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Universidad “Gran Mariscal de Ayacucho”

Facultad de Derecho
Escuela de Derecho-Núcleo de Sucre
Unidad Curricular: “Derecho Penal III.”

LEY ORGANICA PARA LA PROTECCIÓN DEL


NIÑO, NIÑA Y ADOLESCENTE (LOPNNA).
Cualquier acción, omisión o negligencia que prive al niño de sus derechos y
bienestar, que amenace o interfiera en su desarrollo físico, mental o social, y
cuyos autores pueden ser personas, instituciones o la propia sociedad; es
conocido como el abuso infantil representando una vulneración de derechos hacia
los menores. Sufrir violencia en la infancia modifica las estructuras cerebrales, el
desarrollo y el bienestar de la persona en su vida adulta, creando un efecto de
dependencia a sufrir violencia o de perpetuar la conducta violenta en la adultez.
Todo niño, niña y adolescente tiene derecho a su supervivencia, a la salud, a ser
educado en base al respeto y la tolerancia, y a recibir un buen trato que favorezca
el desarrollo pleno de sus capacidades, respetándose su integridad física, psíquica
y emocional. Los hechos de violencia hacia los niños revisten un carácter de
invisibilidad dado que por lo general ocurren puertas adentro del ámbito familiar.
Los casos que se conocen son los que trascienden la intimidad del hogar, y
constituyen sólo la punta del iceberg de un fenómeno mucho más amplio.

Sin embargo, se han buscado diversos medios a lo largo del tiempo para
disminuir este tipo de eventualidades que van más allá de un solo país, si no que
abarcan a todos los rincones del mundo, entre estos encontramos los derechos de
la infancia que están plenamente estipulados en la Convención sobre los
Derechos del Niño. Elaborada durante 10 años con las aportaciones de
representantes de diversas sociedades, culturas y religiones, la cual fue aprobada
como tratado internacional de derechos humanos el 20 de noviembre de 1989. La
Convención, a lo largo de sus 54 artículos, reconoce que los niños son individuos
con derecho de pleno desarrollo físico, mental y social, con derecho a expresar
libremente sus opiniones. Además la Convención es también un modelo para la
salud, la supervivencia y el progreso de toda la sociedad humana. Esta, como
primera ley internacional sobre los derechos de los niños y niñas, es de carácter
obligatorio para los Estados firmantes. Estos países informan al Comité de los
Derechos del Niño sobre los pasos que han adoptado para aplicar lo establecido
en la Convención. Es también obligación del Estado adoptar las medidas
necesarias para dar efectividad a todos los derechos reconocidos en la misma,
esta era necesaria porque aun cuando muchos países tenían leyes que protegían
a la infancia, algunos no las respetaban. Para los niños esto significaba con
frecuencia pobreza, acceso desigual a la educación, abandono. Unos problemas
que afectaban tanto a los niños de los países ricos como pobres. Esta representa
un edificio sobre cuatro pilares, es decir, los cuatro principios sobre los que se
establece la Convención son la base para que nuestros derechos se conviertan en
realidad, encontramos el principio de “No discriminación”, citando que es aplicable
a todos los niños cualquiera que sea la raza, religión o habilidades; cualquiera que
sea el tipo de familia de la que vengan; el principio de observar siempre el interés
superior del niño, cuando se va a tomar una decisión que puede afectar lo primero
en lo que debe de pensar quien tomará la decisión es su beneficio. Los adultos
deben de hacer aquello que es mejor para ellos. Este principio lo podemos
observar, por ejemplo, en la creación de las leyes, políticas del gobierno y
presupuestos destinados a la niñez; el principio del derecho a la vida, la
supervivencia y desarrollo, los gobiernos deben asegurar que se desarrollen
saludablemente y el principio de participación y ser escuchado, cuando los adultos
toman decisiones que los pueden afectar, los niños tienen derecho a decir lo que
piensan y su opinión debe ser tomada en cuenta. La Convención busca que los
padres escuchen las opiniones de los hijos y que los involucren en la toma de
decisiones, la Convención no les da a los niños autoridad sobre los adultos, al
contrario, la Convención reconoce que el nivel de participación en las decisiones
debe de ser apropiado para el nivel de madurez, en la República Bolivariana de
Venezuela, los derechos del niño, niña y adolescente se encuentran en la Ley
Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente o LOPNNA, entró en
vigencia el 1 de abril de 2001, cuyo propósito es proteger los derechos de la
infancia en Venezuela, basando sus principios en la Convención Internacional
sobre los Derechos del Niño, cuya función es regular los derechos y garantías, así
como los deberes y responsabilidades relacionadas con la atención y protección
de los niños, niñas y adolescentes. La ley refuerza el concepto de familia como
célula fundamental de la sociedad, para el desarrollo integral de los niños, niñas y
adolescentes.
La LOPNNA incluye a los derechos plasmados en la constitución venezolana
como el derecho a la vida, a la salud, a la seguridad social, a la protección en
casos de conflictos armados, a la educación, al acceso de la información, a
preservar su identidad, al nombre y nacionalidad, a no ser separado de sus
padres, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, a la recreación y la
cultura, a la protección y seguridad, a la participación libre y al desarrollo. Sin
embargo, también contiene normas que regulan las conductas del adolescente en
caso de que este perpetrara un hecho punible, en el título V de la LOPNNA,
aparece todo lo referente al sistema penal de responsabilidad del adolescente.
Este sistema está integrado por el conjunto de órganos y entidades que se
encargan del establecimiento de la responsabilidad del adolescente. El
adolescente que incurra en la comisión de hechos punibles, responde por su
infracción en la medida de su culpabilidad. Se considera adolescente infractor a
aquel que ha cometido actos previamente definidos como delito o falta según la
ley penal.

Con respecto a la responsabilidad penal del niño o niña, la LOPNNA expresa


que cuando un niño se encuentra incurso en un hecho punible, solo se le aplicaran
medidas de protección, de acuerdo a lo previsto en esta ley, en cambio al
adolescente infractor, aunque no tenga plena capacidad para entender la
magnitud del daño cometido, se le responsabiliza por ello, aplicándosele una
sanción con fines esencialmente educativos. El articulo 528 Ejusdem enuncia: “el
adolescente que incurra en la comisión de hechos punibles, responde por el hecho
en la medida de su culpabilidad, de forma diferenciada del adulto. La diferencia
consiste en la jurisdicción especializada y en la sanción que se le impone”. La
LOPNNA instituye en forma explícita que solo se podrá privar de su libertad al
adolescente, cuando se cometa algunos de los siguientes delitos: homicidio,
lesiones gravísimas, violación, robo agravado, secuestro, tráfico de drogas, robo o
hurto de vehículos automotores. La responsabilidad penal de los adolescentes
está establecida entre 14 años y menos de 18 años de edad al momento de
cometer el delito. Esto, aunque en el transcurso del proceso alcancen los 18 años
de edad o bien sean mayores de 18 años cuando sean acusados.
Cabe destacar que uno de los delitos que se ejecutan con mayor frecuencia
sobre los niños es el trato cruel o maltrato, el cual suele ser ejecutado en la
mayoría de los casos por los padres, representantes o responsables de los
menores. Cabe destacar que el maltrato puede ser físico y síquico. Para estos
casos la Ley establece una pena de uno a tres años prisión. Asimismo, quienes
valiéndose de amenazas someten a un niño o adolescente a un trabajo forzoso,
serán penados con uno a tres años de prisión conforme a lo establecido en la
LOPNNA, estos casos los vemos en las calles día tras día, niños pidiendo en las
esquinas, vendiendo golosinas, limpiando vidrios o siendo utilizados como
señuelos para obtener dinero, considerando que uno de los delitos más graves
que se puede cometer contra un menor es el abuso sexual, el cual no
necesariamente implica penetración carnal de forma anal, vaginal u oral; también
puede ser a través de la introducción de objetos sexuales o de otro tipo. Este acto
es castigado con diferentes penas dependiendo de la gravedad, las cuales varían
entre dos años de prisión y veinte años. De igual forma, la Ley considera un delito
el suministro de fuegos artificiales a un niño o adolescente. En la época
decembrina algunos padres acostumbran conseguirles juegos pirotécnicos a sus
hijos, con o sin conocimiento del peligro que representa la manipulación de los
mismos. Es por eso que la LOPNNA penaliza esta actividad con prisión de tres
meses a dos años, así como el cierre del establecimiento que venda este tipo de
mercancía a un menor de edad, la tortura, va referida al funcionario público o
funcionaria pública que por sí o por otro ejecute contra algún niño, niña o
adolescente actos que produzcan graves sufrimientos o dolor, con el propósito de
obtener información de la víctima, la privación ilegítima de libertad (Art. 268
Ejusdem), trata sobre aquella persona que prive a un niño, niña o adolescente de
su libertad, fuera de los casos que autoriza la ley, el desacato a la autoridad (Art.
270 Ejusdem), a diferencia es quien pueda impedir o entorpecer la acción de la
autoridad judicial, del Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes o del
o la Fiscal del Ministerio Público, en ejercicio de las funciones previstas en esta
Ley.
Es significativo señalar que está negado transmitir la fotografía de menores
de edad, sin la autorización de sus padres, madres o responsables. Asimismo,
cuando un niño, niño o adolescentes esté implicado de una forma u otra en un
hecho punible está prohibida la publicación o divulgación de su imagen, fotografía
o cualquier otro dato que permita identificarlo, salvo aquellos casos que sean
autorizados judicialmente. Entendiendo que el abuso físico es una forma de
violencia socialmente evidenciada, practicada de manera común con el fin de
corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes.
Con frecuencia los niños son sometidos a actos que quebrantan sus derechos,
ellos dentro de su inocencia y desconocimiento se encuentran indefensos, pero en
la mayoría de los casos estos abusos son cometidos en presencia de personas
adultas que prefieren guardar silencio para evitar posibles represalias. Sin
embargo, la Ley no solo penaliza a quienes incurren en un hecho punible contra
un menor, también castiga con prisión a quienes permiten que esto suceda u
omiten denunciar lo ocurrido. Resaltando que el buen trato es la clave para tener
hijos e hijas felices, triunfadoras, integrados a la sociedad, solidarios con los
demás y futuros buenos padres o madres con sus hijos.

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