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El regreso a la presencialidad en los institutos superiores.

El aprendizaje que nos deja la COVID-19

Mg. Claudia Paola Villar Soria

Tras más de dos años de confinamiento y de haberse implementado la educación virtual,


ha llegado el momento de retornar a las aulas y los claustros universitarios. Ante las
campañas de vacunación contra la COVID-19 que se vienen dando en todo el país y una
notable disminución de muertes, ha permitido que las autoridades evalúen el retorno a las
clases presenciales en los institutos y universidades públicas y privadas en todo el país.

Frente el inminente regreso a las aulas es importante implementar los protocolos de


bioseguridad que todos debemos cumplir y seguir fomentando la vacunación en la
población, las estadísticas sobre el avance de la vacunación en el Perú demuestran que
éste ha sido notorio, pero todavía en muchas regiones como Huánuco, Madre de Dios,
Ucayali, La Libertad, entre otros no llegamos aún al 80% de población vacunada, lo que
permitirá que las restricciones disminuyan. El retorno a las aulas se ha venido
desarrollando de manera paulatina a fines de marzo más de 6 millones de escolares
regresaron a la presencialidad, se calcula que para este segundo semestre del año más
de 3 millones de estudiantes de institutos superiores regresen a las aulas en todo el país,
para lograr ello será necesario implementar los ambientes híbridos, seguir impulsando las
clases semipresenciales con el apoyo de las Tecnologías de Información y
Comunicación(TIC) y continuar con el uso de herramientas digitales que tanto han servido
a estudiantes y docentes en la virtualidad.

Según Salinas y Abreu (2021), destacan las lecciones que la pre y post pandemia por
COVID-19 nos dejan: 1) Se revalorizó la labor del docente, los padres de familia se dieron
cuenta de lo compleja que es la función del docente. 2) A raíz del confinamiento, se
evidenció la importancia de la socialización para aprender. Siendo el ser humano un ente
social por naturaleza, necesitamos el contacto humano, la comunicación directa
especialmente en el proceso formativo es necesaria la interacción para lograr que
funcione el ciclo educativo. 3) La importancia de cerrar las brechas digitales.

Asimismo, la pandemia también ha permitido descubrir las debilidades que tenía cada
país para acceder a una educación virtual, se ha destapado el nivel educativo y la realidad
de cada región en la cual miles de niños y jóvenes no contaban con acceso a internet, ni
disponían de los medios tecnológicos necesarios para llevar a cabo sus clases virtuales.
Un derecho que se vio afectado en pandemia ya que las cifras de niños y jóvenes que
abandonaron sus estudios es escalofriante. Según cifras reportadas por el Minedu, a julio
de 2020 se estimó que la deserción en primaria se incrementó del 1.3% al 3.5% (128.000
estudiantes) y, en secundaria, pasó del 3.5% al 4% (102.000 estudiantes). Cifra similar se
reporta en jóvenes que abandonaron sus estudios superiores por falta de empleo o
recursos para poder acceder a la educación virtual.

Actualmente, es importante reconocer y corregir los currículos con contenidos


innecesarios y lograr una formación educativa significativa que fomente el pensamiento
crítico, la reflexión y el análisis en los estudiantes y se deje las prácticas tradicionales. El
reto de las universidades, institutos e incluso centros educativos será implementar aulas
mucho más interactivas, donde el estudiante pueda desarrollar más actividades prácticas,
investigue y discuta las lecciones aprendidas, construya se propio aprendizaje reforzando
el conocimiento de forma colaborativa. Resulta necesario que todos los actores
involucrado en la educación (Estado, maestros, padres de familia y estudiantes)
trabajemos para fortalecer un sistema educativo más eficiente, que, durante la pandemia,
quedaron al descubierto sus grandes deficiencias.

Tras la COVID-19 se reveló las deficiencias en una capacitación docente adecuada para
incorporar las tecnologías de información y comunicación tan usadas en otros países y
aplicables a las clases cotidianas y se evidenció una precaria adaptación digital de los
materiales didácticos que se utilizan de forma presencial.

Es momento de retornar a nuestra antigua normalidad, pero llevando el aprendizaje y la


experiencia positiva que nos deja la COVID-19 para seguir contribuyendo a mejorar la
calidad educativa en nuestro país.

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