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Valadez Herrera María Fernanda 2206

Vía de señalización de la activación del linfocito T

La estimulación del linfocito T es un proceso que incluye una secuencia y


modificaciones en la expresión de moléculas de superficie, tras la
identificación del antígeno y recibir la estimulación, los linfocitos T sufren
alteraciones distintivas en su apariencia y desempeño.

Uno de los eventos clave en la activación del linfocito T es la coestimulación.


La coestimulación es necesaria para que los linfocitos T respondan
adecuadamente a la presencia de un antígeno. La vía coestimuladora más
caracterizada es aquella en la que interviene el receptor de superficie del
linfocito T CD28 y las moléculas coestimuladoras B7-1 (CD80) y B7-2
(CD86).

La interacción de CD28 con B7-1 o B7-2 proporciona una señal


coestimuladora necesaria para la activación adecuada del linfocito T. Esta
interacción aumenta la respuesta del linfocito T y promueve su proliferación,
supervivencia y diferenciación hacia linfocitos efectores y de memoria, en
caso de la ausencia de la coestimulación a través de CD28, los linfocitos T
pueden entrar en un estado de falta de reactividad prolongada o incluso
apoptosis.

Reiterando importancia de la vía CD28:B7 en la activación de linfocitos T


vírgenes ha sido ampliamente demostrada. Esta interacción proporciona la
"segunda señal" necesaria junto con el reconocimiento del antígeno por
parte del receptor del linfocito T (TCR) que constituye la "primera señal",
donde la unión de CD28 a B7-1 o B7-2 potencia las señales del TCR y
estimula la expresión de proteínas de supervivencia, citocinas y receptores
para citocinas, lo que resulta en una respuesta inmune más efectiva.

En pocas palabras la interacción entre CD28 y las moléculas coestimuladoras


B7-1 y B7-2 desempeña un papel fundamental en la activación del linfocito
T. Esta vía coestimuladora proporciona una señal necesaria para la activación
completa del linfocito T, promoviendo su respuesta inmune y su
diferenciación hacia linfocitos efectores y de memoria.

Uno de los cambios más llamativos es el incremento en la expresión de la


molécula CD69 en los linfocitos T activados, donde CD69 se adhiere al
receptor para la esfingosina 1-fosfato 1 (S1PR1) y disminuye su presencia en
la superficie celular, este decaimiento en la expresión de S1PR1 tiene
consecuencias en la migración de los linfocitos T y puede contribuir a su
retención en los órganos linfoides, cabe destacar que CD69 es una molécula
presente en la superficie de los linfocitos T activados, tras recibir el estímulo
por el reconocimiento del antígeno y la coestimulación.

Además, se ha observado que CD69 participa en la activación y proliferación


de los linfocitos T, se ha demostrado que la presencia de CD69 se relaciona
con una mayor capacidad de proliferación de los linfocitos T y una mayor
producción de citocinas, como la interleucina 2 (IL-2), Además también
interviene en la regulación de la apoptosis de los linfocitos T fomentando la
supervivencia celular.

Asimismo, de la interacción entre CD28 y las moléculas coestimuladoras B7-


1 y B7-2, durante la activación del linfocito T también se produce la
inducción de moléculas inhibidoras como CTLA-4 y PD-1, las cuales tienen un
papel crucial en la regulación de la activación continua del linfocito T y
pueden limitar la generación excesiva de la respuesta inmune.

La expresión de CTLA-4 y PD-1 aumenta después de la activación del


linfocito T, que también actúan como inhibidores de la activación del linfocito
T al competir con CD28 por la unión a las moléculas coestimuladoras B7-1 y
B7-2.

La unión de CTLA-4 a B7-1 y B7-2 bloquea la señal coestimuladora necesaria


para la activación completa del linfocito T, lo que resulta en una inhibición de
la respuesta inmune, mientras que PD-1 es una molécula inhibidora que se
expresa en la superficie de los linfocitos T activados, su interacción con su
ligando PD-L1, que se encuentra en las células presentadoras de antígeno,
también inhibe la activación del linfocito T, esta interacción disminuye la
producción de citocinas y la proliferación celular, y promueve la aparición de
un estado de anergia o agotamiento del linfocito T.

Estos cambios en la expresión de moléculas de superficie y las señales


coestimulatorias, junto con la inducción de moléculas inhibidoras como
CTLA-4 y PD-1, conducen a la activación del linfocito T y el inicio de
respuestas funcionales. Estas respuestas incluyen la producción de citocinas,
que son moléculas clave en la regulación de la respuesta inmune, la
proliferación celular para amplificar la respuesta y la diferenciación hacia
subpoblaciones especializadas de linfocitos T, como las células T helper
(CD4+) o las células T citotóxicas (CD8+)

Bibliografía:

Abbas, A. K. (2022). INMUNOLOGIA CELULAR Y MOLECULAR (10a.


ed.). BARCELONA: ELSEVIER.

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