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02 - Usar Eficientemente El Tiempo
02 - Usar Eficientemente El Tiempo
En este desempeño busca que los docentes usen el tiempo en el aula de manera
efectiva, logrando que durante toda o casi toda la sesión los estudiantes estén
ocupados en actividades de aprendizaje.
En este documento nos ocuparemos de temas o aspectos que están detrás del
desempeño y que nos permiten mejorar las experiencias ̶ o actividades ̶ de
aprendizaje de los estudiantes.
María C., tiene a su cargo una sección de quinto grado de la I.E. en la que
trabaja. Hoy recibió a los niños con el siguiente problema escrito en el
centro de la pizarra: “¿Cuánto creen que pagó Atahualpa a Pizarro para que
lo dejen en libertad? ¿Cuánto creen que costaría en soles de hoy todo el oro
y la plata que Pizarro cobró, si el Cuarto del Rescate que está en Cajamarca,
hubiera sido del mismo tamaño que nuestra aula?”. Cuando los niños iban
entrando al aula, no podían evitar leer el problema y hablar entre ellos de
cuánto dinero creían que podía ser.
Luego de unos 4 minutos, en los que todos los niños discutían con mucho
entusiasmo en sus grupos y María caminaba entre las mesas alentándoles a
pensar un poco más, les dijo que el tiempo había acabado y que quería
saber las cosas que cada grupo consideraba que necesitaba saber, les dijo el
orden en el que los grupos darían su propuesta y que cada grupo sólo daría
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una de sus respuestas y que no valía decir lo mismo.
Las respuestas las fue anotando María a manera de preguntas debajo del
problema, en la parte central e inferior de la pizarra y quedaron las
siguientes: ¿Cuánto oro entraría en esta aula? ¿Cuánta plata le entregaron a
Pizarro? ¿Cuánto vale la plata? ¿Cuál es el precio del oro? ¿Cómo podemos
averiguar cuanto oro y cuánta plata entra en esta aula?
Cuando terminaron de copiar las preguntas, María les dijo que en la noche
anterior había puesto en algunas de esas preguntas en Internet y había
encontrado la siguiente información: la plata pesa 10,5 g. por cada cm.
cúbico y el oro 19,3 g. por cm cúbico. Y que además el oro costaba, al día de
ayer casi 100 soles por g. y la plata 1.6 soles por g. y anotó esa información
debajo de las preguntas. Les mostró un cubito de madera de 1 cm cúbico y
les dijo que eso era un cm. cúbico. Les preguntó cuánto oro le entregaron a
Pizarro y la respuesta a coro fue que “un cuarto lleno” y de plata “dos
cuartos” como esta aula.
Le entrego una vincha de medir a cada grupo y les dijo que, con esa
herramienta, la información que tenían en la pizarra y su cerebro era
suficiente para hallar la respuesta al problema y que lo primero que debían
discutir en su grupo era lo que iban a hacer para resolver el problema.
Hace mucho tiempo que se discute sobre el uso del tiempo en nuestras aulas. Es
común que, en reuniones de profesores, expresemos que el tiempo es escaso y que no
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nos alcanza para que nuestros estudiantes desarrollen todas las competencias al nivel
esperado. Es por eso que es importante que lo usemos eficazmente en experiencias de
aprendizaje. Pero cómo podemos clasificar el uso del tiempo en nuestras sesiones.
Pedro Ravela propone clasificarlo de la siguiente manera:
a. Tiempo instructivo (que vendría hacer tiempo de aprendizaje): son todos auqellos
periodos de tiempo en que se realizan actividades específicamente vinculadas con la
enseñanza y el aprendizaje (es decir, todos los procesos que se dan para aprender:
momentos de conflicto cognitivo, de motivación, de construcción, de evalaución, etc.)
Pueden ser momentos en que los estudiantes están en una experiencia de aprendizaje
ya sea individualmente o colaborativamente (en esotos momentos además, el docente
retroalimenta constantemente), exposiciones del docente o modelado de habilidades;
plenarias, momentos de sistematización, etc.
b. Tiempo regulativo: son todos aquellos períodos de tiempo destinados al manejo del
comportaminto y el orden, al establecimiento de normas (cuando esto no es parte de
los aprendizajes de la sesión), a momentos en que se llama la atención de los
estudiantes ya sea de manera individual o colectiva; aspectos relacionados con la
organización del trabajo, o del grupo, registro de asistencia. Es importante notar como
el manejo del tiempo está relacionado con el manejo del comportamiento; pues
mientras mejor los estudiantes se autoregulen, manejen sus normas, etc. menos
interrupciones se darán en la expriencias de aprendizaje. Por otro lado, es
fundamental también que tomemos conciencia sobre que varias actividades
vinculadas a la elaboración de normas, o de organización (que podrían verse como
rutinarias), tienen de transfondo varios aprendizajes indispensables para nuestros
estudiantes, sobre todo en los grados iniciales.
c. Tiempo perdido: son todos aquellos períodos previstos como tiempo de clase pero que
no se usan ni para experiencias de aprendizaje, ni para actividades de tipo regulativo.
Por ejemplo pueden ser tiempos que se pierden al ingresar al salón, a comenzar
formalmente una clase; también pueden ser tiempos perdidos porque la clase termina
antes una actividad y el docente no tiene planificado otra, o se pierde mucho tiempo
cambiando de una actividad a otra. Es común también que se pierda tiempo porque el
docente sale de clase o alguien externo al grupo entra al aula a comunicar información
sobre otras actividades escolares.
Por otro lado, el MINEDU en un estudio sobre el uso del tiempo, elaboró la siguiente
tabla con categoría de actividades (“Instrumento Foto de la Clase)
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Si bien ambas clasificaciones no son exactas, buscan generar categorías que nos
permitan distinguir entre tiempo de actividades académicas y tiempos donde no se
aprovecha el tiempo en actividades académicas. Y como como puede deducirse,
debemos invertir la mayor cantidad de tiempo en experiencias de aprendizaje
Actividades académicas), una menor cantidad en tiempos regulativos (no académicas);
pero los tiempos perdidos (actividades “off task”) deben desaparecer.
Gran parte de nuestro éxito en usar bien el tiempo está relacionado a la planificación
(y esta a su vez a conocer a nuestros estudiantes), a que hayamos invertido tiempo en
decidir qué experiencias vamos a proponer, tener los recursos adecuados, decidir
edecuadamente sobre el tiempo de cada actividad (aunque esto, como sabemos
puede podificarse en la práctica), etc.
En este material queremos ir más lejos y profundizar en qué son exactamente las
actividades de aprendizaje. Pero antes de pensar en si María usó, o no, eficientemente
el tiempo en el aula, es indispensable aclarar qué significa “usar el tiempo para
aprender”. Para ayudar a encontrar una respuesta, creemos que antes habría que
aclarar qué significa “aprender”.
Un viejo y mal uso del término aprendizaje se refiere al proceso de aprendizaje como
“proceso de enseñanza-aprendizaje”, como si fuera un solo proceso, como si la
enseñanza y el aprendizaje siempre coincidieran, sin tener en cuenta que muchas
“enseñanzas” no producen aprendizajes y que muchos de nuestros “aprendizajes” no
provienen de ninguna enseñanza, sino que los hemos obtenido por nosotros mismos,
sin que nadie nos enseñe.
Desde otra perspectiva, puede decirse que el aprendizaje es el proceso por el que se
desarrollan nuestras capacidades, que pueden llegar a convertirse en competencias.
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Pero, se vea desde una u otra perspectiva, el aprendizaje no es un proceso de adición
simple en el que vamos “adquiriendo”, “añadiendo” conocimientos, sino más bien uno
mucho más complejo de re-estructuración o, desde la perspectiva de Piaget, de
asimilación y de acomodación. Eso implica que el cambio que produce el
conocimiento, en el sujeto que aprende, no es solo que ahora tiene mayor cantidad de
conocimiento, sino que por el contrario "… tiene lugar un cambio de la propia
estructura de conocimiento a través de la reordenación de esquemas, de manera que
adquiere así más importancia la comprensión que la acumulación; es decir, se produce
una variación principalmente cualitativa." (Sánchez Iniesta, 1995. Pag. 20)”
Debemos tener en cuenta que nadie se encuentra frente al nuevo conocimiento como
pizarra en blanco vacía, sin ninguna información y sin idea previa acerca de lo que
aprenderá. Todas las personas, desde muy pequeñas, tenemos nuestras propias
teorías sobre cómo funciona el mundo o una parte de él.
En sus años pre-escolares, los niños empiezan a desarrollar teorías complejas (ya sean
verdaderas o no) de los fenómenos a su alrededor (Wellman, 1990). Esas
comprensiones iniciales pueden tener un fuerte efecto en el aprendizaje. Algunas
veces esas teorías son imprecisas o erróneas y el aprendizaje debe modificarlas.
"Con mucha frecuencia los esfuerzos deliberados por adquirir o enseñar conocimientos
explícitos tropiezan con los obstáculos que plantean los conocimientos implícitos
aprendidos con anterioridad de modo incidental y sin que el aprendiz sea ni siquiera
consciente de ello. Ello obliga a reconstruir esos conocimientos implícitos,
reflexionando sobre ellos, porque sólo así podremos cambiarlos, sea en nuestras
relaciones con los demás o con nosotros mismos, en la adquisición de conceptos o en
el desarrollo de nuevas habilidades y estrategias." (Pozo, 1999. Pag. 76)
Por tales razones es importante identificar o trabajar con sus comprensiones pre-
existentes, sus saberes previos, pensar en ellas y tener la oportunidad de ver cuáles
son las fallas de estas comprensiones. Sólo así el conocimiento verdadero y el científico
reemplazarán sus esquemas o preconcepciones ingenuas o erróneas. Por eso decía
Piaget que, para que el aprendizaje sea posible, es necesario provocar un “conflicto
cognitivo”, que se origina en la puesta en cuestión de los esquemas y comprensiones
previas. Decía Piaget que para restablecer el equilibrio (cognitivo) producido por el
conflicto, es preciso que se den complementariamente la asimilación y la
acomodación. Por el primero (asimilación) incorporamos a nuestra estructura previa
de conocimiento la información que procede del medio, que a su vez se modifica al
relacionarse con los esquemas que ya posee cada persona. Luego se contrastan estas
teorías personales mediante su aplicación a la realidad y se genera así un proceso de
acomodación, por el cual se modifican estas teorías en función de la respuesta
obtenida en su aplicación al medio. Para Piaget, el estudiante aprende principalmente
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por descubrimiento en un proceso constante de relación con el medio, a través de un
continuo entre la asimilación y la acomodación.
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pudieran haber aprendido y no solo que aprendan algo
absolutamente nuevo.
De las diversas y diferentes definiciones de aprendizaje Pozo (1999) extrae tres rasgos
del buen aprendizaje: (1) implica un cambio duradero (porque se han reconfigurado las
estructuras de pensamiento y comprensión que el estudiante traía); (2) es transferible
a nuevas situaciones; y (3) es consecuencia directa de la práctica realizada por el
propio aprendiz y no sólo de la “exposición” al o del nuevo conocimiento.
Pero no todos los aprendizajes son iguales, no todos los aprendizajes se consiguen de
la misma manera.
Aprendizaje Conceptual
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Es claro que, en nuestro ejemplo anterior, la profesora María no
perseguí aprendizaje de conceptos por repetición, sino buscando una
comprensión profunda de los mismos.
Aprendizaje procedimental
Haber adquirido una habilidad implica la posibilidad de hacer bien algo, producto de la
práctica y la experiencia propias, así como la posibilidad de transferir ese saber a
situaciones distintas a aquellas en las que se produjo su aprendizaje. Por ejemplo: La
habilidad de formalizar matemáticamente, mediante números, variables y funciones,
hechos o fenómenos cotidianos, se puede adquirir gracias a que se poseen las
capacidades de emplear números y de razonar lógicamente y sólo se sabe que se
adquirió si se puede hacer uso de ella en diversas situaciones problemáticas de la vida
real.
Es de este tipo cuando se aprenden secuencias de acción que deben ser realizadas de
modo rutinario con el fin de alcanzar siempre el mismo objetivo. Éstas secuencias o
pasos de acción pueden ser secuencias simples, aprendibles porque me demostraron
cómo se hace, o complejas porque requieren encadenamientos de acciones complejas
que exigen un cierto entrenamiento basado, en un aprendizaje por repetición, o
asociativo, que debe concluir en una automatización de la secuencia de acciones, con
el fin de que la ejecución sea más rápida y efectiva.
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El aprendizaje técnico es muy eficaz cuando nos enfrentamos a ejercicios y tareas
rutinarias, siempre iguales a sí mismas, pero no cuando la situación varía en algún
elemento importante, ya que en dichos casos no basta con dominar la técnica, hay que
saber también modificarla sobre la marcha, para poder adecuarla a las nuevas
condiciones. (Pozo, 1999). Si siempre serán usadas en las mismas condiciones bastará
el entrenamiento, pero si se espera que se usen en una diversidad de condiciones, el
entrenamiento debe estar acompañado por una compresión de cuándo, cómo y por
qué usarlas, lo que hace que deje de ser éste un aprendizaje técnico para convertirse
en un aprendizaje estratégico.
Aprendizaje actitudinal
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situaciones de conflicto que hagan evidentes las contradicciones entre el juicio, el
sentimiento y la acción. Los aprendices tienden a adoptar en su aprendizaje actitudes
congruentes con los modelos que han recibido, pero no cualquiera de ellos, sino con
mayor probabilidad aquellos con los que se identifiquen, con los que creen o
compartan como parte de una identidad común. (Pozo, 1999).
Según Pozo, son dos los tipos de conflicto que pueden desencadenar aprendizajes
actitudinales: el “conflicto sociocognitivo” o la “disonancia cognitiva”. El primero es el
conflicto que se produce entre las propias actitudes y los valores del grupo de
referencia. Se produce cuando nos damos cuenta que el grupo con el que nos
identificamos tiene actitudes diferentes a las nuestras. Si esto se produce el cambio o
aprendizaje actitudinal es relativamente más facil de conseguir. Por otra parte la
“disonancia cognitiva” es el conflicto interno que se produce cuando descubrimos la
existencia de una contradicción entre nuestras actitudes y valores y nuestras propias
conductas. Cuando caigo en la cuenta que mi conducta no corresponde o no es
coherente con mis creencias y valores manifiestos.
Se puede notar claramente, cuáles son las actitudes que María quiere
desarrollar en los niños de su aula, con la actividad propuesta.
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Tiempo para motivar
Es claro que no todos los alumnos se sienten igualmente motivados para aprender o
para aprender determinadas cosas, pero también lo es que si no logramos motivarles
el aprendizaje no será posible y todos perderemos nuestro tiempo.
Por otra parte, debemos caer en la cuenta que la motivación afecta la cantidad de
tiempo que las personas estamos dispuestas a dedicar para prender. Los humanos
estamos motivados a desarrollar competencias y a resolver problemas y, aunque las
recompensas y castigos extrínsecos claramente afectan la conducta, las personas
también trabajamos arduamente por razones intrínsecas. Sin embargo, los retos deben
estar a un nivel adecuado de dificultad para ser y permanecer motivantes: las tareas
que son demasiado fáciles se hacen aburridas, mientras que las tareas que son
demasiado difíciles causan frustración.
Finalmente, es necesario señalar que los estudiantes de todas las edades están más
motivados cuando pueden ver la utilidad de lo que están aprendiendo y cuando
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pueden utilizar esa información para hacer algo que podría tener o tiene un impacto
en los otros, especialmente en los más cercanos.
Este concepto le da mayor sentido a la necesidad de conocer los saberes previos (en
tanto estructuras cognitivas previas) de los alumnos y plantea un mayor reto creativo
al docente: ¿cómo lograr que entren en conflicto los esquemas cognitivos de mis
estudiantes? En la respuesta a esta pregunta está no sólo la clave para garantizar la
motivación durante todo el proceso de aprendizaje, sino la seguridad de que el
estudiante hará un gran esfuerzo por comprender lo que está aprendiendo y que, por
tanto, la nueva información será efectivamente asimilada en sus estructuras de
pensamiento, acomodándolas o reestructurándolas.
Es tan importante tener presente lo anterior que podríamos afirmar que sin haber
producido conflicto cognitivo, difícilmente conseguiremos nuevos aprendizajes en
nuestros alumnos.
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ajedrez requieren entre 50,000 y 100,000 horas de práctica para llegar a ese nivel de
expertise (Ericsson, 1996).
En todas las áreas del aprendizaje, el desarrollo sólo se logra invirtiendo grandes
cantidades de tiempo en prácticas y revisiones, además de la cantidad tiempo que
tome aproximarse y comprender inicialmente el material. Intentos por cubrir
demasiados temas de manera muy rápida podrían dificultar el aprendizaje y la
transferencia subsiguiente, porque los estudiantes o aprenderían solo conjuntos
aislados de hechos que no han logrado organizar o conectar (en su propia mente) o no
podrían comprender toda la información porque no tienen suficiente conocimiento
especifico y tiempo como para hacerlo significativo.
Dar a los estudiantes el tiempo para aprender también implica dar el tiempo suficiente
para que procesen la información. El aprendizaje no puede ser apurado, la actividad
cognitiva compleja requiere tiempo.
Es claro que distintas maneras de utilizar uno mismo su tiempo tiene efectos distintos
en el aprendizaje y la transferencia. Por ejemplo, el aprendizaje es más efectivo
cuando las personas se involucran en “practicas deliberadas” que incluye un
monitoreo activo de las propias experiencias de aprendizaje (Ericsson y otros, 1993). El
monitoreo involucra los intentos para buscar y utilizar información sobre el progreso
de cada uno.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que la transferencia también se ve afectada
por el contexto del aprendizaje original: las personas pueden aprender en un contexto
y aun así no poder transferir a otros contextos. La investigación indica que la
transferencia hacia otros contextos es bastante difícil cuando se le enseña a un sujeto
solamente en un solo contexto en vez de en múltiples contextos diferentes (Bjork &
Richardson-Klavhen, 1989). Por el contrario, cuando se enseña en varios contextos y se
incluyen ejemplos que demuestran una amplia aplicación de lo que está siendo
enseñado, las personas tienden a abstraer las características relevantes de los
conceptos y a desarrollar una representación flexible del conocimiento (Barnett & Ceci,
2002).
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RELACIÓN ENTRE EL CNEB Y ESTE DESEMPEÑO
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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conocimiento contextualizado más profundo de las obras de otros autores, de cómo,
cuándo y por qué se han creado, así como un sentido crítico cada vez más desarrollado,
tanto artístico como estético para reaccionar adecuadamente antes estas obras.
Estas cuatro áreas desarrollo creativo, técnico, contextual y crítico también pueden
aplicarse a todas las otras disciplinas del plan de estudios, incluidas las ciencias, las
humanidades y la educación física. Este es precisamente el argumento que
defendíamos en 1999 en All Our Futures: Creativity, Culture and Education, donde
analizamos el equilibrio y la dinámica del plan de estudios. Plantear la enseñanza
desde una perspectiva exclusivamente tradicional o progresista implica no entender la
necesidad de equilibrio entre todos estos elementos.
Para alcanzar este equilibrio, los buenos profesores desempeñan cuatro funciones
principales: motivan a sus alumnos, facilitan el aprendizaje, tienen expectativas con
respecto a ellos y los capacitan para creer en sí mismos.
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Lectura complementaria 2. Extracto: Componente descriptivo (Línea de Base) sobre
Uso del Tiempo en la Institución Educativa y en el aula Estudio sobre el Uso del Tiempo
y otras variables de Calidad Educativa (Primaria, 2012). MINEDU – DIDE. Pp 43 - 46
Docentes
Según puede apreciarse en el gráfico 5, si bien en el 61.8% del tiempo de clase, el
docente se encontraba realizando actividades académicas, el tiempo dedicado a
actividades no académicas (incluyendo las tareas administrativas y las de “no
involucramiento”) es bastante alto (38.2%). Asimismo, el porcentaje de tiempo en que
el docente se dedicó a desarrollar actividades académicas es significativamente mayor
en las IIEE de tipo multigrado que en las IIEE polidocentes completas.
Como se ha señalado previamente, en el marco de las actividades no académicas,
pueden distinguirse dos tipos:
1) Actividades administrativas y de disciplina, las cuales resultan necesarias para el
desarrollo de la clase, y
2) Actividades “de no involucramiento”: en las que los docentes o los estudiantes no se
encuentran involucrados (en el método Stallings se denominan “off-task”).
Así, en el gráfico 6, se puede apreciar que gran parte de las actividades no académicas
corresponden a tareas de administración del aula por parte del docente (24.6%),
mientras que durante el 13.6% del tiempo restante, el docente no se encontraba
ocupado con tareas necesarias para el aprendizaje, es decir, se hallaba no involucrado
“off task”).
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Estudiantes
En el caso de los estudiantes y según puede apreciarse en el gráfico 8, encontramos
que, en promedio, en el 54.7% del tiempo de clases, uno, varios o todos los
estudiantes se encontraban realizando actividades académicas. El porcentaje de
tiempo de clases en las que estos se encontraban realizando actividades no
académicas es, en promedio de 45.3%. Encontramos diferencias significativas entre las
IIEE polidocentes completas y multigrado, siendo los promedios de tiempo en que los
estudiantes se dedican a actividades académicas, de 52.4% y 55.7%, respectivamente.
Asimismo, el gráfico 9 muestra que en el caso de los estudiantes, gran parte de las
actividades no académicas se deben a que uno o más estudiantes no se encuentran
involucrados en el trabajo del aula -actividades de no involucramiento- (34.4%),
mientras que el 11.4% restante se debe a labores administrativas o de disciplina.
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También se hizo un análisis para identificar el tiempo de la clase en que todos los
estudiantes realizaban actividades académicas, es decir, ningún estudiante se
encontraba haciendo una actividad no académica, independientemente de la labor
que el docente estuviera realizando. Así, el gráfico 10 muestra que en un 33.4% del
tiempo de clases, todos los estudiantes se encontraban realizando actividades
académicas. Asimismo, este porcentaje es significativamente mayor en las IIEE de tipo
multigrado (34.7%) en comparación a las IIEE polidocentes completas (30.4%).
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