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 Angustia: Freud desarrollo dos teorías de la angustia:

-Hasta1925: Sostuvo que la angustia neurótica es simplemente la transformación de la libido sexual que no ha sido
adecuadamente descargada.
-A partir de 1926: la angustia es una reacción a una situación traumática, una experiencia de desamparo ante una
situación de excitación que no se puede descargar. Los traumas son precipitados por situaciones de peligro (nacimiento,
perdida de la madre, perdida de amor de objeto, castración, etc.). Distingue entre “angustia automática” en la que el
estado surge directamente como resultado de una situación traumática y “angustia como señal” reproducida activamente
por el yo para alertar sobre una situación prevista de peligro.

Lacan en los inicios de sus trabajos relaciona la angustia con la amenaza de fragmentación que enfrenta el sujeto en el
estadio del espejo, luego de este periodo, estos fantasmas de desmembramiento corporal se fusionan en torno al pene
dando origen a la angustia de castración. También vincula la angustia al miedo de ser absorbido por la madre
devoradora, en este punto se separa de Freud, quien sostenía que lo que induce a la angustia es precisamente la
separación respecto de la madre.
Después del ’53, Lacan comienza a articular el concepto de angustia con lo Real, es un elemento traumático que
permanece externo a al simbolización y a toda mediación posible lo que produce la angustia. La ubica también en el
orden de lo imaginario.
En sus clases del ‘56/57, Lacan continua desarrollando su teoría de la angustia en el contexto de la Fobia, sostiene que
la angustia es el peligro radical que el sujeto intenta evitar a cualquier precio y que las diversas formaciones subjetivas,
desde las fobias hasta el fetichismo, son protecciones contra la angustia. En su análisis del caso Juanito, Lacan dice que
la angustia surge en el momento en el que el sujeto está suspendido entre el triángulo preedípico imaginario y el
cuaternario edípico. En esta conjunción, el pene de Juanito se hace sentir en la masturbación, la angustia surge entonces
porque él puede medir la diferencia entre aquello por lo que la madre lo ama (su posición como falo imaginario) y
aquello que él tiene realmente para dar (su órgano real insignificante). Juanito podría haber sido salvado de esta
angustia por la intervención castradora del padre real, pero ésta no se produjo y por lo tanto, el niño debió desarrollar
una fobia como sustituto de esta intervención. En consecuencia, la castración, lejos de ser la causa de la angustia es en
realidad lo que salvó a Juanito de ella.
En el seminario de “la Angustia” (‘62/63), Lacan dice que la angustia es un afecto, no una emoción, y además es el
único afecto que está más allá de toda duda, que no es engañoso. La angustia no es sin objeto, involucra un tipo de
objeto particular que no puede simbolizarse del mismo modo que todos los otros, es el objeto α, objeto causa de deseo,
y la angustia aparece cuando aparece algo en el lugar de ese objeto. La angustia surge cuando el sujeto es confrontado
con el deseo del Otro y no sabe que objeto es él para ese deseo. También en este seminario Lacan vincula la angustia
con el concepto de falta, todo deseo surge de la falta, la angustia surge cuando falta la falta.

La angustia es lo que no engaña, en tanto es una señal en el yo, solo es posible percibirla como señal en tanto haya un
yo constituido. Laurent establece que no debemos desculpabilizar al sujeto ya que por medio de la culpabilidad
podemos acceder a la división del mismo. La angustia no engaña en tanto guía al sujeto neurótico hacia lo real, de no
haber angustia todo sería un teatro de sombras. Si la angustia no engaña es en tanto plantea la pregunta por el deseo,
estamos angustiados cuando no sabemos lo que el Otro quiere de nosotros, la angustia es la presencia del deseo del Otro
como tal. Desangustiar es plantear la pregunta por el deseo e interpretar el deseo que está en juego. La vía regia para
interpretar el deseo es hacer consistir el síntoma, el síntoma viene a capitonar
la angustia.

 Acto: Los actos son simbólicos y solo pueden atribuirse a los seres humanos. Una cualidad fundamental del acto es que
al actor se le puede hacer responsable de él. Es posible que se realice un acto no-intencional, pero que el análisis revela
como la expresión de un deseo inconsciente, ejemplo de ello son los actos fallidos.
En la cura psicoanalítica, el sujeto es enfrentado con el deber ético de asumir su responsabilidad incluso por los deseos
inconscientes expresados en sus acciones.

 Acting Out: Es un recurso contra la angustia, un modo de transformación de la angustia, montado siempre dentro de
una escena dirigida a Otro. Si bien Lacan sostiene que el acting out resulta de la imposibilidad de recordar el pasado (tal
como lo planteaba Freud), subraya también la dimensión intersubjetiva del recuerdo. El recuerdo no involucra solo
recordar algo a la conciencia, sino también comunicarlo a otro por medio de la palabra. Por lo tanto, el acting out se
produce cuando el Otro se ha vuelto sordo y el sujeto no puede transmitir un mensaje en palabras viéndose obligado a
expresarlo en acciones. De este modo, el acting out es un mensaje cifrado que el sujeto dirige a otro. Ejemplo de ello es

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el caso de la joven homosexual que relata Freud, la misma, se pasea con su dama por las calles más concurridas de
Viena e incluso delante del trabajo de su padre como un mensaje enviado a éste en forma de acting.
La mayoría de los analistas dicen que cuando se produce en el curso de un análisis, el acting debe entenderse en relación
a la transferencia, como una resistencia a la cura, como un mensaje destinado al analista que permanece sordo ante algo
que quiere manifestar el analizante. En este caso Lacan ilustra el caso del analista Kris (de la ego psychology), quien a
su entender formuló ante su paciente un interpretación adecuada pero que no iba al corazón del asunto, lo cual dio lugar
a un acting de su paciente quien se comía un plato de sesos frescos al finalizar la sesión con él. El analista no se sitúa en
el lugar del Otro, sino en eso que falta al Otro, es decir, el objeto a.
En el Acting Out la interpretación no es posible por una falta de subjetivación, en este punto debemos diferenciarlo del
Síntoma. En el Acting Out el sujeto no se queja, pasa desapercibido como natural, el sujeto desconoce que tenga sentido
y surge como respuesta cuando al interpretación se extravía. El síntoma, en cambio, es reconocido por el sujeto, el lugar
del sujeto está aquí representado, el síntoma erige su mensaje como metáfora. El analista no debe interpretar el Acting,
sino tomarlo en transferencia.

 Pasaje al Acto: Es un recurso contra la angustia, un tipo de transformación de la angustia, que supone para el sujeto
una salida total de la escena, es una huida respecto del Otro hacia la dimensión de lo Real. Es una salida de la red
simbólica, una disolución del lazo social, por un momento el sujeto se vuelve puro objeto. En el caso de la Joven
homosexual, cuando el padre la descubre y le dirige una mirada colérica, la joven se arroja a las vías del tren como un
intento de suicidio resultado de un pasaje al acto, puesto que la simbolización se había vuelto imposible para la joven.
El pasaje al acto está en el fantasma del lado del sujeto en tanto Barrado. En el momento de mayor embarazo, con la
emoción como desorden del movimiento, el sujeto se precipita como lugar de la escena y cae fuera de ella.

 Alma Bella: Para Lacan, el Alma Bella es una metáfora perfecta del yo, el yo del hombre moderno ha tomado su forma
en la impasse dialéctica del alma Bella que no reconoce su propia razón de ser en el desorden que denuncia en el
mundo. Ilustra el modo a través del cual el neurótico niega su propia responsabilidad de lo que sucede alrededor.

 Amo: Lacan se vale de la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel para ilustrar una amplia gama de puntos. Entre ellos,
la lucha por puro prestigio ejemplifica la naturaleza intersubjetiva del deseo, en la cual lo importante del deseo es ser
reconocido por Otro. La lucha a muerte también ilustra la agresión inherente a toda relación entre un yo y un semejante.
Además, el esclavo que resignadamente aguarda la muerte del amo ilustra una buena analogía del Neurótico obsesivo.
Lacan recoge también la dialéctica del amo y el esclavo en su teorización del Discurso del Amo, aquí el amo es el
Significante amo (S1) que pone al trabajar el esclavo (S2) para que se produzca un excedente o plusvalía (α) de la que
pueda apropiarse. El significante amo es lo que representa a un sujeto para todos los otros significantes. El discurso
del amo es entonces un intento de totalización que no obstante siempre fracasa ya que nunca puede representar al sujeto
completamente, siempre hay un excedente que escapa a toda representación.

QUE EL INCONSCIENTE ESTÉ ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE QUIERE DECIR QUE


SIEMPRE NECESITA LA DUPLICIDAD ESENCIAL ENTRE SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO.

 Cadena Significante: Lacan la relacionó siempre al orden simbólico. Con ella refiere a una serie de significantes
vinculados entre sí. Una cadena significante nunca puede estar completa, y la significación no está presente en ningún
punto de esa cadena, sino que el sentido “insiste” en el movimiento de un significante a otro. A veces Lacan habla de la
cadena significante en metonimias lineales y otras en metáforas circulares, en realidad la cadena significante es ambas
cosas. Respecto a la idea de linealidad, sugiere que la cadena significante es la corriente de la palabra, en la cual los
significantes se combinan según las leyes gramaticales, es el eje metonímico del leguaje. Por otro lado, la idea de
circularidad, sugiere que la cadena significante es una serie de significantes vinculados por asociaciones libres, son una
senda de significantes que constituyen el mundo simbólico del sujeto, es el eje metafórico del lenguaje.

 Significante: Para Saussure, el significante es la imagen mental del sonido fonológico del signo, su imagen acústica.
Para Lacan, el significante es primario y produce significado. El significante es en primer lugar un elemento material sin
sentido que forma parte de un sistema diferencial cerrado, es decir, se combinan en cadenas significantes siguiendo las
leyes de la metonimia. Este significante sin significado es el Significante Puro, cuanto más el significante no significa
nada, mas indestructible es. Son estos significantes indestructibles los que determinan al sujeto. Los efectos del
significante sobre el sujeto constituyen el inconsciente. Para Lacan, el lenguaje es un sistema de significantes.

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El significante es la unidad constitutiva del orden simbólico porque esta esencialmente relacionado con el concepto de
estructura. El campo del significante es el campo del Otro.
Lacan define al significante como LO QUE DEFINE A UN SUJETO PARA OTRO SIGNIFICANTE, en oposición al
signo que representa algo para alguien. Para ser más precisos, un significante (significante Amo, S1) REPRESENTA
AL SUJETO PARA TODS LOS OTROS SIGNIFICANTES (S2). No obstante, ningún significante puede significar al
sujeto.
La única condición que caracteriza a un significante para Lacan es que esté inscrito en un sistema en el que adquiere
valor exclusivamente en virtud de la diferencia con los otros elementos del sistema. Es esta naturaleza diferencial del
significante lo que implica que nunca pueda tener un sentido univoco o fijo, su sentido varía según la posición que
ocupa en la estructura.

 Significado: Para Saussure, el significado es una ENTIDAD PSICOLOGICA que corresponde al signo. Lacan afirma la
supremacía del significante y sostiene que el significado es un mero efecto del juego de los significantes producido por
la metáfora. En otras palabras, el significado no está dado sino que es producido.

 Metáfora: Se define habitualmente la metáfora como un tropo (Figura retórica, lenguaje figurado) en el cual una cosa
es descripta comparándola con otra pero sin enunciar explícitamente la comparación. Ej.: “Julieta es el sol.” Es la
sustitución de un significante por otro.

 Metonimia: Lacan vincula la metonimia al eje combinatorio del lenguaje, es la relación diacrónica entre un significante
y otro en la cadena significante. Tiene que ver con los modos en que los significantes pueden combinarse en una cadena
significante (relaciones horizontales). Junto a la metáfora, la metonimia constituye los modos de producción de la
significación. La metonimia es un movimiento diacrónico de un significante a otro a lo largo de una cadena significante,
en cuanto un significante se refiere constantemente a otro en una posposición perpetua de sentido. El deseo se
caracteriza por este movimiento puesto que el deseo es siempre el deseo de alguna otra cosa, para Lacan el deseo es una
metonimia.

 Complejo: es una constelación completa de imagos interactuantes, es la internalización de las primeras estructuras
sociales del sujeto. Un complejo envuelve múltiples identificaciones con todas las imagos interactuantes, y de tal modo
proporciona un guion en concordancia con el cual el sujeto es llevado a interpretar, como único actor, el drama de los
conflictos entre los miembros de su familia.

 Complejo de Castración: Para Freud, el complejo de castración es el momento en que una teoría infantil (todos tienen
pene) es reemplazada por otra (las mujeres han sido castradas), esto es igual para ambos sexos, la consecuencias de ello
variarán. El complejo de castración para Freud está estrechamente vinculado al Complejo de Edipo, pero este último
tiene un papel diferente en niños y niñas. En los varones, el complejo de castración es el punto de salida del CDE, su
crisis terminal debido al miedo del varón a la castración que hace al niño renunciar a desear a la madre ingresando en el
periodo de latencia; en el caso de la niña, el complejo de castración es el punto de entrada al CDE, representa el
resentimiento de la niña con la madre, la culpa por haberla privado del pene, lo que la lleva a orientar sus deseos
libidinales hacia el padre.
Lacan habla de Castración, siendo ésta un fantasma de mutilación del pene. Vincula a este fantasma con toda una serie
de fantasías de desmembramiento corporal que tienen su origen en el estadio del espejo. La castración refiere al Falo
Imaginario. A diferencia de Freud, para Lacan, el Complejo de Castración denota el momento final del CDE para
ambos sexos.
La castración es un orden simbólico que incide sobre un objeto imaginario.
 Complejo de Edipo: Fue definido por Freud como un conjunto inconsciente de deseos amorosos y hostiles que el
sujeto experimenta con relación a sus progenitores; el sujeto desea un progenitor y entra en rivalidad con el otro. En la
forma positiva de este complejo, el progenitor deseado es del sexo opuesto al del sujeto y del mismo sexo que el rival.
Este complejo declina cuando el niño renuncia al deseo sexual dirigido a sus progenitores y se identifica con el rival. En
la década de 1950, Lacan comienza a desarrollar su propia concepción del CDE, lo considera al igual que Freud un
complejo central en el inconsciente, pero a su juicio, el sujeto SIEMPRE DESEA A LA MADRE y el padre es el rival.
El CDE es la estructura triangular paradigmática. Es el pasaje del orden imaginario al simbólico, el sujeto no puede
tener acceso al orden simbólico sin enfrentar el problema de la diferencia sexual.
Divide el CDE en tres tiempos:

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1) Se caracteriza por el triángulo imaginario Madre_falo_niño. El niño percibe que la madre desea algo que está más
allá de la criatura misma (el falo imaginario) y trata de ser el falo de madre y obturar su falta. La presencia de este
tercer término que es el falo imaginario indica que el padre simbólico ya está funcionando en este tiempo. En este
primer tiempo, el niño comprende que tanto él como la madre están marcados por una falta. La madre está marcada
por una falta puesto que se ve que es incompleta, de lo contrario no desearía. El sujeto también está marcado por
una falta, puesto que no satisface completamente el deseo de la madre. El elemento faltante en ambos casos es el
falo imaginario. La omnipotencia materna puede verse como amenazante desde el principio, sin embargo, esta
amenaza se intensifica cuando las propias pulsiones sexuales del niño comienzan a manifestarse (ej. Masturbación).
Esta emergencia en lo real de la pulsión introduce una nota de angustia en el triángulo edípico antes seductor. El
niño enfrenta la comprensión de que él no puede simplemente engañar el deseo de la madre con la semejanza
imaginaria de un falo: tiene que presentar algo en lo real, pero el órgano real de la criatura es desesperadamente
inadecuado. Solo la intervención del padre en los tiempos siguientes del Edipo pueden proporcionar una solución
real a esta angustia.
2) Interviene el padre imaginario que impone La Ley al deseo de la madre, al negarle el acceso al objeto fálico y
prohibirle al sujeto el acceso a la madre. Esta intervención es referida por Lacan como una castración materna,
aunque en realidad es una privación (falta real de un objeto simbólico). Lo importante no es solo que el padre real
ingrese e instaure la ley, sino que esta ley sea respetada por la madre misma en sus palabras y acciones. El sujeto ve
ahora al padre como rival que disputa con él el deseo de la madre.
3) Es el tiempo de la castración, representa la disolución del CDE. Aquí interviene un padre real demostrando que
realmente tiene el falo, de modo que el niño se ve obligado a abandonar sus intentos de ser el falo. El sujeto
renuncia a un goce que nunca recupera. Esto es igual en varones y mujeres. Esto le permite al niño identificarse con
su padre, formándose el Superyó.
El CDE tiene una función normativa y normalizadora, y es esencial para que el ser humano pueda acceder a una
estructura humanizada de lo real. Es imposible resolverlo completamente, siendo lo más próximo a esta resolución una
estructura neurótica, el neurótico ha atravesado los tres tiempos del CDE. En la psicosis hay un bloqueo incluso antes
del primer tiempo. En la perversión, el complejo llega al tercer tiempo pero en lugar de identificarse con el padre, el
sujeto se identifica con la madre o con el falo imaginario, o con uno y otro, y vuelve al triangulo preedipico imaginario.
La fobia surge cuando el sujeto no puede realizar la transición del segundo al tercer tiempo porque el padre real no
interviene, siendo la fobia un sustituto de la intervención del padre real permitiendo el pasaje al tercer tiempo.
 Imago: Esta palabra está relacionada con la de Imagen, pero se pretende que subraye la dimensión subjetiva de la
imagen, incluyendo tanto los sentimientos como una representación visual. Los imagos son específicamente imágenes
de otras personas, son prototipos universales que pueden reactualizarse en la psique de cada individuo (Jung). Para
Lacan las imagos son elementos fundamentalmente engañosos y destructores, son meras ilusiones de una totalidad que
introducen una agresividad subyacente. El primer efecto de la imago que aparece en el ser humano es un efecto de
alienación subjetiva (imagen del cuerpo en el estadio del espejo).

 Diferencia Sexual: Para Lacan la masculinidad y feminidad son posiciones simbólicas y la asunción de una de ellas es
fundamental para la construcción de la subjetividad: el sujeto es esencialmente un sujeto sexuado. “Hombre” o “Mujer”
son dos significantes que representan estas dos posiciones subjetivas. Solo cuando se descubre la diferencia sexual en el
complejo de castración se puede comenzar a tomar una posición sexual.
Para Freud, la posición sexual del sujeto es determinada por el sexo del progenitor con el que se identifica en el CDE.
Para Lacan, por el contrario, el CDE SIEMPRE ENVUELVE LA IDENTIFICACION SIMBOLICA CON EL PADRE,
y por lo tanto, la identificación edipica no puede determinar la posición sexual. ES LA RELACION DEL SUJETO
CON EL FALO LO QUE DETERMINARÁ SU POSICION SEXUAL. Esta relación puede ser de “tener” o “no tener”,
los hombres tienen el falo simbólico, las mujeres no.
La asunción de esta posición sexual es fundamentalmente simbólica, en el orden simbólico el único significante sexual
es el Falo, es un símbolo para el cual no hay correspondencia, se trata de una asimetría en el significante que conduce a
la asimetría en el CDE en hombres y mujeres. Mientras que el varón desea el progenitor del otro sexo y se identifica con
el progenitor del mismo sexo; la mujer, desea al progenitor del mismo sexo y se le requiere que tome la imagen del otro
sexo como base de su identificación. Por lo tanto, la realización del sexo de la mujer se realiza mediante la
identificación con el objeto paterno, lo que implica un rodeo adicional.
La cuestión de lo que uno tiene que hace como Hombre o Mujer es un drama que se despliega por completo en el
campo del Otro, es decir, que el sujeto solo puede realizar su sexualidad en el nivel simbólico.

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 Relación Sexual: Con ello Lacan refiere a la relación entre la posición masculina y femenina. La fórmula condensa
algunos puntos a tener en cuenta:
En primer lugar, entre los seres humanos varones y mujeres no existe ninguna relación instintiva porque toda la
sexualidad está marcada por el significante.
En segundo lugar, no existe ninguna reciprocidad o simetría en las posicione F y M porque el orden simbólico es
fundamentalmente asimétrico, un solo significante, el falo, es el que gobierna la relación entre ambos sexos, de modo
que no hay ningún símbolo para una relación sexual asimétrica, la relación sexual no puede inscribirse.
La relación entre hombres y mujeres no puede ser armoniosa, el amor no es más que una ilusión destinada a reemplazar
la ausencia de la relación armoniosa entre los sexos.
Las pulsiones sexuales no se dirigen hacia una persona total sino hacia objetos parciales, no hay por lo tanto ninguna
relación entre estos dos sujetos, sino solo entre dos sujetos y un objeto parcial.

 Mujer: no hay simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal, lo imaginario solo proporciona una ausencia mientras
que del otro lado hay un símbolo prevalente. Es la prevalencia de la Gestalt fálica la que fuerza a la mujer a tomar el
rodeo de la identificación al padre, su identificación imaginaria se hace pasando por el padre. El sexo femenino tiene un
carácter de agujero, de vacío, de ausencia.
En su seminario del ‘72/73, Lacan postula el concepto de un Goce específicamente femenino que va más allá del falo,
este goce es del orden del infinito. Las mujeres pueden experimentarlo pero no saben nada de él. En este seminario
plantea también la formula “La mujer no existe”, no hay La mujer. Lo que Lacan cuestiona no es el sustantivo mujer
sino el La. En francés este artículo indica universalidad y esta es precisamente la característica de la que la mujer
carece. Las mujeres no se prestan a la generalización, ni siquiera a la generalización falo-céntrica. En consecuencia
Lacan tacha el LA cuando se refiere al termino mujer. Habla de la mujer como NO-TODA, diferenciándola de la
masculinidad que es una función universal fundada en la excepción fálica (la castración), la mujer es un no-universal
que no admite ninguna excepción.

Mascarada femenina: Es la identificación de la mujer a ser el falo, pero para ubicarse bajo la identificación fálica debe
rechazar una parte de su feminidad. No se enmascara para lo específico de su goce, sino para volverse deseo de un
hombre, para consentir ser el objeto de fantasma de un hombre, producirse como plus de gozar. La mascarada va a pasar
a ser un don de amor, ella da lo que no tiene y pretende ser amada por lo que no es, por ello una falta de atención de
parte de quien ella le dedica su mascarada puede significar una falta de amor y una caída de la escena.

 Sujeto Barrado: división del sujeto por el lenguaje, escisión.


 Otro Barrado: Otro castrado, incompleto, marcado por una falta.

 Cosa: A partir de los seminarios del ’60, puede verse una aproximación de Lacan desde la Cosa hacia el Objeto α.
Previo a esto, ha definido a la cosa (das ding) como una x incognoscible, que está más allá de la simbolización. En el
contexto del goce, es el objeto del deseo, el objeto perdido que debe volver continuamente a reencontrarse, es el Otro
prehistórico. El principio de placer es la Ley que mantiene al sujeto a una cierta distancia de la Cosa, haciendo que gire
en torno a ella sin alcanzarla nunca. Si por alguna razón el sujeto trasgrede el Principio de Placer y alcanza este Bien, lo
experimenta como Sufrimiento.

 Deseo: El deseo inconsciente es enteramente sexual, el objetivo de la cura psicoanalítica es llevar al analizante a
reconocer la verdad sobre su deseo, al articular el deseo con la palabra el analizante lo trae a la existencia, el deseo se
engendra allí. Sin embargo, hay un límite en la articulación del deseo a la palabra, esta última nunca puede expresar la
verdad total sobre el deseo, siempre queda un resto. Lacan realiza en este campo una distinción entre necesidad y
demanda para entender la constitución del deseo. Al inicio de la vida, necesidad y demanda se encuentran articuladas,
las demandas primitivas del infante sirven para llevar al Otro a atender sus necesidades. Sin embargo, la presencia del
Otro pronto adquiere importancia por si misma puesto que esta presencia simboliza el amor del Otro. Pero si bien este
Otro puede proporcionarle los objetos que el sujeto requiere para satisfacer sus necesidades, no puede proporcionar ese
amor incondicional que el sujeto anhela, por lo tanto el anhelo de amor permanece siempre insatisfecho, y este resto es
el Deseo. De modo que el deseo es este excedente entre necesidad y demanda de amor. El deseo no puede ser
satisfecho, es constante en su presión y eterno.
Las pulsiones son las manifestaciones parciales de una fuerza única que es el Deseo. Hay un solo objeto de deseo y es el
Objeto α, representado por una variedad de objetos parciales en diferentes pulsiones parciales, el objeto a es la causa del
deseo. El deseo no es la relación con un objeto sino con una Falta.

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Una de las fórmulas de Lacan es “El Deseo humano es el deseo del Otro”, si bien esta fórmula tiene múltiples formas de
entenderse, con ella Lacan busca destacar que el deseo es un producto social, constituye una relación dialéctica con los
deseos percibidos de otros sujetos.

 Placer: es una barrera al goce, es lo que hace desaparecer la tensión, lo que nos detiene en un punto de distancia
respetuosa del goce.

 Deseo del analista: Dentro de la enseñanza de Lacan es posible encontrar dos acepciones de este término:
-Por un lado un Deseo atribuido al analista donde el analista no es solo para el analizante un SSS sino también
un sujeto que se supone que desea. En el curso de la cura, la tarea del analista consiste en hace imposible que el
analizante sepa qué es lo que el analista quiere de él, debe asegurarse de que su deseo siga siendo una x, y de
este modo el deseo que se le supone al analista se convierte en la fuerza impulsora del proceso analítico puesto
que mantiene al analizante trabajando. Al presentar al analizante un deseo enigmático el analista ocupa la
posición de Otro al que el sujeto le pregunta Che Vuoi? (¿qué quieres de mí?) con el resultado de que en la
transferencia emerja el fantasma fundamental del sujeto.
- Otra de las acepciones es la que refiere a un Deseo propio del analista que es más fácil definir en términos
negativos que positivos, de este modo, no hay un deseo del analista de que el analizante se identifique con él,
sino que tiende hacia una dirección que es la opuesta exacta a esta identificación, se busca que en la cura emerja
la verdad singular y propia del analizante. El deseo del analista es entonces el Deseo de obtener una diferencia
absoluta, a este deseo solo llega a través de su propio análisis.

 Discurso: Siempre que Lacan emplea el termino discurso lo hace para subrayar la naturaleza transindividual del
lenguaje, de modo que, su frase “el inconsciente es el discurso del Otro” designa al inconsciente como efecto sobre el
sujeto de la palabra que le es dirigida desde otra parte. A partir del ’69, el termino discurso refiere a un lazo social
basado en el lenguaje, identifica cuatro tipos posibles de lazo social, cuatro articulaciones posibles de la red simbólica
que regula las relaciones intersubjetivas, los cuatro tipos de discurso: del Amo, Universitario, Histérico, Analítico.
Esta caracterización la emplea a través de la utilización de cuatro algoritmos:
S1= Significante amo
S2= El saber
$= Sujeto
α= plus de goce

Estos ocupan cuatro posiciones dentro de esta lógica:

El agente el Otro

La verdad producción

El agente siempre es la posición dominante y define el discurso.

Discurso del Amo:

S1 S2 el agente es ocupado por la posición del Amo que


$ α representa al sujeto $ para todos los otros significantes
S2, no obstante en esta operación significante hay siempre Un excedente, el objeto α. El discurso
del Amo oculta la división del sujeto. También ilustra la estructura dialéctica del Amo y el Esclavo: el Amo es el agente
que pone a trabajar al esclavo (S2) el resultado de este trabajo es un excedente (α) del que el Amo trata de apropiarse.

Discurso universitario:

S2 α La posición dominante es ocupada por el saber, esto


S1 $ implica que detrás de todos los intentos por
Impartir un saber aparentemente neutral siempre puede localizarse un intento de dominio
(dominio del saber y dominio del otro al que se le imparte este saber).

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Discurso histérico:

$ S1 La posición dominante es ocupada por el sujeto dividido, el


α S2 síntoma. Este discurso es el que señala el camino hacia el
Saber. Aquí el Sujeto dividido a través de su síntoma le supone un saber al analista que en este
caso ocupa el lugar de Amo. Este sujeto oculta un plus de goce. El fin de la entrada en análisis en el trabajo con la
neurosis es pasar de este discurso a un discurso analítico.
El sujeto histérico arrincona al Amo (S1) para que produzca un saber (S2) a cerca de su goce que está en la base del
síntoma.

Discurso del analista:

α $ La posición del analista en la cura es ocupada por el objeto


S2 S1 α, el analista tiene que convertirse en la causa del deseo
Analizante.

 Simbólico: Lacan obtiene su concepción de lo simbólico siguiendo a Levi-Strauss de quien toma fundamentalmente la
idea de que el mundo social está estructurado por ciertas leyes que regulan las relaciones de parentesco y el intercambio
de presentes. Puesto que la forma básica del intercambio es la comunicación y como los conceptos de ley y estructura
son impensables sin el lenguaje, lo simbólico es en esencia una dimensión lingüística. La dimensión simbólica del
lenguaje es el Significante, esta es una dimensión en la cual los elementos no tienen una existencia positiva sino que
están puramente constituidos por sus diferencias mutuas.
Lo simbólico es también el ámbito de la alteridad radical al que Lacan designa como Otro. El inconsciente es el
discurso de este Otro y por lo tanto, pertenece totalmente al orden simbólico. Lo simbólico es el reino de la Ley que
regula el CDE, es el reino de la cultura en tanto opuesto al orden imaginario de la naturaleza. Mientras que lo
imaginario se caracteriza por relaciones duales, lo característico de lo simbólico son estructuras tríadicas porque la
relación intersubjetiva siempre estará mediada por el Otro. El orden simbólico es también el reino de la muerte, la
ausencia y la falta. Lo simbólico, es tanto el principio de placer que regula la distancia con la Cosa, como la pulsión de
muerte que va más allá del Principio de Placer.
Solo trabajando en el orden simbólico puede el analista producir cambios en la posición subjetiva del analizante, estos
cambios tienen efectos en el orden imaginario puesto que está estructurado por lo simbólico. El orden simbólico es el
determinante de la subjetividad y se caracteriza por la ausencia de cualquier relación fija entre significante y
significado.

 Imaginario: La base del orden imaginario es la formación del Yo en el estadio del espejo. Puesto que el yo se forma
con la identificación con el semejante o la imagen especular, la identificación es un aspecto importante del orden
imaginario. La relación dual entre el yo y el semejante es fundamentalmente narcisista y este constituye uno de los
aspectos fundamentales del orden imaginario. Lo imaginario esta siempre estructurado por el orden simbólico, y
envuelve una dimensión lingüística. Mientras que el significante es del orden simbólico, el significado forma parte del
orden imaginario, en su aspecto imaginario, el lenguaje es el Muro del lenguaje que invierte y distorsiona el discurso del
Otro.
Lo imaginario arraiga la relación del sujeto con su propio cuerpo. El analista solo puede obtener un punto de apoyo en
lo imaginario transformando las imágenes en palabras, lo imaginario solo es descifrable si se traduce a símbolos. Este
uso de lo simbólico es el único modo que tiene el proceso analítico de atravesar el plano de la identificación.

 Real: Lo real es definido por Lacan como lo opuesto a lo imaginario y lo que está más allá de lo simbólico. A diferencia
de lo simbólico, construido en términos de oposición presencia/ausencia, en lo real no hay ausencia, lo real está siempre
en su lugar. Mientras lo simbólico es un conjunto de significantes (elementos diferenciados), lo real es indiferenciado,
sin fisuras. Es lo simbólico lo que introduce un corte en lo real en el proceso de la significación, es el mundo de las
palabras lo que crea el mundo de las cosas.
Lo real surge como lo que está fuera del lenguaje y es inasimilable a la simbolización. Es lo que resiste a la
simbolización. Lo real es lo imposible porque es imposible de imaginar, imposible de integrar en el orden de lo
simbólico e imposible de obtener de algún modo. Este carácter de imposibilidad y resistencia es lo que le otorga a lo
real su carácter esencialmente traumático.

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 Otro A: El gran Otro designa la alteridad radical, la otredad que trasciende, la otredad ilusoria de lo imaginario porque
no puede asimilarse mediante la identificación. Lacan equipara esta alteridad con el lenguaje y la Ley, de modo que el
Otro está inscrito en el orden de lo simbólico. El gran Otro es lo simbólico en cuanto esta particularizado para cada
sujeto. El Otro es entonces Otro sujeto en su alteridad radical y su singularidad inasimilable, y también el orden
simbólico que media la relación con ese otro sujeto.
El Otro debe en primer lugar ser considerado un lugar, el lugar en el cual está constituida la palabra. Solo es posible
hablar del Otro como un sujeto en un sentido secundario, en el sentido de que un sujeto puede ocupar esa posición y
encarnar el Otro para el sujeto.
Al sostener que la palabra se origina en el Otro, Lacan subraya que la palabra y el lenguaje están más allá del control
consciente: viene de otro lugar, desde afuera de la consciencia y, por lo tanto, el inconsciente es el discurso del Otro.
Es la madre quien primero ocupa la posición de A porque es ella quien recibe los llantos y gritos y los sanciona como
un mensaje particular. El complejo de castración se constituye cuando el niño descubre que ese Otro no es completo,
que en el Otro hay una falta. En otras palabras, en el tesoro de los significantes construidos por el Otro siempre falta un
significante.

 Objeto α: En el inicio de la enseñanza de Lacan, este objeto refería al pequeño otro, que no es el otro en lo absoluto,
puesto que está esencialmente unido con el yo en una relación intercambiable. El pequeño otro es un reflejo y
proyección del yo, es simultáneamente el semejante y la imagen especular.
A partir del ’57 α comienza a ser concebido como objeto del deseo, este es el objeto parcial imaginario, un elemento
imaginado como separable del resto del cuerpo. El objeto α es el objeto de deseo que buscamos en el otro.
En el ’73, α designa un objeto que nunca puede alcanzarse, que es realmente la causa del deseo y no aquello hacia lo
cual el deseo tiende, por ello Lacan lo llame objeto-causa del deseo. El objeto α es cualquier objeto que pone en
movimiento al deseo, especialmente los objetos parciales que definen las pulsiones. Las pulsiones no intentan obtener el
objeto α sino que giran en torno a él. Comienza a desempeñar un papel cada vez más importante en la cura en la cual el
analista debe situarse como semblante del objeto α, causa de deseo del analizante.
En los seminarios del ‘62/63/64, el objeto α es definido como el resto el remanente que deja detrás la introducción de lo
simbólico en lo real.

 Plus de gozar (plus valía): El capitalismo es una cultura de falta de gozar, el proletario toma conciencia de ser
explotado, al plus valía se vuelve el objeto que se le extrae y que hay que recuperar, la plus valía se convierte en el
objeto α, la causa del deseo. Hoy cada sujeto está obligado a hacerse cargo de sus propios vínculos sociales, el problema
es entrar en el vínculo y quedar en él, el síntoma toma la forma de un lazo social, podemos ver también la aparición de
síntomas autistas (anorexia, bulimia, adicciones, etc.).
Soler establece que el mundo capitalista despierta angustia en tres aspectos:
1) Por el exceso y la ausencia de deseo, el consume hace pasar a lo real el plus de gozar y multiplicándolo lo
desvaloriza extraviando los deseos.
2) Angustia por mandatos superyoicos de éxito y fracaso.
3) Angustia por la competencia con el semejante en términos de victoria/derrota. Se promociona al individuo como
valor.
El neurótico está en la estacada en el discurso del proletario competitivo porque la neurosis es una estructura de defensa contra
el goce, sufre por el sinsentido que le genera la ausencia del Otro, por la precariedad de los vínculos que lo obligan a sostenerse
solo y por el empuje a la competencia.

 Falo: La designación de Falo es utilizada para designar las funciones que ocupa el órgano genital masculino en los
registros imaginario y simbólico. Lacan habla de tres tipos de falo: real, imaginario y simbólico.
Falo Real, es el pene como representante del órgano biológico real. El interrogante que plantea el CDE es ¿Dónde está
el falo real? La respuesta necesaria para la resolución de este complejo es que está en el Padre Real.
Falo imaginario, Es la imagen del pene, el pene imaginado como un objeto parcial que puede ser separado del cuerpo
mediante castración. El falo imaginario es percibido por el niño en la fase preedípica como aquello que desea la madre
más allá de él. El CDE y de castración traen la renuncia del niño a intentar ser este falo imaginario de la madre.
Falo simbólico, el falo es un significante, el Significante del deseo del Otro y de goce. “El falo es un significante, el
significante destino a designar como un todo los efectos del significado”. La pregunta por la diferencia sexual gira en
torno a este falo simbólico. El falo no tiene ningún significante femenino que le corresponda, es un significante
asimétrico. En el ’61 Lacan afirma que el falo simbólico es lo que aparece en el lugar de la falta del significante en el
Otro, la presencia real del deseo en sí.

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 Falta: este término siempre está relacionado con el Deseo, es una falta la que causa el surgimiento del deseo. El
termino aparece por primera vez en el ´55 para designar la falta en ser “el deseo es una relación del ser con la falta. Es
por la falta del ser por lo cual el ser existe”.
En el ´56 la falta pasa a designar la falta de un objeto:

AGENTE FALTA OBJETO


Padre real Castración simbólica Falo imaginario
Madre simbólica Frustración imaginaria Pecho real
Padre imaginario Privación real Falo simbólico

En el ´57 Lacan introduce el símbolo algebraico Otro Barrado (A barrado) pasando la falta a designar la falta de un
significante en el Otro. Por más significantes que se añadan a la cadena significante ella es siempre incompleta, le falta
siempre el significante que podría completarla, este significante que falta se simboliza como (-1) y es constitutivo del
sujeto.

 Fantasma: Para Freud, el fantasma designa una escena que se presenta en la imaginación y que dramatiza un deseo
inconsciente. El sujeto invariablemente desempeña un papel en esta escena. La escena fantasmatizada puede ser
consciente o inconsciente, el analista debe reconstruirla sobre la base de indicios.
En “El obsesivo y su deseo”, Lacan define al fantasma como lo imaginario capturado en cierto uso del significante.
Cada vez que hablamos de fantasma marcamos su aspecto de guion, de historia. Es algo que el sujeto articula en una
escenificación en la que además se pone en juego él mismo.
Lacan compara la escena fantasmatizada con la imagen detenida de una escena cinematográfica, así como es posible
detener la película en cierto punto para evitar una escena traumática que viene a continuación, también LA ESCENA
FANTASMÁTICA ES UNA DEFENSA QUE VELA LA CASTRACIÓN. El fantasma se caracteriza entonces por una
cualidad fija e inmóvil. Tanto el fantasma como la estructura clínica son concebidos por Lacan como MODOS
RELATIVAMENTE ESTABLES DE DEFENDERSE DE LA CASTRACIÓN, DE LA FALTA EN EL OTRO.
Cada estructura clínica se define por el modo particular en que emplea una escena fantasmatizada para velar la falta en
el Otro. Si bien estas fórmulas pueden definir los rasgos comunes de los fantasmas en quienes comparten la misma
estructura clínica, el analista debe también prestar atención a los rasgos particulares que caracterizan el guion
fantasmático de cada paciente. Estos rasgos únicos indican el modo de goce particular de cada uno de una manera
distorsionada. La distorsión evidente en el fantasma lo designa como una formación de compromiso: el fantasma es lo
que le permite al sujeto sostener su deseo y también aquello por lo que el sujeto se sostiene a sí mismo en el nivel de su
deseo que desaparece.
Lacan sostiene además que hay siempre un Fantasma Fundamental que es inconsciente. En el curso de la cura, el
analista reconstruye el fantasma del analizante en todos sus detalles, sin embargo el tratamiento no se detiene allí, el
analizante debe continuar hasta atravesar su fantasma fundamental, es decir, la cura debe producir alguna modificación
en el modo de defensa fundamental del sujeto, alguna alteración en su modo de goce.

 Goce: en el ’60 Lacan desarrolla su oposición entre placer y goce. El principio de placer funciona como un límite al
goce, es una ley que ordena al sujeto gozar lo menos posible. Al mismo tiempo, el sujeto intenta constantemente
transgredir las prohibiciones impuestas a su goce e ir más allá del principio de placer. No obstante, el resultado de
transgredir este principio es el dolor, un placer doloroso, eso es lo que Lacan denomina “goce”.
La entrada del sujeto a lo simbólico está marcada por la renuncia inicial al goce en el complejo de castración: “la
castración significa que el goce debe ser rechazado para poder alcanzarlo en la escala invertida de la ley del deseo”. La
prohibición misma del goce crea el deseo de transgredir la ley y el goce es por lo tanto, fundamentalmente trasgresor.
El goce es esencialmente fálico en la medida en que es sexual, lo que significa que no se relaciona al Otro como tal. Sin
embargo, en el ’73 Lacan admite que hay un goce específicamente femenino un “goce suplementario” que está más allá
del falo, un goce del Otro. Este goce femenino es inefable, pues las mujeres lo experimentan pero no saben nada de él.

 Neurosis: Según Lacan, la estructura de la neurosis es esencialmente una pregunta que el ser le formula al sujeto. El
neurótico hace su pregunta desde el yo, usa el yo precisamente para no hacer esta pregunta. Las dos formas de neurosis
se distinguen por el contenido de la pregunta, son dos preguntas que no tienen solución en el significante. Esto es lo que
les da a los neuróticos su valor existencial.

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 Fobia: Lacan nos dice que la constitución del síntoma fóbico se da en el punto de la división del sujeto, es un nudo en
el que el sujeto se amuralla con una fobia. Horne establece que la fobia es un mecanismo de defensa que trata de un
significante que viene a sustituir la angustia. El tiempo de concluir es el momento en el cual la fobia como plataforma
giratoria debe definirse.

Lacan en su seminario del ‘56/57 realiza una lectura del caso Juanito y propone su propia concepción de la fobia.
Siguiendo a Freud subraya la diferencia entre fobia y angustia: la angustia aparece primero y LA FOBIA ES UNA
FORMACIÓN DEFENSIVA QUE CONVIERTE LA ANGUSTIA EN MIEDO, concentrándola en un objeto
específico. Sin embargo, en lugar de identificar el objeto fóbico con una persona especifica (representante del padre
para Freud), Lacan establece que el objeto fóbico es representante de múltiples personas sucesivamente. De modo que
no funciona como el equivalente de un significante único, sino como un significante que no tiene sentido univoco y es
desplazado sobre diferentes significados sucesivamente.
Lacan sostiene que Juanito desarrollo la fobia a los caballos debido a que su padre real no intervino como agente de la
castración. Cuando la sexualidad del niño comienza a hacerse sentir en la masturbación, el triángulo preedipico se
transforma y deja de ser fuente de goce para ser algo que provoca angustia. A lo que Juanito tiene que arreglárselas es
con la aprehensión de ciertas relaciones simbólicas no constituidas, es un problema de significantes, el significante es
introducido en lo real por su misma existencia, son problemas de creación de sentido. La intervención del padre real
habría salvado a Juanito de la angustia al castrarlo simbólicamente, pero en ausencia de esta intervención el pequeño se
ve obligado a encontrar un sustituto en la fobia. La fobia emplea un objeto imaginario para reorganizar el mundo
simbólico y de tal modo ayudarlo a pasar del orden imaginario al simbólico.
El objeto fóbico es entonces un elemento imaginario que puede funcionar como significante al ser utilizado para
representar todos los elementos posibles del mundo del sujeto. La cura tiene que apuntar a ayudar al paciente a elaborar
todas las diversas permutaciones que involucra el significante fóbico, ayudar al sujeto a desarrollar su mito individual
de acuerdo con sus propias leyes y de este modo agotar todas las posibles combinaciones de elementos significantes
disolviendo la fobia.
En su seminario del ‘68/69, Lacan sostiene que no puede verse en la fobia una entidad clínica, sino una plataforma
giratoria de empalme, algo que hay que elucidar en sus relaciones con aquello hacia lo cual usualmente tiende, a saber:
los dos grandes órdenes de la neurosis y también el empalme que realiza con la perversión. Según Lacan la fobia no es
una estructura clínica sino una vía de acceso que lleva a la neurosis o la perversión. El vínculo con esta última puede
verse en las semejanzas entre el fetiche y el objeto fóbico que son por igual sustitutos de un elemento que falta y sirve
para estructurar el mundo circundante.
Para Lacan la fobia no sustituye nada, no es un síntoma a descifrar. El punto de partida es diferenciar significante y
significado, destacando que la fobia no tiene un significante univoco, tal como lo ha interpretado Freud al darle un
único sentido: caballo significa “padre”. No hay que seguir el despliegue del síntoma en su diversidad de sentidos, de
ese modo otros significantes se unirán para continuar esa diversidad. Lo que interesa es el modo en que el síntoma se
articula a otros significantes, el síntoma puede articularse a un saber, a cierto número de significantes lógicamente
articulados. La lógica que le damos a esa articulación de significantes es la de Mito. Nos orientamos por ciertos
significantes que se producen y se van enganchando, se va armando una cierta lógica del síntoma, una lógica que se va a
complicar porque existe la cuestión del goce, algo que no puede simbolizarse. La fobia es un acontecimiento que viene
en relación al goce que le está siendo coartado.

 Histeria: En el seminario del ‘55/56 desarrolla la idea de que la neurosis tiene estructura de pregunta y en la histeria, el
sujeto se pregunta por su posición sexual ¿qué es ser mujer?, esto vale para los histéricos de ambos sexos. Su
identificación viril es un medio para aproximarse a esa definición que se le escapa, el pene le sirve de instrumento
imaginario para aprehender lo que no logra simbolizar, ella se identifica en un objeto en la medida en que se reconoce
en éste, reconoce allí los índices de su deseo. La pregunta por la procreación es el factor común en la posición femenina
y masculina de la histeria, que se sitúa a nivel simbólico.
El histérico es alguien que se apropia del deseo del otro identificándose con él, por ej. Dora se apropia del deseo del Sr.
K que es desear a la Sra. K. Sin embargo, la histeria solo sostiene el deseo del Otro con la condición de no ser ella el
objeto de ese deseo, la histérica no soporta ser objeto del deseo porque eso haría revivir la herida de la privación.
Cuando el Sr. K le dice a Dora “mi mujer no es nada para mi” en ese momento se le ofrece el goce del Otro y ella no lo
quiere, porque lo que ella quiere es el saber cómo medio de goce, pero para que sirva a la verdad del Amo que ella
encarna como Dora, y esta verdad es que el Amo está castrado. Si el goce del falo domina al amo ¿cómo establecería el
amo esa relación con el saber cuyo beneficio es el reforzamiento del plus de goce? El amo solo puede dominarlo
excluyendo este goce.

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Para la histeria, el Otro es el Otro del deseo, está marcado por la falta y la impotencia para alcanzar el goce. En la
escena de su fantasía de seducción ella no está presente como sujeto sino como objeto, aparece como una reivindicación
al Otro a quien no debe nada, es el Otro quien le debe: “No fui yo, fue el Otro”. Para la histérica, el Otro no tiene falo, si
ella tampoco lo posee debe cumplir la función de ser el falo. La histérica está siempre en la búsqueda de un Amo pero
no para someterse a él, sino para reinar, apuntando a las fallas de su dominación. La histérica estimula el deseo del Otro
y se hurta como objeto, es lo que confiere a su deseo la marca de la insatisfacción.

Histeria Masculina (Tudanca): La particularidad de la histeria masculina es el carácter problemático que adquiere la
cuestión de la identificación simbólica al Ideal. Los emblemas aquí quedan en el lugar de A y el sujeto no los puede
asumir. Un ejemplo de ello es el caso de Pedro, en quien su vida estaba empañada por el “no sé”, mediante este
significante revela la pura división subjetiva, junto con un sentimiento de exclusión del mundo de los hombres. Esta
exclusión está mediatizada por no poder hacer uso de los emblemas que lo incluirían en dicha clase. La dimensión ¿qué
es ser hombre? De la histeria masculina no pasa por la metáfora correspondiente al tercer tiempo del Edipo donde la
metáfora paterna deviene metáfora del sujeto. Simbólicamente ser un hombre es poder asumir un emblema como
metáfora de sí mismo. En el mismo movimiento que su padre le intenta transmitir el significante “esfuerzo” como ideal,
se devalúa por no poderlo sostener sin un refuerzo que es el libro de moral, momento de vacilación paterna que dejará al
sujeto sin posibilidades de utilizar ese significante como metáfora de sí. Posición redoblada por el discurso materno que
lo coloca en el lugar de vago al que hay que ponerle las medias.
La dirección de la cura de la histeria masculina consiste en sacar al sujeto de aquello que lo representa en su pura
división subjetiva (no se) e introducirlo en el camino de la asunción de los emblemas que han marcado su historia. Es
necesario que asuma estos emblemas para poder agujerearlos.

 Neurosis Obsesiva: La pregunta que constituye la NO tiene que ver con la contingencia de la propia existencia, es la
pregunta sobre la muerte que se formula como ¿estoy vivo o estoy muerto? La respuesta del obsesivo es trabajar para
confirmar su existencia y realiza algunos rituales obsesivos porque piensa que de ese modo podrá huir de la falta del
Otro, de la castración del Otro. La pregunta por la existencia tiene también consecuencias en su actitud respecto del
tiempo: una perpetúa vacilación y posposición mientras aguarda la muerte o considerarse inmortal porque ya está
muerto.
Para el obsesivo, el Otro goza, al Otro no le falta nada, es un Otro completo y no desea. El Obsesivo anula el deseo del
Otro para mantenerlo completo, se instala en ese lugar del Otro marcando su deseo por la imposibilidad. En la tentativa
por dominar el goce del Otro para que éste no emerja, el obsesivo no solo anula su propio deseo, sino que pretende
llenar todas las lagunas con significantes para impedir ese goce: no para de pensar, calcular, dudar, etc. La mecánica
que tiene el obsesivo con el deseo es que a medida que intenta acercase al objeto, su deseo se amortigua, hasta llegar a
extinguirse, a desaparecer. El obsesivo resuelve la cuestión de la evanescencia de su deseo produciendo un deseo
prohibido, se lo hace sostener al Otro precisamente mediante la prohibición del Otro, la prohibición está ahí
precisamente para sostener el deseo. Toda emergencia de su deseo es para él ocasión de proyección o temor de
venganza que inhibe sus manifestaciones.
Al situar al Otro como amo el obsesivo termina en una posición de esclavo tratando de engañar a su señor demostrando
las buenas intenciones de su trabajo. Al mismo tiempo se engaña al creer que su trabajo es el que le dará el acceso al
goce.
En el obsesivo ocupa un lugar fundamental el fantasma, cada vez que hablamos de fantasma marcamos su aspecto de
guion, de historia. Es algo que el sujeto articula en una escenificación en la que además se pone en juego él mismo. El
fantasma ocupa el primer plano en los obsesivos, lo confirma esto el lugar que ocupan en ellos las fantasías sádicas.
Dichos fantasmas tienen la característica de permanecer en el estado de fantasmas, solo son realizados de forma
excepcional y sus realizaciones son siempre decepcionantes.
En los síntomas obsesivos, lo que se presenta de forma más transparente son las exigencias del Superyó. El obsesivo
siempre pide permiso y esto es ponerse en la más extrema dependencia respecto del Otro. Lo que trata de obtener en la
hazaña es el permiso del Otro: se infringen tareas duras, agotadoras y por otra parte, las consiguen. Hay en la hazaña
algo que permanece siempre ficticio porque la muerte es aquello en lo que se encuentra el verdadero peligro, no en el
adversario a quien parece desafiar, sino en aquel testigo invisible que es el Otro que está allí como espectador.
El obsesivo tiene dos modos de defensa principales: una cara de compulsión (tomar el instrumento fálico con un valor
lógico de Para todos) y una cara del Otro Completo (busca sostener al Otro en el plano de la demanda). El fin de la
defensa es reconstituir el Otro. Lo inquietante, de lo que hay que defenderse es de la castración del Otro, de su deseo. La
angustia del obsesivo se vincula al deseo del Otro, no soporta ese deseo, tiene que anularlo para constituir Otro
completo. Lo que ha renunciado de goce fálico y de todo goce en la realización de sus escenas se realiza en la
posibilidad de Otro total, un Otro que lo ama, que lo reconoce, que le festeja sus proezas.

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La insistencia de Lacan es que el obsesivo no está acá, nunca vamos a dar cuenta de su deseo interpretándolo acá, sino
que lo esencial de su defensa es que tiene un desdoblamiento, el obsesivo no está nunca en la escena del deseo, está
siempre en otra parte, viendo todo desde el Otro. Esto es lo que Freud llamó Aislamiento, se trata de irse del lugar, de
aislarse de las escenas, el aislamiento es la posición del obsesivo en su deseo. El aislamiento es estar en el palco. El
obsesivo encuentra un modo de goce escópico en el aislamiento.
El obsesivo arrastra a la jaula de su narcisismo a los objetos en los que su pregunta se repercute y domesticando su
voltereta, dirige su homenaje en vivo hacia el palco donde tiene él mismo su lugar, el de Amo que no puede verse. El
obsesivo lleva siempre a los objetos de deseo a un límite extremo que Lacan llama “figuras mortales”.
La intriga del obsesivo es averiguar si él tiene un lugar en el Otro y que se garantice ese lugar.
La causa de toda la defensa obsesiva es la presencia del deseo (del goce dirá después Lacan), la repentina aparición de
ese significante Gran Phi, es un significante solo, que no hace cadena con los demás, significante de goce y de
repetición, de un tipo de goce: Uno fálico. El obsesivo cree tener la clave de todo, todo es valor fálico y no puede haber
nada fuera de ese valor fálico con lo que esté identificado. La defensa del obsesivo es hacer de ese Uno Fálico, ese Uno
todo, equivalente general. La defensa ante el Gran Phi es armarse un Gran Phi degradado, sustituido en empleos, armas,
manejo de dinero, poder, etc. A los fines de conseguir una anulación para siempre, crear un todo donde no vuelva a
aparecer nunca más la sorpresa del Gran Phi, a eso entendemos como compulsión.
El obsesivo se caracteriza también por una posición Oblativa, en la cual resuelve su deseo convirtiéndolo en un don, el
pago de una deuda, etc. Que puede ir desde la extrema generosidad a la avaricia. El obsesivo encuentra un goce en vivir
para pagar y cumplir con lo que demanda el Otro. Si hoy el obsesivo está un poco sacudido, es porque no sabe lo que
demanda el Otro.
El rasgo típico del amor obsesivo se caracteriza por ser erotomaníaco, lo que lo diferencia de la psicosis es que no pone
demasiado empeño en llevarlo hasta el final, siempre algo queda en el orden de la fantasía. Busca ser amado a nivel del
Otro absoluto, de Dios, en su idealización del amor hay algo claramente defensivo. Tiene dos estrategias en el amor: “te
amo aunque no lo quieras”, es un amor que tiende a la completud del objeto; “te deseo aunque no lo sepas”, “me deje en
tu casa los anteojos” es la certeza de ser algo en el deseo del Otro y lo que da esa certeza es la experiencia de un cierto
goce.
El primer paso que debemos dar en el análisis con un obsesivo es constituir el síntoma en su forma clásica, para que el
síntoma salga del estado de enigma el sujeto debe percatarse de que éste tiene una causa (objeto a), solo a partir de ello
es posible que la implicación del sujeto en su conducta se quiebre.
Una de las estrategias utilizadas en la dirección de la cura es el “desdén” que puede ser aplicado mediante el corte de la
sesión, esto desorientará sus resistencias y su coartada hasta entonces inconsciente empieza a descubrirse para él, va a
buscar la razón de tantos esfuerzos.
La procastinación típica del obsesivo puede entenderse bajo la lógica de “cuando muera el Amo todo empezará”. El
obsesivo se caracteriza por Ser Para La Muerte, está en suspenso y esto es lo que debemos mostrarle.
Neurosis Obsesiva Femenina: Damiano toma el caso de Renee llevado adelante por Bouvet para ejemplificar la NO femenina.
La paciente se presenta con dos síntomas principales: Primero, cuando se proponía rezar se le ocurrían frases injuriosas;
segundo, en lugar de la hostia se le representaban órganos genitales masculinos.
El CDE muestra que tras un Edipo normal aparece luego invertido, ella se avergonzaba de su padre y juzgaba superior a su
madre por su inteligencia. Toda persona que se entrometiera en la relación con su madre era objeto de deseo de muerte. Renee
dirige toda su agresividad hacia el analista, reproduciendo su actitud general hacia los hombres.
En este caso, Bouvet analiza el caso de la paciente interpretándolo como un deseo de posesión fálica, como deseo de ser un
hombre. Interpreta que ella quiere destruir su falo y castrarlo e interviene en el sentido de “yo te lo doy” y orienta el análisis en
dirección a lo que cree que la paciente ha querido: ser un hombre. Esta introyección del falo imaginario motivara que Reene
envía a análisis a su hijo como un acting en que la paciente devuelve a su analista el falo que le dio y demuestra que hay otra
cosa en su deseo que debió haber sido considerada.
Desde la orientación lacaniana, el problema no es tanto el deseo de posesión fálica del sujeto, sino el deseo del Otro, en este
caso de la madre. Es tanto percibe el deseo de la madre que dirige su hostilidad hacia los hombres porque son el falo al que se
dirige el deseo de la madre y entra con ellos en una agresividad mortífera para destruir el deseo del Otro. Al querer presentarse
como si tuviera lo que sabe que no tiene hace de su feminidad una máscara (los zapatos por ejemplo que causan el deseo de los
hombres, deseo que como no lo soporta, lo degrada). Tanto para el hombre como para la mujer obsesiva, el problema no es
tenerlo o no tenerlo, sino serlo. La indicación técnica respecto de la dirección de la cura en la NO femenina es no legitimar la
envidia del pene, es solo a partir de subjetivar en el análisis que no es el falo que su posición se normalizará-.

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 Perversión: Lacan caracteriza la estructura perversa de dos modos principales:
Operación de renegación, el perverso reniega la castración, percibe que la madre carece de falo pero se niega a aceptar la
realidad de esa percepción traumática. De modo que, el niño se identifica con el objeto imaginario de deseo de la madre, es
decir, con el falo. Esto es evidente en el fetichismo, donde el fetiche es el sustituto del falo faltante en la madre. Se identifica
con el fetiche, el da el soporte para realizar su fantasma sin angustiarse, no tiene función erotizante sino desangustiante.
La pulsión, la perversión es también un modo particular que el sujeto tiene de posicionarse en relación a la pulsión. En la
perversión, el sujeto se sitúa como OBJETO DE LA PULSION, como el medio para el goce del Otro. El perverso asume la
posición de objeto-instrumento de una voluntad de goce que no es suya sino de Otro. Encuentra goce precisamente en la
instrumentación, en trabajar para el goce de Otro. El perverso lleva al límite el intento de ir más allá del Principio de Placer, va
tan lejos como puede en la senda del goce.
Desde el punto de vista del desarrollo genético la perversión está en el mismo nivel que la neurosis ya que ambas han alcanzado
el tercer tiempo del Edipo. Mientras que la neurosis tiene estructura de pregunta, la perversión se caracteriza por la falta de esta
pregunta, el perverso no duda de que sus actos sirven al goce del Otro.
En el perverso el deseo se caracteriza por un “voluntad de goce”, se presenta sabiendo sobre el deseo y el goce.
El goce del perverso se procura sin pasar por el deseo del Otro, aboliendo la corriente de la ternura, el consentimiento con el
deseo del partenaire eliminan la satisfacción.
 Psicosis: Es definida como una de las tres estructuras clínicas caracterizada por la operación de la forclusión. En esta
operación, el NDP no es integrado al universo simbólico del psicótico (es forcluido) y con el resultado de que en el
orden simbólico queda un agujero. El inconsciente está presente pero no funciona. De modo que la estructura simbólica
resulta de una cierta disfunción del complejo de Edipo, una falta en la función paterna.
En la década del ’70, Lacan reformula su enfoque de la psicosis en relación al Nudo Borromeo. Mientras que en la
neurosis estos tres anillos están eslabonados, en la psicosis se sueltan. Sin embargo, esta disociación psicótica puede
evitarse con una formación sintomática que actúa como cuarto anillo, el Sinthome.
Es también el énfasis en el orden simbólico lo que lleva a Lacan a valorar por sobre todo los fenómenos lingüísticos de
la psicosis, fundamentales para su diagnóstico. Dentro de estos fenómenos es posible encontrar holofrases y
neologismos, estos últimos pueden ser palabras totalmente nuevas, o palabras ya conocidas pero redefinidas. Los
neologismos son de significación intransmisible, no pueden transmitir lo que significan como efecto un efecto de
cadena rota, tiene una significación plena que inunda, que no remite a otra significación, solo a sí misma (el significante
no está encadenado).
Otro tipo de fenómeno del lenguaje es el que se relaciona a los mensajes interrumpidos que el sujeto debe completar,
frase inconclusa que se completa con algo ofensivo para el sujeto. El fenómeno alucinatorio le presenta al sujeto al
Prótasis del mensaje (parte de una frase que por sí sola no alcanza a tener significación) y el sujeto completa el mensaje
con una Apódosis (parte del mensaje que cierra la significación) que le agrega lo insultante al mensaje.
Lacan atribuye estos trastornos a una falta en el psicótico de una cantidad suficiente de Puntos de almohadillado, lo cual
significa que la experiencia psicótica se caracteriza por un deslizamiento constante del significado bajo el significante.
Esto constituye un desastre para la significación, hay una continua cascada de los retoques del significante de la que
procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcanza el nivel en el cual significante y significado se
estabilizan en la metáfora delirante.
Si el neurótico habita el lenguaje, el psicótico es poseído, habitado por él.
Es el traumatismo del significante lo que obliga al psicótico a una invención subjetiva, una invención de sentido, hacer
algo con lo que hay, el sujeto está condenado a ser un inventor, a instrumentalizar el lenguaje.

 Esquizofrenia: Cuando el objeto causa de deseo (a) ingresa en la cadena significante se rompe la cadena y produce una
diversidad de S1, lo representan al sujeto una cantidad de significantes amo. Se presenta el efecto de lenguaje de
órgano, el esquizofrénico no puede organizar su cuerpo, esto es consecuencia de que los significantes no pueden
regular el goce y ese goce se localiza en un órgano o función. Cuerpo como otro, un cierto número de órganos pasan
fuera del cuerpo, tienen su propia vida. El esquizofrénico está obligado a inventarse un discurso como recurso para
poder hacer uso de su cuerpo. La memoria esquizofrénica se caracteriza por ser puntual, no puede resignificar su
historia.
Su mundo se orienta al interior, su fenómeno elemental se localiza en el cuerpo, hay una introversión de la libido que se
retira del mundo y se dirige hacia su cuerpo. El delirio está pobremente articulado, tiene una falta de coherencia.
Presenta fenómenos de despersonalización e interceptación de pensamientos que interrumpen el discurso.

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 Paranoia: el goce queda localizado en el Otro convirtiéndose en una amenaza para el sujeto. Su mundo se orienta al
exterior, el fenómeno elemental se localiza en el discurso. El delirio es masivo y se hace sistemático. Presenta
fenómenos de imposición de ideas.

 Desencadenante: el NDP debe ser llamado a operar y que éste no se encuentre en la estructura, lo cual generará
problemas en el registro de lo imaginario desestabilizando la relación entre significante y significado. El NDP simbólico
es llamado a operar por un Padre Real que se situé en posición tercera respecto de una relación a-a’ (yo-objeto).

 Delirio: En términos lacanianos, al paranoico le falta en NDP y el delirio es el intento de llenar el agujero que este
significante ha dejado en el universo simbólico. Es el intento del paranoico por curarse, por sustraerse del derrumbe del
universo simbólico a través de la formación sustitutiva.

 Nombre-del-Padre: es en el NDP donde debemos reconocer el soporte de la función simbólica que desde los inicios de
la historia ha identificado su persona con la figura de La Ley. El NDP es el significante fundamental que permite que la
significación proceda normalmente. Este significante fundamental otorga identidad al sujeto (lo nombra, lo posiciona en
el orden simbólico) y también significa la prohibición edípico.

 Forclusión: Cuando el NDP esta forcluido deja un agujero en el orden simbólico que es imposible de llenar, se puede
decir entonces que el sujeto tiene una estructura psicótica. Cuando el NDP forcluido reaparezca en lo real, el sujeto no
podrá asimilarlo y el resultado de esta colisión con el significante inasimilable será la entrada en la psicosis propiamente
dicha. La forclusión debe diferenciarse de las operaciones de Represión, Negación y Proyección.
En la Represión el significante forcluido queda enterrado en el inconsciente, no está expulsado como en la forclusión.
En la negación, se niega un significante cuya existencia ha sido previamente registrada.
En la proyección (es para Lacan puramente neurótica) el proceso se dirige de adentro hacia afuera, mientras que en la
forclusión el elemento forcluido retorna desde afuera.

 Demanda en psicosis: Proviene de la forclusión del NDP, espera que el analista haga emerger una significación que no
puede surgir por esta forclusion, es una significación en suspenso que le resulta amenazante.

 Metáfora delirante y transferencia en psicosis: El analista asume la posición de significante estabilizador, lo


importante es que esté ahí, que no se vuelva perseguidor, sino garante de un orden para ese sujeto, el garante es algo
muerto, imitar al significante, con eso se consigue una detención, efecto de pausa. El delirio toma impulso a partir de la
introducción del SSS porque la palabra de éste va a ser utilizada para producir la significación que le falta , construir
una metáfora que produzca significación, que sustituya la metáfora paterna, esta metáfora basta para dar función a la
palabra y reorganizar el campo del lenguaje. Pero el goce sigue desencadenado, para vérselas con ello el analista tiene
que encarnar la transferencia, a través de ella el psicótico se ofrece al analista como objeto de su goce, el analista deberá
desalojar al paciente de allí mediante maniobras: una de ellas es el silencio que pone trabas a las maniobras del paciente,
se opone a ella, producir mediante la significación de este rechazo un vacío evacuado de todo goce, un lugar donde el
goce está prohibido para que el sujeto del significante se aloje en él. Debe reintroducirse ese goce en el discurso
analítico. El silencio es una abstención cuando el analista es llamado a ocupar el lugar de Otro, como saber en lo real,
este silencio deja libre al campo para la construcción del delirio. Esto coloca al analista en la posición de testigo que
presenta un no saber, un vacío, en el que el sujeto podrá colocar un testimonio.

 Punto de almohadillado: las puntadas del punto de almohadillado son los lugares donde la aguja del colchonero ha
trabajado para impedir que una masa informe de material de relleno se mueva libremente. Son los lugares en que se ata
significante y significado. Lacan utiliza este término en su seminario de Psicosis para expresar el hecho de que a pesar
del deslizamiento continuo del significado bajo el significante, en el sujeto neurótico hay sin embargo ciertos puntos de
fijación entre el significado y significante donde el deslizamiento se detiene temporariamente. Se necesita un mínimo de
tales puntos para que una persona sea llamada “normal”, cuando no están establecidos o ceden estamos en el campo de
la psicosis. Esto explica porque en la psicosis, significante y significado se presente en una forma completamente
dividida.
El punto de almohadillado es entonces el punto en la cadena significante en el que el significante detiene el movimiento
de otro modo intercambiable de la significación y produce la ilusión necesaria de un sentido fijo.

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 Nudo Borromeo: Es un grupo de tres anillos eslabonados de modo tal que si se corta uno los tres se separan. En su
seminario del ´74/75 Lacan emplea este nudo para ilustrar la interdependencia de los tres órdenes RSI, cada anillo
representa un orden de modo que ciertos elementos pueden ubicarse en las intersecciones. En el ´76 Lacan describe a la
psicosis como un nudo Borromeo desatado y postula que en algunos casos esto se pude impedir añadiendo un cuarto
anillo, el Sinthome que mantiene juntos a los otros tres.

 Sinthome: Designa una formulación significante que está más allá del análisis, es inanalizable, un núcleo de goce
inmune a la eficacia de lo simbólico. Lejos de pedir alguna disolución analítica, el Sinthome es lo que permite vivir al
PERMITIR UNA ORGANIZACIÓN SINGULAR DEL GOCE. De modo que la tarea del análisis es llevar al analizante
a la identificación con el Sinthome.
En sus seminarios del ‘75/76, amplía su teoría del nudo Borromeo al añadir el Sinthome como cuarto anillo en la triada
de lo RSI, con lo cual se mantiene unido un nudo que constantemente amenaza con desatarse. Realiza en este seminario
una lectura del Joyce como un extenso Sinthome. Enfrentando en su niñez con la carencia del NDP, Joyce logró evitar
la psicosis desplegando su arte como suplencia, como cordel suplementario al nudo subjetivo. El texto joyciano entraña
una relación especial con el lenguaje, su remodelación destructiva como Sinthome, la invasión del orden simbólico por
el goce privado del sujeto. Al rechazar cualquier solución imaginaria, pudo inventar un nuevo modo de usar el lenguaje
para organizar el goce.

 Interpretación: Lacan sostiene que las interpretaciones analíticas no deben estar dirigidas a descubrir un significado
oculto, sino a desbaratar el sentido, a reducir los significantes SIN-SENTIDO para encontrar los determinantes de la
conducta del sujeto. De modo que la interpretación invierte la relación entre significante y significado, hace surgir
significantes irreductibles que son sin sentido.
Lejos de ofrecer al analizante un nuevo mensaje, la interpretación debe servir para permitir que él oiga el mensaje que
está dirigido inconscientemente a sí mismo. La palabra del analizante siempre tiene otros sentidos además de los que él
pretende conscientemente comunicar. El analista juega con la ambigüedad de la palabra del analizante, sacando a la luz
sus múltiples sentidos. A menudo, la mejor manera de lograrlo es que la interpretación también sea ambigua, al
interpretar de este modo, el analista le devuelve al analizante su propio mensaje, en su forma verdadera, invertida.
La interpretación es un RECURSO TACTICO que permite que el analizante continúe hablando cuando se bloque el
flujo de las asociaciones. Para proceder el analista tiene que tomar la palabra del analizante en su sentido literal, leer el
discurso como si fuera un texto, atendiendo a sus rasgos formales, a los significantes que se repiten. De allí las
advertencias de Lacan sobre los peligros de la comprensión “cuanto menos se comprende mejor se escucha”, en la
comprensión se trataría de adecuar la palabra del otro a una teoría preformada.
Suarez:
Interpretación:
La interpretación es un uso particular del poder de la palabra del que hace uso el dispositivo analítico. La enseñanza de Lacan
plantea un uso inédito de la palabra en análisis. La interpretación solo será eficaz a condición de que no constituya una orden,
una información o una demanda. ES UNA PALABRA QUE ESCLARECE, REVELA, DESCIFRA porque es portadora de un
poder que solo se ejerce si no se lo utiliza desde el lugar del Amo. La interpretación solo es posible si se haya un sentido en
juego.
Eficacia de la interpretación en la cura: que la interpretación sea eficaz significa que tiene efectos, en la clínica psicoanalítica
esta eficacia puede ser constatada en cada uno de los TRES MOMENTOS DE LA CURA analizando las consecuencias del
decir del analista:
1. Precipitación del síntoma e instalación de la transferencia: Una primera interpretación funda la razón de la eficacia de
todas las interpretaciones posteriores, es una interpretación que instala la transferencia. Esta interpretación inaugural

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hará que el paciente considere de otro modo sus síntomas, lo considerará como efecto de una causa que pude encontrar
hablando. La interpretación lo hace pasar de la queja a la pregunta, tiene como efecto una rectificación subjetiva en la
histeria y una rectificación del sujeto con lo real en la neurosis obsesiva. Se introduce al sujeto en la creencia del
inconsciente, se instala la pregunta del sujeto por su deseo, el síntoma se vuelve interpretable. La eficacia de la
interpretación aquí es la instalación del SSS.
Desde el punto de vista terapéutico habrá alivio de la angustia sin levantamiento del síntoma, esto es el resultado de que
el sujeto deja de estar en la indeterminación, es una interpretación que le otorga una nueva posición, la de Analizante.
2. Asociación libre e interpretación significante: este momento se caracteriza por la verificación de la existencia del
Inconsciente, debemos obtener la revelación de las falsas respuestas que se le ha dado al deseo a lo largo de la historia
del sujeto para resolverlo. La eficacia de la interpretación resulta aquí en revelar al sujeto cual es el significante que lo
retiene en la vía de su deseo, para ello es necesario que la interpretación de en la tecla con el significado del significante
reprimido y en lo singular dado que no hay interpretación estándar. Eso que se revela es un significante sin sentido que
ha significado al sujeto, le ha otorgado una posición fija y lo ha hecho sufrir. Es una pequeña lista de significantes que
la interpretación hará cambiar de estatuto y ya no producirán efecto de significación en el sujeto. El analista debe
asegurarse de que estas interpretaciones no lleven a que el sujeto se identifique ante el vacío de significación con la
palabra del analista. Pero esta modalidad de interpretación no agota la x del deseo del sujeto.
El efecto terapéutico estará dado por el relanzamiento del deseo, disponibilidad libidinal.
3. Destitución del SSS y lo indecible: La interpretación se dirige al punto indecible del ser. Ya no se trata de una
interpretación que dé en la tecla, sino de costado, porque dar justo era un término aplicado al significante y ahora nos
encontramos en el campo del deseo que no tiene significante. La interpretación aquí implica un rodeo del objeto y la
producción de un corte entre el significante y el objeto. La eficacia de la interpretación es producir la caída del SSS, el
analista va a pasar a encarnar la posición de objeto.
En este momento, más que un efecto terapéutico, el sujeto se encontrará con un duelo de lo que ha sido para él causa de
su deseo. Al confrontar al sujeto con lo imposible de decir, se lo confronta con lo imposible de tener, es en efecto un
duelo por lo que nunca se tuvo.
 Construcción: El analizado debe ser movido a recordar algo vivenciado y reprimido por él, en analista debe deducir lo
olvidado desde los indicios que esto ha dejado tras sí, tiene que construirlo. Se construye mediante el completamiento y
ensambladura de los restos conservados. El analista hace una pieza de construcción y la comunica al analizado para que
ejerza un efecto sobre él. Freud nos dice que no produce daño equivocarnos y presentar una construcción incorrecta,
debemos estar atentos a los indicios de la reacción del paciente a la comunicación de nuestras construcciones, no
aceptar un pleno “no” o “si”, este último adquiere valor cuando es seguido por corroboraciones indirectas: cuando se
produce nuevos recuerdos que complementar la construcción.
La interpretación, en cambio, se refiere a lo que uno emprende con un elemento singular del material: ocurrencia, acto
fallido, etc.

 Esquema L:
S α La relación simbólica entre el A y el
Sujeto esta siempre bloqueada por el
Especular Relación imaginaria eje imaginario. Como tiene que
Atravesar la imaginaria pared del
α’ A lenguaje el discurso del Otro llega al
Sujeto en una forma interrumpida e invertida. El esquema ilustra la oposición
entre lo imaginario y lo simbólico. Esto tiene una importancia practica en la cura ya que el analista debe intervenir en el registro
de lo simbólico y no en el imaginario.
 Fin de análisis: Para Lacan resulta posible hablar de la conclusión de un análisis. Aunque no todos los análisis son
llevados hasta su término, la cura es un proceso lógico que tiene un fin. Es necesario distinguir entre fin de análisis y
meta del tratamiento psicoanalítico. La meta de la cura es llevar al sujeto a articular la verdad sobre su deseo. La
cuestión del fin del análisis se trata de si ha llegado o no a su punto final lógico. En el ´64 describe al final del análisis
como el punto en el que se ha atravesado el fantasma radical, y en la última década de su enseñanza caracteriza al final
del análisis como la identificación con el Sinthome y como saber qué hacer con el Sinthome.

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Todas sus ideas sobre el fin de análisis rondaron siempre sobre un CAMBIO EN LA POSICIÓN SUBJETIVA DEL
ANALIZANTE (su destitución subjetiva) y un cambio correspondiente a la posición del analista, la caída del analista de su
posición de SSS, en el fin del análisis el analista es reducido a un mero resto, un puro Objeto α, causa del deseo del analizante.
Aunque la cura analítica supone la resolución de la relación transferencial con el analista, la transferencia en si subsiste aun
después del fin del análisis.
El fin del análisis no es la desaparición del síntoma, ni la cura de una enfermedad subyacente, puesto que el análisis no es
esencialmente un proceso terapéutico sino una búsqueda de verdad y la verdad no siempre es benéfica.
 Sujeto Supuesto Saber (SSS): El SSS no designa al analista mismo, sino una función que el analista puede llegar a
encarnar en la cura. Solo cuando el analista es percibido por el analizante como encarnando esta función puede decirse
que se ha establecido la transferencia, es SSS es el pivote donde se articula la transferencia ¿qué tipo de saber se
presupone al analista? Se supone que sabe aquello de lo cual nadie puede huir, la significación. ¿supuesto para quién?
Es supuesto por el Significante que lo representa para otro significante. Se suele suponer que el analista sabe el sentido
oculto de las palabras del analizante, las significaciones que desconoce la misma persona que habla. Es necesario
destacar que este Supuesto Saber no engloba específicamente a la persona del analista, el SSS no es real, el supuesto
saber es un error subjetivo inmanente para la entrada en análisis. El analista presta su persona para encarnar este SSS
pero no debe identificarse a él, su posición debe ser de Docta ignorancia, un saber que consiste en conocer sus límites.
El fin de análisis llega cuando el analizante deja de suponerle saber al analista, de modo que éste cae de la posición de
SSS.
Algoritmo de la transferencia:
S Sq S es el significante de la transferencia, un sujeto.
s (S1, S2…Sn) s representa el sujeto que surge de este significante,
Entre paréntesis está el saber supuesto de los significantes en el inconsciente. Ese sujeto
supone un cierto saber (significantes) que son dirigidos hacia la persona del analista (Sq).
Es claro que el analista no sabe nada del saber supuesto, el Sq no tiene nada que ver con los S de la segunda cadena. La
articulación del significante de la transferencia (S) con el significante cualquiera del analista (Sq) tiene como efecto la
producción del sujeto, aquello que un significante representa para otro significante. El psicoanalista elige el lugar del no
saber.

 Transferencia: En “Iniciación de un tratamiento”, Freud destaca que la interpretación solo es posible a partir del
momento en que se instaura la transferencia en la cura.

El pensamiento de Lacan sobre la transferencia atravesó varias etapas. Para Lacan, aunque la transferencia a menudo se
manifiesta en forma de afectos particularmente fuertes, como el amor y el odio, no consiste en tales emociones, sino en
la estructura de una relación intersubjetiva. Esta definición estructural de la transferencia permanece constante a lo largo
de sus obras. Sitúa le esencia de la transferencia en lo simbólico y lo principal allí es el amor al saber.
En su seminario del ’56, identifica un costado simbólico de la transferencia con la compulsión a repetir, la insistencia de
los determinantes simbólicos del sujeto. La transferencia tiene un costado también imaginario que es el de las
reacciones afectivas de amor y agresividad. En su aspecto simbólico, contribuye al progreso de la cura al revelar los
significantes de la historia del sujeto, mientras que en su aspecto imaginario actúa como resistencia.
En su seminario del ’60, Lacan establece que durante la cura, el analizante ve al analista como su objeto de deseo a
partir de la transferencia.
En el ’64 vincula la transferencia con el SSS.

 Ética: Los problemas éticos convergen en la cura psicoanalítica desde dos lados: el lado del analizante y el lado del
analista. Del lado del analizante están el problema de la culpa y la naturaleza patógena de la moral civilizada. En sus
primeros trabajos, Freud concibe un conflicto básico entre las exigencias de la moral civilizada y las pulsiones sexuales
del sujeto. Desarrolló además sus ideas sobre la naturaleza patógena de la moral en su teoría de un sentimiento de culpa
inconsciente y en su ulterior concepto del Superyó.
Del lado del analista, el problema consiste en cómo tratar con la moral patógena y la culpa inconsciente del analizante y también
con toda la gama de problemas éticos que pueden surgir en la cura.

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Estas dos fuentes de problemas éticos plantean dos interrogantes al analista: Primero, ¿Cómo responder al sentimiento de culpa
del analizante? No es el modo de responder desculpabilizarlo, ni intentando atenuar sus sentimientos de culpa, tampoco
analizándolos ni haciéndolos desaparecer. Lacan nos dice al respecto que el analista debe tomar en serio el sentimiento de culpa
del analizante, pues en el fondo siempre que el analizante experimente culpa, ello se debe a que en algún punto ha cedido en su
deseo. Por lo tanto, cuando el analizante se presenta con un sentimiento de culpa la tarea del analista consiste en descubrir
Donde el analizante ha cedido en su deseo.
Segundo ¿Cómo ha de responder el analista a la moral patógena que actúa a través del superyó? Esto implica inevitablemente la
adopción de una posición ética del analista que se revela por el modo en que formula la cura. La ética analítica de Lacan
relaciona acción y deseo y la resume en una pregunta ¿has actuado en conformidad con el deseo que te habita? El contraste a
esta ética es la ética tradicional. Esta última, gira en torno al concepto de Bien y propone diferentes bienes que compiten entre sí
por la posición de Bien Supremo. Pero le ética psicoanalítica ve al Bien Supremo como un obstáculo en la senda del deseo, es
necesario un repudio radical a cierto ideal del Bien. La ética psicoanalítica rechaza todos los ideales, incluso los de felicidad y
salud. Por lo tanto el deseo del analista no puede ser curar o hacer el bien.
En segundo lugar, la ética tradicional ha tendido a vincular siempre el bien con el placer, pero la ética psicoanalítica revela una
duplicidad en el placer que cuando se atraviesa su límite, el placer se convierte en dolor.
Tercero, la ética tradicional gira en torno al servicio de los bienes que antepone el trabajo y una existencia segura y ordenada a
las cuestiones del deseo. Le dice a la gente que hagan aguardar sus deseos. La ética psicoanalítica fuerza al sujeto a enfrentar la
relación entre sus acciones y su deseo en la inmediatez del presente.

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