Está en la página 1de 3

EL PRECIO DE

ESTAR FINO
DE DEPORTISTA A DEPORTISTAS

ÁLVARO GARCÍA
&
ELIAS NUTRICIÓN
Todo el que me conoce sabe que no soy mucho de contar mis experiencias
personales pero cuando Elias me propuso escribir sobre ello solamente pensé en
todos esos deportistas a los que podríamos ayudar a evitar cometer esos errores que
yo tuve en su día, y a tantos y tantos que se sentirán identificados en cada frase. Y
es por este motivo por lo que os vengo a contar mi experiencia con la comida,
siempre me ha gustado el título del libro de Scott Jurek, “Correr, comer y vivir”, y
sin embargo, a mí hubo un tiempo que se me olvidaron las tres.
Quizás podemos echar la culpa a la suma de la sociedad, la cultura del
deporte, la exigencia, los patrones físicos o el famoso “qué dirán”, pero después de
mucho tiempo llegué a la conclusión de que a veces hay que escucharse y mirar
dentro de uno mismo para ver nuestras debilidades, y ahí es donde me di cuenta de
que todo lo que te rodea influye pero tan solo tú junto con tu maldito ego tienes el
mando de como esto te afecta. No pretendo tener la razón ni convencer a nadie, tan
solo expresaré lo que yo vivía y sentía.
Qué bonito es que te digan que estás fino, qué bonito es ver las venas a flor
de piel, qué bonito es que la bascula siempre marque menos que antes, qué bonito
es no pasarse de tu cantidad aunque estés muerto de hambre… Y por supuesto, lo
contrario te aterra, ¿Verdad?. Tranquilo, yo pensaba igual que tú.
Es curioso que uno de los problemas más comunes del deportista sea la
privación de comida, y es que como dice la teoría, “cuanto más fino estás mayor
rendimiento tendrás”. Ahora después de un tiempo me río yo de esa teoría y os
aseguro que una vez que conoces la realidad y aprendes que el cuerpo necesita
alimento y que ese déficit energético lo único que hace es joderte la vida y el
entrenamiento descubres una nueva dimensión.
El precio que yo pagué por ese estar fino va de pasar mucha hambre, de
restricción de alimentos esenciales, de vomitar ciertas comidas que me sentaban
pesadas, de aislamiento social en momentos de celebraciones por evitar comidas,
de malhumor constante, de fatiga diaria, de lesiones, de insomnio, de mala
concentración para estudiar, de analíticas descontroladas… Al escribir esto hasta
yo me sigo sorprendiendo pero os aseguro que la línea es tan fina y los deportistas
soportan tanta presión que a veces se pasan los límites bien sea por ego, por
rendimiento o simplemente por ambición. Y es que si algo tengo claro es que
expongo esto para haceros conscientes que la salud está por encima del
rendimiento y que un cuerpo que no está sano y bien nutrido e hidratado nunca
podrá rendir de manera eficiente y saludable.
Aún así mi problema no se acababa en quitarme comida, yo iba más allá,
llegue a la conclusión de que lo mejor era retirar algunos y disminuir otros hidratos
de carbono, y así hice, la mayor fuente de energía para un deportista de resistencia
la obvie. Todavía no soy consciente de como llegue a ese punto pero la
estigmatización de estos me llevó a que la gasolina que necesitaba para entrenar la
redujera. Ahora tiene sentido que a raíz de eso también disminuyeran mi energía y
mis horas de entrenamiento, por no contar las famosas pájaras que sufría en
entrenamientos de más de hora y media o el cansancio en mi día a día.
Y como yo siempre he sido muy ambicioso y quería ser el mejor, pues llegó
el momento en el que los pocos entrenamientos de más de una hora que mi cuerpo
me permitía hacer los realizaba también con restricción de energía, para qué iba a
beber y comer yo entrenando, no lo hacía en la mesa pues mucho menos cuando
iba corriendo o montando en bici. Y en base a todos esos mareos, dolores de
cabeza, pájaras y a deambular mucho por los senderos y carreteras os remarco la
importancia del intraentreno, a día de hoy uno de los pilares tanto de mi
rendimiento entrenando, en competición, y sobretodo en la recuperación.
Recordarlo es una mezcla de tristeza e impotencia, fueron un par de años
muy duros, a nivel deportivo, a nivel social, a nivel familiar… Toda mi obsesión
era rendir sin salud ninguna, y evidentemente todo mi alrededor y las personas que
me quieren lo veían, excepto yo, yo estaba seguro de que lo estaba haciendo bien.
Hasta que un día el cuerpo me paró y me enseñó todo el daño que me estaba
generando cuando estuve sin correr y con dolor cerca de seis meses.
Poco a poco con ayuda de la gente que me quiere, a base de muchas caídas y
con el paso del tiempo fui consciente de lo que estaba viviendo y pude salir de ese
círculo vicioso en el que estaba metido. Aunque considero que un TCA afecta
mucho y se pasea por tu mente muchos días, creo que hoy puedo decir que perdí el
miedo a la comida y superé todos esos estigmas que hay alrededor del deportista y
su físico, y si algún consejo puedo dar con mi experiencia es que la nutrición y la
hidratación es una parte muy importante del entrenamiento, por este mismo motivo
lo que tiene trabajar el deportista es a nutrirse correctamente no a reducir
cantidades ni cometer todos esos errores por los que yo pasé.
Si alguna vez se te pasa por la cabeza o estás pasando por ello piensa en este
texto, no tengas miedo a contarlo, a apoyarte en tus personas de confianza o a
ponerte en manos de un profesional que te asesore. Cuando te das cuenta de donde
estás y sales de ello descubres no solamente mayor rendimiento sino mayor calidad
de vida, felicidad, descanso…
Actualmente sigo siendo igual de ambicioso, la gente de mi alrededor se
sorprende cuando me ven comer (más del triple que en esos años), ceno hidratos de
carbono, me voy con mis amigos o mi familia de eventos, en los cumpleaños se
come tarta, planifico mis intraentrenos y siempre va el cinturón lleno, cuido mi
hidratación diaria, me gusta el chocolate y lo como, los viernes son de pizza… Es
la época que mejor composición corporal y peso he tenido, y además es la época
que mayor rendimiento he tenido. Como dice Elias, en matemáticas uno más uno
son dos, en nutrición las matemáticas no funcionan. No os dejéis engañar, menos
no es mejor. No estar sano es estar enfermo. Un TCA es una enfermedad.
Nunca es fácil contar algo así, no es fácil verte tan vulnerable, hace unos
años no hubiese sido capaz de hacerlo público. Muchas gracias a todos los que han
estado detrás de mí en cada momento, de esto hemos salido juntos.
En especial muchas gracias a ti, Elias, por hacerme partícipe de esto y porque
como sabemos los dos, esto va más allá de rendimiento y has conseguido el reto de
que vuelva a ver la nutrición y la hidratación de manera diferente.

También podría gustarte