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Pedro ORTEGA RUIZ y Eduardo ROMERO SÁNCHEZ
from its corporeality open to the other from that favors openness to the other through an
its vulnerability. In this way, moral education action in the following intervention focuses:
translates into a compassionate welcoming the pupil´s experience as meeting space; tea-
response to the other in their situation of spe- cher´s testimony; attention to the student in
cial need.The authors highlight the great link context; the need to examine the sense of res-
between education and a certain conception ponsibilty further; and the pedagogogy of do-
of the human being and its relationship with nation. Moral education, based on Levinasian
others. Asking about education is asking about ethics, can serve to increase alterity and to hu-
the man. Levinasian ethics does not favor the manize the school and society.
programming of specific guidelines for educa-
tional action; it only justifies the creation of a Keywords: ethics, anthropology, moral edu-
educational climate (ethos) in the classrooms cation, reception, educational climate.
desde la Ilustración. Para Levinas, es su pesar, como una elección o como una
fundamental examinar las condiciones inspiración al modo de la unicidad de lo
éticas que se encuentran en el corazón asignado. El sujeto es para el otro, su ser
de la interpelación subjetiva como res- desaparece para el otro, su ser se muere
ponsabilidad infinita a partir de los con- en significación» (2011, p. 106).
ceptos clave como sustitución, rehén y
hospitalidad (Lee, 2019). Son muchos Levinas se aparta de la idea platonia-
los filósofos de la educación (Lee, 2019; na del hombre universal, situándolo en el
Matanky, 2018; Tood, 2016; Zhao, 2014; tiempo y en el espacio. «El Uno del que
Mèlich, 2010) para quienes esta particu- habla Platón en la primera hipótesis del
lar interpretación de la subjetividad tie- Parménides es extraño a la definición y al
ne una especial relevancia en el ámbito límite, al lugar y al tiempo, a la identidad
de la educación y, singularmente, en la consigo misma y a la diferencia respecto
educación moral. de sí, a la semejanza y a la desemejanza,
extraño al ser y al conocimiento del que,
Levinas pretende desmontar la filoso- por otra parte, todos estos atributos cons-
fía occidental centrada en el Sí-Mismo. Y lo tituyen categorías» (Levinas, 1998, pp.
explica a través de la metáfora de Abraham 51-52). Para él, el ser humano no es un
y Ulises. Mientras que el primero aban- concepto o una idea que nos hacemos de
dona su tierra iniciando un viaje sin re- él; sino un ser histórico, corpóreo. «Bajo
torno, el segundo vive obsesionado en las especies de la corporeidad se unen los
volver a Ítaca, la tierra que nunca ha lazos… para el otro, a su pesar, a partir
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abandonado. Ser humano es ser abierto de sí; lo penoso del trabajo en la paciencia
al otro y vivir con los otros; somos huma- del envejecimiento, en el deber de dar al
nos por los otros. Lo humano del hom- otro hasta el pan de la propia boca y el
bre consiste en estar permanentemente manto de las propias espaldas» (Levinas,
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abocado al «afuera», al otro hombre, el 2011, p. 110); la relación ética solo se es-
extraño inapropiable. Para Levinas «el tablece entre seres humanos históricos,
modo propio de ser del hombre más que no imaginarios: «Solamente cuando to-
ser con el otro (mit sein) es un ser para dos estén vestidos y bien alimentados se
el otro, que no se explica desde sí y en hará visible el verdadero problema ético»
sí, sino desde el otro en una relación asi- (Levinas, 2008, p. 42).
métrica que prescinde o ignora toda re-
ciprocidad entre el yo y el tú» (Ortega, La ética idealista ha infravalorado la
2016, p. 251). La estructura radical del dimensión corpórea del ser humano; su
hombre es estar abierto al otro; estar en apertura al otro, desde la corporeidad,
una constante salida de sí que apela al siempre ha sido vista bajo sospecha, cuan-
otro, al «extranjero». Levinas lo expresa do no despreciada; e ignorando la cor-
en estos términos: «El para sí de la iden- poreidad, la ética idealista es incapaz de
tidad ya no es para sí. La identidad de responder del otro. «Damos por supuesto,
lo mismo en el «yo» le viene de fuera a como verdad, que en los acontecimientos
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La educación moral a partir de Levinas: otro modelo educativo
de los pueblos domina un fin último, no posible decidir aceptar o rechazar esa
la razón de un sujeto particular, sino la responsabilidad. Levinas lo expresa en
razón divina y absoluta» (Hegel, 2005, p. estos términos: «No poder sustraerse a la
98). La condición vulnerable del ser hu- responsabilidad, no tener como escondite
mano, su exposición al sufrimiento no en- una interioridad en la cual uno retorna a
cuentra una respuesta histórica en Hegel, sí, ir hacia adelante sin consideración de
solo en la razón divina, y esta, fuera de la sí» (Levinas, 1998, p. 64). Esta apertura
historia. A la ética material, en cambio, al otro, ser responsable del otro afecta a
la corporeidad no le es ajena, es su seña la constitución misma del sujeto como
de identidad: «Que los humanos seamos ser humano. No es mi libertad de elec-
corpóreos no significa que todo se reduzca ción, sino la obediencia a la invocación
al cuerpo, sino que todo lo que pensamos, del otro, desde su situación de necesidad,
hacemos o sentimos «pasa» por el cuerpo» la que me inviste de la condición de suje-
(Mèlich, 2010, p. 100). El cuerpo no es to moral. «No se trata, en efecto, de re-
la prisión del alma, ni un envoltorio que cibir una orden percibiéndola primero y
oculta la verdadera realidad del ser hu- obedeciéndola después en una decisión,
mano; no es simplemente la parte física o en un acto de voluntad. La obligación
material de una persona, algo que se pue- de la obediencia precede a la escucha de
de separar de la otra parte espiritual. El la orden en esta proximidad del rostro»
cuerpo, para Levinas, es pasividad extre- (Levinas, 2014, pp. 40-41).
ma, estar expuesto a la enfermedad, al su-
frimiento y a la muerte; es estar expuesto En la antropología levinasiana el
a todos los seres humanos, a los otros. como condiciones ineludibles de su exis-
Es lo que Levinas (2014, p. 82) quiere tencia. Lejos de construir un mundo de
decir con la expresión del «tercero»: «El certeza y verdad absolutas, Levinas hace
tercero es él también un prójimo, un de la circunstancia, lo contingente y lo
rostro, una alteridad inalcanzable. He efímero el hábitat natural de la vida del
aquí, a partir del tercero, la proximidad hombre. No es precisamente lo perma-
de una pluralidad humana». La aper- nente y definitivo lo que caracteriza al
tura a «los otros» es afirmada por Le- ser humano, sino lo precario y lo provi-
vinas de un modo categórico: «…todos sional, el devenir y el cambio. El sujeto
los hombres son responsables unos de en Levinas no es el ser trascendente de
otros, “y yo más que los demás”». Para la ética kantiana, sino el ser histórico
mí, esta fórmula y esta asimetría son de que se conmueve y se compadece del otro
la mayor importancia: «todos los hom- necesitado de ayuda; es la experiencia
bres son responsables unos de otros y negativa del sufrimiento del otro, como
yo más que ninguno» (Levinas, 1993, p. totalmente otro, la que le constituye en
133), citando la fórmula de Dostoievski sujeto moral cuando responde de él. Esta
«Cada uno de nosotros es culpable ante experiencia de la exterioridad rompe el
todos por todos, y yo más que los demás» ámbito limitado de la ontología para ins-
(Toumayan, 2004, p. 55). cribirse en el ámbito de la ética, es de-
cir, de la responsabilidad hacia el otro.
La apertura al otro en la antropología «Hablar de ética desde la antropología,
de Levinas desborda el enclaustramiento y no desde la ontología, significa arran-
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de una antropología y de una ética idea- car desde la finitud y, por tanto, desde
listas que han ignorado los lazos estruc- el tiempo y el espacio, desde la historia,
turales que nos unen a los humanos y que desde la contingencia, desde la memoria,
nos hacen interdependientes para existir desde la relacionalidad y desde la alteri-
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y ahora. Toda respuesta ética es siem- otros sujetos y a otros contextos, pues
pre situada, provisional, singular e la respuesta ética es siempre original e
irrepetible; no forma parte de nuestros irrepetible, como la experiencia de cada
hábitos de conducta, es siempre impro- sujeto. Y la experiencia forma parte ne-
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testimonio de quien muestra los valores haga cargo del otro en toda su realidad,
éticos desde la experiencia de su vida. Los en la que vive el educando, porque «hasta
valores se aprenden o apropian por mí- que no haga un hueco al otro, aun a costa
mesis o imitación, no por el discurso o la de su propia supervivencia, no será real
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p. 44). Traer a las aulas las experiencias La escuela debe dar entrada a la cul-
de sufrimiento causadas por el hambre tura del don. La convivencia en socie-
y las guerras hace posible que el mundo dad se hace muy difícil o imposible sin
del dolor se acerque a la vida del educan- relaciones de confianza, de cooperación
do y le haga sensible a otra realidad fre- y atención y cuidado del otro desde la
cuentemente olvidada; llevar a las aulas gratuidad. Una sociedad construida solo
la experiencia de sufrimiento de los in- sobre las estructuras de la justicia sería
migrantes y encarcelados puede ayudar invivible, inhumana. Son necesarias re-
a mirarlos con otros ojos, aquellos que laciones interhumanas cimentadas en
facilitan la ayuda y la acogida, que nos la solidaridad y la gratuidad, en la cul-
llevan a considerarlos como otros que tura del don como forma de vivir. «No
nos pertenecen. Es una manera de rom- hay sociedad sin don, y no hay educación
per los muros, a veces infranqueables, sin entender el don de los educadores y
que la escuela ha construido, aislándose la capacidad de dar de los educandos»
de la realidad de la vida. Más allá de mis (Martín et al., 2019, p. 14). Pero para
intereses y necesidades hay un «tercero» que haya don es necesario que no haya
que también reclama lo que le pertenece. contraprestación, ni reconocimiento del
Es el sentido de pertenencia a una comu- don recibido (Derrida, 1995). «El don re-
nidad que va unido a la conciencia de mi posa siempre en la gratuidad e incluso en
responsabilidad hacia los otros y de los la ausencia de razón» (Mélich, 2021, p.
otros. Es el modo de hacer frente a una 125). El educador debe llevar a las aulas
sociedad de individuos aislados en una la experiencia de la donación como una
71 (256), 479-492.
Standish, P. (2020). Lines of testimony [Lí- (2001) o A la intemperie. Conversaciones
neas de testimonio]. Journal of Philosophy desde la pedagogía de la alteridad (2019).
of Education, 54 (2), 319-339. https://doi. Es profesor de la Cátedra Distinguida
org/10.1111/1467-9752.12413 «Educación y Valores» de Cetys-Univer-
Todd, S. (2003). Learning from the other: Le-
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