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REFLEXIONES SOBRE LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

Luis Mauro Izazaga Carrillo15

La filosofía ofrece un gran valor tanto para la ciencia como para la vida mis-
ma. La filosofía aspira a alcanzar la verdad en una búsqueda permanente, la
verdad y el conocimiento dan unidad y sistematicidad a la ciencia, por ello, la
educación encuentra un fundamento en la filosofía; sin ésta se corre el riesgo
de caer en equívocos teóricos que repercuten en la práctica educativa. “La
filosofía como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conoci-
miento. El conocimiento que da unidad y sistema al cuerpo de las ciencias,
y que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones,
prejuicios y creencias.” (Russell en Romano 2004: 2)
La filosofía de la educación pone el fundamento de lo humano en la
investigación, teoría y práctica educativa, es decir, desde la filosofía se
fundamenta el fin último de la educación: educar a la persona humana, pero
siempre se ha tenido un telos educativo, pues de este depende el hombre
que se forma. Estos fines últimos han variado a lo largo de la historia; por
ejemplo: los sofistas buscaban formar al hombre en cuanto al conocimiento
como una transmisión de saber enciclopédico, la retórica y el espíritu en sus
diversos campos. “El fin de la educación sofista, la formación del espíritu,
encierra una extraordinaria multiplicidad de procedimientos y métodos…
hallamos en los sofistas dos modalidades distintas de educación del espíritu;
la transmisión de un saber enciclopédico y la formación del espíritu en sus
diversos campos.”(Jaeger en Romano, 2004: 8)
Los sofistas buscaban educar al hombre para la vida pública a través de
la memorización de los cocimientos y la educación del espíritu. Entre ellos
podemos destacar a Protágoras de Abdera, Gorgias. Estos se enfrentaron en
diálogo con uno de los mayores filósofos de la humanidad, Sócrates, quien
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Alumno de la Maestría en Educación Superior, FFyL, BUAP (mauroizazaga@yahoo.com.mx).

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FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN: PERSPECTIVAS Y PROPUESTAS

buscaba la verdad a través del diálogo, su fin último era que cada discípulo
diera a luz a la verdad por él mismo. Se ve en Sócrates el antecedente de
una de las propuestas de la pedagogía contemporánea, me refiero al diálogo
en su sentido ontológico-existencial.
Otro ejemplo lo encontramos en la educación tradicional que se sitúa
alrededor del siglo XVII; esta educación se daba en comunidad, es decir,
en colegios internados que tenían como objetivo primordial ofrecer una
vida pacífica y metódica. La educación tradicional se opone a la llamada
escuela nueva. Uno de los principios filosóficos de la escuela tradicional
es la autoridad, por ello el diccionario la define como: “el conjunto de
prácticas educativas basadas en el principio de autoridad y que tiene por
objeto hacer contraer al niño los hábitos conforme a las exigencias del
medio social” (Abric, 2003: 591-92), “La postura de la educación llamada
tradicional, en la que se hace hincapié en la enseñanza directa y rígida
predeterminada por un currículo inflexible y en la que el papel principal
lo tiene el profesor…” (Hernández, 2008: 107).
El hombre que se busca formar es una persona pasiva que se dispone
a recibir toda la sabiduría por parte del maestro, a lo que Paulo Freire le
llama la “educación bancaria” en analogía con un banco, puesto que lo que
hacemos es depositar sin dialogar, sin tomar la palabra.
Por otro lado, tenemos la escuela activa que surge como una reacción
contra la educación tradicional, pues la primera indaga en el conocimiento
del desarrollo psicológico del niño, en los nexos entre motivación y el apren-
dizaje, es decir, se da un giro del magistrocentrismo al alumno. La filosofía edu-
cativa de la escuela activa busca desarrollar las potencialidades, habilidades
de los alumnos, el fin último del hombre es desarrollarlo y comprender sus
etapas en el desarrollo psico-educativo. “La educación nueva se ve llevada
a enfatizar la significación, valor y dignidad de la infancia, a centrarse en
los intereses espontáneos del niño, a potenciar su actividad, libertad y au-
tonomía” (Palacios cit., Romano 2004: 34).
En la escuela activa se introducen métodos activos con el fin de asociar
cada vez más a los alumnos con su proceso de aprendizaje, el fin último
está centrado en el alumno, en el trabajo en equipo y ya no en el maestro.
El maestro es ahora un facilitador en el proceso educativo, es quien
ayuda a que todos participen y que cada quien se haga responsable dentro
de dicho proceso para hacer posible la participación de los demás. La clase

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FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA EDUCACIÓN

es una unidad que proporciona coherencia a los métodos propuestos; se da


un diálogo mutuo. Al respecto afirma Dewey:

No existe –yo pienso– en toda la filosofía de la educación progresiva


disposición más juiciosa que la importancia concebida a la participación
del alumno en la concepción de los proyectos que inspiran las actividades
de la enseñanza que le damos. (1979: 39)

Otro pedagogo que introduce la participación activa de los estudiantes


es Celestín Freinet, quien a través de trabajos experimentales permite al
alumno potencializar sus habilidades. Sin duda, estos filósofos y pedagogos
han tenido claro su propia filosofía de la educación, es decir, saben el para
qué y por qué formar personas activas.
Hasta aquí he tomado como ejemplo algunas corrientes de la educación
para argumentar que si se tiene claro objetivo o fin de la educación, se tendrá
claro el tipo de humano que se quiere educar. Si en una travesía no planea-
mos un lugar determinado para la llegada, difícilmente podremos arribar.
Un investigador de la educación debe tener siempre claro cuál es el fin
último de la educación, tanto para poder plasmarlo en la teoría como en
la práctica educativa.
La filosofía de la educación proporciona el fundamento teórico del
hombre que se quiere educar, sin la referencia de la filosofía de educación
podemos caer en equívocos que repercutirán en la praxis educativa. La
filosofía aporta, desde la ética, valores que se afirman en el alumno, desde
la ontología la reflexión sobre el ser y sobre la realidad, y la antropología
filosófica aporta diversas perspectivas sobre el ser humano.
La filosofía no debe ser olvidada por el investigador educativo, ella es el
fundamento de la práctica educativa.

REFERENCIAS
ABRIC, Jean et al. (2003) Diccionario de ciencias de la educación. México: Gil
editores.
DEWEY, J., en: Sánchez de Horcajo, J. J. (1979) La gestión participativa en la
enseñanza. Madrid: Narcea.
HERNÁNDEZ Rojas, Gerardo. (2008) Paradigmas en psicología de la educación.
México: Paidós.

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FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN: PERSPECTIVAS Y PROPUESTAS

PALACIOS, Jesús. (2004) en C. Romano Antología de filosofía de la educación.


México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Facultad de
Filosofía y Letras (inédita).
ROMANO, C. (2004) Antología de filosofía de la educación. México: Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, Facultad de Filosofía y Letras (inédita).
RUSSELL. Bertrand. El valor de la filosofía, en: C. Romano (2004) Antología
de filosofía de la educación. México: Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla, Facultad de Filosofía y Letras (inédita).

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