Está en la página 1de 108

Prof.

Paula BRUNO

FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
TERCER AÑO

FILOSOFÍA de la EDUCACIÓN

La filosofía se distingue de otras maneras de abordar diferentes problemas (como el misticismo y la mitología)
por su método crítico y generalmente sistemático, así como por su énfasis en los argumentos racionales.

La tradición filosófica occidental comenzó en la Antigua Grecia y se desarrolló principalmente en Occidente. El


término "filosofía" es originario de Occidente, y su creación ha sido atribuida al pensador griego Pitágoras. Su
popularización se debe en gran parte a los trabajos de Aristóteles y Platón, que han recibido atención
constante hasta nuestros días. El término "filósofo" sustituyó al término "sofista" para designar a quienes
buscaban la verdad. Algunos de los sofistas más famosos eran lo que ahora llamamos filósofos, pero fue
Platón quien utilizó en sus diálogos los dos términos para poner en contraste a quienes se dedicaban a buscar
la verdad, los filósofos, con quienes arrogantemente afirmaban poseerla, los sofistas, ocultando su ignorancia
detrás juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de algo infundado o falso, y cobrando además por
enseñar a hacer lo mismo.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la
religión y la política occidentales. Algunos conceptos fundamentales de estas disciplinas todavía se pueden
pensar como conceptos filosóficos. En épocas anteriores, estas disciplinas eran consideradas parte de la
filosofía. Así, en Occidente, la filosofía era un concepto extenso y ambiguo. Hoy, sin embargo, su alcance es
más restringido y se caracteriza por ser una disciplina más fundamental y general que cualquier otra.
La filosofía nos ayuda a organizar y orientar el conocimiento de la realidad, por lo que la relación que tiene la
filosofía con la educación es muy estrecha ha sido el medio por excelencia para contribuir al desarrollo del
individuo en cada una de sus potencialidades, pues el ser humano es el único ser vivo que por naturaleza es
educable y puede aprender y desarrollarse desde el inicio de su existencia. La filosofía en la educación nos
ayuda para que este proceso se realice de una forma adecuada.

La filosofía de la educación nos brinda todas las luces sobre problemas educacionales lo que nos ayuda como
profesores para poder tomar la corriente educacional que mejor se adapte al entorno en el cual estemos
trabajando y así desempeñar nuestra labor de una mejor forma.
FILOSOFÍA A LA MANERA CLÁSICA

La filosofía siempre fue parte de la vida del hombre y no sólo en aquellos momentos en los cuales alguna
crisis le acosaba, sino que fue principio rector en cuanto a ideales, normas morales y reglas prácticas para la
vida cotidiana

La era de la tecnología nos aporta una gran capacidad de acceso a la información pero al mismo tiempo esa
gran cantidad de información hace que sea prácticamente imposible procesarla y mucho menos ponerla en
práctica.
La Filosofía a la Manera Clásica propone una vivencia de las enseñanzas en lo cotidiano, una revalorización
de las virtudes y cambio real a través de la educación y el ejemplo.

Por más de cincuenta años Nueva Acrópolis ha realizado un importante aporte en este ámbito a través de
cursos, conferencias, seminarios y una constante acción de voluntariado; y hoy se puede decir que esta
renovado proyecto educativo ha demostrado su innegable valor en este siglo XXI como hace miles de años.

El hombre no cambia, cambia su entorno y muchas de las respuestas a nuestros problemas se encuentran
esperando a ser redescubiertas en antiguas tradiciones. Aprovechémoslas y preparémonos para sembrar la
cosecha del futuro.

¿QUÉ SIGNIFICA FILOSOFÍA?

La palabra Filosofía significa etimológicamente “amor a la sabiduría”. Deriva de las palabras griegas philos
(amor) y sophia (sabiduría). Hacia el siglo IV a. C., en la antigua Grecia, el filósofo -amante de la sabiduría-
surgió como lo opuesto al sabio (sophos). Mientras que éste decía poseer la sabiduría, el filósofo era aquel
que la buscaba porque carecía de ella. ¡Vaya diferencia! Su tarea consiste en interpelar, preguntar, plantear
interrogantes antes que responderlos, en síntesis: buscar la verdad. A continuación, te acerco diferentes
definiciones de esta apasionante ciencia.

“La filosofía -así, en singular- no existe. Esta palabra no significa más que amor al saber. Expresa una actitud,
un anhelo, un estado de ánimo: el deseo de llevar nuestro conocimiento hasta sus últimos límites. No es,
pues, un saber concreto y transmisible sino una actitud espiritual. (…) Desde luego no existe la filosofía;
existen numerosas escuelas y posiciones filosóficas. Son productos del proceso histórico y solamente en su
proyección histórica se aplican y se coordinan.”

Alejandro Korn, Sistema filosófico, Bs. As., Nova, 1959.

“Es preciso destruir el muy difundido prejuicio de que la filosofía es algo sumamente difícil por ser la actividad
intelectual propia de una determinada categoría de científicos especialistas o de filósofos profesionales y
sistemáticos. Es preciso, por tanto, demostrar antes que nada, que todos los hombres son filósofos, y definir
los límites y los caracteres de esta “filosofía espontánea” propia de “todo el mundo”, esto es, de la filosofía que
se halla contenida: 1) en el lenguaje mismo (…); 2) en el sentido común y en el buen sentido; 3) en la religión
popular y, por consiguiente, en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones, maneras de ver y de
obrar que se manifiestan en lo que se llama generalmente folklore.”
Antonio Gramsci, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Crocce, Bs. As., Lautaro, 1962.

EL SABER RACIONAL

El instinto es un saber práctico y concreto gracias los animales se adoptan y sobreviven.


El ser humano se caracteriza por ir más allá de la mera adaptación instintiva. La razón, la imaginación y el
lenguaje le dan libertad para abrirse a diferentes posibilidades de acción.

LA EXPLICACIÓN PRE-RACIONAL
MAGIA Y MITO

-Magia: intenta solucionar problemas de tipo práctico, para dominar las fuerzas sobrenaturales que rigen la
naturaleza. La base de la magia es el animismo.

-Mito: es una narración o leyenda simbólica y sagrada en la que se relatan acontecimientos importantes sobre
los fenómenos naturales y sociales. Son protorracionales, tienen una función normativa y didáctica.

El mito permite justificar las acciones, los valores y las costumbres humanas y servirles de modelo. El objetivo
principal de los mitos es ofrecer una explicación total acerca del universo y del individuo

ORIGEN Y NATURALEZA DEL SABER RACIONAL

De la arbitrariedad del mito a la necesidad del logos:

En la antigua Grecia se creía que los fenómenos naturales dependían de los dioses, todo era imprevisible,
arbitrario y contingente. Era imposible de conocer las regularidades que rigen la naturaleza.
Los antiguos griegos tenían arraigada la idea del destino, la creencia en una potencia misteriosa que regía el
universo y que dominaba a los dioses. Se trataba de una creencia irracional, la convicción de que las cosas
suceden cuándo y cómo tiene que suceder y que, se pueden conocer y predecir. Surge así el deseo de
explicar la realidad natural buscando un tipo de explicación racional e inmanente.
La razón humana se pregunta por lo que las cosas son y lo que las produce y si hay algo permanente y
constante, el saber racional permite explicar un fenómeno A por medio de otro fenómeno B, y del mismo modo
poder llegar a B desde A.

LAS PREGUNTAS DE LOS FILÓSOFOS

El hombre desde siempre se ha cuestionado sobre la realidad, sobre el origen del universo y sobre él mismo y
en cada época ha encontrado respuestas a esas preguntas según el nivel de la evolución de su pensamiento.

En un primer momento de su historia creía que la realidad era sagrada y cada uno de sus dioses representaba
esa realidad. Se preguntaba sobre el origen del cosmos y sobre la naturaleza y esas preguntas eran
respondidas por medio de los mitos.
Los mitos eran relatos que simbolizaban aspectos profundos de la naturaleza del universo y de la vida
humana.

Se considera que se trataba de historias que debieron haber ocurrido, acontecidas en los principios de los
tiempos que servían de modelos para el comportamiento de las comunidades primitivas.

La Mitología es ese conjunto de leyendas relacionadas con héroes y dioses de un pueblo, que pueden tener
un contenido religioso para explicar la realidad de la naturaleza; o heroicas, alrededor de hazañas llevadas a
cabo por dioses, o poemas que pueden tener un contenido histórico, o leyendas sobre los orígenes del
universo que tratan de explicar las causas de los fenómenos.

Hasta el siglo XVIII los mitos se consideraban tradiciones con un contenido moral, que representaban
verdades religiosas intuidas.

Para Jung, los mitos son manifestaciones del inconsciente colectivo.

Los filósofos presocráticos se preguntaban por la naturaleza del cosmos y se interesaban por el estudio de la
naturaleza. Trataban de explicar el origen de todas las cosas a partir de una sustancia elemental utilizando el
método de la intuición.

Los filósofos griegos, a partir de Sócrates, se preguntaban cómo llegar a conocer la verdad, cómo llegar a
saber que un conocimiento es verdadero, y se centraron en el hombre, considerando que el modo de conocer
la realidad debía ser utilizando la razón y la discusión.

En la Edad Media, la pregunta sobre la verdad se basaba en el dogma. Es una etapa en la cual el
cuestionamiento sobre la naturaleza de la realidad, el origen del cosmos y sobre el hombre tiene una
respuesta religiosa.

Descartes inaugura una nueva forma de cuestionamiento. El problema de la existencia. ¿El mundo realmente
existe o es producto de mi mente?, porque de lo único que puedo estar seguro es de que estoy pensando.

El hombre se separa de la naturaleza y es el que crea el mundo con su pensamiento.

Kant, investiga la razón pura, en su “Crítica de la razón pura” y se pregunta si es suficiente la lógica para
conocer, concluyendo que sólo se puede conocer en la relación de sujeto objeto y los juicios tienen que ser
sintéticos y “a priori”, es decir, comprobables por la experiencia y lógicos; no se puede saber si existe
realmente algo externo al hombre.

El pensamiento de Kant es la base del conocimiento científico.

Hegel se pregunta sobre el problema de los contrarios, la tesis, la antítesis y la síntesis y las relaciones
inevitables siervo- señor.
Marx, toma su teoría y la convierte en una doctrina económica, cuestionándose las contradicciones del
sistema capitalista y la lucha de clases.

El filósofo moderno sigue buscando respuestas a las mismas preguntas básicas que se hacían los filósofos
antiguos: ¿Quién soy, dónde estoy y hacia dónde voy? a la luz de los nuevos descubrimientos de la ciencia.

FUNCIONES DE LA FILOSOFÍA

*Conocimiento de lo más universal: papel fundamental en la interdisciplinariedad.


*Dialoga con las otras ciencias cuestionando los modelos de otros saberes.
* Nos aleja del dogmatismo.
* Enseña a razonar.
* Orienta la conducta humana.
* Se ocupa de aquellos problemas últimos que escapan a la ciencia

CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA

La filosofía se caracteriza por ser una visión totalizadora de la realidad que a diferencia de la ciencia parte de
lo universal para llegar al conocimiento de lo particular.

Todo ser humano es un filósofo porque posee una cosmovisión única, una forma de pensar que moldea su
vida y orienta su destino, sólo que esa manera de ver las cosas no siempre es totalmente consciente.

Hoy en día la filosofía ya no se trata de un tema exclusivo de grandes pensadores, sino que es una forma de
conocimiento que en algunas escuelas ya empieza a descubrirse desde Jardín de Infantes.

No es casual que actualmente se agoten ediciones de libros sobre grandes pensadores que se publican como
suplemento quincenal de un periódico, ni que existan personas que se dediquen a dar clases de filosofía con
gran afluencia de público, porque se advierte cada vez más la necesidad de la gente de saber más sobre si
mismo y sobre la realidad del mundo en que vive.

La decadencia religiosa está dejando paso a una nueva generación de personas ávidas de conocimiento a
quienes no les alcanza la sabiduría de las tradiciones ni los rituales sino que están en la búsqueda de una
experiencia mística personal.
La filosofía proporciona la posibilidad de conocer todas las cosmovisiones que existen desde el principio de la
historia de la humanidad y reconocer las extraordinarias similitudes entre todas ellas no obstante la diversidad
de las culturas y sus diferentes procedencias distantes entre sí.

Estadísticamente es notable el incremento de libros filosóficos que se venden hoy si se compara con treinta
años atrás.

En casi todos los países, en la actualidad, la gente compra en proporción más libros de temas filosóficos y de
ideologías que de temas literarios, incluso las novelas más vendidas se basan en hechos históricos o reales,
con el secreto afán de descubrir algún signo que le permita ver señales de algún patrón universal.

Esa tendencia placentera que siente el hombre por descubrir verdades que trascienden lo cotidiano, es propia
del ser humano, que necesita saber cosas nuevas por sobre todas las cosas.

Los grandes problemas que trata la filosofía requieren un abordaje lento y consciente, lo contrario de lo que
nos obliga la vida mundana que es veloz y automática.

Salir de la vorágine cotidiana para introducirse en las aguas profundas del saber implica un cambio de actitud,
un necesario desapego material que nos permita tomar distancia y vincularnos con algo que sea
verdaderamente real y no efímero.

La filosofía se refiere a la comprensión del mundo, pero también bucea en las profundidades del si mismo, y
no está limitada a los eruditos en la materia sino que ha adquirido la claridad necesaria como para que
cualquier persona o niño, pueda entender y hasta atreverse a filosofar.

Es cierto que nuestra realidad es puro cambio, pero también es verdad que siempre hay algo esencial que
permanece invariable y permanente en cada uno de nosotros, que es el modo particular de vivir las
experiencias.

Ese modo de vivir las experiencias es nuestra manera de pensar, nuestro marco de referencia que es la que
le da significado a nuestra vida mundana; y ser consciente de ello puede beneficiarnos y cambiar el mundo en
que vivimos.

MÉTODOS DE LA FILOSOFÍA

Es necesario un método para alcanzar el conocimiento.


El método es un camino, un modo de obrar ordenado para hacer una cosa. En filosofía significa el
procedimiento que se sigue para la búsqueda de la verdad y también para transmitir esos conocimientos.

MÉTODOS FILOSÓFICOS

El maestro García Morente recomienda, antes de iniciar el estudio de los métodos de la Filosofía, tener un
ánimo infantil, es decir, aunque suene contradictorio con la búsqueda de saber filosófico, el aspirante a
conocedor de esta ciencia debe:

...admirarse de todo, sentir lo profundamente arcano y misterioso de todo...; plantarse ante el universo y el
propio ser humano con un sentido de estupefacción, de admiración, de curiosidad insaciable, como el niño
que no entiende nada y para quien todo es problema.

La segunda disposición que nos recomienda este autor es:

...la que pudiéramos llamar el espíritu de rigor en el pensamiento, la exigencia de rigor, la exigencia de
exactitud.

Este ánim o rigorista nos debe llevar prim ero a elim inar en lo posible el llam ado saber
popular, formado por: tradiciones, prejuicios, costum bres, así como las generalizaciones
científicas, evitando al m áximo su facilidad para enjuiciar o concluir algo.

Los métodos

A lo largo de la historia se han desarrollado diversos métodos filosóficos, cada uno de los cuales aporta un
modo de entender el objeto de la filosofía y también una peculiar articulación de las fuentes de
conocimiento, la razón y la sensibilidad, que hacen posible alcanzarlo. Esto último distingue entre métodos
que siguen una vía lógica o una vía experimental de conocimiento.

Dialéctic o, Hermenéutic o y Fenomenológic o

Por método se entiende un camino a seguir para llegar a un fin, es decir, es una serie de pasos o procesos
para lograr algo.

En general, decimos que alguien es metódico cuando es ordenado, cuando planea sus actividades
diarias. De acuerdo con lo anterior, podemos decir de manera general que el “método es la forma en cómo
hacemos las cosas.” O en relación con el conocimiento, podemos decir que “es la forma en que conocemos
los objetos”.

Si el conocimiento que buscamos o pretendemos obtener de los objetos es científico (un saber bien
fundado), entonces es evidente que el método tiene las siguientes características:

1) Objetividad

Es apegarse a los hechos, descartando para su interpretación y explicación las valoraciones subjetivas,
ideológicas, emotivas, sentimentales, etc. Quien realiza una investigación no debe dejarse influir por
elementos extra-científicos. Los motivos extra-científicos, como los personales, políticos, ideológicos o con
fines meramente lucrativos, no deben ser los que alientan la investigación científica.
Al aplicar los conocimientos científicos derivados de la investigación hemos de aspirar a metas de servicio
para toda la humanidad, sin distinción de ningún tipo: edad, clase social, país, etnia, grupo social, sexo,
género, etc.

2) Racionalidad

La ciencia, el método y la investigación científica, emplean el recurso de la razón y sus instrumentos:


conceptos, juicios, argumentación, coherencia, rigor lógico, y la no contradicción entre sus enunciados.

● Los conceptos son entidades mentales, cuyas expresiones lingüísticas son los términos o
palabras. Son imprescindibles en nuestro lenguaje, en la comunicación de nuestras ideas; los usamos cuando
nos referimos a los objetos de conocimiento siempre que llevamos a cabo una investigación científica. En
cualquier caso, los conceptos científicos designan lo que estudiamos de acuerdo con ciertas reglas de
clasificación, división y definición, para lograr una investigación bien ordenada; pues el conocimiento científico
también es acumulable, aunque no de cualquier ocurrencia, sino de hechos susceptibles de ser comprobados.

● Las proposiciones o enunciados científicos hacen declaraciones sobre la realidad que estudian o
que interpretan, son la expresión lingüística de las entidades mentales que llamamos juicios. Establecen la
relación que hay entre el sujeto de un enunciado y lo que se predica de él, en función del objeto de estudio
con sus causas y efectos.

● Los argumentos son la expresión lingüística de los razonamientos. Se llega a ellos a través de la
coherencia interna que existe en el discurso científico, coherencia lograda por medio de la aplicación de la
lógica como instrumento metodológico en la actividad científica.

3) Sistematicidad

Es aquello que actúa conforme a un sistema de cosas, con arreglo a un determinado orden, respondiendo a
un sistema o regularidad de procesos y con un funcionamiento en el que las partes se interesan con orden al
todo. La ciencia es un cúmulo de conocimientos, en el que existen ciertas herramientas que se asimilan en el
nacimiento, desarrollo, sobrevivencia y muerte de los conocimientos científicos.

4) Universalidad

Puede explicarse como aquello que tiene validez para toda inteligencia, sin variaciones por estados del tiempo
y del espacio porque siempre se cumple.

Por estas características podemos decir que las construcciones científicas contienen un nivel de
generalización tal que pueden aplicarse a todos los seres que se estudian, de acuerdo con las similitudes y/o
diferencias entre ellos.

En cuanto a la filosofía, en estricto sentido, se puede decir que no trata de los métodos de la filosofía, sino de
los métodos empleados por algunos filósofos en su reflexión acerca de los problemas de que se ocupan. Así
pues, a continuación hablaremos de los métodos seguidos por algunos filósofos.

MÉTODO SOCRÁTICO

Recibe este nombre porque Sócrates, el educador de almas que creía en el poder de la palabra hablada, no
escribió ningún libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre
su personalidad y su forma de pensar se extrae de los trabajos de dos de sus discípulos más notables: Platón,
que atribuyó sus propias ideas a su maestro, y el historiador Jenofonte, quien quizá no consiguió comprender
muchas de las doctrinas socráticas.
Sócrates creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, en virtud de esta convicción, pasó la
mayor parte de su vida en los mercados y plazas públicas en la ciudad de Atenas, iniciando diálogos y
discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes solía responder mediante preguntas.

Sócrates creía que el deber del filosofo era provocar que la gente pensara por sí misma, en lugar de
enseñarle algo que no supiera; por eso se decía partero o alumbrador de ideas. No conversaba como un
hombre que oculta su ignorancia, lo que quería, en comunidad de trabajo, era descubrir la verdad; pues fue
consciente de que ignoraba demasiado, y para convencer y hacer notoria la ignorancia del aparente sabio, se
sirvió de hábiles preguntas encaminadas a confundirlo.

Ésta es la llamada ironía socrática, el arte dialogar y debatir acerca de ideas, de dejar que el interlocutor
haga sus afirmaciones y, como consecuencia, hacerlo llegar a contradicciones por afirmar algo que va más
allá de lo que pudiese ser comprobado; es exhibir la ignorancia del aparente sabio.

Así el “no saber”, que en un principio expresa molestia del filósofo, se torna un disfraz pedagógico, su objetivo
final es conducir al interlocutor, por propia reflexión, a la verdad moral. Es así como creó un método
denominado mayéutica (o arte de “alumbrar” los espíritus) por el que lograba que sus interlocutores
descubrieran la verdad a partir de ellos mismos.

El gran filósofo Sócrates es el primero del que conocemos su método, al que, tomando como estímulo el
trabajo de comadrona de su madre, denominó MAYÉUTICA, que significa literalmente: el arte de ayudar a dar
a luz. Para él, el filósofo era un partero de ideas.

El método mayéutico consiste en preguntar al otro si conoce una definición exacta de una palabra con una
carga importante de valor ético o psicológico, para una vez obtenida la respuesta -seguramente plagada de
términos comunes y usados superficialmente como: amor, amistad, bondad, de los que todos damos por
hecho que conocemos su significado- pasar a cuestionar cada uno de dichos términos en su sentido más
profundo. El interrogador parte de la idea de que el mismo "No sabe", es decir, no da por cierto previamente
que sabe algo, por eso lo pregunta tan a fondo. Así, va llevando al interrogado a una serie de intentos fallidos,
teorías parciales y/o ejemplos contradictorios entre sí, antes de admitir su propia limitación (conciencia de no
saber) en el conocimiento de algo que a primera vista parecía "pan comido" para él.
En el siguiente enlace se pueden leer algunos fragmentos de los "Diálogos" de Platón, donde se ejemplifica el
método de preguntas de Sócrates, con amplia aplicación tanto en la Filosofía como en la educación y la
psicología.

Mayéutica

Es dar a luz la verdad que llevamos dentro, aceptando que tenemos ideas innatas. Sócrates pensaba que
toda persona puede tener conocimiento pleno de la verdad última, pues ésta se encuentra dentro del alma, la
cual sólo necesita ser estimulada por reflejos conscientes para captarla. Esto no es otra cosa que la
interrogación. Su método consiste en preguntar y tratar de responder. A base de preguntas y respuestas
podemos llegar a una primera definición; posteriormente, a través de mejoramientos sucesivos, de
extensiones y reducciones, podemos ajustarla lo más posible a la realidad, aunque nunca hasta llegar a ser
perfecta.

El método de Sócrates desemboca en una teoría del conocimiento, según la cual todo cuanto conocemos
proviene de la iluminación de nociones claras y confusas que teníamos en el espíritu; descubriendo,
develando, revelando lo que está en potencia y convirtiéndose en acto de conocimiento. Lo que pretende es
llegar a la ciencia, si por ciencia entendemos un conocimiento claro y preciso, válido en cualquier lugar y
tiempo, y no sólo una mera opinión de nuestros sentidos o de nuestra imaginación.
MÉTODO CARTESIANO

Este método filosófico debe su nombre a René Descartes, que fue su creador. ¿Cuál es el método
cartesiano? Dice el propio Descartes: “Entiendo por método un conjunto de reglas, ciertas y fáciles, tales que
todo aquel que las observe exactamente no tome nunca lo falso por verdadero, y, sin gasto alguno de
esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento, paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de
todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad”. Es evidente que necesitamos de un método que nos
asegure que lo que conocemos es verdadero, pero, ¿cómo hacer esto?, o, ¿porqué esta necesidad?

Descartes dice que hay motivos para lo anterior, por lo siguiente:

a) Nuestros sentidos a veces nos engañan, por lo tanto, no podemos confiar ciegamente en ellos.

b) El mal uso de la razón: las acciones que tomamos como verdaderas pueden ser erróneas y falsas.

c) Cuando soñamos, las cosas que soñamos nos parecen tan reales que sólo al despertar nos damos
cuenta de que eran falsas; ¿cómo asegurar que no ocurre lo mismo cuando estamos despiertos?,
¿las cosas que observamos y tenemos como ciertas no serán imaginaciones nuestras?

d) Descartes recurre a la hipótesis de un genio maligno o de un Dios engañador: dice que supongamos
la existencia de este genio astuto, poderoso y burlador, que nos engaña constantemente y no nos
permite distinguir un conocimiento cierto.

La duda metódica

Ante lo dicho, la pregunta inmediata es qué hacer entonces. Como señala Descartes: esmerarnos por buscar
un método que nos asegure la certeza, buscar reglas cuya observancia nos permita que nadie tome nunca
como verdadero nada falso.

Pero, ¿cómo empezar? Por las razones enumeradas, Descartes comenzó por la duda, no real sino metódica;
sin embargo, en cuanto más rigurosa es la duda más clara y evidente resultará la verdad obtenida. De esta
manera se hunde Descartes en la duda radical, y a partir de ella resulta la primera verdad encontrada en la
afirmación: cogito ergo sum, que significa “pienso, luego existo”. Por mucho que dude, tengo que existir, pues
si yo dudo, me puedo equivocar; pero si me equivoco, por lo menos existo.

En el acto mismo de la duda se pone de manifiesto mi existencia; de lo contrario no podría siquiera dudar.
Esta es la primera verdad no contaminada por mis sentidos ni por la razón. Descartes buscaba un criterio de
conocimiento que fuera claro y distinto, un fundamento, un cimiento para, a base de él, construir con firmeza
todo el edificio de su conocimiento.

Dice Descartes: “Yo soy, yo existo, eso es cierto. Pero, ¿cuántas veces? Solamente cuando pienso; porque
podría ocurrir que, si yo cesara enteramente de pensar, cesaría igualmente de existir. Yo soy, yo existo, es
necesariamente una verdad clara y distinta cada vez que la pronuncio o que la concibo mentalmente”

En su tercera meditación, Descartes agrega: “Soy una cosa que piensa, es decir, duda, afirma, niega, conoce
pocas cosas, ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere y también imagina y siente; pues aunque las
cosas que siento e imagino no existan acaso fuera de mí y en sí mismas, estoy, sin embargo, seguro de que
esos modos de pensar residen en mí”.

Esta primera verdad en el método cartesiano es sumamente importante, pues a partir de ella se encuentra el
criterio de otras verdades, es decir, el criterio para distinguir de una vez por todas lo verdadero de lo falso, así
como el punto de partida para la construcción del método seguro y de la exactitud de las ideas mediante las
cuales se manifiestan las verdades.

Las reglas del método

Brevemente, para no extendernos demasiado, podemos hacer una síntesis en la que expresamos las reglas
de método cartesiano a partir de la obra de Descartes, sobre todo de El discurso del método. Estas reglas son
las siguientes:

Regla de la evidencia: evitar los juicios precipitados y los prejuicios. Sólo aceptar lo que se nos presente
clara y distintamente como verdadero.

Percepción clara es para Descartes: la que se muestra presente y manifiesta a una mente atenta.

Percepción distinta: es aquella que, siendo clara, se encuentra tan separada y escindida de todas
las demás que no contiene en sí, sino lo que se muestra de modo manifiesto.

Regla del análisis: dividir cada una de las distintas dificultades que examine en cuantas partes fuera posible
y en cuantas requiriese su mejor solución. Regla de la síntesis: conducir ordenadamente los pensamientos,
comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ascender paulatinamente hasta el
conocimiento de los más complejos.

Regla de la enumeración: hacer en todos los casos recuentos integrales y revisiones generales que
aseguren no omitir nada. MÉTODO FENOMENOLÓGICO

Aun cuando este término ya lo habían empleado algunos filósofos como Hegel, es Husserl quien toma la
fenomenológica como una ciencia filosófica fundamental, que sirve de base a las demás ramas de la filosofía.
Para Husserl la fenomenología: “es un método que intenta entender de forma inmediata el mundo, mediante
una visión intelectual basada en la intuición de la cosa misma, esto es, a través de los datos inmediatos y
originarios”. Según lo anterior, con el método fenomenológico se llega a conocer por medio de la percepción
cotidiana, y cada percepción es un objeto lógico que corresponde al objeto percibido en el momento, el cual
es un fenómeno presente. En síntesis, se conoce lo que aparece a la conciencia.

Etapas:

1.- La epojé: podemos identificarla como la duda de Descartes. Pues el filósofo debe iniciar
dudando de todo. La epojé significa literalmente suspensión de juicio. Esto quiere decir que la opinión
que siempre emitimos sobre cualquier objeto con la simple percepción, debemos suspenderla; para
reflexionar sobre la problemática que encierra el objeto, sobre el cual la opinión inmediata parecía
encerrarlo todo. En otras palabras, es abstenernos de emitir juicios precipitados sobre los objetos, lo
que acostumbramos hacer sin la menor reflexión. En este punto negamos nuestros hábitos
intelectuales ingenuos, pues es probable que lleguen a ser insuficientes para emitir un juicio
verdadero. Asimismo, debemos huir de la actitud científica acrítica e irreflexiva.

2.- La reducción eidética y la reducción trascendental: consiste en la conversión de los


hechos de la actividad natural, dejados en la epojé o suspensión de juicio; o dicho de otra manera,
dejados en suspenso, en esencias. De esa manera podemos decir que la reducción eidética es
convertir los hechos en esencias; a lo que le sigue la reducción trascendental, por medio de la cual
convertimos las esencias en vivencias de una conciencia pura constitutiva del conocimiento universal
y necesario.

3.- La intuición eidética: sin embargo, el proceso del método fenomenológico no queda
ahí, sino que llega a la plenitud mediante la intuición eidética, cuya actividad es la contemplación
desinteresada de las esencias que constituyen el ser de las cosas por parte de la conciencia, las
cuales se convierten en vivencias mediante la intencionalidad de la conciencia.

De acuerdo con el método fenomenológico, la captación de las esencias y su conversión en vivencias, es un


acto intencional de la conciencia. La intencionalidad es la conciencia de, es la conciencia que tiene el sujeto
(nóesis), del objeto (noéma).

MÉTODO HERMENÉUTICO

Hermenéutica significa interpretación, de acuerdo con la cual podemos decir, en un primer acercamiento, que
la hermenéutica es el arte de evitar los malentendidos. Fácilmente nos podemos dar cuenta de la cantidad de
problemas que en la vida diaria tenemos acerca de lo que observamos, escuchamos, leemos, etc.

La interpretación y su estudio tienen una larga trayectoria. Se ha empleado en estudios bíblicos, lingüísticos,
desde hace muchos años. Sin embargo, recientemente, Paúl Ricoeur opina que con los filósofos
Schelenmacher y Wilhelm Dilthey, el problema de la hermenéutica se convierte en un problema filosófico. El
problema hermenéutico o problema de interpretación se puede advertir fácilmente. Con toda seguridad tú has
leído algún libro o parte de él y encuentras que hay libros que entiendes mejor que otros, lo mismo te sucede
con los profesores que te imparten las asignaturas. En general los malentendidos, como dijimos antes, son
problemas de interpretación y se presentan a todas las personas en la vida cotidiana. Particularmente, Dilthey
hace de la hermenéutica una metodología de las ciencias del espíritu. La hermenéutica es una forma de
comprensión, y esta cae bajo el concepto general del conocer; aquí se entiende por conocer el proceso por el
cual se busca un saber de validez universal.

Al igual que los filósofos anteriores, Heidegger y Gadamer también se ocupan de la hermenéutica. Éste último
considera la comprensión (hermenéutica), el dónde y el cómo se realiza. En efecto, dice Gadamer:

1. Comprender es ponerse de acuerdo con alguien sobre algo.


2. El lenguaje es el método universal para realizar el consenso o compresión.
3. El dialogo es la forma concreta en que se alcanza la comprensión.
4. El comprender es interpretar.
5. La comprensión que se realiza en el diálogo se mueve en un círculo dialéctico: pregunta-
respuesta.
6. La comprensión es la concreción de la conciencia de la historia que se lleva a cabo.
7. La tradición consiste en existir en medio del lenguaje; en cuanto el pasado se actualiza, se
reconoce su sentido a menudo con nuevas iluminaciones.

MÉTODO DIALÉCTICO

Tuvo su origen con el filósofo griego Heráclito de Éfeso, quien había dicho “Todo fluye, todo cambia”, “La
guerra de todas las cosas es padre, de todas las cosas es rey”; Posteriormente, Hegel es considerado el
maestro de la dialéctica, y a partir de él es Karl Marx, pero sobre todo Friedrich Engels.

El método dialéctico se expone en tres leyes universales que son:

La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos y viceversa. Es una


concatenación y una acción recíproca de los aspectos cuantitativos y cualitativos del objeto, en virtud de los
cuales los cambios se acumulan gradualmente y alteran el objeto; de tal manera que se originan cambios
cualitativos radicales, como saltos, de acuerdo a los objetos y con las condiciones de su desarrollo.

La ley de la unidad y lucha de los contrarios. Según esta ley, a todos los objetos, fenómenos y procesos,
les son inherentes contradicciones internas, aspectos y tendencias contrarios, que se encuentran en estado
de concatenación y negación mutua; la lucha de contrarios da un impulso al desarrollo y conduce al
crecimiento de contradicciones, que finalmente conducen a la desaparición de lo viejo y al surgimiento de lo
nuevo, y así sucesivamente.

La ley de la negación de la negación. La acción está condicionada por el nexo y la continuidad entre lo
negado y lo que niega. La negación dialéctica no es una negación que rechaza el desarrollo precedente, sino
una condición de desarrollo que afirma y conserva en sí todo el contenido positivo de las fases anteriores y
tiene un carácter de avance ascendente.

FILOSOFÍA DEL LENGUAJE

Los filósofos siempre se han planteado el abordaje, del cuestionamiento sobre el lenguaje.

El hombre es el único ser en el mundo con la capacidad de expresarse con un lenguaje articulado, ya que
ninguna otra especie zoológica dispone de una estructura física ni mental adecuada para hacerlo.

Se han entrenado monos con la intención que aprendieran la palabra hablada pero sólo se ha conseguido que
incorporaran algunos signos sin otro significado que el explícito, y comparándolos con el desarrollo evolutivo
del hombre, alcanzan un nivel intelectual no superior a los dos años.

El lenguaje humano es un conjunto de signos y símbolos que representan lo que se quiere decir y que
comprende varios componentes esenciales, un sonido, un tono, un gesto, un volumen y dos significados, el
convencional o la definición denotada de la expresión, y el connotado que simboliza la intención que conlleva.

A la filosofía no le interesa particularmente el lenguaje como sistema sino su relación con el mundo, con el
pensamiento y con la cultura.

El lenguaje es una creación del hombre para entenderse y comunicarse con sus semejantes, utilizado como
medio de expresión de sus intenciones, su pensamiento, sus sentimientos y emociones y representa una
manifestación de la cultura.

Los filósofos no se detienen en el significado de una palabra u oración sino en el sentido que tiene esa
expresión, o sea lo que quiere decir y su verdad o falsedad.

Casi todos los filósofos de la historia abordaron en algún momento el lenguaje, principalmente los ingleses,
investigando su origen y tratando de desentrañar el misterio de los símbolos y la semántica.

El lenguaje expresa significados y una visión del universo; y cada filósofo tiene una forma singular de decir las
cosas, creando las expresiones más elocuentes que identifican con mayor exactitud su manera de pensar.

Existen de ese modo, expresiones filosóficas que llevan el sello del encuadre filosófico al que pertenecen y
que fuera de ese contexto significan otra cosa.
El lenguaje se relaciona con la cultura y no es estático sino que tiene el mismo dinamismo de la vida, cambia,
crece y hasta puede llegar a morir como muchas lenguas antiguas. Define a una cultura y también la
transforma.

El lenguaje es el intento de descubrir el mundo interno y la expresión del espíritu.

El pensamiento organizado y reflexivo es posible por medio del lenguaje que simbólicamente representa una
idea del mundo que nos circunda.

El pensamiento crea el lenguaje y el lenguaje hace posible el pensamiento.

El hombre crea un discurso e intenta expresar sus ideas y su cosmovisión por medio del lenguaje que es el
código de símbolos convencional creado por una cultura con la capacidad de adoptar distintas formas y
combinaciones que definen una forma de ser y de pensamiento.

Pero nunca el lenguaje podrá expresar con real exactitud una idea, ya que ésta siempre superará al lenguaje
hablado; porque no nos alcanzan las palabras para definir nuestro pensamiento con la fidelidad que
deseamos; y tampoco las ideas podrán ser interpretadas enteramente por el interlocutor, cuyo entendimiento
estará inevitablemente limitado por su propia cosmovisión que es la condición que distorsiona los mensajes
que recibe.

La comunicación humana es el intento infructuoso de alcanzar a comprenderse mutuamente y los hechos


históricos lo comprueban.

¿LA MENTE CREA EL PENSAMIENTO O EL PENSAMIENTO CREA LA MENTE DEL SER


HUMANO?

¿LLEGAREMOS A LAS RESPUESTAS?

Esta es una situación muy particular de ciertas personas, no podemos decir que la mayoría porque la mayor
parte de la humanidad es ajena a estas situaciones del pensamiento. La mayor cantidad de seres humanos
son desligados a estas preguntas con mucha basura tecnológica, o mentiras que son verdad, o verdades que
son mentira, Uds. lo pensaran.

PENSAMIENTO

El pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo aquello que es traído a existencia
mediante la actividad del intelecto. El termino es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos
los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las
abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento,
bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc.

Definiciones…

 Imagen: son las representaciones virtuales que tienen todos los seres humanos desde su concepción
acerca del proceso psicológico racional, subjetivo e interno de conocer, comprender, juzgar y
razonarlos procesos, objetivos y hechos.

 Lenguaje: es la función de expresión del pensamiento en forma escrita para la comunicación y el


entendimiento de los seres humanos. Nos plantea dos definiciones de pensamiento, una de las
cuales se relaciona directamente con la resolución de problemas.

 Pensamiento: fenómeno psicológico racional, objetivo y externo derivado del pensar para la solución
de problemas que nos aquejan día tras día.

"El proceso de pensamiento es un medio de planificar la acción y de superar los obstáculos entre lo que hay y
lo que se proyecta". "El pensamiento se podría definir como imágenes, ensoñaciones o esa voz interior que
nos acompaña durante el día y en la noche en forma de sueños". La estructura del pensamiento o los
patrones cognitivos son el andamiaje mental sobre el que conceptualizamos nuestra experiencia o nuestra
realidad.

Es la actividad que ejerce la mente desde el intelecto para poder realizar una acción. De esta manera se va
expandiendo y alimentando, gracias a la interacción con el entorno. Más allá de teorías, el pensamiento debe
alimentarse, no sólo de ideales subjetivos y rebeldes porque en nuestras propias fuerzas no se puedan hacer
una realidad, sino que debemos agregarle inteligencia, equidad social y tolerancia. El pensamiento debe verse
reflejado en la práctica, no en las palabras, ya que éstas suelen ser efímeras, confusas y perfeccionistas, lo
cual se nos hace complicado muchas veces actuar.

El PENSAMIENTO HUMANO

Nunca se ha podido describir verdaderamente lo que es el pensamiento humano, pero se cree que es un
mecanismo automático de el cerebro para poder realizar las cosas que están relacionadas directamente con
la realidad.

La inteligencia está directamente relacionada con el pensamiento, pero lo más importante es algo que no se
toma mucho en cuenta “LAS PALABRAS”. Que nacen a partir de la conciencia humana, y al ir creciendo la
persona se crea la inteligencia, pero a partir de la base más importante, que son las palabras.

Se podría decir que una persona que tenga una amplia gama de palabras, es una persona inteligente. Porque
las palabras son las que conforman principalmente el pensamiento, trayendo consigo la conciencia y la
conducta.
En la vida diaria, hablamos de la “conciencia religiosa”, de la “conciencia moral”, de la “conciencia cívica”, etc.,
conforme a la actitud que adoptamos frente a la vida, religiosa, moral, ciudadana, etc. También hablamos de
“conciencia psicológica”.

Conciencia Psicológica

Con el fin de aclarar el concepto de la conciencia psicológica nos serviremos de nuestra experiencia diaria.
Observamos, por ejemplo, una puesta de sol. Una serie de sensaciones, de percepciones, de imágenes, de
recuerdos, de afectos nos invaden. Nos sentimos felices. Todo esto constituye en ese momento nuestra
conciencia psicológica. Podemos, pues, legítimamente, decir que la conciencia psicológica es un conjunto de
experiencias psíquicas inmediatas y actuales que en un cierto momento aprehendemos de nuestro yo.

Conciencia moral

Para determinar la noción de la conciencia moral, acudiremos una vez más a nuestra propia experiencia.

a) Es un hecho que nadie de nosotros juzga las acciones de un vegetal o de un animal irracional como
acciones morales o inmorales. Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por
tanto, concluir que “la conciencia moral es una función de la persona humana”.

b) La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una determinada conducta moral y que otras se
conducen de forma inmoral. En consecuencia “la conciencia moral no es algo añadido a la persona, sino que
es la misma persona, el sujeto de la conducta moral”. “La conciencia moral es una realidad dinámica que
capacita al hombre para

Captar y vivir los valores morales”. Su desarrollo y perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la
personalidad de cada hombre.

¿QUIÉN PIENSA?

La pregunta "¿quién soy?" ha tenido ecos en las distintas épocas de la humanidad y, desde el dominio
propio del pensamiento, la Filosofía, se han erigido no pocos paradigmas al respecto, entre los que aún
resuena extendido en nuestra memoria colectiva el famoso cartesiano: "pienso, luego existo".

El orgullo miope de la razón eleva el pensar como condición última. Se existe porque se piensa, nos
sentencia, y deja al raciocinio la delicada responsabilidad de explicar, a partir de ahí, todos los demás
enigmas en torno al ser: el sentido ontológico último, el alma, la trascendencia o inmortalidad, la muerte o el
mismo tema divino.

El hombre de a pie, que no mora en las esferas elucubrantes superiores de la razón, traslada con su sabiduría
cotidiana el poder de este paradigma con proposiciones como: "usa tu cabeza", "hay que tener dos dedos de
frente", "no seas un cabeza hueca (o de aserrín)" o "es bueno tener una cabeza bien amueblada".

No hay duda que el pensamiento bien dirigido y controlado es una utilísima herramienta para nuestra
existencia, colaborador en todas las actividades de nuestra vida. El ordenador, la computadora, imita y
potencia las facultades racionales humanas del intelecto, pero, la máquina o fábrica de pensamientos del
hombre no son su esencia, no son lo que se ha venido denominado como "el ser".

Hay alguien manejando el programa informático. Pero... ¿hay alguien detrás de la actividad mental?

Yo pienso... ¿quién piensa?


Pensar es una actividad que realizamos de manera natural y espontánea, cada instante, cada día, todos los
seres humanos de todo el mundo durante nuestra estancia efímera y pasajera en este planeta tierra.

Quizás algunos se pregunten "¿Qué es pensar?", o bien, `¿Por qué pensamos?', nos parece saberlo
perfectamente; pero si estamos obligados a responder nos sentimos confundidos, titubeantes, y acabamos
por confesar nuestra ignorancia

FACTORES DEL PENSAMIENTO

 Sujeto pensante.
 Proceso psíquico del pensar.
 Objeto Pensado
 Expresión de lo pensados

Los procesos del Pensamiento Humano

El pensamiento se define como la derivación mental de elementos mentales (pensamiento) a partir delas
percepciones y como la manipulación y la combinación de estos pensamientos. Al pensamiento en general se
le denomina algunas veces cognición. A los procesos del pensamiento se les llama, a veces, procesos
cognoscitivos, y a los pensamientos se les llama cogniciones (del latín cogito, que significa "pienso"; de
donde proviene también "cogitar").

El término "pensar" abarca actividades mentales ordenadas y desordenadas, y describe las cogniciones que
tienen lugar durante el juicio, la elección, la resolución de problemas, la originalidad, la creatividad, la fantasía
y los sueños.

Son los procesos cognoscitivos los que distinguen de manera más evidente al hombre de los animales;el
pensamiento superior dota al hombre de ventajas para la supervivencia que tienen paralelo, pues resolver
problemas con mucha antelación y salvar abismos (con el pensamiento) mucho antes de llegar a ellos. El
filósofo francés Blas Pascal llegó a la conclusión de que la cognición era el don divino del Creador de que la
dignidad eterna del hombre se basaba únicamente en su capacidad de pesar.

Pascal escribió que:

"El hombre no es más que una caña que piensa, la caña de naturaleza más frágil Muere de un simple
regocijo, de una simple gota de agua. Pero aunque el universo conspirara para aplastarlo, el hombre
seguiría siendo más noble que lo que lo hace caer, pues sabe que muere y el universo no sabe nada
de la victoria que obtiene sobre el hombre".

PENSAR…VÍA a la SOLUCIÓN de PROBLEMAS

Comúnmente al conocimiento se le ha prestado más importancia que al pensamiento, sin embargo el sólo
saber no garantiza en ninguna medida que un individuo sea capaz de resolver problemas, ya que la solución
ha de necesitar un proceso intermediario entre el conocimiento previo y la respuesta satisfactoria, este
proceso es el acto de pensar, acción que normalmente pasa desapercibida y a la cual se le resta importancia
tanto en aulas escolares como en la vida cotidiana.

Y es que la solución de problemas no demanda vastos conocimientos en todo como única vía, para esto es
imprescindible que los saberes previos deban pasar por una introspección reflexiva que busque variadas
posibilidades que apunten a un mismo fin, es necesario detenerse constantemente a visibilizar cual alternativa
podría ser la más práctica como respuesta al problema, lo que hace que el pensar sea un proceso complejo
pero en ninguna medida difícil de realizar.

La reflexión sobre un tema dado puede abrir variadas posibilidades que en actividades mecanicistas no se
podrían siquiera vislumbrar, dado que es un conocimiento ya planteado, una solución ya dada que solamente
se repite una y otra vez y no deja espacio para el pensamiento, para la creatividad y la visión de variadas
alternativas

La acción de pensar es flexible, permite mantener una idea rondando sin forma hasta que se materializa sin
más en cualquier momento, el pensamiento no necesita de sitios específicos, aunque varíe de persona a
persona, una revelación que de solución a un cuestionamiento puede presentarse en el momento más
inesperado, obviamente luego de realizar el proceso complejo que es el pensar.

Lo importante es entonces presentar un equilibrio entre conocimiento y pensamiento, ya que el primero se


muestra lisiado sin el segundo, donde el individuo se parecería más a una base de datos sin motivo alguno, lo
que cambiaría con una enseñanza enfocada a la creación, a la creatividad y a la criticidad, que fuerce
necesariamente a pensar, ya que en el mundo real y cotidiano los problemas suelen ser complicados y
confusos, a veces se presentan como dilemas que parecieran irresolubles, que tal vez con un poco de
reflexión se muestre la vía más indica a escoger para dar solución a un problema.

PENSAR HOY

Luego de preguntarse qué es el pensar y de reflexionar en torno a ello, el filósofo español Emilio Lledó nos

dice que no es suficiente saber e interpretar, sino que hoy día es indispensable pensar y sobreponernos a un
mundo de sobre información que nos desorienta. Escribe Lledó:

Por lo que me dicen, a principios del nuevo siglo, hay que pensar en él; en lo que nos traerá, en lo que nos
quitará. Al intentar una respuesta a tan interesante pretensión, surge una primera dificultad. ¿Pensar lo que va
a ser una época que se presenta, según se predica, como sociedad tecnológica, sociedad de la información, y
otros retumbantes pronósticos? La respuesta podría dejarse a los profetas, augureros, pitonisas, magos,
oscurividentes, clérigos o hechiceros de distintas sectas, que vaticinan sin cesar sobre nuestro futuro y hasta
nos acosan con sus vaticinios. Pero, a lo mejor, eso no es pensar aunque tales personajes utilizan el lenguaje
-el instrumento esencial de la comunicación humana- para crear formas de comunidad, identificaciones y
diferencias, casi siempre con muy concretas y nada mágicas intenciones.
Habría que saber primero lo que significa ese verbo “pensar”, esa palabra. No es un sustantivo: algo hasta
cierto punto firme, estable, duradero, como la mesa, la silla o incluso manejable como la pluma con la que
escribo; o como mi amigo, o esa pareja que pasea ante mi balcón. Hay, sin embargo, una diferencia entre la
pluma, la mesa y, sobre todo, mi amigo, o esa pareja que pasa ante mi balcón. La diferencia, así a primera
vista, es que esos seres, esas personas, son también “sustantivos”, seres reales, que caminan, que respiran y
sobre todo -por eso son personas- que tienen dentro de sí algo más etéreo, más inasible, que fluye por las
neuronas y que sustantivamos llamándole pensamiento, aunque no lo veamos, aunque no lo podamos tomar
en nuestras manos, ni siquiera cuando lo expresamos ni, casi, cuando lo escribimos.

Un objeto delicado, misterioso, porque está lleno de grumos mentales, de opiniones que se van formando y
que, muchas veces, no podemos controlar, ni siquiera saber cómo ha venido, por qué las tenemos.
Desconocemos incluso si son verdaderamente nuestras o nos las han puesto en el cerebro, nos las han
impuesto para cultivar nuestra ignorancia; para degenerarnos, desquiciarnos, hacernos agresivos e
irracionales.

Un objeto delicado y por ello peligroso. Está expuesto a mil ataques en los que podemos perder lo que somos
y el sentido de dónde estamos. Pero, al mismo tiempo, ese incesante fluir de nuestras ideas, del producto de
esa luz interior que nos hace conscientes y dice quiénes somos, qué clase de ser somos, es lo más
importante, lo más intenso, lo más hermoso de la vida humana.

Pensar, dicen los expertos, es establecer relaciones lógicas, racionales, entre cosas, sucesos, intuiciones, y
hacer que esas relaciones tengan coherencia y sentido. Pero pensar debe ser también algo más sencillo,
incluso más primitivo, más inmediato: tener proyectos, deseos, opiniones, afectos, sensibilidad, pasiones.

En la vida social, el pensamiento resultado de esas iluminaciones -porque pensar es dar luz, alumbrar-, de
esas proyecciones y apetencias del sujeto, convierte a los seres humanos en reflejos conscientes, donde
aparece un territorio mucho más amplio que el que comprende esa coherencia que llamamos “lógica”.

Pensar debe ser también una forma mental que analiza lo que ven nuestros ojos, lo que oímos, lo que
experimentamos en el curso, en el “discurrir”, de cada vida. Creo que en todos los tiempos el proceso del
pensamiento fue siempre el mismo. Porque como dijo el filósofo en la primera línea de un libro ya famoso:
“Todos los hombres tienden por naturaleza a ver, a entender, a idear”. Pensar el siglo XXI es en el fondo,
como proceso de conocimiento, lo mismo que en el siglo XVIII, o en el XII, y no digamos en el siglo V antes de
nuestra era, cuando uno de aquellos geniales personajes que inventaron la racionalidad, la justicia, la
felicidad, dijo que no le importaba tanto saber lo que era el bien, la ética, sino que fuéramos buenos, decentes;
que supiéramos elegir entre el bien y el mal, entre el necesario pero tantas veces miserable bien personal y el
bien de la comunidad a la que pertenecemos, que es el mundo entero, la vida entera. Inventaron, se miraron
en el espejo de esas palabras porque supusieron decirlas y porque su mente, a pesar de posibles
contradicciones, era libre y luchaba por esa libertad…

¿POR QUÉ PENSAMIENTO CRÍTICO?

Todo el mundo piensa; no solamente es el pensamiento parte de nuestra naturaleza sino que debemos
reconocer que el acto de pensar está siempre relacionado con contenidos, no se produce en el vacío; cuando
uno piensa está siempre pensando en algo o acerca de algo. Pero, mucho de nuestro pensar, en si mismo, es
arbitrario, distorsionado, parcializado, desinformado o prejuiciado. Sin embargo, tanto nuestra calidad de vida
como la calidad de lo que producimos, hacemos o construimos dependen, precisamente, de la calidad de
nuestro pensamiento.

DEFINICIONES

Aunque no hay unanimidad sobre lo qué es el Pensamiento Crítico, presentamos a continuación algunas
definiciones que permitirán comprender mejor el concepto:

A) “El pensamiento crítico es una forma de pensar de manera responsable relacionada con la capacidad de
emitir buenos juicios. Es una forma de pensar por parte de quién está genuinamente interesado en obtener
conocimiento y buscar la verdad y no simplemente salir victorioso cuando está argumentando”

B) Según el consenso explicitado en el Informe Delphi, pensar críticamente consiste en un proceso intelectual
que, en forma decidida, regulada y autorregulada, busca llegar a un juicio razonable. Este se caracteriza por:

1) ser el producto de un esfuerzo de interpretación, análisis, evaluación e inferencia de las evidencias;

2) puede ser explicado o justificado, por consideraciones evidenciables, conceptuales, contextuales y de


criterios, en las que se fundamenta.

C) Según Kurland, D.J., 1995; en sentido amplio, pensar críticamente está relacionado con la razón, la
honestidad intelectual y la amplitud mental en contraposición a lo emocional, a la pereza intelectual y a la
estrechez mental (mente estrecha). En consecuencia, pensar críticamente involucra seguir el hilo de las
evidencias hasta donde ellas nos lleven, tener en cuenta todas las posibilidades, confiar en la razón más que
en la emoción, ser precisos, considerar toda la gama de posibles puntos de vista y explicaciones, sopesar los
efectos de las posibles motivaciones y prejuicios, estar más interesados en encontrar la verdad que en tener
la razón, no rechazar ningún punto de vista así sea impopular, estar conscientes de nuestros sesgos y
prejuicios para impedir que influyan en nuestros juicios.

D) El pensamiento crítico es esa forma de pensar – sobre cualquier tema, contenido o problema – con la cual
el que piensa mejora la calidad de su pensamiento al adueñarse de las estructuras inherentes al acto de
pensar y someterlas a estándares intelectuales.

COMO RESULTADO DE LO ANTERIOR… Un pensador crítico y ejercitado...

 Formula problemas y preguntas fundamentales, con claridad y precisión;


 Reúne y evalúa información relevante utilizando ideas abstractas para interpretarla efectivamente;
 Llega a conclusiones y a soluciones bien razonadas, y las somete a prueba confrontándolas con
criterios y estándares relevantes;
 Piensa, con mente abierta dentro de sistemas alternos de pensamiento; reconociendo y evaluando,
según sea necesario, los supuestos, implicaciones y consecuencias prácticas de estos y,
 Se comunica efectivamente con otros para idear soluciones a problemas complejos.

El pensamiento crítico es auto-dirigido, auto-disciplinado, autorregulado y auto-corregido. Requiere estándares


rigurosos de excelencia y dominio consciente de su uso. Implica comunicarse efectivamente, habilidades para
la solución de problemas y el compromiso de superar el egocentrismo natural del ser humano. Se necesitan
entonces una serie de capacidades y disposiciones personales para poder pensar críticamente. Pero más
importante aún, de acuerdo al Informe Delphi, es que exista una disposición generala pensar críticamente y el
informe le da más valor a esta que a poseer las destrezas intelectuales de orden superior.

Los pensadores críticos aplican rutinariamente los estándares intelectuales a los elementos del razonamiento
para desarrollar las destrezas intelectuales esenciales.

PENSAMIENTO VERTICAL Y LATERAL

"El pensamiento vertical siempre ha sido el único tipo de pensamiento respetable. En su forma más acabada,
como lógica, es el ideal hacia el que, se recomienda, todas las mentes deben esforzarse, sin importar su corto
alcance.

Para ilustrar en forma gráfica lo que es el pensamiento vertical, diríamos que es como tomar unos cubos de
juguete y hacer una construcción hacia arriba, en la que cada cubo descansa firmemente sobre el de abajo.
En el pensamiento lateral, los cubos están diseminados. Pueden estar conectados entre sí o no, pero el
patrón que podría surgir puede ser tan útil como la estructura vertical.

Todas las personas se han topado con la clase de problema que parece imposible de resolver hasta que de
repente se revela una solución sorprendentemente simple. Una vez que se piensa en ella, parece tan obvia
que no se puede entender porqué fue tan difícil descubrirla. Esta clase de problemas puede ser sumamente
difícil de resolver cuando se utiliza el pensamiento vertical.

El pensamiento lateral no solo se aplica a la solución de problemas: también tiene que ver con nuevos
enfoques y toda clase de ideas nuevas.

Con los mejores ejemplos del pensamiento lateral, la solución parece obviamente lógica una vez que se
descubre. Es muy fácil olvidar que se llegó a ella por medio del pensamiento lateral y no por el vertical. Una
vez revelada la solución, muchas personas intentan explicar cómo se pudo llegar a ella por medio del
pensamiento vertical. En retrospectiva, la secuencia lógica del problema puede parece muy fácil."

Al estudiar la temática de la moral, pronto descubrimos la existencia de un tipo particular de valores,


denominados valores morales. Los cuales poseen inmensa importancia, pues su aparición implica una
diferencia radical entre el actuar del hombre y el de los demás seres animados.

Es posible establecer que la conciencia moral, la libertad y la responsabilidad se transforman en el


fundamento básico y necesario de la vida humana. Todo ello, por supuesto en un ambiente social, que es el
único propicio para la realización del hombre. Es decir, se pone en evidencia que los valores son esenciales
para el hombre y su vida, la cual desarrolla junto a otras libertades. Se hace imprescindible entonces conocer
y comprender los fundamentos de la vinculación que surge entre vida humana, valores y sociedad. Esa ardua
tarea, y de problemática creciente, es asumida por una disciplina filosófica, denominada Ética.

La Ética busca descubrir, clarificar y comprender las relaciones que se establecen entre el actuar humano, los
valores y las normas morales que se gestan y desarrollan en la vida social.
Desde que el hombre se agrupa en sociedades tuvo la necesidad de desarrollar una serie de reglas que le
permitieran regular su conducta frente a los otros miembros de la comunidad. De manera que la moral es una
constante de la vida humana. Los hombres no pueden vivir sin normas y valores. Es por esto que se ha
caracterizado al hombre como un "animal ético". Sólo el hombre puede dirigirse hacia el futuro. Sólo él puede
formarse una idea de un estado de cosas más deseable y poner luego los medios necesarios para llevarlo a la
realidad. El hombre puede protestar, ir al paro, manifestarse o sublevarse, con una visión de un estado de
cosas que 'debiera ser'. Los demás animales sólo pueden morder, arañar, golpear o huir <siempre en un
eterno presente>. Si se prescinde de este aspecto de la experiencia humana que es lo moral, se tendrá una
imagen que es bastante incompleta o fragmentaria del hombre y su cultura.

La Etica nos ilustra acerca del porqué de la conducta moral. Los problemas que la Etica estudia son aquellos
que se suscitan todos los días, en la vida cotidiana, en la vida escolar, en la actividad profesional, etc.
Problemas como: ¿qué comportamiento es bueno y cuál malo?, ¿se es libre para realizar tal o cual acción?,
¿quién nos obliga a realizar esta acción?, entre estas dos acciones, ¿cuál se debe elegir?, etc.

En un resumen preliminar, podemos apreciar que la importancia de la Etica nace por su preocupación
principal, que nos atañe directamente: la actividad humana, en tanto actividad regida por principios ajenos a la
determinación y necesidad que existe en el resto de los seres que pueblan la tierra. Principios que hemos de
denominar valores morales.

PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO

El pensamiento es una de las características que hacen al ser humano único y diferente de todas las demás
especies que existen en la naturaleza, puesto que a través de este proceso cognitivo mayor no solo
reflexionamos, analizamos y comprendemos los diferentes fenómenos de los que se compone nuestra
existencia.
A través de la historia el pensamiento ha sufrido diferentes cambios, puesto que cada momento histórico y
cada lugar hace que el abordaje antropológico se relacione de forma proporcional con la filosofía de los
pueblos y sus gentes. por lo tanto el pensamiento nos identifica, permite avanzar y sobretodo permite conocer
perspectivas de otras culturas, lugares, épocas pero sobretodo de otras personas, de igual manera
el carácter significativo del pensamiento cobra sentido general o universal cuando es puesto a prueba a través
de un método valido, científico, puesto que actualmente como dice Prigoine ésta se ha convertido en un
dogma irrefutable e indiscutible, por lo tanto la humanidad en el tiempo contemporáneo es más crítica y aun
confronta los postulados científicos y también religiosos o todo lo que en su afán de conocerse como verdad
se convierte en un paradigma casi irrompible y venerable.
Según Descartes para avanzar hay que dudar y por lo tanto aunque es una filosofía antigua es quizás el
método para seguir descubriendo que nuestra especie tiene, es por eso que hablar de pensamientos
contemporáneos es hablar de perspectivas de estilos y paradigmas en el pensamiento actual que nos marcan
una brecha hacia el avance de una especie que no se detiene y que mucho menos limita su pensamiento. A lo
largo del siglo XX el pensamiento epistemológico se ha constituido como una doctrina fundamental en
la construcción de conocimientos en todos los ámbitos, tanto científico como metafísico tratando de explicar
los diferentes fenómenos que hacen parte del entorno social que nos rodea .(http://pensamiento-
contemporaneo.wikispaces.com/)

Desde la perspectiva, se dice que una de las corrientes más importantes que puede expresar ese interés por
conocer verídicamente la razón de ser de las cosas existentes y con la cual me siento identificado es el
"Racionalismo Crítico" de Karl Popper. Esta corriente de pensamiento nos invita a tener una posición diletante
frente a las cosas que hoy en día conocemos, es decir, no tragar entero todo lo que nos dicen, sino más bien
tener una posición cuestionarte; verificar todo aquello que se pueda mediante el método científico, lo particular
de esta corriente es que el ámbito metafísico es anulado porque no se puede comprobar científicamente.
Para hablar de pensamiento contemporáneo debemos partir desde el concepto de pensamiento como la
actividad que ejerce la mente desde el intelecto para poder realizar una acción. De esta manera se va
expandiendo y alimentando, gracias a la interacción con el entorno. Más allá de teorías, el pensamiento debe
alimentarse, no sólo de ideales subjetivos y rebeldes porque en nuestras propias fuerzas no se puedan hacer
una realidad, sino que debemos agregarle inteligencia, equidad social y tolerancia.
El pensamiento debe verse reflejado en la práctica, no en las palabras, ya que éstas suelen ser efímeras,
confusas y perfeccionistas, lo cual se nos hace complicado muchas veces actuar. Con
esta introducción quiero llegar al punto que el pensamiento contemporáneo reúne en un conjunto, diferentes
perspectivas de ideales, formando así un saber, un pensamiento que ha sido transformado a medida que van
pasando los días, puesto que cada momento estamos recibiendo nuevas informaciones y situaciones que a
nuestra vida debemos adaptar.
Pensamiento contemporáneo lo podemos determinar inicialmente con fracción en el significado de estas dos
palabras las cuales son: pensamiento y contemporáneo. Por una parte el pensamiento "es aquello que es
traído a la existencia a través de la actividad intelectual. Podemos decir que el pensamiento es un producto de
la mente, que puede surgir mediante actividades del intelecto o por abstracciones de la imaginación".
Seguidamente, lo contemporáneo es lo referente a lo que existe al mismo tiempo, lo que comparte época,
actualmente.

PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO PENSAMIENTO MODERNO PENSAMIENTO GRECOLATINO PENSAMIENTO MEDIEVAL

Se denomina Filosofía Medieval a la


Es una de las características que hacen al ser filosofía dada en Europa y el Oriente Medio
humano único y diferente de todas las demás Se caracteriza como partidario de la paz y durante el período conocido como Edad
especies que existen en la naturaleza, puesto la justicia en la tradición greco-latina Media, periodo que se extiende desde la
que atreves de este proceso cognitivo no solo a Sócrates, el filósofo de la Atenas de caída del Imperio Romano de Occidente.
reflexionamos, analizamos y comprendemos Pericles que, interrogando a todos los
Tiene tres características bien determinadas. recriminaba el dedicarse a otras cosas que Pero temáticamente, la filosofía medieval se
los diferentes fenómenos de los que se
La primera es el objetivismo, es decir, la no fuesen el cuidado del alma y hacer que inicia en el siglo II con el diálogo entre la
compone nuestra existencia.
capacidad de describir fenómenos de sus cualidades o, virtudes, fuesen mejores. filosofía helenística y las
El pensamiento nos identifica, permite manera independiente de quien hace grandes religiones monoteístas.
avanzar y sobretodo permite conocer la descripción. En una figura muchas veces comparada
con Jesús de Nazaret. Características:
perspectivas de otras.
La segunda es el positivismo o, en otras
Así tendríamos en la tradición grecolatina - Discusión entre la fe y la razón-Discusión
Caracterizado por abarcar tres grandes teorías palabras, la posibilidad de identificar leyes
o reglas generalizables que gobiernan estos al hombre-dios amante de los seres entre la naturaleza y la existencia de Dios-
consideradas como: revolucionarias, del
humanos hasta el punto de sufrir y morir Discusión entre los límites del conocimiento
plano social, de la naturaleza y del fenómenos. La tercera, derivada de la
por ellos, ya que lo que los griegos y la libertad en el hombre- Discusión entre
pensar. Estas tres teorías están sustentadas anterior, es la predicción, que se refiere a,
la capacidad de conocer el devenir futuro de llamaron un héroe y consideraron como la naturaleza de los universales
por: Carlos Marx, Charles Darwin y Sigmund
un semi- dios nunca llegó a tener, excepto individuación de las sustancias divisibles e
Freud. Éstos pertenecen a una corriente un fenómeno si conocemos las leyes que
indivisibles.- Defensa del Cristianismo
naturalista desde mediados del siglo XIX rigen su dinámica, así como sus condiciones en Sócrates, una envergadura moral
iníciales. comparable a la que se narra sobre el frente a las religiones paganas- La Biblia
hasta muy adentrado nuestro siglo.
fundador del cristianismo. Sócrates fue o libro sagrado, en el Génesis, expone el
Consideraban al hombre como parte de la
Estas tres condiciones delinearon el un hombre que sostenía que puesto que la origen del mundo y entre otras cosas nos
naturaleza y de mundo perceptible.
pensamiento del hombre y la virtud, a su juicio, es conocimiento, nadie habla de la naturaleza humana como imagen
Marx había señalado que la ideología del ser mujer moderna, desde su concepción inicial, podía equivocarse a posta, sostenía divina con normas de conducta y
humano es un producto de la base material de con el trabajo de Newton en el siglo XVIII. también que ser injusto era lo peor que le relaciones políticas. La verdad para los
la sociedad. Darwin demostró que el ser podía pasar a un hombre en su vida y no griegos no tiene origen divino, sin embargo
.
humano actual es resultado de unas series de huyó de su injusta condena a muerte, aún para los cristianos es una VERDAD en sí,
desarrollos biológicos evolutivos pudiendo haberse evadido, por considerar por lo que niegan la importancia del
y Freud mostró mediante su estudio que que era necesario acatar a las leyes aunque diálogo, la discusión y el debate, que solo
ciertos actos de los hombres pueden estar éstas fuesen injustas. son posibles si se supone que nadie posee la
vinculados a instintos. VERDAD y que todos son iguales en sus
fundamentos y criterios de justificación.

LA ÉTICA

La palabra Etica procede del vocablo ethos que posee algunos significados fundamentales:

El más antiguo de ellos fue 'residencia', 'morada', o 'lugar donde se habita'. Se usó primariamente en poesía, y
hacía referencia a los lugares donde viven o crían los animales, a los lugares habituales o propios de ellos,
sus madrigueras y sectores de alimentación.
Posteriormente este concepto adquirió otro matiz: mantuvo el sentido de 'lugar', pero esta vez no exterior o
físico (tal como 'país en el que se vive'), sino interior, entendiéndose esto como una 'actitud interior', que sería
el suelo firme, el fundamento del actuar, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. Esta segunda
acepción cambia el enfoque desde 'lugar o morada' (carácter geográfico) a una 'disposición' o 'actitud'
(carácter psicológico-moral) que estaría en el hombre, en su interior, desde donde emergería hacia fuera
(sociedad) en forma de conductas o comportamientos morales.

Ahora bien, Aristóteles fue quien impuso la acepción con la que actual y tradicionalmente se ha encarado y
comprendido el concepto Etica. Según este autor significa 'modo de ser' o 'carácter'. Conceptos que se
apoyan mutuamente para dar origen a un significado mucho más amplio, de mucho más alcance: 'modo de
ser' ha de entenderse como 'forma de vida', la cual se verifica en la adquisición de un 'carácter' particular, que
se va apropiando, incorporando a lo largo de la vida.

En términos generales, se debe entender la Etica en los términos señalados en el párrafo anterior, pues ese
es el modo que ha servido de base para todos los enfoques posteriores.

Así pues, el ethos, el carácter que se va adquiriendo, gestando, madurando y ejercitando desde la infancia, es
el resultado de los hábitos, de una repetición sistemática y permanente de actos semejantes (de una misma o
parecida calidad moral). El ethos entonces es lo creado, lo configurado en y por el hombre, y constituiría su
segunda naturaleza. Al mismo tiempo sería la instancia que facilitaría la gestación de nuevos actos que,
realizados y reforzados, constituirían nuevos hábitos que enriquecerían el ethos o carácter.

Una característica del ethos, entendido como conjunto de hábitos y maneras de ser del hombre, es su sentido
no natural. En efecto, el ethos, según la tradición griega, implica una serie de costumbres adquiridas por
hábito y no innatas; el ethos significa una conquista del hombre a lo largo de su vida. En este sentido, se dice
que el ethos constituye una segunda naturaleza; se trata de un conjunto de hábitos de los cuales el hombre se
apropia, modificando su naturaleza... Comenta Aristóteles, refiriéndose a las virtudes éticas o morales: las
virtudes no nacen en nosotros ni por naturaleza ni contrariamente a la naturaleza, sino que, siendo nosotros
naturalmente capaces de recibirlas, las perfeccionamos en nosotros por la costumbre.

Ética (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’), principios o pautas de la conducta humana,
a menudo y de forma impropia llamada moral (del latín mores, ‘costumbre’) y por extensión, el estudio de esos
principios a veces llamado filosofía moral. Este artículo se ocupa de la ética sobre todo en este último sentido
y se concreta al ámbito de la civilización occidental, aunque cada cultura ha desarrollado un modelo ético
propio.

La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia normativa, porque se ocupa de las
normas de la conducta humana, y para distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la
lógica, y de las ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin embargo,
incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas estudian la
conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la relación entre principios
éticos particulares y la conducta social, e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la formación
de esos principios.

PRINCIPIOS ÉTICOS

Los filósofos han intentado determinar la bondad en la conducta de acuerdo con dos principios fundamentales
y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí mismos o buenos porque se adaptan a un modelo
moral concreto. El primero implica un valor final o súmmum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como un
medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales, cada uno de
los cuales ha sido propuesto por varios grupos o individuos como el bien más elevado: la felicidad o placer; el
deber, la virtud o la obligación y la perfección, el más completo desarrollo de las potencialidades humanas.
Dependiendo del marco social, la autoridad invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad,
el modelo de la naturaleza o el dominio de la razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la
obediencia a los mandamientos divinos o a los textos bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el
modelo de autoridad es la naturaleza, la pauta es la conformidad con las cualidades atribuidas a la naturaleza
humana. Cuando rige la razón, se espera que la conducta moral resulte del pensamiento racional.

PRUDENCIA, PLACER O PODER

Algunas veces los principios elegidos no tienen especificado su valor último, en la creencia de que tal
determinación es imposible. Esa filosofía ética iguala la satisfacción en la vida con prudencia, placer o poder,
pero se deduce ante todo de la creencia en la doctrina ética de la realización natural humana como el bien
último.

Una persona que carece de motivación para tener una preferencia puede resignarse a aceptar todas las
costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la prudencia. Esa persona vive, de esta forma, de
conformidad con la conducta moral de la época y de la sociedad.

El hedonismo es la filosofía que enseña que el bien más elevado es el placer. El hedonista tiene que decidir
entre los placeres más duraderos y los placeres más intensos, si los placeres presentes tienen que ser
negados en nombre de un bienestar global y si los placeres mentales son preferibles a los placeres físicos.

Una filosofía en la que el logro más elevado es el poder puede ser resultado de una competición. Como cada
victoria tiende a elevar el nivel de la competición, el final lógico de una filosofía semejante es un poder
ilimitado o absoluto. Los que buscan el poder pueden no aceptar las reglas éticas marcadas por la costumbre
y, en cambio, conformar otras normas y regirse por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo. Pueden
intentar convencer a los demás de que son morales en el sentido aceptado del término, para enmascarar sus
deseos de conseguir poder y tener la recompensa habitual de la moralidad.

HISTORIA

Desde que los hombres viven en comunidad, la regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el
bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales se establecían sobre pautas arbitrarias de
conducta, evolucionaron a veces de forma irracional, a partir de que se violaran los tabúes religiosos o de
conductas que primero fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas por líderes para
prevenir desequilibrios en el seno de la tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia y sumeria
desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas máximas y preceptos eran impuestos por líderes seculares
como Ptahhotep, y estaban mezclados con una religión estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o
cada sumerio. En la China clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas como código moral. Los
filósofos griegos, desde el siglo VI a.C. en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que llevó al
posterior desarrollo de la ética como una filosofía.

La Temprana Etica Griega

En el siglo VI a.C. el filósofo heleno Pitágoras desarrolló una de las primeras reflexiones morales a partir de la
misteriosa religión griega del orfismo. En la creencia de que la naturaleza intelectual es superior a la
naturaleza sensual y que la mejor vida es la que está dedicada a la disciplina mental, fundó una orden
semirreligiosa con leyes que hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el vestir y el comer. Sus miembros
ejecutaban ritos que estaban destinados a demostrar sus creencias religiosas.

En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que enseñaron retórica, lógica y gestión de
los asuntos públicos, se mostraron escépticos en lo relativo a sistemas morales absolutos. El sofista
Protágoras enseñó que el juicio humano es subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para uno
mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues si algo existiera los seres humanos
no podrían conocerlo; y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese conocimiento. Otros sofistas,
como Trasímaco, creían que la fuerza hace el derecho. Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición
filosófica, representada en los diálogos de su discípulo Platón, puede resumirse de la siguiente manera: la
virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la
ignorancia. Así, según Sócrates, la educación como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la
gente sea y actúe conforme a la moral.

Escuelas Griegas De Ética

La mayoría de las escuelas de filosofía moral griegas posteriores surgieron de las enseñanzas de Sócrates.
Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus discípulos inmediatos: los cínicos, los cirenaicos, los
megáricos (escuela fundada por Euclides de Megara) y los platónicos.

Los cínicos, en especial el filósofo Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud, el bien único, es el
autocontrol, y que esto se puede inculcar. Los cínicos despreciaban el placer, que consideraban el mal si era
aceptado como una guía de conducta. Juzgaban todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la
apariencia, o limpieza. Se cuenta que Sócrates dijo a Antístenes: "Puedo ver tu orgullo a través de los
agujeros de tu capa".

Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran hedonistas y creían que el placer era el bien mayor (en
tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que
sólo es mensurable en grado y duración.

Los megáricos, seguidores de Euclides, propusieron que aunque el bien puede ser llamado sabiduría, Dios o
razón, es ‘uno’ y que el Bien es el secreto final del Universo que sólo puede ser revelado mediante el estudio
lógico.

Según Platón, el bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en sí mismo, sino como reflejo
imperfecto de lo real, que es el bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.) mantiene que la virtud
humana descansa en la aptitud de una persona para llevar a cabo su propia función en el mundo. El alma
humana está compuesta por tres elementos —el intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los cuales
poseen una virtud específica en la persona buena y juega un papel específico. La virtud del intelecto es la
sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el valor, la capacidad de actuar, y la
de las emociones es la templanza, o el autocontrol.

La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las demás, cuando cada parte del alma
cumple su tarea apropiada y guarda el lugar que le corresponde. Platón mantenía que el intelecto ha de ser el
soberano, la voluntad figuraría en segundo lugar y las emociones en el tercer estrato, sujetas al intelecto y a la
voluntad. La persona justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo tanto una persona buena.
Aristóteles, discípulo de Platón, consideraba la felicidad como la meta de la vida. En su principal obra sobre
esta materia, Ética a Nicómaco (finales del siglo IV a.C.), definió la felicidad como una actividad que
concuerda con la naturaleza específica de la humanidad; el placer acompaña a esta actividad pero no es su
fin primordial. La felicidad resulta del único atributo humano de la razón, y funciona en armonía con las
facultades humanas. Aristóteles mantenía que las virtudes son en esencia un conjunto de buenos hábitos y
que para alcanzar la felicidad una persona ha de desarrollar dos tipos de hábitos: los de la actividad mental,
como el del conocimiento, que conduce a la más alta actividad humana, la contemplación, y aquéllos de la
emoción práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes morales son hábitos de acción que se ajustan al
término medio, el principio de moderación, y han de ser flexibles debido a las diferencias entre la gente y a
otros factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer depende del tamaño, la edad y la
ocupación. En general, Aristóteles define el término medio como el estado virtuoso entre los dos extremos de
exceso e insuficiencia; así, la generosidad, una virtud, es el punto medio entre el despilfarro y la tacañería.
Para Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son sólo medios destinados a la consecución de la
felicidad, que es el resultado de la plena realización del potencial humano.

ESTRUCTURA ANTROPOLÓGICA DE LA MORALIDAD

Una de las maneras de expresar gráficamente la trama de relaciones que se dan entre los ACTOS, LOS
HABITOS, EL MODO DE SER, etc. del ser humano, que conforman la estructura de la moralidad, podría ser
una figura concéntrica donde, manteniendo un orden 'por capas', los números 1, 2, 3, 4 representen los
estratos siguientes, dejando el número 1 al centro, como núcleo generador:

4. Los ACTOS

3. Los HABITOS

2. El MODO DE SER - CARACTER - MORADA - PERSONALIDAD

1. El YO ÍNTIMO, LIBRE y PERSONAL.

4. Los ACTOS son la expresión de los Hábitos, brotan de los Hábitos; a su vez, son los que crean los Hábitos.

3. Los Hábitos son engendrados por la repetición de actos. Los Hábitos cumplen una función dual:

• Por una parte, crean pautas conductuales que, en el fondo, parecen automatizar al hombre; por ello
es inevitable observar un dejo de mecanicismo que condiciona la libertad y puede crear una malla de
conductas que se podría caracterizar como 'rutina'.

• Por otro lado, si bien es cierto que tienen la tendencia a mecanizar o rutinizar las conductas del
hombre, pueden también representar, por lo mismo, una ayuda o apoyo, en el sentido de que al automatizar
las acciones más triviales o accesorias, necesarias para la sobrevivencia (a saber: hábitos de responsabilidad
en el trabajo, en el estudio, etc.), permiten al hombre quedar más libre para lo que sea importante: pensar,
crear, etc.

El MODO DE SER - CARACTER - MORADA - PERSONALIDAD

El carácter es la síntesis de los Hábitos y Actos, que al fraguarse o sedimentarse, forman, a su vez, el carácter
o modo de ser.

1. El Yo Personal, íntimo, es la esfera de la libertad espiritual en donde se gestan aquellas respuestas que
pueden, si así se estima, saltarse los hábitos y el modo de ser, para actuar bien o mal. Es el lugar en donde
germinan las acciones y actitudes nuevas, según la presión del medio interior (conciencia moral) o medio
exterior (sociedad, costumbres, etc.). En el fondo, aquí es donde se muestra en toda su profundidad la
complejidad del ser humano.

Dos perspectivas, por tanto, son posibles sobre nuestro yo. Bajo una perspectiva centrípeta vemos cómo
nuestros ACTOS se van sedimentando en HABITOS que, estructurados íntimamente, 'nos hacen llegar a ser
aquello que hacemos o hicimos'. Bajo una perspectiva centrífuga, por el contrario, veremos cómo nuestro
carácter, nuestra personalidad moral o modo de ser adquirido o segunda naturaleza, intenta manifestarse al
exterior por medio de actos libremente elegidos, a espaldas o en contra muchas veces del determinismo o
automatismo impuesto o propiciado por los HABITOS.

Así pues, para completar el gráfico con que hemos pretendido representar los tres niveles de la vida moral,
debemos dibujar un cuarto círculo concéntrico dentro del más pequeño, el del carácter. Sería el círculo del
YO, del ESPIRITU LIBRE, capaz en un momento dado de la vida, de remontarse y saltar sobre la barrera del
carácter y de los hábitos y alumbrar un acto absolutamente nuevo, original, indeterminado: libre.

La posibilidad de actos como el arrepentimiento y la conversión no tendrían otra explicación que la posibilidad
de escapar al determinismo de la segunda naturaleza.

Definición de la ética por su objeto de estudio


Teniendo en cuenta que a cada ciencia le corresponde un objeto de estudio particular y reconociendo el
posible carácter científico de la Etica, su objeto de estudio ya lo hemos mencionado al afirmar la importancia
de los valores morales, los cuales están circunscritos a la Moral. Es entonces, la Moral el objeto o tema de
estudio de la Etica. Pero como la Moral tiene un carácter humano y social, puede ampliarse esta definición.
Así tenemos que: La Etica es la disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre en
sociedad.

La Etica necesita de la Moral para sacar sus conclusiones, para explicarla, para elaborar sus hipótesis y
teorías, pero ello no significa que la tarea de la Etica consista en inventar o crear la Moral.

La Moral entonces, es consustancial al ser del hombre en la medida en que éste es un ser activo, que
despliega su voluntad en la realidad natural y social, en forma consciente, libre y, por lo tanto, responsable. De
aquí se sigue que sólo el hombre es un ser moral, dado que en la realidad infrahumana sólo existe la
necesidad y el determinismo de las conductas instintivas.

Ahora bien, la Etica se interesa por este actuar humano desde un punto de vista exclusivo y esencial: la
conducta humana en tanto es regida, orientada e inspirada por valores, en tanto actúa según los ejes
justo/injusto, debido/indebido, etc.

Existir es actuar. El hombre es ante todo acción. Esto es algo fundamental en la Etica que estudia
precisamente la acción humana en cuanto tal (es decir, libre). En realidad, casi cualquier acción humana libre
es, de por sí, moral (catalogable en términos de 'bueno ‘o 'malo'). Algunas de estas acciones probablemente,
la mayoría- parecen fluir de un modo casi espontáneo y natural: estoy trabajando, me relaciono con los demás
y los respeto...no hay esfuerzo aparente, ni sensación de lucha o tensión. En cambio, en otros momentos, la
acción es dolorosa: hay que vencer contradicciones exteriores y se vive un conflicto interior. Es precisamente
en los conflictos cuando se hace más evidente el carácter humano y moral de nuestra acción.

Como se puede apreciar, la acción humana en tanto humana es complejísima. El determinismo vigente para
la realidad natural, plantea un desafío para el hombre en su vida personal y social. Al descubrir que nada está
escrito en cuanto al destino, a su destino particular, y que es portador de una conciencia que le hace
reconocer su propia libertad, surge el desconcierto, la duda, el temor, la angustia; y ante el error, la culpa y el
remordimiento. Se pregunta entonces, ¿qué es lo que debo hacer?, ¿qué no debo hacer?, ¿por qué?, etc.
Aquí se hace presente el Conflicto, en donde se trasluce el carácter moral y humano que interesa a la Etica.

ÉTICA APLICADA

La ética aplicada es, en palabras de Brenda Almond, co-fundador de la Sociedad de Filosofía Aplicada ", el
examen filosófico, desde un punto de vista moral, de cuestiones concretas en la vida privada y pública que
son materia de juicio moral".

La ética aplicada constituye una de las áreas más prolíficas y actuales de la filosofía contemporánea. Los que
hacen ética aplicada desarrollan su trabajo en varias áreas de la sociedad donde la ética posee un papel
relevante. Trabajan en ámbitos como la bioética, la ética empresarial, la ética ambiental, la ética legal, la
ingeniería ética, la ética de la comunicación, la ética del ciberespacio, etc. Éstos y muchos otros ámbitos,
donde se lleva a cabo un intento de tratar con problemas éticos que surgen en la vida cotidiana, constituyen el
objeto de estudio de la ética aplicada.

En una primera noción de ética aplicada, podría parecer redundante, puesto que la ética misma es una
filosofía práctica, una filosofía de la acción; sin embargo, esa filosofía práctica que Sócrates ejerciera en el
Ágora, quiere decir, en el centro de la vida ciudadana de Atenas, con el transcurso del tiempo fue poniendo
cada vez más el acento en sus componentes teóricos, hasta casi reducirse en los últimos siglos a una
reflexión sobre las fundamentos de las normas.

Metaética
La metaética es la valoración de las teorías éticas y sus fundamentos desde ciencias auxiliares y
complementarias a ella como puede ser la lógica.

Tiene por objeto los enunciados que contienen los conceptos del lenguaje moral.

En el caso concreto de la lógica nos sirve para observar la correcta fundamentación de los "principios" éticos
cuidando la validez de sus premisas y que de éstas se siga una consecuencia congruente y consistente.

Ética empírica

Immanuel Kant define y critica la ética empírica

Se llama moral o ética empírica dentro de la filosofía kantiana a una ética basada o formulada a partir de la
experiencia. Se opone a la ética formal.

La distinción entre la moral y formalismo ético fue establecida por Kant, en sus obras de filosofía práctica,
sobre todo en La Fundamentación de la metafísica de las costumbres. La preocupación más honda del
filósofo de Königsberg consistió en crear una doctrina libre de elementos derivados del mundo de los hechos,
es decir, un sistema exclusivamente racional y a priori.

Entre la moral empírica y la ética formal existe una aguda oposición, en lo que atañe el método que debe
emplearse para llegar al conocimiento de las reglas rectoras de la conducta moralmente buena. El
subjetivismo es una de las variantes de la ética empírica. Si las ideas morales varían de individuo a individuo o
de sociedad a sociedad, lo bueno y/o malo carecerá de existencia objetiva, ya que dependen de los juicios
estimados de los hombres. Así aparecen, por una parte, al subjetivismo ético social, llamado antropologismo o
subjetivismo ético especifico.

ÉTICA Y POLÍTICA

El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre
elección. Esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una
conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto.

Tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética. Hablar de ética
es hablar del bien y del mal. La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o
indirectamente sobre una vida: "Nunca se roba algo, se le roba a alguien".

La moral hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las auto impone no como
obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de "lo bueno".

El derecho es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente. Las mismas constituyen una
prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o
destinatario.

Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres
sociales. Son normas consuetudinarias.

El hombre, por naturaleza tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a
alcanzar la plenitud. Para llegar a tan preciada meta como lo es la plenitud, es necesario vivir en sociedad; el
ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la
plenitud, causa esencial de la felicidad.

Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y
comunica a los demás, ya que el bien es expansivo, comunicativo: "De nada sirve la sabiduría si no se la
comunica mediante la educación".
El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos. El bien común no es el bien
individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero
tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y
riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No
es utilidad solamente, sino fin bueno es sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida
social.

La política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una
comunidad. El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad
política.

Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie,
tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo,
disminuirlo, etc.

Es deber de todo estado democrático promover el bien general. El preámbulo de la Constitución de la Nación
Argentina establece:

"...con el objeto de constituir la unión, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa
común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra
posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino...".

El bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más
justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Hace falta la presencia de un estado capaz de
generar este equilibrio. Un estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de
las organizaciones intermedias. Un estado que no convierta en dependientes a los ciudadanos y en pupilas a
las comunidades y organizaciones intermedias. Un estado que no les quite sus obligaciones. Esa orientación
de la intervención estatal ha sido nefasta para la sociedad civil, la ha hecho débil. Pero tampoco sirve un
estado ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un estado indiferente
a los problemas sociales. El estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin
demagogias.

En resumen, la naturaleza de un estado o de la sociedad política, es la búsqueda del bien común. El estado
se desnaturaliza, es decir pierde su esencia, cuando se corrompe. Corromper, entre otras acepciones
posibles, es alterar la forma de alguna cosa; así el estado corrupto ya no tiende al bien común sino que se
desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.

Según Aristóteles, definiendo las formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el
rey, una minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas naturales. En cambio hay
tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas
serían las formas desnaturalizadas.

Los factores que conducen a la desnaturalización del estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral,
ilegítimo e ilegal son principalmente: a) el economicismo, b) la tentación del poder absoluto y c) la pérdida de
un orden político.

a) Este tipo de corrupción se da siempre que el dinero ocupa un lugar preferencial en la escala de valores de
una sociedad. Y lo cierto es que así parecen estar hoy las cosas en la mayoría de los países. Lo común es
que un funcionario viole sus deberes de lealtad al pueblo por alguna condición económica, es decir, porque
hay dinero de por medio.

Max Weber distinguió entre los políticos que viven para la política y los que viven de la política. En el último
caso, la ambición política deja de valer por sí misma y se rebaja al nivel de un valor instrumental al servicio del
enriquecimiento.
A fines del siglo XIX, Leandro Alem sostenía: "... el interés material será para un pueblo de mercaderes, no
para el nuestro...", "...no conviene materializar las sociedades, aflojando los resortes morales de su espíritu...",
"... Se nos quiere halagar con las promesas de engrandecimiento material. Yo prefiero, porque lo considero
más digno de una sociedad como de un individuo, vivir con menos lujo y con menos pompa, siempre que me
dirija yo mismo. Prefiero una vida modesta, autónoma, a una vida esplendorosa sometida a tutelaje...".

b) Todo poder tiende a corromper; el poder absoluto corrompe absolutamente. Alguien que carece de una
sensibilidad moral excepcional, y que no es sino una persona ordinaria, común y corriente, puede sucumbir
frente a la tentación extraordinaria que surge de las inmensas posibilidades del poder, a menos que se la
limite y se la controle. Expresaría Elpidio González: "... El radicalismo es una fuerza principista. Para la Unión
Cívica Radical los gobiernos son medios de servir al país y no fines...".

c) Bajo cualquier sistema político existe un orden político natural al cual la acción política debe sujetarse en
aras de la estabilidad y el bienestar de la nación. El orden político es la única posibilidad de trabajar por el
bien común. Su contraparte, el desorden político, implica el desquicio general de las funciones sociales, de
modo que nadie trabaja en lo que le compete. Diría Dante: "Siempre la confusión de la persona es principio
del mal de la ciudad".

Podemos, lógicamente, reducir los tres factores de desnaturalización del estado, anteriormente mencionados,
a un solo eje fundamental: la conducta. Según el diccionario de la lengua española, conducta, entre otras
acepciones, es la manera con que los hombres gobiernan su vida y rigen sus acciones. Como ya sabemos, el
hombre es un ser libre, capaz de autodeterminarse y que actúa según una elección. También dijimos que la
ética está compuesta por la moral, el derecho y los convencionalismos sociales.

Por lo tanto una conducta será éticamente positiva siempre que el hombre encamine su vida conforme a las
costumbres sociales y normas jurídicas vigentes, y cuyos principios morales, que por naturaleza indican qué
es lo bueno, no queden sólo en el campo de la abstracción o el conocimiento, sino que los concrete mediante
su observancia. En resumen, será una conducta acorde a la ética aquella conducta virtuosa. La virtud es la
disposición constante del alma a conducirse de acuerdo al bien y a evitar rigurosamente el mal. Las virtudes
que hacen ética a una conducta, y que son además indispensables en un estado democrático, son las
siguientes:

• Austeridad: consiste en llevar una vida modesta y de probada honradez.

• Veracidad: virtud que nos conduce siempre a manifestar lo que creemos o pensamos.

• Lealtad: nos obliga a ser fieles y rigurosos en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones, en
la correspondencia de afectos, etc.

• Tolerancia: respeto y consideración de las opiniones ajenas. No es aprobar el error, sino


simplemente, la capacidad de convivir con lo diferente.

• Espíritu de Trabajo: Inclinación a realizar con entusiasmo y eficacia los labores que se emprenden.

• Perseverancia: firmeza en los propósitos o en la prosecución de algo que se ha comenzado.

• Caridad o Fraternidad: consiste en considerar a nuestros semejantes como hermanos. Es el amor al


otro que se manifiesta mediante acciones de beneficencia y benevolencia.

• Patriotismo: vínculo espiritual que nos une a la patria incondicionalmente. Se manifiesta sirviendo con
amor y abnegación, alentando los ideales de la nación, reverenciando sus glorias, amando su tradición y
respetando sus símbolos.

• Abnegación: es un sentimiento que nos mueve a dejar de lado nuestros propios afectos o intereses
en servicio de la patria, para el bien de la comunidad en general, para el bien del otro.
Es fácilmente entendible entonces que los tres factores de desnaturalización del estado tienen su semilla o su
fundamento en una conducta éticamente negativa: en el materialismo, en la mentira, la deslealtad, la
intolerancia, el egoísmo, en la carencia de patriotismo, etc.

Válida es la ocasión de mencionar, sin entrar en detalles, lo que la Unión Cívica Radical mantiene
doctrinalmente como filosofía de conducta. El radicalismo cree que el fin no justifica los medios, y que los altos
fines sólo se alcanzan cuando los medios son adecuados a su altura. Colocase así los medios en el plano del
deber constante e inmediato, y surge la filosofía realmente creadora de conducta, que es unidad e interacción
entre el esfuerzo moral-personal y el político o social que lo incluye. Esta filosofía radical de la conducta es la
única que podrá reintegrar al hombre-espíritu y salvar a la humanidad del posible desastre de los siglos.

Krause, filósofo de gran influencia sobre la doctrina radical, sostenía que la ley moral lleva implícita la libertad
y el orden, siendo su máxima de conducta más difundida: "Haz el bien por el bien mismo".

Plenitud, es una totalidad, integridad. Observaremos entonces como esta filosofía es el camino para alcanzar
la plenitud del hombre, quien vive en sociedad para alcanzarla, configurándola al nivel de un bien común,
principio y fin de la existencia de la política.

La historia de nuestro país muestra como, buscando lo mejor para la concreción de un mejor estilo de vida al
servicio de la consecución del bienestar común, se han obtenido, en un proceso que comienza el siglo pasado
y que aún no termina, la emancipación y la independencia, la democracia y la libertad. Pero aún no hemos
concluido, la igualdad y el federalismo verdadero son tareas pendientes.

Nuestro partido se fundamentó sobre dos grandes bases. Una es considerar la política como una concepción
ética de la vida. La otra afirmar el federalismo como la forma institucional de la vida autónoma argentina, de la
libertad ciudadana y de la soberanía de la nación. Nuestras luchas anteriores a veces nos han hecho suponer
que somos el partido de la libertad y nada más, si así fuera ya hubiéramos agotado nuestra razón de existir...
tenemos libertad en la Argentina, pero falta tanto, ...queremos concretar al mismo tiempo la libertad y la
igualdad.

Para concluir, me parece oportuno destacar que la pérdida del camino ético de la política, no es más que el
reflejo de una sociedad que también lo ha perdido. Al fin y al cabo, los hombres de la política, forman parte de
la sociedad a la cual representan y dirigen.

Es increíble cómo la indiferencia individualista ha llegado a atrofiar nuestros más profundos sentimientos,
cómo nos ha llevado el egocentrismo a disimular y a enceguecernos frente a aquellas personas que necesitan
y suplican de una mano que las ayude, que les sirva de guía. Es tal la ausencia de solidaridad que se
presenta, que hemos llegado al extremo de la extranjería total, mientras, hermanos nuestros mueren frente a
nuestros ojos.

Es imposible pensar que en sociedades corruptas y desnaturalizadas, que no saben de dónde vienen ni
adonde van, que han olvidado su pasado y no tienen visión de futuro, en donde la hermandad es una palabra
cada día más en desuso ya que cada cual busca sobreponerse al prójimo en vez de mancomunadamente
buscar lo mejor para todos, pueda surgir una minoría dirigente inmune a tal peligrosa enfermedad como lo es
la corrupción, la extranjería y lo peor de todo, la indiferencia.

Pero también es cierto que la clase dirigente, que en realidad no es "clase" sino minoría, es la encargada de
dirigir y de dar el ejemplo a la comunidad y que por lo tanto, tiene una mayor responsabilidad. Dirigir significa
enderezar, llevar rectamente una cosa hacia un lugar señalado.

Creo que los argentinos, ya hemos "tocado fondo", hemos sido fiel imitación de la sociedad anteriormente
descripta. Ahora hace falta un cambio rotundo de mentalidad ya que es lo único que nos permitirá "salir
nuevamente a flote". Y todo indica que la tierra ya está lo suficientemente abonada para comenzar a sembrar
ese cambio, para comenzar a sembrar futuro. Afortunadamente nuestro país de a poco está madurando, está
creciendo junto a la democracia, ha "aprehendido" su dolor y ha aprendido de él. El argentino ya no quiere
limosnas ni favores, quiere trabajar; el argentino de hoy tiene sed de justicia, se ha fortalecido en la vida
democrática, exige respuestas de sus representantes, responde a la verdad y condena la inmoralidad.

La falta de ética en todos los ámbitos es un problema de fondo. Tenemos que tomar conciencia de que somos
muchos, pero que conformamos uno solo, nuestro país, nuestra Argentina. Tenemos que replantearnos
quienes somos, a donde vamos y a donde queremos llegar. Sobre la experiencia del pasado, los valores de
aquellos que forjaron la libertad y la democracia, deberemos empezar de nuevo, pero con los ojos puestos en
el futuro.

VALOR (AXIOLOGÍA)

Para la Axiología, una disciplina de la Filosofía, el valor es una cualidad que permite ponderar el valor ético o
estético de las cosas, por lo que es una cualidad especial que hace que las cosas sean estimadas en sentido
positivo o negativo.

Los valores son una cualidad "sui generis" de un objeto (ref. Risieri Frondizi, ¿Qué son los valores?, 3a. ed.,
Breviarios, Fondo de Cultura Económica, 1972). Los valores son agregados a las características físicas,
tangibles del objeto; es decir, son atribuidos al objeto y por un individuo o un grupo social, modificando -a
partir de esa atribución- su comportamiento y actitudes hacia el objeto en cuestión.

Se puede decir que la existencia de un valor es el resultado de la interpretación que hace el sujeto de la
utilidad, deseo, importancia, interés, belleza del objeto. Es decir, la valía del objeto es en cierta medida,
atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación, producto de un aprendizaje, de una
experiencia, la existencia de un ideal, e incluso de la noción de un orden natural que trasciende al sujeto.

1. Para el Idealismo: Las posturas idealistas tienen los siguientes representantes:

1. Idealismo objetivo- Considera que el valor existe a pesar del observador (las ideas de Platón / Dios
de los neotomistas).

2. Idealismo subjetivo: Considera que el valor es creado en la conciencia de los individuos y es por lo
tanto subjetivo. (Berkeley)

2. Para el Materialismo: El propósito de la naturaleza del valor está en la capacidad que tiene el ser
humano de valorar el mundo objetivamente, es decir, valorarlo tal como es, buscando no alterar, ni deformar
esta visión. El mundo debe ser valorado tal como es. De esta forma, la naturaleza del valor es objetiva, pero el
valor es interpretado subjetivamente por nuestra conciencia.

CLASES DE VALORES

Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona.
El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.

El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se
puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser
hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la
persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad,
actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan.

El valor moral te lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano.

Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible
basándose en esfuerzo y perseverancia. El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores
morales, ya que se obtienen basándose en mérito. Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo
hacen más humano, por ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona.
Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación que éstos guardan con
otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo
con su capacidad para perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre
perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano.

Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en
aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el
placer, la fuerza, la agilidad, la salud.

Los valores humanos infra morales: Son aquellos valores que son exclusivos del hombre, ya no los alcanzan
los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por
ejemplo. La inteligencia y el conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el
prestigio, la autoridad, etc.

Valores Instrumentales: Son comportamientos alternativos mediante los cuales conseguimos los fines
deseados.

Valores Terminales: Son estados finales o metas en la vida que al individuo le gustaría conseguir a lo largo de
su vida.

EL VALOR Y SUS CARACTERÍSTICAS

Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, instituciones,
profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera.

El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de
existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche
puede ser útil además de bello.

El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valioso.

El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a lo que no existe. Por
ejemplo, el agujero en el pantalón, es la falta o ausencia de tela.

Existen dos tipos de bienes; los útiles y los no útiles:

Un bien útil se busca porque proporciona otro bien, es el medio para llegar a un fin. Por ejemplo, si voy a
comprar un coche para poder ir al trabajo (utilidad) busco un coche de buena marca, de buen precio, que me
sirva para mi fin, ir al trabajo.

Un bien no útil, por el contrario, es el que se busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son bienes no
útiles, porque valen por sí mismas, por el hecho de existir como seres humanos, tienen dignidad y no pueden
ser usadas por los demás.

Los valores valen por sí mismos, se les conozca o no. Van más allá de las personas, es decir, trascienden,
por lo que son y no por lo que se opine de ellos.

Todos los valores se refieren a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas buscamos satisfacer
dichas necesidades. Éstas se pueden clasificar de la siguiente manera:

Necesidades primarias: Son las necesidades fisiológicas que todo ser humano tiene que satisfacer, por
ejemplo, el alimento, el vestido, la vivienda.
Necesidades de seguridad: Se refieren al temor a ser relegados por los demás. Los valores físicos, como el
afecto y la salud, así como los valores económicos, el poseer una existencia con un mínimo de confort,
satisfacen en gran medida estas necesidades básicas.

Necesidades sociales: Es cuando un núcleo familiar ya no es suficiente para el desarrollo de la persona por lo
que tendemos a formar nuevos grupos de pertenencia. Se busca ser digno ante uno mismo y ser alguien ante
los demás. Aquí encontramos valores como la fama, el poder, el prestigio, el amor y el afecto.

Necesidades de autorrealización: Se refieren a encontrar un sentido a la vida, trascender en una obra


creativa, luchar por un ideal, como la verdad, la belleza o la bondad. Estas necesidades se satisfacen por
medio del cultivo de la ciencia, el arte, la moral y la religión.

Las características de los valores son:

Independientes e inmutables: son lo que son y no cambian, por ejemplo: la justicia, la belleza, el amor.

Absolutos: son los que no están condicionados o atados a ningún hecho social, histórico, biológico o
individual. Un ejemplo puede ser los valores como la verdad o la bondad.

Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna que agote la nobleza, la sinceridad, la bondad

El amor. Por ejemplo, un atleta siempre se preocupa por mejorar su marca.

Objetivos y verdaderos: los valores se dan en las personas o en las cosas, independientemente que se les
conozca o no. Un valor objetivo siempre será obligatorio por ser universal (para todo ser humano) y necesario
para todo hombre, por ejemplo, la sobre vivencia de la propia vida. Las valores tienen que ser descubiertos
por el hombre y sólo así es como puede hacerlos parte de su personalidad.

Subjetivos: los valores tienen importancia al ser apreciados por la persona, su importancia es sólo para ella,
no para los demás. Cada cual los busca de acuerdo con sus intereses.

Objetivos: los valores son también objetivos porque se dan independientemente del conocimiento que se
tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es subjetiva, es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por
esta razón, muchas veces creemos que los valores cambian, cuando en realidad lo que sucede es que las
personas somos quienes damos mayor o menor importancia a un determinado valor.

Los valores Morales

Como ya lo mencionamos son aquellos valores que perfeccionan al hombre en lo más íntimamente humano,
haciéndolo más humano, con mayor calidad como persona.

Los valores morales surgen primordialmente en el individuo por influjo y en el seno de la familia, y son valores
como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo, la responsabilidad, etc. Para que se dé esta
transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las relaciones con las personas significativas en
su vida, sus padres, hermanos, parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el
modelo y ejemplo que estas personas significativas muestren al niño, para que se dé una coherencia entre lo
que se dice y lo que se hace. Además es de suma importancia la comunicación de la familia. Cuando el niño
ha alcanzado la edad escolar se hará participe de esta comunicación abierta, en la toma de decisiones y en
aportaciones sobre asuntos familiares.

Posteriormente estos valores morales adquiridos en el seno de la familia ayudarán a insertarnos eficaz y
fecundamente en la vida social. De este modo la familia contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de
la sociedad. Recordemos que una persona valiosa, es una persona que posee valores interiores y que vive
de acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la manera en como los vive. Ya en el
ámbito social, la persona valiosa buscará ir más allá de "mi libertad", "mi comodidad o bienestar" y se
traducirán estos valores en solidaridad, honestidad, libertad de otros, paz, etc.

La libertad: La libertad parece ser el bien más preciado que posee el hombre. Libertad de conciencia, para
alcanzar una vida coherente y equilibrada desde el interior, libertad de expresión, para poder difundir nuestras
ideas y promover el debate y la discusión abierta, libertad de reunión como garantía para asociarme con
aquellos que comparten ideales y trabajar por los mismos, libertad para elegir responsable y pacíficamente a
nuestros gobernantes.

La solidaridad: Surge cuando mi libertad, mi desarrollo y mi bienestar ya no son compatibles con las
necesidades y desgracias de los demás. Ya no nos limitamos a compartir en el seno familiar, sino con los
demás.

A escala internacional supone que nuestro país debe ser solidario con los países más necesitados del
planeta, compartir no sólo en el ámbito económico, también en el educativo y cultural.

Compartir el conocimiento para combatir el analfabetismo y la incultura, para reducir enfermedades y


epidemias, por ejemplo.

La paz: Es quizás prioridad esencial de nuestro mundo, un mundo que ha sufrido dos grandes guerras, con
consecuencias devastadoras para los pueblos y las personas, un mundo que todavía se enfrenta a un
sinnúmero de conflictos locales y regionales.

Una persona con altos valores morales promoverá el respeto al hombre, la cooperación y comprensión, una
actitud abierta y de tolerancia, así como de servicio para el bienestar común.

LAS NORMAS MORALES COMO EXPRESIÓN DE LOS VALORES MORALES

Sin asumir posturas pesimistas o cínicas, sino propositivas, es necesario reconocer una realidad: en gran
medida el comportamiento de la sociedad indica que se están dejando de asumir los valores morales, y en
cambio se introyectan otros que podemos llamar antivalores, lo cual mina o denigra las relaciones humanas.
Las causas pueden ser diversas y combinadas, como: el egoísmo excesivo, la influencia de algunos medios
de información, conflictos familiares, padres irresponsables en la crianza de sus hijos, presiones económicas,
pobreza, etc.; pero sobre todo el funcionamiento de un Sistema Educativo desvinculado de las necesidades
actuales de los ciudadanos. Sin embargo, la formación escolar debe ser el medio que conduzca al progreso y
a la armonía de toda nación; por ello, es indispensable que el Sistema Educativo Nacional, concretamente,
renueve la curricula y las prácticas educativas del nivel básico principalmente, otorgando prioridad al ámbito
problemático referido.

El proceso de desvalorización siempre ha estado presente en todos los tiempos y civilizaciones; empero no
tan acentuadamente como en la contemporaneidad. Aunque todavía existen personas que revelan una gran
calidad humana, es decir, que asumen las normas universales de toda sociedad, tales como la
responsabilidad, la humildad, la honradez, la solidaridad, el respeto, entre otras; la mayor parte de la
población reproduce lo opuesto: la negligencia, el engaño, la agresividad, la envidia, etc. Sobran los ejemplos
cotidianos que pueden comprobar esta hipótesis. Veamos tres casos: la escuela, la familia y la pareja.

En el primero, lo único que se ha conseguido es reproducir una instrucción tradicional, desvinculada de las
demandas efectivas, y que, además, soslaya la enseñanza y práctica de los valores. Comúnmente, los
problemas típicos de los alumnos pertenecientes a las instituciones de educación básica (particularmente en
el grado de secundaria) son: irresponsabilidad en la elaboración de tareas escolares, falta de respeto a los
profesores, agresividad física o verbal hacia los compañeros, vandalismo y demás. Para algunos adultos las
actitudes anteriores podrían ser normales e incluso justificables ya que los cambios emocionales y físicos de
la infancia a la adolescencia son diversos; pero tal no es una verdad absoluta sino circunstancial puesto que
los individuos son impredecibles, distintos entre sí, únicos, y se desarrollan conforme a las variables y
situaciones de su entorno. Por ello, los profesionales de la formación escolar deberán promover ambientes
áulicos agradables y educar para evitar toda manifestación anémico social o de pérdida de valores. Desde
esta perspectiva, la nueva educación del siglo XXI tendrá que ser esencialmente preventiva.

Acerca del segundo, a pesar de ser considerada como primordial núcleo socializador y potencial transmisor de
normas morales al sujeto, en varias ocasiones ha transitado por un proceso de degradación; tal es el caso de
los que viven diversos niveles de violencia intra familiar, la desintegración, la envidia entre hermanos, la
deshonestidad, la desigualdad o preferencia hacia algún hijo, la desconfianza o escasa comunicación, etc.
Para contribuir activamente a la solución de estas problemáticas, una alternativa viable es que las
instituciones educativas de dicho nivel fortalezcan sustantivamente y renueven cursos, asesorías pedagógicas
generales y especializadas referentes a la enseñanza de los principios universales, con el fin de impartir una
educación moral a los padres, en diferentes horarios y de acuerdo a su tiempo libre. De ahí que la familia
tendrá que sostener correspondencia directa con la escuela.

Respecto al tercero, tanto el matrimonio como el amor libre son loables sólo si son honestos y vislumbran
proyección, es decir, si existe plenamente el sentimiento sincero y mutuo. No obstante, también se presentan
condiciones contrarias: la infidelidad y el interés meramente material o económico, por ejemplo, lo cual resulta
ser una relación bastante superficial, mundana, efímera en esencia. Ante esto, una vez más, se plantea
necesariamente y con mayor alcance la impartición de los principios mencionados. Con base en la
experiencia, las situaciones en las que se distinguen los llamados antivalores son diversas y permanentes; tal
es el estilo de vida actual.

Todo lo anterior nos proporciona elementos para conformar el perfil del hombre contemporáneo o también
llamado sujeto posmoderno. "La posmodernidad no destruye lo axiológico, sino solamente su fundamento
absoluto, su punto de referencia. La posmodernidad inventa nuevos valores, pero todos ellos andan huérfanos
de fundamento: hedonismo, egoísmo,... ausencia de sentido,... individualismo, agresividad, entre otros"
(Colom y Mèlich, 1995). Es el individuo de la contradicción: por un lado es quien produce y domina la nueva
tecnología, posee ciertas aptitudes, ejecuta órdenes; por el otro, es un ser enajenado, alejado de los ideales,
desmoralizado, que con facilidad estalla con violencia e intenta "aplastar" a sus semejantes. El panorama es
desalentador, y los esfuerzos reivindicatorios tienen que centrarse en la escuela.

Por último, la educación básica no es sólo una de tantas etapas de formación escolar, sino también es la base
en la que se constituye la personalidad del individuo, o sea, el fundamento intelectual, moral, emocional, etc.,
que orientará su posterior desarrollo; lo principal. De ahí la importancia de la transformación de este nivel
académico, que debe consistir en una reestructuración de la curricula y las prácticas escolares en las que los
profesores y los alumnos aborden crítica y reflexivamente (Paulo Freire, 1997), mediante técnicas grupales,
los diversos temas de actualidad: el racismo, las crisis económicas, la identidad nacional, la globalización, la
sexualidad, etc., otorgando primordial importancia al fomento de los valores en coordinación con la familia.
Sólo así es posible construir un nuevo modelo de sociedad, que se distinga por la justicia, la igualdad y la
armonía. Conciencia Moral

Todo ser humano tiene conciencia de que hay algo que está bien o mal moralmente hablando, pues posee lo
que llamamos sentido moral, por otro lado también existe la conciencia moral, que es la valoración sobre la
moralidad de un acto concreto
. Si tomamos el término bueno, bien, en el sentido práctico, es aquello que mueve a la voluntad por medio de
las representaciones de la razón, no a partir de causas subjetivas sino de modo objetivo, por razones válidas
para todo ser racional como tal.

Para que un acto sea bueno deben ser buenos los tres factores fundamentales que los motivan, esos tres
factores son:

1) Objeto- contenido (lo que se hace, la materia del acto)

2) Circunstancias- (factores o aspectos que determinan y precisan el objeto, el quien, el cuándo, el cómo,
etc.).

3) Fin- (Intención o motivo del acto, aquello para lo que se hace).

Basta con que uno de esos factores sea malo, para que todo el acto sea malo, ya que para los moralistas el
fin bueno no justifica los medios malos.

La conciencia moral está integrada por un elemento intelectual, un elemento afectivo y un elemento volitivo, el
intelecto o razón juzga, aprueba o desaprueba el acto, el elemento afectivo nos da respuesta sobre los
sentimientos hacia ese acto, y el volitivo que tiene una tendencia natural al bien y que lo hace querer el bien
moral. Según Kant si el hombre fuera solo sensibilidad, sus acciones estarían determinadas por impulsos
sensibles, si fuera únicamente racionalidad, serían determinadas por la razón. Pero el hombre es al mismo
tiempo sensibilidad y razón, y en esta posibilidad de elección consiste la libertad que hace de él un ser moral.

Podemos clasificar la conciencia moral como verdadera o errónea, en cierta, probable, dudosa, perpleja, justa,
etc.

Hablamos de conciencia verdadera cuando puede dictaminar objetivamente lo que es bueno o malo y es
errónea cuando no puede hacerlo, de conciencia cierta cuando el juicio moral es firme y seguro, de probable
cuando existen otras alternativas, dudoso cuando el juicio moral se suspende ante la duda, perplejo cuando
existe colisión de deberes y justo cuando se juzga de manera adecuada el acto moral.

¿Pero cómo se forman esas conciencias?

El hombre procura obrar con conciencia recta, ello supone autorreflexión y consulta a los demás, para ir
adquiriendo una conciencia formada y madura.

El problema se plantea cuando estamos en conciencia perpleja o en conciencia dudosa, como ya dijimos la
conciencia perpleja supone un conflicto de deberes y tenemos que inclinarnos por el que nos parece más
fuerte o imperioso, mientras que en la conciencia dudosa debemos descartar para salir de dudas y luego
formar una conciencia moralmente cierta.

La conciencia como norma subjetiva, se apoya en los principios morales o en el sentido moral. Los principios
morales son expresiones de la ley moral natural.

VALORES MORALES Y RELACIONES HUMANAS

LOS ACTOS HUMANOS

Existen dos tipos de actos, los Actos humanos y los Actos del hombre, ambos son ejecutados por el hombre
pero poseen ciertas diferencias:
Los Actos Humanos. Son ejecutados consciente y libremente, es decir, en un nivel racional. Son originados en
la parte típicamente humana del hombre, es decir, en sus facultades específicas, como son la inteligencia y la
voluntad. Estos son el objeto material de la Ética y son los que pueden ser juzgados como buenos o malos
desde el punto de vista de la Moral.

Los Actos del Hombre. Carecen de conciencia o de libertad o de ambas cosas, un ejemplo claro es por
ejemplo la digestión, la respiración, etc. Los actos del hombre sólo pertenecen al hombre porque él los ha
ejecutado, pero no son propiamente humanos porque su origen no está en el hombre en cuanto a hombre,
sino en cuanto a animal. Estos actos carecen de moral (son amorales) por lo tanto no pueden juzgarse desde
el punto de vista moral como buenos o malos, si pueden juzgarse como buenos o malos pero desde otro
punto de vista, como por ejemplo el fisiológico.

Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un cierto valor ontológico independiente del valor moral. El
valor ontológico o metafísico de la conducta humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad
del acto. En cambio el valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias de la persona que
ejecuta dicho acto, como la intención, la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se encuentra solo en
los actos humanos y el valor ontológico se encuentra en ambos.

Cuando se dice que un acto humano tiene un valor moral, se está implicando que este valor moral puede ser
de signo positivo o de signo negativo. Trabajar, por ejemplo, tiene valor moral positivo, pero asesinar tiene un
valor moral negativo. Normalmente hemos designado al valor moral negativo como "inmoral", pero esta
palabra, en su etimología, indica más bien un desligamiento del valor moral y los únicos actos que están
desligados de los valores morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido calificados como
"amorales".

Todo acto humano tiene un elemento psíquico que también es motivo de una valoración moral, este es el "Fin"
o "intención" que es el objetivo o finalidad por la cual se realiza un acto humano, por medio del fin o intención
dos actos humanos idénticos pueden diferir notablemente por el autor que realizó cada acto.

La palabra "Fin" tiene varios significados, desde luego no se tomará en cuenta el que se refiere a lo último, lo
extremo. La palabra fin significa intención, objetivo, finalidad.

La palabra fin tiene una doble división cuando significa objetivo o finalidad.

Cuando significa objetivo, suele considerarse el fin próximo (es el que se subordina a otros), el fin último (no
se subordina a ningún otro), el fin intermedio (participa de los dos, o sea, se subordina al fin último y él mismo
mantiene subordinado al fin próximo). Cuando hablamos del fin como intención o finalidad, podemos referirnos
al fin intrínseco del acto (es el que posee la acción misma de acuerdo a su propia naturaleza) o al fin del
sujeto que ejecuta el acto (es el que de hecho intenta el actor de la acción, en algunas ocasiones este fin
difiere con respecto al fin del acto).Otro aspecto que ha estado conectado a la Ética desde el tiempo de
Aristóteles es el tema de la felicidad. La felicidad es la actualización de las potencias humanas, es decir, la
realización y el ejercicio de a facultades y demás capacidades del hombre. Cuando el hombre pone a
funcionar sus potencialidades, la consecuencia natural es la felicidad. Además, éste es el fin propio del
hombre. El hombre está hecho para ser feliz. Desde el punto de vista de la Filosofía y la Psicología, la
felicidad es la consecuencia normal de un funcionamiento correcto del ser humano. Se pueden distinguir tres
tipos o niveles de felicidad:

La Felicidad Sensible. Es la experiencia de satisfacción y beneplácito a partir de los sentidos.

La Felicidad Espiritual. Es superior a la sensible y se obtiene por el correcto funcionamiento de las


potencialidades humanas en un nivel suprasensible, como la inteligencia, la voluntad, el amar, la libertad, el
arte, las virtudes, etc.
La Felicidad Profunda. Proviene del núcleo de identidad personal. Es una felicidad más refinada que las dos
anteriores y sólo se percibe cuando el individuo capta su propio núcleo por medio de un conocimiento
conceptual y matemático.

Cuando disponemos de los recursos emocionales adecuados, lo que anteriormente parecía amenazador,
podemos terminar abordándolo como un desafío y afrontarlo con energía y hasta con entusiasmo.

DISTINTAS TEORÍAS AXIOLÓGICAS ACERCA DE LOS VALORES

Platón, Kant y Nietzsche

Como se ha dicho, la axiología es la disciplina encargada del estudio del valor, de su naturaleza y esencia, así
como de los juicios de valor. Esta disciplina comienza como tal en la segunda mitad del siglo XIX, aunque
tiene precedentes remotos, como el del propio Platón, que hace sinónimos valor y ser. En La República, este
pensador de la Antigüedad afirma que el Bien es el máximo valor, es decir, aquello a lo que aspira todo. Lo
define un tanto oscuramente como el supremo garante del orden en la realidad, siendo el modelo que hombre
y sociedad han de perseguir para su perfección. Los valores, según esto, serían los modelos reales que copia
nuestro mundo sensible. Su captación, sin embargo, nos resulta complicada, requiriendo un talante especial y
gran esfuerzo. Por eso, el gobierno de la Ciudad Ideal se encarga a los filósofos. Basta, eso sí, con conocer lo
bueno para aspirar a ello y desearlo, ya que no se concibe que algo tan excelente pueda no ser deseado por
quien lo vislumbra. Todo esto conlleva que el proceso educativo ha de apuntar a ese ideal, por el cual el
hombre alcanza su perfección. La educación sería la actividad que pretende lograr la esencia del ser humano,
que no es sino la realización en él de una serie de valores o metas ideales.

En relación con la naturaleza de esas metas o ideales que hemos definido como valores, Platón afirma que
son, como hemos visto, objetos reales. Los valores serían ideas platónicas. A esta concepción ya se
opusieron los sofistas, que con su teoría psicologicista de los valores adoptaron una perspectiva relativista. En
este debate se planteaba con siglos de antelación la moderna discusión acerca de la naturaleza de los
valores. Así pues, el extremo opuesto a la postura realista platónica, que en tiempos de Platón representaron
algunos sofistas (recordemos la doctrina del Homo mensura de Protágoras o las intervenciones de Gorgias en
el diálogo que lleva su nombre) es el idealismo kantiano. Vamos a comentarlo muy brevemente.

Kant arroja un dualismo en el que el reino de los fines y del valor se distancia del de los juicios teóricos.
Propugna, además, una ética sin contenido, llamada formal, frente a las éticas materiales de naturaleza
prescriptivas. Lo único que nos movería a actuar moralmente sería el puro deber, independientemente de la
utilidad o satisfacción de lo cumplido. En este sentido, habría que someterse al denominado por él "imperativo
categórico", mandato general de la razón que en sus diferentes formulaciones viene a decir que actuemos
como quisiéramos que todo el mundo actuase con nosotros. Esto no es algo con realidad propia y definida,
sino un ideal que reside en nuestra subjetividad racional. Recordemos que toda la filosofía de Kant trata de los
límites del hombre y concluye su imposibilidad para acceder a supuestas realidades absolutas (como eran los
valores para Platón). Los ideales o los valores corresponden a la subjetividad del hombre. Son sus ideas
(siempre relativas al propio ser humano) las que orientan y determinan la conducta.

En este debate histórico acerca de los valores, hemos de incluir, por supuesto, a Nietzsche, quien realizó una
crítica a los procedentes de la cultura judeocristiana y propuso su teoría del Superhombre. Básicamente, su
pensamiento se ubica en el anti-esencialismo, por lo que se opone frontalmente a toda la tradición no sólo
judeocristiana, sino clásica griega. De hecho, se le considera uno de los antecedentes del actual pensamiento
débil o postmoderno. Su propuesta consiste en la sustitución de los viejos "valores absolutos" de nuestra
cultura por una nueva escala de bondades más acorde con la vida (vitalismo) y el instinto. Se trata del dominio
de lo subjetivo respecto a lo absoluto-esencial-eterno.

Platón, Kant y Nietzsche han tratado, pues, de los valores; mas la problemática axiológica se plantea con
especial relevancia en la polémica decimonónica entre el subjetivismo y el objetivismo. Estas posturas
representan dos respuestas distintas acerca de la naturaleza de los valores. La primera ubica el valor en el
ámbito de la fisiología y psicología del individuo que valora, mientras que la segunda considera su existencia
independiente del sujeto.

El subjetivismo axiológico

Lo apoya la constatable diversidad de creencias, gustos y valores. Nos aturde esta ineludible pluralidad y ello
nos tienta a decantarnos por un relativismo cuya versión mejor argumentada la tenemos en el subjetivismo
axiológico. Éste defiende que el que algo se considere valioso depende de la impresión que origine en el
individuo, de ahí que se vea sujeto a las condiciones del momento histórico, personales, etc. El valor no es
absoluto, sino relativo. En realidad, habría tantos valores y sistemas de valores como sujetos. De esta idea
parten dos concepciones, que pasamos a caracterizar brevemente:

El valor como experiencia subjetiva

La defiende la Escuela Austriaca y de Praga. Sus representantes principales son Alexius Meinong , Christian
von Ehrenfels y John Dewey, cuyas ideas se pueden sintetizar en que, independientemente de si el valor nace
del agrado o del deseo, siempre residirá en la reacción subjetiva de agrado ante un objeto existente o posible.
Todos ellos esgrimen una concepción subjetivista y relativista del valor, basando éste en el interés, emotividad
o deseo que produce.

El inconveniente de esta concepción subjetivista es la eliminación de la obligatoriedad universal de


someternos a normas no acordes con los propios intereses. De este modo, implicaría un peligroso «todo
vale». Pero, desde un enfoque también subjetivista, la Escuela Neokantiana trata de corregir este peligro y
realiza una aportación diferente, matizando que el sujeto puede ser la propia especie humana, la totalidad de
sus individuos. Esto, como indica el propio nombre de la Escuela, hunde sus raíces en el idealismo kantiano.
Lo exponemos a continuación.

Escuela Neokantiana, el valor como idea

En ella englobamos a Guillermo Windelband, Enrique Rickert y Bruno Bauch. Todos parten de la convicción
de que el valor es una idea, pues las ideas tienen más potencia impulsora en la conducta humana que los
intereses o el propio agrado. Idea en el sentido de que es una pura (sin contenido) categoría mental, una
forma subjetiva a priori del espíritu humano, sin más contenido que aquel que le presta la estructura formal de
la mente, una idea dependiente del pensamiento colectivo humano. El fundamento que confiere valor es un
sujeto [ideal], universal: El hombre en general. Pero esta visión tampoco carece de puntos débiles:

1. Se queda en el conocer y la metodología, olvidando la ontología.

2. Contrariamente a lo que implica, es un hecho que las valoraciones son múltiples, que existen
diferencias individuales y no es ese sujeto general quien valora.

3. Sus normas vacías no obligan.

Características Del Subjetivismo Axiológico:

1. Los valores existen en si por si.

2. Como entidades absolutas e independientes no necesitan ser opuestos en relación con los hombres
de la misma manera que tampoco necesitan relacionarse con las cosas.

3. El hombre puede mantener diversas relaciones con los valores.

4. Pueden variar históricamente las formas de relacionarse hombres con los valores incluso ser ciegos
para percibirlos en una época dada.

El objetivismo axiológico
Distinguimos dos vertientes y una idea fundamental: la de la objetividad (realidad) de los valores.
Presentamos estas versiones para continuar la discusión a continuación.

El apriorismo material del valor de la Escuela Fenomenológica

Afirma que los valores son objetos ideales más allá de la experiencia. Serían algo así como ideales de
perfección, captados mediante intuiciones emocionales especiales: La estimativa. El principal representante
de esta corriente es Max Scheler. Este autor destaca la independencia e inmutabilidad de los valores,
puntualizando que sólo nuestro conocimiento de ellos es relativo, no los propios valores. Su pensamiento se
contrapone al de Kant, al cual critica. En síntesis, sostiene una ética apriorística pero material que en algunos
puntos baraja la noción de Dios. En esto difiere de Nicolai Hartmann, quien elabora su pensamiento desde
una posición atea. En España, siguieron los pasos de Scheler Manuel García Morente y José Ortega y
Gasset. Ortega y Gasset, por ejemplo, defiende una concepción del valor en la que éste no consiste en una
cosa agradable o deseada/deseable. Los valores serían algo objetivo consistente en cualidades irreales
residentes en las cosas. Según los fenomenólogos los valores son cualidades absolutas, sui generis, ideales,
o cualidades irreales independientes de las cosas o de las estimaciones. No residen en el sujeto, sea éste
empírico o trascendental como propugnaban los subjetivistas. No se confunden con el sujeto valorante, ni con
las cualidades físicas de los objetos. Están divorciados del mundo de lo real, pero tienen objetividad y
consistencia propias. La persona no los crea, se encuentra con los valores convirtiéndolos en bienes, hace de
mediadora entre el mundo del ser y del valor, funde los reinos del ser y del deber. Esto posee un punto flojo, y
es que no existe una fundamentación última, o la que dan no se sostiene.

El valor como realidad o el realismo del valor

En este caso los valores residen y se identifican con el ser, están encarnados en lo presente. Esta
identificación la encontramos en Platón (ya lo hemos visto), Santo Tomás de Aquino, Francisco Suárez y, en
nuestro tiempo, en Louis Lavelle y Rene Le Senne. Pero esta corriente tendrá en Stern uno de sus
pensadores más representativos. Este estudioso distingue entre:

• Valores propios, que no precisan de ninguna referencia distinta, como son las personas

• Valores irradiados de tipo simbólico, entre los que están las ideas, la religión, el derecho, el arte, la
historia, la sociedad, la salud y la propiedad. No tienen valor propio y se fundamentan en el valor propio del
hombre.

• Valores extrínsecos, que son medios para alcanzar un fin, el cual siempre serán los valores propios.

Características Del Objetivismo Axiológico:

1. Los valores un reino propio.

2. Los valores se hallan en una relación peculiar con las cosas reales valiosas que llámanos bienes.

3. Los valores son independientes de los bienes en que se encarnan.

4. Los bienes dependen del valor que encarnen.

5. Los valores son inmutables no cambian con el tiempo ni de una sociedad a otra.

Utilitarismo

El utilitarismo es un marco teórico para la moralidad, basado en una maximización cuantitativa de


consecuencias buenas para una población. La moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su
utilidad para la humanidad. Utilidad es una palabra que significa que las consecuencias positivas deben estar
maximizadas. Estas consecuencias usualmente incluyen felicidad o satisfacción de las preferencias. El
utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número de personas". En
resumen, el utilitarismo recomienda emplear métodos que produzcan más felicidad o aumenten la felicidad en
el mundo.

Historia del Utilitarismo

El utilitarismo fue propuesto originalmente durante los siglos XVIII y XIX en Inglaterra por Jeremy Bentham y
su seguidor James Mill, aunque también se puede remontar a filósofos de la Grecia Antigua como
Parménides. Tanto la filosofía de Epicuro como la de Bentham pueden ser consideradas como dos tipos de
consecuencialismo hedonista, pues juzgan la corrección de las acciones según su resultado
(consecuencialista) en términos de cantidad de placer o felicidad obtenida (hedonismo).

Hay un debate sobre quién usó, por primera vez, el término "utilitarismo", si Bentham o Mill: James Mill
(Autobiography, ed. J. S. Cross (1924), p. 56) dice que él fue el primero en utilizar el término "utilitarianism" en
relación con la "sociedad" que había propuesto fundar: "Utilitarian Society". Pero en una obra de Bentham, de
1780 (solo editada póstumamente), se descubrió que este autor lo usó primero que Mill, cuando quiso crear la
"Secta del Utilitarismo" por esos años.

"Como movimiento, dedicado a la reforma -escribió Bertrand Russell-, el utilitarismo ha logrado, ciertamente,
más que todas las filosofías idealistas juntas, y lo ha hecho sin grandes alharacas".

Tipos de utilitarismo

Utilitarismo negativista

Muchas teorías utilitaristas defienden la producción del máximo bienestar para el máximo número de
personas. El utilitarismo negativista cree necesario prevenir la mayor cantidad de dolor o daño para el mayor
número de personas. Los defensores de esta interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una
fórmula ética más eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños
mayores conllevan más consecuencias que los más grandes bienes. Es lo contrario del utilitarismo positivo.
Defienden la producción del máximo bienestar para el máximo número de personas.

Utilitarismo del acto contra el utilitarismo de las normas

Se han propuesto otras formas de utilitarismo. La forma tradicional de utilitarismo es la del utilitarismo del acto,
que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las
normas, que afirma que el mejor acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona
más utilidad.

Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos, sino que también los
deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.

Utilitarismo preferencial

En un tipo particular de utilitarismo que define a la utilidad en términos de satisfacción de las preferencias. Los
utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto a hacer es aquello que produzca las mejores
consecuencias, pero definiendo a las mejores consecuencias en términos de satisfacción de las preferencias,
que incluiría conceptos como la "reputación" antes que el puro hedonismo.

Críticos del utilitarismo

Los críticos argumentan que esta visión se enfrenta a muchos problemas, uno de los cuales es el de la
dificultad de comparar la utilidad entre diferentes personas. Muchos de los primeros utilitaristas creían que la
felicidad podía ser medida cuantitativamente y ser comparada a través de cálculos, aunque ninguno consiguió
hacer un cálculo semejante en la práctica.
Se ha argumentado que la felicidad de personas diferentes es inconmensurable, y que este cálculo es
imposible, pero no solo en práctica sino como principio. Los defensores del utilitarismo responden a esto
afirmando que ante éste problema se encuentra cualquiera que tenga que escoger entre dos estados
alternativos que imponen serias cargas a las personas implicadas. Si la felicidad fuera inconmensurable, la
muerte de cientos de personas no sería peor que la muerte de una.

Otro de los argumentos en contra del utilitarismo, según James Rachels en su Introducción a la Filosofía
Moral, es la acusación de que esta forma de actuar es demasiado exigente y elimina la distinción entre
deberes y acciones.

Para sustentar esto los anti utilitaristas parten de lo que reconoce el propio filósofo utilitarista John Stuart Mill:
"el utilitarista obliga a ser tan estrictamente imparcial como un espectador desinteresado y benévolo".

Tomando en cuenta como palabra clave "obliga", los filósofos adversos a Bentham y Mill plantearon a través
de ejemplos imaginarios, dos maneras de distinguir las acciones caritativas de las personas: aquellas que
adoptan una posición utilitaria, deben forzosa y obligatoriamente deshacerse de sus bienes para contribuir al
bienestar de los demás, aún si por esta causa su estatus social queda a la altura de los más pobres.

El utilitarista congruente debería por decisión propia o por conciencia donar parte de sus riquezas si estas
producen más felicidad que al conservarlas para sí.

Por otro lado, los utilitaristas responden a tales críticas con el argumento que los ejemplos propuestos son
totalmente imaginarios y sólo en la mente de algunos filósofos sucederían tales cosas, siendo que la utilidad
se encarga de decir por qué son o no son convenientes en la vida real.

El filósofo utilitarista australiano J. J. C. Smart nos aclara que debemos de tener mucho cuidado con el sentido
común, porque en ocasiones éste está influenciado por nuestros sentimientos, o sea que a veces la
interpretación que hacemos de una situación determinada puede estar inspirada por las costumbres y
preceptos aprendidos de nuestros padres, la sociedad, etc. Tal vez, ésta sea la más grande aportación del
utilitarismo, su puesta en duda del sentido común como fuente de la moral.

El utilitarismo ha sido también criticado por llegar a tales conclusiones contrarias a la moral del "sentido
común". Por ejemplo, si estuviéramos forzados a escoger entre salvar a nuestro propio hijo o salvar a dos
hijos de gente a la que no conocemos, la mayoría de gente escogería el salvar a su propio hijo. En cambio, el
utilitarismo defendería salvar a los otros dos, pues dos personas tienen un potencial mayor de felicidad futura
que una.

Los utilitaristas responden a este argumento diciendo que el "sentido común" ha sido utilizado para justificar
muchas posiciones en temas controvertidos y esta noción de sentido común varía según el individuo,
haciendo que no pueda ser una base para una moralidad común.

John Rawls (1921-2002) rechaza el utilitarismo, tanto el normativo como el de los actos, pues hace que los
derechos dependan de las buenas consecuencias de su reconocimiento, y esto es incompatible con el
liberalismo. Por ejemplo, si la esclavitud o la tortura son beneficiosa para el conjunto de la población podría
ser justificada teóricamente por el utilitarismo. Rawls defiende que la ética política debe partir de la posición
original.

Los utilitaristas argumentan que Rawls no tiene en cuenta el impacto indirecto de la aceptación de políticas
inhumanas.

Es importante destacar que la mayoría de críticas van dirigidas al utilitarismo de los actos, y que es posible
para un utilitarista de las normas llegar a conclusiones que sean compatibles con los críticos.

De hecho, John Stuart Mill consideró que Immanuel Kant (1724-1804) era un utilitarista de las normas. Según
Mill los imperativos categóricos de Kant solo tienen sentido en casos de violencia si consideramos las
consecuencias de la acción. Kant afirma que el vivir egoístamente no puede ser universalizado pues todos
necesitamos el afecto en algún u otro momento. Según Mill este argumento se basa en las consecuencias.
Puede observarse que algunas formas de utilitarismo son potencialmente compatibles con el kantianismo y
otras filosofías morales.

R. M. Hare es otro ejemplo de utilitarista que ha adaptado su filosofía al kantianismo. No basa su teoría en el
principio de la utilidad. Cree que podemos hacer consideraciones utilitaristas al formular juicios universales. A
esta filosofía él la llama prescriptivismo universal.

Teología Moral

La teología moral es una rama de la filosofía que trata con el bien y el mal en el comportamiento humano. La
mayoría de las religiones tienen un componente moral, religioso y de abordar el problema de la ética
históricamente dominado por la ética secular enfoques. Desde el punto de vista de teológico en las religiones,
en la medida en que la ética se deriva de verdad revelada de las fuentes divinas, la ética se estudia como una
rama de la teología. Muchos creen que la Regla de Oro, que enseña a la gente a "tratar a los demás como
usted quiera ser tratado", es un denominador común en muchas de las principales códigos morales y las
religiones.

La ética cristiana radica en la práctica del bien y de las buenas obras. Tal como lo manda Cristo (Jesús) en el
Evangelio: "Haced el bien a tu prójimo como a ti mismo" Jn7,10-19, por otra parte, el bien o el buen obrar esta
presente de modo intrínseco en la persona misma la cual ha sido hecha a imagen y semejanza de Dios...
Cabe hacer notar que en la cultura luterana de los países nórdicos se cree que el hombre no es bueno en si
mismo y que necesita a Dios para librarse de su mal obrar.

Ética epicureísta

Epicuro, afirmó que es bueno todo lo que produce placer, pues el placer, según él, es el principio y el fin de
una vida feliz. Pero para que el placer sea real debe ser moderado, controlado y racional.

Epicuro definió el placer como la satisfacción de las necesidades del cuerpo y la tranquilidad del alma. El ser
humano está compuesto de cuerpo y alma, y los placeres de la última son superiores a los del cuerpo. En su
opinión, la paz interior puede alcanzarse al reducir las necesidades del cuerpo y acabar con las inquietudes y
temores.

Para el Epicureísmo, lo malo es todo aquello que le produce dolor al ser humano. Son las cosas que nos
hacen o nos afectan en el sentido espiritual y que a la vez al cuerpo

La libertad

¿Realmente existe la libertad? Sin duda, el desentrañamiento de este tema ha sido motivo de discusión entre
filósofos de todos los tiempos, motivo por el cual –aún no sabemos si libremente- decidimos plasmar en estas
líneas nuestro respectivo análisis, el cual, reconocemos, es demasiado endeble comparándolo con los
profundos estudios de Sartre, de Hegel, de Kant, de Leibniz, del Barón d’Holbach o de Hartmann, por
mencionar algunos.

No obstante ello, la complejidad de abordar este tema no debe ser motivo de susto o declinación para quien
desee hacerlo, pues para cualquiera que lo intente resultará provechoso tratar de sumergirse, aunque sea
superficialmente, en las profundidades del mismo. Seguros estamos que al terminar de leer este trabajo se
tendrá la suficiente información como para poder formarse una opinión propia al respecto, por lo menos.

Así, conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si podemos ser libres o no, creo que es lo menos
que como individuos pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos realizado desde que usamos la razón
o lo que tenemos planeado realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra
libertad o tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela
llamársele haga de nuestra vida marioneta. He aquí la importancia de saber si existe la libertad.
Para estudiar la libertad creímos necesario establecer o delimitar los puntos sobre los que nos vamos a
enfocar. Es decir, en vista de las muchas concepciones, enfocaremos nuestro estudio en los puntos más
importantes y resaltantes, no sin antes establecer una pequeña, pero fructuosa comparación de ideas a modo
de marco conceptual para facilitar la comprensión del lector y nuestro desarrollo del tema. En este sentido,
este trabajo monográfico, estará segmentado en tres capítulos: en el primero nos avocaremos a los conceptos
tocando temas históricos y religiosos; el segundo decidimos por unanimidad concedérselo al campo de la
ética y la filosofía debido a la relevancia que estos conocimientos aportan a su estudio y que nos servirá de
guía para la posterior racionalización de nuestras ideas a cerca de lo que para nosotros representa el término
libertad en su sentido más amplio, y que estarán plasmados en el tercer y último capítulo.

Lo invitamos a un paseo por el mundo de las ideas, el que esperamos sea de su completo agrado.

Los autores.

La libertad: ¿qué es?

Generalidades

Sobre la libertad se ha dicho y se seguirá diciendo mucho. Se argumenta, por ejemplo, en algunas
concepciones, que siendo el hombre libre no lo es del todo pues tiene toda actividad regulada por pautas de
conducta que le dicen lo que debe y lo que no debe hacer. A estas se suma la contradicción que sostiene que
aún teniendo la conducta regulada por normas existe la disyuntiva de lo que el individuo decide o no decide
hacer, otorgándole otra acepción a la palabra libertad, libre albedrío.

Guillermo Cabanellas al respecto nos dice: se trata de la "facultad humana de dirigir el pensamiento o la
conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni
sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior", a lo que podemos agregar que, siendo así, el ser
humano es libre independientemente de la existencia de las normas que rigen su conducta y de las sanciones
que, como resultado de la priorización optada, se deriven.

Pero este hecho tiene un antecedente nacido de una relación de dependencia, si nos remontamos a los
tiempos primeros de la existencia del hombre, como nos dice Juan Monroy: –la única posibilidad que tuvo el
animal humano para subsistir dependió de la formación de grupos (clanes, tribus, gangs). Lo que explica un
rasgo del hombre tan antiguo como su existencia: su sociabilidad"–. Si a esto le sumamos lo venido después,
desde las viejas Concepciones Estatales, Platónicas como Aristotélicas, Rousseau y su Social Contract, el
nacimiento del Constitucionalismo, Montesquieu y la Teoría de la Separación de Poderes y el reconocimiento
de los Derecho Fundamentales de las Personas, concluiremos –inobjetablemente– que la libertad forma parte
de la evolución del hombre y que ha sido tema de discusión y polémica durante toda nuestra existencia y que
además se denota una gran dependencia, o necesidad, del hombre a vivir con otros en sociedad para facilitar
la respuesta a sus necesidades. Siendo así y dando cuenta que al fin el hombre es libre y que en medio de
tanta libertad depende de otros para poder aplacar su necesidad de bienes que le aseguren la subsistencia; la
misma relación de dependencia, ¿no constriñe la libertad?

A continuación enfocaremos el tema según algunos autores.

Volviendo a Guillermo Cabanellas define a la libertad en una forma genérica como: "Facultad natural que tiene
el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos", sin
embargo este mismo autor asigna, en el campo jurídico, la siguiente sentencia: "Entendida la libertad como
autonomía individual, absoluta en el pensamiento, y mayor o menor según las relaciones surgidas de la
convivencia social, ha movido a definiciones de juristas y legisladores. Envuelta en la anonimia, pero
aureolada por notable perspicacia jurídica, los romanos decían: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure
licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite)".

Justiniano transcribió en el Digesto el concepto y las palabras similares de Florentino: la libertad es la facultad
de hacer cada uno lo que le plazca, salvo impedírselo la fuerza o el derecho.
Aún encadenada así en algo la libertad, su valor es tan grande que Gayo la consideraba como el mayor de
los bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La libertad es la más preciada de las cosas). Y tan
elevado es su precio que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la
libertad no se puede pagar con dinero). Los piratas sarracenos, con los cristianos medioevales y los
guerrilleros morunos con los prisioneros de guerra del siglo XX, demostrarían que aquel insigne jurista no
siempre estaba en lo cierto.

Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder
temporalmente). Porque esa amenaza de retornar a la esclavitud amarga, como simple condena a la libertad,
la transitoria liberación. No obstante, en la realidad procesal y como atenuación penitenciaria, se conoce esa
libertad revocable o en cuotas que representan instituciones como la libertad provisional de los procesados y
la libertad condicional de los condenados de ejemplar comportamiento ulterior.

Las Partidas, inspiradas en el Digesto, caracterizaban la libertad cual "poderío que ha todo hombre
naturalmente de hacer lo que quisiese, sólo que fuerza o derecho de ley o de fuero se lo embargue".

En Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la libertad se consagra como
Derecho Fundamental en el artículo 2° y se define en el 4° en estos términos: "La facultad de hacer todo
aquello que no perjudique a otro".

Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. En el
Anarquismo Puro, como aquella potestad de hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia y
por el respeto que infunden los demás en su individualidad y en su conjunto. Con sentido más moral, la
libertad se circunscribe a hacer cuanto no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad
para apreciarlo. En aspecto más jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten
y todo lo que no prohíben.

Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas más groseras, la libertad personal está garantizada en el
orden civil, y es irrenunciable e inalienable. No sucedía así en el Derecho Romano, donde dada la extensión
de las facultades individuales, el mayor de 20 años podía vender su propia libertad y transformarse en
esclavo, condición digna del capaz de tal suicido moral.

El propio Escriche, partícipe del entusiasmo que la libertad suscitaba en todos sus aspectos y más en la
España del siglo XIX, luego de su calvario constitucional y de la primera de las guerras civiles ganada bajo su
signo, declara que la libertad –en su sentido natural y verdadero– es la facultad que tiene el hombre de obrar
o de no obrar en todo, como crea convenirle. Por eso toda la ley le es contraria, porque toda la ley le ataca y
disminuye. Pero no llega a una conclusión anarquista, como buen jurista.

Por eso agrega que la ley que nos quita una parte de nuestra libertad nos asegura la porción que nos queda,
confiriéndonos los derechos de seguridad personal, de protección para el honor y de prosperidad; de modo
que el sacrificio que hacemos para adquirir tan preciosos bienes es mucho más pequeño que la adquisición.
La libertad, pues, de los ciudadanos, será mayor o menor según la mayor o menor gravedad de los obstáculos
que la ley oponga a sus acciones o actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que absorban casi
enteramente la libertad de los individuos que lo componen.

La libertad, por la que se luchaba empeñosamente en Europa en el curso del siglo XIX, se ha convertido en el
siglo XX en divisa de carácter internacional. Con el lema de la "Libertad de los Pueblos" hicieron los luego
vencedores de la Primera Guerra Mundial; pero a ello siguió una ola de dictaduras en Europa, como nunca se
había conocido desde el destruido Absolutismo Real. Por la aspiración de la "Libertad del Individuo", oprimido
en los sistemas totalitarios, se anunció que se batallaría en la Segunda contienda universal; y también los
triunfadores –a tanta distancia ya de su victoria– tienen mucho que cumplir.

El ansia de libertad, inextinguible en los individuos y en los pueblos por larga que la opresión se muestre e
insaciable por mayor tolerancia que se logre o consienta, se manifiesta en la vida de los países coloniales
como sentimiento de emancipación e independencia.
2. Libertad en lo religioso, moral y ético

Hay tantas respuestas de libertad como hombres en el mundo. Para una libertad significa la ausencia de
ataduras humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para muchos, la libertad es poder decir y
hacer lo que mejor les parece; para otros es no estar esclavizado.

Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser
humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero
o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien
gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de libertad
encontraremos infinidades de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes
de éste significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético.

Desde el punto de vista histórico, al igual que toda especie viviente procede por evolución de toda una cadena
de especies sin que se produzcan nunca saltos espectaculares, así también toda conducta humana procede
por evolución de toda una cadena continua de conductas anteriores, sin saltos espectaculares (y si los hay es
preciso buscar los eslabones perdidos en vez de diseñar modernas mitologías). De lo cual es preciso inferir
que lo que hoy denominamos LIBERTAD procede por evolución de la ESCLAVITUD, es decir que la realidad
que hoy llamamos libertad es una forma evolucionada de una realidad antigua, ya extinguida, que
denominamos esclavitud.

Para muchos las libertades es el contrario de esclavitud (y no a la inversa). De manera que si no hubiese
existido la esclavitud, ni siquiera se hubiera percibido ni definido la libertad, de la misma manera que si no
hubiese oscuridad, nunca hubiéramos percibido y definido la luz, tan esquiva por lo demás a ser definida.

Esclava es la persona que no es dueña de sí misma, sino que es propiedad de otra persona, física o
jurídicamente. Por consiguiente, libre sería la persona sobre la cual nadie ejerce derecho de dominio, es decir
de amo.

Y la primera duda que nos asalta es si no existe la barrera natural, el límite (finis) de la libertad: ¿qué es la
esclavitud? ¿Cómo podemos definir esa realidad? Al no tener límites se nos convierte en indefinible, es decir
en in-finita, con lo cual a cualquier cosa se le llama libertad.

Ahora bien, encontramos también que desde la perspectiva religiosa, la libertad es simplemente la verdad de
Jesús. Para los religiosos, él es el modelo y el ejemplo de lo que realmente significa ser libre. Sobre todo,
Jesús estaba libre del pecado Su vida entera era una expresión perfecta de la justicia de Dios en todos los
sentidos. Este hecho es tan conocido que no es necesario entrar en más detalles. También estaba libre de
Satanás y de los poderes de las tinieblas. Podía decir de Satanás, "Nada tiene en mí" (Juan 14:30). Estaba
libre del temor. Podía denunciar el pecado en los líderes religiosos. No temía a las multitudes que le querían
matar. Podía fijar su rostro hacia Jerusalén e ir al encuentro de su muerte. Estaba libre de toda enfermedad.
No hay testimonio escrito que indique que su salud fuera menos que perfecta en ningún momento. Estaba
libre de la tradición religiosa. No tenía ningún respeto para nada por la religión que no procediera de Dios.
Estaba libre de todas estas cosas y muchas más. Pero no sólo estaba libre de sino libre para. Estaba libre
para hacer la voluntad de su Padre en todo y todos los días. Estaba libre para ser la perfecta expresión de su
padre celestial en todo lo que decía y hacía. Estaba libre para dar su vida por nosotros.

La libertad que disfrutaba Jesús es la libertad que ofrece a todos aquellos quienes creen en él. En Romanos
8: 19-22 Pablo escribió: "Porque el anhelo ardiente de la creación es el de aguardar la manifestación de los
hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la
sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora" ¿Cómo se ha de entrar en esta libertad que predican las religiones cristianas?
Encontramos la respuesta en el versículo que ya hemos citado "Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". En la religión, la
verdad que entra en los corazones de todos los seres humanos, es la que traerá la verdadera libertad a todos.
No es la doctrina del hombre que entra en nuestras mentes lo que nos hará libres; si no la verdad que
proviene de Dios.

"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8.31-32). De acuerdo
con las palabras del Maestro, la libertad del hombre se encuentra en la verdad de su evangelio.

La mentira es el antónimo de la verdad. A través de los tiempos, la debilidad del hombre lo ha llevado a mentir
Los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apoc.
21.8). La libertad es sinónimo de verdad en toda su esencia. La verdad a medias, no libera al hombre de sus
pecados.

Muchos se convierten en esclavos de los vicios. El licor, el tabaco, las drogas, etc., una vez se posesionan del
ser humano se le hace muy difícil liberarse de ellos. En Romanos 7:15-25 el Apóstol Pablo, todo un apóstol,
confiesa lo difícil que se le hace vencer la carne. El verso 19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el
mal que no quiero, eso hago, y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi." Lo
que es imposible para los hombres es posible para Cristo. "De cierto, de cierto os digo que todo aquel que
hace pecado, esclavo es del pecado" (Jn. 8.34). "Así que si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres."
(Jn. 8.36).

La libertad es Cristo, porque el vino a romper las cadenas con que nos tenía atados Satanás. Cristo vino a dar
la libertad a los presos que estaban encadenados a sus delitos y pecados. La libertad en Cristo no compara
con ninguna otra cosa a que pueda aspirar el ser humano. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar su
voz, aceptar su invitación, y obedecer su palabra. Conocer la verdad no es suficiente para alcanzar la libertad.
Sin la obediencia al Evangelio, nadie tiene libertad completa

En conclusión la libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que busca la
verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está
el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer
y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito de optar por el bien.
La libertad disminuye con los pecados, pues los vicios dificultan elegir bien. "El que peca es esclavo del
pecado". Por ejemplo, la persona que se deja vencer por la pereza cada vez se vuelve más perezosa y le
cuesta escoger bien en asuntos que supongan esfuerzo. Los que ayudan a ser libres son los que difunden la
verdad –"la verdad os hará libres"–, y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien invita a un amigo a
drogarse le dificulta la libertad atándole a ese defecto; en cambio, quien anima a trabajar, rezar o comportarse
bien facilita el buen ejercicio de la libertad.

Quien hace el mal adquiere un vicio y si ejerce un acto bueno adquiere una virtud. ¿Por qué? Según los
grandes socráticos, es imposible que un hombre ejerza un acto libre sin que en su misma índole de hombre
adquiera una profunda reconfiguración intrínseca. La vida humana está entretejida de multitud de actos, pero
no es indiferente actuar bien o mal, porque cada acto tiene consecuencias externas, pero también –y sobre
todo– consecuencias internas.

Los vicios nos encadenan, las virtudes contribuyen a hacernos más libres. La libertad es un valor que a
menudo está oscurecido. A veces se escucha ¡déjame hacer mi vida! Aquí está la oportunidad para hacerlo.
¿Por qué? Primero, porque en el paso al acto el ser humano no puede ser sustituido. El hombre está en sus
propias manos, dice la Antropología Clásica; nadie puede sustituir su iniciativa. Este hallazgo clásico lleva a
formular la libertad como Causa Sibi, ser causa en orden a actos, ser causa para sí en orden a actos:
desarrollarse, actualizar sus facultades corre a cargo de cada cual.

Los actos virtuosos los ejercitamos desde la libertad y sólo así podemos progresar en esa libertad. Por eso, la
gran tradición clásica hasta Tomás de Aquino, sostiene que el invalorable don de la libertad radica en
controlar la propia conducta, es ser Causa Sibi. La libertad ante todo es el autodominio. Es dueño de sí el que
tiene virtudes y no es dueño de sí el que no las tiene porque tiene vicios. Por eso, la alternativa ética es
ontológica, afecta al ser mismo del hombre: uno se hace bueno o se hace malo. ¿Cómo se hace bueno o se
hace malo? A través de sus actos, por esto es por lo que son importantes puesto que el origen de la moralidad
está en los actos y éstos se determinan por sus objetos.

Libertad no es hacer lo que nos da la gana –eso es el libertinaje, corrupción de la libertad– sino hacer lo que
hay que hacer, es decir, realizar las cosas según el querer de Dios no forzosa o necesariamente sino
libremente, porque nos da la gana de hacerlo.

La mayor libertad se da en el cielo donde la inteligencia y voluntad alcanzan su mayor perfección, descubren
con toda facilidad donde está el bien verdadero y eligen siempre con acierto.

Libertad De Expresión

Libertad de Expresión es la libertad de expresar pensamientos, ideas o creencias a través de la palabra


(escrita u oral), la expresión artística, científica, etc. Por supuesto que esta libertad tiene sus límites lógicos.
Uno de esos límites es el derecho al honor. Otro es el respeto a los sentimientos religiosos de la persona. Por
otro lado, no habría que olvidar tampoco, que el Derecho a la Libertad de Expresión es también un derecho
importante en una sociedad democrática.

Considerado lo anterior, surge ahora una reflexión interesante: si el Derecho es capaz de establecer unas
pautas éticas tan elevadas cuando regula la libertad de expresión y el derecho al honor, ¿debería ser inferior
la norma para los que se rigen además por principios cristianos? Si se acepta que el espíritu de las
enseñanzas de Jesucristo es mucho más excelso que las simples leyes humanas, ¿habría alguna justificación
para que alguien usara el "lenguaje del odio" o la "vejación gratuita"? No parece que debiera ser así, sobre
todo si se tiene en cuenta el espíritu de las admoniciones apostólicas:

Es triste reconocer que en mucho de lo que se publica, incluido Internet, aparecen expresiones no sólo de
crítica o de cuestionamiento de doctrinas religiosas, sino también de "lenguaje del odio" o "vejación gratuita"
cuando se denuncia a los Testigos de Jehová o a otras confesiones. Se olvida muy a menudo que la inmensa
mayoría de las personas que los componen son personas de fe que desean hacer la voluntad de Dios y vivir
vidas pacíficas.

Pero en otras ocasiones ocurre que son los mismos dirigentes religiosos de algunas confesiones religiosas los
que inculcan en sus seguidores el desprecio a otros. Un ejemplo ilustrativo es el de los Testigos de Jehová.
Sus dirigentes quizá podrían reflexionar en si es ético, desde el punto de vista del espíritu de las enseñanzas
de Jesús, usar un "lenguaje del odio" o de "vejación gratuita" para con los que ya no están entre sus filas o a
los que con todo desprecio llaman una y otra vez en sus publicaciones "apóstatas". Manipular incluso las
Escrituras para inculcar odio y decir lo que en realidad éstas no dicen, puede verse en este ejemplo, según se
publicó en La Atalaya 1 de octubre de 1993: "Los apóstatas están entre los que odian a Jehová y se sublevan
contra él. La apostasía es, en realidad, una rebelión contra Jehová."

El tema es extremadamente sutil, pues el campo de la religión puede ser muy sinuoso y se escapa muchas
veces al Derecho Positivo. La falta de ética por parte de los que permiten y enseñan esa política de
"aborrecimiento" sólo recuerda al mismísimo Espíritu de la Inquisición que despreciaba absolutamente todos
los derechos y libertades de la persona humana.

De modo que, ¿quién tiene derecho de usar su libertad de expresión para "odiar", "vejar" o "mancillar" a
otros? Puede tratarse de los ataques desmesurados o llenos de odio de personas particulares contra alguna
confesión religiosa, o al revés, que sea una confesión religiosa la que a través de la propaganda de sus
líderes mancille o veje el honor y buen nombre de personas. Pero según lo considerado hasta ahora, habría
que llegar a la conclusión de que ninguna ley, jurídica o moral, podría justificar semejante conducta. Al fin y al
cabo, ¿no es Dios el Padre de todos y el verdadero Juez de toda la tierra? (Santiago 4:12)

Sin de los derechos humanos o la falsedad. Pero parece también necesario tener en cuenta que, tanto desde
la perspectiva del Derecho como desde los altos valores cristianos, no todos los modos tienen por qué ser
lícitos, sobre todo si lo que se desea como meta final es rectificar las cosas para lo que es verdadero, educar
en la justicia o contribuir para la edificación de los demás.
¿Existen clases de libertad?

De acuerdo a Ortega y Gaset, el hombre se encuentra emergido en el mundo y actúa en diferentes planos: en
el plano material o mundo de la naturaleza, y en el espiritual o mundo de la cultura.

El mundo de la naturaleza es el mundo de la necesidad, pues está regido por la ley de casualidad, mediante la
cual –de un modo ineluctable– a todo efecto corresponde una causa. En cambio, el mundo de la cultura es el
mundo de la libertad, porque dicho mundo es creado por acciones humanas que son realizadas por el hombre
no casualmente, sino obedeciendo aun principio teológico finalista. Una piedra debe caer necesariamente, de
acuerdo con las leyes de la gravedad; un hombre puede o no realizar un acto, aceptando las consecuencias
de su acción u omisión.

Siendo así, la libertad tiene un concepto amplísimo ya que puede referirse a las cosas del mundo de la
naturaleza o bien a la del mundo de la cultura. Según Soler "si algún concepto hay cuyos atributos sean
infinitos, inagotables, ese concepto es el de libertad".

La libertad absoluta no existe pues aún los cuerpos en el espacio se hayan sometido a las leyes de la
gravedad universal de Newton o a las del campo unificado de Einstein.

En el mundo de la cultura tampoco existe la libertad absoluta, por cuanto ella debe detenerse ante la esfera de
la libertad de los otros hombres con quienes convivimos.

De allí que la libertad sea una entidad relativa y podríamos conceptuarla como la no sujeción a algo. Pero esta
concepción, vaga y generalizada, debe delimitarse; así decimos: libertad física, o sea no sujeción a algo
material; libertad biológica, o sea vida independiente de otros organismos; libertad política, o sea gobierno
propio que es independencia con respecto a lo externo y posibilidad de elegir gobernantes o de ser elegido en
lo interno; libertades públicas; libertades civiles; libertades económicas; etc.

En el mundo de la cultura, la libertad puede ser individual o colectiva. La libertad colectiva consiste en la
independencia con respecto a otros Estados.

La libertad individual puede ser pública o privada, o sea libertad política y libertad civil, dentro de la vieja
denominación de Aristóteles.

Así tendremos que una aproximación al concepto de libertad nos la hace mostrar como un derecho, como un
derecho imprescindible e inalienable de la persona humana, incito a ella y por ende perteneciente
indisolublemente a su naturaleza.

Esto nos conduce a la concepción de la libertad como un derecho natural, un derecho natural fundamental y
primordial.

De acuerdo a la Enciclopedia Jurídica Omeba, tendremos que Libertad en el sentido de la Filosofía del
Espíritu, "es el estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos y puede autodeterminarse
conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o coacción psicofísica interior o exterior. Opónese así este
concepto al de determinismo causal que, en la medida en que implica forzosidad, es y constituye una
limitación a la posibilidad de obrar."

Lo que nos indica esta definición es que se debe entender por acto libre aquel que se ejecuta con dominio y
propiedad en la decisión; esto es, con pleno conocimiento y facultad para realizar otro distinto o, cuando
menos, para omitirlo.

La existencia de la libertad es un hecho de experiencia inmediata y universal en la vida humana; un hecho que
es, a la vez, el de la coexistencia social del hombre. Y si la coexistencia social implica la vigencia de uno o
más sistemas normativos, resulta que el hombre es libre en tanto posee una inteligencia capaz de comprender
el sentido normativo de sus actos y una voluntad capaz de decidir la realización e éstos.
La libertad humana opera así, tanto en la esfera de la razón como en la de la voluntad. De ahí que todo
ejercicio de aquélla signifique una volición no ciega ni absoluta ni instintiva, sino racional. Y de ahí también
que el grado de libertad interior depende proporcionalmente del conocimiento del sentido de una acción.

Sobre todo lo anteriormente dicho, podríamos decir que la libertad es un derecho que otorga el Estado al
individuo y no es una norma jurídica sino que es el poder del individuo de realizarse a sí mismo, de resistir a la
opresión del Estado y las Leyes, a la esclavitud de las cosas, a fin de desarrollar su íntima personalidad y
erigirse en el creador de su propio destino.

La libertad y la ética

Desde un punto de vista ético la libertad humana se puede definir como la "autodeterminación axiológica."
Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta,
pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado.

Cuando no se da la libertad –o se da en forma disminuida– entonces el sujeto actúa impedido por otros
factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el verdadero autor de su propia
conducta. De acuerdo con esto se dice que la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y
asimilación de los valores. En la medida en que un individuo amplía su horizonte axiológico podrá ampliar
paralelamente el campo de su propia libertad. Y en la medida en que una persona permanezca ciega a ciertos
valores, se puede decir que posee una limitación en su libertad.

La libertad humana tiene que ir paralela con el sentido axiológico y el sentido de responsabilidad, de no ser
así se convierte en libertinaje.

Uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona es su proceso de liberación. La libertad
puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida. Los primeros factores que limitan la libertad del hombre son
los condicionamientos, el Súper Yo, las manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de
una filosofía pesimista.

El tipo de libertad del que estamos hablando es la libertad interior, ésta se rige por valores captados, también
es llamada libertad axiológica una vez que se asimilan los valores. El hombre elige realizar algún valor o
rechazarlo. La Libertad no existe cuando una persona es ciega para los valores. Actuar libremente significa
inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o varios valores en la mente del
individuo, su conducta va a estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos,
hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc. La percepción de los valores es
indispensable para que exista un acto libre. Existen dos modos de percibir lo valores:

a. En forma conceptual: Es la que se logra por medio de explicaciones teóricas o descripciones más o
menos distantes del objeto valioso.

b. En forma intuitiva: Es la que se logra por medio de una vivencia en la cual se capta, se aprecia y se
adopta ese valor como tal dentro del mundo personal del sujeto cognoscente.

Para que la libertad axiológica se pueda dar debe existir la posibilidad de un conocimiento holístico o intuitivo
de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento, muy diferente al conocimiento conceptual, no es
posible que se dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras palabras: para elegir un valor primero hay
que conocerlo y apreciarlo en cuanto a tal.

Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la libertad, esta se ha divido en dos muy sencillas:

a. Libertad–de: Significa libertad de obstáculos, de vínculos o de restricciones, sean estos de orden


físico o de orden moral.

b. Libertad–para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una
meta, es de tipo interna y reside en la voluntad.
La postura que niega la libertad humana es el "determinismo", postura propuesta por Skinner que ha cobrado
auge. Este psicólogo conductista rechaza la libertad en función de un fenómeno también real: los
condicionamientos en que vive inmersa la mayoría de la gente.

La tesis central del determinismo dice que el hombre ya está fijado o "determinado" en cierta dirección por
diferentes causas que desconoce en el momento mismo y que, por tanto, su decisión "libre" sólo sigue siendo
de nombre. Los principales expositores de esta corriente fueron: Leibniz, Spinoza, Freud y Skinner, cada uno
con su tesis sobre el comportamiento del hombre.

Julián Marías, citando a Leibniz, nos dice, por ejemplo, cuando se refiere a la libertad: "Todas las mónadas
son espontáneas, por que nada externo puede coaccionarlas ni obligarlas a nada; pero no basta esto para
que sean libres. La libertad supone, además de la espontaneidad, la deliberación y la decisión. El hombre es
libre por que escoge entre lo posible después de deliberar. Pero tenemos, como dificultad, la presencia divina;
Dios, desde un comienzo, ve el ser de las mónadas, y estas encierran en sí todo lo que les ha de acontecer y
han de hacer. ¿Cómo es posible la libertad?"

Leibniz echa mano de algunas agudas distinciones de la teología católica, especialmente del español Molina,
para interpretar la ciencia de Dios. Dios tiene tres tipos de ciencia: 1. Ciencia de Pura Intelección; 2. Ciencia
de Visión, 3. Ciencia Media. Por la primera, Dios conoce todas las cosas posibles; por la Ciencia de Visión
conoce las cosas reales o futuras; por la Ciencia Media Dios conoce los futuribles, es decir, los futuros
condicionados, las cosas que serán si se pone una condición, pero sin que esta condición esté puesta. Dios
conoce lo que haría la voluntad libre, sin que esté determinado que esto haya de ser así, ni se trate, por tanto,
de futuros, como Cristo sabe que si en Tiro y Sidón se hubieran hecho milagros, las gentes hubieran hecho
penitencia. Las cosas contingentes no son necesarias; su necesidad sólo viene dada a posteriori, después de
un decreto de la voluntad divina, posterior a la ciencia de libre intelección y a la ciencia media.

Dios crea a los hombres y los crea libres. Esto quiere decir que se determina libremente a obrar, aunque han
sido determinados por Dios a existir. Dios quiere que los hombres sean libres, y permite que puedan pecar,
por que es mejor esa libertad que la falta de ella. El pecado aparece, pues, como un mal posible que
condiciona un bien superior: a saber, la libertad humana.

Existen otros tipos de Determinismo además de los expuestos por los pensadores mencionados
anteriormente; éstos son el Determinismo Biológico y el Sociológico que sostienen la existencia de otras
fuerzas rectoras de la conducta humana como pueden ser la programación genética y la coerción social.

Sin embargo, frente al Determinismo Absoluto que es al que hicimos referencia en los párrafos anteriores, se
levanta una postura contraria denominada Libertarismo.

¿En qué creen los libertarios? En pocas palabras, creen que la libertad individual es el valor fundamental que
debe subyacer a todas las relaciones sociales, intercambios económicos y al sistema político.

Los libertarios esencialmente predican la libertad en todos los campos, incluyendo el derecho a lo que uno
quiera con su propio cuerpo mientras esto no infrinja la propiedad e igual libertad de otros. En este sentido,
creen que la gente que quiere tomar drogas, ver pornografía, prostituirse o pagar por una prostituta, o
comprometerse en cualquier clase de actividad sexual consensual, debería poder hacerlo sin ser importunada
por la ley y asediada por la policía. Prescribe entonces, que ser libre significa elegir y actuar de la forma que
se quiera, es decir, poder comportarse de manera distinta de cómo se ha hecho si así se hubiese querido o
elegido. Ello significa que se tiene una libertad de decisión y de acción que escapa a toda determinación
causal.

Analicemos ahora la postura media, una posición que deja al margen los extremos y que más allá de
postulados incompatibles entre libertad y causa, concilia a ambas, es decir, se reconoce que la conducta del
hombre se encuentra determinada, pero que dicha determinación, más que impedir la libertad, es la condición
necesaria para ella.
Esta última postura distingue entre Determinismo Universal, el cual reconoce y acepta; y Determinismo
Absoluto, el cual objeta, dado que niega la libertad humana la cual presupone la existencia de varias formas
posibles de comportamiento y la posibilidad de decidir libremente entre cualesquiera de ellas.

La libertad humana no es absoluta. Existen varios obstáculos que disminuyen y, a veces, nulifican la libertad
de la conducta humana. El Estudio de ellos proporciona mayor claridad para la comprensión de los actos
humanos en la vida real. En la medida en que falta libertad, el acto humano pierde su calidad de humano y
llega a convertirse en un simple acto del hombre. A pesar de esto, la libertad puede conquistarse e
incrementarse a partir del nivel de desarrollo y madurez propio de cada uno. Afortunadamente existen
procedimientos psicológicos que fomentan este gradual crecimiento de la libertad personal.

Factores Que Ayudan A La Búsqueda De La Libertad

La Ignorancia consiste en la ausencia de conocimientos, es un obstáculo ya que para elegir algo es preciso
conocerlo. El mejor consejo para obtener la libertad es abrir horizontes, ilustrar acerca de nuevas
posibilidades. Muchos fracasos en las carreras profesionales se deben a una elección incorrecta de ella por
ignorar otras especialidades que estarían más de acorde con las cualidades del sujeto.

El Miedo consiste en la perturbación emocional producida por la amenaza de un peligro inminente y es un


obstáculo ya que en casos extremos (pavor), puede producir una ofuscación completa de las facultades
superiores y todo lo que se ejecuta en esos momentos pierde el carácter de acto humano pues el sujeto no
puede responder de ello.

La Cólera y Otras Pasiones son factores importantes para encontrar la libertad. La cólera, también llamada ira,
enojo o coraje, al igual que otras emociones y pasiones producen una fuerte limitación en nuestra capacidad
de elegir libremente. Las emociones como el odio, la tristeza, la alegría, los celos, la envidia y el
enamoramiento son respuestas orgánicas (de adecuación o de inadecuación, de aceptación o de rechazo) por
parte del sujeto cuando percibe un objeto afín o discordante. La emoción llevada a los extremos recibe el
nombre de pasión.

La violencia una fuerza externa, física o psíquica, ante la cual es difícil o imposible resistirse. Ésta puede
debilitar la libertad del sujeto hasta el grado de suprimir toda responsabilidad en lo que se refiere a la conducta
realizada en esos momentos.

Los Desajustes Psíquicos entre los cuales sobresale la neurosis, debilitan la libertad debido a que la persona
se siente atada a ciertos patrones de conducta, a mecanismos de defensa, a lo que le dicta el auto concepto o
el Súper Yo, a las emociones exageradas, como la ansiedad y la angustia.

La libertad y persona

Es difícil aceptar la libertad pues tenemos muchos y grandes condicionamientos, obstáculos, impedimentos.
Además, como la libertad no es objetivable, no la podemos demostrar.

El hombre no sólo es sino que también se hace; es fruto de sí mismo, de su libertad, de sus opciones libres.
Es hombre en búsqueda de verdad. Pero además, jerarquiza y realiza los valores según su proyecto personal
de vida.

Es por ello que la sociedad y la comunidad deben dar al niño que nace, las condiciones para que encuentre lo
necesario para realizarse como persona en vistas a una integral realización.

Para la Antropología, el hombre además de individuo es persona, es sujeto, es uno, es único. El hombre se
manifiesta, se revela como persona en su relación con los otros. Es un Yo en relación con un Tú. Existe en el
mundo con los demás para realizarse personal y comunitariamente.
Su perfeccionamiento como persona se realiza en relación con el otro. El hombre es un ser responsable de
otro. Esto supone responder a la llamada del otro, de otra persona que exige tu atención, respeto y poder vivir
en plenitud. Todo esto implica responsabilidad.

La Libertad Y Sus Límites

Como es lógico, el reconocimiento de una libertad ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo que
son necesarias e inevitables las restricciones a la libertad individual. La libertad se define como el derecho de
la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de
otras personas.

La naturaleza y extensión de las restricciones a la libertad, así como los medios para procurarlas, han creado
importantes problemas a los filósofos y juristas de todos los tiempos. Casi todas las soluciones han pasado
por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que exista un gobierno, en cuanto grupo de personas
investidas de autoridad para imponer las restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la
tendencia que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su
extensión.

El anarquismo representa la excepción a todo esto, al considerar que los gobiernos son perversos por su
propia naturaleza, y sostener que es preferible su sustitución por una sociedad ideal donde cada individuo
observe los elementales principios éticos.

El equilibrio perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin interferencias ajenas y la necesidad de la
comunidad a restringir la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin que se haya logrado alcanzar una
solución ideal al problema. Las restricciones son en no pocas ocasiones opresivas. La historia demuestra que
las sociedades han conocido situaciones de anarquía junto a periodos de despotismo en los que la libertad
era algo inexistente o reservado a grupos privilegiados.

Desde estas situaciones hasta su evolución hacia los estados de libertad individual cristalizados en los
gobiernos democráticos, conocidos en algunos círculos como ‘la menos mala de las soluciones’ respecto a
ese deseo natural del hombre por ser libre

La libertad y educación

Es importante mencionar también a la educación. La educación es un factor también muy importante para
conocer la libertad. Y es que solo a través del aprendizaje propio del individuo es como este llegara a su
independencia ideológica, económica; bajo ciertas circunstancias; y podrá evitar a los "enemigos de la
libertad", que no son otra cosa que aquellos factores que no hacen posible la libertad.

Una educación libre es aquella en la cual se permite la libre expresión de ideas, aunque sean incorrectas para
el contexto sobre el que esta trabajando. En vez de regañar se orienta a los educandos para que ellos mismos
decidan su libertad.

En el proceso de educar toman parte los profesores, los alumnos, la familia, la institución educativa, la
sociedad, etc. Cada una de estas esferas debe posibilitar un clima de respeto y tolerancia, de autonomía e
independencia para la educación en libertad.

El educador debe tener respeto a su ideología, a su persona, a su concepción política, a sus iniciativas y al
ejercicio profesional.

El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al docente y autonomía propia. Debe ser tolerante con las
opiniones del profesor, siempre que éste no quebrante conscientemente los derechos del alumno.

La institución escolar debe estar libre de opresiones y manipulaciones, tanto de la política educativa de la
nación, como de presiones sociales, de intolerancia del equipo docente, de intransigencias del alumnado o de
los padres de familia.
La sociedad en la que está inserta la institución escolar favorece o dificulta también la educación en libertad,
ya que no es lo mismo un centro educativo en sociedades totalitarias que en sociedades democráticas. La
sociedad proyecta en la escuela su cosmovisión y según sea más o menos respetuosa con la dignidad de la
persona humana, resultará fácil o incómodo educar en libertad.

La educación es correcta, si es una educación de la libertad de o de la libertad para. Con la expresión "libertad
de" se habla de la liberación de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos, que es preciso
operar, como terapia, en la mente del educando y del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar
en libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede producir un tipo de educación semejante a la que
él ha recibido o se ha auto impuesto.

Al estar "libres de" el educando y el educador están preparados para auto realizarse como libres para juzgar a
los demás entregarse sin prejuicios, dominar la naturaleza, ejercer el mando y otras funciones necesarias en
la vida personal y social de los individuos.

El compromiso del maestro es doble: asistir y ayudar al alumno a que corra su riesgo y arriesgarse él mismo
ante sí y ante el alumno. Este compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de buscar la
independencia de juicio y acción, porque cuanto menos necesite el alumno su apoyo, a medida que progresa
cronológica y escolarmente, tanto mayor ha sido el provecho obtenido en el proceso educativo.

LA LIBERTAD Y LEY

EL DERECHO DE SER LIBRE

Existe un marco legal donde se encuentra la libertad. Es decir, la libertad está encerrada dentro de la ley,
aparentemente. Este marco comienza con la declaración universal de los derechos humanos.

La ley toma a la libertad como un derecho que esta otorga. . Lo correcto sería decir que la libertad permite que
existan los derechos de la ley. La libertad es una facultad natural de la humanidad. Contamos con ella desde
nuestro nacimiento.

El problema es que debido a nuestra dependencia, también natural, hacia nuestros padres nos es imposible
practicar esta facultad. Con el tiempo se nos trata de enseñar lo que es libertad, cuando nosotros ya la
poseemos. Esta escrita en nuestro cuerpo. Es la educación que se nos da; la que nos dice que es nuestra
libertad o, más correctamente, como vivirla. Necesitamos entonces una educación liberal para poder
conocerla a fondo.

Libertad positiva y negativa

Coaccionar a un hombre es privarle de la libertad: libertad, ¿de qué? Casi todos los moralistas que ha habido
en la historia de la humanidad han enlazado la libertad. Igual que la felicidad y la bondad, y que la naturaleza
y la realidad, el significado de este término se presta a tantas posibilidades que parece que haya pocas
interpretaciones que no le convengan. No pretendo comentar la historia ni los muchísimos sentidos que de
esta palabra han sido consignados por los historiadores de las ideas. Propongo examinar nada más que dos
de los sentidos que tiene esta palabra, sentidos que son, sin embargo, fundamentales, que tienen a sus
espaldas una gran parte de la historia de la humanidad, y me atrevería a decir, que la van a tener todavía. El
primero de estos sentidos que tienen en política las palabras freedom o liberty que empleare con el mismo
significado- y que siguiendo muchos precedentes, llamare su sentido negativo, es el que está implicado en la
respuesta que contesta a la pregunta de que cual es el ámbito en que al sujeto –una persona o un grupo de
personas- se le deja o se le deja hacer o ser lo que es capaz de hacer o ser, sin que en ello interfieran otras
personas. El segundo sentido, que llamare positivo, es el que está implicado en la respuesta que contesta a la
pregunta de que o quien es la causa de control o interferencia que puede determinar que alguien haga o sea
una cosa u otra. Estas dos cuestiones son claramente diferentes, incluso aunque las soluciones que son deán
ellas puedan mezclarse mutuamente.
La Idea De Libertad Negativa

Normalmente se dice que soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres
interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad política es simplemente el ámbito en el que un hombre
puede activar, sin ser obstáculo por otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que
yo podría hacer si no me lo impidieran, y si a consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este ámbito
de mi actividad se contrae hasta un cierto límite mínimo, puede decirse que estoy coaccionado a quizás
oprimido. Sin embargo él termino coacción no se aplica a toda forma de incapacidad. Si yo digo que no puedo
saltar más de diez metros o que no puedo leer porque soy ciego, o que no puedo entender las páginas más
oscuras de Hegel, sería una excentricidad decir que en estos sentidos estoy oprimido o coaccionado. La
coacción implica la intervención deliberada de otros seres humanos dentro del ámbito en que podría actuar si
no intervinieran. Solo se carece de libertad política si algunos seres humanos le impiden a uno conseguir un
fin. La mera incapacidad de conseguir un fin no es falta de libertad política. Esto se ha hecho ver por el uso de
expresiones modernas, tales como libertad económica y su compartida opresión económica. Se dice, muy
plausiblemente que si un hombre es tan pobre que no puede permitirse algo respecto a lo cual no hay ningún
impedimento legal – una barra de pan, un viaje alrededor del mundo, o recurrir a los tribunales de la misma
manera que la cojera mas impide correr naturalmente no se diría que esta incapacidad es falta de libertad y
mucho menos falta de libertad política. Solo porque creo que mi incapacidad de conseguir una determinada
cosa se debe al hecho de que otros seres humanos han actuado de tal manera que a mí, a diferencia de lo
que pasa con otros, se me impide tener suficiente dinero para poder pagarla, es por lo que me considero
victima de coacción u opresión. En otras palabras, este uso de este término depende de una especial teoría
social y económica acerca de las causas de mi pobreza o debilidad. Si mi falta de medios materiales se debe
a mi falta de capacidad mental, o física, diré que me han quitado la libertad (y no meramente hablaré de
pobreza) solo en el caso de que acepte esta teoría. Si además creo que no me satisfacen mis necesidades
como consecuencia de determinadas situaciones que yo considero injustas e ilegitimas, hablará de opresión o
represión eco Mónica. Rousseau dijo: La naturaleza de las cosas no nos enoja, lo que nos enoja es la mala
voluntad. El criterio de opresión es el papel que yo creo que representan otros hombres en la frustración de
mis deseos, lo hagan directa o indirectamente y con intención o sin intención de hacerlo. Ser libre en este
sentido quiere decir para mí que de esta ausencia de interposición, más amplia es mi libertad.

Esto es lo que querían decir los filósofos políticos ingleses clásicos cuando usaban esta palabra5. No estaban
de acuerdo sobre cual podían o debía ser la extensión del ámbito de esa libertad. Suponían que tal como eran
las cosas, no podían ser ilimitadas porque si lo fuera, ello llevaría consigo una situación en la que todos los
hombres podrían interferirse mutuamente de manera ilimitada, y una clase tal de libertad natural conducirá al
caos social en que las mínimas necesidades de los hombres no estarían satisfechas, o si no las libertades de
los débiles serian suprimidas por los fuertes. Como veían que los fines y actividades de los hombres no se
armonizan mutuamente de manera automática, y como (cualesquiera que fuesen sus doctrinas oficiales)
valoraban mucho otros fines como la justicia, la felicidad, la cultura, la seguridad o la igualdad en diferentes
grados estaban dispuestos a reducir la libertad en aras de otros valores y, por supuesto en aras de la libertad
misma. Pues sin esto era imposible crear el tipo de asociación que ellos creían que era deseable por
consiguiente, estos pensadores presumían que el ámbito de las acciones libres de los hombres debe ser
limitado por la ley. Mill, en Inglaterra y Constant y Tocqueville en Francia, que debía existir un cierto ámbito
mínimo de libertad personal que no podía ser violado bajo ningún concepto, pues si tal ámbito se traspasaba,
el individuo mismo se encontraría en una situación demasiado restringida incluso para ese mínimo desarrollo
de sus facultades naturales, que es lo único que hace posible perseguir e inclusivo concebir los diversos fines
que los hombres consideran buenos, justos o sagrados. De aquí se sigue que ha que trazar una frontera entre
el ámbito de la vida y el de la autoridad publica. Donde haya que trazarla es una cuestión a discutir y, desde
luego a regatear. Los hombre dependen en gran medida los unos de los otros, y ninguna actividad humana es
tan completamente privada, como para no obstaculizar nunca en ningún sentido la vida de los demás. La
libertad del pez grande es la muerte del pez chico, la libertad de algunos tiene que depender de las
restricciones de otros. Y se sabe que otros han añadido: La libertad de un profesor de Oxford e suna cosa
muy diferente de la libertad de un campesino egipcio.

Esta proporción cobra su fuerza en algo que al mismo tiempo verdadero e importante, pero la frase misma
sigue siendo una engañifa política. Es verdad que ofrecer derechos políticos y salvaguardias contra la
intervención del Estado a hombres que están medio desnudos, mal alimentados, enfermos y que son
analfabetos, es reírse de su condición, necesitan ayuda médica y educación antes de que puedan entender
que significa un aumento de su libertad o que puedan hacer uso de ella. ¿Qué es la libertad para aquellos que
no puedan usarla? Sin las condiciones adecuadas para el uso d e la libertad. ¿Cuál es el valor de esta? Lo
primero es lo primero. Como dijo un escritor radical ruso del siglo XIX, hay situaciones en las que las botas
son superiores a las obras de Shakespeare, la libertad individual no es la primera necesidad de todo el
mundo. Pues la libertad no es la mera ausencia de frustración de cualquier clase, esto hincharía la
significación de esta palabra hasta querer decir demasiado o querer decir muy poco. El campesino egipcio
necesita ropa y medicinas antes que libertad personal, pero la mínima libertad que él necesita hoy y la mayor
cantidad de la misma que puede que necesite mañana no es ninguna clase de libertad que le sea peculiar a
él, sino que es idéntica a la de los profesores, artistas y millonarios.

A mí me parece que lo que preocupa a la conciencia de los liberales occidentales no es que la libertad que
buscan los hombres sea diferente en función de las condiciones sociales y económicas que estos tengan, sino
que la minoría que la tiene la haya conseguido explotando a la gran mayoría que no la tiene, por lo menos,
despreocupándose de ella. Creen, con razón que si la libertad individual es una último fin del ser humano,
nadie puede privar a nadie de ella, y mucho menos aun deben disfrutarla algunos a expensas de otros.
Igualdad de libertad, no tratar a los demás como yo no quisiera que ellos me trataran a mí, resarcimiento de
mi deuda a los únicos que han hecho posible mi libertad, mi prosperidad y mi cultura, justicia en su sentido
más simple y más universal; Estos son los fundamentos de la moral liberal. La libertad no es el único fin del
hombre. Igual que el crítico ruso Belinsky, y yo puedo decir que si otros han de estar privados de ella –si mis
hermanos han de seguir en la pobreza, en la miseria y en la esclavitud-, entonces no la quiero para mí, la
rechazo con las dos manos, y prefiero infinitamente compartir su destino, pero con una confusión de términos
no se gana nada. Yo estoy dispuesto a sacrificar parte de mi libertad, o toda ella, para evitar que brille la
desigualdad o que se extienda la miseria. Yo puedo hacer esto de buena gana y libremente pero téngase en
cuenta que al hacerlo es libertad lo que estoy cediendo, en aras de la justicia, la igualdad o el amor a mis
semejantes.

Debo sentirme culpable, y con razón si en determinadas circunstancias no estoy dispuesto a hacer este
sacrificio. Pero un sacrificio no es ningún aumento de aquello que se sacrifica (es decir, la libertad), por, muy
grande que sea su necesidad moral o su compensación. Cada cosa es lo que es: la libertad es libertad, y no
igualdad, honradez, justicia, cultura, felicidad humana, o conciencia tranquila. Si mi libertad, la de mi clase o
nación, depende de la miseria de un gran número de otros seres humanos, el sistema que promueve esto es
injusto e inmoral. Pero si yo reduzco o pierdo mi libertad con el fin de aminorar la vergüenza de tal
desigualdad, y con ello no aumento materialmente la libertad individual de otros, se produce de manera
absoluta una pérdida de libertad. Puede ser que esta se compense con que se gane justicia, felicidad o paz,
pero esa pérdida queda y es una confusión de valores decir, que aunque vaya por la borda mi libertad
económica. Sin embargo, sigue siendo verdad que a veces hay que reducir la libertad de algunos para
asegurar la libertad de otros. ¿A base de qué propósito debe hacerse esto? si la libertad es un valor sagrado e
intocable, no puede haber tal principio. Una u otra de estas normas –o principios- conflictivas entre si tienen
que ceder, por lo menos en la práctica, no en normas o máximas universales. Sin embargo hay que encontrar
un compromiso práctico.

Los filósofos que tenían una idea optimista de la naturaleza humana u que creían en la posibilidad de
armonizar los intereses humanos, filósofos tales como Locke o Adam Smith y, en algunos respectos, Mill,
creían que la armonía social y el progreso eran compatibles con la reserva de una ámbito amplio de vida
privada, al que no había que permitir que lo violase ni el Estado ni ninguna otra autoridad.- Hobbesy los que
comulgaban con él, especialmente los pensadores conservadores y reaccionarios, defendían que si había que
evitar que los hombres se destruyesen los unos a los otros e hicieran de la vida social una jungla o una selva,
había que instruir mayores salvaguardas para mantenerlos en su sitio y, por tanto, deseaban aumentar el
ámbito del poder central y disminuir el del poder del individuo. Pero ambos grupos estaban de acuerdo en que
una cierta parte de la vida humana debía quedar independiente de la esfera del control social. Invadir este
vedado, por muy pequeño que fuese, seria despotismo. Benjamín Constant, el más elocuente de todos los
defensores de la libertad y la intimidad, que no había olvidado la dictadura jacobina, declaraba que por lo
menos la libertad de religión, de opinión, de expresión, y de propiedad debía estar garantizada frente a
cualquier ataque arbitrario. Jefferson, Burke, Paine, y Mill recopilaron diferentes catálogos de las libertades
individuales, pero el argumento que empleaban para tener a raya a la autoridad era siempre sustancialmente
el mismo. Tenemos que preservar un ámbito mínimo de libertad personal, si no hemos de degradar o negar
nuestra naturaleza.

No podemos ser absolutamente libres y debemos ceder algo de nuestra libertad para preservar el resto de
ella. Pero cederla toda es destruirnos a nosotros mismos. ¿Cuál debe ser pues ese mínimo? El que un
hombre no puede ceder sin ofender a la esencia de su naturaleza humana. ¿Y cuál es esta esencia? ¿Cuáles
son las normas que ella implica? Esto ha sido, y quizás será siempre, tema de discusiones interminables.
Pero sea cual sea el principio con arreglo al cual haya que determinar la extensión de la no interferencia en
nuestra actividad, sea este el principio de la ley natural o de los derechos naturales, el principio de utilidad o
los pronunciamientos de un imperativo categórico, la santidad del contrato social, o cualquiera otro concepto
con el que el hombre ha intentado poner en claro y justificar sus convicciones, libertad en este sentido
significa estar libre de: que no interfieran en mi actividad más allá de un límite, que es cambiante, pero
siempre reconocida. La única libertad que merece este nombre es la de realizar mi propio bien a nuestra
manera", dijo el que es el más celebrado de sus campeones.

Y si esto es así, ¿puede justificarse jamás la compulsión? Mill no tuvo ninguna duda de que si se podía.
Puesto que la justicia exige que todos los individuos tengan derecho a un mínimo de libertad, respecto a cada
uno de ellos, a todos los demás había que restringirla y si eran necesarios, por la fuerza privarles de ella. El
efecto la única función de la ley era prevenir estos conflictos y el Estado se reducía a ejercitar las funciones de
un sereno o de un guardia de tráfico, como desdeñosamente las describía Lasalle.

Según Mill, ¿qué es lo que hacía que fuese tan sagrada la protección de la libertad individual?. En su famoso
ensayo nos dice que, a menos que se deje a los hombres vivir como quieran, de manera que si vida sola
concierna a ellos mismos, la civilización no podrá avanzar la verdad no podrá salir a la luz por faltar
comunicación libre de ideas, y no habría ninguna oportunidad para la espontaneidad la originalidad, el genio,
la energía mental y el valor moral. Todo lo que es sustancioso muy diverso será aplastado por el peso de la
costumbre y de la constante tendencia que tienen los hombres hacia la conformidad que solo da pábulo a
capacidades marchitas y a seres humanos limitados y dogmáticos y restringidos y pervertidos. La
autoafirmación pagana tiene valor como el auto negación cristiana.

Todos los errores que probablemente puede cometer un hombre contra los buenos consejos y advertencias
están sobrepasados, con mucho, por el mal que representa permitir a otros que le reduzcan a lo que ellos
creen que es lo bueno".

La defensa de -la libertad consiste en el fin negativo de prevenir la interferencia de los demás. Amenazar a un
hombre con perseguirle, a menos que se someta a una vida en la que él no elige sus fines, y cerrarle todas
las, puertas menos una -y no importa lo noble que sea el futuro que ésta va a hacer posible, ni lo bueno que
sean los motivos que rigen a los que dirigen esto-, es pecar contra la verdad de que 1 es un hombre y un ser
que tiene una vida que ha de vivir por su cuenta. Esta es la libertad tal como ha sido concebida por los
liberales del, mundo moderno, desde la época de Erasmo (algunos dirían desde la época de Occam) hasta la
nuestra. Toda defensa de las libertades civiles y de los derechos individuales, y toda protesta contra la
explotación y la humillación, contra el abuso de la autoridad pública, 'la hipnotización masiva de las
costumbres, o la propaganda organizada, surge de esta concepción individualista del hombre, que es muy
discutida.

Sobre esta posición pueden hacerse notar tres hechos. En primer lugar, Mill confunde dos ideas distintas. Una
es que toda coacción, en tanto que frustra los deseos humanos, es mala en cuanto tal, aunque puede que
tenga que ser aplicada para prevenir otros males mayores; mientras que la no interferencia, que es lo opuesto
a la coacción, es buena en cuanto tal, aunque no, es lo único que es bueno. Esta es la concepción negativa
de la libertad en su forma clásica. La otra idea es que los hombres deben intentar descubrir la verdad y
desarrollar un cierto tipo de carácter que Mill aprobaba -crítico, original, imaginativo, independiente, no
conformista hasta el extremo de la excentricidad, etc. ~, que la verdad puede encontrarse, y que este carácter
sólo puede desarrollarse en condiciones de libertad.
Estas dos ideas son ideas liberales, pero no son idénticas, y la conexión que existe entre ellas es, en el mejor
de los casos, empírica. Nadie defendería que la verdad, la libertad y la expresión puedan florecer donde el
dogma aplaste todo pensamiento. Pero las pruebas que proporcionara historia tienden a mostrar (como en
efecto, sostuvo James Stephen en el formidable ataque que hizo a Mill en su libro Libertad Igualdad,
Fraternidad que la integridad), el amor a la verdad y el ardiente individualismo se desarrollan por lo menos con
la misma frecuencia en comunidades que están regidas por una severa disciplina, como, por ejemplo, los
calvinistas puritanos de Escocia o de Nueva Inglaterra, o que están bajo la disciplina militar, que en
sociedades que son más tolerantes o indiferentes; y si esto es así, el argumento de Mill en favor de la libertad
como condición necesaria para el desarrollo del genio humano cae por su base. Si sus dos metas resultasen
ser incompatibles, Mill se encontraría frente a un cruel dilema, además de las otras dificultades originadas
nada por la inconsecuencia que guardan sus doctrinas con el utilitarismo estricto, incluso en la propia versión
humanista que tiene de él.

En segundo lugar, la doctrina de Mill es relativamente moderna. Parece que en el mundo antiguo casi no hay
ninguna discusión sobre la libertad como ideal político consciente (a diferencia del mundo actual en que sí la
hay). Ya había hecho notar Condorcet que la idea de los derechos individuales estaba ausente de las ideas
jurídicas de los griegos y romanos, y esto parece ser igualmente válido para los judíos, los chinos y otras
civilizaciones antiguas que han salido a la luz desde entonces. La dominación de este ideal ha sido más bien
la excepción que la regla, incluso en la reciente historia de Occidente. Ni tampoco la libertad considerada en
este sentido ha constituido con frecuencia el gran grito de las manifestaciones de las grandes masas de la
humanidad. El deseo de que no se metan con uno y le dejen en paz ha sido el distintivo de una elevada
civilización, tanto por parte de los individuos como por parte de las comunidades. El sentido de la intimidad
misma, del ámbito de las relaciones personales como algo sagrado por derecho propio, se deriva de una
concepción de la libertad que, por lodos sus orígenes religiosos, en su estado desarrollado apenas es más
antigua que el Renacimiento o la Reforma. Sin embargo, su decadencia marcaría la muerte de una civilización
y de toda una concepción moral.

La tercera característica de esta idea de libertad tiene mayor importancia. Consiste en que la libertad,
considerada en este sentido, no es incompatible con ciertos tipos de autocracia o, en todo caso, con que la
gente no se gobierne a sí misma. La libertad, tomada en este sentido, se refiere al ámbito que haya de tener
el control y no a su origen. De la misma manera que una democracia puede, de hecho, privar al ciudadano
individual de muchas libertades que pudiera tener en otro tipo de sociedad, igualmente se puede concebir
perfectamente que un déspota liberal permita a sus súbditos una gran medida de libertad personal. El déspota
que deja a sus súbditos un amplio margen de libertad puede ser injusto, dar pábulo a las desigualdades, más
salvajes o interesarse muy poco por el orden, la virtud o el conocimiento; pero, supuesto que no disminuya la
libertad de dichos súbditos o que, por lo menos, la disminuya menos que otros muchos regímenes, concuerda
con la idea de libertad que ha especificado Mill. La libertad, considerada en este sentido, no tiene conexión,
por lo menos lógicamente, con la democracia o el autogobierno.

Este, en general, puede dar una mejor garantía de la preservación de las libertades civiles que la que dan
otros regímenes, y como tal ha sido defendido por los libertarlos. Pero no hay una necesaria conexión entre la
libertad individual y el gobierno democrático. La respuesta a la pregunta de que quién me gobierna es
lógicamente diferente de la pregunta de que en qué medida interviene en mí el gobierno. En ¿Esta diferencia
es en lo que consiste en último término el gran contraste que hay entre los dos conceptos de libertad negativa
y libertad positiva. Pues el sentido positivo de la libertad sale a relucir, no si intentamos responder a la
pregunta de que qué soy libre de hacer o de ser, sino si intentamos responder a la de que por quién estoy
gobernado o quién tiene que decir lo que yo tengo y lo que no tengo que ser o hacer. La conexión que hay
entre la democracia la libertad individual es mucho más débil que lo que les parece a muchos defensores de
ambas. El deseo de ser gobernado por mí mismo o, en todo caso, de participar en el proceso por el que ha de
ser controlada mi vida, puede ser un deseo tan profundo como el deseo de un ámbito libre de acción y, quizá
históricamente, más antiguo. Pero no es el deseo de la misma cosa. En efecto, es tan diferente que ha llevado
en último término al gran conflicto ideológico que domina nuestro mundo. Pues esta concepción positiva de la
libertad '-no el estar libre de algo, sino el ser libre para algo, para llevar una determinada forma prescrita de
vida-, es la que los defensores de la idea de libertad negativa consideran como algo que no es mejor a veces
que el disfraz engañoso en pro de una brutal tiranía.
La Idea De Libertad Positiva

El sentido positivo de la palabra libertad se deriva del deseo por parte del individuo de ser su propio dueño.
Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo, y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo
que sean. Quiero ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de voluntad de otros hombres. Quiero ser
sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propósitos conscientes que son míos, y no por causas que
me afectan,'. Por decirlo así, desde fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que decidan
por mí dirigirme a mí mismo y no ser movido por la naturaleza exterior, o por otros hombres como si fuera una
cosa, un animal o un esclavo incapaz de representar un papel humano; es decir, concebir fines y medios
propios y realizarlos. Esto es, por lo menos, parte de lo que quiero decir cuando digo que soy racional y que ni
la razón es lo que me distingue como ser humano del resto del mundo. Sobre todo, quiero ser consciente de
mí mismo como ser activo que piensa y que quiere, que tiene responsabilidad por sus, propias decisiones,
que es capaz de explicarlas en función de sus propias ideas y propósitos. Yo me siento libre en la medida en
que creo que esto es verdad y me siento esclavizado, en la medida en que me hacen darme cuenta de que no
lo es.

La libertad que consiste en ser dueño de sí mismo y la libertad que consiste en que otros hombres no me
impidan decidir como quiera, pueden parecer a primera vista conceptos que lógicamente no distan mucho uno
del otro y que no son más que las formas negativa y positiva de decir la misma cosa. Sin embargo, las ideas
positiva y negativa de libertad se desarrollaron históricamente en direcciones divergentes, no siempre por
pasos lógicamente aceptables, hasta que al final entraron en conflicto directo la una con la otra.

Una manera de aclarar esto es hacer referencia al carácter de independencia que adquirió la metáfora del ser
dueño de uno mismo, que en sus comienzos fue, quizá, inofensiva. Yo soy mi propio dueño; no soy esclavo
de ningún hombre; pero ¿no pudiera ser (como tienden a decir los platónicos o los hegelianos) que fuese
esclavo de la Naturaleza, o de mis propias desenfrenadas pasiones? ¿No son éstas especies del mismo
género esclavo, Unas políticas o legales y otras morales o espirituales? ¿No han tenido los hombres la
experiencia de liberarse de la esclavitud del espíritu o de la Naturaleza y no se dan cuenta en el transcurso de
esta liberación de un yo que les domina, por una parte, y por otra, de algo de ellos que desaparece? Este yo
dominador se identifica entonces de diversas maneras con la razón, con mi naturaleza superior, con el yo que
calcula y se dirige a lo que satisfará a largo plazo, con mi yo verdadero, ideal o autónomo, o con mi yo mejor,
que se contrapone por tanto al impulso raciona a los deseos no controlados, a mi naturaleza inferior, a la
consecución de los placeres inmediatos, a mi yo empírico o heterónomo, arrastrado por todos los arrebatos de
los deseos y las pasiones que tiene que ser castigado rígidamente si alguna vez surge en toda su Verdadera
naturaleza. Posteriormente estos dos pueden estar -representados como separados por una distancia aún
mayor: puede concebirse al verdadero yo como algo que es más que el individuo (tal como-se entiende este
término normalmente), como un todo social del que el individuo es un elemento o aspecto: una tribu, una raza
una iglesia, un estado, o la gran sociedad de los vivos, de los muertos y de los que todavía no han nacido.
Esta entidad se identifica entonces como el verdadero yo, que imponiendo su única voluntad colectiva u
orgánica A sus recalcitrantes miembros, logra la suya propia y por tanto una libertad superior para estos
miembros. Frecuentemente se han señalado los peligros que lleva consigo usar metáforas orgánicas para
justificar la coacción ejercida por algunos hombres sobre otros con el fin de elevarlos a un nivel superior de
libertad. Pero lo que le da la plausibilidad que tiene a cable, coaccionar a los hombres en nombre de algún fin
(digamos p.e. la justicia o la salud públicas) que ellos mismos perseguirían, si fueran más cultos, pero que no
persiguen porque son ciegos, ignorantes o están corrompidos. Esto facilita que yo conciba coaccionar a otros
por su propio bien, por su propio interés, y no por el mío. Entonces pretendo que yo sé lo que ellos
verdaderamente necesitan mejor que lo sepan ellos mismos. Cuando más,, lo que esto lleva consigo es que
ellos no se me opondrían si fueran racionales, tan sabios como yo, y comprendiesen sus propios intereses
como yo los comprendo. Pero puedo pretender aun mucho más que esto. Puedo decir que en realidad tienden
a lo que conscientemente se oponen en su estado de ignorancia porque existe en ellos una entidad oculta -su
voluntad racional latente, o su fin verdadero-, que esta entidad, aunque falsamente representada por lo que
manifiestamente sienten, hacen y dicen, es su verdadero yo, del que el pobre yo empírico que está en el
espacio y en el tiempo puede que no sepa nada o que sepa muy poco, y que este espíritu interior es el único
yo que merece que se tengan en cuenta sus deseos 11. En el momento en que adopto esta manera de
pensar, ya puedo ignorar los deseos reales de los hombres y de las sociedades, intimidarlos, oprimirles y
torturarlos en nombre y en virtud de sus verdaderos los, con la conciencia cierta de que cualquiera que sea el
verdadero fin del hombre (la felicidad, el ejercicio del deber, la sabiduría, una sociedad justa, la
autorrealización) dicho fin tiene que identificarse con su libertad, la libre decisión de su verdadero yo, aunque
frecuentemente esté oculto y desarticulado.

Esta paradoja se ha desenmascarado frecuentemente. Una cosa es decir que yo sé lo que es bueno para X,
mientras que él mismo no lo sabe, e incluso ignorar sus deseos por el bien mismo y por el bien de él, y otra
cosa muy diferente es decir que lo ha elegido, por supuesto no conscientemente, no como parece en la vida
ordinaria, sino en su papel de yo racional que puede que no conozca su yo empírico, el verdadero yo, que
discierne lo bueno y no puede por menos de elegirlo una vez que se ha revelado. Esta monstruosa
personificación que consiste en equiparar lo que X decidiría si fuese algo que no es, o por lo menos no es
aún, con lo que realmente quiere y decide, está en el centro mismo de todas las teorías políticas de la
autorrealización. Una cosa es decir que yo pueda ser coaccionado por mi propio bien, para ver el cual yo
estoy demasiado ciego; en algunas ocasiones puede que esto sea para mi propio beneficio y desde luego,
puede que aumente el ámbito de mi libertad. Pero otra cosa es decir que, si es mi bien, yo no soy
coaccionado, porque lo he querido, lo sepa o no lo sepa, y soy libre (o verdaderamente libre) incluso cuando
mi pobre cuerpo terrenal y mi pobre estúpida inteligencia lo rechazan encarnizadamente y luchan con la
máxima desesperación contra aquellos que, por muy benévolamente que sea, tratan de imponerlo.

Esta transformación mágica o juego de manos (por el que con tanta razón, se rió William James de los
hegelianos) sin duda alguna puede también perpetrarse tan fácilmente con el concepto negativo de libertad en
el que yo, que no debiera ser violentado ya no es el individuo con sus deseos y necesidades reales tal como
se conciben, sino el verdadero hombre por dentro, identificado con la persecución de algún fin ideal, no
soñado por su yo empírico. E igual que en el caso del yo positivamente libre, esta entidad puede ser hinchada
hasta convertirla en alguna entidad superpersonal -un estado, una clase, una nación o la marcha misma de la
historia-, considerada como sujeto de atributos más verdadero que el yo empírico. Pero la concepción positiva
de la libertad como autodominio, con la sugerencia que lleva consigo de un hombre dividido que lucha contra
sí mismo, se ha prestado de hecho en la historia, en la teoría y en la práctica, a esta división de la
personalidad en dos: el que tiene el control dominante y trascendente y el manojo empírico de deseos y
pasiones que han de ser castigados y reducidos. Este hecho histórico es el que ha tenido influencia. Esto
demuestra (si es que se necesita demostración para una verdad tan evidente) que las concepciones que se
tengan de la libertad se derivan directamente de las ideas que se tengan sobre lo que construye al yo, a la
persona al hombre y de libertad para que signifique todo lo que quiera el manipulador. La historia reciente ha
puesto muy en claro que esta cuestión es meramente académica.

Las consecuencias que lleva consigo distinguir dos yos se harán incluso más claras si se consideran las dos
formas más importantes que históricamente ha tomado el deseo de auto dirigirse – dirigirse por el verdadero
yo de uno mismo- la primera, de la segunda, la de la autorrealización o total auto identificación con un
principio o ideal especifico con el fin de conseguir el propio fin.

Conclusiones

Por Miguel Tamanaja

Conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si podemos ser libres o no, creo que es lo menos que
como individuos pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos realizado desde que usamos la razón o lo
que tenemos planeado realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra libertad o
tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela llamársele
haga de nuestra vida – marioneta. He aquí la importancia de saber si existe la libertad.

Y precisamente, en la búsqueda de tal conocimiento, uno se habrá de topar siempre con un principio llamado
"de causalidad", postulado que por siglos se había aplicado a las ciencias naturales y que en estos días se ha
extendido al campo de las ciencias sociales para poner sobre relieve que la actividad humana, ya sea su
modo de pensar, de sentir, de actuar, de organizarse política y socialmente, de comportarse moralmente, de
todo cuanto haga se halla sujeto a causas.
Porque sinceramente sería muy fácil decir que la libertad existe en cuanto que no sufrimos coacción externa o
interna de alguna clase y San se acabó. No. La libertad es mucho más que eso. Hasta este punto lo único
cierto es que se vive en un mundo causalmente determinado y la incógnita por descifrar es si la libertad y su
existencia es compatible o no con este infinito casualismo: Si me gustara la medicina no hubiera estudiado
derecho, y si no hubiera estudiado derecho tal vez me preocuparan más otros temas, y si me preocuparan
más otros temas quizá nunca hubiera elegido este trabajo de investigación, etcétera, etcétera. Por algo sigo
creyendo que mi conducta si está causalmente determinada en cierto grado.

Ojeando un poco las distintas corrientes filosóficas, sobresalen tres posturas fundamentales que tratan de
esclarecer cómo en un mundo sujeto a relaciones de causa – efecto, existe la libertad. Dichas posiciones son
las siguientes: un determinismo absoluto, un libertarismo absoluto y por último, un determinismo compatible
con cierta libertad, con la cual estoy de acuerdo.

Luego de un estudio al tema buenamente recopilado por mis compañeros, y quien suscribe, seguro estoy que
la libertad existe. Negar su existencia sería tanto como afirmar que nuestra vida es el vivo retrato de una obra
de teatro en la cual el guión y el desenlace ya están escritos. Esto no es así.

Creo firmemente en la posibilidad de que el hombre y la sociedad sean los arquitectos de su destino, al existir
la libertad de elegir conscientemente entre el actuar en una o en otra dirección. Sin dicha conciencia de los
móviles o causas que lo impulsan a comportarse de cierta forma, si insinuaría que la conducta humana es
inmediata e irreflexiva. Esto tampoco es así.

Independientemente del grado de conciencia de los motivos, fines o carácter que llevan al hombre a realizar
una acción, no puede existir libertad al margen del casualismo.

Asimismo, el hecho de que la libertad implique cierta autodeterminación del sujeto para decidirse por la forma
de comportamiento más adecuada elegida de entre varias, tampoco significa que dicha autodeterminación se
realice al margen de una conexión causal.

En pocas palabras, el hombre es libre de decidir y de actuar sin que su decisión y acción dejen de estar
causadas. Es imposible que nos sustraigamos al contexto histórico - social imperante, generalmente se va a
actuar o decidir conforme a ciertas pautas, influencias o posibilidades de acción que nos ofrece el entorno.

Después de todo sigo pensando que la libertad es ilimitada, pero dentro de ciertos límites.

Por Spencer Zapata:

Bueno en conclusión, yo diría, que la libertad es la capacidad exclusiva de todo hombre. ¿y porque? Porque el
hombre es el único con la capacidad de elegir haciendo uso de su razón e inteligencia; esta razón e
inteligencia es lo que nos hace libres porque a través de ella nosotros podemos elegir entre lo que se
consideramos bueno o dentro de lo que se consideramos malo, obviamente y lógicamente lo hacemos en
función a ciertos valores que se han interiorizado, que se han asimilado previamente.

A mi parecer, la libertad si existe pues mi posición es totalmente contraria a los deterministas que niegan la
existencia de la libertad.

Si bien es cierto muchas veces, y en eso coincido con los deterministas, el hombre ignora las causas ocultas
de su propia conducta por consiguiente se cree que elegimos libremente cuando no se tiene conciencia de las
causas más profundas de nuestra conducta. Pero no todas las conductas son condicionadas o inclinaciones
sugeridas por el inconsciente, existen también conductas que está libres de todo condicionamiento, por tanto,
el hombre es libre cuando actúa o elige en función a sus valores, éticos y morales, y no en función a sus
instintos, condicionamientos, hábitos, reflejos, pasiones externas, etc.

Libre no es quien hace lo que quiere si no quien hace lo que debe hacer. Muchas veces la libertad suele ser
confundida con un " yo hago lo que quiero" pues esta es una confusión entre el uso de la libertad y el
libertinaje. No es libre quien hace lo que quiere pues la auténtica libertad se manifiesta en aquel que hace lo
que debe hacer, haciendo uso de valores morales y éticos.

Por Janeth Rubio

No es difícil definir la libertad. Lo difícil es entenderla. Entender que mi libertad no termina donde comienza la
de los demás, sino que todos tienen una libertad propia y en conjunto tal vez. Y estas dos deben de funcionar
en armonía para existir. Si yo deseo hacer algo que dañaría la libertad de alguien más, debo evitar hacerlo y
buscar una alternativa a esa acción. O bien negociar con ese individuo para no dañar su libertad.

Es fácil definir la "no libertad", es decir aquellas cosas que se hacen no por voluntad propia y que nos
desagradan. Pensemos entonces que para ser libre se tiene que tener conciencia de uno mismo y voluntad
para realizar las acciones que queremos.

Existe algo denominado el libertinaje. Esto es el "exceso de libertad". Eso no existe. El libertinaje más
correctamente lo definiría como el usar de pretexto la libertad para aprovecharse de uno mismo y los demás.
Para permitirse hacer lo que sea sin importar nada, ni uno mismo ni los demás. Es el poner el placer personal
sobre todo lo demás omitiendo así ideas propias y ajenas. El hombre necesita hacer una redefinición de sus
valores morales, principalmente de la libertad, para poder así llegar al avance evolutivo como raza del que
tanto presume. Es deprimente y penosos el saber que hay países donde aún existe la esclavitud, donde no se
pueden expresar loas personas sin sentir miedo, donde ni siquiera existe la posibilidad de saber el significado
de libertad. Señores, damas, hablo de México, no de un país africano o sudamericano. En nuestro país se
siguen vendiendo a las mujeres. Se siguen reprimiendo a escritores y comunicadores en general. Hay censura
donde ni siquiera debería de existir. Aun hay gente que por no saber leer y escribir no puede trabajar y tener
una vida digna. Ese es el mejor modo de coartar la libertad de alguien Haciéndolo ignorante de lo que es la
libertad. Es importante que sepan que es la libertad, pero es imposible o inútil decir que es a un nivel diferente
del personal. Lo anterior solo es una opinión y unas ideas propias bajo las que yo me rijo. Solo el yo puede
decir que es su libertad. Es indispensable que busquemos dentro de nosotros mismos ser libres, pues solo a
través de esta búsqueda personal es como llegaremos juntos al valor humano del que más nos sentimos
orgullosos:

ETICA PROFESIONAL

El profesional en su diario vivir no solo confronta problemas con relación a su trabajo, sino también en su
profesión de día a día con las personas que le rodean, esto hace que muchas veces cometamos errores sin
darnos cuenta que estamos pisando la línea d la moralidad y el diario vivir.

Desde la revolución francesa, donde se proclamó la igualdad de derechos, existen personas, hombres y
mujeres que llevan en su carga la economíay la estabilidad de cualquier país. Desde tiempos muy antiguos
nos hemos topado con diferentes profesiones y unto a estas siempre existen reglas que marcan y rigen el
desempeño de dichas profesiones.

Los hombres y mujeres enfrentan problemas que de una manera u otra podrían poner en tela de juicio su
debida conducta, muchas veces ellos mismos dudando de su propia profesionalidad, pero teniendo siempre
en cuenta que existen desde tiempos remotos deberes y derechos que cada cual sabe donde clasificarse.

FORMACIÓN PROFESIONAL

Sabiendo que a uno se le concede la personalidad jurídica desde el momento del nacimiento "derechos y
deberes" y a sabiendas también que se van desarrollando con el paso del tiempo. Nuestra vida se rige por
diferentes pasos que hacen de cada individuo lo que sería en un futuro, entiéndase, pasar por las distintas
etapas de conocimientos: escuela primaria, secundaria y en última grado, la universitaria.
Solo eso no basta, ya que esos conocimientos lo forman una generalidad de la vida y el profesional debe de
saber combinar esa generalidad con su formación profesional.

Entiéndase, por formación profesional un alto grado de conocimiento que se le inculca a un individuo de la
sociedad, dotándolo de un interés particular en su profesión que se va a reflejar en su desempeño diario de la
vida.

CARÁCTER PROFESIONAL

El individuo al tener una presencia o personalidad variable, puede modificarse, es decir, puede engrandecer
su ego, puede tener una sed inmensa de llegar a la perfección de su profesión, haciéndolo para el un modelo
sin errores e inequívocos.

El carácter para el individuo en su profesión se refleja desde tiempos antiguos, ellos han experimentado un
progreso en todos los tipos de ciencias, han conquistado y desarrollado experimentos que tiempos atrás
hubieran sido inimaginables de realizar. El profesional sin carácter puede tender a caer en un modelo usado
por cientos de profesionales, puede llegar a caer en lo que sería la mediocridad, siendo éste el título menos
deseable para personas con aspiraciones en la vida.

El carácter no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas,
experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el "adorno" de la profesión. No
importa si lo tienes, lo importante es saberlo utilizar.

VOCACIÓN

La vocación es un deseo entrañable hacia lo que uno quiere convertirse en un futuro, a lo que uno quiere
hacer por el resto de su vida, es algo que va enlazado y determinado por tus conocimientos generales. Un
profesional que carezca de vocación, el proceso puede ser mas tardío y difícil para poder desarrollar sus
conocimientos, a diferencia de un profesional que sienta una verdadera vocación.

ORIENTACIÓN PROFESIONAL

Cuando una persona o un individuo carezca del conocimiento o esté inseguro de la actividad que quiera
realizar a nivel profesional puede asistirse de ayuda en o que es la orientación profesional, siendo este un
proceso utilizado por personas capacitadas para ayudar a las personas a conocerse a sí mismos, a conocer el
medio social en que viven y poder indicarle de cierta forma la actividad profesional que más le conviene a
cada uno de ellos.

A mi parecer toda persona que vaya a ingresar a los estudios superiores debe de ir orientado hacia lo que esa
persona realmente quiera y pueda aprender y ejecutar. Aunque una persona pueda tener una vocación
determinada hacia "x" actividad profesional es necesario y recomendable que se oriente para darle más
confianza y seguridad y para ponerle la contraparte y de esa manera poder reafirmar la convicción de esa
persona hacia esa actividad.

COSTUMBRE

La costumbre son normas que crea una sociedad por su continuidad y que le dan un hecho jurídico palpable y
tienen como las leyes, consecuencias cuando son violadas, el profesional no solamente debe regirse por su
código de ética propio, sino que debe irse hacia un marco de costumbre, entendiendo que no todo lo que se
viola está escrito, ni todo lo que la sociedad repudia lo contiene las leyes.

El código de ética de cada profesional enmarca una serie de reglas, derechos y deberes que lo limitan y
mantienen al margen de caer en errores profesionales y morales, al mismo tiempo guiándolos por el buen
desempeño profesional.
Un profesional conlleva consigo una serie de hábitos y costumbres que lo ha adquirido durante toda su vida,
no obstante a eso, no todo lo que uno realiza cotidianamente es correcto ante la sociedad, por lo que un
profesional tiene que tener la capacidad moral e intelectual para poder diferenciar lo correcto e incorrecto de
su profesión, ya que ejemplos tales como: decir buenos días, tener una sonrisa en la cara, ser solidario, ser
buen compañero, son puntos que no están especificados en un código y no por eso limitan al profesional a
realizarlo.

Responsabilidad

Se dice de una persona que es responsable cuando está obligada a responder de sus propios actos.
Aunque algunos autores mantienen que la libertad es definida por la responsabilidad, la gran mayoría de estos
están de acuerdo en que el fundamento de la responsabilidad es la libertad de la voluntad.

Una vez admitida la libertad que fundamenta la responsabilidad, se plantea todavía varias cuestiones
importantes: ante todo, se trata de saber si la responsabilidad afecta solamente a algunos actos de la persona
o bien si afecta a todos.

En segundo lugar se plantea el problema de los grados de responsabilidad y finalmente se plantea el


problema de la entidad o entidades ante la cual es responsable (debe de ser de carácter personal).

El sentimiento de responsabilidad es un sentimiento personal que compromete a cada persona y le hace


comprender que no puede simplemente abandonarse a sus conveniencias individuales.

Para mí, según las investigaciones que he recopilado de diversas fuentes he llegado a la conclusión del
concepto de responsabilidad, el sentimiento de responsabilidad nace y se desarrolla a través de los años.
Este sentido nos enseña la importancia de las cosas, a valorarlas y cuidarlas.

Todo individuo o persona lleva una responsabilidad sea personal o para otra, pero esta la lleva a cabo
dependiendo de sus criterios.

Libertad

Es un privilegio de que gozan las personas, por vivir en un país libre y les permiten actuar como deseen. En
este sentido, suele ser denominada libertad individual. El término se vincula a la soberanía de un país en su
vertiente de ‘libertad nacional’.

Sin embargo una libertad desbordada haría imposible la convivencia humana, por lo que son necesarias e
inevitables crear normas y leyes para hacer posible dicha convivencia. La libertad se define como el derecho
de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de
otras personas.

La naturaleza y extensión de las limitaciones a la libertad, así como los medios para procurarlas, han creado
importantes problemas a los autores y juristas de todos los tiempos. Casi todas las soluciones han pasado por
el reconocimiento tradicional de la necesidad de que exista un gobierno, en cuanto grupo de personas
investidas de autoridad para imponer las restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la
tendencia que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su
extensión.

La libertad conlleva la responsabilidad de elección, acto voluntario, espontaneidad, como margen de


determinación, como ausencia de interferencia, como liberación frente a algo, como realización de una
necesidad.
El concepto de libertad es pues sumamente complejo. El vocablo latino "libert" del que deriva libre. En este
sentido, el hombre libre es el que es de condición no sometida o esclava. Se es libre cuando esta "vacante" o
"disponible" para hacer algo por sí mismo.

La libertad es entonces la posibilidad de decidirse y, al decidirse de auto determinarse. Pero como el


sentido de libre comporta el sentido de no ser esclavo la liberación a que se refiere el ser libre puede referirse
a muchas cosas por ejemplo, las pasiones.

Entonces una persona tiene total libertad de elegir una profesión que esté en un marco legal establecido, ya
que la ilegalidad no es profesional.

Deontología

Deontología (del griego δέον "debido" + λόγος "tratado"), término introducido por Bentham —Deontology or
the Science of Morality, en 1834— Con este término se hace referencia a la rama de la Ética (disciplina
filosófica que tiene por objeto de estudio la observación de la moral y de las obligaciones de la persona) cuyo
objeto de estudio son los fundamentos del deber y las normas morales. Se refiere a un conjunto ordenado de
deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de una determinada materia. La deontología es
conocida también bajo el nombre de "Teoría del deber" y junto con la axiología es una de las dos ramas
principales de la Ética normativa.

Puede hablarse también de una deontología aplicada, en cuyo caso no se está ya ante una ética normativa
sino descriptiva e incluso prescriptiva. La deontología aplicada al estudio de los derechos y deberes,
particularmente enfocados al ejercicio de una profesión, es el caso de la deontología profesional. Para su
aplicación se elaboran códigos deontológicos, los cuales reglamentan, de manera estricta o bien a modo de
orientación, las cuestiones relativas al "deber", de los miembros de una determinada profesión. La deontología
se nutre por un lado del marco jurídico, y por otro del marco moral.

Su concepto básico es que obrar "de acuerdo a la ética" se corresponde con obrar de acuerdo a un código
predefinido. Un apartamiento de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una
actitud o un comportamiento no-ético. Por tanto, hablamos del argumento supremo que ha de orientar
cualquier conducta.

Por el contrario, existe otra rama, denominada Teleología, que define el obrar éticamente como aquella actitud
o comportamiento que contempla el bien para la mayoría, determinando qué es correcto y qué no lo es en
función del resultado a alcanzar, pues la Teleología es el tratado sobre el fin, de ahí que el fin último solo es
correcto en cuanto sea un bien para todos, sin distinción alguna, ni acepción entre las personas.

¿PARA QUÉ FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN?

Es sospechosamente curioso el hecho de que de todas las profesiones existentes, sea precisamente la del
educador a la que se le exija una constante reflexión por el significado de su ciencia. Al médico, al ingeniero,
al abogado o al licenciado en letras no se le ve discutir acerca de la medicina, la ingeniería, el derecho o la
literatura ni mucho menos la repercusión de su oficio en la sociedad. Quizás por considerarse al educador
como un eje fundamental de la sociedad, en cuyas manos se decide el destino de los habitantes de una
república, la sociedad misma le exija claridad y tino en el ejercicio de su oficio.

Este constante reflexionar del educador acerca de su profesión ha obligado a la ciencia pedagógica a recurrir
a la filosofía para despejar sus incógnitas. Así, una rama de la filosofía nace con el nombre de “filosofía de la
educación”, con el propósito de analizar lo que han dicho quienes practican y teorizan acerca de la educación
y de sus problemas fundamentales.

En la filosofía de la educación se pretende responder preguntas tales como:

¿Qué involucra la educación?, ¿qué es exactamente enseñar?, ¿cuándo se puede afirmar con propiedad que
se “sabe” algo?, ¿qué criterios deben satisfacerse para decir que lo que un maestro hace puede
caracterizarse verdaderamente como “disciplinario”?, ¿qué quiere decir que todos los niños deben tener
“igualdad de oportunidades”?, ¿qué significa “libertad” en un contexto educativo?, etc.

La educación toma de la filosofía la reflexión y el punto de vista de la totalidad para esclarecer los problemas
relativos a la pedagogía. Así, viendo la educación como un todo, reflexionando acerca del hecho educativo
desde sus presupuestos fundamentales, podrá el educador tener una mayor conciencia de su labor educativa
y saber que su práctica descansa sobre temas que se imbrican con la humanidad.

Son tres los problemas de la filosofía de la educación:

1. El primer problema al cual se enfrenta la filosofía de la educación es al tipo de ser humano que se
desea formar. Este problema, que se ubica en el ámbito de la Antropología Filosófica, parte desde
las inquietudes socráticas por el ser y llega hasta nuestros días. Y esta pregunta es fundamental por
cuanto si la educación tiene por propósito la transformación del individuo a través del conocimiento,
una Fácil es comprender que la pedagogía presupone una idea del hombre. Necesita filosofía de la
educación debe partir de la idea de ser humano:

Un saber acerca de su estructura y esencia, antes de señalar fines y medios a la educación. Estos
se definen en relación estrecha con aquella idea. El teórico de la educación debe consultar a la
filosofía la doctrina en torno del hombre. Esta servirá de base a la idea esencial de la educación y a
una concepción fundamental sobre sus medios (...) Toda pedagogía es, previamente, ciencia
profunda del hombre.

Pero si toda educación funda su quehacer en la idea de ser humano, el hecho de la multiplicidad de
definiciones ha dado como resultado una constante experimentación y variación en la teoría
educativa. Desde que Sócrates en el siglo V A.c., intentó infructuosamente definir al ser humano
buscando sus cualidades comunes (“el hombre es un ser bípedo implume”, diría el filósofo griego), la
humanidad ha ensayado una idea de hombre para cada época histórica. El hombre político de la
Grecia Antigua, el hombre como ser racional de Aristóteles, el hombre religioso de la Edad Media, el
hombre cósmico del Renacimiento, el hombre máquina de la Revolución Industrial, el hombre como
nada del existencialismo, no son más que ejemplos del vasto campo de las concepciones acerca del
ser humano.

Cuando una educación adolece de firmes convicciones acerca de la idea de ser humano, corre el
riesgo, como lo hecho hasta ahora por la educación occidental contemporánea, de refugiarse en los
falsos brillos de la innovación metodológica, avanzando con creces en la técnica y el dato estadístico,
pero abandonando al ser humano a su suerte.

2. El segundo problema fundamental de la filosofía de la educación es el de la pregunta por los


medios, por la manera de alcanzar ese ser humano que ya se ha definido en la primera pregunta.
Este problema se halla en el ámbito de la Axiología, por cuanto a través de ciertos valores,
estrategias y técnicas se puede lograr la consecución del hombre deseado.
El problema por los medios, referidos a la técnica de la acción educativa, se fundamenta en la
respuesta dada a la concepción antropológica. Luego de conocer al ser humano que se desea
formar, el docente planifica una serie de estrategias y técnicas para cumplir su labor educativa. Hoy,
sin embargo, la educación occidental ha puesto su interés en la técnica haciendo de la enseñanza
una flor marchita y sin creatividad. El docente busca contenidos y estrategias de clases planificadas
con anterioridad por otros docentes, haciendo de la enseñanza un armazón de reglas técnicas y
código de preceptos docentes. Volviendo a los fundamentos de la educación a través de la filosofía,
puede el docente convertir la enseñanza en actividad creadora y transformadora. Y ello se consigue
respondiendo la tercera y última pregunta fundamental de la filosofía de la educación.

3. El tercer problema de la filosofía de la educación es la pregunta por los fines, problema sujeto a la
Teleología de la educación que sirve como bitácora que señala la llegada a todo esfuerzo educativo.
El problema del fin es, sin duda, el más grave y el menos soluble dentro de la teoría educativa. Está
sometido a las mayores variaciones y contingencias de tiempo y lugar. Aun en la educación práctica
adquiere una importancia decisiva. La acción educativa es un sistema coordinado de medios para
influir en dirección a un fin determinado. Educar es mirar hacia un fin y procurar su realización. Por
ello resulta débil una pedagogía constituida exclusivamente por medios educativos

Estos tres problemas, el qué, cómo y para qué de la educación, constituyen los problemas fundamentales de
la educación vistos desde el punto de vista de la totalidad. Hacer filosofía de la educación es responder estas
preguntas cuyas respuestas varían dependiendo de la época, la geografía y el paradigma en los cuales se
base. Un docente, consciente o inconscientemente siempre trabaja bajo estas premisas. Si lo hace
conscientemente, sabrá qué tipo de ser humano desea formar y se imaginará a esos sujetos que tiene delante
de sí en un futuro desempeñando o viviendo una vida acorde con la enseñanza recibida; sabrá también ese
maestro cómo formar a ese ser humano que desea educar, con cuáles valores, contenidos y estrategias
desempeñar su labor educativa y sabrá además ese docente el fin de todo su esfuerzo y el para qué cambiar
el estado de ese sujeto que se desea transformar. El docente conocedor de esas respuestas será un
profesional crítico y con una mejor oportunidad de alcanzar sus objetivos. (Neff, 1968).

Pero si hacer filosofía de la educación es responderse estas tres preguntas:

¿Qué tipo de ser humano deseo formar? ANTROPOLOGÍA

¿Con cuáles valores y contenidos? AXIOLOGÍA

¿Para qué? TELEOLOGÍA

Hemos de estar seguros que toda pregunta tiene más de una sola respuesta. ¿Cómo pensar entonces en
una filosofía de la educación? Podemos imaginar, por ejemplo, una educación en la cual se forme un ser para
el trabajo, para ello se reforzará la educación productiva y la adquisición de habilidades y técnicas de
producción con la intención de aumentar el producto interno bruto de una nación. Podemos también pensar
una educación para formar un ser libre y feliz, por medio de una educación autogestionaria, antiautoritaria, con
la finalidad de alcanzar una sociedad libre y feliz. Como vemos, las opciones de respuesta a esas tres
preguntas son variadas, por lo que hablar de “Filosofía de la Educación” resultaría contradictorio. Por ello,
sugerimos la adopción del plural “Filosofías de la Educación”, como forma de afianzar el carácter diverso de
las manifestaciones educativas.
RAZÓN, FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN

Fernando Savater

RAZÓN E INFORMACIÓN

La suposición de que lo racional es estar bien informado es uno de los problemas de nuestra época, en la que
se considera que tener acceso a mucha información va a desarrollar la razón. La información es útil
precisamente para quien tiene una razón desarrollada. No es lo mismo —y Giovanni Sartori y otros doctores
han insistido en ello—, información que conocimiento. Yo creo que hay una distinción importante entre ambos
conceptos. El conocimiento es reflexión sobre la información, es capacidad de discernimiento y de
discriminación respecto a la información que se tiene, es capacidad de jerarquizar, de ordenar, de maximizar,
etc., la información que se recibe. Y esa capacidad no se recibe como información. Es decir, todo es
información menos el conocimiento que nos permite aprovechar la información.

RAZÓN Y AUTONOMÍA

Los que nos dedicamos a la enseñanza, educamos para que las personas a las que educamos, nuestros
alumnos, puedan prescindir de nosotros. El maestro, o los padres cuando educan a sus hijos, los educan para
que se vayan, los educan para que prescindan de ellos. Sin embargo, todos dependemos de otras razones y
eso es lo que nos da a veces la sensación de estar abrumados, de que todo conocimiento es ínfimo, es
ininteresante, porque hay tanto que saber… Por eso hay que intentar potenciar la capacidad racional de
asumir incluso las limitaciones de nuestro propio conocimiento. Una de las características de la razón es
asumir los límites del conocimiento y no creer que, por mera acumulación, se pueda extender hasta el infinito.

Ciertamente la razón tiene unos límites. Evidentemente, la razón no puede dar cuenta absolutamente de todo,
y de hecho ni siquiera, y eso es ya un tema filosófico del cual podríamos hablar todo lo que ustedes quisieran,
sabemos por qué la razón puede comprender algo. Einstein, por ejemplo, decía "lo más incomprensible de la
naturaleza es que nosotros podamos, al menos en parte, comprenderla". El hecho de que la naturaleza sea
en parte comprensible forma o tiene una dimensión oscura para nosotros.

LA RAZÓN Y LAS OPINIONES

Por supuesto, la razón tiene que ver con la verdad. Es decir, la razón busca verdades, opiniones más reales,
más próximas a lo real, con más carga de realidad que otras. No está igualmente próxima a la realidad
cualquier tipo de forma de ver, de entender, de operar. La razón es esa búsqueda de verdad, esa búsqueda
de mayor realidad, con todo lo que el descubrimiento de la realidad comporta. La razón atiende a una realidad
que no depende de nosotros, que no nos complace, que no espera darnos gusto. Por tanto, a veces los
descubrimientos de la realidad son bastante más desagradables que las ilusiones que podemos hacernos
sobre ella.

Otra de las obligaciones en el desarrollo de la razón es el enfrentamiento con la idea de la opinión como
ultima ratio de todo lo que hay. Vivimos en una época en que se oye la opinión, disparatada para mí, de que
todas las opiniones son respetables. Todas las personas son respetables, sean cuales fueren sus opiniones,
pero no todas las opiniones son respetables. Sin embargo, hay una mitificación de la opinión como esa
especie de encastillamiento del que se siente ofendido cuando contrariado, como si las opiniones se pudieran
herir, y como si cada cual pudiese sentir heridas sus opiniones.

LO RACIONAL Y LO RAZONABLE
La razón no se nota solamente cuando uno argumenta sino también cuando uno comprende argumentos. Ser
racional es poder ser persuadido por argumentos, no sólo persuadir con argumentos.

Educar para que las personas sean vulnerables a los razonamientos también forma parte de la educación
racional, y esto entra en la distinción fundamental entre lo racional y lo razonable. La razón cubre un campo
que abarca lo meramente racional, en el que nos las entendamos con las cosas lo mejor posible, y lo
razonable, en el que nos las entendemos con los sujetos. Es razonable incluir la propia razón de otro sujeto en
la mía propia, la posibilidad de aceptar sus fines, de aceptar sus objetivos, su propia búsqueda de la
experiencia como parte de mi propia razón. El funcionamiento racional y el funcionamiento razonable están
ligados, y hay que educar en ambos. Lo razonable será ese otro uso que yo consiga dar a los conocimientos
racionales que tengo.

Porque una razón meramente racional pero no razonable es inhumana, está mutilada de sus características
básicas. Y ésta es una tendencia actual, que puede hacer antipática y odiosa la invocación a la razón porque
sólo se hace desde el nivel racional, no desde el razonable. Todo funciona como si fuera un juego de objetos,
sin reconocer que también hay sujetos. Muchas veces las convocatorias a la racionalidad lo son en el fondo a
la irracionalidad porque se trata de una razón mutilada de su dimensión razonable.

FILOSOFÍA Y SUBJETIVIDAD

No toda la praxis es meramente instrumentalidad. La escuela de Frankfurt y otros hablaron de la razón


instrumental frente a la razón comprensiva de la subjetividad y no solamente de manera objetiva. Y ahí entra
el papel de la filosofía.

Lo primero es ver qué se va a dar en filosofía, qué papel puede tener la filosofía en un mundo donde, cuando
queremos saber algo, acudimos a la ciencia. Una vez respondida científicamente una pregunta, no tenemos
que volver a planteárnosla, queda zanjada con las soluciones, más completas o incompletas, que da la
ciencia. Pero hay preguntas que no se pueden cancelar, como qué es la libertad, o qué es la belleza o la
muerte, o la verdad. No hay una respuesta definitiva, sino respuestas que nos permiten convivir con esas
preguntas. Son temas que tienen tal cantidad de registros que atañen al fondo de nuestra condición humana,
que cancelarlas sería cancelarnos, cerrarlas sería cerrar nuestra humanidad.

La filosofía no cierra ninguna pregunta, al contrario, la respuesta filosófica acompaña a la pregunta. La historia
de la filosofía es la historia de las preguntas y de las respuestas que las acompañan y que pueden continuar,
y que pueden ayudarnos a convivir con esas preguntas. La filosofía no nos hace olvidar las preguntas, sino
que nos las recuerda, mientras que la ciencia pretende ir dejando atrás una serie de preguntas de modo que
podamos ir hacia otras.

Ésa es su función diferente: la filosofía mantiene abiertas unas preguntas que es por donde nos entra nuestra
propia humanidad; esas preguntas son como ventanas que dan el oxígeno a nuestra humanidad, y por tanto
mantener abiertas esas preguntas es importante, pero no como en un pasmo vacío, sino intentando
respuestas tentativas, que sabemos que siempre son circunstanciales, que están limitadas por nuestra
situación, por nuestra condición histórica, por nuestra personalidad, porque la filosofía trata de hacer extensivo
el punto de vista del individuo y el punto de vista de la objetividad. Lo difícil del juego filosófico es que intenta
alcanzar una objetividad que no pierde de vista el sentido subjetivo que tiene, mientras que la ciencia busca
un planteamiento meramente objetivo en el cual la subjetividad del científico no cuenta.
Es importante señalar esta dimensión y señalar que esta dimensión está en todos. No es cierto que todo el
mundo sea filósofo —aunque los niños son espontáneamente metafísicos y hacen preguntas metafísicas
espontáneas que tratamos de quitarles de la cabeza regañándoles— ya que la filosofía tiene una dimensión
de estudio. Como disciplina académica está bien conocer las opiniones, las tradiciones, el mecanismo de
debate, etc. Pero lo que no es cierto es dar la impresión de que la filosofía es una cuestión a la cual sólo se
puede acceder cuando uno ya conoce un tipo de jerga, cuando tiene ya unas claves íntimas.

FILOSOFÍA Y MUNDO

Una persona que se dedique a la filosofía tiene la obligación de poder discutir inteligentemente un tema
filosófico con cualquiera. Naturalmente, si esa persona quiere profundizar o quiere enterarse, antes o después
ha de leer obras de filósofos, o de grandes pensadores, o quizás de grandes literatos, que puedan ampliar esa
preocupación, ese intento de mantener abierta la pregunta. Pero no es verdad que un filósofo no pueda hablar
de nada con los demás salvo que los demás posean la misma jerga y conozcan lo que significa analítica
trascendental... Y no es verdad tampoco lo que los profesores de filosofía en el bachillerato, con la mejor
intención del mundo, te dicen con entusiasmo: "Yo he logrado que los chicos comprendan el sistema de
Aristóteles, o de Hegel". Es verdad que a veces la comprensión de las respuestas de los filósofos es
importante, pero la filosofía no consiste en comprender los sistemas de los filósofos, sino que los sistemas de
los filósofos sirven para comprender el mundo. Lo interesante es utilizar los conocimientos, las ideas, los
sistemas de los filósofos para comprender el mundo, no convertir el conocimiento de los filósofos en la
finalidad de la filosofía.

Me parece que convertir a los filósofos, el lenguaje de los filósofos, en la última ratio de la clase de filosofía es
profundamente estéril. Evidentemente, a pesar de que esto es importante, y es importante que los
mecanismos de esta tradición se conozcan, así como el porqué de determinadas expresiones, es fundamental
que se vea la relación de todo eso con la vida, con el mundo, y con el mundo y con la vida que vive la persona
que se está dedicando a ello. Si la filosofía es simplemente arqueología de las cosas que se han dicho, que se
han pensado en otras épocas, yo creo que los jóvenes no se interesarán por ellas y yo, sinceramente,
tampoco me interesaría por ellas si no fuera porque creo que tienen una relación con cosas más palpitantes.

Las personas racionales no lo son sólo porque se comportan racionalmente, sino porque luchan por vivir en
una sociedad racional y razonable, porque luchan por qué no predominen los dogmas irracionales, las
supersticiones, los fanatismos, aquello que de alguna forma iría en contra de la razón. De modo que la razón
es una muestra de convivencia, pero también una fuente de disidencia y de rebelión.

APREHENDER LA REALIDAD…CONDICIÓN DE TODO SABER HUMANO

El ser humano, no sólo se halla y vive con las cosas o usa; sino que aprehende esas cosas como realidad;
esto, a diferencia del animal que acorde a su naturaleza real, sólo reacciona a esa parte de su hábitat que le
llega a modo de impresión-estímulo. Por ello, el conocimiento que tiene el animal de la realidad es
experiencias-sensaciones-estímulos. Por lo mismo, el animal no tendrá como posibilidad el acceso al ámbito
del saber; pues éste requiere de ese primer momento de mera intelección o aprehensión de la realidad en
cuanto tal, esto es, en cuanta realidad.
Lo expuesto sobre el animal no implica que al ser humano no le impresione la realidad como estímulo, sino
que si es así, la aprehenderá no como mero estímulo; sino como realidad estimulante, poniendo en juego lo
que Zubiri llama su "inteligencia sintiente". Así, condición o requisito de todo saber es la intelección de la
realidad en cuanto tal; sin más. Aquí se fundamenta, entonces, la importancia pedagógica de llevar al
educando al encuentro con la realidad, única fuente de verdad, bien y belleza real, sustento de todo
pensamiento y palabra. El profesor es un enseñador o señalizador de realidades; quien debe conducir al
alumno hasta la realidad o ingeniárselas para hacer presente la realidad en la sala de clases.

Ya instalados en la realidad acogida o aprehendida como tal, podremos, en un segundo momento,


preguntarnos por el ser de esta realidad o por su actuar, perfección de ser, origen o destino, sentido de ser
respecto otras realidades o el universo. Esto así, es posible distinguir diversos momentos y formas de saber.

ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

«Nunca en la historia, tal como la conocemos, el hombre ha sido más que un problema en sí»

Max Scheler.

La antropología filosófica (del griego άνθρωπος, ánthropos, "hombre", y λόγος, logos, "razonamiento" o
"discurso"), es una escuela de pensamiento fundada en Alemania en los años 1920 y 1930, de filósofos,
antropólogos y sociólogos; este movimiento tuvo una influencia decisiva en el panorama intelectual alemán del
siglo XX.

La antropología filosófica marca un punto de inflexión en la filosofía antropológica (crítica de la tradición


idealista y del dualismo cartesiano con una concepción del hombre como una unidad física y psíquica), y fue
también una respuesta a la teoría del historicismo Alemán.

La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales (biología, zoología,
etología, paleo antropología etc.) y las ciencias humanas para tratar de identificar las características de la
especie humana, su posición específica en el mundo en el entorno de los reinos mineral, vegetal y animal.

Sus principales representantes son Max Scheler (1874-1928), Helmuth Plessner (1892-1985) y Arnold Gehlen
(1904-1976).

.El propósito de la antropología filosófica es identificar las características de la especie humana, tomando en
cuenta todos los aspectos de la realidad: material, biológica, económica, histórica, cultural, etc. Pero esto no
significa que sea el producto de una combinación o síntesis de diversas disciplinas. En este sentido, la
antropología filosófica no es una ciencia social, sino que está más cerca a la Filosofía. Como disciplina
filosófica, no abandona su pretensión de comprender al hombre más allá de los límites de las distintas
ciencias.

La antropología filosófica se pregunta, en primera instancia, por el origen del ser humano. Su proceso de
aparición y asentamiento en el conjunto de la realidad. Esta cuestión puede condensarse en la pregunta:
¿Cómo surgió el hombre?

Además, se pregunta por la naturaleza del ser humano, se pregunta lo que diferencia al ser humano de
todos los demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica, etc. Tales interrogantes
fundamentales de la Antropología Filosófica pueden ser condensadas en una pregunta radical: ¿Qué es el
hombre?

PROBLEMA DE LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Podemos empezar enumerando tres tesis: "Naturalista o Monismo", "Esencialista o Dualista", y las
contribuciones de la Filosofía hermenéutica.

Naturalista o monismo antropológico


No hay una diferencia esencial entre el hombre y el animal, sino diferencias de grado, de modo que la vida
superior del hombre resulta ser una forma más desarrollada, perfeccionada o evolucionada de la serie animal.
Las formas más altas de la vida humana (pensamiento, lenguaje, arte, etc.) no son más que las resultantes
genéticas de procesos inherentes a las manifestaciones más elementales. Las dos variantes de esta teoría
son:

 la concepción mecánico-formal:

El materialismo, que reduce los fenómenos vitales y psíquicos a fenómenos físicos-químicos;


El sensualismo, que considera que todas las formas de fenómenos psíquicos son formas más
complejas de los datos sensibles.

 la concepción vitalista: que explica al hombre en su integridad por la vida: el hombre se convierte en
el último producto de la evolución vital. Esta concepción se diversifica según qué se considere como
decisivo en la variedad de los impulsos vitales. Algunos le dieron importancia a los impulsos
nutritivos, otros a los impulsos de poder y otros a los impulsos sexuales.

Esencialista o dualista

Estas afirman que el hombre se distingue esencialmente no puramente de grado, de los demás seres vivos
pues en él hay un principio que le pertenece en exclusividad y que entraña la posibilidad de una separación
radical entre el hombre y el animal. El principio que diferencia al hombre puede concebirse de distintas
maneras: según Oscar Sierra el hombre es el que razona al animal, en cambio el animal por no tener
raciocinio no puede razonar al hombre

Hermenéutica

El hombre no es algo que viene dado “esencialmente”, sino que se configura a través de sus relatos, mitos,
narraciones, saberes, creencias, construcciones culturales. En todo esto tiene una importancia capital el
lenguaje, que le brinda la posibilidad de expresión y de “sentido”, pero también le muestra sus límites.

El hombre no está “atado” a algo fijo o estático, sino que se va configurando. El ser humano se debe a un
desarrollo temporal (historia) y a la vez a un “proyecto” que le configura como alguien en desarrollo, nunca
acabado. En esta historicidad, el hombre no es un espectador imparcial de los fenómenos, sino que se ubica
frente a los mismos desde presupuestos “heredados” (tradición) que le orientan.

EL HOMBRE Y LA FILOSOFÍA

VISIÓN FILOSÓFICA DEL HOMBRE


TENDENCIAS

La vieja inscripción en el frontispicio del templo de Delfos, "conócete a ti mismo", significa: "Pregúntate a ti
mismo, rebasa tu individualidad empírica, tus opiniones y tus pasiones, y desciende al fondo de tu espíritu,
hasta encontrar la Verdad universal que habita en ti". El conocerse a uno mismo y conocer a los otros que son
como uno mismo (a los demás hombres) ha sido el contenido principal de la sabiduría humana. Además, el
conocerse a sí mismo es además requisito de madurez personal; pues no se pasa de la infancia a la adultez
sin preguntarse ¿qué es un hombre y qué o quién soy yo? La respuesta a tal pregunta la debe buscar cada
generación humana, cada filosofía y cada hombre.

La visión del hombre, que entre los griegos fue de carácter esencialista y estática, tuvo un concepto cíclico de
la historia. Mientras que la visión cristiana es progresiva y marca un cambio profundo respecto a la filosofía
griega, pues se trata de una historia soteriológica interpretada desde Cristo como eje y centro de la historia
que es la base unitaria tanto en san Pablo, san Agustín y Teilhard de Chardin.

Pero algunas veces se ha querido ver visto sólo tendencias en el hombre; pues ciertos algunos sicólogos
distinguen en el hombre las tendencias motrices, referidas a la acción, las tendencias afectivas (simpatía,
amor) y las tendencias intelectuales (la atención nos "lleva" hacia un objeto, hacia una investigación). Pierre
Janet (1859-1947) - el mismo que se dedicó al estudio de la "neurosis", término introducido en 1776 por
Guillermo Cullen (1710-1790) - elaboró un cuadro de las tendencias de acuerdo a su grado de complejidad:

En el animal o en el niño hasta los seis meses , tendencias inferiores, referidas:

1. a los actos reflejos (reacción elemental, reflejo: manifestación elemental de la vida).


2. a los actos suspensivos y perceptivos (suspensión de la actividad automática: nivel
de la actividad en las "serpientes").
3. a los actos sociales (grupos de "castores").

En el hombre, tendencias intermedias:

4. a los actos intelectuales básicos (fabricación de las herramientas: uso de la piedra).


5. a los actos verbales y asertivos (la palabra como acción separada de la acción).
6ta. a los actos reflexivos (la palabra como expresión de la personalidad).

Tendencias superiores:

6. a los actos (constitución del saber).


7. a los actos experimentales (observación científica, clasificación metódica).
8. a los actos progresivos (creaciones artísticas, científicas, filosóficas).

Tales tendencias tienen un cierto valor, pero sólo dentro del campo de una explicación al interior de la ciencia
sicológica y dentro del campo de una explicación, dado por lo que no puede generalizarse a todo el saber,
menos a la filosofía.

¿QUÉ Y QUIÉN ES EL HOMBRE?

Según el diccionario, por “naturaleza” se entiende las siguientes definiciones: “Modo de ser de una persona o
cosa. Conjunto de las cosas del universo físico. Constitución física de una persona”. 1
Si bien el término “naturaleza” puede tener varias definiciones, elegiremos la primera y la tercera. Y es que la
pregunta ¿Qué y quién es el hombre? Busca necesariamente eso que todos tenemos en común y que nos
identifica en una misma especie humana. Pero ¿de qué me sirve saber que comparto con el otro algo en
común si es a la vez es tan diferente a mí?

Para entender el significado y la importancia a largo alcance de naturaleza humana es preciso evitar el
dualismo planteado, desde hace mucho tiempo atrás, por Platón y luego por Descartes en el siglo XVI. No
hablamos de aspectos iguales ni semejantes en comparación con otros seres humanos. Hablamos de una
misma materia que compartimos al ser personas. De unas mismas capacidades al venir a este mundo como
seres humanos. Hablamos, al final de cuentas, de nuestros semejantes.

El hombre no es la suma de las partes, ni la división de alma y cuerpo. No es tampoco solo alma
(racionalismo), ni solamente cuerpo (empirismo). La naturaleza del hombre, tampoco puede quedar a merced
de un punto de vista subjetivo, que se traduce en el parecer de cada quien. Sean cual fueran las diversas
posturas, la naturaleza humana en sí, tiene una objetividad intrínseca, un valor por sí misma. Una finalidad
que surge de las mismas potencialidades espirituales humanas (inteligencia y voluntad), y un determinado
modo de manifestarse en el mundo según sea mujer u hombre. Captar esto nos hace capaces de entender el
gran reto de todo ser humano por alcanzar el ideal de excelencia humana.

Siguiendo la línea del pensamiento del filósofo francés, Gabriel Marcel, estoy convencida a todas luces que el
hombre es un ser encarnado, abierto, libre y espiritual.

“Que el hombre sea un ser encarnado quiere decir para Marcel que es un ser corporal y que está en el mundo
y mantiene relaciones con los otros seres mediante su cuerpo. El estudio de la encarnación en el pensamiento
de Marcel es, pues, principalmente el estudio de la corporalidad humana, que no es algo accidental o añadido
al hombre, sino algo metafísico, propio de su ser”.

No podemos entender al hombre en términos idealistas, ni tampoco reducirlo, a un enmarañado de instintos


de estímulo y respuesta, porque comparte como los animales un sistema sensitivo. El hombre no es solo
cuerpo. No tiene un sistema cerrado. El hombre por eso es más que su propia naturaleza, y es más que
cuerpo y alma, porque no ha venido al mundo configurado, ni determinado, sino todo lo contrario, libre. Con la
libertad, el hombre no solo es capaz de lograr mejoras en su ser y elevar su naturaleza humana, sino que es
capaz además de encontrar respuestas en el mismo carácter antropológico de su ser. Es capaz de
preguntarse por su existencia, por el sentido de su vida, por su condición de persona, por su trascendencia.

Sin embargo, la situación de la persona es que su ser se aparece como unido a un cuerpo.

Muchas veces podemos experimentar de manera vivencial la contradicción de nuestro ser con nuestro cuerpo.
La disyuntiva casi tácita, del deber con el querer. Son los típicos casos cuando la conciencia nos aconseja la
norma y el cuerpo nos violenta con la negación. O de lo contrario, el imperio autosuficiente de la razón que
contradice lo que el cuerpo hace o pide. Estas experiencias normales en la naturaleza humana, nos permiten
afirmar que en la existencia, además de ser encarnada, existen dos tipos de relación diferente de mi ser con el
cuerpo y la conciencia. “La primera relación se establece cuando el cuerpo es dado a la conciencia
espacialmente. La segunda surge cuando el cuerpo propio es dado como experiencia interna”. Es decir, la
primera surge cuando experimento que mi cuerpo está instalado en el mundo. La segunda surge cuando soy
consciente de que mi cuerpo es la manifestación de mi yo.
 El hombre como ser encarnado

Hay una evidencia visible. Estamos instalados en el mundo. Tenemos un cuerpo con el que nos
movemos, pero también sentimos la existencia de ese cuerpo con relación a nosotros. Sabemos que
sentimos. Somos conscientes de esa relación. Pero no encontramos con certeza su finalidad.

Es decir, ¿Cuál es la finalidad de saber que soy un ser encarnado? Esta incógnita visiblemente
indescifrable, fue precisamente la pregunta que Marcel respondió. ¿“Qué significa que el
hombre sea un ser corpóreo o encarnado?”

Si el hombre considera que el cuerpo es algo separado, trataría al cuerpo como un objeto o como un
cuerpo instrumento, pero no como un cuerpo con relación a un sujeto. El cuerpo no es solo carne,
detrás de esa masa muscular viviente, hay un Alguien. He ahí el valor de la persona, como única e
irrepetible, y el de la naturaleza humana como fin en sí misma.
“El propio cuerpo no es una cosa estable, sino una apertura a sí mismo y a lo otro. No es un espacio
cerrado, sino algo abierto a la realidad. Ese crecimiento del cuerpo propio, no es dispersión sino
interiorización, que es la garantía de la unidad del hombre. Esto quiere decir que la corporalidad
propia dota a unidad espiritual a un ser que no se reduce a la dispersión. La corporalidad propia es
una realidad metafísica de la existencia. Así entendido, el cuerpo garantiza unidad real de la
persona”.

La encarnación es la piedra angular tanto de la reflexión acerca de la existencia personal como de la


reflexión acerca de la existencia de las cosas. Somos cuerpo y además ese cuerpo es mío. Ese
cuerpo en el mundo visible encarna un ser. Soy yo.

El cuerpo permite una relación con los demás por medio de una relación simpática o con las cosas
por medio de una relación instrumental. La corporalidad en el hombre manifiesta esa existencia del
yo objetivado y el medio para conocer toda realidad con los demás existentes.

En esta línea, la sensación se entenderá entonces como un acto y no como una pasividad. Cuando
recibimos sensaciones, nos referimos al mundo de las cosas. Es el acto de acoger, o de hacer
participar en la propia corporalidad a lo otro, que se hace parte de nosotros ya. Las sensaciones que
sintamos, siempre configuran al que siente.

Las personas, en cambio, no pueden ser poseibles mediante sensaciones porque no son objetos ni
cosas. Por ello, las relaciones interpersonales no se basan en la posesión, sino en el amor, la
amistad y el respeto. En la donación continua de aceptación, creatividad y enriquecimiento mutuo.

De la misma manera, la persona no se pertenece a sí misma, porque es una naturaleza libre y por
ello, disponible, abierta y totalmente perfectible. Aunque cabe la posibilidad, porque tenemos libertad,
de tornarnos en personas cerradas, indisponibles y egocéntricas.

“El yo no se pertenece a sí mismo porque al cerrarse en sí mismo se convierte en un ser indisponible


y empobrecido, que ha perdido el verdadero sentido de su libertad y de su ser: la apertura o
trascendencia”
En este sentido, las relaciones interpersonales no se traducen en relaciones de posesión sino de
donación, aceptación y creatividad.

“Esto quiere decir que la distinción entre el ser y el tener es fundamental para poder lograr una
adecuada comprensión de las relaciones humanas, que no deben ser reducidas a relaciones de
tener, sino tratadas como relaciones entre seres”

La Intimidad: El hombre como ser personal

Sabemos ya que el hombre es un ser instalado en el mundo gracias a esa corporalidad, que
establece diferentes relaciones con los otros seres y que además, es un ser que hace camino a su
andar. No simplemente existe como los animales. Sin embargo, porque el hombre es apertura hacia
el mundo que le rodea, es intersubjetivo. Es decir, todo lo que vive, siente, y hace, lo vive desde
adentro para manifestarlo necesariamente hacia fuera.

El hombre es un ser con otros, que no se limita a sobrevivir, sino a vivir en plenitud con los demás.
Esa condición espiritual le hace diferente y superior a los otros seres vivientes. El hombre no solo
vive, sino que hace vida lo que vive, porque tiene una intimidad. Esta peculiaridad le denota al ser
humano, su carácter de persona única e irrepetible. Cada quien tiene un modo de ser personal, una
manera “original” de manifestarse en el mundo, de hacer y por ende, de mostrar su modo de ser.

Por más que dos personas coincidan en un modo de pensar, cada una tiene un modo personal de
manifestar esa sintonía. Nadie dice lo mismo de una única forma. Nadie hace las cosas igual de una
misma manera. Todos actuamos diferente, quizá haciendo lo mismo.

La intimidad es un tesoro sagrado por ese valor personal que no se repite en otro ser. Por ello, la
vocación personal si bien puede ser compartida, cada quien muestra esa forma intersubjetiva de
llevarla a cabo. Y rescatando el valor personal de cada uno, la persona no almacena vida en el
corazón de manera gratuita, lo hace con un sentido y vocación personal.

“El hombre tiene que llegar a ser lo que está llamado a ser.”

Planteada así la frase, la existencia se presenta como una apuesta en la que hay algo en juego, algo
que puede ser ganado o perdido. Algo que tenemos todos y es la razón del por qué existimos.
Nuestra finalidad en la vida. Lo que ponemos en juego, no es otra cosa que nuestra existencia con
nuestra intimidad, y qué tan auténticos seamos al manifestarla.

“Así vista la existencia humana se presente como un viaje y como una tarea a realizar
personalmente. Cada persona ha de vivir su vida o su existencia e intentar su plenitud, sin que pueda
ser forzado por nada ni nadie, pies es la propia libertad la que ha de responder y realizar su tarea. El
hombre es libre de elegir su plenitud o su perdición: el hombre que elige su perdición es el hombre
indisponible, el hombre cerrado en sí mismo. En cambio, el que elige la plenitud es el hombre
disponible, que es capaz de encontrar el valor de su propia vida. Debido a la libertad del ser humano,
Marcel afirmó que vivir, para él hombre es aceptar la vida, decir sí a la vida”.
La Libertad humana: La Conquista de la Individualidad

Cuando reflexionamos sobre la libertad podemos creer, a simple vista, que está puesta en la
naturaleza humana con un simple y corto propósito: para elegir lo que sea.

Sin embargo, con una reflexión segunda y un poco más profunda, podemos llegar a la conclusión de
que la libertad no está dada sin más. No puede ser considerada como un simple predicado, sino que
habrá que conquistarla para ser y hacer las cosas verdaderamente libres. Tenemos que utilizar bien
nuestra libertad.

En la vida, las conquistas no surgen de la nada. Conquistar algo, significar estar preparados para
alcanzarlo. A diferencia de lo sucede con el existencialismo de Sartre, la libertad no puede ser vista
como una alternativa ligada a la desesperación, que es lo que sucede cuando se afirma que el
hombre está condenado a ser libre. La libertad no es una condena. Estoy convencida de que la única
razón de ser libres se sustenta en el amor perfectamente generoso de quien nos creo. Por eso, ser
libres implica estar antes respaldados en algo o Alguien, para llegar a eso. Es decisión. Compromiso.
Fidelidad. La libertad requiere por ello, de plenitud interior.

“Un hombre interiormente vacío no puede ser libre. Esto quiere decir que la libertad es una conquista
conseguida a partir de una riqueza interior. La libertad no es un castigo, sino que está estrechamente
vinculada a la esperanza, que es la fuerza que anima la existencia humana. Si la libertad fuese algo
a lo que el hombre estuviera condenado, este no tendría ninguna raíz, sino que se sabría sin raíces y
se querría así. Pero el hombre no es un ser que elija a sí mismo desde la nada ni un ser sin ninguna
naturaleza”.

La naturaleza humana está dotada de inteligencia, voluntad y afectividad. La inteligencia que se


dirige a la búsqueda de la verdad para que el hombre oriente su vida. La voluntad para conseguir y
decidir por lo que la razón vislumbra como verdadero, y la afectividad, para darle ese saber y aroma
a cada acción humana. La libertad permite en el hombre ese desarrollo hacia una plenitud
existencial, a esa vocación personal que ha sido llamado con un aporte significativo y valioso.

Si no existiese la libertad, como don de Dios, entonces el amor en este sentido sería esclavitud. El
hombre sería indisponible. Cerrado en sí mismo. Atado a su propio yo. La libertad favorece el
despliegue de esa apertura de uno mimo y hacia los demás.

La verdad os hará libres, dijo Jesús en algún momento, porque solo la verdad es liberadora. Cuando
nuestro ser se ha visto devorado por la mentira, y nos acostumbramos a mentir, no solo impedimos el
desarrollo de nuestra libertad. La mentira implica humillación de la persona que está atada, esclava y
sometida a la mentira. No puede avanzar porque anda en una fantasía. La verdad esclarece siempre
el panorama. La verdad une, da alegría y paz. La mentira desune, entristece, y ata.

“El hombre porque tiene libertad puede rechazar este don, pero al hacerlo se rechaza a sí mismo.
Traiciona su propia vocación y su propia naturaleza. El rechazo a ese desarrollo y de la propia
vocación, pone de manifiesto que la gracia es esa luz que ilumina, pero no obliga ni ciega al hombre,
pues se vislumbra en la penumbra, en el interior del hombre”.
En la medida en que la libertad se guíe por esa verdad o esa luz, más fácilmente podrá reconocer
esa luz y más suya la hará. Pero cuanto más se aleje de ella más difícil le resultará reconocer su
propia verdad y esa luz iluminadora.

Podemos descubrir la verdad en muchos aspectos. La verdad en la naturaleza, en la amistad, en el


amor, en la familia, en el trabajo. Pero la verdad de uno mismo, significa no solo ser auténtico con lo
que soy y hago, sino descubrir para qué estoy hecho. Hacia dónde quiero llegar y quién quiero ser en
este mundo. Un perfecto y verdadero mentiroso, o un verdadero amante de la libertad.

¿QUÉ ES EL HOMBRE SEGÚN MAX SCHELER?

Tres concepciones sobre el hombre:

Judea-cristiana à el hombre es una creación de cuerpo y alma, de un dios personal que lo ha hecho a su
imagen y semejanza. El hombre desciende de una pareja primitiva Adán y Eva, que vivían en el paraíso,
pero pecaron comiendo el fruto prohibido y se les destruyó el paraíso, se pierde la gracia divina.

Filosofía à trata de considerar al hombre como el homosapiens. La racionalidad separa al hombre del
resto de los animales y lo pones por encima de toda la naturaleza

Ciencia à lo caracteriza como el homo Faber y es la teoría de Darwin. No hay entre el hombre y el animal
diferencias de escencias, sino de grado.

Parte de considerar que todo ser vivo se halla adaptado y coordinado con su medio ambiente. Esa
coordinación la larga mediante la cooperación y el equilibrio entre el sistema receptor, por el cual una
especie biológica recibe los estímulos externos, y el sistema efector, por el cual reacciona ante los
mismos. Entre el sistema receptor y el sistema efector se encuentra, en el hombre, un sistema
simbólico, que demora la respuesta y da lugar a un amplio proceso de pensamiento. En consecuencia,
Cassirer propone definir al hombre como el animal simbólico.

ERNST CASSIRER – ENFOQUE ANTROPOLÓGICO

FILOSOFÍA DE LA EXISTENCIA

HEIDEGGER: se preocupó por la que definía como cuestión filosófica esencial: que es el ser. Esto lo llevaba a
formularse la pregunta de qué clase de ser tienen los seres humanos. El individuo está siempre en peligro de
ser sumergido en el mundo de los objetos, en la rutina diaria, y en el convencional y superficial
contemporáneo de la multitud.

SARTRE: concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y
aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral
tradicional o la fe religiosa, al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la
existencia de los hombre se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negarse y rebelarse.

 el hombre se inventa a si mismo, se va construyendo


 el hombre está condenado a ser libre.
MARTIN BUBER

Habla del Yo-Tú

Ich und Du (Yo y Tú), escrito en 1923, es la obra de más éxito por su idea de la filosofía del diálogo. En su
obra, el autor plasma las relaciones entre el Yo-Tú y Yo-Ello. El Yo-Tú detalla las relaciones entre el hombre y
el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo. En la relación Yo-Ello se debe necesariamente
interactuar con el Yo-Tú. Pero éste no es el objetivo, el propósito principal es, sin embargo, la relación entre el
hombre y la eterna fuente del mundo, representada por Dios. Buber apoya que la presencia de Dios puede
encontrarse en la existencia diaria.

Comunicación interpersonal

El pensamiento de Buber constituye un aporte al amanecer de un nuevo humanismo. En contra de un mundo


que se ha vuelto inhabitable para el hombre, Buber vio necesario resaltar los valores fundamentales de la vida
humana y contribuyó a marcar claramente el origen y el destino de toda la existencia humana. La solidaridad,
el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y el amor por el prójimo son aquellos valores
indispensables que los seres humanos deben recuperar para alcanzar su destino: la comunión con Dios. Sólo
el camino del amor y de la tolerancia, vivida en todos los ámbitos de la vida humana (en la familia y en las
instituciones civiles) permitirá que el hombre se plenifique. (Ure, 2001).

Esta visión de comunicación lleva implícita la noción de verdad. Esto quiere decir que, a partir del verdadero
encuentro intersubjetivo, los seres vinculados en comunicación no deben mentirse con las palabras. En lo
interpersonal hay verdad de encuentro y por ello debe haber manifestación –en los mensajes– de sinceridad.
Buber indica una realidad que no ha sido suficientemente abordada por la filosofía clásica. Muestra un camino
al iniciar un diálogo con el ser que fundamenta la comunicación interhumana. Estas experiencias de
comunicación yo-tú son muy significativas para el que las vive; resultan difíciles de transmitir en palabras,
sobre todo en su significado más profundo; marcan un sentido, una dirección en la vida, dan una claridad en el
camino de cada uno y una vitalidad para seguirlo. (Meca, 1984).

Las ideas de Buber ayudan a mirar de otro modo la enseñanza de los valores. ¿Cómo pensar en impartir
cualquier escala axiológica, sino fuera dialógicamente? El logos, sacramento de muy delicada administración,
sólo se enseña en diálogo. Para el desarrollo de una axiología dialogada es necesaria la plena confianza en el
maestro. (Díaz, 2002). Sólo puede enseñar y formar quien inspira confianza. No obstante, los conflictos entre
maestro y discípulo no son evitables, ni deben ser evitados por principio, pero en el momento en que se
presentan han de servir para que el alumno vencido asimile la derrota y encuentre en el maestro la palabra de
cariño necesaria. Si el vencido es el profesor, la humildad se impone, sin caer en el masoquismo que destruya
la necesaria confianza del alumno. Siempre es necesario compromiso en la verdad de la persona.

HOMBRE Y SU LIBERTAD

Para las corrientes materialistas, el hombre es una realidad material producto de un proceso evolutivo de la
naturaleza; afirman que el hombre no es sino materia, materia complejamente organizada en vida y en un
nivel vital complejísimo. El materialismo es monista: afirma la existencia de una sola realidad: la materia.

La tentativa más simple y consecuente con este modelo es la de Julien Offray de la Metrie (1709-1751) en su
libro "El Hombre Máquina" (1748), que pretende describir al ser humano en términos mecánicos de extensión
y movimiento.

Otras concepciones buscan las particularidades del hombre en su misma constitución física, biológica y
neurológica, dándose nociones casi pintorescas del hombre, como la de Desmond Morris quien define al
hombre como "mono desnudo", o sea, sin pelaje en la mayor parte de su cuerpo. Pero la característica más
destacada a ese nivel, como específicamente humana, es la del mayor desarrollo y complejidad de su
cerebro, que comparado con los grandes monos aproximadamente es tres veces más pesado (entre 1,200 y
1,800 gramos); y la superficie que ocupan las circunvoluciones cerebrales en el hombre (2,200 centímetros
cuadrados) es cuatro veces superior que en tales monos.

Según Blas Pascal (1623-1662) "el hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero un
junco pensante"; y recuerda que su padre decía: "Todo lo que es objeto de fe, no puede serlo de la razón".

Tal razonamiento nos permite entender que no hay argumento capaz de refutar la clásica definición dada por
Aristóteles: el hombre es un animal dotado de logos, es decir, es un animal racional; pues el estudio del alma
humana como ente espiritual es tema de la metafísica, pero se incluye en la filosofía natural en cuanto que el
alma forma parte del cuerpo. Ciertamente la razón distingue al hombre del resto de los animales. Al margen
de cuanto pretendieron insulsamente los racionalistas supervalorando la razón y olvidando los sentidos, el
pensamiento del hombre es predominantemente lingüístico y está marcado tanto por el fenómeno del lenguaje
cuanto por el idioma particular del grupo social al que pertenece.

Los latinos tomaron la definición de hombre dada por los griegos de logos (palabra, razón, espíritu) y la
tradujeron como "animal rationale": animal dotado de razón. Tanto la definición griega como la latina
mencionan los dos polos en torno a los cuales gira el problema del hombre:

Un polo constituye la animalidad. El hombre pertenece a la naturaleza animal. Es un cuerpo, un ser vivo y
sensible con todas las propiedades que le corresponden por ser una especie animal. De acuerdo con su
animalidad es una criatura "que tiene que devolver al planeta (un mero punto en el universo) la materia de que
fue hecho después de haber sido provisto (no se sabe cómo) por un corto tiempo, de fuerza vital" (Kant en
Crítica de la Razón Pura).

El otro polo lo constituye la trascendentalidad. Aquí nos tropezamos con la subjetividad, con el cogito de
Descartes, con el yo que condiciona trascendentalmente todo lo objetivo, todo lo empírico, que está en una
diferencia trascendental frente a todo y que, a su vez, no es nada objetivo ni empírico, "ni una parte del
mundo" (Wittgenstein).

M. Keilbacker afirma que "el hombre en su totalidad, debe ser considerado como un ser dotado de vida
biológica, síquica y espiritual, es decir, una triplicidad de aspectos observados jerárquicamente. Sólo de esta
forma la sicología y la pedagogía pueden realizar la propia naturaleza y la propia intervención específica. Por
lo demás, dicha tripartición no es nueva; ésta aparece ya claramente en Aristóteles y en su subdivisión del
alma vegetativa, sensitiva y racional".

La reflexión ontológica conduce al hombre como ser sensible, que el evolucionismo destaca como parte de la
naturaleza. La reflexión trascendental conduce al hombre como sujeto, que no es parte de esa naturaleza.
Ambos métodos son irrecusables. Muestran al hombre como "ciudadanos de dos mundos" (Kant). La
diferencia y contraposición de ambos mundos constituyen el problema del hombre. Según Kierkegaard (1813-
1855) el hombre es la síntesis de infinitud y finitud, de lo temporal y lo eterno, de libertad y necesidad; el
hombre es una "existencia en paradoja". Por una parte el espíritu es nuestro verdadero ser nosotros mismos,
nuestra verdadera mismidad (Aristóteles), y por otra, contemplamos la luz del mundo "entre heces y orina"
(inter faeces et urinam, san Agustín). Pese a todo, el hombre es una persona corpórea en la unidad de ambas
realidades.

Pues, el hombre es un ser consciente: sólo él sabe que sabe, por eso Friedrich Nietzsche (1844-1900) habló
del hombre como único animal capaz de hacer promesas. El hombre es el único animal que ríe y que sonríe,
evidenciando ahí las posibilidades de inteligencia comunicativa y recíproca entre los hombres. Pero muchas
veces, y debido a la introducción de técnicas electrónicas de las cuales casi nadie tiene la menor idea de
cómo todo eso funciona, pareciera que el hombre de nuestro tiempo ejecuta constantemente operaciones sin
inteligibilidad; es decir, se vive con una extrañísima renuncia a entender, confiando en el éxito, en la eficacia,
sin preocuparse de más.

Entonces no es raro que olvidemos que por gozar de razón y conciencia el hombre es persona, es decir, la
"sustancia individual de naturaleza racional" según definición de Anicio Manlio Boecio (480-524). A parte de
esta noción, el pensamiento filosófico ha acudido a otros conceptos para tratar de comprender al hombre. En
teoría del conocimiento, los conceptos de "sujeto" y de "yo" han servido para representar al hombre en cuanto
conocedor de la realidad. El sujeto-hombre cognoscente se contrapone al objeto-mundo conocido. La razón
humana puede llegar a conocer la existencia de Dios, sus atributos (infinitud, omnipotencia, etc.), y que es el
fin último del hombre; y este conocimiento, que puede ser logrado por cualquiera, es examinado
rigurosamente por la metafísica. El "yo" se contrapone a todo lo que no es él.

Sobre este basamento racional-consciente se sustenta la libertad del hombre, entendida como exención de
trabas. Y según la índole de las trabas se distingue varias clases de libertad:

1. Física o de acción, corresponde a los seres vivos que apetecen (hombres, animales e
incluso vegetales).
2. Moral que, en sentido lato, consiste en la facultad de poder resolverse a algo sin que le
impidan causas exteriores síquicamente influyentes, por ejemplo, una amenaza.
3. Moral en sentido restringido, es la facultad de poder resolverse a algo (por ejemplo a
pasear) sin que exista obligación contraria.
4. Sicológica (que no excluye la atadura física ni la obligación moral e incluso es un supuesto
de ésta última) consiste en la facultad de poder resolverse a algo sin ataduras síquicas
antecedentes al acto de la decisión que necesiten unívocamente la volición en un sentido
determinado; en otros términos, es la facultad de "querer como se quiera".

El hecho del libre albedrío se infiere ante todo de sus relaciones con la personalidad ética. Por tanto, sin
libertad y sin la posibilidad de querer de tal o cual manera, el hombre no puede razonablemente ser más
responsable de las orientaciones de su voluntad ni más digno de premio o castigo de lo que lo es un enfermo
de su enfermedad. Por consiguiente, sin libertad no cabría tampoco separar con razón la bondad moral o la
maldad del querer del puro valor de utilidad. Con mucha razón afirma Jean Paul Sartre (1905-1980): "Cuando
yo elijo, elijo por todo el mundo, soy responsable de algún modo del pasado y del futuro del mundo"

En último término, la libertad de la voluntad ancla en último término en la esencia del ser espiritual. El alma
espiritual es forma sustancial del hombre, sustancia única en la cual lo espiritual y lo potencial forman un único
ser (aunque, por ser espiritual, el alma humana sigue subsistiendo después de la muerte, y ha de ser creada
directamente por Dios). Por tanto, el estudio del hombre requiere la consideración de todo lo propio de los
entes corpóreos y de los vivientes inferiores; pues sólo el ser espiritual ha de llegar de manera esencialmente
necesaria al conocimiento del valor meramente relativo de los fines limitados apetecidos.

Para el cristianismo, Dios hizo surgir al hombre a imagen suya y lo llamó a una salvación definitiva que afecta
todo el cuerpo humano. La vida toda constituye un don divino. El hombre es un ser libre capaz de virtud y de
pecado, pero también posible objeto del perdón de Dios. Por un lado, La plenitud del hombre consiste, por un
lado, en la fe religiosa y, por otro, en la fraternidad con los demás. En la perspectiva cristiana, todas las cosas
y situaciones tienen un sentido revelador y a la postre salvador, incluso el sufrimiento y la muerte. Dios no ha
hecho surgir al hombre para que muera del todo, sino para que viva, pese a la muerte.

POSMODERNIDAD

El término posmodernismo o posmodernidad designa generalmente un amplio número de movimientos


artísticos, culturales, literarios y filosóficos del siglo XX, definidos en diverso grado y manera por su oposición
o superación del moderno. En sociología en cambio, los términos posmoderno y pos modernización se
refieren al proceso cultural observado en muchos países en las últimas dos décadas, identificado a principios
de los 70, esta otra acepción de la palabra se explica bajo el término pos materialismo.

Las diferentes corrientes del movimiento posmoderno aparecieron durante la segunda mitad del siglo XX.
Aunque se aplica a corrientes muy diversas, todas ellas comparten la idea de que el proyecto modernista
fracasó en su intento de renovación radical de las formas tradicionales del arte y la cultura, el pensamiento y
la vida social.

Uno de los mayores problemas a la hora de tratar este tema resulta justamente en llegar a un concepto o
definición precisa de lo que es la posmodernidad. La dificultad en esta tarea resulta de diversos factores, entre
los cuales los principales inconvenientes son la actualidad, y por lo tanto la escasez e imprecisión de los datos
a analizar. Como también la falta de un marco teórico válido para poder analizar extensivamente todos los
hechos que se van dando a lo largo de este complejo proceso que se llama posmodernismo. Pero el principal
obstáculo proviene justamente del mismo proceso que se quiere definir, porque es eso precisamente lo que
falta en esta era: un sistema, una totalidad, un orden, una unidad, en definitiva coherencia.

Se suele dividir a la posmodernidad en tres sectores, dependiendo de su área de influencia. Como un periodo
histórico, como una actitud filosófica, o como un movimiento artístico. Histórica, ideológica y
metodológicamente diversos, comparten sin embargo un parecido de familia centrado en la idea de que la
renovación radical de las formas tradicionales en el arte, la cultura, el pensamiento y la vida social impulsada
por el proyecto modernista, fracasó en su intento de lograr la emancipación de la humanidad, y de que un
proyecto semejante es imposible o inalcanzable en las condiciones actuales. Frente al compromiso riguroso
con la innovación, el progreso y la crítica de las vanguardias artísticas, intelectuales y sociales, al que
considera una forma refinada de teología autoritaria, el posmodernismo defiende la hibridación, la cultura
popular, el descentramiento de la autoridad intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos.

¿DÓNDE Y CUÁNDO SURGIÓ EL POSMODERNISMO?

Si bien la acepción más frecuente de posmodernidad se popularizó a partir de la publicación de La condición


posmoderna de Jean-François Lyotard en 1979, varios autores habían empleado el término con anterioridad.
Es muy importante destacar que no deben confundirse los términos modernidad y modernismo con
posmodernidad y posmodernismo, respectivamente. Modernidad se refiere a un periodo histórico muy amplio
que supone referirse a sus características políticas, sociales, económicas, etc. Así podríamos, por ejemplo,
hablar de la civilización o cultura moderna en un sentido muy amplio y ese es el sentido que generalmente se
le da en el ámbito de la filosofía política, la teoría sociológica y la teoría crítica. Siguiendo el mismo ejemplo,
puede hablarse de la cultura posmoderna. Por otra parte, el par modernismo y posmodernismo se usan para
referirse a una corriente estética que emergió primeramente en la literatura, en las artes plásticas y luego en la
arquitectura. Así, en este segundo caso, podemos hablar de la literatura modernista o posmodernista, al igual
que en el arte. Por ejemplo, suele decirse que la Ciudad de las Vegas en EE. UU. es un caso paradigmático
de arquitectura posmodernista. La confusión entre ambos planos ha generado muchas dificultades de
comprensión y debe tenerse siempre en cuenta.

Por ejemplo en el sentido estético, el pintor inglés John Watkins Chapman designó como «posmodernismo»
una corriente pictórica que intentaba superar las limitaciones expresivas del impresionismo sin recaer en el
convencionalismo de la pintura académica; el término no se popularizó, prefiriéndose la designación de «pos
impresionismo» sugerida por el crítico Roger Fry. Aunque el posmodernismo en este sentido no guarda más
que una relación muy lejana con el posmodernismo tal como se entiende habitualmente —coincidiendo por lo
general, de hecho, con los principios teóricos y metodológicos del modernismo artístico— la relación de
ambigüedad entre la superación y la conservación que dificulta la definición del mismo ya se hace aparente
aquí. En el sentido cultural más amplio -o más bien dicho en el sentido de civilización- el uso que Arnold J.
Toynbee haría del término para indicar la crisis del humanismo a partir de la década de 1870 está relacionado
con fracturas amplias que exceden con mucho los aspectos estéticos y se relacionan con la organización
social en su conjunto, como también lo observaría Marx, Freud y Nietzsche.

En 1934 el crítico literario Federico de Onís empleó por primera vez el posmodernismo como una reacción
frente a la intensidad experimental de la poesía modernista o vanguardista, identificada sobre todo con la
producción de la primera época de Rubén Darío; de Onís sugiere que los distintos movimientos de retorno o
recuperación —de la sencillez lírica, de la tradición clásica, del prosaísmo sentimental, del naturalismo, de la
tradición bucólica, etc.— son provocados por la dificultad de las vanguardias, que las aísla del público. Varios
de estos rasgos reaparecerán en análisis posteriores, aunque la obra de de Onís no dejó huella directa en la
tradición teórica.

El uso del término por Bernard Smith en 1945 para designar la crítica a la abstracción por parte del realismo
soviético y por Charles Olson para indicar la poesía de Ezra Pound estaba a caballo entre las dos
concepciones anteriores. Si bien subrayaba la ruptura con las tendencias del modernismo, se carecía de un
armazón teórico que permitiese distinguir la producción de las vanguardias —en sí compleja y multiforme— de
la de sus críticos de una manera decisiva. Sólo a fines de la década de 1950, a partir de los trabajos de los
críticos literarios Harry Levin, Irving Howe, Ihab Hassan, Leslie Fiedler y Frank Kermode, el término comenzó
a utilizarse de una manera sistemática para designar la ruptura de los escritores de posguerra con los rasgos
emancipatorios y vanguardistas del modernismo, concebido éste último como la exploración programática de
la innovación, la experimentalidad, la autonomía crítica y la separación de lo cotidiano. La concepción no
estaba exenta de dificultades, y algunos autores a los que Levin y Howe —ambos intelectuales
«comprometidos» y de izquierdas— criticaron, como Samuel Beckett, fueron simultáneamente percibidos por
otros teóricos de la cultura —entre ellos Theodor Adorno, un modernista destacado en derecho propio— como
la forma más refinada de modernismo. Sin embargo, lo central de esta noción —el posmodernismo como
renuncia a la teleología emancipatoria de las vanguardias— sigue siendo considerado el rasgo más distintivo
del posmodernismo.

El rasgo fundamental de la ruptura no estuvo en la corrección de la frialdad y las deficiencias arquitectónicas


de los edificios modernistas, sino en el rechazo absoluto de la posibilidad de producir una innovación
verdaderamente radical. El eje del pensamiento moderno —tanto en las artes como en las ciencias— había
estado centrado en la idea de evolución o progreso, entendido como la reconstrucción de todos los ámbitos de
la vida a partir de la sustitución de la tradición o convención por el examen radical no sólo del saber
transmitido —como por ejemplo la forma sinfónica en música, el retrato de corte en pintura o la doctrina
clásica del alma en antropología filosófica— sino también de las formas aceptadas de organizar y producir ese
saber —como la tonalidad, la perspectiva o la primacía de la conciencia; la noción de discontinuidad había
adquirido dignidad filosófica a través de la interpretación marxista y nietzscheana de la dialéctica de Hegel.

En el sentido cultural o de civilización podemos señalar que las tendencias posmodernas se han caracterizado
por la dificultad de sus planteamientos, ya que no forman una corriente de pensamiento unificada. Sólo
podemos indicar unas características comunes que son en realidad fuente de oposición frente a la cultura
moderna o indican ciertas crisis de ésta. Por ejemplo la cultura moderna se caracterizaba pos su pretensión
de progreso, es decir, se suponía que los diferentes progresos en las diversas áreas de la técnica y la cultura
garantizaban un desarrollo lineal marcado siempre por la esperanza de que el futuro sería mejor. Frente a ello,
la posmodernidad plantea la ruptura de esa linealidad temporal marcada por la esperanza y el predominio de
un tono emocional nostálgico o melancólico. Igualmente, la modernidad planteaba la firmeza del proyecto de
la Ilustración de la que se alimentaron --en grado variable-- todas las corrientes políticas modernas, desde el
liberalismo hasta el marxismo, nuestra definición actual de la democracia y los derechos humanos. La
Posmodernidad plantea posiciones que señalan que ese núcleo ilustrado ya no es funcional en un contexto
multicultural; que la Ilustración, a pesar de sus aportaciones, tuvo un carácter etnocéntrico y autoritario-
patriarcal basado en la primacía de la cultura europea y que, por ello, o bien no hay nada que rescatar de la
Ilustración, o bien, aunque ello fuera posible, ya no sería deseable. Por ello, la filosofía posmoderna ha tenido
como uno de sus principales aportes el desarrollo del multiculturalismo y los feminismos de la diferencia.

Los principales opositores a los planteamientos de la posmodernidad han sido los miembros de la teoría
crítica y los marxistas más contemporáneos que, si bien reconocen los fallos de la modernidad y su centro
ilustrado, reconocen como valiosos e irrenunciables ciertos valores democráticos de igualdad y ciudadanía.
Dichos valores, plantean estos autores, --como por ejemplo Jürgen Habermas-- son la única salvaguarda
frente a la fragmentación social y la precarización del estado nacional. Por ello plantean que, más que buscar
una posmodernidad, hay que llevar a cabo -como proyecto filosófico y político- una nueva Ilustración de la
modernidad.

Luego de los atentados del 11 de septiembre y los profundos cambios geopolíticos que éstos conllevaron,
además del debilitamiento de la fuerza jurídica vinculante de los derechos humanos, la discusión de la
posmodernidad perdió empuje, ya que, como hemos dicho antes, ésta se caracteriza -por lo menos hasta el
momento- por sus definiciones por negación. El término Posmodernidad ha dado paso a otros como
modernidad tardía, modernidad líquida, sociedad del riesgo, globalización, capitalismo tardío o cognitivo, que
se han vuelto categorías más eficientes de análisis que la de Posmodernidad. En cambio, el Posmodernismo
sigue siendo una categoría que en los ámbitos estéticos se ha manifestado muy productiva y no
necesariamente contradictoria respecto a las recién indicadas.

COMO PERIODO HISTÓRICO

Tras el fin de La Guerra Fría como consecuencia de la caída del comunismo, teniendo como máximo símbolo
la caída del muro de Berlín (1989), se hace evidente el fin de la era polar. Esto produce como consecuencia la
cristalización de un nuevo paradigma global cuyo máximo exponente social, político y económico es la
Globalización. El mundo posmoderno se puede diferenciar y dividir en dos grandes realidades: La realidad
histórico-social, y la realidad socio-psicológica. A continuación daremos sus características.

Características historicosociales
1. En contraposición con la Modernidad, la posmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia a
las utopías y a la idea de progreso.
2. Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción
hacia una economía del consumo.
3. Desaparecen las grandes figuras carismáticas, y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran
hasta que surge algo más novedoso y atractivo.
4. La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente se mezcla con la compulsión al
consumo.
5. Los medios masivos y la industria del consumo masivo se convierten en centros de poder.
6. Deja de importar el contenido del mensaje, para revalorizar la forma en que es transmitido y el grado
de convicción que pueda producir.
7. Desaparece la ideología como forma de elección de los líderes siendo reemplazada por la imagen.
8. Hay una excesiva emisión de información (frecuentemente contradictoria), a través de todos los
medios de comunicación.
9. Los medios masivos se convierten en transmisores de la verdad, lo que se expresa en el hecho de
que lo que no aparece por un medio de comunicación masiva, simplemente no existe para la
sociedad.
10. El receptor se aleja de la información recibida quitándole realidad y pertinencia, convirtiéndola en
mero entretenimiento.
11. Se pierde la intimidad y la vida de los demás se convierte en un show (susceptible, además, de
valoración económica).
12. Desacralización de la política.
13. Desmitificación de los líderes.
14. Cuestionamiento de las grandes religiones.

Características socio psicológicas

Los individuos sólo quieren vivir el presente; el futuro y el pasado pierden importancia.

1. Hay una búsqueda de lo inmediato.


2. Proceso de pérdida de la personalidad individual.
3. La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
4. Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.
5. Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
6. Hay una constante preocupación respecto a los grandes desastres y al fin del mundo.
7. Pérdidas de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.
8. El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el
subjetivismo impregna la mirada de la realidad.
9. Pérdida de fe en el poder público.
10. Despreocupación ante la injusticia.
11. Desaparición de idealismos.
12. Pérdida de la ambición personal de auto superación.
13. Desaparición de la valoración del esfuerzo.
14. Existen divulgaciones diversas sobre la Iglesia y la creencia de un Dios.
15. Aparecen grandes cambios en torno a las diversas religiones.
16. Desaparece la literatura fantástica.
17. La gente se acerca cada vez más a la inspiración 'vía satelital'.
18. Las personas aprenden a compartir la diversión vía Internet.
19. Se crean teorías de la conspiración permanentemente, para explicar los grandes problemas
económicos, políticos, sociales, religiosos y medioambientales.

Como actitud filosófica

La identificación de concepto posmodernidad como una entidad distinta del modernismo, y el esclarecimiento
de los vínculos entre ambos, es una situación aún constante en la teoría pos contemporánea. Se considera a
Friedrich Wilhelm Nietzsche el primer posmoderno,1 pero hay intérpretes que se remontan a ciertas actitudes
posmodernas de algunos sofistas. Este artículo examinará particularmente los precursores, pero se
concentrará en la producción teórica relacionada de manera más o menos directa con la crisis del
estructuralismo en los años 1960.
La idea de un financiamiento posmoderno ha sido fuente de arduas discusiones que continúan aún.

Una de las interferencias de esta discusión se encuentra en que no es capaz de menguarse en términos
psíquicos, pues son el resultado de diferentes ecuaciones, pensamientos y tecnicismos en los distintos
campos de la cultura occidental. Así en el campo científico, la teoría de la relatividad y posteriormente la física
nuclear, revolucionaron la física moderna newtoniana la forma mecanicista de interpretar el universo. Del
mismo modo lo han hecho en el campo filosófico. En la ciencia han sido muy importantes la Teoría del Caos,
o la imposibilidad de predecir hechos suficientemente futuros, y la transcripción del Principio de incertidumbre
de Heisenberg, nombre que define una de las mayores características del pensamiento posmoderno así como
las consecuencias del teorema de Bell. Lo mismo ha ocurrido en el área de la epistemología y de la filosofía
con el devenir del psicoanálisis. Aunque Freud ha sido siempre tratado como un autor clásico en el sentido
que si bien critica algunos aspectos de la cultura moderna -especialmente en El malestar en la cultura-
algunos de sus seguidores como Lyotard y Vattimo se han deslizado hacia planteamientos posmodernos.

El filósofo italiano Gianni Vattimo define el pensamiento posmoderno con claridad: en él lo importante no son
los hechos sino sus interpretaciones. Así como el tiempo depende de la posición relativa del observador, la
certeza de un hecho no es más que eso, una verdad relativamente interpretada y por lo mismo, incierta. El
modelo determinista de la causalidad, de la verdad de un sujeto fuerte al estilo de Hegel, Kant e incluso Marx
y el planteamiento del tiempo lineal como el de Leibniz son puestos en tela de juicio.

En la literatura el posmodernismo -no confundir con posmodernidad- provocó la fusión del espacio y del
tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad, así como los distintos puntos de vista del o de los
narradores, junto a la simultaneidad de los géneros, especialmente en la novela, llevó a la ruptura de las
técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en estilo, forma y fondo. La literatura de imágenes
donde la realidad y la ficción comparten el mismo espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los
dibujos animados comparten los mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.

La posmodernidad, por más polifacética que parezca, no significa una ética de carencia de valores en el
sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se manifiesta en el actual relativismo cultural y en la
creencia de que nada es totalmente malo ni absolutamente bueno. La moral posmoderna es una moral que
cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura occidental y hace hincapié en una ética basada en la
intencionalidad de los actos y la comprensión inter y transcultural de corte secular de los mismos. Es una
nueva forma de ver la estética, un nuevo orden de interpretar valores, una nueva forma de relacionarse,
intermediadas muchas veces por los factores posindustriales; todas éstas y muchas otras son características
de este modo de pensar.

Uno de los síntomas sociales más significativos de la posmodernidad se encuentra en la saga de películas
Matrix, donde el realce de la estética y la ausencia de culpa causal, unidos a la percepción de un futuro y una
realidad inciertos, se hacen evidentes. Otros ejemplos más relevantes los encontramos en Blade Runner,
Irreversible y un ejemplo español de culto Smoking Room. En todos ellos observamos preeminencia de los
fragmentos sobre la totalidad, ruptura de la linealidad temporal, abandono de la estética de lo bello al estilo
kantiano, pérdida de la cohesión social y, sobre todo, la primacía de un tono emocional melancólico y
nostálgico.

CRÍTICA POSMODERNA

La crítica posmoderna, cuyos orígenes se encuentran en el trabajo de los posestructuralistas franceses


(Derrida, Foucault y Barthes, principalmente) se basa en cinco principios metodológicos:

 El método genealógico creado por Nietzsche.


 La concentración en las operaciones metafóricas del lenguaje.
 La perspectiva antipositivista.
 El particularismo antitotalizador.

En lo que respecta a las premisas definitorias, esta crítica puede resumirse en cuatro puntos fundamentales:

 Textualismo: Todo conocimiento inserto dentro de un discurso no puede escapar a la condición de su


propia textualidad.
 Constructivismo: Todos los fenómenos sociales son de naturaleza artificial.
 Poder/conocimiento: La legitimidad de un cuerpo de saber no depende de su contenido de verdad,
sino de las fuerzas institucionales y las matrices disciplinarias que regulan la producción y
autorización del saber.
 Particularismo: La crítica debe contestar a las peticiones universalizantes o totalizadoras de los
discursos hegemónicos mediante conceptos que particularicen las situaciones planteadas.

Posmodernidad e historiografía

Los historiadores también se han visto influidos por las teorías posmodernas, llegando incluso a plantearse su
profesión. La posmodernidad afecta a la historiografía de dos modos:

 Niega la posibilidad de construir grandes relatos, es decir, niega el empirismo histórico como base de
sus paradigmas.
 Niega la posibilidad de reconstruir el pasado ya que los documentos no son pruebas reales de lo
sucedido sino discurso y representaciones.

Estas teorías han provocado dos grandes cambios:

 El interés por estudiar la historia cultural de las minorías y los sujetos subalternos.

La introducción de la posmodernidad en la historia

Los historiadores han reflexionado sobre la epistemología muy frecuentemente, pero es en este momento
cuando el debate es más fuerte. Una de las causas ha sido la deriva intelectual norteamericana hacia el
ámbito del lenguaje a finales de los setenta, como una forma de criticar al paradigma de la historia social.
También se puede señalar como causa de este debate la introducción de la filosofía, la reorientación de las
ciencias sociales al análisis histórico y el surgimiento de perspectivas metodológicas nuevas: las «micro» y las
culturales. Se considera el congreso celebrado en Cornell en 1980 como la entrada en escena de esta
tendencia. A pesar de esto la posmodernidad sigue avanzando y ha llegado a nuestros días siendo así tan o
más importante que lo anterior.

Consecuencias para la historiografía

El impacto de estas teorías ha provocado dos reacciones: por un lado nos encontramos con los que han
rechazado cualquier intento de reconstruir el pasado, pues ello supondría incurrir en una violencia
epistemológica. Así pues no les queda más que estudiar la cultura como conjunto de símbolos. Por otro lado
otros historiadores han asumido lo positivo y constructivo para modernizar las formas de escribir historia. Éste
es el caso de la microhistoria, una tendencia de historia cultural nacida en Italia en los setenta. El objeto de
estudio es el conflicto cotidiano en su escala más reducida, en el sujeto. Estudia la cultura como una jaula
donde el individuo puede ejercer su libertad de forma limitada. Giovanni Levi y Carlo Ginzburg son dos
grandes «microhistoriadores». Otros intentos de compatibilizar historia y posmodernismo lo representan
autores como N. Z. Davis, que han explicado pequeños conflictos pero trascendiendo de las explicaciones
economicistas y dando paso a los valores morales y éticos de los sujetos sociales.

Para Vattimo, hemos entrado en la posmodernidad, una especie de ‘babel informativa’, donde la comunicación
y los medios adquieren un carácter central. La posmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida
por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos
consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer. La posmodernidad abre el camino, según
Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones
filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo
débil, a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. Para Vattimo, las ideas
de la posmodernidad y del pensamiento débil están estrechamente relacionadas con el desarrollo del
escenario multimedia, con la toma de posición mediática en el nuevo esquema de valores y relaciones. Con
base en el trabajo de ese autor se han realizado múltiples trabajos en la teoría de los medios de comunicación
en la posmodernidad.
EL HOMBRE LIGHT

Enrique Rojas en ese libro expone una problemática que se da en el tipo de ser humano que habita en
nuestra sociedad y las características de este ser. A la vez, intenta dar una serie de soluciones a este ser para
que analice su situación, e intente cambiar para llegar a un mayor desarrollo de sí mismo, cambiando todo
aquello que le está empobreciendo como ser humano.

El hombre Light surge en la sociedad occidental y tiene una tetralogía nihilista basada en el hedonismo,
consumismo, permisividad, relatividad. Todas ellas unidas por el consumismo, el afán del poder, el dinero,...

Este ser es como su nombre indica un ser bajo en esencia, como las comidas propias del momento, aquellas
bajas en calorías, en nicotina, sin azúcar, sin glucosa,..., es decir bajas en todo. No tiene valores, ni verdades,
ni idealismo, solo se motiva por el éxito, el dinero, el consumo, el poder, pero todo ello sin demasiado
entusiasmo ya que en el fondo no es feliz, porque le falta lo esencial de la vida , el amor, la cultura, la felicidad
verdadera y no la momentánea.

A pesar de que en el tiempo en que vivimos la información es masiva, podemos acceder a ella sin
complicación, y podemos encontrar todo aquello que nos propongamos, podríamos decir, que esto aturde
tanto al hombre light que le provoca un desinterés por todo, solo le interesa aquello que realmente le ocupa,
su vida profesional, sin tener una visión más abierta e intentar una formación más amplia.

Todo le da igual, se conforma con todo, lo importante es lo que opine la mayoría.

Para mejorar su estado Enrique Rojas propone:

Recuperar el humanismo, volver a las raíces para recuperar su esencia.

Llegar a sentir un Espíritu Europeo, volver a las raíces religiosas, volver poseer valores que lo hagan más
noble.

Desechar valores materiales y darle importancia a los espirituales y humanos.

Iniciar un cambio de vida, cambiar la tetralogía del hedonismo, consumismo, relatividad, permisividad, por una
trilogía que le llevará a la felicidad basada en el amor, trabajo y cultura.

Esta forma de vida debe ser evitada ya que es un ejemplo para otras sociedades, y esto derivaría en un final
triste y pesimista, un hombre que no se entrega a la cultura de la vida fácil. Un desarrollo con un fondo moral.

TEXTO Y CONTEXTO.

Las principales ideas que quiere señalar el autor es la tetralogía en la que se está formando el hombre del
futuro y el significado que tienen estas en su mente. Estas palabras son:

PERMISIVIDAD: Que es la tolerancia excesiva, respeto o consideración, hacia opiniones o prácticas de los
demás aunque sean contrarias a las nuestras.

Esto en cierto modo y de una manera racional está muy bien, pero el problema está en que el hombre light lo
lleva a un extremo exagerado y se convierte en una pasividad ante todo, a una indiferencia ante problemas de
cierto peso y esto no está bien.

CONSUMISMO: Actitud de consumo repetido e indiscriminado de bienes materiales, no siempre necesarios,


en especial en el hombre light. Sobre todo esto se da por el hecho de que cuanto más se tenga más
importante se siente este hombre, y con mayor poder. Esto le da una sensación de liberación, de libertad.
RELATIVISMO: Conocimiento humano solo tiene por objeto relaciones sin llegar al de lo absoluto, la realidad
carece de sustrato permanente. Consiste en la relación de los fenómenos. Como bien dice el autor es el “todo
da igual”, no es un esfuerzo por su parte de cambiar las cosas, es la sensación de vacío, de falta de ideales
por los que luchar.

HEDONISMO: Es pasarlo bien a costa de lo que sea, mueren los ideales, hay un vacío en la búsqueda de
sentido, y de una serie de sensaciones cada vez más nuevas,(drogas), y excitantes. Esto lleva como lo
anterior al consumismo buscando algo que le llene como persona, pierde el norte e intenta encontrarlo de
alguna manera, pero se deja llevar por el camino fácil.

Todo esto lleva al materialismo el hombre se siente vacío e intenta llenar su vida con cosas materiales y así
adquirir un cierto reconocimiento social. Lo hace por dinero que este a su vez le va a proporcionar poder,
éxito,...Se puede comprar todo para obtener la inmediatez que se requiere. Estos valores en el hombre light
están por encima de los espirituales y humanos.

A su vez el autor da unas medidas, que en el hombre light están empobrecidas, para que este hombre cambie
su ruta para ir hacia un futuro mejor:

AMOR: Es el sentimiento de aprobación y afirmación del otro, un sentido de búsqueda y deseo de estar con
otra persona. Es el hecho de amar , desearle lo mejor a una persona, mirar por ella tratarle de forma
excepcional, darle lo mejor de nosotros. Pero hay que distinguir el amor del sexo que solo implica un manejo
de otra persona, es decir el placer egoísta que no mira por la otra persona, solo por uno mismo, aunque esto
es destructivo para la persona ya que no llega a establecer unos valores, llega a desechar este principio, para
él pierde importancia y hay que tener en cuenta que el amor es un factor importante para la libertad sin amor
no hay libertad.

LIBERTAD: La libertad tiene que perseguir el bien y la felicidad, pero la libertad no es ser liberal, es una
tolerancia consecuente y respetuosa pero es distinta a la relatividad, es más sociopolítico. Es el máximo fin al
que debe aspirar el hombre aunque nunca llegue a conseguirla completamente, es un camino duro por lo
tanto al hombre light no le interesa , le basta con disfrazarla de lo que más le convenga.

Para que haya felicidad el hombre tiene que encontrarse a si mismo y tener un proyecto de vida que quiera
alcanzar.

El autor puede hablar perfectamente de este hecho, ya que es la situación que se está dando hoy en día y
que nos lo demuestran todas las evidencias. A demás es un hecho que con otras características ya se ha
dado en esta sociedad en otros tiempos y se basa en filósofos antiguos y en autores más modernos que han
seguido esta línea y han analizado este tema.

ESTUDIO DE LA FORMA EXPRESIVA DEL LIBRO.

Enrique Rojas narra este hecho desde el punto de vista psicológico, nos da aspectos del hombre light de su
conducta, de su comportamiento y en ocasiones lo argumenta con comentarios de pacientes suyos.

A demás se basa en autores que ya han tratado el tema y aporta opiniones y argumentos de sus libros, aparte
de apoyarse en la filosofía antigua, que nos demuestran más específicamente cómo ha cambiado el hombre y
ha ido evolucionando.

Es interesante ver por los ejemplos que pone como esto se da en realidad, ya que, estos comportamientos los
podemos encontrar en sujetos de la vida diaria, que es algo fácilmente observable.

Habla de los problemas sociales que surgen en nuestra época por lo tanto podemos decir que es un texto
sociológico a la vez que aporta el punto de vista de la psicología para argumentar estos hechos. El texto es
narrativo y de fácil lectura y entendimiento, utiliza algunos términos no científicos para dar una denominación
a ciertas conductas, a la vez que incluye expresiones que escuchamos diariamente.
JUICIO VALORATIVO PERSONAL.

Voy a incluir aquí unos textos con los que estoy de acuerdo y que explican muy bien la problemática:

“Tengo la sospecha de que hoy vivimos mucho más aturdidamente que antes. Me refiero sobre todo a la falta
de perspectiva sobre nuestra existencia. Me parece que galopamos por el mundo persiguiendo recompensas
inmediatas: dinero, éxito, placer, y que, en mitad de tanta búsqueda agitada, no disponemos de una visión
global de lo que somos.

Antes, en cambio, se diría que la gente aspiraba a cierto concepto final del honor; al diseño de una vida digna;
a la construcción de la propia existencia como un todo. Siempre hubo personas totalmente empeñadas en
enriquecerse y ascender; pero me parece que antes la mayoría tan sólo (¿tan sólo?) ambicionaba vivir una
existencia entera. Esto es, una vida emocionalmente rica y sin traiciones de las que sus nietos pudieran
enorgullecerse. Pero de todos es sabido que hoy los nietos no existen, o tal vez lo que ya no exista sea la
continuidad de la memoria; esa memoria básica de sentirse heredero del pasado y precursor del porvenir; la
certidumbre de pertenecer, pieza diminuta pero necesaria, a la cadena del tiempo. Ahora en las postrimerías
del segundo milenio, vivimos instalados en la fragmentación y el caos (...)”

Rosa Montero

El País, Enero de 1998.

“(...) Hubo un tiempo en que la humanidad (si no es mucho decir), cuando aún creía en si misma, creyó en el
progreso. Fue un anhelo hacia el bienestar y hacia la dicha, el dogma principal del racionalismo, moderno
entonces, convertido en el mayor estímulo y la mayor expectativa de los reformadores y los pensadores
liderales. Se confiaba en él como motor imparable del mundo (...).

(...) El adelanto de la técnica, hoy, es el mayor de la historia pero el ser humano no ha progresado con
idéntico ritmo (...).

Todo avance debe ser, ante todo, moral; ofrecerse al ejercicio del ser humano (que es quien florece de dentro
a fuera), y no al contrarío. El progreso material es una simple consecuencia del otro.” Antonio Gala, El País.

Bien pues creo que estos textos reflejan al igual que el libro la problemática que está en nuestros días y que a
pesar de que parece que todos somos conscientes, no buscamos una solución, sólo unos pocos la
encuentran.

La tetralogía de la que habla el autor está en nuestros días, estamos en una sociedad de bienestar el al que el
nihilismo hace estragos, ya no creemos en nada ni nadie ya que cada día nos vamos dando más cuenta de la
falsedad en la que vivimos, el materialismo que maneja nuestras vidas, llevado por un consumismo exagerado
que tiene su origen en el capitalismo.

El hedonismo que se basa en la filosofía de Arítipo, el placer es el bien primero, aunque la consumación de
todo el placer tiene efectos secundarios que hay que valorar, no puede ser el placer el fin supremo de la vida,
hay que volver a los ideales clásicos : Autodominio, moderación, sosiego, que son aquellas que nos
diferencian de los animales.

Tenemos que tener en cuenta que tanto la percepción como la razón, juegan un papel importante en la
percepción del mundo. Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias”. El tiempo y el espacio son
cualidades de nuestra razón y no el mundo. El hombre modela las sensaciones a través de la conciencia y si
esta está alterada por las vivencias las percepciones también, por lo tanto, aquel problema que es minúsculo
se nos agranda y nos ansia, de este modo llegamos a un estado que tendemos a empequeñecer los
problemas para que no suframos o no fracasemos, así llegamos al relativismo, todo es según lo percibamos.
Al hombre light le interesa lo material e inmediato aunque no le propina felicidad, no le interesa la felicidad
completa solo el culto al momento (Carpe Diem), lo inmediato rechaza el conocimiento inútil que no tenga que
ver con su profesión o su vida personal. Rechaza las humanidades, lo que no lleva a un fin material.

Todo ello crea un vacío moral no existen facultades espirituales, ni bien ni mal, elige un comportamiento
automático dado por la masa, la masa que es una sociedad empobrecida espiritual y culturalmente ; el
hombre posee un libre albedrío pero está condicionado por la sociedad y los poderes fácticos. Aquí influyen
los MASS MEDIA, que son utilizados como manejadores de la sociedad, como medio de influirla, pero no de
una forma positiva formándola sino como un elemento desinformador.

Todo es negociable en esta sociedad, todo se puede comprar para obtener la inmediatez que se requiere,
pero lo verdaderamente esencial del hombre no se puede comprar, y esto es de lo que carece el hombre light,
es decir de amor, felicidad, libertad, alegría, cultura.

Esto se observa diariamente se compran vidas, genes, políticos,... esto daña la dignidad de la persona, sus
derechos y deberes humanos, pero para el hombre light vale la pena ya que consigue poder, fama, un buen
nivel de vida y como la sociedad le apoya pues todo es justificable, cambia la justicia.

Para corregir esto es necesario una jerarquía de valores y actualmente no existe, (drogas, rupturas
conyugales, depresiones,... enfermedades de la sociedad).

Todo es debido a que no hay modelos, no hay guías, solo lagunas; el hombre se entrega al placer rápido y
momentáneo, nada es duradero, el compromiso es momentáneo.

Los conceptos generales pierden su sentido, se cambian por otros más materiales, menos espirituales; Al
sexo le llama amor, confunde liberalismo con libertad, bienestar por alegría,...

Es un hombre individualista, con pérdida de moral de relaciones humanas afectivas.

Lo importante es el triunfo y para ello cualquier cosa vale (el fin justifica los medios). La libertad se vuelve
menos metafísica, más sociopolítica, hoy día la libertad se relaciona con la variedad; para probar todo, para
ver todo, pero sin fines espirituales. La libertad es la tolerancia consecuente y respetuosa, pero no hay que
confundirla con la relatividad.

Por último el autor señala posibilidades que todos deberíamos tener en cuenta para salir de esta perdida de
valores, de lo esencial que es más importante en el hombre y que todos deberíamos aplicar, porque lo que
nos propone el autor es un cambio hacia un futuro mejor, pero claro para esto hay que esforzarse, hay que ser
crítico y tener claro lo que buscamos y luchar por ello. Debemos cambiar, proponérnoslo como un reto, pensar
fríamente hacia donde nos dirigimos y si es eso lo que queremos conseguir ,o si realmente debemos cambiar,
que yo creo que sí y que merecerá la pena.

EL SENTIDO DE LA VIDA

La vida lleva consigo un conjunto de vivencias, aprendizajes, luchas, éxitos, fracasos, dentro de un espacio y
en un tiempo determinado, donde se comparte el día a día junto a otras personas: familiares, amigos y
allegados, pasando por el desconocido que se acerca en medio de la calle o el que viaja en el asiento de junto
de un transporte público.

La vida cotidiana de cada persona es lo común, habitual o esperado y nutre de respuestas a las dudas
planteadas, "se presenta como una realidad interpretada que tiene significado subjetivo de un mundo
coherente". El mundo en donde vivimos se caracteriza por la presencia de relaciones cara-a-cara afectivas.
Este 'mundo circundante' (Umwelt) ofrece seguridad existencial al individuo y garantiza el desarrollo de un
sentido de vida, por ser el mundo al cual estamos habituados a vivir en forma estable y rutinaria, fuera de
posibles situaciones de riesgos, duda o incertidumbre.

El sentido de la vida surge por la necesidad de dar solución a los problemas que tenga una colectividad o un
individuo en particular. Constituye la respuesta ofrecida a las preguntas o problemas que implica la vida: ¿por
qué vivir? ¿Para qué vivir? ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Qué hacer con mi vida? ¿Qué
camino seguir? ¿Qué hacer para sobrevivir? Entre otras tantas 'cuestiones existenciales'. El sentido de la vida
es un "esquema que reúne modelos de actos de las líneas más diversas y los acomoda en una proyección de
un sentido que se extiende desde el nacimiento hasta la muerte".

La construcción de un sentido de vida se inicia en la socialización primaria (familia), la cual posibilita una base
ontológica sólida que ofrezca seguridad y certidumbre existencial, como punto de arranque para la definición
de la identidad del yo y sentido de vida. Esta proceso continua a lo largo de la vida en una relación dialéctica
entre lo subjetivo y lo intersubjetivo (medio social), en la vida cotidiana hasta el momento de la muerte.

Ante el papel de la familia en la formación del sentido de vida, es importante considerar la influencia familiar
en las personas dentro de la sociedad venezolana, al considerar la hipótesis de Mikel de Viana con respecto
al "familismo amoral de los venezolanos". El carácter 'familista' de una sociedad fue propuesto por Edward
Banfield en donde estableció en su estudio realizado en una población al sur de Italia que las personas actúan
como sí buscaran: "maximizar las ventajas materiales y a corto plazo de la familia nuclear y asumir que los
demás harán los mismo".

Dicho familismo tiene como rasgo principal la predominancia del ámbito familiar frente al ámbito público el cual
se constituye como un espacio para el predominio, satisfacción y disputa de los intereses privados por encima
del colectivo. Si el núcleo familiar constituye la pauta de acción de los miembros de una sociedad 'familista'
¿Hasta qué punto su influencia puede ocasionar vacío existencial?

EL VACÍO EXISTENCIAL

El desarrollo de un sentido de la vida puede verse frustrado en la medida en que las metas, anhelos o
expectativas de vida no sean realizados o nuestros parámetros de vida de seguridad y certidumbre sean
afectados por situaciones de 'crisis' donde no se cuenta con las herramientas adecuadas para afrontarlos.

En tales situaciones, la presencia de un conjunto de sensaciones y cambios en nuestro día a día, surgen
como 'síntomas' de un estado de frustración existencial que afecta nuestro sentido de vida que ha sido
denominado por Víctor Frankl fundador de Logoterapia como un 'vacío existencial': "la pérdida del sentimiento
de que la vida es significativa", las personas presentan "el sentimiento de que sus vidas carecen total y
definitivamente de un sentido. Se ven acosados por la experiencia de su vaciedad íntima, del desierto que
albergan dentro de sí"."Un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para
sentir las cosas y los seres" Se siente que ?la vida no tiene sentido? y que 'no vale la pena vivirla'.

ORIGEN DEL VACÍO EXISTENCIAL

Razones Psicológicas

Se puede considerar el origen del vacío existencial en la medida en que el individuo encuentre limitado su
'voluntad de sentido' (Frankl) o búsqueda natural de una razón de ser de su vida y de las cosas que ocurren.
La realización existencial ocurre en la medida en que cada uno trascendemos nuestra situación y condición
hacia un objetivo externo a nosotros mismo (el trabajo, la pareja, Dios, estudios, hobbies, etc.) En definitiva,
experiencias y acciones en nuestra vida que nos permitan salir de uno mismo en pro de un objetivo (ver
valores según Frankl).

Tony Anatrella considera que uno de los problemas de la sociedad actual, denominada por él una 'sociedad
depresiva', se encuentra en la constante búsqueda de satisfacer el 'ego'. La presencia del individualismo y el
narcisismo como formas de conductas se han generalizado en la sociedad donde predominan acciones
egoístas que limitan la capacidad de trascendencia personal e inhiben la consolidación de un óptimo sentido
de vida.

Razones Filosóficas

La reflexión sobre el sentido de la vida y el vacío existencial, gira en torno sobre la concepción del absurdo de
la vida. Según Albert Camus: "la vida no tiene sentido y no vale la pena vivirla". Esta certeza del absurdo de la
vida conlleva a la reflexión de la vida misma en términos de que cada uno de nosotros es responsable y él
único capaz de dotarla de sentido. Tal como diría Sartre: "la vida, a priori, no tiene sentido. Antes que ustedes
vivan, la vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un sentido".

La concepción de Heidegeer del ser-en-el-mundo (Dasein), un ser que vive en el mundo (natural y social), que
se enfrenta al día a día en un proceso de realización hacia la muerte. La certeza de la finitud del hombre
apunta a la búsqueda de una vida plena de sentido y abocada a la trascendencia. En tal sentido, Octavio Paz
opina que una vida plena de sentido no es posible sin una muerte con el sentido, ya que como el mismo
señala: "la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte [porque en definitiva] ¿qué me
importa la muerte si no me importa la vida?".

La realización de un sentido de vida se inicia cuando la persona busque actuar y realizarse en su día a día, en
pro de cumplir las cosas anheladas. El vacío existencial ocurre cuando el individuo no trascienda su vida
cotidiana desechando la ideación de su proyecto de vida ocasionando la inexistencia de una muerte dotada de
sentido que nutre de razón de ser a su vida y viceversa.

Razones Culturales

"Son los períodos de transición los que engendran el vacío existencial". En estas palabras de Frankl se puede
resumir la causa. A juicio de los autores ya mencionados, la dinámica cultural de la sociedad occidental
contemporánea posibilita la falta de sentido de la vida por ser una cultura profana, secular, caracterizada por
el predominio del 'aquí y el ahora' en pro de la búsqueda y satisfacción de los intereses particulares en corto
plazo.

Esta forma cultural, denominada bajo el nombre de posmodernidad implica un enfrentamiento a los
parámetros, principios, ideales y proyectos que habían regido la sociedad desde los orígenes de la
modernidad. Esta forma de ver la vida y del que hacer diaria, de la mano con el proceso de 'psicologización de
lo social' tal como lo ha denominado Lipovetsky, en donde el rasgo que lo evidencia es el narcisismo.

La búsqueda del disfrute inmediato y la definición de la vida en función del momento, se mezcla con el
predominio de la 'saturación del yo' tal como destaca Kenneth Gergen, en donde la posibilidad de definir un yo
y el desarrollo de una identidad se ve mermada ante la sobre estimulación del individuo frente a diversos
estilos de vida, gustos, criterios, parámetros normativos y/o valorativos, que no ofrecen un ideal claro sobre el
sentido de la vida. Tal como dirían Berger y Luckmann, nos encontramos ante una sociedad donde predomina
la 'pluralidad de sentidos' y no existe un único criterio rector.

Tal situación no secular y ante la pluralidad de explicaciones sobre la vida, ha traído como consecuencia el
resurgir del escepticismo como una forma de respuesta y postura ante la vida. En tal sentido, tal como postula
Giddens, la ruptura de los parámetros de certidumbre y certeza dejan al individuo sin un asidero cultural bajo
el cual dar respuesta a los 'dilemas existenciales'.

El predominio de una vida cotidiana en constante reflexión y redefinición, ante la pluralidad de criterios, se
convierte en fuente de frustraciones existenciales y de factor desencadenante del vacío existencial. Una
cultura en que no ofrece una pauta normativa y valorativa a la cual seguir como explicación de la vida y de la
muerte, ocasiona puntos de desenclave entre el individuo y la sociedad que acarrean crisis existenciales y
acciones egoísta-narcisista que limitan la capacidad de trascender y realizar un proyecto de vida pleno con
sentido.

Razones Sociales

La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia que tenga el
individuo con las actividades que realice en su día a día y con los grupos sociales en los cuales la realiza y/o
pertenezca a ellos. Ante una realidad cultural plural, no sólo ocasiona falta de claridad en el norte o proyecto
social al cual seguir, sino que ocasiona a su vez desvinculación entre los individuos ante el predominio de
posturas ante la vida individualista más que de consenso.

Una sociedad que se evidencia como 'depresiva', individualista y alienada en donde cada uno niega la
existencia del otro al predominar su 'yo' en el sentido que orientan sus acciones. La dinámica social se vuelve
impersonal, objetiva y 'cosificante' al perderse el vínculo cara-a-cara que nutre y da significación a la vida
cotidiana. El origen del vacío existencial remite a una desvinculación del individuo del medio social, tal como el
mismo Durkheim comentó: "[cuando el individuo] se individualiza más allá de cierto punto, si se separa
demasiado radicalmente de los demás seres, hombres o cosas, se encuentra incomunicada con las fuentes
mismas de las que normalmente debería alimentarse, ya no tiene nada a que poder aplicarse. Al hacer el
vacío a su alrededor, ha hecho el vacío dentro de sí misma y no le queda nada más para reflexionar más que
su propia miseria. Ya no tiene como objeto de meditación otra cosa que la nada que está en ella y la tristeza
que es su consecuencia". Una vida sin sentido implica una vida sin arraigo social.

EL HOMBRE EN BÚSQUEDA…DE UN SENTIDO ABSOLUTO

La primera fuerza o necesidad que el hombre experimenta ya desde su adolescencia, es la de encontrar un


sentido a su propia vida. La voluntad de placer, de gozar de la vida, no es la fuerza fundamental del hombre,
no es la que puede explicar toda la historia de la humanidad y de cada hombre en particular. Tampoco la
voluntad de afirmarse y de ser alguien en la sociedades la última y más importante tendencia del hombre.

Lo que en realidad el hombre más necesita es encontrar un sentido a su existencia, ubicarse en el mundo del
porque, y saber si todo tiene un sentido, o en cambio es solo una promesa que nunca se realizara.

El hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios, pero no puede inventar el mismo
estos ideales. No podemos como nos propones Sartre, inventar nosotros el sentido de nuestra vida. Podemos
descubrirlo, no inventarlo.

La vida del hombre no es, pues, un estado de satisfacción, sino una tensión, un conflicto, una lucha para
descubrir una solución al problema fundamental.

El hombre es esencialmente esta tensión entre el tedio y el deseo. Experimentar el vacío la pérdida del
sentido de la vida el lo que constituye la angustia existencial del hombre..

A veces, el hombre quiere huir de esta realidad y compensarla con el dinero, con el sexo, la droga, el poder, la
actividad frenética.

Pero la pregunta existencial: "Vale la pena todo esto...? ", vuelve a inquietar siempre al hombre. Vale la pena
encarar este tema y buscar las pistas de solución
El Hombre es un ser inacabado y en búsqueda de la plenitud

El hombre es un ser contingente.

Contingente significa que es pero podría no haber sido, que su existencia es un don, algo recibido gratis,
como un valor del que no se puede disponer como dueños. El hombre es un ser contingente porque recibe la
existencia, tiene el ser peor no es el ser. La categoría del tener, recibir, exige una razón, un más allá del ente
finito; el hombre no es su existencia sino que la recibe de alguien.

La existencia del hombre, en el cual únicamente el ser se revela, se manifiesta como recibido, consiste en la
apertura al principio absoluto. El hombre así no es solamente: ser con los otros existentes, ni solamente ser
con las cosas, sino que constitutivamente es también ser abierto a Dios.

Los hombres antes que ir a Dios, Viene de Él, o mejor, están viniendo, porque la existencia es un continuo e
ininterrumpido recibir del ser.

El Hombre no es feliz

El hombre quiere realizarse según su proyecto, pero muchas veces esto no es posible. Cuantos seres
humanos no alcanzaron siquiera un minuto de realización. Cuáles son las condiciones que se precisan para
llevar a cabo nuestros proyectos.

Siempre, hasta el hombre más afortunado, queda insatisfecho de lo que es y de lo que hace. Dos soluciones
parecen abrirse al hombre insatisfecho: o apagar sus deseos y quedarse tranquilo con lo que tiene, cortar su
deseo de plenitud y de infinito y vegetar, vivir o morir, o buscar más allá del tiempo la realización de su ser.

La primera tentativa no tiene posibilidad de éxito. El hombre siempre espera algo más de lo que tiene, tiende
hacia le felicidad que nunca puede encontrar mientras viva. La muerte inexorable, acabaría con toda felicidad.

La segunda tentativa es la que abre al hombre al hombre al ser absoluto, a un sentido último de la existencia

Que podemos esperar

La esperanza podría ser una ilusión, un engaño, una incapacidad para aceptar la realidad de la vida, así como
es, una inconsciente cobardía a aceptar la muerte.

El hombre es un ser finito, contingente, limitado y si se crea ilusiones de plenitud y de felicidad imposibles, él y
solo él es el responsable de la inevitables desilusiones.

Queremos en cambio, demostrar, partiendo de la estructura del hombre mismo, que la esperanza que la
inquieta nos es un residuo de la infancia, ni de ninguna manera de signo de madurez o cobardía, sino que se
revela la misma naturaleza del hombre. Las cosas materiales y las personas que el hombre experimenta a lo
largo de toda su vida no cubren la inmensidad del ser. Siempre podemos pensar en nuevos mundos, en
realidades más grandes de las que conocemos.

Detrás del intelecto que tiene un horizonte infinito esta la voluntad como tendencia hacia el bien conocido,
hacia el ser manifestado por el intelecto. Si el intelecto tiene una apertura infinita, también la voluntad tiene un
deseo infinito.

Querer que el hombre se conforme con lo temporal y presente, limitado, es como matar al hombre, cortarle la
tensión natural hacia el bien infinito.

La respuesta del humanismo ateo


La vida no tiene sentido porque el hombre tiene la responsabilidad de darle el sentido que el libremente quiere
darle.

Sartre afirma que el hombre, sin ninguna norma o modelo preestablecido, con una libertad sin limites, tiene el
deber ineludible de elegir libremente que tipo de hombre quiere llegar a ser y que valor o sentido quiere dar a
su vida.

Cambus, en cambio, aun compartiendo el ateísmo de Sartre, afirma que algo tiene sentido. La vida del
hombre tiene este sentido: el no sentido.

El materialismo ateo no responde a la pregunta sobre el futuro del hombre después de la muerte. Son
problemas, afirma Carlos Marx, de origen burgués. Cuando el hombre haya dominado perfectamente la
naturaleza y creado una sociedad de hombres iguales y felices el problema del mas allá y de Dios perderá
todo interés.

La insuficiencia de un personalidad impersonal

Hay algunos que dicen que hay que conformarse con una inmortalidad en el recuerdo de los que vivirán
después de nosotros. La única forma de sobrevivencia seria de seguir viviendo en la memoria de las
generaciones futuras.

Si la muerte es la última palabra en la vida del hombre, nada tiene sentido. Somos como un fósforo que se
prende y se apaga en pocos segundos. Vale la pena?.

Hasta los ateos se revelan ante esta conclusión, no acepta que la existencia no tenga sentido. De qué sirve la
libertad si todo termina en la nada?. Cambus afirma: Que libertad puede haber en sentido pleno, sin garantías
de eternidad?. Aunque no se pueda demostrar filosóficamente la inmortalidad del hombre, sin embargo, hasta
el mismo Jaspers, en el último periodo de su vida subraya la posibilidad de una pista hacia el más allá: es el
amor.

El máximo enigma de la vida humana es la muerte, el hombre sufre con el dolor y la disolución progresiva del
cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instintos certeros
cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo.

Un trampolín para lanzarse al vacío de la esperanza

Que son las situaciones límites. Llamo situaciones límites, a saber que siempre me encuentro en situación,
que no me es posible vivir sin sufrimiento y de lucha que inevitablemente me cargo de culpas, que tengo que
morir. Muerte, sufrimiento. lucha, culpa.

La única salida, tiene que consistir en un salto realizado gracias a la fe religiosa, porque las situaciones
límites, son enigmas que esconde la trascendencia. Trascendente es el ser superior distinto y personal que
desde la otra orilla atrae y llama sin que se le pueda ver.

En una hipótesis pesimista, en que la muerte es el fin de todo y de toda esperanza habría que concluir con la
triste constatación: Muy pocos son los seres humanos que llegan a una personalidad madura y nadie llega a
sentirse plenamente realizado. La conclusión entonces es esta: o el absurdo de una vida inútil destinado al
fracaso o el misterio que nos viene al encuentro como una esperanza.

El hombre como trascendencia espontanea

El hombre se encuentra con la trascendencia y esta siempre abierto a ella con una perspectiva ultima. Es
inevitable, es natural y espontaneo que el hombre se pregunte por una realidad que esta mas allá de lo
percibido, de lo temporal o contingente.
El problema de Dios, hoy, se enfoca como problema del sentido de Dios para el hombre, Puede el hombre ser
persona libre?. La respuesta depende del concepto de cada hombre se formula de Dios a lo largo de toda su
vida.

Lo que importa no es tanto si crees en la existencia de Dios, o no crees: lo que importa es qué valor tiene esta
creencia en Dios para tu vida. Si uno vive creyendo en Dios pero actuando como si no existiera, el suyo es un
ateísmo práctico, este hombre no cree en Dios porque no se fía de Él.

Que se entiende por trascendente

En sentido amplio trascendente es todo lo que sobrepasa toda realidad natural y también al hombre. Esta
realidad superior o absoluta es distinta del mundo aunque se relaciona con el.

En sentido estricto trascendente es un Ser personal infinitamente superior a toda realidad, el ser absoluto y
perfecto del cual todo depende: trascendente en este sentido es Dios.

No hay un ateísmo sino muchos ateísmos

Ser Ateo o creyente, no depende muchas veces del hombre mismo, sino de la cultura en que nace, de las
circunstancias y experiencias que le vivir.

No se puede hablar de ateísmo sino de ateísmos. Muchas son la formas y raíces del ateísmo: la que se
fundamenta la ciencia, la psicología, en la historia y en la filosofía.

Si Dios nos quiere, nos quiere para siempre

En la hipótesis de que Dios existe y sea de veras el creador de todo y de todos, el problema de la inmortalidad
del hombre.

Buher y Levinas, de creencia judía, y muchos otros filósofos contemporáneos sin excluir a Heidegger y
Jaspers, no cierra la posibilidad de una vida futura. Si Dios nos crea como personas significa que nos quiere
como personas no nos puede tratar como cosas que se usan y se tiran. Si el hombre no viviera para siempre,
seria como una cosa que una vez usada, se tira.

El amor de Dios creador que hace existir a la persona garantiza la eternidad del don personal de la existencia,
si Dios me quiere, me quiere para siempre.

Un esquema interesante

El hombre, según el plan de Dios se ubica en el universo según esta relación:

Como "yo" personal: se relaciona con lo demás, con el mundo y con Dios.

Como "comunidad": que no es la suma de los individuos sino algo nuevo, se relaciona con las personas
individuales, con las cosas y con Dios.

Las cosas no están en relación directa con Dios porque El las creo para el hombre y las confió a su
responsabilidad.

Las cosas, pues está en relación con:

Cada persona individualmente: la cual tiene derecho de apropiarse y utilizar de manera exclusiva algunos
bienes materiales para su necesidad y seguridad.

La sociedad y la humanidad entera, en cuanto al uso de lo bienes.


La sociedad tiene que buscar el bien común que es el conjunto de las condiciones económicas, sociales y
políticas que permiten y favorecen la realización integral de la persona humana. La persona y la sociedad
tiene una relación directa con Dios. No es posible reducir la relación con Dios a nivel privado, individual.
También la religión tiene que ser vivida comunitariamente.

El hombre va a Dios con responsabilidad personal y también comprometida con los demás, como miembro de
una comunidad religiosa. Nadie puede relacionarse con Dios dejando de lado la relación con los demás.

El pecado es la ruptura de todas y cada una de estas relaciones:

con las cosas: cuando la persona se deja esclavizar por los bienes materiales y pierde su dominio y libertad

con las personas: cuando por el odio y la incomprensión rompe los lazos de amor para con los demás.

Con Dios: esta es la ruptura fundamental. Cuando el hombre no busca los valores absolutos o rehúsa
culpablemente la relación con Dios, por no aceptar su amor.

Reflexiones filosóficos-teológicas al problema de la muerte

Para completar el problema antropológico sobre la unidad indisoluble de almay cuerpo tenemos que
enfrentarnos con el problema de la muerte. La solución platónica parecería ofrecer una explicación fácilmente
armonizable con el mensaje cristiana que anuncia la inmortalidad del hombre, bastaba añadir a la tesis
platónica de la espiritualidad e inmortalidad del alma, la fe en la resurrección del cuerpo al final de los tiempos.

La antropología contemporánea, en cambio, con la afirmación de la inseparabilidad de los dos elementos del
hombre, cuerpo y alma, parecen total oposición con la fe cristiana. Queda afirmar que todo el hombre muere o
que el hombre muere del todo.

Todo el hombre muere

La antropología contemporánea acepta el desafío y no teme afirmar que, en realidad, todo el hombre muere.
Si la persona humana es un nudo de relaciones, la ruptura con los demás y con el mundo dignifica la muerte
total del hombre. La muerte es un existencial, una característica esencial de la condición humana.

La filosofía nos conduce hasta el umbral de la fe

La razón no tiene argumentos para afirmar con toda seguridad que la muerte es la ultima palabra, ofrece, en
cambio, una sospecha, algunos indicios que no tiene que ser así.

La vida humana tiene sentido, la persona es un fin, no es medio subordinado como instrumento para algo
superior. La curva de la vida biológica, no coincide con el crecimiento y desarrollo de la persona. La curva de
la vida se constituye en parábola, porque nace, crece, se desarrolla, madura, envejece y muere. La muerte
coincide con la vida porque el hombre va muriendo cada segundo, su vida es mortal.

Pero existe en el hombre otra línea de vida, la personal, la espiritual o interior.

La muerte: un despertarse en un mundo nuevo

Muriendo, afirma el teólogo Franklin, acabamos de nacer. De manera análoga al niño que pasa al nacer, del
seno de la madre, al mundo de la luz, así el hombre que muere pasa, todo entero, alma y cuerpo de este
mundo espacio-temporal, al mundo eterno, totalmente diverso e inimaginable.

La fe cristiana ofrece un perspectiva y promesa de resurrección. Dios no nos ha creado para morir, sino para
llegar a la plenitud de vida y felicidad.

Nos despojaremos de este cuerpo y no revestiremos de uno nuevo


La mayor dificultad de superar es una evidencia irrefutable: con la muerte nuestro cuerpo queda sin vida y de
a poco se descompone y corrompe después totalmente y entonces, si el hombre sobrevive a la muerte, como
el alma no se va a separar del cuerpo?. Es evidente que el cuerpo que muere y se reduce a un cadáver, no se
trasforma, no se transfigura ni resucita de ninguna manera.

Pero el hecho de salir de este cuerpo no significa desencarnarse, el hombre no se reduce a puro espíritu,
como enseñaba Platón, por el hecho de que pierde este cuerpo.

Este cuerpo que sembramos en la tierra como una semilla, no se levantara jamás, no lo recuperaremos
materialmente.

Una renovada interpretación del credo

La última verdad de fe que profesamos es el credo: esperamos la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro. A la luz de la antropología dualista, la formula resurrección de los muertos nos hacía pensar en
los cadáveres que se levantarían al final del mundo para reunirse con sus respectivas almas.

La nueva antropología nos sugiere otra interpretación resucitaran los hombres destinados a la muerte,
nosotros que moriremos vamos a resucitar esperamos la resurrección de los que mueren.

Nadie volvió del mas allá

El cristiano responde: nadie volvió, excepto Jesús, el que crucificado bajo Poncio Pilatos en el año 0 de
nuestra era, resucito al tercer día y se apareció a Pedro y después a los doce.

Jesús y María también, nos dice M. Schmaus, uno de los teólogos más seguros en su reciente manual de
dogmática. La única diferencia está en que sus cuerpos no fueron abandonos a la corrupción, sino que en
ellos hizo su aparición el hombre nuevo y la muerte fue un pasaje transfigurado hacia lo definitivo del mismo
cuerpo material que tenían en el momento de la muerte.

CIENCIA, FILOSOFÍA Y CONOCIMIENTO COTIDIANO

Ya el mismo Aristóteles entiende el conocer científico y filosófico como algo distinto y bien diferenciado de la
mera “doxa” u opinión. Hasta tal punto aparecen diferenciadas éstas formas de conocimiento en Aristóteles
que llega inclusive a plantearse el surgimiento de las ciencias y la filosofía en una etapa histórica más
avanzada en el tiempo que las “nociones o lugares de los sentidos”.

El “conocimiento” vulgar es un conocimiento a-metódico, es decir, que se obtiene involuntariamente y sin la


necesidad de proceder normativamente. Sabiendo que a la vez que a-metódico es también sensible y
específico (concreto) es consecuencia obligada concluir en que sus resultados son siempre oscuros e
indistintos, poco claros, imprecisos. Mudables, relativos.

Un tipo de conocimiento que responda a éstas características, como es evidente, no puede resistir el “arma de
la crítica”, no siendo, por tanto, digno de ser considerado como parte integral del conocimiento científico o
filosófico. No es posible una ciencia de lo cotidiano, lo cual no ocurre en cuanto se refiere al filosofar en que sí
es posible (¡y reclamada a propósito de cierta realidad!) una filosofía del sentido común, ya tato Marx como
Althusser nos hablan insistentemente del “profesional de la ideología” etc…pero bien volvamos a la idea axial
del presente parágrafo expuesta al inicio del mismo y que pretende sentar las premisas para una delimitación
o diferenciación del conocimiento vulgar o cotidiano y la filosofía, y las ciencias.

Según se ha visto, tanto la Filosofía como la ciencia desde el punto de vista de sus estructuras o ser formal,
son ambas entidades metódicas, y por ende, claras y distintas (Descartes), no relativas como el conocimiento
vulgar. Críticas, problemáticas, que siempre suponen la duda.

El conocimiento cotidiano, por el contrario, en la medida en que raras veces logra desprenderse de la mera
empírica no pasa de tener un contenido siempre concreto y específico; empírico en la mayoría de los casos,
en la medida en que es incapaz de llevarse hasta la fase teórica o racional del conocimiento.

En el sentido de la concreción y particularidad que observa el conocimiento cotidiano, se haya más cerca del
conocimiento científico que del filosófico en cuanto se refiere a sus objetos o radios de actividad. Es más, se
podría afirmar que el conocimiento vulgar y el filosófico son totalmente opuestos. En su “Resumen de todo lo
que debe observarse para filosofar bien” al respecto plantea Descartes que “ si deseamos dedicarnos
seriamente al estudio de la filosofía y a la investigación de todas las verdades que somos capaces de
conocer, nos libraremos primeramente de nuestros prejuicios, y haremos propósito de rechazar todas las
opiniones que antes hubiésemos admitido en nuestras creencias, hasta que las haya examinado seriamente;
haremos inmediatamente una revisión de las nociones que se dan en nosotros, y solo admitiremos por
verdaderas las que se presenten clara y distintamente a nuestro entendimiento” con lo cual parece ratificar los
criterios vertidos precedentemente acerca de la oposición lógica existente entre filosofía y conocimiento
vulgar.

En cuanto se refiere a la Ciencia y la Filosofía, es notorio el hecho de que en cuanto se refiere a sus objetos o
radios de actividad son opuestas lógicamente. Mientras que el objeto de estudio de la ciencia es particular, el
de la filosofía es general. Contrariamente a cómo quieren hacer ver ciertas escuelas positivistas y cientificistas
de nuestro tiempo, la filosofía no alcanza la precisión y rigurosidad propias del saber científico, ni aún en
cuanto se refiere a la “filosofía científica” o de la ciencia, que es en mi criterio el momento de la Filosofía que
posee los vínculos de inter-reciprocidad más estrechos y privilegiados con la ciencia; (aunque la interrelación,
interacción e implicación de los diversos momentos de la Filosofía entre sí salta a la vista, existe entre ellos
una relativa independencia notoria lo cual nos permite considerarlos por separado); que aún cuando filosofía
de la ciencia, es, continúa siendo en último análisis filosofía. La filosofía de la ciencia, no es la ciencia misma.
No es feliz afirmar que la filosofía es y ha sido desde sus albores solo ciencia o filosofía de la ciencia sin pecar
de unilateralidad.
RELIGIÓN, CIENCIA Y FILOSOFÍA. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

La religión se formula preguntas generales, acordes a los problemas que trata, a las cuales da, por
consiguiente, respuestas y soluciones generales, aún cuando en la mayoría de los casos sus respuestas son
cerradas y “acabadas”, dogmáticas.

En todo sistema o doctrina religiosa no existe sino una sola y única verdad absoluta, o mejor dicho, un
conjunto de verdades absolutas e inmutables de donde son derivadas todas las verdades concretas posibles.
De ahí que en la religión huelgue toda posibilidad de reflexión y crítica, pues sus “postulados” deben ser
aceptados por la fe; quien no esté en disposición de interiorizarlos dogmáticamente, sencillamente, queda
excluido; de ahí el carácter monolítico y unidireccional de toda religión ; contrariamente a cuanto ocurre en
filosofía en que los hombres filósofos en la mayoría de los casos poseen visiones distintas acerca de las
mismas problemáticas (filosóficas).

Empero, Religión y Filosofía no son excluyentes en términos absolutos. La religión como la filosofía es
general; el objeto de estudio de ambas puede ser o no ser, real u ópticamente hablando.

Se oponen, no obstante, en cuanto se refiere a sus formas de actividad y normas de procedimiento; así, la
religión procede a través de dogmas, por medio de la fe, y sus planteos son “verdades” inmutables y
apodícticas; mientras que para el filósofo no hay nada absoluto ni establecido de manera fija y definitiva. Nada
de estático e inmutable hay en filosofía, así como tampoco principios intocables, ni lugar para la fe o el
dogmatismo, sin afectación de su esencia.

Lo mismo no podría plantearse respecto de la ciencia y l religión. La religión es general, la ciencia es


particular. La religión procede a través de dogmas y por medio de la fe; la ciencia al igual que la filosofía es
crítica, y problemática por esencia, por cuanto se podría afirmar que ciencia y religión son diametralmente
opuestas en el sentido de que son opuestos lógicos, filosofía y conocimiento cotidiano.
He aquí cómo la filosofía participa tanto de la ciencia como de la religión sin necesidad de ser ni una cosa ni la
otra, ni tener que hallarse necesariamente en una especie de “tierra de fuego” como plantean Beltrand Russell
y Andrés Avelino, en tanto que concibo la filosofía como una entidad de conocimiento distinta de las
previamente aludidas por cuanto no encuentro razones ni evidencias aparentes para la existencia de
relaciones de subordinación y jerarquización entre ellas. La amplitud o extensión de sus objetos de estudios,
la mayor o menos rigurosidad de sus procedimientos, etc., podrían ser tomados como paradigmas o modelos
respecto de una posible relación jerárquica o de subordinación entre la ciencia, la filosofía y la religión, o el
conocimiento cotidiano, pero en tal caso, los resultados serían siempre relativos, en la medida en que sierre
estarían condicionaos por las peculiaridades inherentes al área tomada como paradigma.
LA FILOSOFÍA EDUCATIVA COMO DISCIPLINA QUE PROVEE SOLUCIONES PRÁCTICAS A
LA PEDAGOGÍA

Existen infinidad de fenómenos en las instituciones educativas y es allí donde la filosofía educativa centra sus
intereses, como disciplina que integra las ciencias de la educación y que une la brecha que ha existido hace
mucho entre la teoría y la práctica pedagógica, para reducir así a la filosofía educativa en su acepción más
estricta.

El hombre es quien se inquieta por el mundo y por todo aquello que sucede a su alrededor, es por esto que se
debe mirar la filosofía educativa como una disciplina firmemente cimentada que se inquieta por lo que
acontece en los contextos educativos y no como un disciplina acomodaticia; para ello debemos antes que
nada dar una definición de lo que la filosofía educativa es.

En este orden de ideas, se han de observar las definiciones que dan algunos autores, para así poder tener un
horizonte mas claro del concepto epistemológico de la filosofía de la educación, según Quintana (1995) la
filosofía de la educación debe verse desde dos perspectivas. “La primera se refiere a la función cognoscitiva
que ejerce la filosofía de la educación, como visión filosófica de los temas y problemas pedagógicos; la
segunda en cambio, proporciona una visión epistemológica de la filosofía de la educación mostrando qué tipo
de ciencia es”.

Para Campillo (1972) existen dos términos acordes con la filosofía de la educación; Adscribe el primero a
realidades extrínsecas al proceso mismo de la educación en sentido estricto y condicionante; en el segundo
caso, se hace un estudio metafísico acerca del proceso mismo el cual llama “Metafísica u ontología de la
educación”.

En torno a las definiciones anteriores se denota el sentido implícito del saber que llamamos filosofía, al
realizar un rastreo de la disciplina se observa que es una ciencia de la educación, que se encarga de hacer
una exégesis descriptiva y prescriptiva de la educación y la pedagogía; por ello la filosofía educativa es vista
como filosofía “aplicada”.

Existen conceptos epistemológicos en las ciencias, hay ciencias que pueden ser aplicadas y otras que por el
contrario son teoréticas, pero como lo que nos interesa es conocer la relación biunívoca entre la filosofía y la
educación, daremos todo el énfasis a la filosofía de la educación como una ciencia aplicada que provee
soluciones prácticas a la educación y la pedagogía.
El empirismo nunca le ha dado a la filosofía el lugar que le corresponde como ciencia, pero algunos autores si
ven a la filosofía como una disciplina científica, debido, a la racionalidad y sistematicidad que esta da al
conocimiento, para Quintana (1995) en un sentido amplio cabe considerar a la filosofía como una ciencia y
aplicarle el anterior esquema de división de las ciencias, este esquema es el de ciencias aplicadas y
teoréticas, si lo hacemos nos saldrá una nueva manera de dividir la filosofía: como filosofía propedéutica,
filosofía general, filosofía especial y filosofía aplicada.

Pero siempre en el camino nos hallamos con obstáculos, los cuales muchas veces pueden ser infranqueables;
la pregunta a resolver es ¿cuál es el obstáculo con el que se encuentra la filosofía educativa? en este debate
seria si la filosofía educativa es prescriptiva y si a la hora de encontrar soluciones es descriptiva, pero por que
deberíamos enfrascarnos en este dilema; porque podría haber algún diletante que asegurase que este es un
campo exclusivo de la didáctica, ya que es una disciplina de la educación , Camilloni (2008) “la didáctica es
una disciplina teórica que se ocupa de estudiar la acción pedagógica, es decir las prácticas de la enseñanza y
que tiene como misión describirlas, explicarlas, fundamentar y enunciar normas para la mejor resolución de
los problemas que estas prácticas plantean a los profesores”.

Pero hay soluciones para esta dicotomía entre filosofía educativa y didáctica de la educación ya que la
filosofía educativa al igual que la didáctica está articulada entre la teoría y la práctica educativa.

Una diferencia encontrada entre la filosofía educativa y la didáctica es que la primera muestra sus premisas a
partir de la especulación que saca de las reflexiones que hace de la educación partiendo de supuestos, ya
que el objeto de estudio de la filosofía educativa es la educación, pero la didáctica centra sus investigaciones
exclusivamente en las prácticas educativas.

En el mismo orden de ideas es importante y necesario aclarar como brinda la filosofía de la educación
soluciones prácticas a la educación, no han de confundirse las prácticas de la educación con las prácticas de
la enseñanza.

Se ha desarrollado el presente tema con miras a dilucidar que la filosofía educativa es la que se inquieta por
las realidades educativas y educacionales, que no podemos dejar de lado; la educación es una institución de
peso en cualquier sociedad y se encuentra inmersa en todos los estamentos de un país; la filosofía es la
disciplina que no permite al hombre perder la capacidad de asombro frente al mundo circundante.

La filosofía educativa como disciplina teórica y práctica plantea soluciones sobre lo que ha de hacerse, según
Campillo (1972) la expresión “filosofía de la educación” se encuentra hoy frecuentemente usada tanto para
designar la teoría como la práctica de la educación.
Uno de los problemas a los que se enfrenta la filosofía de la educación como disciplina práctica, es el dar
respuesta a infinidad de preguntas que se han formulado muchas veces desde prácticas educativas, o sobre
las que han especulado aquellos que teorizan sobre la educación; preguntas como las que se formulan hoy
día infinidad de profesionales de la educación y más aún algunas ciencias de la educación como la sociología
y es ¿el por qué se da la violencia dentro de las instituciones educativas? ¿Cómo ha de definirse la “liberta”
dentro del contexto educativo? ¿La formación del hombre se da exclusivamente a partir del proceso de
enseñanza? Hay infinidad de preguntas como las anteriores y es tarea de la filosofía de la educación hallar
una respuesta práctica, que brinde la solución a un posible problema de carácter pedagógico.

De acuerdo con los párrafos anteriores la filosofía educativa es una disciplina que parte de la reflexión crítica
de los problemas educativos y pedagógicos, ha de ponerse en yuxtaposición la teoría y la práctica filosófica
de la educación, no podemos de forma taxativa demarcar los fenómenos educativos que estudia la filosofía de
la educación; como ciencia educativa, debe abstraer de manera subjetiva las posibles soluciones a los
problemas pedagógicos que se dan en las instituciones educativas; es allí donde hemos de observar la
relevancia de la filosofía de la educación como ciencia aplicada.

Pero si hemos de explorar más afondo las soluciones prácticas que la filosofía de la educación suministra a la
pedagogía, tenemos que analizar el significado de formación, el cual no es estudiado simplemente desde la
filosofía de la educación, sino también desde la antropología de la educación.

La formación podría ser precisada como una función orientada a convertir al individuo en persona, para que
esta se adapte a los modelos culturales del contexto donde ha de desenvolverse; tratamos aquí este punto
por que uno de los problemas centrales de la filosofía de la educación es el de definir cuál es el tipo de
hombre que desean formar las instituciones educativas, esto debería verse desde una mirada ontológica del
fenómeno educativo.

No se pretende caer en un cliché a la hora de tratar las soluciones prácticas que puede suministrar la filosofía
educativa a la pedagogía, ni ver los fenómenos educativos como supuestas contingencias del sistema
educacional; no lo que debemos entender es la existencia de los mismos dentro de un contexto temporal que
es delimitado por la pedagogía.

Por eso los fenómenos educativos no pueden verse como apariencias, si no como lo que son o como lo que
no son, es allí donde la filosofía de la educación centra sus esfuerzos para dar respuesta a lo que es patente.

En sentido fenomenológico la educación está delimitada por la perfectibilidad del hombre la cual es estudiada
como otro problema de la filosofía de la educación, pero es la perfectibilidad el fin último del hombre en su
proceso de formación, si entendemos nosotros el significado de proceso como medio para llegar a un fin,
entenderemos que el proceso de formación en busca de la perfectibilidad, es constante y podríamos decir que
termina con la muerte del hombre.

La filosofía educativa coadyuva a la educación a la hora de describir y prescribir soluciones a supuestos


problemas, fue la filosofía quien dio origen a infinidad de interrogantes y quien a la vez ha dado respuestas
prácticas a estos , han sido aplicadas las soluciones prescritas por la filosofía educativa en las instituciones
educativas con excelentes resultados, la didáctica también se ha beneficiado de las reflexiones que la filosofía
de la educación ha hecho de los fenómenos educativos y es por esto que podríamos llegar a estar herrados al
asegurar que la filosofía de la educación y la didáctica están correlacionados por sus objetos de estudio, pero
no podemos callar ante lo que en apariencia es más que evidente, si somos consientes que la didáctica es
subsidiaria de la filosofía.

La filosofía educativa debe estar estructurada, para aproximarse al fenómeno educativo de forma concreta y
objetiva, así no podrá nadie decir que la reflexión filosófica sobre la educación es ineficaz y carente de sentido
lógico.

Pero algo que deben tener presente los docentes es que la filosofía educativa es tarea de los filósofos y no de
los docentes, ya que los docentes deben estar concentrados en su tarea diaria, la cual día a día consiste en
enseñar, no se pretende menoscabar los aportes que dan los docentes desde su que hacer pedagógico a la
filosofía educativa; la filosofía educativa da al docente la importancia que este se merece como profesional de
la educación y no olvida que la ciencia de todo educador es la pedagogía, ciencia teórica y práctica que se
beneficia de los estudios que hace la filosofía educativa.

En el mismo orden de ideas se observa como la filosofía educativa como ciencia práctica muestra siempre los
fines de toda actividad educativa y la manera como deben ser perseguidos, para Amilburu (1996) la finalidad
del discurso filosófico debe encaminarse hacia un conjunto de conceptos claros, coherentes y específicos, que
iluminen el ejercicio educativo; lo que pretende la filosofía educativa es dar claridad e iluminar cada vez más
las preguntas que han estado en el tapete educativo o educacional, sobre los cuales o no se ha reflexionado,
o si se ha hecho ha sido muy poco.

Es de vital importancia por lo tanto reconocer que la filosofía educativa, es una ciencia de carácter
especulativo que se articula de forma sistemática con toda actividad educativa; podrían determinarse infinidad
de razones por las que la educación se beneficia de los estudios de la filosofía educativa y así definir desde la
filosofía educativa lo que se debe hacer ante fenómenos específicos que acontecen en las instituciones
educativas, aplicando soluciones que hayan sido expuestas por la filosofía.
En sentido más estricto se puede hablar de filosofías de la educación puesto que los numerosos autores que
han tratado el tema han creado muchos sistemas, escuelas o ideologías filosóficas claramente diferenciadas.
En cuanto parte de la filosofía, su quehacer se basa en la Curiosidad, la Observación y la Reflexión. Lo
interesante de esta posición es que si agregamos la Experimentación, pasamos de la filosofía a la ciencia casi
sin darnos cuenta.

En un primer análisis, es la rama de la filosofía que reflexiona sobre la educación y su problemática; analiza
teorías pedagógicas; efectúa la crítica de las teorías educacionales; deduce principios generales de la
educación. Analiza los fines de la educación, las leyes relacionadas con la educación; estudia la
epistemología de las materias sobre las cuales reflexiona; profundiza en los aspectos propios de la
pedagogía, como metodologías, teorías del currículo; analiza las ideologías que subyacen en las políticas
educacionales, como en la filosofía cristiana o marxista; orienta los principios, fines y métodos de la
pedagogía. Estudia y establece las relaciones con las otras ciencias de la educación, como la psicología,
sociología, antropología y economía de la educación. En la búsqueda de explicación del fenómeno
educacional, la filosofía de la educación se relaciona con la filosofía política, la filosofía social, la filosofía
antropológica y la del derecho. Algunas veces, se observa que los autores confunden la filosofía de la
educación con la teoría de la educación, si bien es cierto también que muchas veces los escritos y textos han
sido escritos por filósofos que no han cursado estudios específicos en educación y por lo mismo no poseen la
autonomía epistemológica suficiente.

A mi modo de ver, la filosofía de la educación como rama de la filosofía, reflexiona sistemática y críticamente
sobre el origen, las fuentes y el desarrollo del fenómeno educativo en cuanto a sus teorías, epistemología y
problemas trascendentales en relación al estado, la comunidad, los docentes, los estudiantes y el sistema
educativo actual, pasado o futuro.

Randall Curren (199:15) señala:


“La filosofía de la educación es un dominio de la investigación sobre la naturaleza y propósitos de la
educación, las diversas dimensiones normativas de la educación, aspectos del aprtendizaje, la enseñanza, el
currículo, el carácter y estructura de la teoría educacional, y su propio lugar en esa teoría”

Fermoso (2003: 53) ha expuesto con propiedad la problemática de la filosofía de la educación cuando plantea:

“El principal servicio que la filosofía presta a la teoría educativa es la clarificación y el análisis del lenguaje, la
oferta de modelos de teoría, el establecimiento de criterios de significación y verificación, y los medios para
desenredar los problemas lógicos y lingüísticos del conocimiento pedagógico, que, a su vez presenta serias
dificultades al análisis filosófico, principalmente en las teorías y postulados sobre enseñanza, aprendizaje y
curriculum, debido a que el pensamiento pedagógico está regulado por escasas leyes generales, si es que
existe alguna”

Por lo mismo, entonces, la filosofía de la educación tiene la tarea esencial de atender al lenguaje propiamente
tal de la pedagogía, pues clarificarlo, entenderlo, hacerlo llano conviene a nuestra disciplina. Es justamente
ese el sentido que le doy y el cuidado que pongo en el uso de los términos.

Entre las tareas esenciales de la filosofía de la educación tenemos:

a) Investigación epistemológica
b) Análisis del lenguaje educativo
c) Orientación antropológica de la educación.
d) Fines de la educación.
e) Valores en educación
f) Estatuto epistemológico de las ciencias de la educación.-
g) unción integradora de todos los aportes científicos a la educación

En filosofía de la educación nos hacemos preguntas tales como:

 ¿Qué es la libertad de enseñanza?


 ¿Qué es la igualdad y la igualdad de oportunidades?
 ¿Qué es la equidad educacional?
 ¿Para qué sirve la historia de la educación?
 ¿En qué consiste la responsabilidad de los docentes en la enseñanza?
 ¿Qué propósito tiene la educación?
 ¿Qué significa exactamente la acreditación de las instituciones de enseñanza?
 ¿Cuáles son los fines de la educación?
 ¿Se puede reducir la pedagogía a las ciencias de la educación?
 ¿Cuál es la moral de los profesores y en qué bases educacionales y filosóficas se fundamenta?

Dado el ámbito de trabajo de la filosofía de la educación, por los problemas particulares que trata, por la
amplia tradición histórica que posee desde el inicio mismo de la filosofía, por la gran cantidad de material de
investigación producido, por la jerarquía académica de esos profesionales, está claro entonces que esta
disciplina posee un estatuto epistemológico propio. Lamentablemente y pese al aporte que puede hacer
nuestra disciplina, ésta se imparte mal generalmente, confundiéndola con historia de la educación o teoría de
la educación y lo que es más lamentable, en muy pocas facultades de educación o de las llamadas Ciencias
de la Educación se le ha reservado un lugar importante; en otras numerosas facultades comparte espacio con
disciplinas como la sociología y la antropología, y, por lo general, cuando se imparte como filosofía de la
educación no es enseñada por especialistas en la disciplina.
Si el lector se ha dado cuenta, tanto la pedagogía como la filosofía de la educación comparten los mismos
problemas sobre los cuales reflexionar, por lo que el ámbito epistemológico es similar en la parte teórica de la
pedagogía y no así en los aspectos de aplicación práctica. En otros términos, ambas disciplinas comparten la
gnosis y no la praxis.

LOS FILÓSOFOS Y LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

Creo que entre los cultores de la filosofía de la educación se advierten dos tipos y ambos son necesarios para
el progreso y desarrollo de la disciplina:

Los filósofos teóricos, cuya preocupación está principalmente en la epistemología, el estatus epistemológico
de las ciencias de la educación, la historia de la educación, las políticas educacionales, las teorías de la
educación y temas afines, como el poder, la filosofía de la educación comparada y

Los filósofos de la práctica, cuyos temas son las aplicaciones de la filosofía de la educación a la
problemática que se da en la sociedad, en la escuela, en la universidad, en relación a la educación real, la del
día a día. Les interesan temas como la equidad, la igualdad, la justicia, la discriminación, la pobreza, las
políticas públicas aplicadas, la burocracia educacional, las reformas educacionales, entre muchos otros
temas.

También hay que hacer presente la realidad de la especialidad en el mundo. Como señala certeramente David
Sacristán en el libro de Barcena indicado en las referencias, "Efectivamente, el desarrollo de la Filosofía de la
Educación ha sido y sigue siendo muy desigual en el panorama internacional. La juventud de esta,
relativamente reciente, parcela del saber sobre educación y las peculiaridades culturales de cada país, sin
duda, tendrán mucho que ver a la hora de buscar las razones justificativas"

También podría gustarte