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¿Por qué elegí este tema?: Es un concepto que vengo evitando atravesarlo en profundidad a lo
largo de lo que voy de la carrera, y me parece de suma importancia a la vez para la clínica
actual. Haber elegido este tema, me ayudó a llevarlo mucho a mi análisis propio, claramente
algo, un no sé qué, me atraviesa de esto. Asimismo, conozco algunas personas (recibidas hace
bastante tiempo) que consideran que los llamados “ataques de pánico” y manifestaciones
similares (muy de la época) no pueden ser abordados desde el psicoanálisis, a pesar de ser
persona que aman a Freud, el psicoanálisis, etc. Piensan que muchas de las manifestaciones
actuales, como el “ataque de pánico” tienen que ser abordadas desde prácticas como la TCC.
Empezando por la conceptualización de angustia: Empiezo por un breve recorrido por Freud,
ya que es a quien luego Lacan relee y va un poco más allá con el concepto.
FREUD: aborda la temática de la angustia, en principio para trabajar las neurosis actuales
(neurosis de angustia, neurastenia e hipocondría) donde la etiología también es sexual pero no
pertenece al pasado y no es psíquica sino somática. Freud antes consideraba a la angustia
como una reacción general del Yo bajo las condiciones del displacer. Libido/excitación sexual
desautorizada por el Yo o no aplicada hallaba una descarga directa en la forma de angustia. Se
consideraba que la libido de una moción pulsional sexual reprimida era lo que causaba
angustia. Represión – Angustia. La fuente de excitación es el factor desencadenante del
trastorno.
Es Actual: porque hay ausencia de mediación como desplazamientos, condensación, etc, que
formen un síntoma psiconeurótico.
I.S.A:
Para Freud empieza a tratarse de un “afecto”. El Yo es quien registra ese afecto. La angustia no
pertenece a ninguna de las instancias psíquicas. No pertenece al Yo, ni al Superyó, ni al Ello, ni
a la realidad, aunque al mismo tiempo tiene vínculo con todas ellas. Quien ocasionalmente
puede almacenar en su memoria algo de su cualidad distintiva es el Yo, “El Yo es el genuino
almácigo de la angustia”. El Yo registra la angustia que se emite como una señal de peligro
desde alguna de las instancias. Para Freud la angustia tiene su sede en el Yo.
La angustia tiene un vínculo con la expectativa, es angustia ante algo. La angustia es ante todo
algo. Lleva un carácter de indeterminación y ausencia de objeto.
Angustia neurótica: Es ante todo un peligro del que no tenemos noticia. Un peligro pulsional
(interno). El Yo se defiende del peligro pulsional con ayuda de la reacción de angustia.
Ej: Caso Juanito (Hans) ante el peligro de la castración (posible peligro frente a la perdida de
objeto), se produce angustia señal (anticipación de un posible peligro), moviliza la represión
(evitación) y crea una representación sustitutiva, creando así el síntoma. Síntoma: La
indeterminada (luego determinada) angustia frente al caballo. Inhibición: incapacidad para
andar por la calle (limitación que el Yo impone para evitar la angustia) + miedo (al caballo). No
poder salir de la casa por miedo a que el caballo lo muerda.
Se observa con el ejemplo del caso Juanito que: La angustia frente a la castración funciona
como el motor de la represión. Ahora para Freud es la angustia la que genera represión.
Cuando falla la angustia señal, hay angustia traumática, perturbación por el incremento de las
magnitudes del estímulo, provoca un desborde psíquico, irrupción de lo no ligado, lo que no
tiene representación (no tiene contenido psíquico). Desde un decir más Lacaniano, es quedar a
merced como objeto causa del deseo del Otro. La angustia traumática implica la caída del
objeto en su lugar de tapón de la castración del Otro; el objeto deja de estar velado.
LACAN: El afecto de angustia es consecuencia del avance del registro de lo real por sobre lo
imaginario (es decir, el cuerpo). Para Lacan la sede de la angustia es el cuerpo. La angustia es
como un afecto que NO ENGAÑA. El significante engendra un mundo, el mundo del sujeto que
habla, cuya característica esencial es que en él es posible ENGAÑAR. Necesario para la
constitución de un mundo: el significante como posibilidad de engaño. LA ANGUSTIA
FUNCIONA COMO CORTE. Corte que abre y deja aparecer lo inesperado. Es a partir de la
angustia que se puede tomar cualquier orientación. La angustia como LO QUE NO ENGAÑA, lo
fuera de duda (la certeza). La angustia escapa al juego del engaño creado por el significante
(que es la huella del sujeto en el curso del mundo). La angustia es sin significantes, un agujero,
un indecible. (los significantes y el fantasma nos dan una red en que sostenernos)
Para Lacan, hay una estructura de la angustia: está ENMARCADA. Hay angustia cuando surge en
este marco lo que ya estaba ahí, pero estaba velado. Básicamente cuando se presentifica el
objeto (a). “La angustia no es sin objeto (a)”. “Objeto” no especular, que no aparece nunca en
la realidad más que como falta o como punto de fuga. Dicho de otro modo, no es de acá ni de
allá, no está adentro ni afuera, está en los bordes. Y para eso Lacan inventó su neologismo,
éxtimo, que quiere decir: a la vez “intimo”, “extraño” y “exterior”.
La angustia tiene una relación esencial con el deseo del Otro (pensar en el grafo del deseo,
explicación de patricio), frente al cual no hay respuesta. ¿Qué es lo que el Otro quiere de mí?
(¿Che vuoi?) Una forma de responder del neurótico frente a esto es mediante el fantasma
(fantasía incc), con el cual se arma una escena, donde yo soy el objeto que el Otro quiere
(velando la castración del Otro). Escena con la cual se sostiene el deseo, y se vela al objeto (a)
por la identificación con él. El sujeto se identifica al objeto (fading). Por lo que podríamos decir
que, cada vez que tambalea el fantasma (fantasía, incc), se desarma la escena, deja de
funcionarle como “respuesta”, aparece ese momento de angustia, se presentifica el objeto
(a) que estaba velado. Se cae el objeto que funcionaba como tapón de la castración del Otro.
LOMBARDI: La angustia es la sensación del ser hablante ante un llamado de lo real. Es una
sensación displacentera que señala un real (a→$). Real que pugna por despertarlo, por impedir
que siga soñando su realidad cotidiana en el marco dado por sus fantasías. Ese real le
concierne íntimamente en un punto en que no se reconoce (Extimo). La angustia le concierne
con certeza en su esencia de ser capaz de elegir, le abre opciones (huir, quedarse quieto,
afrontar). La angustia señal lo convoca al acto. La acción (acto) toma prestada (arranca) la
certeza de la angustia. No hay acto sin pasar por la angustia.
Lectura de la angustia en la actualidad: hace del angustiado de nuestros días un consumidor
de fármacos que desconoce lo que la angustia puede representar como disposición que
concierne al ser hablante en su relación con el deseo, el acto, la satisfacción, que son
coordenadas éticas. En esta versión, el angustiado no participa en cuanto ser que puede elegir,
entonces, no hay nada que elaborar. Esta versión conviene al orden del capitalismo, en el que
el hombre profundiza su condición de consumidor de objetos y pasatiempos que cierran las
preguntas sobre los fundamentos del sistema en que se asienta hoy la existencia del ser.
Freud: la terapia analítica tiene dos etapas, una primera donde la libido es esforzada a pasar de
los síntomas a la transferencia y concentrada en el analista como objeto (a) y una segunda
donde se apunta al desprendimiento, la separación del analizante de ese objeto.
Travesía x el fantasma: Relatar las fantasías en el análisis es ya abrirlas al corte. Corte que forma
parte de las consecuencias de la regla fundamental. “no es lo mismo jugar mentalmente con la
fantasía que hablar de ella”. Hablar de ella en las condiciones del análisis, es para el neurótico,
ofrecerla al corte. El atravesamiento de la fantasía es la asunción de la castración, el
afrontamiento de ciertas condiciones exigidas por la acción, que aún asi tiene efectos
irreversibles, no asegura para nada que el analizado no vuelva a su realidad enmarcada por la
fantasía.