de las sentencias penales (la apelación es
excepcional). Art. 372 y siguientes.
b.5.- Otros recursos, como la apelación (art. 186 CPC) o, excepcionalmente, la queja (art.
545 COT).
b.6.- Otros incidentes especiales, como, por ejemplo, las excepciones dilatorias de
incompetencia del tribunal; de falta de personería; de falta de capacidad del demandado (art.
303 CPC); la inhibitoria (todas del art. 303 CPC) y el incidente especial de la declinatoria de
competencia.
a.- CPC
39; 46; 50 inc. final; 52; 54 inc. final; 55 inc. final; 79; 83; 84; 245 y 263.
Nulidad por causa sobreviniente: 280 y 302.
b.- CPP
35; 42 inc. 2°; 73; 76 inc. final; 103; 225 (suerte de inutilizabilidad o inoponibilidad); 269; 283
inc. 3°; 284 inc. final; 286 inc. 1° y 344.