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Universidad “Gran Mariscal de Ayacucho”

Facultad de Derecho
Escuela de Derecho-Núcleo de Sucre
Unidad Curricular: “Derecho Penal III.”

LEY ORGANICA PARA LA PROTECCIÓN DEL


NIÑO, NIÑA Y ADOLESCENTE.
Los niños de todo el mundo se enfrentan con frecuencia a formas atroces de
violencia, explotación y abuso. Desafortunadamente, el abuso infantil llega a todos los
rincones del mundo y a menudo ocurre en lugares y áreas donde los niños deberían estar
más protegidos: dentro de los hogares, en las escuelas y a través de Internet. Estos abusos
suelen perpetrarlos personas que se han ganado la confianza de los niños. Todos los niños
tienen derecho a ser protegidos contra la violencia, la explotación y el abuso. Por lo tanto el
Derecho del menor, es un Derecho especial, eminentemente tuitivo, que tiene por objeto la
protección integral del individuo, desde su concepción hasta su plena capacidad de obrar,
que se inicia con la mayoría de edad, para integrarle armónicamente en la convivencia
social, entendiéndose, el Derecho de la niñez y de la adolescencia como un conjunto de
normas, reglas y principios que regula la interacción del niño o adolescente, sujeto especial
de protección, con el entorno familiar, social y estadal, con la finalidad de garantizar el
efectivo e integral respeto de todos los derechos de los cuales es titular, así como el
cumplimiento de los deberes de los sujetos involucrados en su tutela. Las niñas y niños son
titulares de todos los derechos reconocidos por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y los tratados y convenciones internacionales que los desarrollan.

Además, debido a su vulnerabilidad y necesidad de protección especial y cuidado, los


menores de edad (18 años) tienen garantizados los derechos específicos recogidos en la
Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) aprobada el 20 de noviembre de 1989 por
las Naciones Unidas. Esta Convención es el tratado de derechos humanos más ratificado de
la historia: 195 países, todos los del mundo menos Sudán del Sur y Estados Unidos. La
CDN tiene rango de ley y su carácter vinculante la hace de obligado cumplimiento. Los
países firmantes deben incluir todos los aspectos de la Convención sobre los Derechos del
Niño en sus leyes nacionales sobre derechos y protección a los niños, niñas y adolescentes
menores de edad. Pese a ello, millones de menores son víctimas de violaciones de sus
derechos fundamentales en diversos ámbitos.

La CDN postula una nueva forma de ver al niño: un sujeto que necesita y que
adquiere progresivamente un mayor grado de autonomía y con ella, de derechos, es decir,
como un ciudadano, y no ya (como era tradicional) un individuo dependiente de los adultos
e “incapaz” frente al derecho. Luego de más de doscientos años y tomando como punto de
partida el niño del Código napoleónico (1804), podemos afirmar que la infancia en general
ha pasado de la dependencia absoluta de sus padres quienes decidían “por su propio bien”,
a una independencia progresiva sustentada en su mayor autonomía conforme a su edad, a su
grado de madurez y teniendo en consideración sus propias elecciones de vida. No obstante
la mayor evolución en el territorio de los derechos de la infancia resulta la especial
consideración sobre “la persona”, “el sujeto”, “la persona del niño”, y no aquella
consideración válida en el Código napoleónico que tuvo que ver con los bienes del niño, la
protección al patrimonio y, por ende, el “niño heredero”.

Con la CDN, el niño, niña y adolescente se transforman en sujetos activos de sus


derechos y puede exigir, como garantía de aquellos. La CDN contiene “principios” entre
los que se destacan el principio de interés superior (Art. 3º), el de no discriminación (Art.
2º), el de efectividad (Art. 4º) y el de autonomía y participación (Arts. 5º y 12). Estos
principios son proposiciones que describen derechos: igualdad, protección efectiva,
autonomía, libertad de expresión, etcétera, cuyo cumplimiento es una exigencia de la
justicia. Es así que en esta Convención, se reconocen a los niños y a las niñas en especial,
su condición de sujeto de derechos; el derecho a ser oído y a que su opinión sea tenida en
cuenta; el respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social
y cultural; su edad y grado de madurez; el equilibrio entre los derechos y garantías de los
niños, niñas y adolescentes, y las exigencias del bien común y su centro de vida, entre
otros.

Por lo tanto, los principios, en el marco de un sistema jurídico basado en el


reconocimiento de derechos, puede decirse que son derechos que permiten ejercer otros
derechos y resolver conflictos entre derechos igualmente reconocidos. Entendiendo de este
modo la idea de “principios”, la teoría supone que ellos se imponen a las autoridades, esto
es, son obligatorios especialmente para las autoridades públicas y van dirigidos
precisamente hacia (o contra) ellos.

Entre sus principios rectores encontramos, el interés superior del niño, niña y
adolescente (Art. 3.1, CDN), el cual no debe meramente “inspirar” las decisiones de las
autoridades. Por el contrario, el principio del interés superior del niño lo que dispone es que
cuando se adopte una decisión en tal sentido es que refleje y contemple la sumatoria de
todos los derechos que la CDN le ha reconocido. Este principio no resulta una subjetividad
del operador hacia el sujeto niño, sino una limitación a dicha subjetividad; es una
obligación, una prescripción de carácter imperativo hacia las autoridades,
consecuencialmente encontramos el principio de autonomía progresiva (Arts. 3º, 5º, 12, 14,
27, CDN), este implica dos principios fundamentales, el reconocimiento de los niños como
sujetos titulares de derechos, y el reconocimiento de la niñez como una etapa específica e
indispensable del desarrollo humano. Esto concierne una afirmación a los sujetos niños,
niñas y adolescentes a participar de los procesos judiciales administrativos, o de cualquier
otra índole, garantizándoles su derecho a ser oídos y que sus opiniones sean debidamente
tenidas en cuenta de acuerdo a su edad y grado de madurez, seguidamente tenemos el
principio de participación, este derecho de los niños, niñas y adolescentes, se refiere a ser
oído y a que su opinión sea debidamente tenida en cuenta (Art. 12, CDN), implica tres
niveles progresivamente obligatorios, teniendo en cuenta la madurez y desarrollo del niño,
deber ineludible de escuchar personalmente al niño, cualquiera sea su edad para “hacerse
escuchar”; deber de tomar en cuenta sus opiniones y deseos, y derecho a ser parte en
función de su desarrollo y grado de madurez. En especial a consentir actos médicos que
impliquen “medidas de cuidado” a su propio cuerpo.

Sin embargo, cuando un menor de edad pasa a perpetrar un hecho punible, pasa a
manos del Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescentes, el cual es el conjunto de
órganos y entidades que se encargan del establecimiento de la responsabilidad del
adolescente por los hechos punibles en los cuales incurran, así como de la aplicación y
control de las sanciones correspondiente, regido por la ley especial en Venezuela conocida
como la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA), esta
Ley tiene por objeto garantizar a todos los niños y adolescentes, que se encuentren en el
territorio nacional, el ejercicio y el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, a
través de la protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben brindarles
desde el momento de su concepción, regulando los derechos y garantías, así como los
deberes y responsabilidades relacionadas con la atención y protección de los niños, niñas y
adolescente, además esta ley refuerza el concepto de familia como célula fundamental de la
sociedad, por lo que le da gran importancia a las obligaciones.
Centrándonos en la responsabilidad penal del menor, está se encuentra establecida
entre 14 años y menos de 18 años de edad al momento de cometer el delito. Esto, aunque en
el transcurso del proceso alcancen los 18 años de edad o bien sean mayores de 18 años
cuando sean acusados. Pero cuando la edad sea menor de 14 años se le aplicarán medidas
de protección de acuerdo a la ley. Cuando el menor de 14 años sea sorprendido cometiendo
un delito en flagrancia se dará aviso al Ministerio Público especializado quien pondrá al
menor de edad a la orden del Consejo de Protección dentro de las 24 horas siguientes. Por
lo que los adolescentes al estar involucrados en hechos punibles responden por el hecho en
el que estén involucrados, en la medida de su culpabilidad, y esto hay que diferenciarlo con
la comisión de hechos punibles con la que cometa el adulto.

Por lo que el adolescente no podrá ser, en ningún momento procesado y tampoco


sancionado por acto u omisión que al tiempo de haber ocurrido no haya sido previsto en la
ley penal, en forma expresa y precisa como delito o falta. Por lo que puede ser objeto de
sanción cuando su conducta esté justificada o no lesiona al bien jurídico tutelado. El
adolescente cuando se le declara responsable del hecho punible en el cual esté involucrado
podrá ser sancionado con medidas que están previstas solo en la ley.

Cabe destacar que cuando en la comisión de un hecho punible se encuentren adultos y


adolescentes las causas deben ser separadas para que la autoridad competente de cada una
de ellas conozca del delito en cuestión. Por lo que en estos casos los funcionarios que
intervengan en la investigación o los tribunales competentes deberán remitirse información
documental mediante la respectiva copia certificada. Para este conjunto de investigaciones
que se realizan, donde estén involucrados adolescentes se deben tomar en cuenta las
garantías fundamentales en cuanto a la dignidad inherente al ser humano.

En este sentido el adolescente jamás podrá ser limitado en el ejercicio de sus derechos
y garantías contenidos en las medidas cautelares o definitivas que se les impongan.
Además debe haber proporcionalidad en cuanto a que las sanciones deben ser racionales en
relación al hecho punible en que estén involucrados y las consecuencias que deriva del
mismo. Tomando en cuenta la presunción de inocencia, de ser informado de todo de cuanto
se le está investigando en el lenguaje apropiado y comprensivo para que el mismo tenga
certeza de su situación legal.
Esto teniendo en cuenta que los adolescentes que hayan cometido una infracción a la
ley tienen derecho a la rehabilitación y resocialización, mediante planes y programas
garantizados por el Estado e implementados por las instituciones y organizaciones que este
determine. Sirve para garantizar que se respeten los derechos de los adolescentes y permite
que ellos se hagan responsables de las acciones que realizaron corrigiendo sus errores con
las personas a quienes hicieron daño. Las decisiones que se toman con el adolescente
buscan su educación, su formación, así como el cambio en su manera de pensar, sentir y
actuar. En caso de que se compruebe la participación del adolescente en un hecho punible y
declarado su responsabilidad, el tribunal lo sancionará y le aplicará las siguientes medidas,
Orientación verbal educativa, Imposición de reglas de conducta, Servicios a la comunidad,
Libertad asistida, Semi-libertad y Privación de libertad.

La misma ley establece una serie de delitos en contra de los niños, niñas y
adolescentes entre los cuales encontramos, la tortura, que vulnera la dignidad humana y
restringe el comportamiento de una persona que por medios violentos se le obliga a realizar
una confesión o delación en contra de su voluntad, es decir cualquier actos que produzcan
grave sufrimiento o dolor (Físico o Psíquico) con el propósito de doblegar la voluntad de la
víctima para así, obtener información (Art. 253 LOPNNA), seguidamente el trato cruel, que
es un desbordamiento de los límites disciplinarios, mediante el cual se lesiona la libertad
por el solo hecho de castigar. No es un sinónimo de Maltrato, pero si es un nivel mayor de
éste. Es un delito de mera actividad que se consuma con la sola producción de vejamen
física o psíquica (Art. 254 LOPNNA), el maltrato es la violencia propositiva y repetitiva
con la finalidad de causar dolor y modificar una conducta, que de acuerdo al criterio de
quien ejerce la crianza, es nociva. Es entonces el castigo físico y humillante con el
propósito de corregir el comportamiento, es un delito de mera actividad (Art. 254
LOPNNA), el tráfico de niños, niñas y adolescentes, siendo el equivalente a la venta, en
virtud del ánimo de lucro del sujeto activo. Es una modalidad de comisión alternativa, es
decir quien promueva facilite o ejecute la entrada o salida ilegal al país. Quien lo perpetre
puede recurrir a medios fraudulentos para lograr su propósito. (Art. 266 LOPNNA), en el
caso del lucro por entrega de niños, niñas y adolescentes, este supone la promesa o entrega
a un tercero, a cambio de un pago o recompensa, a su hijo, pupilo, niño, niña o adolescente
bajo la responsabilidad de crianza (Art. 267 LOPNNA), la explotación sexual de niños,
niñas y adolescentes, se trata de fomentar, dirigir o lucrarse de la actividad sexual de los
menores (Art, 258 LOPNNA), así como también encontramos el abuso sexual de niños y
niñas, en este delito se puede distinguir entre Abuso sexual sin penetración, y Abuso sexual
con penetración, dentro de este tipo, el abuso sexual puede ser fálico o no fálico. En este
sentido establece la penetración fálica y no fálica vía vaginal, anal y oral, (Art. 259
LOPNNA), el desacato a la autoridad, por ser un delito contra el Sistema de Protección, no
encaja en la Sección de Responsabilidad Penal del Adolescente, aplica para el Consejo de
Protección, Ministerio Público y autoridad Judicial. (Art. 270 LOPNNA) y el falso
testimonio, a diferencia del delito tipificado en el Código Penal, este delito puede
perpetrarse en cualquier etapa del proceso y no solo en la fase de juicio. Pareciera que se
extiende a la vía administrativa pues comprende todos los procedimientos previstos en la
Ley (Art. 271 LOPNNA), entre otra serie de delitos establecidos en la ley, entendiendo así
que la primera etapa que el niño vive en el núcleo familiar es muy importante para su futura
relación con la sociedad. Más específicamente, es lo que determinará la manera que se
relacionará con esta e igualmente debido a la formación de la personalidad. Es por eso que
pensamos que si el niño sufre de maltrato en esta primera etapa de su vida, le quedarán
secuelas irreversibles que se manifestarán de diferentes maneras en su vida de adulto.

El maltrato, además, viola derechos fundamentales de los niños, niñas y


adolescentes, cabe destacar que los niños maltratados del hoy, son los que se convertirán en
los adultos problemáticos del mañana. Son quienes estarán a cargo de la sociedad, quienes
llevarán adelante grupos y comunidades. Por esto debemos fomentar campañas a favor de
las denuncias del maltrato infantil. Así como también los adultos deben asumir sus
responsabilidades maduramente y con compromiso para evitar que los niños se conviertan
en los agresores del mañana. Tiene que haber tolerancia cero con la violencia hacia niños y
adolescentes. No se pueden justificar los bofetones y los insultos, porque son una
humillación, destacando la frase “Si alguien te pone las manos encima, asegúrate que no la
pone encima de nadie más".

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