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La orientación de la estructura y las operaciones del analista.

¿Cuál es el objeto del psicoanalisis?

no es la imagen,

que hablamlaso duando decimos pulcion, de un cuerpo no reductuble al organismo.

lo que produce ene l cuerpo lo que llammos pucion, es una resonancia del icc, hablar de
pulsión implica hablar algo u concierne al cuerpo a una energía zona erógena. o real.

son fuerzas que están ligaas al representante pulsional, esto es las palabras que llegan del
otros, no es un insinto gestado ene lmoviimento de un organismo,

con lacan cuando dice mis 3 no sons sus 3 se refiere al atgorimo que regula su eneseñanza, su
paradigma es el rsi, el cual se desplega con el estadio del espejo.

la función del conocimieno del yo es una función de desconocimiento, con esto es excomunión de
la internacional psicoanalítica.

cuestiono la degradación imaginaria del psicoanalaisis, propone la tesis como aforismo, el icc esta
estructurado como lenguaje, referiendose a la lengia hablaa, allí introduce, con la lingüística la
distinción de significante y significado, trabajando la logica que constituye el saber icc, hablara de
el concepto de sujeto dividido, entre cc y icc, significante y objeto, objeto a. un sujeto dividido
entre lo que dice y sabe y hablara de un sujeto de la pulsión, acéfalo, que no govierna y en tanto
es pulsión esta deterinado por la primera palabra el otro, en lo inicios del sujeto; el sujeto del
fantasma, y tambien de la estructura , que es el nudo borromeo, donde utiliza la teoría de los
nudos, toando a borromeo, ningún anillo penetra al otro, (restrictiva,) cualquiera que cortemos,
se separa.

es lo real e la estructura que nos habita, copuestas por 3 dimensiones, efectos que somos
habirados por el lenguaje, anudados determinan efectos, el primero es nombrarnos como
parletres, icc y s del icc, constiuido por un icc (simb) anudadoa lo real y lo imaginario.
esto comparte Freud y lacan. este ultimo produce una extencion y en algunos casos cuestiona, por
ejemplo la castración como amenaza imaginaria. sino es una oportunidad, ya no se trata de la
castarcion del órgano sino del otro que esta en los orígenes de los sujetos, para este la prohibion
del incesto es tanto para la madre e hijo. esta es la castración simbolica del otro.

según el borromoeo los 3 registros son impresindibles, cuando lacan trabaja la psicosis, se hizo el
diagnostioc por la perdida del registro imaginario.

cada uno de esos registros podemos llamarlos los nombres del padre
vida en el capo de lo real

simbolico, muerte, porque el signiicante a diferencia del signo, renvia a otro significante, el signo
envía el significante a su significado y todo el signo a su referente es decir, con un significante
enviamos a otro en ausencia del refente solo el parletre puede nombrar la ausencia(muerte).

s<>d sujeto acéfalo en relación a la demanda pulsional del otro, es quien trasite.

en el lugar del ello, no es el instito una fuerza natural, sino algo que se origina en el cuerpo
marcado por el lenguaje.

cuanto de lo psíquico modifica el organismo. lo que lleg del otro modifica el cuerpo

super yo A quien mejo trabajo el super yo fue Klein.

este sy es el lugar de los mandatos.

desde el ello esta la tentación, en los dos casos esta el goce.

el icc no esta habitado por afectos, solo tiene representantes de la represntacion- significantes-
significnates del signos. saber del icc.

un saber es un conjunto articulado de significantes.

al ser un conjunto de elementos discretos, es una logica de incompletud

lo que quda fuera del conjunto es el falo simbolico, es aquel que dice no sos otro completo, esa
incopletud del otro es el lugar desde donde uno tiene que retirarse, ejemplo.
la castración es condición del surgimiento del deseo, un sujeto habitao por un conjunto llamado
incc inspirado por el lenguaje habitado por una falta que impulsa el deseo. falta propiciatoria.

la escencia del hombre es el deseo, el hombre no es un ser sino un serse. ese afán lo leva amar
inventar

el ello y sy son tópicamente icc, lacan los descrie un icc como estructurado como lenguaje cuya
incompletud implica ue se a producdo operaciones de perida de goce, como dejar de ser el falo.
esta perdida vale para cualquiera de las pulciones.

las marcas de la cultura implican perdida de goce. es un colador de goce y lo libera y pasa a
constituir un ideal del yo.

layan iferencia sy de iy. que si no se convierte en idealización es propiciatorio.

un mandato puede convertirse en un ideal.

el objeto a en la teoría lacaniana es la causa del deseo. si un objeto causa deseo es porque esta
ausente. el fantasma permite entender que es ahí donde el deseo esta articulado, pero puede
ocurrir que haya una inversión y que en lugar de que el analizante busque ese objeto que lo lleva
al goce, se identifique l objeto de goce y pasa a tener una fijación a un objeto de goce, ahí pasa a
convertirse en un goce parasitario, esto es aquel que aparta alsujeto de su deseo,

un analista va escuchar un flujo el de lalangue,

La contratransferencia ¿Qué-hacer y
cómo-hacer del analista con este
fenómeno inevitable?
Notas del Taller Clínico titulado "La
contratransferencia ¿Qué-hacer y cómo-
hacer del analista con este fenómeno
inevitable?" a cargo del Dr. Gustavo
Szereszewski.
La contratransferencia no es un concepto aislado, sino que 
tiene su correlato con el deseo del analista, la transferencia y la
resistencia. La transferencia tiene dos caras: sujeto supuesto
saber y la cara objeto de la transferencia. La resistencia tiene
dos ejes: el imaginario y el eje inconsciente. La
contratransferencia puede ser un obstáculo, un motor y una
tercera posición, que desarrollaremos.

La transferencia en Freud aparece al inicio de la obra bajo el


concepto de confianza. El paciente confía en diversas personas,
como el amigo íntimo al que se le confían las partes más
rechazadas de uno mismo, sabiendo que del otro lado no vendrá
una crítica ni un juicio. Aunque se parece, un analista es distinto
a un amigo, porque el analista no está como sujeto. La
relación con el analista no es recíproca, por eso Lacan habla en
el seminario 8 de la transferencia como disparidad
subjetiva. El sujeto es el paciente, es el que pone a trabajar el
inconsciente, el que habla, el que pone sus pasiones y
sentimientos en la transferencia. El analista está más en un
lugar de objeto. 

El sujeto supuesto al saber es cuando el paciente, en una


primera etapa del análisis de la que Freud habla en términos de
luna de miel, deposita el saber en el analista para que lo libere
de la angustia o le levante un síntoma. Es la cara simbólica de la
transferencia.

La otra cara de la transferencia es la real, la cara del objeto de


la transferencia. Es cuando Freud habla de neurosis de
transferencia. La neurosis del paciente se dirige al analista como
objeto y el analista es el depositario de los objetos fantasmático
del paciente y de su sufrimiento. La cara de amor pasional
también se dirige al analista como objeto. El ejemplo podría ser
el caso de Breuer con Anna O., donde se gesta una
transferencia en donde ella tenía un embarazo histérico, tras
haber fantaseado una relación amorosa con su analista. Había
un deseo de Breuer de ser padre y él se ponía en ese lugar,
generando este tipo de transferencias. 

La transferencia también tiene una cara de motor y de


obstáculo en la cura. Se ama al que se le supone un saber,
pero si ese amor se hace demasiado importante se vuelve un
obstáculo en la cura. 
En cuanto a la resistencia, hay un eje imaginario y otro
inconsciente. El eje imaginario parte fundamentalmente del yo.
Desde Lacan, se piensa al yo como algo que se adquiere desde
afuera. El yo siempre se pone en pareja con el semejante, con
el otro del espejo, el par. El eje inconsciente tiene dos
componentes, que son el sujeto y el Otro. 

El Otro es el Otro de lo simbólico, del tesoro de significantes, es


el inconsciente que nos habita. Cuando le habla a la persona del
analista, el paciente piensa que le habla a él, pero en realidad le
habla a ese Otro que está en el paciente. 

Los dos ejes se cruzan y en ese punto aparece la resistencia,


porque es el punto en el que el yo se cruza con el inconsciente.
El yo intenta desconocer lo que aparece como inconsciente,
porque el inconsciente se presenta disruptivamente,
desorganizado, oscuro y demoníaco. En una primera etapa del
análisis, el paciente se aferra mucho al yo e intentan que su
discurso sea coherente, sin fisuras, que no se preste a
malentendidos. El analista interviene diciéndole que no prepare
la sesión, que no interesa lo que le pasó en la semana a la
manera de una confesión. En su lugar quiere saber qué se le
pasa por la cabeza, qué le está pasando y que va más allá de lo
que pasó en la semana. Si aparece algo impensado, algo que da
vergüenza, algo rechazado, que lo cuenten, que lo diga.

Lacan compara al yo con una lámpara eléctrica, de esas con


filamento que tiene una resistencia en forma de espiral. La
electricidad, al pasar por esa resistencia, ilumina. La luz de la
lámpara es gracias a la resistencia. La resistencia puede
tomarse como algo iluminador para el inconsciente y no
solamente como obstáculo.

También está la resistencia del analista. El analista debería


posicionarse como el gran Otro y ese es el lugar desde donde
interviene. Los pacientes, naturalmente por estructura, intentan
llevarlo al lugar del semejante, sobre todo los pacientes que
tienen menos experiencia con el psicoanálisis. De esta manera,
el paciente intenta llevar al analista al lugar del amigo, del
padre, etc, que sea significativo para su vida. Si el analista se
deja tomar en ese lugar, va a resistir, porque va a actuar como
amigo, padre ó madre. Si un paciente tiene una deficiencia del
amor materno, seguramente su transferencia lo va a llevar al
lugar materno. Si el analista lo actúa, va a estar resistiendo,
porque no actúa como analista. Sin embargo esto es inevitable,
¿Entonces qué hacemos?

El analista debe escucharse en sus actitudes y trabajar


con ese lugar, no actuarlo. El analista debe estar advertido
que va a estar naturalmente traccionado a ese lugar, pero no
tiene que responder desde allí. La resistencia aparece cuando el
analista no entiende lo que le pasa al paciente, porque su oído
se obturó por estar en el lugar incorrecto. 

El yo y el fantasma comparten un lugar común, porque el


enunciado del paciente tiene que ver con el yo y la enunciación
(el lugar inconsciente), con el fantasma. El fantasma implica la
relación del sujeto con el Otro, donde está su deseo, su amor y
goce a un nivel inconsciente. Es la escena inconsciente, la otra
escena en donde transcurre el sueño. La fantasía, en cambio,
son sueños que se tienen despierto. El análisis tiene, entre otros
objetivos, construir el fantasma. La propia persona del analista
es tomada como objeto del fantasma del paciente. El analista
toma el relevo de ese objeto, para que el sujeto advierta cuál es
el objeto de su fantasma. 

El deseo del analista es el lugar que el analista le deja


vacante al paciente. El analista es una especie de pizarra en
blanco, un agujero donde el paciente proyecta todos sus objetos
y pasiones. El deseo del analista no es el anhelo del analista
(que el paciente ande bien, que trabaje, que se enamore), sino
que es una x, una incógnita, un enigma para paciente y
analista. El deseo de analista tiene que ver con la falta y la
castración. Allí se detienen los argumentos, los significantes, no
hay explicación. Es la falta en ser y la falta en saber, desde allí
opera el analista para que allí aparezcan los decirles y anhelos
del paciente. El protagonista es el paciente. 

Cuando hablamos de resistencia, dijimos que nos los lugares


donde el analista se ve traccionado. Allí el analista goza. Si el
analista puede leer ese goce, deja vacante ese lugar y aparece
el deseo del analista. Esto puede descubrirlo mediante la
supervisión, al descubrir que ocupa un determinado lugar que
provoca resistencia. Si se despeja esa función, aparece el deseo
de analista y puede funcionar. 

La contratransferencia
En el analista hay subjetividad, inconsciente y
transferencia. Es un ideal pensar que el analista
es un deseo de analista andante. Eso no implica
que haya que resignarse, sino saber que hay
que operar con esto. ¿Pero cómo hacer que la
subjetividad del analista y su
contratransferencia no se vuelvan resistenciales
y que estén a favor del deseo de analista? 
La contratransferencia como obstáculo
Freud se dio cuenta que los análisis empezaban a funcionar bien
cuando el paciente admiraba al analista y le suponía un saber.
Son los pacientes que traen sueños, asociaciones... También se
dio cuenta que el analista podía verse tentado a responder a ese
amor y eso era un obstáculo, pues el análisis se interrumpía.
Ahí, el amor de transferencia es un obstáculo. También puede
pasar que el paciente odie a su analista y experimente con él
una transferencia negativa. 
Dijimos que el en el eje imaginario el paciente no es el único
que resiste, pues el analista también puede resistir poniéndose
en un lugar especular con el paciente. Ahí la contratransferencia
es un obstáculo. Por ejemplo, un paciente maltrata a su
analista, no le paga, falta a las sesiones, no quiere trabajar. En
la supervisión aparece que a esta paciente le pasaba lo mismo
con todo el mundo, motivo por el cual fue a la analista. Si la
analista responde, en el caso de Eva, "Mierda, ¿Así te
trataron?", el analista puede salirse de objeto y ponerlo en
relación con ese inconsciente y fantasma, porque el paciente
maltrata porque fue maltratado. El analista es un relevo de eso. 

Hay dos remedios infalibles: el análisis personal y el análisis de


control, la supervisión. En el análisis personal uno descubre de
qué goza, de qué sufre, cuáles fueron los maltratos y los amores
que fue objeto para no pasárselo al paciente. Y en el análisis de
control uno se hace especialista de su propio fantasma. 

Una de las fuentes de la contratransferencia como obstáculo


tiene que ver con no entender al paciente que se tiene adelante.
Allí el analista debe cuidarse de no responder con su propio
inconsciente, su filosofía ó su cuerpo. Cuando el analista no
entiende, debe abstenerse: no debe intervenir. debe escuchar
hasta entender o ir a supervisar. 

Lacan propuso dos modos básicos de contratransferencia como


obstáculo: como amor, o como odio. Es la tendencia a tomar al
paciente en nuestros brazos ó arrojarlo por la ventana. Dos
formas de pasiones, que se pueden presentar en el analista
respecto a su paciente. Si esto no es leído, termina siendo un
obstáculo. 

La contratransferencia como motor


Los analistas prelacanianos y posfreudianos, tomaron a la
contratransferencia como la panacea. Ellos pensaban que su
inconsciente era sano y estaban analizados, de manera que
podían dar la clave de lo que le pasaba al inconsciente del
paciente con la contratransferencia y hacer de esto un motor de
la cura. Se interpretaba la transferencia, como un vínculo
erróneo que el paciente hacía con él y con el mundo y el
analista debía corregir ese vínculo erróneo del paciente,
interpretándole la verdad de su vínculo en base a la
contratransferencia.

Interpretar la contratransferencia no iba muy lejos, sino que les


daba mucha información sin cambiar la vida de la persona.
Lacan criticó este desvío, diciendo que no se trata de tomar a la
contratransferencia como brújula.

La contratransferencia como resistencia que ilumina


Así como la resistencia del analista ilumina, la
contratransferencia del analista también ilumina, siempre y
cuando se la pueda leer de la buena manera. Pueden pasar
diversas situaciones:

1) Cuando la contratransferencia es demasiado amorosa. 


Los analistas pueden tener sentimientos amorosos hacia sus
pacientes. Un analista pide supervisión por una paciente que
tenía el problema de que no podía enamorarse de ningún
hombre. La historia de esta paciente es que tenía un hermano
mayor que era el preferido de la madre y el padre, un lugar
idealizado incluso para ella. estaba mezclado el amor con el
erotismo hacia el hermano. El analista dice "Esta paciente es
muy seductora, me dice que tuvo varios analistas pero que yo
soy el mejor, el más inteligente, el que la escucha mejor". Y
dice "Menos mal que se parece demasiado a mi hermana para
que yo pueda enamorarme de ella". Se dio cuenta que él estaba
en el lugar del hermano de la paciente y por eso el análisis se
empantanó. Cuando él pudo correrse de ese lugar, la paciente
pudo conocer a un hombre. El analista era allí un obstáculo,
pero esto iluminó porque el analista pudo leer ese lugar y
despejar esa cuestión para que la paciente avance en su deseo.

2) Cuando la contratransferencia se manifiesta como


rechazo
Maud Mannoni cuenta, en La marca del caso, una paciente que
le cuesta mucho hablar. Tiene una especie de autismo y ella se
mueve mucho en la sesión. Levanta las piernas de manera
indecorosa, lanza la cartera y grita "Mierda, mierda". El analista
no entiende nada de lo que está pasando. Él se da cuenta que
mientras la atendía, él se quedaba mirando a un rincón del
consultorio en el que hay una férula, planta cuyos tallos se
dejaban secar para castigar a los niños cuando se portaban mal.
A él se le ocurren asociaciones con la religión zen donde los
golpes forman parte de la educación del alumno, recuerda una
novela de un personaje que tenía vergüenza chaqueaba los
dedos y hacía muecas, también una situación vergonzosa de
Sartre, donde él hacía muecas frente al espejo... También,
luego de atender a sus pacientes, se encuentra repitiendo una
frase, que resulta ser de un libro cuya frase anterior le había
dado vergüenza. Mannoni se da cuenta que de lo que se trata es
de la vergüenza de la paciente. despejada esta cuestión, la
paciente empieza a trabajar y a hablar.

A veces hace falta la histerización del analista con sus


asociaciones. Mannoni no le dijo nada a la paciente sobre lo que
él trabajó ni le comunicó su conclusión, sino que la utilizó para
su interpretación.

3) Cuando al analista se le interponen asociaciones


molestas.
Puede pasar que al analista se le aparezcan asociaciones ó
fantasías molestas. 

Un caso: el paciente sufre de ser "el bueno". A todo decía que sí


y a nada decía que no, cosa que le traía muchos problemas,
porque lo hacían quedarse en su trabajo horas extras sin
pagarle nada, llegaba tarde a la casa y tenía problemas con su
pareja. Al analista se le interpuso la imagen de un actor que
hace un sketch, de esos actores que hacen de ellos mismos. A
este personaje le decían que se había ganado la lotería y
siempre tenía la misma cara. El analista se pregunta qué era
eso que se le interponía y concluye que es el falso self. Es decir,
el paciente es un actor, está actuando un personaje que no es
él. En determinado momento, el paciente dice que se siente
como un personaje, como el buenudo. Despejado esto, el
paciente relata fantasías sádicas, de enojo y bronca, totalmente
reprimidas bajo este falso self.
Cuando al analista se le presentan asociaciones raras, dejarlas
como notas al margen hasta que uno advierta de qué se trata.
Un posfreudiano enseguida la tomaría como la verdad de la
cuestión del paciente. Freud enseñó que el analista debía
interpretar cuando el paciente estaba a un paso de darse cuenta
de la cuestión. 

4) Cuando lo que entra en juego en la contratransferencia


es el cuerpo del analista.
A veces el analista queda histerizado en su cuerpo y siente
cosas. 
Caso: un paciente adolescente con grandes problemas sociales.
En el colegio nadie lo quería, no lo invitaban a los cumpleaños,
se la pasaba encerrado, tirado en la cama. Después de un
tiempo, el analista se entera que a partir de la separación de los
padres, él dormía en la cama con la mamá. El analista
interviene diciéndole al paciente que nunca más se acueste con
la madre y a la madre, que no lo invite a su cama nunca más.
Hasta que no obtuvo un sí claro de cada uno, no los dejó irse
del consultorio.

Lo que empezó a pasar fue que él se tiraba en el diván del


consultorio y no hablaba. Jugaba con el celular. El analista se
preguntaba qué pasaba ahí. No quería sacarle el celular, pero
tampoco el paciente accedía a la invitación de hablar. El
analista había empezado a sentir ahogo. Varias sesiones
así, de manera que el analista un día lo recibió en la puerta del
edificio del consultorio y en lugar de subir, le dijo de ir a
caminar. El paciente se quedó muy sorprendido, el analista no le
dio opción y cerró la puerta. El analista comenzó a caminar y su
paciente lo siguió. Ahí empezó a hablar. El cambio de escena
sirvió. Empezó a hablar de los compañeros, de que la chica que
le gustaba no le daba bola, que no iba a los cumpleaños porque
le daba miedo viajar solo... se desplegaron un montón de cosas
en este paciente que tenía una agorafobia. En este caso, el
diván se había convertido en la cama de la madre. 

A veces el analista puede alojar en su cuerpo un objeto que no


le es propio, como el ahogo en este caso. Se trataba del ahogo
incestuoso en el que estaba este paciente.
Claude Dumézil cuenta, en La marca del caso, un paciente que
cuenta un sueño que él lee como un sueño de castración. El
analista empieza a sentir un dolor en la pierna, un dolor que
tenía desde la infancia y que había trabajado en su análisis. El
paciente le cuenta un recuerdo donde el paciente había sido
herido en esa pierna. Esto le sirve al analista para cuestiones de
su propio análisis, pero también para producir la interpretación
hacia el paciente.

Para que la contratransferencia le sea útil al analista, éste tiene


que ser un poco incauto y no estar a la defensiva. Hay un
seminario de Lacan que se llama Los no incautos yerran. Es
decir, los que evitan ser incautos la pifian. Todos tenemos el
ideal del analista como alguien astuto, lúcido, que pesca
perfectamente... Un buen analista no es alguien astuto, sino
alguien que se deja tomar por la transferencia, es alguien
incauto. Se debe dejar habitar por el objeto y los significantes
que el paciente le transfiere. La transferencia del paciente está
hecha de significantes, de goces y el analista aloja eso. Su
astucia es parte de la práctica. Si el analista está en un lugar
apático, eso cae como en saco roto, porque el paciente habla y
al analista no le pasa nada. Si el analista empieza a ser sensible,
cosa que pasa con los analistas analizados, está más expuesto a
estas corrientes pero también sabe que no tiene que ponerlas
en juego de manera yoica, porque no es con él la cosa, sino con
el fantasma del paciente. El analista es solamente un relevo. El
analista debe tomar estas cosas que el paciente transfiere y
utilizarlas al servicio del análisis. ¿Qué transfiere el analista y
por qué me siento molesto, enojado? ¿Por qué este paciente me
aburre ó no quiero atenderlo? ¿Por qué este paciente me
encanta? Todo esto hay que trabajarlo para no actuarlo. Ahí la
contratransferencia es algo que ilumina.

El analista no toma como objeto de goce al paciente (ej., ser


amigo del paciente, rechazarlo), sino que el goce del analista es
la práctica del psicoanálisis. Cuando es tomado por la
contratransferencia, el analista no debe tomar a su paciente
como objeto, sino preguntarse por esto en su análisis y la
supervisión para evitar los puntos ciegos del analista.
Recordemos que una vertiente de la transferencia es el analista
como objeto, de manera que el analizante en cierto momento
habla de lo que le pasa con el analista. Esta neurosis de
transferencia es un aparte muy importante del análisis y que
muchos pacientes evitan, porque es hablar de frente.

El analista es incauto del inconsciente. Si todo lo que le pasa al


analista son los ecos de la transferencia del paciente, en donde
el analista funciona como resonador de lo que pasa en el
inconsciente del paciente, ¿Tendríamos que seguir hablando de
contratransferencia ó se trata de los modos que toma la
transferencia? La transferencia del paciente incide en el analista
y resuena de determinada manera, pero no es
contratransferencia, sino la transferencia que trabajaba al
analista.

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