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Son todos aquellos actos humanos que influyen en un proceso, es decir, hechos humanos
voluntarios, del juez, de las partes o de terceros que crean, modifican o extinguen
relaciones jurídicas procesales. Estos actos deben cumplir con ciertos elementos a saber:
Basta la manifestación de la voluntad de una sola de las partes para que produzca efectos en
el proceso (demanda, excepción, contestación a la demanda, reconvención, solicitud
incidental, entre otros). No obstante, hay excepciones respecto de actos jurídicos procesales
bilaterales: compromiso, cláusula compromisoria, transacción, conciliación, prorroga
expresa de competencia.
3. Para que existan los actos jurídicos procesales necesariamente tiene que existir un
proceso, y a la vez el proceso requiere de actos jurídicos procesales; sin demanda,
no hay proceso.
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4. Son independientes entre ellos, porque cada acto jurídico procesal se basta a sí
mismo.
Pero no obstante esta independencia, los actos jurídicos procesales están relacionados unos
con otros, cada uno de los actos jurídicos procesales forman parte del procedimiento, y este
es el modo racional y lógico que determina la sentencia de los actos jurídicos procesales.
Los actos procesales del tribunal se refieren a todas las resoluciones judiciales que pueden
dictar los jueces: decretos, autos, sentencias interlocutorias y sentencias definitivas.
- Aquellas peticiones que cada parte dirige al tribunal cuyo objetivo es dar curso
progresivo al procedimiento, es decir, aquellos actos que realicen las partes tienen por
objeto llegar a la sentencia definitiva. Ejemplos de ellos son los incidentes, que son
cuestiones accesorias al asunto principal y que realizan un pronunciamiento especial del
mismo tribunal que conoce del asunto.
- Aquellos actos jurídicos en que las partes no sólo pretenden dar curso progresivo a los
actos sino que tienen por objeto además formular cuestiones de fondo. Ejemplos:
demanda, réplica, contestación de la demanda, excepciones perentorias.
- Aquellos actos que tienen por objeto acreditar las pretensiones o las contrapretensiones.
- Aquellos que consisten o pretenden atacar las resoluciones judiciales debido a que estas
resoluciones tienen defectos de forma o de fondo.
Además hay actos entregados a ministros de fe, y en nuestra legislación son actos de este
tipo aquellos que efectúan por ejemplo: receptores judiciales, secretarios del tribunal y los
intérpretes. La presencia de estos ministros de fe importa para los efectos del proceso
porque la actuación de estos ministros de fe dentro del procedimiento es un requisito
validez para los actos jurídicos procesales, pero también los actos de certificación tienen
otros objetivos, y así, por ejemplo, dejar constancia en el expediente de lo que en el proceso
ha ocurrido. También los actos de certificación pueden traer consecuencias probatorias, así,
en virtud del artículo 427 C.P.C, se reputan verdaderos los hechos certificados en el
proceso por un ministro de fe.
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Por último están aquellos actos en que el tribunal está obligado o facultado para recurrir al
informe de un tercero. Ejemplos: los informes solicitados a los fiscales judiciales y a los
defensores públicos, y los informes en derecho.
EL PROCESO JUDICIAL
Todos estos elementos son los que se denominan elementos constitutivos del proceso.
Además de estos elementos constitutivos del proceso existen los llamados elementos o
presupuestos de validez del proceso, que son:
Podemos definir los presupuestos procesales como todos aquellos requisitos que deben
concurrir para que la relación jurídica procesal tenga existencia y validez, produciéndose
todos los efectos legales.
Pero también la relación procesal para que sea válida requiere de la presentación de la
demanda oral o escrita, la resolución judicial del tribunal ordinario, especial o arbitral que
la tenga por presentada, y el emplazamiento del demandado.
Pero el vocablo proceso no debe confundirse ni con procedimiento, ni con juicio, ni con
expediente, ni con causa, ni con litigio.
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jurídica del proceso si el vínculo que una a las partes y al juez constituye un contrato, un
cuasicontrato o alguna otra figura similar.
Para dar respuesta a estas interrogantes la doctrina ha elaborado varias teorías, las que se
pueden agrupar básicamente en dos grandes clases: a) teorías privativas y b) teorías
publicistas.
Entre las privatistas es posible citar las que consideran al proceso como un contrato o bien
que lo consideran un cuasicontrato. Estas teorías sólo ven al proceso como una fuente de
obligaciones de derecho privado.
Entre las publicistas se suele mencionar como las más importantes aquellas que consideran
a la naturaleza jurídica del proceso como una relación jurídica (opinión mayoritaria de la
doctrina y jurisprudencia), se menciona también aquella que la estima como una situación
jurídica, y, por último, existe la llamada teoría de la institución.
Hoy en día no hay discusión que el proceso es una institución de derecho público que nace,
vive y muere por la existencia de actos jurídicos procesales autónomos y relacionados entre
sí.
Acepciones de acción
En el derecho comercial se usa la palabra acción para referirse a la parte o cuota en que se
divide el capital de una sociedad anónima.
En el derecho penal se utiliza para aludir a la conducta humana constitutiva de lo ilícito, así
se habla por ejemplo de acción punible de homicidio.
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Acción como sinónimo de demanda. La demanda es el acto procesal a través del cual se
ejercita la acción y se expresa la pretensión que el demandante formula. De ahí que sea
erróneo considerar estos términos como sinónimos, puesto que ambos conceptos son
distintos. La demanda es el vehículo, es el medio a través del cual se ejercita esa acción.
La demanda es un mero acto de iniciación procesal, es el escrito o acto oral que
exterioriza la acción deducida ante el órgano jurisdiccional.
Carnelutti manifiesta que la acción es un derecho subjetivo, procesal y público que se dirige
contra el Estado y que persigue la justa composición del litigio. Concibe la acción, por
ende, no como un derecho al juicio favorable, sino simplemente, como un derecho al juicio.
Couture, por su parte, asimila la acción al derecho constitucional de petición. De modo que
para él la acción no es más que este derecho de petición dirigido a un tribunal de justicia.
El C.P.C no contiene ninguna definición de lo que debe entenderse por acción. Sin
embargo, y considerando la época en que se dictó, se deduce que los redactores del Código
tuvieron en mente la concepción civilista o clásica, esto es, la teoría monista 1, teoría que
proviene de la doctrina clásica de Savigny.
En todo su articulado puede deducirse que los redactores del C.P.C tuvieron presente la
concepción de la acción como un elemento del derecho sustancial, vale decir, participaron
de la doctrina clásica de la acción.
Así, en diversos artículos del C.P.C se puede observar que ese fue el sentido que le asignó
la comisión redactora del Código: artículos 17, 19, 21, 271 y 290.
El artículo 290 se refiere claramente a la teoría monista pues habla de asegurar la acción.
En estos artículos se considera a la acción como sinónimo del derecho subjetivo; como un
elemento del derecho sustancial.
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Esta teoría sostiene la identidad entre las concepciones de acción y derecho subjetivo, de manera que la
acción no es más que un derecho subjetivo deducido en juicio.
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No obstante lo anterior, los autores acogen la acepción del vocablo acción como un derecho
autónomo, independiente del derecho sustancial y lo consideran como un acto provocatorio
de la actividad jurisdiccional. A la misma interpretación ha arribado la jurisprudencia.
Elementos de la acción
1. Existencia de un sujeto activo, carácter que inviste todo sujeto de derecho sea persona
natural o jurídica.
Acción y pretensión
Según Windscheid lo que nace de la violación del derecho es una pretensión contra su
autor. Reconoce que el derecho, cuando se manifiesta en un juicio, adquiere un carácter
acentuadamente procesal y sobre todo personal. A ese derecho, se le llama pretensión.
Es suficiente para accionar con pretender haber sufrido la lesión de un derecho subjetivo,
no es necesario que esa lesión se haya producido efectivamente. Si se ha producido o no, es
una incógnita o duda que va a dilucidar el juez en su sentencia.
Por ende, puede perfectamente accionarse aún cuando no haya un derecho subjetivo, sino
que, basta simplemente con la pretensión de tenerlo.
La acción es el derecho de acudir a los órganos jurisdiccionales del Estado para interponer
pretensiones o para oponerse a ellas. La pretensión es, entonces, el acto en cuya virtud se
reclama ante un órgano judicial, y frente a una persona distinta, la resolución de un
conflicto entre esa persona y el autor de la reclamación. La pretensión es el objeto del
proceso.
Couture también distingue entre acción y pretensión y según él pueden promover sus
acciones aún aquellos que erróneamente se consideran revestidos de razón sin importar si
su pretensión es fundada o infundada. De allí que, según Couture, el ejercicio de la acción
como acto provocatorio de la jurisdicción corresponde tanto al litigante sincero como el
insincero.
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Elemento de la pretensión
b) Este objeto no debe confundirse con la cosa pedida, es decir, con la materialidad física
del objeto que se reclama.
4. Existencia de una causa: la existencia de una causa es el hecho o acto jurídico que sirve
de fundamento a la pretensión, o como lo señala el artículo 177, en su inciso final, es el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio. La causa de pedir es el por qué
se pide.
b) En los derechos reales la causa de pedir también es el hecho jurídico que los engendra,
o sea el modo de adquirir del cual nacen los derechos reales. Será causa de pedir, la
ocupación, accesión, la tradición, la sucesión por causa de muerte, la prescripción y la
ley.
Clasificaciones de la acción
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En consecuencia, como expresa Alsina, estas clasificaciones se hacen porque así se facilita
el estudio de la acción y permiten aclarar ciertos conceptos. Las clasificaciones más
importantes son:
a) Acciones de condena: son aquellas por las cuales el actor pide que se condene al
demandado a una determinada prestación; por ejemplo, pagar el precio.
b) Acciones sumarias: son aquellas que proceden cuando la ley dispone, expresamente,
que se aplique el procedimiento sumario o que se tramite la acción en un procedimiento
breve y sumario.
3. Considerando la naturaleza del derecho al cual sirven de garantía: las acciones pueden
ser patrimoniales o extrapatrimoniales.
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- Acciones reales: las que sirven de garantía a los derechos reales. Del derecho real, nace
la acción real, que tiene por objeto garantizar el ejercicio de algún derecho real.
4. Según sea la naturaleza del bien al que acceden: acciones muebles e inmuebles.
a) Acciones muebles: son muebles cuando las cosas en que han de ejercerse o que se
deben son muebles.
b) Acciones inmuebles: aquellas en que las cosas sobre que han de ejercerse o que se
deben son inmuebles.
b) Acción accesoria: aquella que necesita de otra para poder subsistir. Por ejemplo, la
acción hipotecaria.
a) Una acción puede participar de diversas características y puede incluirse no sólo en una
clasificación sino que en varias.
Ejercicio de la acción
Pero para que esta acción que se ejercita pueda prosperar, vale decir, para que el
demandante obtenga en el juicio es menester, ha señalado la gran mayoría de la doctrina
procesal, la concurrencia de ciertos requisitos que pueden ser de fondo o forma.
Requisitos de fondo
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ser demandada. Una persona puede ser capaz para parecer en juicio pero no ser
legitimado para ejercer la acción o excepción. Cuando una persona no tiene
legitimación para demandar se habla de falta de legitimación activa y, por el contrario,
cuando no tiene legitimación para ser demandado, se habla de falta de legitimación
pasiva.
Orellana estima que la legitimación es un presupuesto que debe dilucidarse al inicio del
proceso, por el juez, en aquellos casos en que el propio legislador ha establecido con
claridad al titular de una determinada acción (por ejemplo en la acción de divorcio son
los cónyuges y no otros).
Pero en otros casos la titularidad no está tan clara, es general como ocurre en las
acciones que emanan de los contratos. Por ejemplo en la compraventa son titulares de
acciones personales el vendedor y el comprador, pero puede ocurrir que el vendedor o
el comprador hayan cedido sus derechos (cesión de créditos) a un tercero. En estos
casos el juez no puede determinar a priori quien está legitimado para ejercer la acción
hasta que se lo demuestre en el proceso. Esta demostración, sin embargo, no
necesariamente deberá probarse en el término probatorio ordinario. A juicio de
Orellana, nada impide que pueda probarse incidentalmente dentro del término de
emplazamiento por haber ejercido el demandado una excepción dilatoria por falta de
legitimación; de esta manera, se evita la tramitación de un largo procedimiento que se
puede zanjar, procesalmente hablando, antes de una sentencia absolutoria.
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Estos requisitos de fondo que miran al ejercicio de la acción tienen algunas excepciones,
pero para que ellas puedan existir es menester que una disposición legal las contemple en
forma expresa.
Así, por ejemplo, dentro de nuestro Código Civil se contempla ciertas acciones que las
puede ejercitar quien no es titular del derecho, son las llamadas acciones oblicuas o
subrogatorias (artículo 1965).
Otro ejemplo es el caso que contempla el artículo 761 del C.C, en que se posibilita el
ejercicio de una acción a quien no tiene un interés actual sino uno eventual, que puede o no
ocurrir, es la situación del fideicomisario que está facultado por la ley para impetrar
medidas conservatorias en relación con la cosa dada en fideicomiso.
Requisitos de forma
a) Capacidad en el actor. Debe existir capacidad de ejercicio del actor, o sea en el sujeto
activo de la acción (demandante); o una representación legal válida en quien comparece
en nombre de incapaz, o en quien comparece por otro en virtud de un mandato.
d) Tribunal competente. La acción debe ejercitarse ante tribunal que sea competente para
conocer de ella.
Al hablar que la acción debe ejercitarse con las formalidades que señala la ley nos estamos
refiriendo a que ese ejercicio debe realizarse a través de un vehículo, de una presentación
que se hace al tribunal, mediante la demanda.
No está señalada por la ley, de modo entonces que ella puede ejercitarse cuando el actor lo
estime conveniente. Con todo, hay algunos casos en que la acción debe ejercitarse en una
oportunidad o término preciso de lo contrario se pierde la acción, no puede hacerse valer
con posterioridad. También pueden producirse determinados efectos perjudiciales contra el
titular de ella. De las excepciones contempladas en el C.P.C las más importantes son:
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- El caso previsto en el artículo 21 del C.P.C.
- El caso de las medidas prejudiciales precautorias del artículo 280 del C.P.C.
Lo normal en lo que respecta al ejercicio de la acción será que una persona sea titular de
una acción. Empero es posible que se presenten situaciones en que exista una pluralidad de
acciones.
Con el objeto de disminuir los pleitos, conforme ello al principio de la economía procesal,
la ley permite la pluralidad de acciones, permite que se deduzcan conjuntamente varias
acciones.
Hay que hacer presente que en realidad este artículo 17 del C.P.C se está refiriendo a la
pluralidad de pretensiones más que a la de acciones, ello porque la acción es una sola. Pero
hay que tener en cuenta que nuestro legislador procesal civil es proclive a la teoría monista
que concibe a la acción como sinónimo de pretensión.
La ley en este artículo 17 del C.P.C no obliga a una persona a ejercitar todas las acciones,
sino que simplemente la faculta, quedando ello a criterio del titular.
- Tratándose de acciones compatibles. Cuando todas las acciones sean compatibles entre
sí, y además estén sujetas a un mismo procedimiento, y sean todas ellas de la
competencia de un mismo tribunal, pueden deducirse conjuntamente en un mismo
escrito.
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Pueden promoverse en una misma demanda dos o más acciones incompatibles, pero
para que sean resueltas una como subsidiaria de la otra. Por ejemplo, se solicita la
nulidad de un contrato y en subsidio puede pedirse la resolución de ese contrato o bien
el cumplimiento. En estos dos últimos casos puede ejercitarse la acción de
indemnización de perjuicios.
Extinción de la acción
La única causal de extinción de la acción civil es la renuncia que realiza el interesado titular
de la acción. La prescripción, que generalmente se menciona como causal de extinción, no
opera en realidad sobre la acción procesal, sino sobre el derecho material o sustancial.
Las acciones personalísimas, así como las relativas al estado civil de las personas, se
extinguen por la muerte del interesado, salvo que se haya comenzado a ejercitarlas.
Hay quienes estiman que también son medios exclusivamente procesales de extinción de la
acción, la sentencia y el desistimiento, pero en realidad son modos de extinción del proceso
más que de la acción.
LAS EXCEPCIONES
La excepción es todo medio de defensa que utiliza el demandado contra el actor para
oponerse a sus pretensiones jurídicas. Las excepciones son aquellas que tienen la virtud de
impedir el nacimiento del derecho, el ejercicio de la acción o extinguir el derecho.
Según Couture, la excepción como derecho de defensa en juicio es el poder jurídico del
demandado de oponerse a la pretensión que el actor ha acudido antes los órganos de la
jurisdicción. Doctrinariamente, a estas excepciones se les conoce con el nombre de
reacción, y tanto acción como excepción aparecen como derechos paralelos, en oposición.
Elementos de la excepción
Al igual que la acción, la excepción tiene ciertos elementos. Entre estos se cuentan:
- Fuera de estos elementos que se refieren a los sujetos, existe un tercer elemento
constituido por la causa, que consiste en los hechos jurídicos inmediatos en que el
demandado funda su petición para que se rechace la demanda.
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- Un cuarto elementos es la existencia de un objeto, tratándose de la excepción el objeto
es lo que se pide por el demandado, es decir, el rechazo de la demanda por no ser
efectivos los hechos, por existir una causal de extinción de la obligación, o por
cualquier otro hecho impeditivo o extintivo del derecho que se reclama.
Son aquellas que se refieren a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la
acción deducida (artículo 303 Nº6 C.P.C).
Estas excepciones dilatorias podríamos decir que paralizan la acción sin extinguirla, la
finalidad de ellas es subsanar los vicios o defectos del procedimiento, evitándose que se
entre al fondo del pleito mientras esos vicios no sean corregidos.
La regla general para hacer valer este tipo de excepciones dilatorias es que se opongan
antes de contestar la demanda, durante el término de emplazamiento, y todas en un mismo
escrito.
Son excepciones dilatorias la incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la
demanda, la falta de capacidad del demandante, o de personería o representación legal del
que comparece en su nombre, la litispendencia, la ineptitud del libelo por razón de falta de
algún requisito legal en el modo de proponer la demanda, el beneficio de excusión, etc.
b) Excepciones perentorias.
De allí que se señale, en términos generales, que son excepciones perentorias los medios de
extinguir obligaciones. La oportunidad para oponer estas excepciones perentorias es en el
escrito de contestación a la demanda, tratándose del juicio ordinario de mayor cuantía,
siendo ésta la regla general (artículo 309 Nº3 del C.P.C). Si se oponen con posterioridad a
la contestación de la demanda, el tribunal no debe considerarlas por oponerse
extemporáneamente.
No obstante ser la anterior la regla general, hay algunas situaciones de excepción, vale
decir, ciertas excepciones perentorias que van a poder intentarse en otro momento procesal.
Estas excepciones están contempladas en el artículo 310 del C.P.C, hay que indicar que no
son todas las excepciones perentorias sino sólo las que exclusivamente allí se señalan
(prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda).
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Distinción entre excepción y defensa
Por el contrario, la excepción supone que el derecho ha existido y sólo tiende a establecer
que ha caducado por un hecho independiente de la constitución y existencia del derecho
reclamado, o que se refiere a la corrección del procedimiento.
El concepto de defensa es más amplio que el de excepción, y por ende entre ambos
conceptos hay una relación de género a especie.
Nuestra jurisprudencia sobre el particular señala que formula el demandado una excepción
cuando aduce a su favor un hecho jurídico que tiene la virtud de impedir el nacimiento del
derecho objeto de la acción, de producir la extinción del mismo o de impedir el curso de la
acción. Agrega el fallo que las alegaciones o defensas son las que consisten en la negación
del derecho que el actor invoca, acudiendo por ejemplo a razonamientos jurídicos.
Esta diferencia importa porque se sostiene que el tribunal no está obligado a hacerse cargo
ni decidir nada sobre las alegaciones, sino sólo sobre las excepciones.
Nuestro C.P.C no acepta esta diferencia entre excepción y defensa, para el código son
conceptos sinónimos.
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LAS PARTES EN EL PROCESO
Podemos señalar que las personas que litigan en un proceso pueden tener la calidad de
partes directas (demandante o demandado) y partes indirectas (terceros).
La regla general es que las partes en el juicio sean una sola: demandante y demandado y
sólo excepcionalmente puede darse el caso que exista pluralidad de partes o litisconsorcio.
Demandante. Es aquel sujeto procesal (persona natural o jurídica) que ejerce una
determinada pretensión. Es el sujeto activo del proceso. Quien demanda a otro. Por
aplicación del principio dispositivo, corresponde al demandante dar inicio al proceso
civil.
Pluralidad de partes.
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- Litisconsorcio voluntario.
Es aquel permitido por la ley y que supone una mera facultad del actor o demandante para
demandar a varios demandados, o de varios demandantes demandar a uno o varios
demandados. Esta voluntad excepcionalmente puede provenir del demandado, cuando por
ejemplo solicita el incidente de acumulación de autos o ejerce la reconvención.
Las notas básicas de este tipo de litisconsorcio son: primero, base legal (necesidad de una
norma legal); segundo, la voluntad de la parte que generalmente será del actor sin perjuicio
que excepcionalmente pueda provenir del demandado; tercero, los litisconsortes son
siempre partes en el proceso civil; cuarto, la inexistencia de los litisconsortes no configura
una causa de nulidad procesal, porque como hemos dicho es facultativo, no obligatorio.
Finalmente, el fundamento de la existencia de este tipo de litisconsorcio descansa en la
economía procesal.
- Litisconsorcio necesario.
Este tipo de litisconsorcio tiene su base legal y supone una actuación no de carácter
voluntaria o facultativa sino más bien de carácter obligatoria o necesaria en un proceso
civil. Es indispensable que se pronuncie una sola sentencia respecto de los demandantes y/o
demandados.
Es obligatorio que las partes litiguen conjuntamente. Al exigir la ley (sea material o
procesal) la presencia de los litisconsortes en forma obligatoria en un proceso, pasa a
constituir un presupuesto procesal del mismo y, por lo tanto, si no se encuentran todos
presentes puede acarrear la nulidad procesal o la ineficacia de la cosa juzgada de la
sentencia que se dicte.
a) Cuando varias personas deduzcan una misma acción. Ejemplo: varias personas son
herederos de un causante y ejercen una acción real para obtener la restitución de un bien
heredado.
c) Cuando se proceda conjuntamente por muchos o contra muchos, en los casos que
autoriza la ley. Ejemplo: obligaciones solidarias.
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La ley obliga, por disponerlo así el artículo 19 del C.P.C, que estas personas actúen a través
de un procurador común para ambos casos de litisconsorcio. Sin perjuicio de esta regla, el
Código en su artículo 20 señala que no es esencial la existencia de este procurador común.
- Cuando sean distintas las acciones de los demandantes o distintas las excepciones de los
demandados.
- Cuando exista incompatibilidad de intereses entre las partes que litigan conjuntamente.
Casos en que es obligatorio actuar conjuntamente mediante procurador común
Existen ciertos casos que contempla el legislador en que es necesario litigar conjuntamente.
A esta situación se refiere el artículo 19: “Si son dos o más las partes que entablan una
demanda o gestión judicial y deducen las mismas acciones, deberán obrar todas
conjuntamente, constituyendo un solo mandatario. La misma regla se aplicará a los
demandados cuando sean dos o más y opongan idénticas excepciones o defensas”.
La norma no sólo ordena obrar conjuntamente sino que, además, dispone que se debe
constituir un sólo procurador o mandatario común.
Esta materia se encuentra regulada por los artículos 12 y 13 del Código, de los que, en
resumen, se desprenden las siguientes normas:
a) En los casos de que trata el artículo 19, el procurador común debe ser nombrado por
acuerdo de las partes a quienes haya de representar.
b) El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal.
c) Si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no se hace el
nombramiento dentro del término indicado en la letra anterior, lo hará el tribunal que
conozca de la causa, debiendo, en este caso, recaer el nombramiento en un procurador
del número o en una de las partes que haya concurrido.
Una vez verificado el nombramiento de procurador común por las partes o por el tribunal
en subsidio, esa designación puede revocarse por el acuerdo unánime de las partes o bien
por el tribunal a petición de alguna de esas partes, habiendo motivos que lo justifiquen.
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Los procedimientos a que de lugar la revocación se siguen en cuaderno separado y no
suspenden el curso de la causa.
La revocación producirá sus efectos sólo una vez que se haya constituido el nuevo
procurador (artículo 14 del C.P.C).
Para ser parte como titular de una relación jurídica procesal basta tener la capacidad de
goce que reglamentan las leyes civiles y que es la aptitud legal para adquirir derechos.
Esta capacidad de goce es un atributo de la personalidad por lo que ninguna persona carece
de ella.
Para ser parte, basta ser titular de una pretensión fundada o infundada, aún cuando ese
titular no pueda ejercer directamente la acción correspondiente para hacer valer su
pretensión.
Esta capacidad procesal es la aptitud legal que se requiere para comparecer ante los
tribunales de justicia o para actuar en juicio por si mismo.
Esta capacidad para comparecer en juicio la poseen todas las personas que según la ley
sustantiva son capaces de ejercitar derechos por si mismo sin el ministerio o autorización de
otras, es decir, aquellas personas que tienen capacidad de ejercicio. Por lo tanto, la
capacidad procesal es sinónima de la capacidad de ejercicio que regulan las leyes
sustantivas.
Esta capacidad procesal faculta sólo a los capaces de ejercicio para comparecer antes los
tribunales solicitando por sí, o en representación de otro, la declaración de un derecho.
La persona que carece de capacidad procesal debe suplir su incapacidad de acuerdo a las
normas materiales que están contenidas en el Código Civil, en el Código de Comercio, o en
la ley respectiva.
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Lo anterior implica que ellas deberán comparecer ante los tribunales por intermedio de sus
representantes o autorizados por ellos en el caso de los relativamente incapaces o a través
de sus representantes legales, en el caso de los absolutamente incapaces.
Cuando esos incapaces actúan por intermedio de sus representantes se dice que están
representados y esa representación recibe el nombre de representación judicial, la que se
rige por las normas del C.C.
En el caso que una persona que no tenga esta capacidad procesal inicie un litigio asumiendo
el rol de demandante, el demandado puede oponer la excepción dilatoria consagrada en el
artículo 303 Nº 2 del Código.
El fundamento de ello radica en que el desarrollo del conjunto complejo de actos jurídicos
que forman y estructuran el proceso, requiere una capacidad especial, técnica, típica del
Derecho Procesal, que se conoce con el nombre de derecho de pedir en un juicio o ius
postulandi.
Mediante las peticiones que estas personas formulan se logra el desarrollo de la relación
jurídica procesal hasta llegar a la decisión de la cuestión controvertida.
Las personas que carecen del ius postulandi necesitan buscar el ministerio de ciertas
personas para actuar en el proceso so pena que si así no lo hacen sus peticiones se declaran
inadmisibles o improcedentes. Luego, suplen su incapacidad técnica con esta
representación típica, especial llamada representación procesal regulada en las leyes
procesales.
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Los terceros o partes indirectas son aquellas personas que actúan en un juicio, pero que no
son partes directas. Estos terceros pueden tener pretensiones compatibles con las partes
directas, independientes o bien contradictorias o excluyentes a las partes. Así los terceros
pueden ser:
- Terceros coadyuvantes.
- Terceros independientes.
- Terceros excluyentes.
Los terceros coadyuvantes son aquellos que, sin ser partes directas en el juicio, intervienen
en él una vez iniciado, por tener interés actual en su resultado, sosteniendo posiciones
armónicas y concordantes con las de una de las partes directas.
El artículo 23 inciso primero del Código dispone: “Los que, sin ser partes directas en el
juicio, tengan interés actual en sus resultados, podrán en cualquier estado de él intervenir
como coadyuvantes, y tendrán en tal caso los mismos derechos que concede el artículo 16 a
cada una de las partes representadas por un procurador común, continuando el juicio en el
estado en que se encuentre”.
Su intervención estará destinada a apoyar la posición del que sostiene el derecho que el
también hace suyo, por eso es que la ley equipara a este tercero coadyuvante con la parte
misma a quien coadyuva.
Este tipo de tercero constituye con la parte directa a la que apoya una sola identidad y, por
ende, tienen los mismos derechos que le concede el artículo 16 a cada una de las partes
representadas por un procurador común (artículo 23 incisos 1 y 2). De manera que estos
terceros deben litigar por medio de un procurador común, conservando, en tal caso, el
derecho de hacer separadamente las alegaciones y rendir las pruebas que estimasen
conducentes, cuando no se conformaren con el procedimiento adoptado por él.
El procurador común es nombrado por las partes, esto es, aquellas personas que actúan en
forma conjunta. Para ello el tribunal debe fijarle a las partes un plazo para que efectúen el
nombramiento de dicho procurador. Si las partes no se ponen de acuerdo en la designación,
ésta debe ser efectuada por el tribunal, el cual elegirá de entre un procurador del número o
puede designar a una de las partes en el juicio.
La duración del procurador en su cargo es por toda la secuela del juicio, aunque puede ser
revocado por acuerdo unánime de las partes o por el tribunal a petición de parte. El trámite
por el cual se revoca a este procurador común constituye un incidente en el juicio.
Los artículos 15 y 16 establecen las reglas básicas de la actuación del procurador común.
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Artículo 15: “El procurador común deberá ajustar, en lo posible, su procedimiento a las
instrucciones y a la voluntad de las partes que representa; y, en los casos en que éstas no
estén de acuerdo, podrá proceder por sí solo y como se lo aconseje la prudencia, teniendo
siempre en mira la más fiel y expedita ejecución del mandato”.
Artículo 16: “Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se
conforme con el procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones
y rendir las pruebas que estime conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del
juicio y usando de los mismos plazos concedidos al procurador común. Podrá, asimismo,
solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que haya lugar, tanto
sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquier sentencia
interlocutoria o definitiva”.
Tienen la calidad de terceros coadyuvantes todos los acreedores de alguna de las partes; el
cesionario de una cuota de su derecho herencia; la actuación del comunero.
Son terceros excluyentes aquellos que concurren al juicio reclamando un derecho propio e
incompatible con el que pretenden las partes principales.
El artículo 22 del Código preceptúa: “Si durante la secuela del juicio se presenta alguien
reclamando sobre la cosa litigada derechos incompatibles con los de las otras partes,
admitirá el tribunal sus gestiones en la forma establecida por el artículo 16 y se entenderá
que acepta todo lo obrado antes de su presentación, continuando el juicio en el estado en
que se encuentre”.
La situación jurídica de este tercero es diferente a la de ambas partes, ya que los intereses
que él invoca, son contrarios a los de ellas.
Este tercero concurre al juicio con el fin de reclamar un derecho propio que se contrapone
al de las partes y no se confunde, como sucede con el coadyuvante, con ninguna de las dos
partes en el pleito.
La intervención de este tipo de tercero la admite el legislador con el fin de evitar dos juicios
sucesivos contra el demandante y el demandado, es decir, se admite por razones de
economía procesal. Se evitan, además, posibles sentencias contradictorias sobre la misma
materia.
Los ejemplos más claros de terceros excluyentes se dan en el juicio ejecutivo, a través de
las llamadas tercerías de dominio y de posesión.
c) Terceros independientes.
Son terceros independientes los que sostienen un interés propio, independiente y autónomo
del de las partes directas.
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El inciso final del artículo 23 del Código señala: “Si el interés invocado por el tercero es
independiente del que corresponde en el juicio a las dos partes, se observará lo dispuesto en
el artículo anterior”.
Ejemplo de terceros independientes, es aquella persona que compró un bien raíz y que
estaba sujeto a una medida precautoria en un juicio determinado. Lo mismo si el bien
estuviese embargado.
Sucesión procesal
La sucesión procesal es el cambio que se produce en un proceso vigente, por el cual una
persona que se hallaba en una determinada posición jurídica (demandante o demandado)
deja paso a otra, que por un hecho o acto jurídico, toma esa misma posición de demandante
o demandado.
La persona o grupo de persona que era parte en un proceso judicial determinado deja de
serlo. Ahora esa condición de parte es asumida por una nueva persona o grupo de persona.
4) Que exista una resolución judicial que declare al sucesor como parte del proceso. Este
no es un requisito para que se produzca la sucesión procesal, porque muchas veces esta
quedará configurada con anterioridad, pero su reconocimiento en el proceso necesita de
una resolución judicial.
Existen diversas situaciones que se pueden producir en nuestro sistema procesal que
configurarán casos de sucesión procesal.
23
juicio fallece alguna de las partes que obre por sí misma, quedará suspenso por este hecho
el procedimiento, y se pondrá su estado en noticia de los herederos para que comparezcan a
hacer uso de su derecho en un plazo igual al de emplazamiento para contestar demandas,
que conceden los artículos 258 y 259”.
Las personas jurídicas que actúan en un proceso como demandante o demandada pueden
ser fusionadas o absorbidas por otras personas jurídicas. En estos casos deberá acreditarse
el cambio producido en el proceso donde actuaba la persona jurídica absorbida o fusionada.
De acuerdo al C.C, en su artículo 1911 se cede un derecho litigioso cuando el objeto directo
de la cesión es el evento incierto de la litis, del que no se hace responsable el cedente. Se
entiende litigioso un derecho, desde que se notifica judicialmente la demanda. El adquirente
de los derechos deberá solicitar al juez que conoce del proceso que se le tenga como parte.
Esta solicitud deberá tramitarse incidentalmente.
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COMPARECENCIA EN JUICIO (Ley Nº 18.120)
Esta materia está regulada en la Ley Nº 18.120, sin perjuicio de lo dispuesto en el Libro I
del Título II que lleva como epígrafe “De la comparecencia en juicio”.
Según el artículo 4 del C.P.C, “toda persona que deba comparecer en juicio a su propio
nombre o como representante legal de otra, deberá hacerlo en la forma que determine la
ley”, y esa ley, es la Ley Nº 18.120.
Este cuerpo legal tiene una norma especial que establece que si no se tiene capacidad de
pedir en juicio se debe actuar ante los tribunales por medio de un mandatario judicial que
reúna los requisitos que exija la ley.
Pueden ser mandatarios o procurador judicial aquellas personas que según la Ley Nº 18.120
tienen ius postulandi (artículo 2 de la Ley Nº 18.120).
- Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión: se entiende por tal, a aquel que no
está suspendido del ejercicio profesional y se encuentra al día en el pago de la patente
profesional, obligación, esta última, que se consagra en la Ley de Rentas Municipales.
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- Estudiantes de derecho de tercero a quinto año: también tienen ius postulandi los
estudiantes actualmente inscritos en tercer, cuarto o quinto año de las Escuelas de
Derecho de alguna de las Universidades autorizadas.
- Egresados de derecho: los egresados de estas mismas facultades hasta tres años después
de haber rendido los exámenes correspondientes, gozan igualmente del ius postulandi.
a) Cuando la ley exige la intervención personal de la parte: ello sucede, por ejemplo,
cuando se solicita la confesión, o la intervención personal de la parte en la conciliación.
b) En aquellas comunas en que el número de abogados en ejercicio sea inferior a cuatro,
hecho que determina la Corte de Apelaciones correspondiente (artículo 2 inciso 9 de la
Ley Nº 18.120).
Por otra parte, en aquellas ciudades en que rija la obligación referida y no existan entidades
públicas o privadas que presten asistencia jurídica o judicial gratuita, las personas
notoriamente menesterosas, a juicio del tribunal, serán representadas gratuitamente por el
abogado de turno (artículo 2 inciso final de la Ley Nº 18.120).
Las disposiciones del artículo 2 de la Ley Nº 18.120, se refieren al ius postulandi ante los
tribunales de primera instancia sean ellos ordinarios, arbitrales o especiales, así lo dice el
artículo 1, parte primera de la Ley, pero, no rigen tratándose de la comparecencia antes las
Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema (artículo 398 del C.O.T).
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Se supone que esta tramitación es más simple, por eso se da lugar a la comparecencia
personal, pero los alegatos, deben hacerse a través de abogado.
El inciso 1 de ese artículo dispone que “la primera presentación de cada parte o interesado
en asuntos contenciosos o no contenciosos ante cualquier tribunal de la República, sea
ordinario, arbitral o especial, deberá ser patrocinada por un abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión”.
Las personas con ius postulandi pueden representar a las personas en juicio, pero sólo una
de ellas, el abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, puede asumir el patrocinio
de estas gestiones ante cualquier Tribunal de la República.
EL PATROCINIO
Es el acto por el cual una persona encomienda a un abogado la defensa de sus derechos en
juicio.
El patrocinio es el contrato celebrado entre el cliente y el abogado, por medio del cual aquel
encomienda a este la defensa de sus derechos en un juicio o asunto.
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Esta exigencia de dejar constancia, no constituye el contrato de patrocinio, ni siquiera
constituye su aceptación. Es un simple acto procesal que da a entender que el abogado ha
celebrado el contrato de patrocinio con su cliente, que lo ha aceptado y que asume desde
esa constancia la defensa de los derechos en juicio2.
Finalmente, debemos señalar que el patrocinio por abogado habilitado para el ejercicio de
la profesión podrá constituirse mediante firma electrónica avanzada.
La misión del patrocinante no es sustituir a la persona del litigante o interesado, sino tener
la dirección superior del negocio judicial, esbozar las presentaciones, preparar las acciones
y excepciones, adaptar o acomodar el derecho al caso concreto que se disputa.
1. Por renuncia: cuando el abogado, por su mera voluntad, pone término al vínculo
representativo.
2
Por ello, Orellana señala que el patrocinio es solemne.
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b. Revocación tácita: se produce cuando aparezca la ejecución de ciertos actos que
manifiesten de manera implícita la voluntad para terminar el patrocinio.
3. Por fallecimiento del patrocinante: termina por la muerte del abogado patrocinante.
Esta norma, que tiene rango constitucional, está en plena armonía con el artículo 19 Nº3 de
la C.P.R que regula entre otras materias la igualdad ante la ley.
Orellana señala que la gratuidad no dice relación con la persona del abogado, sino más bien
con el beneficiario de la asistencia gratuita. Cuando el C.O.T señala que el abogado debe
defender gratuitamente en las causas judiciales, no dice que el abogado no tenga derecho a
alguna retribución por parte del Estado, está diciendo simplemente que el abogado no
puede exigirle un honorario o remuneración al beneficiado con el privilegio de pobreza.
En el caso chileno dicha retribución no está amparada legalmente a favor de los abogados
del turno, como sí ocurre con otras instituciones, como la defensoría penal pública en el
proceso penal.
EL MANDATO JUDICIAL
El mandato judicial está regido por los artículos 6 y 7 del C.P.C, por el artículo 395 del
C.O.T y por algunas disposiciones del C.C.
En general el mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más
negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
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El artículo 395 del C.O.T define, desde un punto de vista procesal, este mandato judicial
expresando que es el acto por el cual una parte encomienda a un procurador la
representación de sus derechos en juicio.
Orellana señala que el mandato judicial es un contrato solemne por el cual una persona o
varias, le encarga a cualquiera de las personas señaladas en el artículo 2 de la Ley Nº
18.120, la representación en juicio.
En caso que no se cumplan estas normas relativas a la constitución del mandato, el artículo
2 inciso 4 de la Ley Nº 18.120, establece que si al tiempo de pronunciarse el tribunal sobre
el mandato éste no estuviere legalmente constituido, el tribunal se limitará a ordenar la
debida constitución de aquél dentro de un plazo máximo de tres días.
Extinguido este plazo y sin otro trámite, se tendrá la solicitud por no presentada para todos
los efectos legales.
Las resoluciones que se dicten sobre esta materia no son susceptibles de recurso alguno.
El artículo 6 inciso primero del C.P.C dispone que: “el que comparezca en juicio a nombre
de otro, en desempeño de un mandato o en ejercicio de un cargo que requiera especial
nombramiento, deberá exhibir el título que acredite su representación”.
1. El constituido por escritura pública otorgada ante notario o ante oficial del Registro
Civil a quien la ley confiera esta facultad.
2. El que conste de un acta extendida ante un juez de letras o ante un juez árbitro, y
subscrita por todos los otorgantes.
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3. El que conste de una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del
tribunal que esté conociendo de la causa.
En los Juzgados de Garantía, en los Juzgados del Trabajo, en los de Cobranza Laboral y
Previsional y en los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, corresponde al jefe de la unidad
administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del respectivo juzgado o
tribunal autorizar el mandato judicial y efectuar las certificaciones que la ley señale
expresamente.
Para efectos del mandato judicial hay que distinguir tres clases de facultades: las facultades
esenciales, que se conceden sin expresa mención y que son inherentes al mandato judicial;
las facultades accidentales, que son aquellas que puede o no contener el mandato judicial; y
facultades especiales que para que puedan ser ejercidas por el mandatario es preciso que se
le confieran expresamente.
1. Facultades esenciales.
Son aquellas que la ley confiere al procurador para desenvolver de manera continua y
normal la relación procesal sin que sea posible al poderdante regularlas a su voluntad y, por
ende, las cláusulas en que se nieguen o en que se limiten, son nulas.
A ellas se refiere el inciso primero del artículo 7 del C.P.C: “El poder para litigar se
entenderá conferido para todo el juicio en que se presente, y aun cuando no exprese las
facultades que se conceden, autorizará al procurador para tomar parte, del mismo modo que
podría hacerlo el poderdante, en todos los trámites e incidentes del juicio y en todas las
cuestiones que por vía de reconvención se promuevan, hasta la ejecución completa de la
sentencia definitiva, salvo lo dispuesto en el artículo 4 o salvo que la ley exija intervención
personal de la parte misma”.
2. Facultades accidentales.
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Son aquellas que puede o no contener el mandato judicial y que, en definitiva, se reduce a
una que señala el inciso primero del citado artículo 7: “Podrá, asimismo, el procurador
delegar el poder obligando al mandante, a menos que se le haya negado esta facultad”.
En el mandato judicial, éste puede delegarse obligando con ello al mandante, con la única
limitante de no poder hacerlo si se le niega esa facultad.
Respecto de la delegación del mandato judicial hay que considerar que el delegado no
puede a su vez delegar el mandato; no hay delegación de delegación. Si así se hiciere cabría
sostener que el segundo delegado carece de representación.
3. Facultades especiales.
Son aquellas que requieren de una mención expresa y a las cuales alude el inciso segundo
del artículo 7 del Código, a saber:
d) Renunciar los recursos o los términos legales : la ley ha exigido la renuncia anticipada a
los recursos o plazos, antes del juicio.
h) Aprobar convenios.
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i) Percibir: es una facultad de disposición que requiere de una mención expresa. Esta
facultad la tiene el mandatario judicial para tomar por sí los frutos, rentas o dinero que
se otorguen en un determinado juicio.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia han entendido que se cumple este requisito de
hacer mención expresa de las facultades especiales cuando se utiliza por el poderdante la
expresión genérica, como por ejemplo, si el mandante señala que otorga todas las
facultades a que se refiere el artículo 7 inciso 2 del C.P.C.
El mandato judicial, en principio, termina por las mismas causales que el mandato civil, las
que se señalan en el artículo 2163 del C.C.
Esta enumeración de las causales que motivan la expiración del mandato civil no son
totalmente aplicables al mandato procesal, sino que, hay ciertas modificaciones:
a) El mandato judicial no termina por la muerte del mandante (artículos 396 y 529 del
C.O.T).
c) Si la expiración del mandato se debe a la renuncia del mandatario, éste está obligado a
ponerla en conocimiento del mandante junto con el estado del juicio (artículo 10 del
C.P.C).
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- Por revocación: es el acto unilateral del mandante por el cual deja sin efecto el mandato
judicial. Esta puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando se hace en término
explícitos y es tácita cuando el mandante confiere un nuevo mandato judicial sin aludir
al anterior. Esta revocación está indirectamente establecida en el artículo 10 del C.P.C
que en su inciso 1 nos señala que el mandato judicial, legalmente constituido, dura
mientras no se haya dejado constancia en el propio expediente.
- Por renuncia del mandatario: es un acto jurídico unilateral por el cual el mandatario
cesa en su calidad de tal. Dicha renuncia puede ser simple o general. Simple, cuando el
mandatario judicial renuncia a un procedimiento determinado. General, cuando el
mandatario judicial renuncia a todos los juicios en que es mandatario.
Está reglamentado en el artículo 10 inciso 2 del C.P.C, el cual dispone que la persona
que renuncia a su calidad de mandatario debe ponerlo en conocimiento de su mandante
y este conocimiento debe versar sobre el estado en que se encuentra el juicio. Se
mantiene la responsabilidad del mandatario hasta un plazo de 15 días contados desde la
notificación de la renuncia.
Agencia oficiosa procesal
La agencia oficiosa procesal se regula en el artículo 6 incisos 3 y 4 del C.P.C, que señalan:
“Podrá, sin embargo, admitirse la comparecencia al juicio de una persona que obre sin
poder en beneficio de otra, con tal que ofrezca garantía de que el interesado aprobará lo que
se haya obrado en su nombre. El tribunal, para aceptar la representación, calificará las
circunstancias del caso y la garantía ofrecida, y fijará un plazo para la ratificación del
interesado. Los agentes oficiosos deberán ser personas capacitadas para comparecer ante el
respectivo tribunal, en conformidad a la Ley Orgánica del Colegio de Abogados o, en caso
contrario, deberán hacerse representar en la forma que esa misma ley establece”.
Se trata de casos en que se admite la comparecencia de una persona para que obre en
nombre de otra sin poder. A esta persona se le llama gestor o agente oficioso.
Esta comparecencia oficiosa se conoce con el nombre de comparecer con fianza de rato.
En este caso, ese gestor debe ofrecer una fianza o garantía llamada fianza de rato o
ratificación porque garantiza que el interesado a cuyo nombre se comparece va a ratificar lo
que haga este agente oficioso o gestor.
En segundo lugar, el tribunal debe calificar y apreciar las circunstancias del caso, como así
la garantía que ofrece el gestor.
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Si el tribunal acepta esa garantía, considerando fundadas las circunstancias que sirven de
base a esta presentación, debe fijar un plazo dentro del cual el ausente debe proceder a
ratificar todo lo obrado a su nombre.
Este agente oficioso debe ser persona capaz de comparecer ante el respectivo tribunal, de
acuerdo con la Ley Nº 18.120.
- Personas que pueden asumirlo. Patrocinio: sólo pueden asumirlo los abogados
habilitados para el ejercicio de la profesión. Mandato judicial: pueden tener la calidad
de tales las personas enumeradas en el artículo 2 de la Ley Nº 18.120 sobre
comparecencia en juicio.
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- Forma de constituirlo. El patrocinio se constituye con el nombre, apellidos, domicilio y
firma del abogado patrocinante. Por su parte, el mandato judicial se constituye de
acuerdo a las formas señaladas en el artículo 6 del C.P.C.
Las actuaciones procesales o judiciales están reglamentadas en el Título VII del Libro I del
C.P.C.
Son actos jurídicos procesales más o menos solemnes, del cual se deja testimonio escrito en
el expediente, debidamente autorizados por el Ministro de Fe que señala la ley.
Requisitos
Por regla general las actuaciones judiciales deben ser practicadas por el tribunal que conoce
de la causa. Es el juez quien practica las actuaciones necesarias para la formación del
proceso, salvo que la ley se los entregue a otra persona o la ley permita delegar sus
funciones al tribunal. Así por ejemplo, las resoluciones judiciales deben ser dictadas por el
mismo juez de la causa y autorizadas por el secretario del tribunal. Excepcionalmente el
artículo 33 inciso segundo del C.P.C autoriza para que los secretarios letrados de los
juzgados dicten los decretos, providencias o proveídos y debidamente autorizados por el
oficial primero del mismo juzgado.
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Son hábiles por regla general, los días no feriados. Y las horas que median entre las 8 y 20
horas, según el artículo 59 del C.P.C.
Son feriados los días domingos y los días que la ley ha declarado festivos: 1 de enero (Año
Nuevo), marzo o abril (Viernes y Sábado Santo), 1 de mayo (Día del Trabajo), 21 de mayo
(Glorias Navales), 29 de junio (San Pedro y San Pablo), 16 de julio (Virgen del Carmen),
15 de agosto (Ascensión de la Virgen), 18 de septiembre (Fiestas Patrias), 19 de septiembre
(Glorias del Ejército), 12 de octubre (Día de la Hispanidad), 1 de noviembre (Todos los
Santos), 8 de diciembre (Inmaculada Concepción), 25 de diciembre (Navidad). Además, la
Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios, prescribe como
feriado legal el día en que se lleven a efecto plebiscitos o elecciones de Presidente de la
República o parlamentarios.
Si una actuación judicial se practica en días u horas inhábiles, sin estar debidamente
autorizada, carecerá de eficacia legal, y por lo tanto dicha actuación será nula.
Sin embargo, esta regla general que hemos estudiado tiene algunas excepciones:
Artículo 41 del C.P.C. Respecto a la notificación personal hay que distinguir diversas
situaciones:
- Recinto privado: la notificación podrá hacerse en cualquier día, entre las seis y las
veintidós horas, en la morada o lugar donde pernocta el notificado o en el lugar donde
éste ordinariamente ejerce su industria, profesión o empleo, o en cualquier recinto
privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe.
Artículo 708 del C.P.C, juicio de mínima cuantía. Para practicar notificaciones en estos
juicios serán hábiles las horas comprendidas entre las seis y las veinte horas de todos
los días del año.
Artículo 60 del C.P.C, habilitación judicial de días u horas 3. Pueden los tribunales, a
solicitud de parte, habilitar para la práctica de actuaciones judiciales días u horas
inhábiles, cuando haya causa urgente que lo exija. Se estimarán urgentes para este caso
las actuaciones cuya dilación pueda causar grave perjuicio a los interesados, o a la
buena administración de justicia, o hacer ilusoria una providencia judicial. El tribunal
apreciará la urgencia de la causa y resolverá sin ulterior recurso.
3
No confundir esta institución con la habilitación de feriado judicial que se establecía en el 314 del C.O.T,
actualmente derogada.
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La autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado de la actuación es
esencial para su validez (artículo 61 del C.P.C).
Ejemplos: las resoluciones judiciales deben ser autorizadas, por regla general, por el
secretario del tribunal, la notificación por cédula es practicada y autorizada por el receptor
judicial, etc.
Según el artículo 61 del C.P.C de toda actuación judicial debe dejarse constancia o
testimonio escrito en el expediente, con expresión del lugar, día, mes y año en que se
verifique.
Debe dejarse constancia además de las formalidades con que se haya procedido y de las
demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan.
Acto seguido deben firmar las partes o personas que hayan intervenido en la actuación.
Cuando la ley ordena que se decrete una actuación con “conocimiento”, la resolución
judicial que dicte el tribunal, podrá cumplirse desde que se ponga en conocimiento
(notifique) a la parte contraria.
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Ejemplo: solicito se gire cheque, el tribunal provee “como se pide con conocimiento”, esto
quiere decir que la solicitud de cheque se puede encargar al funcionario una vez que se
notifique por el Estado Diario la resolución judicial.
Cuando se ordena o autoriza una diligencia con citación, se entenderá que puede llevarse a
efecto, sólo una vez que hayan transcurrido tres días desde la notificación de la resolución
judicial a la parte contraria.
Ejemplos:
En este caso el incidente se genera de inmediato, por lo tanto se deberá resolver por medio
de una sentencia interlocutoria o de un auto.
Ejemplos:
Las reclamaciones que el obligado a restituir una cosa raíz o mueble tenga derecho a
deducir en razón de prestaciones a que esté obligado el vencedor y que no haya hecho
valer en el juicio en que se dictó la sentencia que se trata de cumplir, se tramitarán en
forma incidental con audiencia de las partes, sin entorpecer el cumplimiento de la
sentencia.
Toda infracción a las normas establecidas para practicar los embargos hará responsable
al ministro de fe de los daños y perjuicios que se originen.
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Actuaciones judiciales especiales contempladas en el Título VII del Libro I del C.P.C
a) El juramento.
Siempre que en una actuación haya de tomarse juramento a alguno de los concurrentes, se
le interrogará por el funcionario autorizante al tenor de la siguiente fórmula: “¿Juráis por
Dios decir verdad acerca de lo que se os va a preguntar?” (testigos, confesante), o bien,
“¿Juráis por Dios desempeñar fielmente el cargo que se os confía?” (peritos, partidor),
según sea la naturaleza de la actuación. El interrogado deberá responder: “Sí juro”.
b) Los intérpretes.
Los intérpretes deberán tener las condiciones requeridas para ser peritos, y se les atribuirá
el carácter de ministros de fe.
El artículo 70 del C.P.C nos señala que todas las actuaciones necesarias para la formación
del proceso se practicarán por el tribunal que conoce de la causa, salvo el caso que dichas
actuaciones hayan de practicarse fuera del lugar en que se sigue el juicio.
Podemos definir los exhortos como actos jurídicos procesales del tribunal que conoce del
asunto, quien ordena que se efectúen diligencias, que tienen relación con el juicio, en un
lugar donde no tiene competencia, y sean practicadas por el tribunal competente.
a) Tribunal exhortante, que es el que envía la comunicación, con los escritos, decretos y
explicaciones necesarias.
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Los exhortos deben ser firmados por el juez de la causa, y si el tribunal es el colegiado, por
su presidente.
Exhortos al extranjero
Por este mismo conducto, y en la misma forma, se recibirán las comunicaciones de los
tribunales extranjeros para practicar diligencias en Chile (artículo 76 del C.P.C).
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PLAZOS PROCESALES
Están reglamentados en el Título VII del C.P.C, entre los artículos 64 a 68.
En el Derecho Civil se define al plazo como: la época que se fija para el cumplimiento de
una obligación, pero se trata de un concepto restringido.
Por su parte, la doctrina lo ha definido como aquel hecho futuro y cierto del cual depende
el nacimiento o extinción de un derecho.
En materia procesal se utiliza el concepto de hecho futuro y cierto que es fijado para
practicar una determinada actuación judicial o un determinado acto jurídico procesal.
Clasificación
a) Atendiendo a su causa.
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Plazo de la actuación judicial con citación es de tres días.
- Plazos convencionales. Son aquellos establecidos por la voluntad común de las partes.
Es un plazo convencional el que establecen las partes a los jueces árbitros arbitradores.
b) Atendiendo a su fatalidad.
- Plazos fatales. Son aquellos que por el transcurso del tiempo y llegado su vencimiento,
extingue la posibilidad, de pleno derecho, de ejecutar un acto o ejercer un derecho, el
cual sólo puede ser ejecutado dentro del plazo fatal.
Todos los plazos legales establecidos en el C.P.C son fatales, por así disponerlo el
artículo 64 del mismo texto legal.
- Plazos de horas. Los plazos de horas se dan con mayor frecuencia en materia procesal
penal, mas en nuestro C.P.C no existen expresamente aunque el legislador ha señalado
que determinadas actuaciones deben verificarse antes de una hora determinada.
Existe el plazo de 1 día respecto de aquellos escritos que se presenten por conducto del
secretario del tribunal, los cuales deben ser entregados para su despecha en el mismo
acto o al día siguiente de su presentación.
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Nombramiento del procurador común debe hacerse dentro del término señalado por el tribunal.
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Es un plazo de 2 días aquel que se señala para presentar la lista de testigos en los
incidentes, contados desde la notificación judicial.
Un plazo de 3 días es el que se otorga para acompañar copias a los escritos si éstas no
se han entregado. Es el mismo término para contestar el traslado de los incidentes.
- Plazos de años. Se presenta en el juicio de ejecutivo el caso del artículo 422 del C.P.C,
en virtud del cual el juez puede (debe) denegar la ejecución del título, si éste tiene más
de 3 años desde que la obligación se hizo exigible.
Otro plazo, pero de 1 año es el que se otorga para el cumplimiento incidental de las
resoluciones judiciales.
1. Son prorrogables los términos señalados por el tribunal pero, para que pueda
concederse la prórroga es necesario: a) que se pida antes del vencimiento del
término: y b) que se alegue justa causa, la cual será apreciada por el tribunal
prudencialmente.
2. En ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los días asignados
por la ley.
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e) Plazos individuales y comunes (artículo 65).
- Plazos individuales: son aquellos que empiezan a correr separadamente para cada parte,
desde el día en que fueron notificados.
Ejemplos: el plazo para intentar el recurso de apelación; por una interpretación judicial,
el plazo para oponer excepciones en el juicio ejecutivo es individual.
- Plazos comunes: son aquellos que corren conjuntamente para todas las partes, a contar
del día de la notificación.
- Plazos discontinuos: son aquellos que se suspenden o no se cuentan si hay días feriados.
El artículo 66 del C.P.C señala que los plazos de días se suspenden durante los feriados,
salvo que el tribunal disponga lo contrario por motivos justificados.
La importancia de esta clasificación radica en que sólo los plazos de días se suspenden
y los plazos de meses y años son continuos.
El cómputo de los plazos se rige por los artículos 48, 49 y 50 del C.C y por el artículo 66
del C.P.C, normas de las cuales se coligen las siguientes situaciones:
1. Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes o en los
decretos del Presidente de la República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que
han de ser completos; y correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número
en los respectivos meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28, 29, 30
o 31 días, y el plazo de un año de 365 o 366 días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más días que el
mes en que ha determinar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno de los días en que
el primero de dichos meses excede al segundo, el último día del plazo será el último día
de este segundo mes.
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Se aplicarás estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones de edad, y en general a
cualesquiera plazos o términos prescritos en las leyes o en los actos de las autoridades
chilenas; salvo que en las mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa
(artículo 48 del C.C).
2. Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto plazo, se entenderá
que vale si se ejecuta antes de la medianoche en que termina el último día del plazo; y
cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren
ciertos derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o expiran sino después de la
medianoche en que termine el último día de dicho espacio de tiempo (artículo 49 del
C.C).
3. En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del Presidente de la
República, o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun los días feriados; a
menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se
contarán los feriados (artículo 50 del C.C).
4. Los términos de días que establece el C.P.C, se entenderán suspendidos durante los
feriados, salvo que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto expresamente lo
contrario.
Lo anterior no regirá con los asuntos indicados en el inciso 2 del artículo 314 del C.O.T
respecto del feriado de vacaciones (artículo 66 de C.P.C).
REBELDÍAS
Hoy las rebeldías tienen importancia tratándose de plazos judiciales, pues no se aplican a
los plazos legales ni convencionales.
Consiste en que una vez vencido un plazo judicial para la ejecución de un determinado acto
o para el ejercicio de un derecho sin haberse efectuado, el tribunal que conoce del asunto,
ya sea de oficio o a petición de parte, deberá declarar mediante una resolución judicial la
rebeldía de dicha actuación judicial (artículo 78).
Por ejemplo, el plazo para contestar la demanda es un plazo legal y no obstante ello algunos
tribunales efectúan la rebeldía.
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La rebeldía se establece para que quede constancia en el expediente que se le dio a la parte
interesada un plazo para realizar el acto, pero producto de esta rebeldía declarada, no podrá
realizarlo. Se extingue su derecho, a menos que el tribunal le señale un nuevo plazo
judicial.
De la nulidad de todo lo obrado, cuando el rebelde ha estado impedido por fuerza mayor
El incidente a que diere lugar el ejercicio del derecho del litigante rebelde debe
substanciarse en cuaderno separado y no suspende el curso de la causa principal.
Se refiere a este incidente el artículo 80 del C.P.C, que dice : “Si al litigante rebelde no se le
ha hecho saber en persona ninguna de las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la
rescisión de lo obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han
dejado de llegar a sus manos las copias a que se refieren los artículos 40 y 44, o que ellas
no son exactas en su parte substancial. Este derecho no podrá reclamarse sino dentro de
cinco días, contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento
personal del juicio”.
Efectos
- En primera instancia.
La rebeldía de un trámite sólo permite tener por cumplido en rebeldía del afectado el
trámite preciso.
Para estos efectos hay que tener presente que una cosa es la acusación de rebeldía y otra
distinta la declaración de rebeldía.
- En segunda instancia.
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Por otra parte, el rebelde en la segunda instancia puede comparecer en cualquier estado de
la causa.
LAS NOTIFICACIONES
De conformidad al artículo 38 del C.P.C, las resoluciones judiciales sólo producen efectos
en virtud de NOTIFICACIÓN hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente
exceptuados por ella.
Hay resoluciones judiciales que producen efectos sin previa notificación, ejemplos de estos
casos los encontramos en:
- El artículo 566 del C.P.C, ubicado dentro del procedimiento especial de denuncia de
obra nueva, señala que no es necesaria la notificación del denunciado para llevar a
efecto la suspensión decretada sobre el bien inmueble que se construye. Bastará para
esta suspensión la notificación del que este dirigiendo o ejecutando la obra.
48
- El artículo 302 del C.P.C, contemplado dentro de las medidas precautorias, señala que
pueden llevarse a efecto, antes de notificarse, estas medidas en contra de quien se
dictan.
- El artículo 202 del C.P.C, ubicado dentro del recurso de apelación, nos señala que si el
apelado no comparece a hacerse parte ante el tribunal de alzada, el recurso se seguirá en
su rebeldía y no será necesario notificarlo de las resoluciones judiciales que se dicten,
las cuales producirán sus efectos desde que se pronuncien.
Las notificaciones son una clara aplicación del principio de la bilateralidad de la audiencia,
lo que conlleva que se materialice en el proceso el derecho de ser oídas las partes; que
exista la posibilidad de igual acceso al ejercicio de las facultades en el proceso.
Concepto
Las notificaciones las podemos definir como actos jurídicos procesales que tienen por
objeto poner en conocimiento de las partes la dictación de una determinada resolución
judicial o la resolución judicial misma.
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que tienen por finalidad poner en conocimiento, real o presunto, a las partes de la dictación
de una determinada resolución judicial.
Clases de notificaciones
Notificación personal.
Notificación persona subsidiaria o del artículo 44 del C.P.C.
Notificación por cédula.
Notificación por el estado diario.
Notificación por avisos.
Notificación tácita.
Notificación ficta.
Acto jurídico procesal por el cual un Ministro de Fe entrega en persona al notificado los
“antecedentes” expresamente señalados por la ley.
En todo caso la primera notificación en toda gestión judicial a la parte activa (demandante o
actor) se efectúa por el Estado Diario.
Son funciones de los secretarios hacer saber las providencias y las resoluciones a los
interesados que acudieren a sus oficinas para tomar conocimiento de ellas.
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Este receptor es quien está autorizado para llevar a efecto estas notificaciones
personales fuera de la oficina del secretario.
- El Notario Público u Oficial de Registro Civil que exista en aquella localidad en que no
hay receptor judicial.
- Puede el juez siempre designar como ministro de fe ad hoc a cualquier empleado del
tribunal, para el sólo efecto de notificar personalmente.
El artículo 41 del C.P.C nos señala los días, las horas y lugares que son hábiles para
notificar personalmente:
c) Oficio del secretario, la casa que sirve de despacho al tribunal y la oficina o despacho
del ministro de fe: en estos casos la notificación personal deberá efectuarse en días
hábiles y entre las 8 y 20 horas en conformidad al artículo 59 del C.P.C.
d) Ministro de fe: la notificación personal puede ser efectuada por el secretario del tribunal
en su oficina, por un receptor judicial fuera de las oficinas de los secretarios e incluso
por el oficial primero bajo responsabilidad de los secretarios.
Constancia en el expediente
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En conformidad al artículo 43 la notificación personal se hará constar en el proceso por
diligencia que suscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el notificado no quiere o no
puede firmar se dejará testimonio de este hecho en la misma diligencia. La certificación que
efectúa el ministro de fe, en este caso, debe señalar además la fecha, hora y lugar donde
notificó y debe precisar la manera o el medio con que el ministro de fe comprobó la
identidad del notificado.
Acto jurídico procesal, supletorio, por el cual un receptor judicial entrega en uno de los
domicilios del notificado y señalado por la ley los antecedentes indicados en el artículo 40
C.P.C.
Señala el artículo 44: “Si buscada en dos días distintos en su habitación o en el lugar donde
habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, no es habida la persona a quien debe
notificarse, se acreditará que ella se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su morada o
lugar donde ejerce su industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas
circunstancias la debida certificación del mismo ministro fe.
Establecidos ambos hechos, el tribunal ordenará que la notificación se haga entregando las
copias a que se refiere el artículo 40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la
morada o en el lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o
empleo. Si nadie hay allí, o si por cualquiera otra causa no es posible entregar dichas copias
a las personas que se encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé
noticia de la demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que
conoce en ella y de las resoluciones que se notifican.
En caso que la morada o el lugar donde pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su
industria, profesión o empleo, se encuentre en un edificio o recinto al que no se permite
libre acceso, el aviso y las copias se entregarán al portero o encargado del edificio o recinto,
dejándose testimonio expreso de esta circunstancia”.
Requisitos
Para estar frente a esta notificación subsidiaria, el legislador ha exigido los siguientes
requisitos o elementos:
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Que el ministro de fe certifique en el expediente que la persona se encuentra en el lugar
del juicio y señale cuál es la morada o lugar donde ejerce su industria o profesión.
Dentro del C.P.C y en leyes especiales este requisito no se ha hecho obligatorio en
todos los casos: así por ejemplo en el artículo 553 del Código, dentro de la materia de
las querellas posesorias, expresamente se permite practicar la notificación del artículo
44 sin necesidad de acreditar por parte del receptor judicial que el demandado está en el
lugar del juicio. El mismo caso ocurre en la Ley sobre prenda sin desplazamiento que se
remite al artículo 553 del C.P.C.
Procedimiento
Cumplidos los requisitos señalados, y devuelto el expediente por parte del receptor judicial,
la parte (generalmente será el demandante) que solicita esta notificación, deberá presentar
un escrito al tribunal de la causa, solicitándole que ordene la notificación contemplada en el
artículo 44 del C.P.C.
Notificada por el estado diario esta resolución judicial al demandante, el receptor deberá
nuevamente retirar el expediente y practicar la notificación. Recuérdese que al encargar la
labor de notificación a un receptor judicial, éste debe concurrir al tribunal a retirar las
piezas del expediente que sean necesarias para la notificación que efectúa. Para poder
cumplir lo anterior deberá anotar en el libro de receptores que lleva cada tribunal el
expediente que retira, señalando fecha, partes del juicio, rol de la causa, antecedentes que
notificará, nombre y firma.
Modo de practicarla
Esta notificación se debe efectuar por el ministro de fe, entregando las copias que señala el
artículo 40, es decir, copia íntegra de la resolución y copia íntegra de la solicitud en que
haya recaído, a cualquier persona adulta que se encuentre en los lugares señalados. Si nadie
hay allí, se fijará en la puerta un aviso que dé noticias de la demanda, con especificación
exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce de ella y de las resoluciones que
se notifican.
Constancia
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Deberá también suscribirla la persona adulta que reciba las copias, si puede hacerlo,
dejándose testimonio de su nombre, edad, profesión y domicilio.
Carta certificada
Además en conformidad al artículo 46 del C.P.C, el ministro de fe deberá enviar una carta
certificada por correo a la persona del notificado en el plazo de dos días. En todo caso la
omisión no invalida la notificación, pero hace responsable al ministro de fe de los daños y
perjuicios que origine,
En atención a que el legislador no ha señalado el día y hora hábiles para notificar deben
regir las reglas generales, esto es, que la notificación deberá efectuarse en días hábiles y
entre las 8 y 20 horas.
Casos en que DEBE efectuarse la notificación personal propiamente tal o subsidiaria del
artículo 44
Casos en que PUEDE efectuarse la notificación personal propiamente tal o subsidiaria del
artículo 44
Puede notificarse personalmente o por cédula la resolución judicial que se dicta después de
haber transcurrido 6 meses sin que se dicte resolución alguna en el proceso. En este caso las
anotaciones en el estado diario no se considerarán válidamente notificados (artículo 52).
Esta materia está relacionada con el incidente de abandono del procedimiento regulado en
los artículos 152 a 157 del C.P.C.
Puede notificarse personalmente o por cédula, las notificaciones que se hagan a terceros
que no sean partes en el juicio o a quienes no afecten sus resultados (artículo 56).
Puede, también, notificarse personalmente o por cédula las notificaciones que se hagan en
los juicios arbitrales de derecho (artículo 629).
Acto jurídico procesal, por el cual un receptor judicial entrega en el domicilio del
notificado los antecedentes señalados en el artículo 48 del C.P.C.
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En su primera gestión judicial, todo litigante debe designar un domicilio conocido dentro de
los límites urbanos del lugar en que funcione el tribunal.
Deben entregarse esta cédula en el domicilio del notificado (concordancia con el artículo
49), a cualquier persona adulta o bien mediante un aviso fijado en la puerta de dicho
domicilio. Las horas hábiles para notificar son entre las 8 y 20 horas.
Pueden notificarse por cédula en los casos de los artículos 52 y 56 del C.P.C ya estudiados
en la notificación personal subsidiaria. También puede utilizarse la notificación por cédula
en el caso del artículo 302 del C.P.C, que se refiere al procedimiento que debe emplearse en
las medidas precautorias.
Efectuada esta notificación se pondrá testimonio de ella en el expediente expresa día, lugar,
nombre, edad, profesión y domicilio de la persona a quien se haga la entrega.
Nuestra jurisprudencia ha fallado que “la notificación por cédula que autoriza el artículo 48
del C.P.C, sólo puede practicarse una vez que la persona a quien se trata de notificar por ese
procedimiento haya comparecido al pleito y designado, dentro de los límites urbanos un
domicilio conocido”.
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electrónicamente, el que estará disponible diariamente en la página web del Poder Judicial
con las indicaciones que el inciso siguiente expresa.
Se encabezará el estado con la fecha del día en que se forme y se mencionarán por el
número de orden que les corresponda en el rol general, expresado en cifras y en letras y,
además, por los apellidos del demandante y del demandado o de los primeros que figuren
con dicho carácter si son varios, todas las causas en que se haya dictado resolución en aquel
día y el número de resoluciones dictadas en cada una de ellas.
Estos estados se mantendrán en la página web del Poder Judicial durante al menos tres días
en una forma que impida hacer alteraciones en ellos. De las notificaciones realizadas en
conformidad a este artículo se dejará constancia en la carpeta electrónica el mismo día en
que se publique el estado.
La notificación efectuada conforme a este artículo será nula en caso que no sea posible la
visualización de la resolución referida en el estado diario por problemas técnicos del
sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial, lo que podrá declararse de oficio o a
petición de parte.
Las notificaciones que la ley ordena realizar por cédula se harán por el estado diario
mientras no se fije domicilio (artículo 53).
Si por olvido o por cualquier otra causa no se incluye una resolución en el estado del día en
que dictó puede incluirse en el de los días siguientes previa orden judicial en tal sentido.
Acto jurídico procesal supletorio y excepcional, por el cual se publica en un diario el aviso
de haberse dictado una resolución judicial en un procedimiento definido, por haberse
producido uno de los supuestos del artículo 54 del C.P.C.
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Modo de practicarla
Se practica esta notificación mediante avisos publicados en los diarios del lugar donde se
sigue la causa o de la cabecera de la provincia o de la capital de la región, si allí no los hay.
El aviso, que sustituye la notificación personal o por cédula, debe contener los mismos
datos que se exigen para la notificación personal, pero si la publicación es muy dispendiosa,
atendida la cuantía del negocio, podrá disponer el tribunal que se haga en extracto
redactado por el secretario del tribunal.
Deben efectuarse a lo menos 3 avisos, pero si además la resolución judicial que hay que
notificar es la primera de la gestión judicial será necesario, además, para la validez de la
notificación, que se inserte un aviso en el Diario Oficial correspondiente a los días primero
o quince de cualquier mes, o al día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas.
Procedimiento
Para autorizar esta notificación y determinar los diarios, el tribunal debe proceder con
conocimiento de causa, es decir, no podrá resolver de plano la petición efectuada por la
parte, debiendo recabar, en forma previa, oficios a instituciones públicas o privadas.
Una vez obtenido por parte del tribunal el conocimiento de causa, dictará una resolución
judicial ordenando la notificación por avisos y señalando los diarios donde deberá
efectuarse la publicación.
6) Notificación tácita.
Estamos frente a una no notificación, en el sentido que la resolución judicial de que toma
conocimiento la parte, se efectúa por una actuación de ésta (cualquier gestión dice el
Código) que suponga conocimiento de la resolución dictada. En virtud de lo señalado,
obviamente no actúa en esta notificación un ministro de fe.
Esta notificación tácita reemplaza a cualquier otra forma de notificación, sea personal,
personal subsidiaria, por cédula, por avisos, por el estado diario.
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Estimamos que la notificación del inciso primero del artículo 55 se produce al momento del
conocimiento efectuado con la gestión, que no sea alegar la falta o nulidad de la
notificación. Este conocimiento debe ser real y material en el expediente.
7) Notificación ficta.
La parte que solicita la nulidad de una notificación y obtiene sentencia favorable de nulidad
se tendrá por notificada de la resolución, cuya notificación fue declarada nula, por el solo
ministerio de la ley.
En este caso nos encontramos con una característica especial: la notificación de la sentencia
que declaró la nulidad sirve de notificación de la resolución cuya notificación fue declarada
nula. Es decir dos resoluciones producirán efectos por una sola notificación.
Siguiendo al profesor Otero Lathrop, “es útil tener presente que, tratándose del caso en que
la nulidad es declarada por el tribunal de primera instancia, la notificación tácita (se refiere
a la ficta) se perfecciona por el solo hecho de notificarse tal resolución, aun cuando ésta sea
objeto de recurso en su contra”.
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para sí una forma de notificación electrónica, la que el tribunal podrá aceptar aun cuando la
ley disponga que la notificación deba realizarse por cédula si, en su opinión, resultare
suficientemente eficaz y no causare indefensión. Esta forma de notificación será válida para
todo el proceso”.
Esta norma complementa las disposiciones del C.P.C, añadiendo la notificación electrónica
“aun cuando la ley disponga que la notificación deba realizarse por cédula”, lo que sucede,
de acuerdo al artículo 48 del Código, respecto de las sentencias definitivas, de las
resoluciones en que se reciba a prueba la causa y de las resoluciones en que se ordena la
comparecencia personal de las partes.
Cabe mencionar que el artículo 52 del C.P.C, dispone que si “transcurren seis meses sin que
se dicte resolución alguna en el proceso, no se considerarán como notificaciones válidas las
anotaciones en el estado diario mientras no se haga una nueva notificación personalmente o
por cédula”. Por lo que el tribunal podrá aceptar la notificación electrónica “si, en su
opinión, resultare suficientemente eficaz y no causare indefensión”.
Hay ciertos vocablos en este tipo de actuación que pueden prestarse a equívocos, por lo que
es preciso dejar en claro que se entiende por citación, emplazamiento y requerimiento, y
así, distinguirlas de la notificación.
a) Citación: es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a un tercero que
comparezcan ante él en un día, hora y lugar señalado.
La citación, por emanar del tribunal, es una resolución judicial que se caracteriza
porque impone al afectado la obligación de comparecer a la presencia del juez y porque
esa comparecencia debe llevarse a efecto en un momento determinado. Esto es lo
esencia de la citación.
En sentido amplio, el emplazamiento es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes
o a los terceros que comparezcan ante él en un lapso de tiempo determinado, es decir,
dentro de un plazo.
Este emplazamiento también es un acto de intimación pues impone a las personas una
determinada conducta.
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c) Requerimiento: es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a los terceros hacer
o no hacer alguna cosa determinada que no consista en una comparecencia ante él.
Al igual que en los casos anteriores se trata de un acto de intimación puesto que impone
una determinada conducta.
Es, asimismo, una resolución judicial caracterizada porque ordena al requerido una
conducta que consiste en hacer o no hacer algo.
El acto que se le ordena ejecutar o la omisión puede ser realizada o dejada de hacer
tanto dentro de un plazo como de inmediato.
Para efectuar los registros de actuaciones, los receptores judiciales deberán registrarse en el
sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial.
Todo incumplimiento culpable o doloso a estas normas constituirá una falta grave a las
funciones y será sancionado por el tribunal, previa audiencia del afectado, con alguna de las
medidas contempladas en los Nº 2, 3 y 4 del inciso tercero del artículo 532 del C.O.T. En
caso de reincidencia, el juez deberá aplicar la medida de suspensión de funciones por un
mes.
Son actos jurídicos procesales del tribunal que tienen por objeto dar curso progresivo a los
autos, pronunciarse sobre incidentes o trámites, o bien resolver el asunto controvertido.
Se encuentran reglamentadas en el Libro I, Título XVII, artículos 158 al 185 del C.P.C.
Clasificación
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Sentencias definitivas.
Sentencias interlocutorias.
Autos.
Decretos, providencias o proveídos.
b) En atención a la instancia.
Sentencia de única instancia: son aquellas que una vez dictadas no procede en contra de
ellas recurso de apelación.
También existe la denominada sentencia de término: que es aquella que pone fin a la
última instancia. En nuestro sistema son de término las sentencias de única y segunda
instancia.
Sólo las sentencias definitivas o interlocutorias pueden llegar a estar firmes y ejecutoriadas.
Sentencias declarativas.
Sentencias constitutivas.
Sentencias de condena.
61
un sujeto procesal sino simplemente que se declare la existencia o inexistencia de un
derecho.
Sin embargo, el C.O.T nos da un concepto más exacto en su artículo 70 al señalar: “Las
resoluciones de mera sustanciación son las que tienen por objeto de dar curso progresivo a
los autos, sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre las partes”.
Desde el punto de vista doctrinario, se definen como actos jurídicos procesales del tribunal,
que tienen por objeto dar curso progresivo al expediente o proceso.
La única finalidad de estas resoluciones es dar curso progresivo a los autos, es decir,
mientras se va realizando el procedimiento, el modo de avanzar hacia la sentencia definitiva
es a través de los escritos, actuaciones y resoluciones judiciales. Entre los más importantes
se encuentran los decretos y este tipo de resoluciones son las más importantes en un
determinado procedimiento.
Ejemplos de decretos:
62
La resolución “como se pide con citación”.
Características
b) Autos.
De acuerdo al artículo 158 inciso 4: son aquellas resoluciones judiciales que resuelven un
incidente, sin establecer derechos permanentes a favor de las partes.
c) Sentencias interlocutorias.
Son las que resuelven un incidente, estableciendo derechos a favor de las partes. Ejemplos:
Son las que resuelven un trámite que sirve de base para el pronunciamiento de una
sentencia interlocutoria o definitiva posterior. Ejemplos:
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Resolución judicial de mandamiento de ejecución y embargo dictada en el juicio
ejecutivo.
- Existe otra clasificación de las sentencias interlocutorias que dice relación con el
recurso de casación.
d) Sentencias definitivas.
El artículo 158 inciso 2 las define como aquellas que ponen término a la instancia.
Resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio.
Este tipo de resoluciones judiciales tiene que cumplir con los siguientes requisitos:
Ahora bien, dentro de las sentencias definitivas existen las llamadas sentencias de término,
que es aquella sentencia definitiva que pone fin a la última instancia. Son las sentencias de
única y de segunda instancia.
5
La instancia es cada uno de los grados jurisdiccionales fijados por la ley a los diversos asuntos que se
entregan a los tribunales de justicia para su conocimiento y fallo.
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Dentro de las resoluciones judiciales del artículo 158, las sentencias definitivas o
interlocutorias tienen la particularidad de producir uno de los efectos más importantes del
derecho procesal: el efecto de cosa juzgada. Pero para que puedan producir este efecto,
ellas necesitan tener la calidad de sentencia firme o ejecutoriada.
De acuerdo al artículo 174 del C.P.C una sentencia definitiva o interlocutoria tiene la
calidad de firme o ejecutoriada en los siguientes casos. Para ello hay que distinguir si
proceden o no proceden recursos en su contra.
Se definen como aquellas resoluciones judiciales que se pueden cumplir, no obstante existir
recursos pendientes en su contra.
El tribunal superior conoce del recurso de apelación, por lo tanto, todo lo actuado por el
tribunal inferior va a estar condicionado a lo que, en definitiva, resuelva el tribunal superior
acerca del recurso interpuesto.
Causan también ejecutoria aquella resolución judicial respecto de una sentencia definitiva o
interlocutoria en la que se ha hecho valer un recurso de casación.
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Requisitos de las resoluciones judiciales
Respecto de los requisitos de las resoluciones judiciales, tenemos que distinguir entre los
requisitos generales de toda resolución judicial y requisitos especiales que cada una de ellas
debe cumplir.
- Requisitos generales.
El artículo 169 señala los requisitos generales que deben cumplir las resoluciones
judiciales:
De conformidad a la Ley Nº 20.886, respecto a la firma del juez o jueces toda resolución,
de cualquier clase que sea, deberá expresar en letras la fecha y lugar en que se expida, y
llevará al pie la firma electrónica avanzada del juez o jueces que la dicten o intervengan en
el acuerdo.
- Requisitos especiales.
La primera resolución que se dicta en un juicio, además de estos requisitos generales, debe
indicar lo siguiente: el número de rol de la causa y, a veces, la cuantía.
El número de rol debe cumplirse porque así lo exige el artículo 51. No todos los tribunales
cumplen la norma, aunque en los tribunales que cuentan con sistema computacional este
número de rol se determina automáticamente.
b) Autos y sentencias interlocutorias. Además de los requisitos generales, los autos y las
sentencias interlocutorias de primer grado deben contener:
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Respecto a los requisitos de la sentencia interlocutoria de segundo grado o tipo, ellas
deben cumplir con los requisitos generales a toda resolución judicial y, además, deben
considerar el trámite especifico. No existen los considerandos de hecho y derecho y
tampoco contienen la decisión del asunto. La razón de ello es que sólo tienen por objeto
servir de base a una sentencia definitiva o interlocutoria posterior.
Es el artículo 170 el que señala los requisitos que deben cumplir las sentencias
definitivas de única o primera instancia, los cuales deben ser complementados con el
auto acordado dictado por la Corte Suprema (1920):
La firma del juez o jueces que hayan dictado la sentencia y la firma del secretario del
tribunal autorizando dicha resolución judicial.
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- Sentencias definitivas de segunda instancia. En este caso hay que subdividir:
Sentencias revocatorias: aquella que revoca o deja sin efecto la sentencia de primera
instancia.
Si no los cumple: la ley ha exigido en su artículo 170 inciso 2 que la sentencia de segunda
instancia confirmatoria, debe cumplir con los mismos requisitos de las sentencias
definitivas de única o primera instancia (parte expositiva, considerativa y resolutiva).
1) Casar de oficio la sentencia definitiva de segunda instancia y, en este caso, dicta una
nueva sentencia.
Nuevamente nos toca distinguir si la sentencia definitiva cumple o no con los requisitos que
la ley establece:
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Si cumple con los requisitos legales: la sentencia definitiva de segunda instancia debe hacer
mención a la parte expositiva, esto es, exponer las consideraciones de hecho y de derecho
que permitan modificar o revocar la sentencia de primera instancia. Debe terminar esta
sentencia de segunda instancia, haciendo una declaración de las acciones o excepciones que
constituyen el asunto controvertido.
Si no cumple con los requisitos legales: la sentencia de segunda instancia debe cumplir con
todos los requisitos que la ley establece, vale decir, la parte expositiva, considerativa y
resolutiva.
De acuerdo a los Nº 14 y 15 del auto acordado, en las sentencias dictadas por los tribunales
colegiados debe señalarse en ella la opinión de los ministros que votaron o fallaron de
manera distinta a la mayoría, y además indicar el nombre del ministro que redactó dicha
resolución.
- Si el vicio se refiere a un auto o decreto, las partes para subsanar ese vicio deben
hacerlo mediante la interposición del recurso de reposición. Este recurso se interpone
ante el mismo tribunal que dictó el auto o decreto, para que lo resuelva él mismo.
Sin duda que uno de los principios fundamentales en nuestro derecho procesal está en la
congruencia de las sentencias. Entiéndase este principio como la correlación o comparación
entre dos elementos. Esta correlación debe establecerse entre la actividad de las partes del
proceso (acción y excepciones) y la actividad del juez desplegada en la sentencia.
La congruencia es la conformidad que debe darse entre la sentencia del juez y las
pretensiones y excepciones de las partes del proceso.
Siguiendo a Ortells Ramos, podemos señalar que el principio de congruencia presenta dos
exigencias: 1) la exhaustividad en el pronunciamiento de la sentencia y 2) el deber de no
exceder de los límites de las peticiones de las partes.
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Si no se cumplen estas exigencias estaremos frente a casos de incongruencia procesal. Por
ejemplo habrá incongruencia si la sentencia contiene pronunciamientos sobre personas que
no han sido partes en el proceso. Otro ejemplo, se daría si la sentencia se pronuncia sobre
una pretensión no pedida por el demandante o sobre una excepción no alegada (salvo los
casos en que se permite actuar de oficio al tribunal). Hay también incongruencia si la
sentencia resuelve en contradicción con los hechos admitidos por las partes, siempre que
esos hechos sean inmediatamente relevantes.
Por regla general, las resoluciones judiciales son impugnables a través de los denominados
recursos procesales.
Los recursos procesales son aquellos actos jurídicos procesales de parte, que se interponen
en un determinado procedimiento, para acatar una resolución judicial que causa agravio o
perjuicio a la parte que lo intenta. Estos recursos se relacionan, en nuestro sistema, con la
naturaleza jurídica de las resoluciones judiciales.
Recurso de reposición: por regla general, procede contra autos y decretos. Sólo
excepcionalmente puede intentarse contra algunas sentencias interlocutorias, como por
ejemplo, el recurso de reposición intentado contra la sentencia interlocutoria que recibe
la causa a prueba. Jamás procede contra una sentencia que tenga el carácter de
definitiva; tal vez la única excepción legal se produce en el denominado Juicio de
Quiebras, aunque para muchos se trataría de un recurso de reposición distinto del
contenido en el C.P.C.
70
Recurso de casación en la forma: se intenta en contra de sentencias definitivas e
interlocutorias y su objetivo es lograr la invalidación de la resolución judicial que se ha
dictado con infracción a la ley. Sólo procede por las causales señaladas en el artículo
768 del C.P.C.
En este punto nos referiremos a los efectos de las resoluciones judiciales, los cuales sólo se
producen tratándose de sentencias definitivas e interlocutorias. Estos efectos son los
siguientes: desasimiento del tribunal, acción de cosa juzgada y excepción de cosa juzgada.
Es el efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias, en virtud del cual una
vez que han sido notificada a algunas de las partes, no pueden ser modificadas o alteradas
de manera alguna por el tribunal.
No es necesario notificar a todas las partes, sino que, basta con que esté notificada alguna
de ellas. Tampoco es necesario que la sentencia esté ejecutoriada.
Asimismo, si la sentencia no ha sido notificada a alguna de las partes, y aún cuando ella
esté firmada por el juez y el secretario que la autorizó, ese juez puede modificarla o
alterarla sin restricción alguna.
Elementos:
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Sin perjuicio de esta regla general, existe la excepción contemplada en el artículo 182 en su
segunda parte y que establece lo que en doctrina se conoce como recurso de aclaración,
rectificación o enmienda.
El objetivo que persigue esta acción es aclarar puntos obscuros o dudosos, salvar omisiones
o rectificar errores de copia, referencia o de cálculos numéricos, y que aparezcan de
manifiesto en la sentencia definitiva o interlocutoria.
Por regla, se hace a solicitud de parte y no tiene un plazo legal establecido, por lo tanto, se
puede intentar en cualquier época, inclusive (según la jurisprudencia) cuando la sentencia
está firme y ejecutoriada. Ello porque esta acción no persigue modificar el fondo de la
decisión judicial, sino que busca subsanar errores u omisiones.
De acuerdo con el artículo 184, el tribunal que dictó la sentencia definitiva o interlocutoria
puede de oficio, en el plazo de 5 días, rectificar los errores de la sentencia.
La doctrina mayoritaria pensaba que este artículo permitía al juez rectificar, aclarar o
enmendar la sentencia de oficio. En cambio, para Libedinsky este precepto no otorga esta
facultad al tribunal, sino que lo único que puede el tribunal hacer de oficio es rectificar los
errores de copia, referencias o cálculos numéricos. Por lo tanto, no puede aclarar de oficio
los puntos obscuros ni dudosos, ni menos salvar omisiones.
El artículo 182 dice relación con el artículo 80, en lo referido al caso del litigante rebelde
que no obstante el desasimiento del tribunal no se ve afectado en la posibilidad que tiene de
pedir la rescisión de todo lo obrado por falta de emplazamiento.
Por último, hay que señalar que los autos y decretos no producen el desasimiento del
tribunal, por lo que, aún cuando estén notificados a las partes, pueden enmendarse por el
tribunal que los dictó a través de un recurso de reposición.
Tiene un objetivo preciso que es hacer cumplir, ejecutar lo que se ordena en dicha sentencia
definitiva o interlocutoria.
6
Por ejemplo, la que declara la inadmisibilidad de un recurso de casación.
72
Para que se produzca este efecto, la sentencia tiene que estar firme o ejecutoriada de
acuerdo con el artículo 174.
Hay otras sentencias que producen este efecto, son las sentencias que causa ejecutoria y
que son aquellas que se pueden cumplir no obstante existir recursos en su contra.
Elementos:
Sujeto procesal: aquel que es titular de esta acción de cosa juzgada y que en definitiva
es aquella parte del juicio a cuyo favor se ha decretado un derecho y que permita su
ejecución o cumplimiento.
No todas las sentencias definitivas producen acción de cosa juzgada. Así, las sentencias
meramente declarativas solamente declaran un derecho preexistente y las sentencias
constitutivas establecen un nuevo estatuto jurídico7.
Oportunidad de hacerla valer: se puede ejercer desde que la sentencia cause ejecutoria,
o desde que la sentencia esté firme o ejecutoriada. Además se requiere que la prestación
de lo que se debe sea exigible, no siéndolo cuando está sujeta a plazo, condición o
modo.
Si la acción de cosa juzgada se intenta dentro del plazo de un año desde que se dictó la
sentencia y se solicita ante el tribunal que dictó la resolución judicial en única o primera
instancia, se tramita en el llamado procedimiento incidental.
Si se intenta dentro del plazo de un año, pero ante otro tribunal que sea el que dictó la
resolución judicial en única o primera instancia se rige por el procedimiento ejecutivo
por obligaciones de dar.
7
En definitiva, sólo producen acción de cosa juzgada las sentencias definitivas condenatorias.
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- En el juicio de alimentos se establece un procedimiento ejecutivo especial en la ley de
abandono de familia y pago de pensiones alimenticias.
No todo litigante que ha obtenido en juicio puede ejercer la acción de cosa juzgada, porque
es manifiesto que ciertas sentencias queden cumplidas al quedar firmes o ejecutoriadas y,
que, por lo mismo, no dan acción para exigir su cumplimiento. Es lo que ocurre con las
sentencias declarativas o constitutivas.
Elementos
Características
Sujeto procesal titular: el artículo 177 señala que la excepción de cosa juzgada puede
alegarse por el litigante que haya obtenido en un juicio o pleito y por todos aquellos que
según la ley aprovecha el fallo. Por lo tanto, la excepción de cosa juzgada puede ser
ejercida por aquel litigante que obtuvo sentencia favorable, como por aquel litigante
que haya perdido en el juicio.
Es renunciable: la excepción de cosa juzgada se puede renunciar dentro del juicio, pero
no antes del juicio. Se renuncia dentro del juicio a la excepción de cosa juzgada cuando
la parte que puede intentar esta excepción no la alega dentro de los plazos legales. El
tribunal no puede de oficio declarar la excepción de cosa juzgada.
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Relatividad de la cosa juzgada: la cosa juzgada como excepción, sólo afecta a las partes
que hayan intervenido en el juicio. Sin perjuicio de ello hay excepciones, sobre todo en
el Código Civil, que señalan que la cosa tiene un efecto absoluto. El artículo 1246 de
este precepto legal señala: “El acreedor hereditario o testamentario que ha sido
judicialmente declarado heredero, se entenderá serlo respecto de los demás acreedores
sin necesidad de nuevo juicio”.
- Excepción de cosa juzgada sustancial o material: es aquella que no admite que una
sentencia definitiva o interlocutoria, que se encuentre firme o ejecutoriada, sea revisada
en el mismo tribunal ni en un juicio posterior. Se denomina inmutabilidad de sentencia.
Algunos autores señalan que la verdadera excepción de cosa juzgada es la sustancial o
material.
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por lo tanto, será irrevocable. Sin embargo, en las sentencias positivas de asuntos
judiciales no contenciosos, la doctrina ha hecho una distinción:
Requisitos
El artículo 177 del C.P.C nos indica que son tres los requisitos: i) Identidad legal de las
personas; ii) Identidad de la cosa perdida, y iii) Identidad de causa de pedir.
Identidad legal de las personas: esto quiere decir que el demandante y demandado
deben tener en ambos juicios la misma calidad jurídica y es indiferente que sean o no la
misma persona física. Lo relevante es que las partes figuren en el nuevo juicio en la
misma calidad que en el juicio anterior, independientemente que en el juicio cambie de
rol.
Por lo mismo, la jurisprudencia lo denomina como “identidad legal de partes”. Así, una
persona puede actuar en un juicio personalmente y ser representada en un nuevo juicio
por mandatario judicial. En este caso, a pesar de no existir identidad física, existe
identidad jurídica o legal. El límite subjetivo de la cosa juzgada, esto es, la identidad de
partes, necesariamente debe ser legal y son partes directas del proceso el demandante y
demandado, aunque también pueden ser indirectas, es decir, terceros que advienen a un
juicio ya iniciado. Ciertamente, la exigencia constituida por la identidad legal en este
límite, aparta desde ya la identidad física y por regla general, los sujetos de la relación
procesal, son también los sujetos de la relación sustancial, o sea, demandante y
demandado son generalmente los titulares de los derechos materiales que se debaten en
el litigio.
Puede suceder así que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta exista
identidad legal o jurídica de las personas y no exista identidad física. Puede, a su vez,
existir identidad física, sin que concurra la identidad legal o jurídica requerida por el
C.P.C. Así, una persona puede figurar en un juicio personalmente y ser representada en
un nuevo juicio por un mandatario. En este caso, a pesar de no existir identidad física,
existe identidad jurídica o legal. Por el contrario, una persona puede actuar en el primer
juicio a nombre propio y en el segundo como representante legal de otro. Hay, en este
segundo ejemplo, identidad física, pero no concurre la identidad jurídica requerida por
la ley. En este caso actúa en ambos juicios la misma persona, pero asumiendo en ambos
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juicios distintas calidades. En el primer juicio actúa a nombre propio; en el segundo
como representante legal de otra persona.
Existe, por lo tanto, identidad de la cosa pedida, cuando el beneficio jurídico que se
reclama en el nuevo juicio es el mismo que se demandó en el juicio anterior.
a) Si reclamo la entrega de un reloj porque alego ser heredero de Juan, dueño del bien
y pierdo el pleito, más tarde no podré, porque se me opondrá la cosa juzgada, pedir
la entrega de un caballo pretendiendo nuevamente ser heredero de Juan. En ambas
contiendas se solicita el mismo beneficio jurídico: el reconocimiento de la calidad
de heredero de tal persona.
b) Si pido que se me declare dueño del fundo “Los Jazmines” y pierdo el pleito, nada
se opone a que en otra demanda haga valer sobre el mismo fundo un derecho de
usufructo que pretendo tener. Porque si bien es cierto que se trata de la misma cosa
material, no lo es menos que el beneficio jurídico en uno y otro caso es distinto: en
el primero hubo cuestión sobre el derecho de propiedad y en el segundo, sobre el
derecho de usufructo.
Identidad de causa de pedir. El artículo 177 lo define como: “el fundamento inmediato
del derecho deducido en el juicio”. De acuerdo a esta normal procesal, la causa de pedir
son los fundamentos fácticos y jurídicos que hacen valer las partes del proceso. Pero sin
duda que los fundamentos jurídicos no pueden obligar a los jueces, en virtud del
principio iura novit curia (“el juez conoce del derecho”). La calificación jurídica es la
tarea propia de los tribunales de justicia. La falta de cita legal o la errónea invocación
de la misma, en los escritos de las partes, no altera la acción o excepción deducida,
siendo la aplicación del derecho la esencia de la labor jurisdiccional.
77
La Corte Suprema ha señalado que las acciones judiciales se caracterizan y distinguen
por los hechos que se aducen como fundamentos o causa de pedir, y son éstos, por lo
mismo, los que el tribunal está en el deber de considerar para aplicarles las
disposiciones legales que los sigan, y no aquellas que el actor crea o invoca como las
pertinentes a sus derechos.
No debe confundirse la causa de pedir con los medios probatorios que se hacen valer
para probar el hecho jurídico que sirve de fundamento a la acción deducida. Una
demanda fundada en la misma causa de pedir de otra anterior que ya ha sido fallada,
debe ser rechazada, aunque se sostenga por otros medios probatorios. Si una persona
pierde un juicio no puede reiniciarlo con posterioridad, basado en la misma causa de
pedir, aun cuando tratara de probar su demanda por medios de prueba distintos.
Según una teoría, defendida principalmente por Marcadé, sólo debe tomarse en cuenta
la causa próxima o inmediata para ver si existe identidad de causa de pedir entre las dos
demandas. Para nada importa que las causas lejanas o remotas sean diferentes. Si la
causa próxima o inmediata es la misma, existe identidad de causa de pedir, y,
concurriendo los demás requisitos puede oponerse la excepción de cosa juzgada. Así,
por ejemplo, existe identidad de causa de pedir, cuando ambas demandas se basan en
que el consentimiento ha estado viciado, sin que importe que en una demanda el vicio
invocado sea la fuerza y en la otra el dolo.
La segunda teoría, defendida por Laurent, considera que hay identidad de causa de
pedir sólo cuando en ambos juicios la demanda se basa en la misma causa lejana o
remota. No hay identidad de causa de pedir si la causa próxima o inmediata es la
misma. Así, cuando la primera demanda se basa en la fuerza y la segunda en el dolo, no
existe identidad de causa de pedir, aun cuando en ambos casos existe un vicio del
consentimiento.
Se presenta el problema de saber cuál de estas dos teorías es la que acepta nuestra
legislación positiva. Nuestra jurisprudencia no se ha definido al respecto. Existen fallos
en uno y en otro sentido.
Para Stoehrel es más lógica la segunda teoría, esto es, la que considera que existe
identidad de causa de pedir, cuando la causa lejana o remota es la misma en ambos
juicios. Porque ella no vulnera en absoluto las bases de la autoridad de la cosa juzgada.
Sabemos que la autoridad de cosa juzgada se basa en la necesidad de no renovar
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incesantemente pleitos ya juzgados y en la conveniencia de no colocar al juez en
situación de pronunciar fallos contradictorios. Ahora bien, cuando se hace valer una
causa remota distinta, no se vulnera el primer fundamento, porque él se refiere a la
renovación de todos los puntos debatidos en un pleito y no a los que no han sido
siquiera mencionados. Tampoco se barrena el segundo. Porque si un juez falla una cosa
cuando se le invoca una causa determinada y después falla otra cosa diversa por
habérsele alegado otra causa también determinada, no se le pone en situación de
contradecirse, porque la contradicción sólo se produce en el caso de pronunciamientos
opuestos ante asuntos jurídicamente idénticos.
b) Sentencias que causan ejecutoria: las sentencias que causan ejecutoria no dan tampoco
origen a la excepción de cosa juzgada toda vez que el fallo está sometido a un recurso
que está pendiente.
2. En lo que atañe al titular de una y otra, la acción puede hacerla valer aquel en cuyo
favor se ha declarado un derecho en el juicio y para pedir el cumplimiento de ese fallo.
La excepción, en cambio, puede alegarse por quien ha obtenido y por todos aquellos
que según la ley aprovecha el fallo.
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4. La acción prescribe según la regla general, vale decir, en tres años la acción ejecutiva y
en cinco la acción ordinaria. La excepción en tanto habida consideración de su
naturaleza es imprescriptible.
5. Considerando el tipo de resoluciones de las que provienen unas u otras, la acción emana
de sentencias definitivas e interlocutorias firmes; así como de aquellas que causan
ejecutoria y que tengan el carácter de condenatorias. La excepción sólo proviene de las
sentencias definitivas e interlocutorias firmes, sea que invistan el carácter de
condenatorias o absolutorias.
La prejudicialidad
Las cuestiones prejudiciales están reguladas en forma genérica en el artículo 173 del C.O.T.
80
LOS INCIDENTES
El artículo 82 del C.P.C dispone: “Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial con audiencia de las partes, se tramitará como incidente y se
sujetará a las reglas de este título, si no tiene señalada por la ley una tramitación especial”.
A nuestro entender incidente es toda cuestión accesoria al asunto principal, por el cual el
tribunal de oficio o a petición de parte, y de plano o previa tramitación, se pronuncia
mediante una resolución judicial.
Por lo tanto, para estar frente a un incidente deben cumplirse los siguientes requisitos:
Intervención del tribunal. Esta intervención puede ser de oficio o a petición de parte. Es
el juez el que debe resolver el incidente, ya sea de plano o bien dándole la tramitación
que establece la ley.
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Atendiendo a su relación con la cuestión principal, se habla de incidentes conexos e
inconexos. Los primeros son aquellos que tienen relación con el asunto principal del juicio;
los segundos son aquellos que no tienen relación con la cuestión principal del pleito. Esta
clasificación es importante en atención a que el inciso primero del artículo 84 del Código
preceptúa: “Todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia del
juicio podrá ser rechazado de plano”.
Incidentes ordinarios
Si el hecho que origina el incidente es de fecha anterior al juicio (es decir, anterior a la
notificación legal de la demanda), o es coexistente con su principio, deberá hacerse valer
antes de efectuar cualquier gestión principal en el pleito. Si lo hace valer con posterioridad,
deberá ser rechazado de plano por el tribunal, salvo que se trate de un vicio que anule el
proceso o bien se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del
juicio.
Si el hecho se produce dentro del juicio debe promoverse tan pronto se tenga conocimiento
de ese hecho. Si se hace valer extemporáneamente, se rechaza de plano por el tribunal salvo
los casos mencionados anteriormente.
Presentado el incidente ante el tribunal éste, debe darle tramitación o bien puede resolverlo
de plano. Actúa de plano en los casos de los artículos 84 y 85 ya mencionados. También
actuará de plano en los casos del artículo 89: hechos que consten en el proceso o sean de
pública notoriedad; y también cuando se trata de un incidente que no tiene conexión alguna
con el asunto que es materia del juicio principal (incidentes inconexos).
Otra situación que se puede dar es la que establece el artículo 88, cuando la parte que haya
promovido dos o más incidentes en un mismo juicio, no puede promover otro sin que
previamente deposite en la cuenta corriente del tribunal la cantidad de dinero que éste fije,
de una a diez unidades tributarias mensuales. Por lo tanto, el tribunal frente a una petición
incidental debe dictar una resolución judicial ordenando la consignación en la cuenta
corriente y si la parte no deposita, se tendrá su incidente por no interpuesto y se extingue el
derecho de promoverlo nuevamente.
En los casos que la parte no obligada a efectuar el depósito previo en razón de privilegio de
pobreza interponga nuevos incidentes y éstos le sean rechazados; el juez, en la misma
resolución que rechace el nuevo incidente, podrá imponer personalmente al abogado o al
mandatario judicial que lo hubiere promovido, por vía de pena, una multa a beneficio fiscal
de una a diez unidades tributarias mensuales, si estimare que en su interposición ha existido
mala fe o el claro propósito de dilatar el proceso. Todo incidente que requiera de depósito
previo deberá tramitarse en cuaderno separado, sin afectar el curso de la cuestión principal
ni de ninguna otra, sin perjuicio de lo que se pueda resolver en el fallo del respectivo
incidente. Las resoluciones que se dicten en esta materia son inapelables.
82
Tramitación general
Presentado el incidente ante el tribunal éste, debe darle tramitación o bien puede resolverlo
de plano. Si no se dan los supuestos anteriores (resolverlo de plano), el tribunal debe oír a
la parte contraria, decretando el traslado respectivo. Esta resolución judicial debe
notificarse por el estado diario salvo que estemos frente a un incidente que se promueva en
una audiencia de contestación y/o prueba en cuyo caso se tramitará en ese mismo
comparendo. La parte tiene el plazo de 3 días (plazo legal e individual) para responder al
incidente promovido y con o sin la respuesta el tribunal analizará si es o no necesario
recibir el incidente a prueba.
Si el tribunal estima que hay hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, dictará una
resolución judicial que reciba el incidente a prueba a que fija los puntos de prueba. Esta
resolución judicial se notifica por el estado diario (artículo 323 del C.P.C). Las partes que
deseen rendir prueba testimonial deberán presentar la lista de testigos dentro del plazo de 2
días contados desde la notificación por el estado diario de la resolución respectiva. Orellana
señala que la resolución que recibe el incidente a prueba no es susceptible de la reposición
que establece el artículo 319, por las siguientes razones:
a) El artículo 319 es una norma expresamente contemplada para la resolución de que habla
el artículo 318 (resolución que recibe la causa a prueba). La resolución que recibe el
incidente a prueba está contemplada en otra norma (artículo 323).
En el término probatorio que dura 8 días, ampliable por un plazo máximo de 30 días
cuando haya de rendirse prueba fuera del lugar en que se sigue el juicio, pueden rendirse
todos los medios de prueba que señala el legislador (artículo 323 del C.P.C).
Vencido el término probatorio, el tribunal deberá fallar de inmediato o a más tardar dentro
de tercero día. La resolución judicial que se pronuncia sobre un incidente sólo puede tener
la naturaleza jurídica de un auto o sentencia interlocutoria, pues así lo establece
expresamente el artículo 158 del C.P.C.
Incidentes especiales
El C.P.C, en los Títulos X a XVI del Libro I, que comprende los artículos 92 a 157, trata de
diversos incidentes especiales.
En primer término, cabe advertir, que los incidentes son especiales, no por que contengan
una tramitación especial, o si se quiere, distinta a las de los incidentes ordinarios. En efecto,
varios incidentes especiales tienen la misma tramitación que un incidente general y no por
eso dejan de ser especiales. En consecuencia, lo que califica a un incidente como especial,
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puede ser la tramitación que le da la ley o bien la exigencia de requisitos particulares que
ella contempla para su interposición.
Desistimiento de la demanda
Es el acto jurídico procesal por cual el demandante pone fin al juicio en cualquier estado de
éste, una vez que la demanda ha sido notificada válidamente, es decir, después de que se ha
formado la relación procesal.
El efecto del desistimiento es producir los efectos de cosa juzgada respecto de las acciones
hechas valer en la demanda. Para que este efecto se produzca es necesario un
pronunciamiento del tribunal, el que se hace a través de una sentencia interlocutoria. No
basta, por ende, la sola petición de desistimiento (artículo 150).
Tramitación
Debe tramitarse de acuerdo a las reglas de los incidentes (artículo 148). Dentro del plazo de
3 días la parte contraria debe responder oponiéndose al desistimiento o bien aceptándolo
condicionalmente o en todas sus partes. En todo caso, si ha habido oposición, el tribunal
resolverá si continúa o no el juicio, o en qué forma debe tenerse por desistido al
demandante (artículo 149).
El artículo 151 se refiere a este punto, señalando que se entenderá aceptado, sin declaración
expresa, por el hecho de proponerse, salvo que la parte contraria se oponga dentro de
tercero día de notificada. En este caso se tramitará como incidente y se reservará el fallo
para la sentencia definitiva.
Es el efecto que se produce en el procedimiento cuando todas las partes que figuran en el
juicio han cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la
última resolución recaída en alguna gestión útil 8 para dar curso progresivo a los autos
(artículo 152). Es una sanción procesal para el sujeto activo del juicio, por no instar a la
prosecución del juicio hasta la sentencia definitiva.
8
Por ejemplo, presentación de la lista de testigos, observaciones a la prueba, etc.
84
El procedimiento se extingue por el solo transcurso del tiempo cuando los litigantes no
instan a su prosecución dentro de los plazos señalados por la ley.
Condiciones de procedencia
Podrá hacerse valer por el demandado durante todo el juicio, y hasta que se haya dictado
sentencia ejecutoriada en la causa (artículo 153).
El abandono puede alegarse por el demandado por vía de acción o de excepción, pero en
ambos casos se someterá a tramitación incidental.
Cuando es por vía de acción, el demandado pide al tribunal que se tenga por abandonado el
procedimiento en razón de haber transcurrido seis meses sin que las partes hayan hecho
gestión alguna para proseguir su acción.
Será por vía de excepción cuando, habiendo presentado el actor algún escrito tendiente a
obtener la prosecución del procedimiento luego de transcurrido el plazo de seis meses, el
demandado le opone el abandono del procedimiento, alegando que concurren todas las
condiciones para declararlo.
Si, renovado el procedimiento, hace el demandado cualquiera gestión que no tenga por
objeto alegar su abandono (artículo 155). La ley presume la renuncia de este derecho, es un
caso de renuncia tácita.
85
Esta materia está reglamentada en el artículo 153 inciso segundo, en concordancia con el
artículo 152 del C.P.C.
En esta materia hay que distinguir entre el cuaderno principal y el cuaderno de apremio.
Cuaderno principal: rigen las reglas generales establecidas en el artículo 152. Se podrá
alegar el abandono del procedimiento, vía acción o excepción, por parte del ejecutado,
una vez que las partes que figuran en el juicio hayan cesado en su prosecución durante 6
meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en una gestión útil para
dar curso progresivo a los autos.
Los requisitos para que se dé el abandono del procedimiento en esta materia son: a)
Inactividad de las partes en el cuaderno de apremio; b) Transcurso del plazo de
inactividad; c) Alegación por parte del ejecutado en el cuaderno de apremio, y d)
Resolución judicial que acoja el abandono del procedimiento ejecutivo.
Este abandono se podrá alegar una vez que esté ejecutoriada la sentencia definitiva o
estemos en el caso del artículo 472.
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De la acumulación de autos o expedientes
Procede:
1) Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que hayan
deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos
mismos hechos.
2) Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las
acciones sean distintas.
Para que pueda tener lugar la acumulación, se requiere que los juicios se encuentren
sometidos a una misma clase de procedimiento y que la substanciación de todos ellos se
encuentre en instancias análogas. Si los juicios están pendientes antes tribunales de igual
jerarquía, el más moderno se acumulará al más antiguo; pero en el caso contrario, la
acumulación se hará sobre aquel que esté sometido al tribunal superior.
Se considera parte legítima para solicitarla todo el que haya sido admitido como parte
litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación se pretende. Debe solicitarse ante el
tribunal a quien corresponda.
Siempre que tenga lugar la acumulación, el curso de los juicios que estén más avanzados se
suspenden hasta que todos lleguen a un mismo estado (efecto de la acumulación de autos).
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tribunal que conoce del incidente, podrá pedir que se le remitan los que se sigan ante otros
tribunales.
De las resoluciones que nieguen la acumulación o den lugar a ella sólo se concede
apelación en el efecto devolutivo. No hay en este incidente período de prueba, por ser
innecesario.
Se encuentra reglamentado en el Título XIII del Libro I del C.P.C, artículos 129 y
siguientes.
Este beneficio, en algunos casos, lo otorga la ley en forma directa a personas respecto de las
cuales, por el hecho de encontrarse en determinadas situaciones se presume que son pobres,
como por ejemplo los defendidos por alguna Corporación de Asistencia Judicial, los
demandantes en juicios de alimentos, los procesados presos, etc.
Pero, además, el privilegio de pobreza puede ser otorgado por el tribunal respectivo, lo que
éste debe hacer a través de una resolución con la cual resuelve precisamente el incidente de
privilegio de pobreza.
El privilegio de pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del juicio y aun antes de su
iniciación y deberá siempre pedirse al tribunal a quien corresponda conocer en única o
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. Podrá tramitarse en una sola
gestión para varias causas determinadas y entre las mismas partes, si el conocimiento de
todas corresponde al mismo tribunal en primera instancia.
88
Si la parte citada no se opone dentro de tercero día a la concesión del privilegio, se rinde la
información y se resuelve con el mérito de ella y de los demás antecedentes acompañados o
que el tribunal mande agregar.
En este incidente de privilegio de pobreza son oídos los funcionarios judiciales a quienes
pueda afectar su concesión, si se presentan oponiéndose antes de que el incidente se
resuelva. Cuando sean varios los que deduzcan la oposición, litigarán por una cuerda en los
trámites posteriores a la presentación.
Puede dejarse sin efecto el privilegio después de otorgado, siempre que se justifiquen
circunstancias que habrían bastado para denegarlo.
Presunción legal
El artículo 135 del Código establece la siguiente presunción legal: “Se estimará como
presunción legal de pobreza la circunstancia de encontrarse preso el que solicita el
privilegio, sea por sentencia condenatoria, sea durante la substanciación del juicio
criminal”.
Se encuentra reglamentado en el Título XIV del Libro I del C.P.C, artículos 138 y
siguientes.
Normalmente en todo proceso se originan gastos que debe solventar la parte a fin de poder
hacer valer convenientemente sus derechos.
Todos estos gastos, salvo los que dicen relación con las consignaciones exigidos por la ley
en determinados casos, reciben, en forma genérica, el nombre de costas. No se incluyen las
consignaciones en atención a que ellas son exigidas por la ley para prevenir gestiones
maliciosas, en forma tal que si la gestión es rechazada, esa consignación pasa a ser
estimada como importe de una multa; por el contrario, si la gestión es acogida, el monto de
ella es restituido.
Las costas se dividen en procesales y personales. Son costas procesales las causadas en la
formación del proceso y que correspondan a servicios estimados en los aranceles judiciales
(ejemplo: receptores judiciales).
89
Son costas personales las provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas
que hayan intervenido en el negocio, y de los defensores públicos en el caso del artículo
367 del C.O.T. El honorario que se regule pertenecerá a la parte a cuyo favor se decretó la
condenación en costas; pero si el abogado lo percibe por cualquier motivo, se imputará al
que se haya estipulado o al que deba corresponderle.
Sólo se tasarán las costas procesales útiles, eliminándose las que correspondan a
diligencias o actuaciones innecesarias o no autorizadas por la ley, y las de actuaciones o
incidentes en que haya sido condenada la otra parte.
La parte que sea vencida totalmente en un juicio o en un incidente, debe ser condenada al
pago de las costas. Cuando la parte que promueve un incidente dilatorio no obtenga
resolución favorable, es precisamente condenada en las costas.
Puede el tribunal eximir de las costas, cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles
para litigar, sobre lo cual hace declaración expresa en la resolución. No puede condenarse
al pago de costas cuando se hayan emitido, por los jueces que concurran al fallo en un
tribunal colegiado, uno o más votos favorables a la parte que pierde la cuestión resuelta.
Puede el tribunal de segunda instancia eximir de las costas causadas en ella a la parte contra
quien se dicte la sentencia, sea que mantenga o no las que en primera instancia se hayan
impuesto, expresándose en este caso los motivos especiales que autoricen la exención.
Se encuentra reglamentado en el Título XI del Libro I del C.P.C, artículos 101 y siguientes.
Pueden las partes de todo juicio promover cuestiones de incompetencia por declinatoria o
por inhibitoria.
90
Las partes que hayan optado por uno de estos medios, no pueden después abandonarlo para
recurrir al otro. Tampoco pueden emplearse los dos simultánea ni sucesivamente. Por
medio de estas instituciones las partes reclaman la incompetencia del tribunal absoluta o
relativa en virtud de haberse infringido las normas relativas a la cuantía, materia, fuero o
territorio.
La inhibitoria se intenta ante el tribunal a quien se crea competente, pidiéndole que se dirija
al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos. Si el recurrente
pretende acreditar con documentos su derecho, debe acompañarlos a la solicitud de
inhibitoria, o pedir en ella los testimonios correspondientes.
Con solo el mérito de lo que exponga la parte y de los documentos que presente o que el
tribunal de oficio mande agregar, si lo juzga necesario, se accede a la solicitud o se niega
lugar a ella.
Son apelables solamente las resoluciones que niegan lugar a la solicitud de inhibición y la
que pronuncia el tribunal requerido accediendo a la inhibitoria.
Su tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes. Mientras se halle
pendiente el incidente de competencia, se suspende el curso de la causa principal; pero el
tribunal que esté conociendo de ella puede librar aquellas providencias que tengan el
carácter de urgentes.
91
debe hacerse valer en término de emplazamiento. Por su parte la declinatoria puede
alegarse en cualquier etapa del proceso.
Se encuentra reglamentado en el Título XII del Libro I del C.P.C, artículos 113 y
siguientes. Sólo puede inhabilitarse a los jueces y a los auxiliares de la Administración de
Justicia para que intervengan en un negocio determinado, en los casos y por las causas de
implicancia o recusación que señala el C.O.T. El C.O.T se refiere a esta materia en los
artículos 194 y siguientes.
Para inhabilitar a los peritos, la parte a quien pueda perjudicar su intervención, debe
expresar y probar alguna de las causas de implicancia o recusación determinadas para los
jueces, en cuanto sean aplicables a aquéllos. De conformidad al artículo 416 del C.P.C, las
partes tienen un plazo de 3 días para reclamarla la incapacidad legal del perito.
La implicancia de un juez que desempeñe tribunal unipersonal se hace valer ante él mismo,
expresando la causa legal en que se apoya y los hechos en que se funda, acompañando u
ofreciendo presentar las pruebas necesarias y pidiéndole se inhiba del conocimiento del
negocio.
92
Si la causa alegada no es legal, o no la constituyen los hechos en que se funda, o si éstos no
se especifican debidamente, el tribunal desecha desde luego la solicitud. En el caso
contrario, declara bastante la causal, y si los hechos en que se funda constan al tribunal o
resultan de los antecedentes acompañados o que el mismo tribunal de oficio mande agregar,
se declara, sin más trámites, la implicancia o recusación. Cuando no conste al tribunal o no
aparezca de manifiesto la causa alegada, se procederá en conformidad a las reglas generales
de los incidentes, formándose cuaderno separado.
Por último, antes de pedir la recusación de un juez el tribunal que deba conocer del
incidente, puede la persona que solicita la recusación ocurrir al mismo recusado, si
funciona solo, o al tribunal de que forme parte, exponiéndole la causa en que la recusación
se funda y pidiéndole la declare sin más trámite. Rechazada esta solicitud, podrá deducirse
la recusación ante el tribunal correspondiente.
De la nulidad procesal
El artículo 83 regula la nulidad procesal general. La nulidad procesal puede ser declarada,
de oficio o a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos
aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable
sólo con la declaración de nulidad.
La nulidad debe hacerse valer dentro de 5 días, contados desde que aparezca o se acredite
que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio. El legislador ha
ordenado que la parte que ha originado el vicio o concurrido a su materialización o que ha
convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no puede demandar la nulidad.
Sin embargo respecto a la incompetencia absoluta del tribunal, las partes no tienen plazo
para su interposición. ¿Cómo reclamo la incompetencia absoluta? Sin duda que la forma
normal es la declinatoria señalada, sin perjuicio de haberla reclamado también como
excepción dilatoria según el artículo 303 del C.P.C. Por lo tanto sino la hago valer como
dilatoria el legislador permite accionar la declinatoria para alegar la incompetencia absoluta
del juez o tribunal.
93
Por su parte los artículos 79 y 80 regulan nulidades procesales especiales. Puede un
litigante pedir la rescisión de lo que se haya obrado en el juicio en rebeldía suya, ofreciendo
probar que ha estado impedido por fuerza mayor. Este derecho sólo puede reclamarse
dentro de 3 días, contados desde que cesó el impedimento y pudo hacerse valer ante el
tribunal que conoce del negocio.
Este plazo de tres días, que contempla el artículo 79, no concuerda con el plazo de 5 días
del artículo 83 y 80 del C.P.C. No entendemos porqué el legislador redujo el plazo en este
caso. Este es un caso de lege ferenda. Igualar los plazos para alegar la nulidad procesal, sea
general o específica.
Finalmente el artículo 80 del C.P.C establece que si la parte rebelde no se le ha hecho saber
en persona ninguna de las providencias libradas en el juicio, puede pedir la rescisión de lo
obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le es imputable, han dejado de llegar
a sus manos las copias de la notificación personal o personal subsidiaria, o que ellas no son
exactas en su parte substancial. Este derecho no puede reclamarse sino dentro de 5 días,
contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del
juicio.
A diferencia del artículo 79 aquí no se exige fuerza mayor, sólo debe acreditar el litigante
que por un hecho no imputable a él no ha tenido conocimiento de las diversas providencias
(resoluciones judiciales) que se han pronunciado en el proceso.
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