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La forma principal por la que el sistema inmunitario innato se ocupa de las infecciones y las
lesiones tisulares es estimular la inflamación aguda, que es la acumulación de leucocitos,
proteínas plasmáticas y líquido derivado de la sangre en un sitio de infección o lesión de
tejido extravascular.
Las respuestas inflamatorias agudas comienzan cuando los microbios transgreden las
barreras epiteliales o cuando el tejido está lesionado (1), y luego los patrones
moleculares asociados a patógenos (PAMP) y los patrones moleculares asociados al daño
(DAMP) activan las células centinela, como macrófagos, células dendríticas, mastocitos
(2), para secretar citocinas y otros mediadores (3). Algunos de estos mediadores (por
ejemplo, histamina, prostaglandinas) aumentan la permeabilidad de los capilares (4), lo
que lleva a la entrada de proteínas plasmáticas (por ejemplo, proteínas del
complemento) en los tejidos (5), y otros (interleucina-1, factor de necrosis tumoral)
aumentan la expresión de las moléculas de adhesión endotelial y las quimiocinas que
promueven el movimiento de los leucocitos desde las vénulas postcapilares hacia los
tejidos (6), donde los leucocitos destruyen los microbios, eliminan las células dañadas (7)
y promueven más inflamación y reparación (8).
8. La inflamación aguda a menudo se asocia con una muerte significativa de las células
huésped, incluidas las células tisulares asesinadas por microbios o por daños colaterales
por las actividades microbianas de los leucocitos reclutados. Una vez que se eliminan los
agentes infractores, el tejido dañado tiene que ser reparado. Los macrófagos desempeñan
un papel fundamental en el proceso de reparación debido a varias actividades. Los
macrófagos eliminan las células muertas y secretan factores de crecimiento que
promueven la regeneración y la angiogénesis. Los macrófagos también secretan TGF-β y
otras citocinas que estimulan la síntesis de colágeno por los fibroblastos, promoviendo
así la formación de tejido cicatricial para reemplazar las partes dañadas. Los macrófagos
activados de diferentes maneras son responsables de diferentes funciones: los macrófagos
activados clásicamente son microbicidas y promueven la inflamación al principio de la
reacción, y alternativamente los macrófagos activados promueven la reparación de los
tejidos más tarde.
2. Caso – LES ( Tema: autoinmunidad)
Mujer de 66 años con antecedentes de lupus eritematoso sistémico (LES) que le fue
diagnosticado hace 2 años cuando presentó exantema, úlceras orales, dolores articulares y
ANA y Anti-dsDNA positivo. Recibió tratamiento con hidroxicloroquina con buen control de
su LES. Hace un año fue diagnosticada con nefritis lúpica clase III requiriendo altas dosis de
glucocorticoides y micofenolato mofetilo. Su LES y nefritis lúpica están bien controlados
con hidroxicloroquina, micofenolato mofetilo y prednisona 7,5 mg al día. Los signos vitales
son normales.
Ac antinucleares y anti-dsDNA
Patogenia
Dos observaciones han suscitado nuevas hipótesis sobre la patogenia del LES:
Primera, los estudios realizados en pacientes han revelado que las células sanguíneas
muestran un patrón molecular característico muy llamativo (patrón de expresión génica)
que indica la exposición al IFN-a, un interferón del tipo I que producen, sobre todo, las
células dendríticas plasmocitoides. Algunos estudios han revelado que las células
dendríticas plasmocitoides procedentes de pacientes con LES también producen
cantidades elevadas de IFN-a. Segundo, estudios realizados en modelos animales han
demostrado que los receptores del tipo toll (TLR) que reconocen el ADN y el ARN, sobre
todo el TLR9, que reconoce el ADN y el TLR7, que reconoce el ARN, desempeñan una
función importante en la activación de los linfocitos B específicos frente a antígenos
nucleares propios.
Los linfocitos T en desarrollo en el timo se llaman timocitos. Los timocitos más inmaduros
se encuentran en el seno subcapsular y la región cortical externa del timo. Desde aquí, los
timocitos migran a través de la corteza, donde tienen lugar la mayoría de los
acontecimientos madurativos posteriores.
Es en la corteza donde los timocitos expresan por primera vez el TCR gamma delta y alfa
beta. Los linfocitos T alfa beta maduran hasta convertirse en linfocitos T CD4+ restringidos
por la clase II del MHC o CD8 + restringidos por la clase I del MHC a medida que
abandonan la corteza y entran en la médula. Desde la médula, los timocitos de una sola
positividad CD4+ y CD8 + salen del timo a través de la circulación.
Durante la transición a partir de las células con doble positividad a las células con una
sola positividad, los timocitos con un TCR restringido por la clase I del MHC se
convertirán en células CD8+CD4 , y los timocitos con un TCR restringido por la clase II del
MHC se convertirán en CD4+CD8 .
En la médula, las células epiteliales medulares tímicas expresan una proteína nuclear
llamada AIRE (regulador autoinmunitario, del inglés autoimmune regulator) que induce la
expresión de varios genes específicos de tejido en el timo. Estos genes se expresan
normalmente solo en órganos periféricos específicos. Su expresión en el timo
dependiente de AIRE facilita que muchos péptidos específicos de tejido sean
presentados a los linfocitos T en desarrollo, lo que facilita la eliminación (selección
negativa) de estas células. Una mutación en el gen que codifica AIRE da lugar a un
síndrome poliendocrino autoinmunitario, lo que subraya la importancia del AIRE en la
mediación de la tolerancia central a antígenos específicos de tejido.
Linfocitos B
Los principales acontecimientos que tienen lugar durante la maduración de los linfocitos B
son el reordenamiento y expresión de los genes de Ig en un orden preciso, la selección y
proliferación de los linfocitos B en desarrollo en el punto de control del prerreceptor para
el antígeno, y la selección del repertorio de linfocitos B maduros.
Una cinasa llamada tirosina cinasa de Bruton (Btk) se activa a continuación del pre-BCR y
es necesaria para enviar señales de este receptor que median la supervivencia, la
proliferación y la maduración en el estadio de prelinfocito B y posteriores. Mutaciones del
gen BTK dan lugar a la enfermedad llamada agammaglobulinemia ligada al X (X LA ), que
se caracteriza por un fallo en la maduración del linfocito B
Linfocito B inmaduro –> linfocito B que expresa IgM. Los linfocitos B inmaduros no
proliferan ni se diferencian en respuesta a los antígenos. De hecho, si reconocen
antígenos en la médula ósea con avidez elevada, lo que puede ocurrir si los linfocitos B
expresan receptores para antígenos propios multivalentes presentes en la médula ósea,
los linfocitos B pueden editar el receptor o morir. Estas células pasan rápidamente a través
de dos estadios de transición y pueden comprometerse en el desarrollo hacia los linfocitos
B de la zona marginal o hacia los linfocitos B foliculares.
Los ejemplos más claros de las enfermedades mediadas por el complemento son las
enfermedades mediadas por inmunocomplejos. Las vasculitis sistémicas y la
glomerulonefritis por inmunocomplejos se deben al depósito de complejos
antígenoanticuerpo en las paredes de los vasos y los glomérulos renales . El
complemento activado por estos inmunocomplejos depositados inicia las respuestas
inflamatorias agudas que destruyen las paredes vasculares o los glomérulos y llevan a la
trombosis, la lesión isquémica de los tejidos y la cicatrización.
Acción del complemento
El complejo C1 contiene C1q, que consta de tres polipéptidos cada uno con seis tallos
similares al colágeno que unen la región central de la fibrilla con las seis cabezas
globulares de C1q. Los tallos de colágeno del C1q son el lugar donde el C1r y el C1s
pueden acoplarse para producir un complejo C1 capaz de unirse a la región Fc de la IgG.
La prednisona
Sus efectos se producen en las células blanco por interacción con un receptor
intracelular específico; este complejo es translocado al núcleo, donde se une al DNA y
estimula la transcripción del RNAm que codifica la síntesis proteínica, o de enzimas
específicas, a las que se deben sus efectos. A través de la síntesis de macrocortina,
inhibe la actividad de la fosfolipasa A2 y, por consiguiente, disminuye la liberación de
ácido araquidónico a partir de los fosfolípidos de las membranas celulares, cuya acción
impide la formación de prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos. De igual manera
que otros corticosteroides, también inhibe la emigración de los neutrófilos a las áreas de
inflamación, la permeabilidad capilar, el edema y la acumulación de mastocitos
asociada a la liberación de histamina. Por otro lado, bloquea la síntesis de anticuerpos
Hidroxicloroquina
Inhibe la locomoción de los neutrófilos y la quimiotaxis de los eosinófilos. Por otro lado,
su eficacia en la artritis reumatoide y el lupus eritematoso parece depender de su
capacidad para interferir con las funciones celulares en compartimentos ácidos como
los lisosomas, en donde incrementa el pH intralisosomal y altera la degradación de los
antígenos; dificultando así la unión de los péptidos resultantes al complejo mayor de
histocompatibilidad (HLA) de clase II. De esta manera, disminuye la formación de los
complejos (antígeno-HLA) necesarios para estimular a los linfocitos T y bloquea el
sistema inmune. También disminuye la producción de citocinas inflamatorias mediada
por macrófagos, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina-1 y la
interleucina-6; así como a las prostaglandinas, por inhibición de la fosfolipasa A 2.
Micofenolato mofetil
Agente inmunosupresor éster del ácido micofenólico, potente inhibidor, selectivo, no
competitivo y reversible de la inosinmonofosfato-deshidrogenasa; inhibe, por tanto, la
síntesis de novo del nucleótido guanosina, no incorporándose al ADN. Tiene unos efectos
citostáticos más potentes en los linfocitos T y B ya que dependen de una manera decisiva
para su proliferación de la síntesis de novo de purinas. Así, los linfocitos quedan detenidos
en la fase S del ciclo celular y se produce una reducción en la generación de linfocitos
efectores para la inmunidad mediada por células T y la producción de anticuerpos.
Terapia
Ensayos clínicos para verificar la eficacia de anticuerpos anti-IFN-a en la enfermedad, y se
están considerando intentos de inhibir las señales del TLR. Se ha producido un gran interés
en eliminar los linfocitos B mediante el uso de un anticuerpo contra la proteína de
superficie del linfocito B CD20. Ahora se ha aprobado un anticuerpo que bloquea el factor
de crecimiento del linfocito B BAFF para el tratamiento del LES.
IFN-α
• Activación y proliferación de células dendríticas
• Diferenciación de células B en células plasmáticas
• Supresión de células T reguladoras
TNF-α
• Promueve la respuesta inflamatoria
• Funciones pro-apoptóticas
• Activa neutrófilos y células endoteliales
IL-8
• Atrae neutrófilos, basófilos y células T durante el proceso inflamatorio
• Potente factor angiogénico
• Induce la formación de trampas extracelulares de neutrófilos (NET)
IL-6
• Estimula la proliferación de células B y el cambio de clase de inmunoglobulina, lo que
resulta en una mayor secreción de anticuerpos.
• Antagonista de las células T reguladoras.
IFN-γ
• Activa los macrófagos en el sitio de la inflamación
• Promueve la producción de BAFF
• Induce la diferenciación de células T vírgenes en células Th1
IL-17
• Inducir y mediar respuestas proinflamatorias
• Amplificar la respuesta inmune aumentando la producción de autoanticuerpos a través de
la estimulación de linfocitos B
ABRIL
• Supervivencia a largo plazo de las células plasmáticas
• Inducir la apoptosis
• Activación de células B
IL-2
• Diferenciación de subconjuntos de células Th (incluidas las células Th1, Th2 y Th17)
• Homeostasis de las células Treg
IL-10
• Regula a la baja la expresión de citocinas Th1, antígenos MHC de clase II y moléculas
coestimuladoras en macrófagos
• Mejora la supervivencia, proliferación y producción de anticuerpos de las células B
IL-10 es una citoquina Th2 que actúa como un potente estimulador de la proliferación y
diferenciación de células B y, por lo tanto, un mediador potencial de la activación de células
B policlonales en el LES.
Inmunidad innata
Tras unirse a un ligando, múltiples proteínas NLRP3 idénticas interaccionan para formar un
oligómero y proteínas NLRP3 individuales en el oligómero se unen cada una a una proteína
adaptadora llamada ASC. Los adaptadores se unen entonces a un precursor inactivo de la
enzima caspasa 1 a través de interacciones de dominios de reclutamiento de caspasa
situados en ambas proteínas. Las caspasas son proteasas con cisternas en su lugar activo
que escinden proteínas sustrato en el aminoácido aspartato.
El daño inicial en la RHD puede originarse en las cuerdas tendinosas, donde el daño al
endotelio de estas delicadas estructuras valvulares muy delicadas puede iniciar lesión,
edema, fibrosis y cicatrización. Las células T se infiltran y se congregan en la membrana
basal de la válvula con regulación de VCAM-1 lo que permite la infiltración de las células
T en la válvula y conduce a una lesión valvular explosiva con estreptococos repetidos.
Los anticuerpos con reacción cruzada se unen a células endoteliales en la válvula cardiaca,
activando moléculas de adherencia VCAM-1 atrayendo así linfocitos activados y lisis de
células endoteliales en presencia de complemento, liberándose péptidos los cuales activan
a su vez a linfocitos T que experimentan reacción cruzada e invaden el corazón y amplifican
el daño.
2- Una vez realizado el proceso de fusión entre las membranas viral y celular se produce
la internalización de la nucleocápside viral y la desencapsidación del genoma viral.
3- El proceso de síntesis de ADN a partir del ARN viral es realizado por el complejo
enzimático de la transcriptasa inversa. Sin embargo, en un linfocito «en reposo», la
retrotranscripción no finaliza la síntesis del ADN. Es necesario «activar» la célula
infectada para que la retrotranscripción se complete.
4- Una vez sintetizado, el ADN proviral se acopla a una serie de factores celulares y virales
formando lo que se denomina «complejo de preintegración» , que es transportado al
núcleo, donde el ADN viral se integra en el genoma del huésped constituyendo la
forma proviral del VIH.
6- Los linfocitos CD4 albergan mayoritariamente el genoma viral en forma latente. A partir
del estado de provirus integrado, la replicación del VIH comienza mediante la
transcripción del genoma viral. El principal factor celular implicado en el paso de la fase
de latencia viral a la de reactivación es NF-kB.
De esta manera, el linfocito CD4 representa un doble nicho ecológico en el ciclo biológico
del VIH: en estado de reposo celular permite la latencia viral al carecer de los factores
necesarios para permitir la replicación del VIH; por el contrario, la activación celular induce
en el linfocito CD4 las proteínas de la familia NF-kB necesarias para iniciar la transcripción
del genoma viral, transformándose así en una célula especialmente permisiva para la
replicación del VIH.
El ARNm del VIH se sintetiza en forma de un único transcrito que debe ser transportado al
citosol y procesado en ARN de distintos tamaños. La maduración final de los viriones y el
ensamblaje correcto de las proteínas virales se produce en el momento final del ciclo
infectivo, previamente a la gemación de los virus a través de la membrana celular, y
permite constituir una partícula viral madura.
Mecanismos de destrucción
- Destrucción de CD4 por efecto citopático
Dada la agresiva cinética de replicación viral, se postuló inicialmente que la destrucción
de los linfocitos CD4 era una consecuencia directa de la replicación viral y del consiguiente
efecto citopático en la célula infectada. Sin embargo, datos recientes demuestran que
otros mecanismos de destrucción indirecta o de bloqueo linfocitario se hallan también
implicados como causa del proceso de inmunosupresión, ya que la destrucción linfocitaria
por efecto citopático directo no explica todos los fenómenos de disregulación inmune que
se observan en el sida.
- Mecanismos indirectos de destrucción de CD4
Destrucción por mecanismos inmunes
En este grupo se engloban una serie de mecanismos por los que el propio sistema inmune
originaría la destrucción de los linfocitos CD4 debido a un reconocimiento anormal o
erróneo de sus dianas.
Reconocimiento de los CD4 infectados por linfocitos citotóxicos.
Existen datos a favor de que este mecanismo pueda operar in vivo en la destrucción de
CD4. En la fase de primoinfección existe una correlación entre el descenso de CD4 y la
expansión de clones CD8 antivirales, y en experimentos in vivo se observa cómo la infusión
de CD8 anti-VIH origina una disminución en el número de linfocitos CD4 infectados.
- Apoptosis
La apoptosis o muerte celular programada representa un mecanismo fisiológico
mediante el cual la célula se «suicida» de forma controlada. La apoptosis podría
representar un mecanismo de destrucción de linfocitos CD4 en la infección por el VIH,
que afectaría no sólo a las células infectadas sino que podría provocar la destrucción
de linfocitos no infectados preactivados anormalmente por gp120 unida a sus
receptores
Una vez que se establece la infección, el virus se replica en las células linfoides de la
mucosa, la submucosa y hasta cierto punto en los tejidos linforreticulares que drenan el
tejido intestinal.
Durante cierto periodo de pocos a varios días, no es posible detectar al virus en el plasma,
etapa conocida como fase de “eclipse” de la infección. Periodo de ventana inmune que
corresponde al tiempo entre la exposición del virus y el momento en que una prueba del
VIH puede detectar el virus en el cuerpo (no se han generado anticuerpos 3-12 semanas).
Un órgano linfoide importante, el tejido linfoide relacionado con el intestino (GALT, gut-
associated lymphoid tissue), es un objetivo principal de la infección con VIH y el sitio en el
que grandes cantidades de linfocitos T CD4+ (casi siempre células de memoria) se
infectan y agotan, tanto por los efectos virales como por la apoptosis relacionada con la
activación.
Una vez que la replicación viral alcanza este umbral y el virus se disemina, la infección está
bien establecida y el proceso es irreversible. El brote agudo de viremia y la extensa
diseminación del virus en la infección primaria puede acompañarse de un síndrome agudo
por VIH que se presenta con magnitud variable en ~50% de los individuos con infección
primaria (véase adelante). Este síndrome casi siempre se relaciona con viremia elevada,
medida en millones de copias de RNA del VIH por mililitro de plasma, y que dura varias
semanas. Los síntomas se parecen a los de una mononucleosis aguda y guardan buena
correlación con la existencia de la viremia.
El VIH emplea tres mecanismos para evitar las respuestas de neutralización:
hipervariabilidad en la secuencia primaria de la envoltura, glucosilación de la envoltura y
ocultamiento conformacional de los epitopos de neutralización
Latencia clínica
Prácticamente todos los individuos infectados por el VIH, incluso quienes reciben cART
poseen una reserva de linfocitos T CD4+ en reposo en un estado de infección latente y
dicha reserva probablemente actúa al menos como un componente del reservorio viral
persistente. La latencia posintegración en estas células consiste en que el provirus VIH se
integra en el genoma de la célula y puede permanecer en este estado hasta que la señal
de activación impulse la expresión de los VIH transcritos y en último término los virus
con poder de replicación. Prácticamente todos los individuos infectados por el VIH, incluso
quienes reciben cART poseen una reserva de linfocitos T CD4+ en reposo en un estado de
infección latente y dicha reserva probablemente actúa al menos como un componente del
reservorio viral persistente. La latencia posintegración en estas células consiste en que el
provirus VIH se integra en el genoma de la célula y puede permanecer en este estado
hasta que la señal de activación impulse la expresión de los VIH transcritos y en último
término los virus con poder de replicación.
A pesar de la supresión de la viremia a <50 copias de RNA del VIH/mL hasta por cinco años
mediante combinaciones potentes de diversos antirretrovirales, la reserva de células con
infección latente persiste y puede dar lugar a virus capaces de replicarse.
Sin embargo, este término es engañoso; no se refi ere a la latencia de la enfermedad,
puesto que el progreso es por lo general inexorable durante este periodo. Más aún, la
latencia clínica no debe confundirse con la latencia microbiológica, puesto que existe una
replicación del virus manifestada por la viremia de bajo nivel en la gran mayoría de los
enfermos durante el periodo de latencia clínica (replicación viral sostenida).
En los pacientes no tratados o en los que el tratamiento no ha controlado en forma
adecuada la replicación viral, tras un periodo variable que habitualmente se mide en años,
el número de linfocitos T CD4+ desciende por debajo de un nivel crítico (<200)
Los pacientes pueden tener síntomas y signos generales o pueden sufrir una enfermedad
oportunista repentina sin ningún síntoma anterior, aunque esta última situación es
excepcional. La disminución de los linfocitos T CD4+ continúa siendo progresiva e
incesante en esta fase. No es raro que el recuento de los linfocitos T CD4+ descienda hasta
cifras de tan sólo 10/μL o que llegue incluso a cero.
5. Caso- ( tema: Inmunodeficiencia primaria)
Hombre de 22 años de edad con historia de cuatro hospitalizaciones en los últimos dos
años por neumonías bacterianas (una de ellas durante un mes, por lenta resolución),
sinusitis que requirió drenaje de los senos paranasales, antecedentes de otitis media
recurrente, sin hospitalizaciones antes de los 20 años y sin alteraciones en el examen
físico. Los hemogramas no mostraron ninguna alteración significativa. La prueba de ELISA
para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) fue negativa y la dosificación de
inmunoglobulinas séricas reveló hipogammaglobulinemia (IgG, IgA e IgM disminuidas).
En los linfocitos B se observó un porcentaje bajo de linfocitos CD27+ con números totales
bajos tanto de linfocitos B sin cambio de isotipo (IgD+, 1,6%) como con cambio de isotipo
(IgD-, 4,25%). Además, se observó expansión de linfocitos B de transición CD38++CD24++.
PREGUNTAS
Existen informes de numerosas anomalías del sistema inmunitario, la más común de las
cuales es la formación defectuosa de anticuerpos. Como consecuencia, se ven afectadas
las respuestas linfocíticas humorales y mediadas por células, y algunos pacientes pueden
tener un defecto en la capacidad de las células T para ayudar a las células B, y/o en la
respuesta de las células B a la ayuda de las células T.
En la inmunodeficiencia común variable se han descrito múltiples alteraciones en la
respuesta inmunitaria que comprometen la función, la activación y la diferenciación de
los linfocitos. Específicamente en los linfocitos B, se han descrito defectos en el cambio de
isotipo, la maduración de la afinidad, la generación de memoria y la diferenciación
terminal de células plasmáticas, entre otros. De forma similar, en los linfocitos T se han
descrito alteraciones en las subpoblaciones y la activación celular, la señalización del
receptor del linfocito T, la producción de ciertas citocinas, mayor número de linfocitos T
CD8+CD28- y aumento de su actividad supresora, menor número de los linfocitos T
reguladores CD4+CD25hiFoxp3+ y disminución en la relación CD4+/CD8+.
La causa principal de la IDCV sigue siendo desconocida a pesar de más de cuatro décadas
de investigación. Se sabe que pueden estar implicados factores ambientales y genéticos:
aproximadamente, el 20% de los pacientes con IDCV tienen un familiar de primer grado
con una deficiencia selectiva de IgA; mientras que los factores ambientales específicos no
están claros, se cree que la influencia genética en la IDCV causa un defecto intrínseco de
las células B (deficiencia de CD19 por mutaciones en CD19; 16p11. 2), un defecto
intrínseco de las células T (deficiencia de ICOS por mutaciones en ICOS; 2q33), y
mutaciones en los receptores TNF (deficiencia de TACI o deficiencia de BAFFR por
mutaciones en TNFRSF13B y TNFRSF13C respectivamente; 17p11.2 y 22q13.1-q13.31).
Otros defectos monogénicos descritos son las deficiencias de MSH5, CD81 y CD20; sin
embargo, la IDCV puede presentarse sin un defecto genético conocido.
Paciente de siete años de edad con múltiples infecciones recurrentes bacterianas y virales,
asociadas a complicaciones pulmonares y gastrointestinales, a menudo asociadas a
manifestaciones alérgicas y autoinmunitarias. El laboratorio presenta un fenotipo inusual
de anormalidades inmunitarias en las subpoblaciones de linfocitos en sangre periférica.
Niveles indetectables de IgA. IgG e IgM normales y respuestas variables de anticuerpos
específicos.
Inmunopatogenia
La enfermedad hemolítica del recién nacido se desarrolla cuando los anticuerpos IgG
maternos específicos de los antígenos del grupo sanguíneo fetal atraviesan la placenta y
destruyen los glóbulos rojos fetales. Las consecuencias de esta transferencia pueden ser
leves, graves o letales. La enfermedad hemolítica grave del recién nacido, denominada
eritroblastosis fetal, suele aparecer cuando la madre y el feto expresan alelos diferentes
del antígeno Rhesus (Rh). Aunque existen cinco alelos del antígeno Rh, la expresión del
alelo D provoca la respuesta inmunitaria más potente. Por lo tanto, denominamos Rh+ a
los individuos portadores del alelo D del antígeno Rh.
Una madre Rh- fecundada por un padre Rh+ corre el riesgo de desarrollar una respuesta
al antígeno Rh y rechazar un feto Rh+. Durante el embarazo, los glóbulos rojos del feto
están separados de la circulación de la madre por una capa de células de la placenta
denominada trofoblasto. Durante su primer embarazo con un feto Rh+, una mujer Rh- no
suele estar expuesta a suficientes glóbulos rojos fetales para activar sus linfocitos B Rh-
específicos. Sin embargo, en el momento del parto, la separación de la placenta de la
pared uterina permite la entrada de mayores cantidades de sangre fetal del cordón
umbilical en la circulación de la madre. Estos glóbulos rojos fetales estimulan las células B
Rh+ específicas para montar una respuesta inmune, produciendo células plasmáticas Rh+
específicas y células B de memoria en la madre. El anticuerpo IgM secretado elimina los
hematíes fetales Rh+ de la circulación de la madre, pero las células de memoria
permanecen, una amenaza para cualquier embarazo posterior con un feto Rh+. Es
importante destacar que, dado que los anticuerpos IgM no atraviesan la placenta, los
antígenos IgM anti-Rh no suponen una amenaza para el feto.
El feto puede sufrir anemia de leve a grave, a veces con consecuencias mortales.
Además, la conversión de hemoglobina en bilirrubina puede suponer una amenaza
adicional para el recién nacido, ya que la bilirrubina liposoluble puede acumularse en el
cerebro y causar lesiones cerebrales. Dado que la barrera hematoencefálica no está
completa hasta después del nacimiento, los bebés muy pequeños pueden sufrir daños
cerebrales mortales por la bilirrubina. Afortunadamente, la bilirrubina se descompone
rápidamente con la exposición de la piel a la luz ultravioleta (UV), y los bebés que
muestran el revelador aspecto ictérico que significa niveles elevados de bilirrubina en
sangre se tratan mediante la exposición a la luz UV en sus cunas.
Hipersensibilidad tipo II
Hipersensibilidad tipo I
De acuerdo con la clasificación de Gell y Coombs, esta respuesta corresponde a un
mecanismo de daño mediado por linfocitos TH2 e inmunoglobulina E (IgE), también
conocida como respuesta de hipersensibilidad inmediata. Durante la fase de
sensibilización, se sintetiza IgE contra alérgenos, la cual se adosará a sus receptores en la
superficie de mastocitos (fase silente). Cuando el nivel de IgE en los mastocitos alcance un
nivel crítico, la siguiente exposición al alérgeno originará un entrecruzamiento de los
receptores de IgE (FcεRI), que llevará a su degranulación. Son las sustancias liberadas
durante este proceso, las responsables de síntomas y signos como el broncoespasmo, los
estornudos, la rinorrea, la congestión nasal, urticaria y angioedema, cólicos abdominales,
diarrea, hipotensión y en los casos más graves, shock anafiláctico.
Luego del ingreso al organismo, los alérgenos son captados por células dendríticas
(ubicadas en epitelio nasal, bronquial, tejido linfoide de mucosas digestivas, etc.). Estas
células procesan los antígenos en su interior, migran hacia los linfonodos regionales, donde
presentan los péptidos derivados del alérgeno en una molécula del complejo mayor de
histocompatibilidad clase II a un linfocito T naïve. Este proceso también ocurre en las
mucosas respiratorias de pacientes asmáticos, y digestiva de pacientes con alergia
alimentaria. La presencia de interleuquina 4 (IL4), y la ausencia de estímulos
inflamatorios de la inmunidad innata (como ocurre en los procesos infecciosos),
permiten la activación de los factores de transcripción STAT6 y GATA-3. Este último es el
principal regulador de la diferenciación de este linfocito hacia un fenotipo TH2, y potencia
la expresión de los genes de las interleuquinas 4, 5 y 13 (IL4, IL5 e IL13). Estas citoquinas
son las responsables de que las células plasmáticas (linfocitos B) que reconocen el
mismo alérgeno, hagan un cambio en el isotipo de cadenas pesadas de las
inmunoglobulinas que secretan y comiencen a producir IgE. Además, la IL5 juega un rol
importante en la activación y quimiotaxis de eosinófilos, y la IL13 es capaz de estimular la
hipersecreción mucosa bronquial.
IgE/ Receptores
La IgE así sintetizada es específica para el alérgeno gatillante. Un individuo puede producir
IgE específicas para uno o varios alérgenos simultáneamente. Esta IgE sale a circulación y
rápidamente se une a receptores específicos de alta afinidad, los FcεRI, ubicados en la
superficie de mastocitos titulares y basófilos. Una vez unida a su receptor, la IgE está
preparada para cumplir con su función de receptor específico para el alérgeno, y las células
quedan así sensibilizadas y preparadas para reaccionar frente a un próximo encuentro con
el antígeno. Cuando esto ocurre, el entrecruzamiento de receptores FcεRI que se unen a
un alérgeno polivalente, permite que sus porciones intracelulares, acopladas a tirosin
kinasas activen una cascada de señales hacia el intracelular, que culminan en la
degranulación de las células efectoras.
Fases de la respuesta
Las células efectoras del daño en la hipersensibilidad inmediata son los mastocitos,
basófilos y eosinófilos, que comparten la característica común de poseer gránulos
citoplasmáticos ricos en mediadores preformados y su capacidad sintetizar de novo
mediadores lipídicos y citoquinas.
¿Por qué el paciente desarrolló una reacción anafiláctica tras la aplicación del suero
antiofídico si nunca antes había estado expuesto a él?
Porque tanto el suero antiofídico como el suero antitetánico (cuya previa aplicación tenía
el px) son proveniente de plasmas hiperinmunes de ejemplares equinos inmunizados. Lo
más probable es que el paciente se haya sensibilizado a las proteínas del plasma equino
presentes en el suero antitetánico, y tras la segunda exposición a estas por el suero
antiofídico, se desencadenara una reactividad cruzada que llevó a la anafilaxis.
9. Caso dermatitis de contacto (Tema: Hipersensibilidad tipo IV)
Dermatitis de contacto
A veces, sin embargo, el antígeno se presenta a las células T a través de una ruta menos
familiar. Algunas sustancias químicas son primero metabolizadas por el organismo para
formar un metabolito reactivo que, a su vez, se une a las proteínas presentadas por el
CMH. Algunos investigadores proponen que otras moléculas tienen la capacidad de
unirse directamente al receptor de células T y estimular directamente una célula T
efectora o de memoria. Estas ideas son nuevas y aún se están evaluando. Sin embargo, lo
que parece claro es que muchas moléculas pequeñas y fármacos pueden unirse a las
proteínas de la superficie celular de las células T, así como de las APC, y dar lugar a las
reacciones de hipersensibilidad características de la dermatitis de contacto.
Una respuesta DTH comienza con una sensibilización inicial por antígeno, seguida de un
periodo de al menos 1 a 2 semanas durante el cual las células T específicas de antígeno se
activan y se expanden clonalmente. En la inducción de una respuesta DTH participan
diversas células presentadoras de antígenos (CPA), como las células de Langerhans (células
dendríticas que se encuentran en la epidermis) y los macrófagos. Estas células captan el
antígeno que entra a través de la piel y lo transportan a los ganglios linfáticos regionales,
donde se activan las células T. En algunas especies, incluida la humana, las células
endoteliales vasculares expresan moléculas MHC de clase II y también pueden funcionar
como APC en el desarrollo de la respuesta DTH. Por lo general, las células T activadas
durante la fase de sensibilización de una respuesta DTH tradicional son CD4,
principalmente de los subtipos TH1. Sin embargo, estudios recientes indican que las células
TH17, TH2 y CD8 también pueden desempeñar un papel.
Caso clínico. Niño de nueve años (indigente) a quien encuentran en la calle sin sus padres.
Es llevado a bienestar familiar y en la evaluación médica lo encuentran febril, con tos,
desnutrición. A los Rx de tórax se observan infiltrados y cavitaciones en vértice pulmonar
izquierdo. Al examen físico se encuentra adenopatía supraclavicular derecha. Con
sospecha de tuberculosis toman biopsia del ganglio. Reportan granuloma en la
histopatología. Le practican PPD y el resultado reporta negativo a las 72 horas.
11. Caso clínico-Dengue (Tema: Inmunopatología de las enfermedades infecciosas)
Paciente de 28 años con antecedentes de cuadro de fiebre, dolor de cabeza, dolores
musculares y articulares de cinco días de evolución. Consulta a los 8 días por debilidad
generalizada. Refiere haber tenido sangrado gingival frecuente hace 4 días. Al examen
físico presenta petequias en extremidades inferiores, PA 90/50, Hb 12, Hto: 48,
Plaquetas 10.000. Ag Dengue Negativo, PCR Dengue Negativo. IgM Dengue Positivo.
Esta activación inmunitaria constante sostiene una señalización que afecta a las células,
alterando la función del endotelio, de los linfocitos y de los macrófagos (60,61,79). Entre
los mediadores solubles que se han detectado en pacientes infectados con DENV, se
encuentran citocinas de tipo Th1 y Th2 (T helper lymphocytes) secretadas por linfocitos
CD4+ o CD8+ (5,60,61,79,80). En pacientes con diagnóstico de dengue sin signos de
alarma, se detectan citocinas de tipo Th1 como IFNγ e interleucina 2 (IL-2), mientras que,
en los pacientes con dengue grave, se detectan citocinas de tipo Th2, como las IL-4, IL-6,
IL-8 e IL-10. Particularmente, la IL-8 se presenta en grandes concentraciones en el suero de
estos pacientes y, en algunos casos, este incremento se asocia con un aumento en la
permeabilidad vascular, la efusión pleural y la muerte de los pacientes.
¿Por qué IgM positiva y por qué PCR negativo? ¿Por qué IgM y no IgG?
El diagnóstico temprano del dengue es importante para el manejo clínico del paciente
[ 8 , 9 ]. La técnica más utilizada para el diagnóstico de rutina del dengue es el ensayo
inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), caracterizando las infecciones primarias o
secundarias en función de la concentración de inmunoglobulinas M y G de la muestra de
sangre, los llamados anticuerpos IgM e IgG, respectivamente [ 10 , 11 , 12 ].
A partir de la literatura de inmunología básica, se sabe que la IgM es el primer anticuerpo
secretado por el sistema inmunitario adaptativo en respuesta a un antígeno extraño, seguido
de la producción de anticuerpos IgG con mayor afinidad por el patógeno que causa la
infección [13 , 14 ] . . Asimismo, en una infección primaria por dengue, el tipo de anticuerpo
IgM se produce más rápidamente y en niveles más altos que el tipo de anticuerpo IgG, y
lo contrario ocurre en la infección secundaria por dengue
En la mayor parte de los casos la fase aguda pasa desapercibida. En contadas ocasiones
pueden aparecer lesiones cutáneas que indican el lugar de la inoculación, tales como
nódulos cutáneos, conocidos como chagoma de inoculación, o un edema bipalpebral
unilateral con conjuntivitis, que se denomina signo de Romaña.
Edema bipalpebral
De hecho, se ha observado que los antígenos de T. cruzi inducen la activación de las células
asesinas naturales (NK) antes de la expansión de los linfocitos T [ 26 ]. Durante esta etapa
los macrófagos inducen una cascada de citocinas: inicialmente producen interleucina (IL)-
12, que actúa sobre las células NK para inducir la producción de interferón (IFN)γ, que a su
vez aumenta la producción de IL-12, necrosis tumoral (TNF)α y NO en el macrófago,
contribuyendo así a la eliminación del parásito[ 27]. Al mismo tiempo, ambos tipos de
células sintetizan citocinas reguladoras como IL-10 e IL-4 para reducir los efectos nocivos
asociados con el exceso de estimulación del sistema inmunitario [ 28 ] . En etapas muy
tempranas de la infección, los componentes de T. cruzi , incluido su ADN y los
glicoconjugados de membrana, desencadenan la respuesta innata a través de su
interacción con los receptores tipo Toll: TLR2, TLR4 y TLR9 en macrófagos y células
dendríticas. Tras la activación, ambas células secretan citocinas y quimiocinas, y aumentan
la expresión de sus moléculas coestimuladoras, induciendo endocitosis y muerte
intracelular. Como se mencionó anteriormente, una producción adecuada de citocinas
proinflamatorias como IFNγ, TNFα, IL-1, IL-12, IL-6 e IL-18 es esencial para controlar la
infección por parásitos intracell.
La IL-12 e IL-18 producidas por células dendríticas y macrófagos promueven el desarrollo
de células TH1 productoras de IFNγ, mientras que la IL-4 induce la expansión de células
TH2 y de altas cantidades de IL-10.
Las células presentadoras de antígenos como los macrófagos, las células dendríticas y los
linfocitos B juegan un papel esencial en la generación de linfocitos T efectores, que
producen diferentes citoquinas involucradas en la polarización de la respuesta inmune TH1
o TH2.
Miocarditis
Durante la etapa aguda, la liberación de los parásitos por la rotura de la célula infectada
estimula la respuesta inmunitaria-inflamatoria. 22 En primera instancia se activa la
inmunidad innata mediada por células NK, neutrófilos, eosinófilos, basófilos, mastocitos y
macrófagos.12,22 Estas respuestas se mantienen hasta que se desarrolla la inmunidad
adaptativa específica de antígeno, mediada por linfocitos B, T CD4+ y CD8+, encargados de
eliminar las células infectadas.12 Tal respuesta se caracteriza por la producción de citocinas
Th1 (interferón gamma [IFN-g], interleucinas [IL] 2 y 12, y factor de necrosis tumoral alfa
[TNF-a]) y niveles suprimidos de citocinas asociadas a respuestas Th2 (GATA-3, IL-4 e IL-10)
y Th17 (IL-17), junto a una población de linfocitos Treg reducida.
Por otro lado, hay una activación policlonal de células B e hipergammaglobulinemia. 12 De
manera inicial se producen anticuerpos no específicos y posteriormente, a las 3 semanas
de infección, se detectan anticuerpos específicos hacia proteínas de superficie de T. cruzi,
cuyo fin es destruir el parásito y controlar la infección.12,22 Si la respuesta inmunitaria
producida es eficiente, ocasionará una reducción del número de parásitos. 21 Sin embargo,
en la mayoría de los casos T. cruzi logra sobrevivir en el tejido y evade la lisis mediada por
el complemento y la opsonización.21 Para ello, utiliza proteínas de superficie (calreticulina,
gp160 y gp58/068, entre otras) que alteran la unión entre las moléculas iniciales de las vías
del complemento e inhiben la formación de convertasa C3.
Durante la CCC, la inflamación crónica es dirigida por el TGF-b. 4 Se describe como una
respuesta de hipersensibilidad retardada, caracterizada por infiltrados inflamatorios
compuestos principalmente de células T, macrófagos y destrucción de las fibras
miocárdicas, asociada a una consecuente hipertrofia miocelular y fibrosis reparativa.
La CCC es la enfermedad cardiaca que genera mayor grado de fibrosis. 28 La fibrosis provoca
una desorganización de la matriz extracelular, que junto con la hipertrofia miocelular y con
la posterior dilatación del corazón conducen progresivamente a una remodelación cardiaca
y crean un ambiente propicio para la formación de focos arritmogénicos y alteraciones en
la contracción, con el consiguiente deterioro de la función cardiaca.
En la CCC existe una producción reducida con menor actividad de células Treg y de
citocinas como la IL-10 y la IL-17.23 Como consecuencia, la respuesta inmunitaria-
inflamatoria no se encuentra limitada.23 Además, se ha descrito que los pacientes con
formas menos agresivas de CCC producen más cantidad de IL-10 e IL-17. Por el contrario,
valores bajos de IL-10 e IL-17 se asocian con una cardiomiopatía más avanzada.