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ENFERMEDADES DEL PERICARDIO:

El pericardio es una membrana que envuelve al corazón. Consta del pericardio parietal
y visceral. Contiene hasta 50 mL de líquido pericárdico. El espacio pericárdico tiene
normalmente una presión negativa y durante la inspiración disminuyen las presiones
pleurales y pericárdicas y aumentan las presiones transmurales (“de expansión”) de las
cavidades, favoreciendo el retorno venoso.

Puede verse afectado por patologías cardíacas, enfermedades de órganos vecinos y


enfermedades sistémicas.

- Pericarditis aguda.
- Derrame pericárdico.
- Taponamiento cardíaco.
- Pericarditis crónica constrictiva.

Pericarditis aguda:
Conjunto de signos y sintomas producidos como consecuencia de la inflamación aguda
del pericardio.

Causas más frecuentes de pericarditis aguda:

Pericarditis aguda idiopática.

Pericarditis infecciosa:

- Vírica: enterovirus (Echovirus, Coxsackie), herpesvirus, parvovirus, HIV, etc.


- Purulenta o bacteriana (estafilococo, estreptococo o neumococo)
- Tuberculosa.

Pericarditis neoplásica:

- Neoplasia primaria del pericardio.


- Neoplasia metastásica.

Pericarditis asociadas a enfermedades autoinmunes sistémicas y vasculitis:

- LES.
- Artritis reumatoide.
- Sjogren.
- Varias vasculitis.

Pericarditis inmunoinflamatorias:

- Pericarditis post IAM (epistenocárdica)


- Pericarditis pospericardiotomía.
- Iatrogenia tras procedimientos: catéteres intracardíacos, marcapasos,
ablación, angioplastia.

Pericarditis asociada a enfermedades metabólicas:

- Insuficiencia renal.

Pericarditis de causa física:

- Traumática.
- Pericarditis por irradiación.

Pericarditis por fármacos o toxicomedicamentosa.

Pericarditis por colesterol.

Fisiopatología:

La inflamación aguda de la serosa pericárdica produce exudación de fibrina y


liberación de sustancias inflamatorias que provocan la fiebre y sintomas generales, ya
sea por un proceso de inflamación local (virus que diseminan por via hematógena) o
diseminación de otro proceso patológico como la endocarditis infecciosa, hacia el
pericardio (pancarditis)

Cuadro clínico:

La triada característica de la pericarditis aguda está constituida por:

- Dolor torácico.
- Fiebre o febrícula.
- Roce pericárdico.

Dolor torácico: se presenta en casi el 60% de los pacientes y se caracteriza por ser
urente o quemante (a veces opresivo), intenso y de rápida instalación, localizada en la
parte baja del esternón, pero irradiado a toda la cara anterior del tórax, puede
irradiarse a cuello, brazos y hombros, siendo característica la irradiación a la zona
supraclavicular (trapecios). Aumenta en inspiración y en decúbito supino y mejora en la
posición genupectoral (inclinarse hacia adelante).

Sindrome febril: se presenta solo en el 30% de los casos, asociado con el dolor
precordial y orienta decididamente al diagnóstico.

¿Qué preguntar ante esta presentación?

Preguntar sobre peculiaridades del dolor precordial:


- ¿Aumenta con la inspiración?
- ¿Aumenta con la tos?
- ¿Se alivia con la posición hacia delante?

Preguntar sobre antecedente de un cuadro de vías aéreas superiores dentro de los


últimos 10 a 15 días y la ausencia de factores de riesgo para enfermedad coronaria.

Frote pericárdico: en la auscultación solo está presenta en esta enfermedad. Se


presenta en casi el 90% de las pericarditis agudas en su periodo inicial. Es un ruido
rudo, sistólico y diastólico, con un tercer componente presistólico, que se ausculta
mejor al apretar la membrana del estetoscopio contra la piel y sobre todo en el
mesocardio y la base del corazón en la posición genupectoral o en decúbito ventral.
Suele desaparecer cuando se produce el derrame y a veces reaparece, aunque más
tenue, en la etapa de resolución de este.

Diagnóstico:

Se define con los exámenes complementarios, como el ECG y el ecocardiograma.

Electrocardiograma:

Es la prueba complementaria más útil para el diagnóstico de pericarditis aguda, aunque


en ocasiones puede ser normal o inespecífico. Confirma el diagnóstico en el 90% de los
casos.

- El dato más característico es la elevación del ST de forma cóncava superior y


afectar a la mayoría de las derivaciones, excepto AVR y V1.
- No parecen ondas Q de necrosis.
- Puede haber depresión del PR, causado por inflamación auricular.
- Luego de las horas y días sucesivos el segmento ST tienden a normalizarse y
puede haber inversión profundas de las ondas T, que puede persistir durante
más tiempo.
Ecocardiograma bidimensional: suele ser normal en la etapa aguda, pero ayuda a
descartar otras causas de dolor precordial y cambios del ST como IAM. En las etapas
subaguda y crónica se puede detectar la presencia de derrame pericárdico, por lo
común de escaso volumen, confirma el diagnóstico de endocarditis.

RX: la presencia de cardiomegalia debe hacer sospechar una pericarditis complicada


con derrame, pero en ausencia de derrame pericárdico puede ser completamente
normal. Puede existir derrame pleural, habitualmente izquierdo, que forma parte del
proceso inflamatorio pleuropericárdico. Por últimas, ciertas alteraciones en el
parénquima pulmonar (neumonía, lesiones tuberculosas, masas) pueden orientar hacia
el diagnóstico etiológico de la pericarditis.

Datos de laboratorio: en general son inespecíficos. Es frecuente la presencia de


leucocitosis moderada y de incremento de marcadores inflamatorios (PCR, VSG).

Con cierta frecuencia se detectan discretas elevaciones de los marcadores de daño


miocárdico (troponina, CPK-Mb), sin otros signos de miocarditis, que no tienen un
significado pronóstico adverso si no hay alteración de la función ventricular
(miopericarditis).

TAC y RMN: no suelen ser exploraciones necesarias en la pericarditis aguda.

En pacientes con derrame pleural están indicados: Toracocentesis y estudio de


líquido.
La Pericardiocentesis está indicada si hay taponamiento cardíaco o si la sospecha de
pericarditis purulenta, tuberculosa o neoplásica es elevada.

Diagnóstico diferencial:

Patologías causantes de dolor torácico:

- Pleuropulmonares: neumonía, pleuritis, neumotórax.


- Cardíacos: IAM, angina, miocarditis, diseccion aortica, embolia pulmonar.

Pronóstico:

Está en relación directa con la etiología causante. Datos como:

- Fiebre mayor de 38°C. Se asocian a una


- Derrame pericárdico grave. etiología específica.
- Taponamiento cardíaco.
- Falta de respuesta al tratamiento antiinflamatorio.

En la pericarditis idiopática, la evolución suele ser a la curación en pocos días o


semanas en la mayoría de los casos. La pericarditis purulenta o tuberculosa tiene un
pronóstico menos favorable, ya que con frecuencia evolucionan a taponamiento o
constricción grave.

Entre el 15-30% de los pacientes presentan, en el seguimiento nuevos brotes de


pericarditis (pericarditis recidivante), que pueden prolongarse y repetirse a lo largo
de meses o años y son de mecanismo probablemente inmunomediado. El no reconocer o
tratar adecuadamente el brote inicial puede favorecer las recurrencias y facilitar una
forma incesante de pericarditis.

A largo plazo el pronóstico es bueno y la inmensa mayoría experimenta una remisión


completa.

Tratamiento:

En la mayoría de los casos el tratamiento se basa en reposo y administración de AINE.


Los más utilizados son el AAS (500-1000 mg/6-8 h), el ibuprofeno (600-800 mg/8 h)
o la indometacina (25-50 mg/8 h). El tratamiento debe mantenerse durante 1-2
semanas, y retirarlo gradualmente 2-4 semanas. El uso de glucocorticoides debe
evitarse, salvo que sea absolutamente necesario, y sino darse en dosis bajas o medias
y retirarse gradualmente.

La colchicina (0,5-1 mg/día según el peso) debe administrarse como tratamiento inicial
asociada a antiinflamatorios para reducir la duración del brote agudo. También ha
demostrado ser un fármaco eficaz en la prevención de recurrencias.
Derrame pericárdico y Taponamiento cardíaco:
Se entiende por derrame pericárdico a aquella situación en la que el volumen de
líquido en el espacio pericárdico supera al que se considera fisiológico, por encima de
los 50 ml. El taponamiento cardíaco es un sindrome en el que un derrame pericárdico a
tensión comprime el corazón e interfiere en su normal funcionamiento, al dificultar el
llenado diastólico de las cavidades.

Etiología del derrame pericárdico:

Pericarditis: las que presentan derrame significativo y alto riesgo de taponamiento


cardíaco son: neoplásica, urémica, tuberculosa, por radiaciones (Serohemático)

Derrame trasudativo (hidropericardio o seroso): insuficiencia cardíaca, sindrome


nefrótico, cirrosis hepática, amiloidosis.

Derrame seroso: pericarditis viral y en las autoinmunes.

Hemopericardio o sangrado intrapericárdico:

- Rotura cardíaca post infarto de miocardio.


- Diseccion aortica con rotura en el pericardio.
- Traumatismo penetrante o cerrado.
- Perforación cardíaca relacionada con dispositivos y procedimientos (ej,
colocación de catéteres)
- Diátesis hemorrágicas por defecto en la coagulación.

Derrame metabólico:

- Hipotiroidismo (derrame Colesterínico)


- Insuficiencia renal crónica.

Derrame pericárdico neoplásico.

Quilopericárdico: rotura del conducto torácico en el pericardio por traumatismos o


tumores.

Fisiopatología:

En los cuadros de anasarca (IC, SN, Cirrosis) se producen trasudados por


desequilibrio de presiones lo que hace que se filtre líquido. Mucho más a menudo es un
exudado, por inflamación pericárdica.

La consecuencia del derrame sobre la función del corazón dependerá:

- Cantidad de líquido.
- Rapidez de acumulación: agudo o crónico: El volumen de reserva pericárdica es
escaso, por lo que pequeñas cantidades de líquidos pueden ocasionar trastornos
hemodinámicos muy graves si se acumulan con rapidez. El ejemplo es la rotura
en el seno de un IAM, en la que una cantidad pequeña de sangre, penetra
bruscamente y ocasiona un colapso circulatorio fulminante, taponamiento
cardíaco y muerte en minutos. En contraste con esto, en derrames crónicos,
pueden acumularse cantidades importantes de líquido, a veces más de 1 L, sin
ocasionar repercusión clínica.

En condiciones normales, la presión intrapericárdica oscila entre 0 y -3 mmHg. Cuando


la presión intrapericárdica aumenta, llega a igualarse con la presión de las cavidades
cardíacas, comprimiéndolas; en este punto se habla de taponamiento cardíaco. El
taponamiento compromete en primer lugar las cavidades derechas y al progresar,
puede acabar comprometiendo el llenado de las izquierdas. A partir de un momento
determinado (curva en j) pequeños incrementos en la cantidad de derrame ocasionan
grandes incrementos en la presión intrapericárdica. Por ello, en pacientes con
taponamiento cardíaco, la evacuación de pequeña cantidad de derrame, puede provocar
una gran mejoría hemodinámica.

La compresión de las cavidades cardíacas dificulta su llenado, con la consiguiente


reducción del gasto cardíaco. Esto pone en marcha los mecanismos de compensación:

1) A corto plazo se activa el SNS y produce taquicardia, vasoconstricción y


aumento de la contractibilidad del miocardio, permitiendo mantener el GC y la
PA para permitir la perfusion de órganos vitales.
2) A largo plazo, se produce estimulación de SARA para incrementar el volumen
de llenado y las presiones de las cavidades cardíacas.
3) Cuando se supera los mecanismos de compensación, el GC se reduce
drásticamente y el paciente entra en taponamiento cardíaco grave y shock. En
esta situación existe un gran incremento e igualación de las presiones
diastólicas de las cuatros cavidades cardíacas y de la presión intrapericárdica,
alrededor de 15-20 mmHg.

Cuadro clínico y diagnóstico:

Derrame pericárdico sin taponamiento cardíaco: no suele ocasionar ninguna


sintomatología, y el examen físico del paciente puede ser completamente normal.
Algunos pacientes presentan disnea o dolor torácico. Si el derrame es abundante
puede ocasionar sintomas por compresión de estructuras vecinas como disfagia o
disfonía.

Taponamiento cardíaco:
- Disnea de esfuerzo o reposo: sintoma tardío que manifiesta la disminución del
volumen minuto pulmonar.
- Astenia: por disminución del volumen minuto muscular.
- Hipotensión y shock: es la manifestación más grave del taponamiento cardíaco
y siempre anuncian el riesgo de muerte inminente.
- Ingurgitación yugular: expresión del aumento de la presión venosa por
dificultad en el llenado del ventrículo derecho (no disminuye con la inspiración
profunda- signo de Kussmaul).
- Puso arterial paradójico: consiste en la disminución de la TA sistólica y la onda
de pulso con la inspiración profunda. Es una exageración de un fenómeno
fisiológico, el cual ocurre que durante la inspiración la presión intrapleural se
hace más negativa y por tanto aumenta el retorno venoso, al aumenta la sangre
que llega al corazón, el septum interventricular se desvía hacia la izquierda
haciendo que la sangre salga en una menor cantidad, disminuyendo precarga,
fracción de eyección y PAS. En condiciones normales debe disminuir menos a 10
mmHg, si ocurre mayor aumento significa que hay una falla en el VD, el cual
bombea menos sangre al VI. No es exclusivo del taponamiento cardíaco ya que
también puede estar presente en pericarditis constrictiva, embolia pulmonar,
enfermedad pulmonar obstructiva grave, entre otros.

Examen físico en el taponamiento cardíaco:

- Pulso paradójico precoz.


- Ingurgitación venosa profunda.
- Matidez anormal en el precordio: percutir zonas mates precordiales alrededor
del área de matidez cardíaca absoluta; si el choque de punta se palpa por
dentro de la zona de matidez cardíaca.
- Ruidos cardiacos alejados: por interposición del líquido pericárdico.
- Taquicardia e hipotensión arterial: su presencia en un paciente con derrame
pericárdico es un signo de gravedad, ya que está indicando la pronta instalación
de un shock cardiogénico.

Examenes complementarios:

ECG: signos de pericarditis aguda si la hay, y si el derrame pericárdico es abundante


puede dar lugar a una reducción generalizada de la magnitud de los voltajes eléctricos
y en algunos casos se observa una alternancia eléctrica del complejo QRS (complejos
del QRS de voltaje pequeño se intercalan uno a uno con complejos de voltaje normal)
lo cual se debe al desbalanceo cíclico del corazón en el interior del abundante
derrame.
RX: cardiomegalia muy llamativa si hay derrame pericárdico abundante y sin
congestión pulmonar. Si hay taponamiento cardíaco de instalación brusca, la rx no es
útil ya que no existirá cardiomegalia. La realización de una RX en posición de
Trendelenburg (cabeza más atrás que los pies en decúbito) permite ver el
desplazamiento de líquido y diferenciarlo de la IC con cardiomegalia.

Ecocardiograma: es la técnica fundamental (más sensible y específica) para detectar


derrame pericárdico y establecer su gravedad. Detecta signos característicos de
taponamiento cardíaco en etapa aún subclínica. El signo es el colapso de las cavidades
derechas. El de la AD es muy sensible pero poco específico y el del VD es muy
específico, aunque de aparición más tardía.

Técnicas de laboratorio: se utilizan cuando es difícil conocer la etiología.

- Básicas: hemograma, función renal, marcadores inflamatorios, hormonas


tiroideas.
- Autoanticuerpos: si hay sospecha de enfermedad autoinmune.
- Investigación microbiológica de Micobacterias: esputo, aspirado gástrico.
Investigación de agentes infecciosos, serología de HIV.
- Marcadores tumorales.
- Pericardiocentesis: la punción pericárdica con aguja fina por via subxifoidea
con control ecocardiográfico permite confirmar la etiología del derrame y
realizar evacuaciones terapéuticas. Para evaluar el derrame se pide:
Perfil básico: celularidad, Glucosa, proteinas, LDH.
Citología.
Tinción de GRAM y baciloscopia. Cultivo convencional y para Micobacterias.
ADA y/o interferón.
PCR para tuberculosis, según sospecha.
Marcadores tumorales, según sospecha.
Según aspecto: colesterol, TAG y quilomicrones.

TAC-RMN de tórax: permiten diagnóstico y cuantificación y valoración del derrame.


No suele ser necesaria ya que la ecocardiografía aporta información precisa con mayor
rapidez y menor coste. Pueden tener un papel relevante en pacientes con mala ventana
ecocardiográfica, en derrames localizados o de distribución atípica y en estudio
etiológico. Proporcionan también ayuda en la cateterización del derrame, por ejemplo
la presencia de sangre.

Cateterismo cardíaco: permiten obtener registros de las presiones intracavitarias y


simultáneamente de la presión arterial y el pulso arterial paradójico. Las curvas de
presión obtenidas mostrarán una elevación e igualación de la presión pericárdica y las
presiones de llenado. No es necesaria para el diagnóstico.

Diagnóstico diferencial:

- Insuficiencia cardíaca.
- Cor pulmonar.
- Pericarditis constrictiva.
- IAM derecho.

La realización de un ecocardiograma permite confirmar o descartar la presencia de


derrame pericárdico.

En el caso del shock cardiogénico grave, la hipotensión sin causa aparente o parada
cardiocirculatoria por disociación electromecánica, el taponamiento cardíaco debe ser
el dx diferencial.

Tratamiento:

El tratamiento inicial viene determinado por la presencia o ausencia de taponamiento.


En ausencia de taponamiento, no está indicada la evacuación sistémica del líquido, salvo
cuando la sospecha de pericarditis tuberculosa, pulenta o neoplásica es elevada. El
tratamiento debe dirigirse a la causa del derrame.

Si hay signos inflamatorios, el tratamiento es igual que la pericarditis aguda. En


ausencia de inflamación, ningún tratamiento ha demostrado poder reducir o eliminar el
derrame.

En pacientes con taponamiento leve puede adoptarse una actitud expectante,


especialmente si la causa del mismo es reversible y existe tratamiento. En el paciente
con taponamiento grave, debe evacuarse el derrame pericárdico mediante
Pericardiocentesis percutánea, realizado frecuentemente por vía subxifoidea y tras la
que es habitual dejar durante unos días un catéter intrapericárdico.

El drenaje quirúrgico es más invasivo y se utiliza cuando el taponamiento cardíaco no


es resuelto por Pericardiocentesis o por recidiva tras una Pericardiocentesis eficaz, y
en pacientes con pericarditis purulenta. El drenaje quirúrgico permite además el
estudio del derrame, la toma de muestra del tejido para estudio anatomopatológico.
Pericarditis constrictiva:
Sindrome clínico provocado por la inflamación crónica del pericardio, que produce
inicialmente una contractura fibroelástica de la capa visceral del pericardio asociada
con derrame libre de escaso volumen y tardíamente cicatrización fibrosa y
calcificación de ambas hojas pericárdicas, pueden incluso las cicatrices fibróticas
densas obliterar hacia la cavidad.

Etiología: principalmente idiopática, la tuberculosis fue una causa muy importante que
hoy en día ha ido disminuyendo. Otras causas son: bacteriana, neoplásica, cirugía
cardíaca, uremia, autoinmune y radioterapia.

Fisiopatología:

El pericardio cicatrizado, engrosado y rígido pierde su elasticidad y comprime al


corazón, dificultando el llenado diastólico de los ventrículos. Respeta el llenado
diastólico en la primera fase (a diferencia del taponamiento cardíaco donde toda la
diástole se ve comprometida), hasta que se alcance el límite impuesto por el pericardio
no distensible, la presión se incrementa rápidamente y el llenado ventricular se
detiene. Dada la menor masa ventricular del VD hace que sea el que primero
manifieste la constricción, lo que lleva a su aumento de presión de fin de diástole y de
la presión venosa sistémica. La congestión venosa sistémica ocasiona las
manifestaciones principales en forma de congestión hepática y edema periférico.

Aunque la contractibilidad del miocardio no suele estar afectada, la reducción del


llenado ventricular se acompaña de una reducción del GC por el mecanismo de Starling
de ambos ventrículos, lo que puede contribuir a la sintomatología del paciente.

Diagnóstico:

Anamnesis:

- Los sintomas son inespecíficos, tardíos, graduales y suelen pasar inadvertidos:


disnea de esfuerzo (congestión pulmonar), astenia, fatigabilidad y pesadez
abdominal.
- Es importante descartar causas productores y antecedentes de enfermedad
pericárdica. Además de interrogar sobre otras causas de producir ICD.

Examen físico: son tardíos pero típicos.

- Ingurgitación yugular con colapso  prominente.


- Edema periférico.
- Hepatomegalia congestiva: si es mantenida puede evolucionar a cirrosis,
pudiendo aparecer ascitis, anasarca e ictericia.
- Ascitis precoz.
- Desaparición del choque de punta (por detención del llenado diastólico)
- Ruidos cardíacos disminuidos.
- Auscultación en la región paraesternal izquierda y el mesocardio del golpe
pericárdico: ruido protodiastólico agudo de corta duración producido por la
brusca detención del llenado ventricular.

Examenes complementarios:

ECG: ondas T negativas y bajos voltajes son frecuentes. Aproximadamente el 25% de


los pacientes. La FA puede estar presente.

RX: puede ser clave para establecer el diagnóstico. La calcificación pericárdica está
presente en el 25-30% de los casos. Se podrá observar silueta cardíaca pequeña con
campos pulmonares claros y signos de dilatación venosa. Se debe pensar en
pericarditis constrictiva en pacientes con signos de ICD y corazón chico.

Ecocardiograma: es muy sensible y específico ya que hace ver de forma directa las
hojas pericárdicas engrosadas y calcificadas, con un movimiento sincrónico paralelo de
ambas hojas asociados con signos de sobrecarga derecha (movimiento paradójico
septal y VCI que se dilata en inspiración. El doppler muestra además, el patrón de
llenado restrictivo con detección temprana del llenado diastólico del VD.

TAC y RMN: en casos más complejos permiten visualizar las adherencias y


calcificaciones que confirman el diagnostico.

Estudio hemodinámico: medición hemodinámica que mostrara: aumento de la presión


venosa, con igualación de todas las presiones diastólicas (AI, VI, AD, VD, y de la
arteria pulmonar) y patrón de llenado ventricular derecho con signo de la raíz
cuadrada (Detención brusca del llenado ventricular y meseta posterior) con volumen
minuto normal.

Diagnóstico diferencial:

- Enfermedades extracardíacas: cirrosis hepática.


- Cardíacas: estenosis mitral, tumores cardíacos, miocardiopatía dilatada, cor
pulmonale.
- Miocardiopatía restrictiva (es muy difícil hacer dx diferencial)

Tratamiento: el tratamiento de elección es quirúrgico y consiste en pericardiectomía


o extirpación lo más amplia posible del pericardio. El tratamiento con diuréticos es útil
para evaluar los sintomas congestivos en pacientes que no puedan intervenirse o que
presentan constricción ligera.

ALGUNAS CAUSAS ESPECÍFICAS DE ENFERMEDAD PERICÁRDICA:

El pericardio puede verse afectado en el cuso de un número importante de


enfermedades y procesos cardíacos y extracardíacos.

Pericarditis en la insuficiencia renal:

En la insuficiencia renal avanzadas es la pericarditis urémica, frecuentemente


acompañada de derrame pericárdico. Actualmente es poco habitual por el uso más
amplio de diálisis. La enfermedad pericárdica en el paciente dializado es muy común.
Puede presentarse en forma de pericarditis aguda, con sintomas y signos clásicos de
inflamación o con derrame pericárdico.

El tratamiento suele consistir en iniciar o intensificar la diálisis, aunque es razonable


el uso de AINE en pacientes ya dializados crónicamente que presentan pericarditis
con datos de inflamación. En caso de compromiso hemodinámico, el derrame debe ser
drenado.

Pericarditis tras un IAM:

Se produce en el seno de infartos de miocardio transmurales extensos y suele


manifestarse en los primeros días tras el evento coronario. Su incidencia se ha
reducido por la revascularización. El cuadro clínico se caracteriza por reaparición de
dolor torácico, aunque se expresa poco en el ECG. Ocasionalmente es asintomática y se
diagnóstica al auscultarse un roce.

La pericarditis tardía post IAM o sindrome de Dressler se produce entre semanas y


meses después del IAM. Se trata de una poliserositis de etiología autoinmune que se
manifiesta con fiebre, dolor pleurítico o pericardítico y derrame pleural y/o
pericárdico. Los antiinflamatorios constituyen la base del tratamiento.
Sindrome pospericardiotomía:

Se trata de un cuadro de pleuropericarditis, de patogenia autoinmune, que se


desarrolla de días a meses tras una intervención quirúrgica cardíaca. Es frecuente que
haya derrame pleural y pericárdico y algunos pacientes presentan infiltrados
pulmonares. El tratamiento se basa en antiinflamatorios y colchicina.

Enfermedad pericárdica neoplásica:

La afectación neoplásica del pericardio suele dar lugar a derrames abundantes,


hemáticos y con tendencia al taponamiento cardíaco, y suele cursar con pocas
manifestaciones inflamatorias de pericarditis. Los cánceres de pulmón y mama, y las
neoplasias hematológicas son las principales causas de enfermedad pericárdica
metastásica.

Es importante establecer el diagnóstico de certeza mediante aislamiento de células


malignas en líquido o tejido pericárdico, porque los pacientes con neoplasias presentan
con frecuencia derrames de causa no maligna. Además del tratamiento de la neoplasia
causante, la Pericardiocentesis con drenaje prolongado y, con instalación de
citostáticos intrapericárdicos constituye la forma más eficaz de este proceso.

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