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UNIDAD 7: De la insistencia en la sexualidad como etiología a la construcción de la pulsión

“Tres ensayos de teoría sexual” ensayo I y II.

Según la opinión popular la sexualidad faltaría en la infancia, advendría en la pubertad, se


exterioriza en las manifestaciones de atracción que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la
reproducción. Freud no está de acuerdo con esa opinión y por eso introduce el concepto de pulsión.

Las perversiones anteriormente eran tomadas con un carácter patológico, ya que algunas se alejaban
tanto de lo normal que se las consideraba enfermedades mentales. Pero luego se mostró que estas
son un ingrediente de la vida sexual presente en las personas sanas. Pero si la perversión no se
presenta junto a lo normal (meta y objeto) sino que suplanta a lo normal en todas las circunstancias,
consideramos juzgarla como un síntoma patológico.

El estudio de las perversiones le permitió entender que: la pulsión sexual tiene que luchar contra
ciertos poderes anímicos en calidad de resistencias, como la vergüenza, el asco, la moral. Éstas
limitan la pulsión dentro de las fronteras denominadas “normales”, y si se desarrollan temprano en
el individuo, antes que la pulsión sexual alcanzara su plenitud, fueron justamente ellas las que
marcaron la dirección de su desarrollo.

Freud sostiene que en la infancia hay sexualidad. Existe un saber sexual antes de la pubertad y una
práctica sexual infantil temprana en niños pequeños. Cierta amnesia infantil cubre los primeros años
de vida hasta los 6 u 8 años. Convierte la infancia de cada individuo en un tiempo anterior y le
oculta los comienzos de su propia vida sexual, esto propicia que no se le de valor a la infancia en el
desarrollo de la vida sexual.

El niño es un perverso polimorfo, perverso porque se separa de la meta y del objeto considerado
normal, y polimorfo porque tiene muchas fuentes para satisfacerse. Las pulsiones parciales son
independientes, aspiran a satisfacerse cada una por su cuenta, no se subordinan al primado genital.
Es una sexualidad autoerotica, el objeto de placer está en el propio cuerpo. La meta es la obtención
de placer mediante la estimulación apropiada de la zona erógena que se ha escogido producto de un
vivenciar anterior. Una zona erógena es un sector de la piel o de mucosa en el que estimulaciones
de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad. A su vez la pulsión
infantil es anárquica, no responden a un único gobernante. Son pulsiones parciales nunca hay
satisfacción total.

Un ejemplo de una exteriorización sexual infantil es el chupeteo, que no tiene por fin la nutrición.
La acción del niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer ya vivenciado y ahora
recordado (de mamar el pecho materno). La boca del niño se comporta como zona erógena,
asociada originariamente a la satisfacción de alimentarse. Vemos que el quehacer sexual se apuntala
en las funciones de conservación de la vida y más tarde se independizan de ella.

Características de las exteriorizaciones sexuales infantiles: nacen apuntalándose en una de las


funciones importantes para la vida, es autoerotica, su meta sexual está bajo el imperio de una zona
erógena.

Psicoanálisis: para conseguir información acerca de la vida sexual de los psiconeuroticos se los
somete a exploración psicoanalítica. Estas psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de
carácter sexual., siendo la pulsión la única fuente energética de las neurosis y los síntomas se
exteriorizan en la vida sexual del enfermo.
El psicoanálisis elimina los síntomas histéricos bajo la premisa de que son el sustituto de una serie
de procesos anímicos investidos de afecto, deseos y aspiraciones, a los que en virtud de la represión
se les ha denegado el acceso a la conciencia. Y entonces esas formaciones de pensamiento que han
quedado relegadas al estado de lo inconsciente aspiran a una descargar, en el caso de la histeria es la
conversión. El psicoanálisis intenta devenir consciente esas representaciones que están
transformadas en síntoma y así averiguar la naturaleza de esas formaciones psíquicas.

En el caso de los histéricos los síntomas son el sustituto de aspiraciones que toman su fuerza de la
fuente de la pulsión sexual, se forman en parte a expensas de una sexualidad anormal, la neurosis es
el negativo de la perversión.

Fases del desarrollo de la organización sexual:

1. Oral: la actividad sexual no se ha independizado de la nutrición y la meta sexual consiste en


la incorporación del objeto. La zona erógena es la boca. Se obtiene placer a través de la
comida y a través de la exploración del entorno ya que los niños tienden a llevarse objetos a
la boca.

2. Sádico-anal: la zona erógena es la región anal y el aparato uretral. En niño siente placer en
al retención y expulsión de heces y orina. Ya se desplegó la división en opuestos, no
masculino y femenino sino activo y pasivo.

3. Latencia: es un periodo de calma, donde los impulsos sexuales quedan latentes, lo cual
permite que el niño pueda dedicarse a otras cosas como la escuela o amigos. Se edificaran
los diques anímicos, asco, vergüenza, moral. Durante este periodo la energía de las
pulsiones sexuales infantiles es desviada de sus metas hacia otros fines, nuevas metas por
medio de la sublimación, esto ocurre porque las mociones sexuales son inaplicables dado
que las funciones de reproducción no están desarrolladas, de ser así solo provocarían
sensaciones de displacer.

4. Pubertad: reaparece la pulsión sexual. La obtención del placer se ha puesto al servicio de la


reproducción en un objeto ajeno. Los individuos ya pueden tener relaciones sexuales
satisfactorias. Unificación de las pulsiones y subordinación al primado de los genitales.

Los dos tiempos de la elección de objeto: 

1. El primer tiempo se da en la infancia para luego con el periodo de latencia detenerse o


retroceder y se caracteriza por la naturaleza infantil de sus metas sexuales.  Los resultados
de la elección infantil del objeto son inaplicables para la pubertad. Las metas sexuales se
han atemperado y solo pueden figurar en lo que se llama la corriente tierna de la vida
sexual.

2. El segundo tiempo sobreviene en la pubertad y determina la conformación definitiva de la


vida sexual. La elección del objeto de la pubertad tiene que renunciar a los objetos
infantiles (padres) y empezar de nuevo como corriente sensual. 

“Pulsiones y destinos de pulsión”

La pulsión, se puede entender como una clase de estímulo para lo psíquico que no proviene de lo
externo sino del mundo interno del propio organismo. Es una fuerza constante. Es un concepto
límite entre lo anímico y lo somático. Es una representación psíquica de una fuente de estímulos
intrasomaticos en continuo fluir. La pulsión está conformada por distintos elementos:

 Objeto sexual: aquello de lo que parte la atracción sexual. Es lo más variable. No


necesariamente es un objeto externo puede ser el propio cuerpo.
 Meta sexual: aquella acción hacia la cual esfuerza la pulsión. En todos los casos es la
satisfacción que se alcanza cancelando la estimulación.
 Fuente: proceso excitador en el interior de un órgano.
 Esfuerzo: motor de la pulsión.

Podemos llamar “necesidad” al estímulo pulsional, y lo que la cancela sería la satisfacción. Ésta
sólo puede alcanzarse mediante una modificación apropiada a la meta de la fuente interior del
estímulo.
.
El principio de constancia en el ser humano trabaja mediante el sistema nervioso, que debe librarse
de los estímulos y conservarse exento de ellos. Los estímulos pulsionales no pueden tramitarse por
este mecanismo. Por eso plantea exigencias más elevadas al sistema nervioso y lo mueven a
actividades más complejas, que modifican el mundo exterior para que satisfaga la fuente interior del
estímulo.

El aparato psíquico está sometido al principio del placer, a sensaciones de la serie placer-displacer,
que reflejan el modo en que se cumple el dominio de los estímulos: el displacer un incremento del
estímulo y el placer una disminución.

“La perturbación psicógena de la visión”

Desde el psicoanálisis la vida anímica es un juego de fuerzas que se promueven y se inhiben las
unas a las otras. Cuando un cierto grupo de representaciones permanece en lo inconsciente se ha
causado el aislamiento y la condición de inconsciente de aquel grupo. Se llama represión (esfuerzo
de desalojo) al proceso que depara ese destino a uno de los grupos. El fracaso de la represión es la
condición previa de la formación de síntoma.

Las representaciones han entrado en una oposición con otras y por eso cayeron en la represión. Ello
se debe a que cada pulsión busca imponerse animando las representaciones adecuadas a su meta.
Esas pulsiones entran en conflicto de intereses. Hay una inequívoca oposición entre las pulsiones
que sirven a la sexualidad (pulsiones sexuales) y las que tienen por meta la autoconservación
(pulsiones yoicas). Libido designa a la energía de las pulsiones sexuales. La cultura nace a expensas
de las pulsiones sexuales que tienen a ser sofocadas y guiadas a metas superiores.

En las neurosis el yo se siente amenazado por las exigencias de las pulsiones sexuales y se defiende
de ellas mediante la represión que no siempre alcanza el éxito deseado, sino que crea formaciones
sustitutivas penosas de lo reprimido.

Los mismos órganos y sistemas de órganos están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de
las yoicas. No se puede servir a dos amos al mismo tiempo. Mientras más íntimo sea el vínculo en
que un órgano dotado de esa doble función entre con una de las grandes pulsiones, tanto más se
rehusará a la otra. Cuando las dos entran en conflicto el yo suele reprimir las sexuales.

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