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Durante el siglo XVIII los ideólogos del Iluminismo elaboran una visión progresista de
las sociedades salvajes, pero no logra plasmarse en una teoría y en una práctica
antropológica en sentido estricto.
Para estos pensadores los salvajes son los representantes contemporáneos de los
hombres de origen o próximos al origen, pero esta idea de los salvajes no es asimilable
a la de los pensadores evolucionistas, para quienes el primitivo es el representante del
estadio primero de la sociedad.
Origen en el siglo XVIII: concebido como lo auténtico
Origen en el siglo XIX: concebido como lo simple (tosco) y lo inacabado
El concepto de “pueblo de naturaleza” no solamente remite a la idea de una norma
práctica, de una vida moral auténtica, sino también a la de una norma teórica,
respecto a la cual el saber actual toma sentido y validez.
La ideología del “buen salvaje” esta ligada a la del Iluminismo.
El pensamiento dominante a fines del siglo XVIII no pretende fundar en la violencia el
establecimiento de las relaciones con las naciones salvajes, aunque esto sea
incompatible con cierta colonización, ante la cual ha tenido que “arreglar” sus
concepciones.
Entre 1860 y 1880 aparecen las obras clásicas de Bachofen, Tylor y Morgan. El
contenido de estas explica que las sociedades están alineadas según un continuo
homogéneo y único, jalonado por cortes: “estudios de avance”. Toda sociedad se ve
reducida, en un determinado momento, a un estadio de evolución técnico-económico.
Para Morgan el salvajismo ha precedido a la barbarie en todas las tribus de la
humanidad, y la barbarie ha precedido a la civilización.
En el siglo XIX se asocia el aporte de la civilización a la valoración de los recursos
inexplotados.
UNIDAD 1