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La fe produce alegría
1Por lo tanto, ya que fuimos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe,
tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.
2Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el
cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria
de Dios.
3También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos
ayudan a desarrollar resistencia. 4Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el
carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. 5Y esa esperanza no acabará
en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el
Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.
6Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso
y murió por nosotros, pecadores. 7Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una
persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una
persona extraordinariamente buena; 8pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al
enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores. 9Entonces, ya
que hemos sido hechos justos a los ojos de Dios por la sangre de Cristo, con toda
seguridad él nos salvará de la condenación de Dios. 10Pues, como nuestra amistad con
Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos,
con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo. 11Así que ahora podemos
alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro
Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios.
INTRODUCCIÓN.
En la Biblia, Dios ha provisto una clara revelación de Sí mismo y de Su actuación en
la historia de la humanidad.
El Antiguo Testamento nos da un relato de Su relación con el ser humano a través
de los siglos antes de la venida de Jesucristo.
En el Nuevo Testamento tenemos el registro de la vida y de las enseñanzas de
Jesús, de Su muerte en la cruz para perdón de nuestros pecados y de Su resurrección.
Es muy importante que los cristianos estudiemos las Escrituras.
LA Seguridad de Vida Eterna
ESTUDIO para Células | ESTUDIO – 35
Serie: CONVIVIENDO CON JESÚS – 2: La Seguridad de Vida Eterna
¿Quiénes son estas personas? ¿Quiénes son los impíos y malvados por los cuales
murió Jesús?
Pablo dedicó los primeros dos capítulos y medio del libro de Romanos
diciéndonos que todos nosotros somos esas personas.
2. ¿Qué nueva relación con Dios puede tener usted a partir de la muerte y
resurrección de Jesucristo? (vs. 1-2 y 10-11).
R.-
Versículo 1 “Por lo tanto, ya que fuimos hechos justos a los ojos de Dios por
medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor
hizo por nosotros.”
Justificados … por la fe nos habla de un decreto legal.
Romanos 1:18 “Pero Dios muestra su ira desde el cielo contra todos los
que son pecadores y perversos, que detienen la verdad con su perversión.”
O que, con su perversión, impiden que la verdad sea conocida.
Romanos 3:20 “Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo
que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que
somos.”
A través de estos dos versículos, se declara que somos culpables ante el tribunal
de la ley de Dios, la gloria de Dios y nuestra consciencia.
Luego, Pablo nos explicó cómo, debido a lo que Jesús hizo por nosotros, la
justicia de Dios es dada a todo aquel que cree. La sentencia culpable es
transformada en una sentencia de justificado, y justificados … por la fe.
Hasta este punto sabemos que el único modo de salvación es ser justificado por
gracia por medio de la fe.
1. Paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: Este es el
primer beneficio. Debido a que el precio ha sido pagado enteramente por
la obra de Jesús en la cruz, la justicia de Dios hacia nosotros está
eternamente satisfecha.
Esta no es la paz de Dios de la cual se menciona en otros lugares (como en
Filipenses 4:7.
Esta es una paz con Dios; la enemistad entre Dios y nosotros ha acabado, y
Él ganó, ganándonos a nosotros.
Algunos ni sabíamos que no teníamos paz con Dios, estábamos en
problemas aun cuando no lo sabíamos.
Esta paz solamente puede llegar por medio de nuestro Señor Jesucristo. Él
es nuestro fundamento de paz. De hecho, Jesús es nuestra paz.
Recuerden que la Biblia no dice que tenemos paz con el diablo, paz con el
mundo, paz con la carne o paz con el pecado. La vida aún sigue siendo una
batalla para el cristiano, pero ya no es una batalla contra Dios, porque ahora
luchamos por Él. Algunos cristianos son tentados a creer que la batalla contra
Dios era casi un mejor lugar para estar, y esa es una mentira peligrosa.
Versículo 2 “Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio
inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría
participar de la gloria de Dios.”
Pero la relación con Dios va más allá que únicamente la paz con él.
Por medio del Señor Jesucristo los creyentes tienen también ‘entrada por la fe a
esta gracia’ (accesibilidad de Dios para los creyentes).
Este es el segundo beneficio, tenemos una gracia que es firme en el favor
inmerecido de Dios. Esta gracia es dada por medio de Jesús y obtenida a través
de la fe.
Con esta palabra podemos imaginarnos la imagen de un salón del trono; el
visitante es llevado por un acompañante al trono del rey.
Aquí es Jesús quien lleva a los creyentes hasta ‘esta gracia en la cual estamos’.
‘Esta gracia’ es el estado de ser justificado (vs.1) en el que los creyentes pueden
presentarse ante Dios.
Todo esto ocurre naturalmente ‘por la fe’. Los creyentes están en esta gracia,
fijos en esta situación de justicia.
La palabra ‘esperanza’ quiere decir que no tenemos que esperar en nosotros
mismos, sino en ‘la gloria de Dios’, en la que todos los creyentes tendremos
parte a la vuelta del Señor Jesucristo.
Versículo 10 “Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la
muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad
seremos salvos por la vida de su Hijo.
Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de
la ira: Si somos justificados por la obra de Jesús, podemos estar seguros de que
también por él seremos salvos de la ira.
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de
los hombres (Romanos 1:18) fue puesta en Jesús como un sustituto en lugar del
creyente.
Salvos de la ira: ¿La ira de quién? La ira justa de Dios. Es cierto que
debemos ser salvados de este mundo, de la carne y el diablo, pero
más que todo debemos ser rescatados de la ira justa de Dios.
Por lo cual puede también salvar para siempre: La naturaleza inalterable del
sacerdocio de Jesús significa que la salvación que ofrece también es permanente
y segura. Ya que Jesús es nuestro sumo sacerdote por siempre, Él puede salvar
para siempre, lo que significa que Cristo salva a la humanidad de todo aquello de
lo que necesita ser salvada.
A los que por él se acercan a Dios: Esto nos dice a quién puede salvar Jesús. Se
refiere a aquellos que permanecen en el Hijo y tienen comunión con el Padre.
También nos dice a dónde tenemos que llegar para hallar salvación: a Dios. Una
cosa es ir a la iglesia; otra cosa es ir a Dios.
Esto muestra el lugar de permanecer en la seguridad del creyente.
Cuando por él nos acercamos a Dios, Él nos salva perpetuamente. En
Jesús hay seguridad total de salvación.
Viviendo siempre para interceder por ellos: el saber que Jesús está orando por
nosotros, y que Él vive siempre para interceder por nosotros. Es un gran estímulo
para cualquiera que sienta ganas de renunciar a la vida cristiana.
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: Los sacerdotes bajo la Ley de Moisés
no tenían el carácter personal del Hijo de Dios.
Jesús es santo, inocente (sin malicia ni engaño) sin mancha, apartado de los
pecadores (en el sentido de no compartir su pecado). Jesús es superior en su
carácter personal que cualquier sacerdote terrenal.
Hecho más sublime que los cielos: El carácter perfecto de Jesús se demuestra
por dos hechos. Primero, por su exaltación en el cielo. Segundo, por el hecho de
que no necesitaba ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, lo que los
otros sacerdotes necesitaban hacer cada día.
4. ¿Qué seguridad tiene usted como cristiano, de que sus pecados fueron
completamente perdonados? (v. 27) Veamos, también,
hebreos 9:25-26 “25y no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra
vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar
Santísimo año tras año con la sangre de un animal. 26Si eso hubiera sido
necesario, Cristo tendría que haber sufrido la muerte una y otra vez, desde el
principio del mundo; pero ahora, en el fin de los tiempos, Cristo se presentó una
sola vez y para siempre para quitar el pecado mediante su propia muerte en
sacrificio.”
El ministerio de Jesús por nosotros continúa en el cielo, pero no para continuar
pagando por nuestros pecados.
Su ministerio continúa por nosotros en intercesión y defendiéndonos contra el
acusador del pueblo de Dios.
Pero no continúa en el sentido de que tenga que ofrecerse muchas veces. Su
sacrificio fue de una vez por todas y fue satisfecha perfectamente la justicia de
Dios.
Si el sacrificio de Jesús no hubiera sido perfecto, entonces hubiera tenido que ser
algo continuo y constante, incluso desde el principio del mundo. Los sacrificios
imperfectos deben ser repetidos continuamente, pero un sacrificio perfecto
puede hacerse de una vez para siempre y quitar de en medio el pecado.
El mensaje es claro: se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí
mismo para quitar de en medio el pecado.
Este principio del sacrificio explica por qué el sufrimiento del infierno debe
ser eterno para aquellos que rechazan el sacrificio de Jesús.
Ellos están en el infierno para pagar la pena por su pecado, pero como
seres imperfectos son incapaces de hacer un pago perfecto.
5. Según Juan 3:16-18, ¿Qué posibilitó Dios a todas las personas a través del
sacrificio de Jesucristo?
“16» Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que
crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.18» No hay
condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido
condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios.”
R.-Dios no esperó a que el mundo se volviera a Él antes de amarlo. ¡Él amó al
mundo y entregó a su único Hijo para salvar el mundo!
Dios ama al mundo, pero el mundo no recibe o se beneficia de ese amor hasta
que cree en Jesús, el regalo que dio el Padre.
Aquel que en él cree: Esto describe al recipiente del amor de Dios. El creer
significa mucho más que un conocimiento o estar de acuerdo. Significa confiar
en, depender de, y aferrarse a…El.
No se pierda: Esto describe la intención del amor de Dios.
El amor de Dios realmente salva al hombre de la destrucción eterna. Dios ve a la
humanidad caída, no quiere que se pierda, así que en su amor extiende el regalo
de salvación en Jesucristo.
No nos perdonó en un momento, para decir más tarde: “¡Mira lo que hicieron
ahora! Si hubiera sabido que irían y harían eso, nunca los habría perdonado”. Su
perdón está disponible para nosotros ahora.
Podemos pensar que nuestro pecado pone a Dios en nuestra contra. Pero
el amor de Dios es tan grande que, en Su amor, Él fue a la máxima medida
para hacernos capaces de enfrentarnos a Su justicia. A través de Jesús,
Dios puede perdonarnos y limpiarnos, incluso cuando somos pecadores
culpables.
Un abogado defensor humano defiende la inocencia de su cliente. Pero
nuestro Abogado. Jesucristo, admite nuestra culpa – y luego presenta Su
súplica en nuestro nombre, como el que ha hecho un sacrificio por nuestra
culpa del pecado.
Jesucristo el justo significa que Jesús está completamente autorizado para servir
como nuestro Abogado, porque Él mismo es perfecto sin pecado.
2. Sin embargo, ¿qué indicación encuentra usted aquí de que el cristiano no es
libre para continuar desobedeciendo a Dios? (vs. 3-4)
3 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus
mandamientos. 4 Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los
mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;
R.- La evidencia de que alguien conoce a Dios y tiene comunión con Él es que
guarda sus mandamientos. La obediencia es el resultado natural de la comunión
con Dios.
Tenemos un Abogado en el cielo. Tenemos una invitación a la restauración
a través de la confesión de nuestros pecados, Sin embargo, estas cosas no
hacen que la persona convertida se descuide de los mandamientos. Dios
cambia el corazón en la conversión y escribe Su ley en nuestro corazón.
3. ¿Qué evidencia debe haber en su vida, confirmando que usted
verdaderamente conoce a Jesús y permanece en Él? (vs. 3, 5-6)
3 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus
mandamientos.
5pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto
lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él.
6 Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.”
Un amor perfeccionado por Dios se manifestará en la obediencia. Y la presencia
de esta obediencia y amor nos da la seguridad de que estamos en Jesús (Por esto
sabemos que estamos en Él).
Cuando uno se vuelve cristiano, hay un cambio en cómo nos relacionamos con el
pecado.
El pecado no se elimina en el creyente hasta que llega a la gloria, pero su relación
con el pecado cambia cuando realmente se convierte en cristiano.
el matadero» 37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es
absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la
muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras
preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos
del amor de Dios. 39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho,
nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está
revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.
1. ¿Cómo puede usted estar seguro de que Dios lo ama? (vs. 31,32)
2. Procure, en estos versículos, las declaraciones respecto a Jesús que le
garanticen que no será condenado.
Dios está a favor de nosotros
Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros
Dios nos ha elegido para El
Dios mismo nos puso en la relación correcta con él.
Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros e intercede por
nosotros.
nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en
toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está
revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.
3. ¿Qué confianza puede tener usted al enfrentar cualquiera de los peligros
mencionados en los versículos 35-39?