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La narradora se levanta mientras Andrew observa la tormenta y aprovecha su ausencia para cuidar el cuadro de Andrew y peinar las fibras del aire que entran por la ventana. Ella siente que necesita cuidar de Andrew, su cuadro, el prado y todo a su alrededor para que estas cosas también puedan cuidar de ella, ya que cree que es imprescindible para mantener el equilibrio natural que la rodea.
La narradora se levanta mientras Andrew observa la tormenta y aprovecha su ausencia para cuidar el cuadro de Andrew y peinar las fibras del aire que entran por la ventana. Ella siente que necesita cuidar de Andrew, su cuadro, el prado y todo a su alrededor para que estas cosas también puedan cuidar de ella, ya que cree que es imprescindible para mantener el equilibrio natural que la rodea.
La narradora se levanta mientras Andrew observa la tormenta y aprovecha su ausencia para cuidar el cuadro de Andrew y peinar las fibras del aire que entran por la ventana. Ella siente que necesita cuidar de Andrew, su cuadro, el prado y todo a su alrededor para que estas cosas también puedan cuidar de ella, ya que cree que es imprescindible para mantener el equilibrio natural que la rodea.
Yo misma me levanto, me alzo escaleras arriba, canto. Aprovecho que Andrew ha
salido a observar la tormenta que está revolviendo el mar. Necesito pastorear su cuadro. Quiero peinar las fibras del aire que entran por la ventana y juegan con las golondrinas de ganchillo, que han vuelto a volar. Necesito cuidar de Andrew, de su cuadro, del prado por el que he gateado esta mañana, quiero cuidar de todo porque, de esta forma, todo cuidará de mí. Sé que esas hojas de hierba me necesitan, que hostigo las nubes que pasan rápidas, que soy imprescindible para que se mantenga el vuelo de los pájaros a través del viento que llega del mar, que, sin mí, Andrew estaría perdido.