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Psicosis delirantes crónicas

Son psicosis caracterizadas por “ideas delirantes” permanentes que constituyen lo esencial del
cuadro clínico. Por ideas delirantes debe entenderse todo el desfile de fenómenos ideoafectivos
en que el Delirio toma cuerpo (intuiciones, ilusiones, interpretaciones, alucinaciones, exaltación
imaginativa y pasional, etc.).
Los delirios crónicos son más completos ya que el delirio no es tan solo pasivo y accidental, sino
que esta activamente prendido en relaciones permanentes que unen la persona a su mundo. Es
decir que el Delirio esta incorporado a la personalidad del delirante, los delirios crónicos son en
este sentido enfermedades de la personalidad, modalidades delirantes del Yo alienado.
El delirio crónico no es siempre igual a si mismo, puede sistematizarse en una especie de ficción
notablemente coherente, o, por el contrario, disgregarse en un pensamiento irreal.
Historia y clasificación
Estos delirantes, perseguidos, megalómanos, místicos, etc. cuyo Delirio manifiesta una profunda
modificación y una especie de inversión de los valores de la realidad, son tanto mas
“sorprendentes” cuanto que se trata de personalidades “por otra parte” bien adaptadas a la
realidad. Bajo esta forma de “locura parcial” fueron estudiados en primer lugar por Esquirol con
el nombre de monomanías.
Pero muchos clínicos rechazaron la simplicidad, la “pureza” o el carácter parcial de estos
delirios. Mostraban que es toda la personalidad del sujeto la que esta perturbada. Así es como
Magnam entre otros, se describió en esta época el famoso “Delirio crónico de persecución” como
un tipo de psicosis progresiva ya que se trataba de una evolución del delirio (fase de inquietud y
de interpretación, fase alucinatoria, fase megalomaníaca, fase demencial) que desorganizaba
profundamente el ser psíquico. Por ello, es que Kraepelin los describe en su nosografía como
demencia precoz a excepción de un pequeño sector de delirios sistematizados llamados
paranoicos.
En Francia se ha permanecido fiel a la descripción de los Delirios crónicos, fuera del grupo de
las esquizofrenias, porque a los franceses les ha repugnado dar demasiada extensión a la noción
de esquizofrenia y porque ciertos Delirios crónicos, a causa de su misma sistematización
evolucionan espontáneamente sin “disociación esquizofrénica” de la personalidad, sin tendencia
autística y sin déficit demencial.
Este carácter de evolución deficitaria ha sido siempre, el criterio mismo del grupo de las
esquizofrenias que fue considerada por Kraepelin como una entidad, la demencia praecox.
Clasificación
A. Psicosis delirante sistematizada (Paranoia): estos delirios son llamados sistematizados ya
que: 1º están prendidos en el carácter y la construcción misma de la personalidad del
delirante, 2º se desarrollan con orden, coherencia y claridad. Están caracterizados por su
construcción “lógica” a partir de elementos falsos de errores o ilusiones.
Los síntomas de este Delirio (interpretaciones, ilusiones, percepciones, delirantes,
actividades alucinatorias, fabulaciones, intuiciones) son todos reductibles a una patología
de las creencias, ya que las ideas delirantes envuelven en su convicción dogmática todos
los fenómenos que forman a través del pensamiento reflexivo del delirante, los pisos del
edificio de su mundo.
Se los suele llamar “paranoicos” justamente porque el carácter paranoico (desconfianza,
orgullo, agresividad, falsedad del juicio, etc.) constituye un aspecto fundamental de la
personalidad de muchos de estos enfermos.
Estos delirios son relativamente coherentes por su forma sistemática, es decir que se
presentan al observador como relativamente plausibles. De ahí su poder de convicción o
contaminación.
Incluyen dos tipos de delirios los pasionales y de reivindicación.
1. De reivindicación: se trata de sujetos con temperamento vivo y de carácter difícil,
receloso y susceptible. Gobernados por un superyó inflexible son íntegros y sin
compromisos.
a) Los querellantes. Persiguen la defensa de su honor o de sus derechos o de su
propiedad con menoscabo de sus intereses más evidentes. Acumulan sentimientos
de odio y venganza. Llegan hasta el crimen contra sus enemigos por “hacer
justicia”.
b) Los inventores. Guardan el secreto de sus experimentos, de sus cálculos, o de sus
“descubrimientos”, y se quejan de ser desposeídos de sus derechos o de la patente
del invento.
c) Los apasionados idealistas. Ya sueñen con nuevos sistemas políticos, de paz
universal o de filantropía, están animados de una feroz y agresiva voluntad de
lucha y combate.
2. Delirios pasionales: por lo general implican el mismo núcleo afectivo. El delirio
pasional, puede ser:
a) El delirio celotípico. Consiste en transformar la situación de la relación amorosa
de la pareja en una situación triangular.
b) El delirio erotomaníaco. La ilusión delirante de ser amado constituye en
psiquiatría la erotomanía. Los sentimientos generadores del postulado son: el
orgullo, el deseo y la esperanza. Es el Objeto (la persona por quien el paciente se
cree amado y que pertenece por lo general a un rango mas elevado que el Sujeto)
quien ha empezado a declararse: es el quien ama más o el único que ama.
B. Psicosis Alucinatorias Crónicas. Este grupo de delirios viene caracterizado por la
considerable importancia de los fenómenos psicosensoriales (alucinaciones,
pseudoalucinaciones, síndrome de automatismo mental) y fue llamado antiguamente
locura sensorial paranoia alucinatoria, etc.
El comienzo es a menudo repentino. De pronto estallan las voces: las transmisiones de
pensamiento o eco del pensamiento aparecen en la mente. El enfermo se siente
“adivinado” espiado, sus actos son comentados o bien percibe extraños olores, un gusto
sospechoso en los alimentos, fluidos en su cuerpo, etc. se convierten en un “médium”, en
una estación receptora o emisora de la telegrafía. Hay una progresiva alteración del
humor, de los sentimientos o de la conciencia, una cierta “meditación” o prefacio
delirante.
El síndrome alucinatorio del periodo de estado esta constituido por el triple automatismo:
el ideoverbal, sensorial y sensitivo y el automatismo motor.
1. El ideoverbal es el mas importante ya que se manifiesta clínicamente por las voces
(alucinaciones, “voces interiores”).
- La enunciación, el comentario de los actos y del pensamiento
- El eco del pensamiento
- El robo y la adivinación del pensamiento
- Los estribillos verbales
- El pequeño automatismo (síndrome de pasividad: son fenómenos e ilusiones de
extrañeza del pensamiento, de ideación impuesta, etc.)
2. El automatismo sensorial y sensitivo: esta constituido por toda la gama de
alucinaciones visuales, gustativas, olfativas y cenestésicas. Parasitación de
percepciones anormales.
3. El automatismo psicomotor: se manifiesta clínicamente por impresiones cenestésicas,
ya sea en los órganos de la articulación verbal (lengua, laringe, etc.) o musculatura
facial del cuello, son sensaciones de imposición de los movimientos.
Los “momentos fecundos” de producción delirante, los paroxismos, las fases de recrudescencia o
de actividad alucinatoria, las crisis de automatismo mental, a veces dan una fisonomía más o
menos cíclica o remitente a la evolución de la psicosis, sin que ésta cese de progresar o de
organizarse.
C. Los delirios fantásticos. Cierto número de Delirios crónicos están caracterizados por:
1. El carácter fantástico de los temas delirantes.
2. La riqueza imaginativa de los temas delirantes
3. La yuxtaposición de un mundo fantástico al mundo real al que el enfermo continúa
adaptándose bien
4. La ausencia de sistematización
5. La ausencia de evolución deficitaria, permaneciendo notablemente intacta la
capacidad psíquica de estos enfermos.
Estudio clínico
Las modalidades de comienzo de estas psicosis son muy variables. Algunas se desarrollan lenta e
insidiosamente (a veces a lo largo de varios años). Otras se constituyen rápida y casi
inmediatamente, dando lugar a una especie de mutación fantástica en relaciones del Delirante
con su mundo.
En su periodo de esta, el Delirio fantástico está formado por síntomas variados (alucinaciones,
fabulaciones, interpretaciones, intuiciones delirantes, místicas, de influencia, de grandeza, etc.)
los principales caracteres de estos delirios son:
1) Pensamiento paralógico: en estos Delirios el pensamiento mágico esta literalmente
“desbocado” los cuales toman de la pura fantasía sin preocuparse por su verosimilitud
lógica, ideas que tienen de “fuentes” en el pensamiento paralógico de los arquetipos o de
las representaciones colectivas. El espacio y el tiempo son adaptados a esta
fantasmagoría: la ambigüedad de las personas, su mezcolanza y su multiplicidad, la
simultaneidad o la confusión de la amalgama de acontecimientos, entre otras escenas que
les suceden.
2) Megalomanía: sin duda los temas de influencia (dominio maléfico, espiritismo,
procedimientos científicos o mágicos de acción a distancia, etc.) los temas de
persecución, ideas de envenenamiento, transformación de órganos, embarazo,
embrujamiento, etc. este “delirio persecutorio” tiene algo de megalomaníaco en si por la
amplitud cósmica de sus temas por lo que el delirante se considera el juguete o la apuesta
de gigantescos combates.
3) La primacía de la fabulación sobre las alucinaciones: es a través de voces, revelaciones,
de comunicaciones telepáticas, de visiones o de éxtasis, como el Delirante toma
conciencia de su mundo fantástico. Pero la alucinación cede el paso a la fabulación y el
Delirio es expresado en los prolijos escritos y relatos de estos enfermos en forma de
producción imaginativa e ideíca exuberante.
4) Integridad paradójica de la unidad de la síntesis psíquica: en la observación clínica de
estos Delirantes, llama sobre todo la atención el sorprendente contraste entre las
concepciones paralógico y la mitología del Delirio, y la correcta adaptación a la realidad.
La imagen del Yo permanece inserta en la realidad con su verdadero desarrollo histórico;
tan solo se interfiere con la imagen delirante del Yo metamorfoseado en una especie de
“diplopía” muy característica. De igual modo, los Delirios mas fantásticos, de catástrofes
cósmicas, de acontecimientos extraordinarios, no impiden al enfermo el estar bien inserto
en la realidad de la existencia cotidiana. La capacidad intelectual, la memoria, la
actividad laboral, el comportamiento social, permanecen intactos de modo notable.

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