Introducción El encuentro de Pablo con Jesús fue marcado por la cruz y la resurrección. La cruz es el símbolo del fracaso de Jesús, desde la visión humana, por eso es locura para los paganos y escándalo para los judíos (1 Cor 1,23). La cruz es un símbolo de contradicción hermenéutica, pues identifica un ser que ha transgredido la ley, un maldito para el imperio y un idólatra para la religión judía. La cruz sigue siendo un misterio en la revelación divina, pues es la primera vez que un Dios muere bajo el poder temporal de los humanos. La cruz es símbolo del amor, no del sufrimiento. Analicemos Rom 5,1-11 1 Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, 2 por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; 4 la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, 5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. 6 En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; - 7 en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir -; 8 más la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. 9 ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera! 10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! 11 Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. Cristo con su cruz nos ha salvado, pero no por ninguna concesión, sino porque su sacrificio en la cruz es un don de salvación; pero ¿qué es salvación? Cristo con su cruz nos ha transmitido el amor, pues ya no es obediencia ciega o por temor, sino por libertad nos dejamos cautivar por ese amor. La fe que nos pide Dios no es una condición para que Dios me salve, sino que es la única condición de salvación. La fe es la práctica de ajustarse a la voluntad de Dios dada por Jesús. Ahora, para Pablo, ¿cuál es el camino para hacer la voluntad de Dios? Es la cruz. La cruz es el lugar sagrado, donde se nos dio el perdón y la liberación de nuestros pecados, porque al actuar como Cristo nos pide nos hace corregirnos de la dinámica del mal. De ahí, Pablo inaugura una pedagogía contra el mal: conocer las consecuencias del pecado. No hay que subestimar el mal, pues es tan serio que mató a Jesús. Si vivimos en pecado constante, conscientes del mal que hacemos y no rectificamos, el sacrificio de Cristo no nos habrá servido para nada, Cristo, para nosotros, murió en vano por mi desobediencia ciega (directa o indirecta) – reclamo de Pablo. (Efecto Mariposa). Por tanto, el orgullo es vanagloria, pues solo la humildad y la obediencia podrán hacernos descubrir al crucificado y la pedagogía de la pobreza. Analicemos Rom 3, 27-31: 27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado.!? ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. 28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley. 29 ¿Acaso Dios lo es únicamente de los judíos y no también de los gentiles? ¡Sí, por cierto!, también de los gentiles; 30 porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos por medio de la fe. 31 Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.