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EL PRINCIPIO

PREFILOSÓFIC
O
Por: David Romero
• Partimos del método fenomenológico: “mirar las cosas” tal cual se
nos muestran (el precognitum de Heidegger).
• Acontece el hallazgo de las intuiciones, un plano subjetivo real;
pero hay que saber que un acto no define a la persona…
• El juicio “ético” popular se basa en parámetros culturales, morales o
religiosos. Preguntémonos: ¿una persona es buena por lo que hace
o por la intención con que lo hace? Esa dimensión personal y
profunda no la vemos clara; pero la sociedad juzga de buena o mala
a la persona según sus criterios de bueno o malo. Juzgamos por
estatus, costumbre, apariencia, por vocablos, etc.
• El acto moral no es tendencia exclusiva al bien o al mal, pues el
humano pende entre el bien y el mal. Lo moral es previo al acto, es
la capacidad de tender a uno u otro.
• La sociedad introduce la religión para diferencias entre buenos y malos.
Analicemos: para Jesús ¿quiénes son los buenos y quiénes son los malos? El
come con pecadores, cambistas, prostitutas, pobres, etc.; lo malo para su
sociedad o lo que el poder religioso ha establecido.
• Hay otra paradoja entre el actuar por bondad o por deber o quiénes actúan por
conveniencia o apariencia y quiénes poseen la virtud de hacer el bien. También
existen lo que son dominados por sus “pasiones” o “inclinaciones” y no poseen
la fuerza moral, según la sociedad. El punto de la moral no es mental, cúmulo
de actos sin sentido, sino actos en función de un querer autoposeído…
• El camino ético es un hacerse no es estático… Un santo da signos positivos
cada día.
• El análisis prefilosófico no debe estar en ser bueno o malo, sino hacia donde
me conduce lo que hago, independientemente de lo que está escrito o lo que
diga la gente.
• Lo que debemos buscar es la felicidad, no la perfección.

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