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Vaya, qué suerte tengo por poder ganarme la vida tirando de un richshaw.

De otra manera tendría que ganarme la vida en un trabajo en el que, quizás, me vería
obligado a pensar y, lo que es peor aún, a estar sentado ocho horas detrás de un
escritorio.
Eso por no mencionar la de dinero que me estoy ahorrando al no tener que ir al
gimnasio para quemar las calorías que iría acumulando día tras día. Y qué decir sobre
las complicaciones para la salud que conllevan esos trabajos sedentarios: problemas de
circulación (hemorroides), sobrepeso, colesterol, etc.
–Realmente, soy un tipo afortunado.

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