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Hablemos de educación

Las preguntas más importantes y las mejores respuestas

José Rafael Espinosa R.

Revista Semana, 6 de febrero de 2014.


Fuente: https://www.semana.com/opinion/articulo/educacion-en-
colombia-opinion-de-jose-espinosa/376348-3

Un país mejor en el mediano y largo plazo pasa, de una u otra


manera, por una reforma a la educación en Colombia.

Es cierto que el balance no es del todo malo. Como muestran di-


versos estudios, Colombia ha logrado avances notables en materia de
cobertura en educación básica y media.

El problema radica, sin embargo, en la calidad. Primero, porque la


calidad es baja; de hecho, muy baja. Como muestran los estudios PISA
sobre la calidad de la educación, Colombia ocupó el puesto 62 en-
tre 65 países, entre los cuales estaban incluidos países de desarrollo
económico medio y alto y otros países similares a Colombia. El estudio
muestra, entre otras cosas, que el 74 % de los estudiantes colombia-
nos se rajaron en la prueba de matemáticas, mientras que el promedio
general de rajados, para todos los países, fue de 32 %. Un golpe duro.

Segundo, porque la calidad es desigual. Una investigación de De-


Justicia que pronto saldrá publicada muestra que la educación que
reciben pobres y ricos es muy desigual: a medida que el nivel socioe-
conómico del estudiante aumenta, también aumenta, y bastante, su
desempeño académico (medido a partir de las pruebas Saber). Esta
diferencia en el desempeño, que también existe entre zonas rurales y
urbanas, termina siendo clave para acceder a una educación superior
de calidad, la cual, a su vez, es fundamental para ser competitivo en el
mercado laboral. La cuna viene con una condena, y el sistema educati-
vo, en lugar de evitarla, la reproduce.
Las clases sociales no solo reciben una educación desigual, sino que
además estudian por separado: el 93 % de los estudiantes de estrato 1
asisten a colegios públicos, mientras que el 98 % de los de estrato seis
asisten a colegios privados.

Una mejor educación no solo hace al país más competitivo econó-


micamente, sino que además es un antídoto contra la desigualdad: una
educación de calidad para los niveles socioeconómicos bajos reduce
el efecto de esas desventajas de origen (la falta de dinero, de capital
social, etc.) que suelen significar una derrota en la competencia por la
educación superior y el mercado laboral.

Además, una educación pública de calidad puede convertir la escue-


la en un espacio de integración social y de construcción de ciudadanía,
en el que personas con diferentes trayectorias de vida se reconozcan
como iguales.

El problema de las políticas en educación en Colombia es doble.


Primero, algunas de las decisiones que se han tomado no han sido las
correctas. Por ejemplo, un estudio reciente de la Fundación Compartir
muestra que es necesario modificar el Estatuto Docente para mejorar
la formación, selección, evaluación y remuneración de los profesores.
Segundo, algunas de las buenas decisiones que se han tomado han
quedado en el aire y no se han ejecutado. El Plan Decenal de Educa-
ción 2006-2016, por ejemplo, da varios pasos en la dirección correcta,
pero algunos de ellos se han quedado en el papel.

Esta es una invitación, entonces, a que en las próximas elecciones


usted vote por los candidatos (al Congreso y a la Presidencia) que
tengan la educación como prioridad. Y para eso es importante que
nos hagamos dos preguntas. Primero, ¿qué proponen para mejorar la
calidad de la educación? Y segundo, ¿cómo van a cumplir con lo que
prometen? No basta enarbolar las banderas de la educación; exijamos
propuestas concretas que partan de lo que se ha hecho y queda por
hacer.
Es importante que siempre hablemos de la educación, de lo que
está bien y de lo que está mal. Es importante, también, que pensemos
en cómo mejorar la educación a través de otros espacios, sin reducir
todos los caminos a la política electoral. Pero ahora, en esta etapa de
elecciones y con un posible posconflicto a la vuelta de la esquina, de-
bemos hacernos las preguntas más importantes y votar por las mejo-
res respuestas.

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