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Lo más importante que el Señor Jesucristo consiguió para todos los hombres en aquella Cruz, fue
la eliminación de la condenación.
La Palabra de Dios nos enseña que esa gracia salvadora, que remueve toda condenación eterna,
llega a ser de nuestro beneficio por medio de la fe; sólo por medio de la fe:
Siendo la salvación eterna el mayor beneficio conseguido por Cristo para todos los que creen, es
obvio pensar que será el oponerse a ello la prioridad del diablo.
1. En Cristo Jesús
(Romanos 8: 1) "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"
Pablo usa con frecuencia la expresión en Cristo Jesús. Con ella se refiere a la obra de salvación
que Dios ha realizado por medio de Cristo, especialmente en Su muerte y resurrección:
"por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"
"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el
Señor"
(Romanos 6: 4, 5) "Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin
de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos
en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así
también lo seremos en la de su resurrección"
Revestidos de Cristo
Además, con esta expresión, “en Cristo Jesús”, caracteriza toda la vida del creyente, quien, por la
fe se ha unido a la persona de Cristo, a Su muerte y resurrección, y debe seguir viviendo unido a
él.
(Romanos 6: 23) "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro"
Según el diccionario griego-koiné, el griego que Pablo utilizó para escribir su epístola, la palabra
que encontramos al respecto es katákrima, y su traducción exacta es: Sentencia de condenación.
(Romanos 8: 1) "Ahora, pues, ninguna sentencia de condenación hay para los que están en
Cristo Jesús"
En eso consiste básicamente la salvación en Cristo Jesús, que Dios, como Juez, no nos aplica
ninguna sentencia de condenación.
Por lo tanto, toda sentencia de condenación a muerte queda revocada (eliminada) por parte del
Juez Dios para todos aquellos que estamos en Cristo Jesús.
Dijimos antes que el mayor interés del Maligno, es el de oponerse a esa salvación. De ahí que el
diablo haya inventado un sinfín de religiones y falsas creencias, para desviar a los hombres de la
verdad del Evangelio, y consecuentemente, de la salvación que sólo es, y puede darse en Cristo
Jesús.
Todas esas religiones suponen un gran peso sobre los hombros de los hombres en materia de
“obras”, que deben llevar para que supuestamente se puedan salvar.
El diablo tiene así entretenida a una inmensa mayoría de hombres y mujeres en todo el planeta;
muchos de ellos habiendo oído acerca de Jesús, y habiéndole rechazado.
Pero el máximo interés de Satanás, no es en cuanto a la población mundial que ya está perdida,
sino en cuanto a los cristianos verdaderos.
Si no puede condenarles (porque ya son salvos), intentará hacerles sentir que están condenados.
Por todas esas cosas Jesús entregó su propia vida, pero el diablo a través de sus espíritus
malignos siempre intentará hacernos sentir o experimentar alguna o muchas de esas cosas, por lo
tanto nos será imprescindible hacer algo al respecto.
Lo primero que deberemos hacer, es asegurarnos de que estamos andando rectos ante el Señor,
sin pecado oculto alguno, para que el enemigo no gane ninguna ventaja sobre nosotros.
Cuando el Espíritu Santo nos ha de redargüir de pecado, lo hace de forma concisa y sin hacernos
sentir condenados. En cambio, el diablo pretende hacernos sentir condenados y ese sentir es
como muy indefinido y pesado.
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y por tanto, la verdad, nos dice que hemos sido hechos
ACEPTOS EN EL AMADO (Ef. 1: 6). Leemos así:
(Efesios 1: 3-8)
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo
sobreabundar para con nosotros…"
Esa aceptación de lo que somos por parte de Dios, es señal de que todo lo malo que podamos
sentir o experimentar: No viene de Dios y no es de Dios.
"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes" (Efesios 6: 12)
"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios…" (Marcos 16:
17)
"He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará" (Lucas 10: 19)
"Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3: 8):
La Biblia nos enseña que gracias a que Jesús derrotó al Maligno en la Cruz, ahora nosotros
podemos enfrentar con victoria al diablo, sus demonios, y su obra en nosotros.
Es menester, una vez identificados esos espíritus malignos, que obran conforme a su naturaleza
de maldad (hemos descrito algunos de esos factores de condenación), echarlos fuera de nuestras
vidas en el nombre de Jesús.
Esa es nuestra acción y deberá ser nuestra práctica; y haciendo de ese modo, podremos
experimentar como paulatinamente va bajando la intensidad del ataque contra nuestras vidas, e
iremos experimentando cada vez más, la libertad, y en general el fruto del Espíritu que Jesús
consiguió para nosotros en la Cruz y en Su resurrección…