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Psicosis Delirantes.

Psicosis delirantes agudas: eclosión súbita de un delirio, verdaderas experiencias delirantes en el sentido de que el
delirio es vivenciado como un dato inmediato de la conciencia modificada, como una experiencia que se impone al
sujeto (intuiciones, ilusiones, alucinaciones, sentimientos de extrañeza, de misterio.
Diversas denominaciones: Bouffées delirantes, delirios súbitos, psicosis alucinatorias o imaginativas agudas.
Historia: la posición nosográfica de estos episodios delirantes ha sido discutida. Su importancia, existencia han sido
con frecuencia negadas, por autores que los han asimilado a esquizofrenias agudas, a crisis maniaco-depresivas
atípicas o a las psicosis confusooníricas.
Las situaremos a un nivel de desestructuración de la conciencia intermediario entre las crisis maniaco-depresivas y
los estados profundos confuso oníricos.
Magnan (1886) describió estas psicosis como bouffées delirantes de los degenerados: la eclosión súbita de estos
delirios era el privilegio o estigma de un terreno frágil (noción de degeneración).
Estos episodios delirantes y alucinatorios agudos han sido objeto, desde diferentes perspectivas, de análisis clínicos
que han demostrado su realidad y su importancia práctica.
Constituyen formas delirantes agudas que pueden oponerse a los delirios crónicos, habiendo sido descritas en
Alemania con el nombre de paranoias agudas, estados crepusculares episódicos u oniroides y en los países
anglosajones con el de reacción paranoide.
En Francia, Paule Petit (discípulo de Guiraud) ha continuado este estudio con la tesis sobre los Delirios de
persecución curables. En parte corresponden a las descripciones de la experiencia delirante primaria de Jaspers, a
los estados agudos de automatismo mental de Clérambault y a la noción de esquizofrenia aguda.
a) experiencia delirante: en un sujeto joven, con frecuencia una mujer con cargada herencia psicopática más o
menos desequilibrada o con carácter psicopático, a veces consecutivo a una emoción, a un surmenage
pero por lo general sin causa aparente, irrumpe el delirio con brusquedad: brota violentamente. Desde su
aparición el delirio está constituido, provisto de todas sus partes, rodeado de trastornos sensoriales, es un
delirio d'emblée.
El delirio es polimorfo, sus temas son múltiples y variables: persecución, grandeza, transformación sexual, posesión,
envenenamiento, influencia, riqueza o potencia. Generalmente se imbrican, se mezclan y sufren metamorfosis,
como en la sucesión caleidoscópica de las imágenes.
Los enfermos se sienten embrujados, espiados, envenenados, en comunicación con fuerzas sobrenaturales,
martirizados por fluidos, hipnotizados, transportados al Juicio Final.
El carácter polimorfo se manifiesta también en la yuxtaposición de los fenómenos que lo componen. Clásicamente,
se distinguen sobre convicciones e intuiciones que irrumpen en el psiquismo, pero las alucinaciones son numerosas
y exuberantes, con frecuencia auditivas, pero generalmente psíquicas (voz, eco del pensamiento, inspiraciones,
actos impuestos, etc.). Están asociadas a interpretaciones delirantes, a elementos imaginativos, ilusiones,
sentimientos e impresiones que manifiestan la incoercibilidad de la experiencia delirante vivenciada, en una
atmósfera de misterio y apocalipsis.
El enfermo presenta importantes cambios de humor y violentas oscilaciones, como oleadas de delirio. Los temas,
extravagantes, absurdos, pueriles, poéticos y líricos, por lo general están mal hilvanados y sin sistematización.
Incluso cuando el delirio se concentra sobre un tema, lo desborda o metamorfosea en temas derivados o sustitutos,
siendo susceptibles de cambios súbitos.
El delirio es vivenciado dentro del campo de la conciencia como una experiencia irrefutable, de donde deriva la
intensidad de las reacciones afectivas y medicolegales. Estas experiencias se imponen al sujeto como si se trataran
de acontecimientos del mundo exterior, revelaciones inéditas que reclaman una inmediata convicción. Este carácter
de adhesión absoluta al delirio es lo que a Magnan le parecía propio del delirio súbito de los degenerados pero es
probable que dicha característica dependa de la constitución de la experiencia que se impone como los sueños al
soñador. Así las creencias delirantes, por intensas que sean, son variables y oscilantes.
b) alteración de la conciencia: la lucidez (al menos aparentemente) se mantiene intacta y el enfermo continúa
comunicándose con los otros, suficientemente orientado, bastante bien adaptado al ambiente y con claridad
en sus palabras. Sin embargo existe una desestructuración de la conciencia que el análisis clínico
evidencia, en forma de una especie de hipnosis o fascinación por lo imaginario, desdoblamiento de la
experiencia actual, la cual parece como dividida entre el polo del delirio y el de la realidad, de donde deriva
el doble carácter artificial y alucinatorio de las vivencias.
Clínicamente este estado de hipnosis delirante se reconoce por la distracción, el aire ausente, el ensimismamiento y
las actitudes meditativas o de escucha, a través de las cuales el delirante manifiesta su incorporación a las
peripecias del delirio que vive como el desarrollo de una experiencia de la cual es juguete, espectador, autor y de la
cual saldrá después de su curación, como de una pesadilla o una incomprensible fascinación.
c) alteración timica: el humor está alterado de manera constante, violentos estados afectivos. A veces el
sujeto está exaltado y expansivo como un maníaco, otras se halla preso de angustia próxima a la
experiencia melancólica, de ahí el mutismo, angustia o ideas de muerte o rechazo de alimentos. El delirio,
solidario de estos movimientos de euforia o angustia, sigue sus fluctuaciones. El enfermo se presenta a
veces excitado, otras deprimido y la mayoría de veces como ambas cosas al mismo tiempo, viviendo un
verdadero estado mixto. Esta alternancia o combinación de excitación e inhibición es tan característica de
estos brotes delirantes polimorfos que muchos autores lo han situado dentro de los estados maníaco-
depresivos, lo que hace que en la clínica sea difícil establecer un diagnóstico diferencial entre un bouffée
delirante y una crisis maniacodepresiva.
Los clásicos insistían en la ausencia de trastornos somáticos en las bouffées delirantes polimorfas. Trastornos
discretos o faltantes en las crisis de manía o melancolía.
Debe señalarse el insomnio y la agravación del síndrome mental en el curso de las fases para hípnicas (que
preceden o siguen el sueño), particularmente largas. Los trastornos digestivos son constantes, pudiendo llegar la
inapetencia, rechazo de alimentos, lengua saburral, constipación. La eliminación urinaria está disminuida, la tensión
descendida. En la mujer se suspende con frecuencia la menstruación.
d) evolución y pronóstico: pronóstico favorable. El fin del acceso es a veces brusco, después de algunos días
o semanas (excepcionalmente meses). Por lo general se produce una fase de despertar. El delirio
episódico no deja tras sí secuelas o complicaciones mentales. Esta es una regla que admite excepciones.
La amenaza de recidiva pesa sobre el porvenir del enfermo. En realidad da testimonio de sus
predisposiciones, su aptitud constitucional a delirar.
Este delirio viene marcado por la intermitencia y una especie de debilidad congènita. Se trata de delirios con
eclipses, las ideas delirantes desaparecen como sueños para ser reprimidas en el inconsciente en cada remisión y
reaparecer en el curso de una recidiva.
El pronóstico de una psicosis delirante aguda viene influido por el riesgo de una evolución esquizofrénica o un delirio
crónico. Las psicosis esquizofrénicas (brotes esquizofrénicos) y las psicosis delirantes crónicas (periodos
productivos o brotes evolutivos), evolucionan con frecuencia después de uno o varios episodios delirantes, por lo
que en presencia de una psicosis delirante o alucinatoria aguda, el clínico puede temer esta eventualidad. Por este
motivo muchas escuelas denominan a estas bouffées delirantes esquizofrenias agudas. Ya sea que una psicosis
delirante aguda evoluciona hacia una esquizofrenia, o si se pregunta si se trata de una esquizofrenia aguda o
crónica, el pronóstico es el mismo. La importancia del automatismo mental, la sistematización de las ideas
delirantes, la duración de la crisis, su resistencia a las terapias son elementos de mal pronóstico.
Al contrario, la brusquedad del delirio y su riqueza imaginativa, la importancia de los trastornos de conciencia, los
antecedentes neuróticos (sobre todo histéricos), la dramatización teatral de la vivencia delirante, la eficacia de una
psicoterapia bajo narcosis, la brevedad de la crisis (unos días o semanas), son elementos de buen pronóstico.
Formas Clínicas: A) Formas Clínicas Sintomáticas: según el mecanismo prevalente del delirio se distinguen formas
imaginativas, interpretativas y alucinatorias.
1. Psicosis imaginativas agudas: episodios delirantes, que se caracterizan por la eclosión súbita de una fabulación
sobre variados temas ricos en peripecias, aventuras románticas, con frecuencia relatados con lujo de detalles
pintorescos. Estas irrupciones imaginativas surgen frecuentemente en una constitución mitómana e histérica.
2. Psicosis interpretativas agudas: paroxismos delirantes, interpretativos que se presentan fuera de la evolución
crónica del delirio de interpretación. Por lo general se acompañan de intensas reacciones emocionales.
3. Psicosis abtcinatorias agudas: delirios en los que predominan todos los tipos de alucinaciones (alucinaciones
acústico verbales, psicomotrices, cenestésicas o visuales, fenómenos de influencia, automatismo mental y
despersonalización). Los temas con frecuencia místicos o eróticos, son a veces muy dramáticos. Los
acontecimientos delirantes (escenarios, éxtasis, catástrofes apocalípticas, aventuras románticas), sin llegar a tener
los caracteres escénicos de la presentación onírica (sueños), se desarrollan en una atmósfera imaginaria y artificial.
Estos estados pueden ser vividos en un clima de angustia o con exaltación, especie de embriaguez fantasmagórica
semejante a los efectos de los tóxicos alucinógenos.
B) Formas etiológicas: la mayoría de las veces las psicosis delirantes agudas irrumpen sin que sea posible atribuirle
una causa definida; veces aparecen ligadas a una causa desencadenante inmediata, como reacciones exógenas a
una toxiinfección o ciertas lesiones cerebrales (estados crepusculares de las lesiones temporales).
La sintomatología de estas experiencias delirantes se presenta en el curso de ciertas intoxicaciones. Se asemejan a
los embriagues delirantes y sólo pueden ser distinguidas por la mayor importancia de la confusión que las
acompaña. Deben destacarse el hachís, el opio, la cocaína, el alcohol (sólo provoca accesos confusos oníricos), el
doral, la atebrina, el peyotl y la mescalina, el cornezuelo de centeno y el L.S.D.
En el curso de la encefalitis epidémica se observan estados crepusculares de la conciencia con riqueza imaginativa
y alucinatoria de experiencias delirantes de este orden.
La patología mental del puerperio, la menopausia y de la presenilidad se manifiesta con frecuencia a través de
bouffées delirantes alucinatorios.
Los shocks emocionales pueden desencadenar asimismo, estados confusos ansiosos (reacciones neuróticas
agudas) que constituyen su manifestación más frecuente, estados delirantes y ansiosos transitorios que forman
parte del grupo de las psicosis agudas (estado crepuscular con subonirísmo).
Estas formas etiológicas están condicionadas o bajo la dependencia del umbral de reacción.
Diagnóstico: las psicosis delirantes agudas confundidas con los accesos maníaco-depresivos o las psicosis
confusionales o las evoluciones esquizofrénicas, se comprenderá la duda del médico ante la formulación del
diagnóstico.
Criterios: Diagnóstico positivo: difícil pero puede establecerse teniendo en cuenta los siguientes criterios:
1°comienzo brusco; 2°caracteres polimórficos e intensamente vivenciados de la experiencia delirante; 3°variación
del cuadro clínico de un dia a otro; 4°recrudecimiento de los trastornos en las fases para hípnicas; 5°continuidad de
las experiencias delirantes y alucinatorias con las vivencias provocadas por narcosis y su acentuación por este
proceso artificial; 6°carácter de actualidad inmediatamente perceptiva e intuitiva de la experiencia delirante;
7°oscilaciones de la creencia y de la perplejidad crítica respecto al delirio; 8°atmósfera del estado crepuscular de la
conciencia (fascinación y distracción a causa del acontecimiento delirante incoercible, distanciamiento del medio
ambiente, vaguedad del pensamiento); 9°fondo tímico de exaltación o angustia de la vivencia delirante.
Diagnóstico diferencial: se diferencia de otras psicosis agudas: la manta (se distingue por una actividad de juego y la
fuga de ideas sin delirio notable) - la melancolía (muy diferente en los casos típicos por su inicio más progresivo,
inhibición, mayor intensidad del dolor moral y la fijeza y la monotonía del delirio) - colusión mental (predominio de la
confusión sobre el delirio, por los caracteres propios del delirio onírico y por la persistencia, después del acceso de
cierta amnesia del período confusional).
Es en relación con las psicosis esquizofrénicas y delirantes crónicas que el problema del diagnóstico, y por
consecuencia del pronóstico es más delicado.
Electroneurofisiología de los Estados Delirantes Agudos: las psicosis delirantes agudas constituyen delirios o
experiencias delirantes más o menos oníricas, que corresponden a un nivel de estructuración del campo de la
conciencia intermediario entre el sueño y la vigilia, especialmente entre las experiencias de la manía y la melancolía
y las de un nivel inferior caracterizadas por el estado confusional onírico. Son estados de semi ensueño en los que
lo imaginario se mezcla a la percepción del mundo exterior e interior. Este tipo de bouffées delirantes con actividad
fabulatoria, alucinatoria (automatismo mental, despersonalización) ha comenzado a ser estudiado desde el punto de
vista neurofisiológico.
Diferentes autores han observado en estos estados en la vigilia: ritmos lentos, trastornos de la reacción de
detención, irregularidades del ritmo alfa que se enlentece a veces bastante claramente; pero estos trastornos son
menos constantes y profundos que en los estados confusionales. El registro del sueño nocturno permite observar
que, al comienzo del episodio delirante, los estados de sueño profundo e incluso las fases de movimientos oculares
faltan. Se observa la interferencia de ondas triangulares en los estados de sueño y una frecuencia anormal de tipo
intermediario (estadios II y III intermitentes) que posee algunas características de las F.M.O pero no se acompaña
de movimientos oculares. La organización de los trazados de vigilia y los trazados de sueño aparece perturbada y
determinados trastornos morfológicos y cronológicos de los trazados objetivan lo que tiene de original y trastornado
la actividad perceptiva de estos sujetos que se encuentran en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia.
Este estado es el estado primordial de delirio o de las experiencias delirantes primarias.
Resumen de los Problemas Psicopatológicos: la eclosión súbita de estos brotes delirantes era considerada una
irrupción de ideas delirantes. Con la escuela alemana y su noción de delirio primario brota espontáneamente sin
condición ni motivo.
Es imposible explicar el delirio sólo a través de su manifestación, su irrupción, su emergencia o su reducción a un
mecanismo parcial. Estas teorías no tienen en cuenta el estado primordial de la experiencia delirante.
Ey prosiguiendo los trabajos de Jaspers y Mayer-Gross ha intentado aprehender la génesis de estas experiencias
delirantes, relacionándolas con la desestructuración de la conciencia, despersonalización, desdoblamiento, ficciones
imaginarias que se imponen como trastornadores, acontecimientos internos y externos, angustiosos y exaltantes. La
vivencia delirante se constituye a medida que el campo de la conciencia se desorganiza. Al ser la conciencia parte
constitutiva del campo fenoménico de la experiencia actual y del orden temporo espacial dentro del cual se presenta,
su desestructuración implica una metamorfosis delirante, una falsificación imaginaria de esta experiencia. A medio
camino del ensueño, la conciencia se hace bastante imaginativa como para vivir una experiencia delirante y
alucinatoria, aunque no lo suficiente como para caer en la experiencia onírica. Este estado intermedio entre vigilia y
sueño, estado oniroide que constituye el hecho primordial por excelencia de estas experiencias que al ser efecto de
este trastorno no son primarias sino secundarias al mismo, lo cual permite explicarlas a través de sus condiciones
orgánicas y comprenderlas psicológicamente como una proyección del inconsciente.
Tratamiento de las Psicosis Delirante Agudas: en los casos en que se evidencia un factor etiológico o de
precipitación, deberá emprenderse el tratamiento de la afección causal. Independientemente de este tratamiento
etiológico por lo general difícil de determinar, el enfermo será tratado como un confuso o un maníaco-depresivo,
según el cuadro clínico se aproxime a un u otro estados.
La hospitalización en un servicio especializado será la regla. Teniendo en cuenta la brevedad de la evolución de
estos estados, que tienen una tendencia natural a resolverse con facilidad, podrá evitarse el internamiento en
algunos casos. Son esenciales el aislamiento sin contención en habitación particular, asistencia por cuidadores
vigilantes y competentes, control de la alimentación (régimen hipotóxico), de los conductos excretores, control y
restablecimiento de los metabolismos: rehidratación, vitaminoterapia. Se practicará una terapéutica antiinfecciosa y
desintoxicante.
 Quimioterapia: los neurolépticos por sus acciones psicolépticas, inhibidora de la agitación y reductora de la
actividad delirante y alucinatoria, son la medicación a que debe recurrirse primero.
 Clorpromacina: de 50 a 150 mg en inyecciones intramusculares o perfusiones.
 Levomepromazina: 1 ampolla de 25 mg en inyección intramuscular en los casos de ansiedad
predominante.
 Tioproperazina: es una fenotiazina incisiva indicada en los estados de excitación de las psicosis agudas, es
prudente comenzar el tratamiento con dosis débiles administradas por vía oral, 1/2 comprimido de 10 mg el
primer día e ir aumentando 1/2 comprimido cada dos días hasta una dosis de 30 a 40 mg diarios. También
puede realizarse el tratamiento de ataque administrando por vía intramuscular 10 mg, a mitad de dosis de
la oral.
El tratamiento de las psicosis agudas está constituido por las butirofenonas: haloperidol (5 mg intramuscular),
benperidol (1 mg intramuscular), el triperidol en inyección intramuscular (ampolla de 2 mg), haloanisona (2 o 3
inyecciones de 20 mg). Pueden ser utilizados otros psicolépticos. Pasada la fase aguda, al cabo de unos días, el
tratamiento prosigue por vía oral durante varias semanas y las dosis serán reducidas paulatinamente durante la
convalecencia.
* Métodos de shock: con anterioridad al empleo de los neurolépticos, los electroshocks eran el método más usado
para acortar la evolución de un bouffée delirante. Actualmente no parecen indicados más que en los casos en que
después de varios días de tratamiento con neurolépticos no se asiste a una defervescencia de los síntomas. A la
quimioterapia que no se interrumpe pueden asociarse 2 sesiones de electroshocks a la semana con un total de 4 a 8
sesiones. Generalmente, después de la 3er sesión la remisión está próxima.
* Insulinoterapia: ya sean pequeñas dosis de insulina (10 a 50 unidades para provocar shocks húmedos) o en
algunos comas hipoglucémicos, es un medio terapéutico preconizado todavía.
* Psicoterapia: dos indicaciones precisas:
1. en el curso de la experiencia delirante, el empleo de la sub narcosis o la práctica de una cura de sueño individual
o colectivo, permite evaluar y utilizar la plasticidad del material onírico provocado por estos fármacos y sus
relaciones con el delirio y el inconsciente del delirante. De esta forma es posible facilitar la catarsis.
2. cuando la experiencia delirante se prolonga o cristaliza, la psicoterapia puede contribuir de manera eficaz a su
liquidación.
Psicosis Delirantes Crónicas: el Delirio como forma de existencia del Yo alienado o psicótico. Son psicosis
caracterizadas por ideas delirantes permanentes que constituyen lo esencial del cuadro clínico.
Ideas delirantes: creencias, concepciones a través de las cuales se expresan los temas de la ficción delirante
(persecución, grandezas), fenómenos ideo afectivos en que el Delirio toma cuerpo (intuiciones, ilusiones,
interpretaciones, alucinaciones, exaltación imaginativa y pasional).
Los Delirios crónicos son más completos que las "experiencias delirantes" porque el Delirio no es pasivo y accidental
sino que está activamente prendido en las relaciones que unen a la persona a su mundo.
El Delirio está incorporado a la personalidad del delirante, los Delirios crónicos son enfermedades de la
personalidad, modalidades delirantes del Yo alienado; son los "alienados" se conducen y piensan en función de su
concepción delirante en lugar de obedecer la verdad y la realidad común.
El Delirio crónico por la diversidad de sus temas, por las modalidades de su elaboración (trabajo delirante mediante,
procedimientos discursivos de la construcción verbal y del pensamiento reflexivo) no es siempre igual a sí mismo.
Puede sistematizarse en una ficción coherente o disgregarse en un pensamiento irreal. De manera que si en los
casos más puros consiste en una intelectualización abstracta o en un sistema de creencias bien articuladas
(paranoia), en otros casos o en ciertas fases de su evolución, estos delirios se acercan al sueño y a las experiencias
delirantes agudas por su aspecto caótico o fantástico: es el caso de las psicosis esquizofrénicas en las cuales el
autismo es secundario a una disociación psíquica.
Delirios crónicos: alienación del Yo, transformación delirante del Yo y su mundo, abarca modalidades estructurales
diferentes.
Historia y dosificación: estos Delirantes, perseguidos, megalómanos, místicos, cuyo Delirio manifiesta una profunda
modificación y una especie de inversión de los valores de la realidad, son más sorprendentes cuando se trata de
personalidades bien adaptadas a la realidad. Bajo esta forma de "locura parcial" fueron estudiados primero por
Esquirol con el nombre de Monomanías. Durante la primer mitad del siglo XIX, se describieron la evolución de su
sistema ideico o ideoafectivo (ideas delirantes sistemáticas o fijas, de persecución, grandezas, alucinaciones
psicosensoriales, alucinaciones psíquicas, etc.).
Muchos clínicos recusaron la simplicidad, pureza o el carácter parcial de estos delirios, mostraron que bajo esta
apariencia, es toda la personalidad del Delirante la que está perturbada.
Así se describió el Delirio crónico de persecución como una psicosis progresiva. La evolución de este Delirio (fases
de inquietud e interpretación, alucinatoria, megalomaníaca, demencial) mostraba al clínico que se trataba de una
afección que desorganiza profundamente el ser psíquico. Por ello, en la nosografía de Kraepelin y en Bleuler estos
Delirios entraron en las "formas paranoides" de la demencia precoz, a excepción de un sector de delirios
sistematizados paranoicos.
En Francia se permaneció fiel a la descripción de los Delirios crónicos, fuera del grupo de las esquizofrenias, porque
a los clínicos franceses les ha repugnado dar demasiada extensión a la noción de esquizofrenia y porque ciertos
Delirios crónicos por su sistematización o su aspecto imaginativo, evolucionan espontáneamente sin disociación
esquizofrénica de la personalidad, sin tendencia a la incoherencia autística y sin tendencia al déficit demencial.
Clasificación internacional de los Delirios crónicos: esquizofrenias + un pequeño grupo de delirios paranoicos.
Clasificación francesa de los Delirios crónicos:
A. Sin evolución deficitaria: 1° Psicosis delirantes sistematizadas (Paranoia), Delirios pasionales, Delirios de
interpretación; 2° Psicosis alucinatorias; 3° crónicas Psicosis fantásticas.
B. Con evolución deficitaria: Formas paranoides de la Esquizofrenia Los Delirios crónicos se desarrollan sin
disminuir progresivamente las capacidades de adaptación (lo contrario ocurre en las psicosis esquizofrénicas). Este
carácter de evolución deficitaria ha sido el criterio de las esquizofrenias (disociación psíquica con manifestaciones
autísticas) considerada por Kraepelin como una entidad, la Demencia Precoz, caracterizada por una debilitación de
la vida de relación.
No cabe duda que el género de las psicosis delirantes crónicas sigue en forma no natural (artificial por efecto de
medidas yatrógenas como el encarcelamiento asilar) una pendiente hacia dicha declinación. Pero como han
demostrado E. Bleuler y M. Bleuler el Defecto esquizofrénico no debe ser tomado en un sentido demasiado
deficitario del término que le aproxima a la demencia de Kraepelin.
El estado terminal como señala M. Bleuler, sin constituir una vida demencial ni siquiera un residuo irreversible, se
caracteriza por un cierre para las relaciones intersubjetivas y una especie de deterioro que contrasta con las
evoluciones de las psicosis delirantes crónicas sin evolución deficitaria.
Las psicosis delirantes crónicas no deficitarias y las psicosis esquizofrénicas son especies de un mismo género que
puedan tener una evolución reversible y sufrir transformaciones de una especie en otra.
A-El grupo de los Delirios Crónicos Sistematizados (Psicosis paranoicas): Son sistematizados porque: están
prendidos en el carácter y la construcción de la personalidad del delirante, se desarrollan con orden, coherencia y
claridad (Kraepelin).
Construcción lógica a partir de elementos falsos, errores o ilusiones, que son los postulados (Clérambault) de la
fábula delirante. Realizan una polarización de todas las fuerzas afectivas en el sentido de una construcción delirante
que subordina toda la actividad psíquica a sus fines.
Los síntomas de este Delirio (interpretaciones, ilusiones, percepciones, delirantes, actividades alucinatorias,
fabulaciones, intuiciones) son reductibles a una patología de las creencias, ya que las ideas delirantes envuelven en
su convicción dogmática todos los fenómenos que forman, a través del pensamiento reflexivo del delirante, la
edificación de su mundo.
Estos Delirios corresponden a los antiguos conceptos de Monomanía o Paranoia sistemática. Se les llama
paranoicos por esta razón y porque el carácter paranoico (desconfianza, orgullo, agresividad, falsedad del juicio,
psicorrigidez) es un aspecto fundamental de la personalidad de estos enfermos.
Estos Delirios son relativamente coherentes por su forma sistemática, se presentan al observador (personas que le
rodean, médico, jueces) como relativamente plausibles. De ahí su poder de convicción o contaminación (delirio de
dos o delirio colectivo, en el que el delirante inductor hace participar activamente en su delirio, a título de delirante
inducido a otros, con frecuencia familiares).
Hablamos de psicosis delirantes y no de simples "caracteres paranoicos".
Los Delirios Pasionales y de Reivindicación: Delirios descritos por Clérambault. Caracteristicas: 1. exaltación
(exuberancia, hipertimia, hiperestesia); 2. idea prevalente, que subordina los fenómenos psíquicos y las conductas a
un postulado fundamental, el de una convicción inconmovible y 3. desarrollo en sector, el Delirio constituye un
sistema parcial que penetra como una cuña en la realidad.
El más conocido es el Delirio de reivindicación: sujetos con temperamento vivo, carácter difícil, receloso y
susceptible, rencorosos y vengativos, apasionados idealistas, fanáticos de la política, la religión o la reforma social.
Gobernados por un Superyó inflexible, son íntegros y sin compromisos.
Sobre este fondo de disposiciones-constitución paranoica (orgullo, desconfianza, psicorrigidez y falsedad de juicio),
se desarrolla el Delirio lentamente y sin síntomas obvios al principio y a veces a raíz de un fracaso o un conflicto
(desacuerdo con los vecinos, despido del empleo, rivalidad, un daño sufrido, discusiones familiares, conflicto con la
administración).
Delirios de reivindicación: tres tipos:
a) querellantes: se arruinan en procesos para hacer triunfar una reivindicación a veces irrisoria. Persiguen la defensa
de su honor o sus derechos o su propiedad con menoscabo de sus intereses más evidentes. Acumulan sentimiento
de odio y venganza sin desviarse de la convicción de que son traicionados, juzgados injustamente y víctimas de un
ensañamiento tan implacable como el suyo. A veces estos sujetos, perseguidos-perseguidores, rodeados de
enemigos y exasperados hacen justicia y llegan hasta el crimen contra sus enemigos.
b) inventores: guardan el secreto de sus experimentos, cálculos o descubrimientos, se quejan de ser desposeídos
de sus derechos o de la patente del invento. Se trata de un perfeccionamiento de una técnica modesta, el hallazgo
de un nuevo carburante o una revolución en la industria pesada o ingenio interplanetario, poco importa el invento lo
que sí es capital es la exclusividad de su propiedad, el monopolio absoluto y la prioridad que reivindican. Las
gestiones y las demandas, las precauciones defensivas y ofensivas para desbaratar las conspiraciones y las
intrigas, absorben toda su actividad.
c) apasionados idealistas: sueñan con nuevos sistemas políticos, paz universal o filantropía, están animados de una
feroz y agresiva voluntad de lucha y combate. Los panfletos, los atentados individuales contra hombres políticos o
instituciones sociales, las campañas en la prensa, son las armas habituales que ponen al servicio de su inagotable
deseo de reforma y justicia.
Estos paranoicos reivindicativos deliran en el sentido de un ideal de sí mismo imaginario. Los complejos de
frustración o inferioridad inconscientes constituyen un profundo núcleo de angustia sobrecompensada por la
disposición caracterológica de un Yo que se pretende agresivo y omnipotente. Aquí se encuentra en germen, el
binomio persecución-megalomanía que el delirio tiende a desarrollar como un combate destinado a satisfacer un
insaciable deseo.
Delirios pasionales: implican el mismo núcleo afectivo (carácter paranoico, complejo de avidez y frustración).
El Delirio pasional, se trate de la celotipia (delirio de infidelidad y de rivalidad) o de erotomanía (ilusión delirante de
ser amado), plantea en relación a las pasiones normales un problema de diagnóstico.
Se ha dicho que la pasión es una locura, pero los estados pasionales delirantes tienen características clínicas: 1°se
producen sobre un fondo de desequilibrio caracterológico; 2°se acompañan de trastornos (tímicos, experiencias
alucinatorias, despersonalización, fases de exacerbación, impulsividad, dando lugar a períodos productivos) que
testifican un desquiciamiento de la vida psíquica; 3°son patológicos y delirantes porque la pasión, incluso si se
encuentra inserta en una situación real, tiene una estructura esencialmente imaginaria. Los acontecimientos y
personajes que lo componen son irreales, es donde el Delirio es más evidente o la realidad de la situación es
ampliamente desbordada o eclipsada por la proyección de fantasmas más o menos inconscientes; 4°la misma
fuerza de los complejos inconscientes que animan el delirio le imprime una evolución tan típica que es posible prever
el curso; 5°los Delirios pasionales proceden en su estructura de la rigidez sistemática de la pasión que constituye el
eje. Son bloques ideo afectivos inconmovibles, impermeables a la experiencia y rebeldes a toda evidencia.
a) Delirio celotípico: transforma la relación amorosa de la pareja en una situación triangular. El tercero
introducido es un rival, sobre su imagen se proyecta resentimiento y odio acumulados por las frustraciones
que ha sufrido o sufre el delirante celoso que se siente trágicamente burlado y abandonado. La historia
delirante labra todas sus peripecias (mentiras, ardides) en torno a este tema y el delirante contraataca con
la ayuda de todos los medios o todas las estratagemas que le inspira la clarividencia que abre sus ojos.
Perspicacia morbosa que polariza su vigilancia, le hace sondear los sentimientos, descubrir intenciones,
desbaratar las artimañas. A través de encuestas y reflexiones, el delirante esclarece el misterio y llega a
una verdad para él absoluta. Cuando el Delirio celotípico se ha formado, se sistematiza en un haz de
pruebas, seudo comprobaciones, falsos recuerdos, interpretaciones delirantes, ilusiones de la percepción y
la memoria (falsos reconocimientos, ilusión de Fregoli).
Las experiencias oníricas confusionales y las escenas de pesadillas (particularmente en los delirios celotípicos de
los alcohólicos) alimentan la pasión celosa. Esta figuración imaginaria de los celos permite a menudo descifrar su
complejo estructural (homosexualidad, odio de la pareja del sexo opuesto, fijación edipiana).
b) Delirio erotomaníaco: ilusión delirante de ser amado (Clérambault). Con genial perspicacia y justa
expresión, cosa no común manifiesta en la estructura típica del Delirio pasional sistematizado, los
postulados de esta pasión amorosa delirante y los temas derivados, cuyo conocimiento esclarece el
comportamiento de estos enfermos a lo largo de las tres fases de la evolución de la psicosis (estadio de
esperanza, despecho y rencor).
Los sentimientos generadores del postulado son: orgullo, deseo y esperanza. El postulado se formula así: el Objeto
(la persona por quien el paciente se cree amado y que pertenece por lo general a un rango más elevado que el
Sujeto) se le declara; es él quien ama más o el único que ama. Los temas derivados no siempre se deducen del
postulado o no de todos, pero emergen de la historia delirante; estos temas son: el Objeto no puede ser feliz sin el
Pretendiente - el Objeto no posee valor completo sin el Pretendiente - el Objeto es libre, su matrimonio está roto o
no es válido. El erotómano está convencido de ciertos temas que él demuestra: vigilancia continua por parte del
Objeto, conversaciones indirectas con el Objeto, continua protección del Sujeto por el Objeto, intentos de
acercamiento por parte del Objeto, simpatía que suscita el curso de su romance, conducta paradójica y
contradictoria del Objeto, fenomenales recursos de que dispone el Objeto.
La erotomanía delirante se desarrolla en un sistema fatal: termina en la fase de rencor, con reacciones agresivas
hacia el Objeto que van hasta el drama pasional de la ruptura y de la venganza.
Bajo estas fórmulas lógicas de pasión delirante, hay que darse cuenta que el motor del sistema no es el amor, sino
el odio. Como vio Freud: la fórmula de la erotomanía no es la que se afirma en la pasión del Sujeto (él me ama y yo
le amo) sino la que inconscientemente le lleva a ensañarse con el Objeto (no le amo, le odio).
Esta erotomanía pura se manifiesta clínicamente en los excitables-excitados como los designaba Clérambault, por
una exaltación y una polarización pasional intensa que gobierna toda conducta del Sujeto. El sistema delirante se
elabora, según Clérambault, sobre una base de intuiciones, falsas demostraciones, ilusiones e interpretaciones sin
alucinaciones. Las conversaciones indirectas con el Objeto son a menudo alucinatorias, están dentro de un
síndrome de influencia y automatismo mental (presencia continua del Objeto, influencia física del deseo del Objeto,
cohabitación y posesión erótica, declaraciones por transmisiones de pensamiento).
El Delirio Sensitivo de Relación (KRETSCHMER): el Delirio es hiposténico y menos agresivo, el carácter que lo
sostiene es menos rígido. El carácter sensitivo de relación descrito por Kretschmer se acerca más al que Dupré
había designado como hiperemotivo. Son sujetos tímidos, sensibles, ansiosos y psicasténicos (escrúpulos,
vacilaciones); se sienten inclinados a las luchas de conciencia, sensibles a las reacciones de los demás
(hiperestesia de los contactos sociales), inhiben fuertemente sus pulsiones y están insatisfechos. Los complejos de
frustración e inferioridad son manifiestos, no están compensados o lo están poco.
Sobre este fondo de sensibilidad fácilmente impresionable y vulnerable, la acumulación de circunstancias penosas,
la suma de fracasos o conflictos, la tensión engendrada por la exasperación, las decepciones o la desesperación,
desencadenan la psicosis. A veces una discusión, un avalar o una humillación hace estallar el Delirio. Este es un
Delirio de relación ya que (Kretschmer) es vivido como la experiencia crucial de un conflicto del Sujeto con otro o
con un grupo (cónyuge, familia, vecinos). Se trata de un Delirio de relación concéntrico, el sujeto constituye el centro
de esta experiencia, de este proceso que envuelve y amenaza al mismo sujeto.
Fuera de Francia se emplea el término Delirio de referencia para explicar el sentido de las interpretaciones
delirantes, la experiencia vivida: que es ser el objeto de un interés, de una indicación o una malevolencia particular,
enojosa o humillante. Otra característica es que las ideas y los sentimientos delirantes quedan suspendidos del
acontecimiento que constituye el centro (divulgación de una enfermedad, denuncia de un robo, acusación de una
falta en el terreno sexual, exclusión de una comunidad). Esta paranoia sensitiva se desarrolla con angustia, tensión
conflictiva y las reacciones de estos enfermos son más depresivas e hiposténicas que agresivas. El prototipo está
constituido por la paranoia de los gobernantes o el Delirio de persecución de las solteronas.
El Delirio de Interpretación de Serieux y Capgras: este Delirio constituye una locura razonable, obedece a una
necesidad, hasta a una manía de explicarlo todo, descifrarlo todo, conforme a un sistema de significación. Llamados
antiguamente monómanos intelectuales (Esquirol) y arregladores (Leuret), son casi siempre personas perseguidas
que falsifican en parte o en todo, sus percepciones, sus recuerdos y sus previsiones, en función de su creencia
delirante básica.
El mecanismo de edificación de este Delirio, su modalidad de conocimiento delirante es la interpretación delirante, a
menudo difícil de distinguir de las ilusiones (H. Ey).
La interpretación es inferir o deducir de una percepción un concepto erróneo (Dromard). Es un error intuitivo que
atañe al sentido de lo que es percibido, visto u oído. Por ello el término alemán percepción Delirante corresponde de
un modo bastante exacto a este fenómeno primario y basal del conocimiento delirante del interpretador, que
Clérambault emparentó con el automatismo mental.
a) interpretaciones exógenas: datos proporcionados por los sentidos. El interpretador percibe el sentido
irónico o amenazador de un saludo, el valor profético del color de una corbata, la certidumbre de infidelidad
descubierta en una maceta de pensamientos expuesta a la vista de un vecino, la prueba de una
conspiración revelada en la mirada de un transeúnte o en el gesto de una visita.
A veces la significación es relativamente comprensible o se refiere a símbolos o a supersticiones comunes (una flor
en el ojal significa una declaración de amor, una carroza fúnebre significa una amenaza de muerte). Pero a menudo
el sentido escapa a toda comprensión inmediata (la gorra blanca del jefe de estación significa el fin del mundo para
el mes de julio). Pero es el lenguaje corriente de la conversación, los intercambios sociales, la lectura, la telegrafía
sin hilos, lo que más se presta para estas interpretaciones (alusiones, intención oculta, sobreentendidos,
revelaciones a través de la entonación de las metáforas y de los juegos de palabras). Ciertos enfermos ocupan todo
el tiempo en descifrar, como si se tratara de jeroglíficos, lo que quieren decir las palabras de una canción, un artículo
del periódico, un discurso o un prospecto. Me basta una palabra, dicen estos delirantes, para comprender toda la
idea. Puede que una simple palabra engendre una fabulación. "Al entrar, he oído llamar a Violette, lo que quería
decir que yo había querido violar a mi hija."
b) las interpretaciones endógenas: sensaciones corporales, ejercicio del pensamiento, sueños, imágenes o
ideas que se presentan en su mente. Por este mecanismo interpretativo, inferencia errónea e intuición
inmediata, los enfermos realizan una transformación delirante del mundo. Esto no siempre resulta claro, ya
que de no estar sistematizado y dilucidado completamente permanece ante sus ojos como un embrollo,
una farsa de la que no consiguen reconstruir el rompecabezas.
El delirio se construye sobre temas diversos: persecución policiaca, conspiración de la familia que quiere envenenar
al enfermo. Temas más frecuentes de los megalomaníacos: descendencia aristocrática, papel político o misión
divina. La estructura de estos delirios es (Clérambault), en oposición a los delirios pasionales, no en sector sino en
red.
 Delirios pasionales se desarrollan en cadena, a partir de una célula-madre (postulado inicial y axial) y son
vertebrados, organización apretada y coherente.
 Delirio de interpretación es en red, el conjunto de síntomas delirantes (interpretación, alusiones,
suposiciones, seudo razonamientos) constituye un sistema más libre y difuso como una yuxtaposición o un
mosaico de ideas delirantes.
Pero esto no siempre es verdad, ya que el Delirio de interpretación sufre a menudo una evolución sistemàtica: las
observaciones de Clérambault tienen valor sobre todo en las fases iniciales de la psicosis (cuando el enfermo,
sumergido en las experiencias delirantes, tiene la impresión de que un misterio le rodea). En el periodo en que la
sistematización está acabada, el interpretador, al realizar su trabajo de razonamiento, en la elaboración de su
Delirio, extrae la convicción de que al fin descubre la verdad, piensa, vive y construye esta inexactitud como un
sistema que ha sido demostrado hasta la evidencia.
Al modo de esta evolución con orden y claridad (Kraepelin) de la psicosis interpretativa, puede que el Delirio se haga
más hermético y se entronque con el tipo de delirios esquizofrénicos. En tal caso, a medida que el interpretador
avanza en el inexplicable laberinto de su mundo imaginario, le añade nuevos arcanos o alvéolos, persiguiendo sin
tregua el resplandor revelador e inicial que se aleja a cada paso, a medida que se acrecienta la oscuridad de los
símbolos, las pruebas, las comprobaciones en cadena y las hipótesis auxiliares. El Delirio se complica y se
condensa en un caparazón poliestratificado, donde se aprisiona y se solidifica la red de las primeras
interpretaciones.
En los casos más puros, el Delirio de interpretación cristaliza, se enquista y se racionaliza en un relato o en una
historia delirante que tiende a perdurar sin enriquecerse ni elaborarse. El Delirio en este caso tiende, si ya no a
extinguirse, por lo menos a amortiguarse.
Por lo general estos Delirios se desarrollan insidiosamente a lo largo de meses o años, se fijan, cristalizan, durante
más tiempo todavía, a veces evolucionan hacia otras formas de Delirio crónico.
El pronóstico es desfavorable en la mayoría de los casos. Pero ciertas reacciones delirantes (autores anglosajones)
del tipo de la paranoia abortiva constituyen episodios o fogonazos sobre un fondo de excitación o experiencias
delirantes agudas, tipo maníaco-depresivo o los bouffées delirantes (ej: los delirios de persecución y de celos
curables).Ello resulta más raro en el síndrome erotomaníaco, sobre todo si se trata de la forma de erotomanía pura
descrita por Clérambault.
 reacciones médico legales de estos enfermos: ponen al servicio de su delirio una agresividad a veces brutal
y siempre violenta. Casi todos son perseguidosperseguidores, son muy frecuentes las reacciones
escandalosas que emplean para llamar la atención del vecindario o la policía sobre sus derechos o sobre
las persecuciones que sufren: quejas ante la jefatura, panfletos, diversos medios defensivos u ofensivos
(procesos, persecuciones policiales, robos de documentos). También pueden observarse golpes y heridas
a los perseguidores, incendio por venganza o robo como represalia.
Lo que más se teme es el asesinato, porque conscientemente los delirantes quieren desembarazarse o vengarse de
sus enemigos o porque inconscientemente desean castigarse.
Resumen psicopatológico sobre el problema de la paranoia: estos Delirios entran en el concepto de Paranoia o
Psicosis paranoica.
Kraepelin: paranoia- desarrollo insidioso dependiente de causas internas, evolución continua de un sistema delirante
duradero e imposible de quebrantar, que se instaura con una conservación del orden y la claridad en el
pensamiento, la voluntad y la acción.
Estos Delirios (corresponden al concepto de Monomanía o Delirio crónico sistematizado de los autores antiguos)
han sido objeto de estudios en la escuela francesa (Seglas, Magnan, Sérieux y Capgras, Claude, Lacan, Genil-
Perrin). En países de lengua alemana han sido estudiados por Jaspers, Bleuler,Kehrer, Kretschmer, Lange, Gaupp,
Kolle, Berner.
La escuela psicoanalítica (Freud, Abraham, Ferenczi, etc.) ha profundizado este estudio.
Las concepciones mecanicistas de la paranoia están representadas por teorías caducas o poco defendibles (teoría
de las ideas autóctonas de Wernicke). Recientemente Clerambault al término de sus análisis, al evidenciar la
existencia de fenómenos ideo afectivos nucleares en la base de estas psicosis, las ha acercado a las psicosis
alucinatorias crónicas, de las que daba una interpretación puramente neurológica.
La tesis de Guiraud sobre las alteraciones diencefálicas establece que estas perturban el equilibrio de los instintos,
los sentimientos y su pertenencia al Yo. Según autores modernos, la paranoia lejos de ser una psicosis endógena
como lo indicaba Kraepelin, constituye una reacción a los acontecimientos (Kehrer y la escuela psicoanalítica). En
este sentido Jaspers habla del desarrollo de la personalidad del delirante como una construcción que engloba en el
sistema del Yo y de su Mundo, las reacciones a los acontecimientos de la existencia (Bleuler, Kretschmer y Lacan).
Insistía sobre el carácter comprensible o psicológicamente motivado de estas reacciones.
La escuela psicoanalítica ha manifestado (Freud y su análisis del caso Schreber) los mecanismos de proyección de
los conflictos inconscientes. Indicando que los temas de persecución, celos y erotomania simbolizaban defensas
contra las pulsiones homosexuales (Él me persigue = Él me persigue con su asiduidad - Él es mi rival = Es a él a
quien amo - Ella me ama = Yo la odio). La escuela psicoanalítica ha evidenciado como motor psicodinámico de
estos delirios, la regresión a estadios arcaicos, especialmente a las pulsiones agresivas del estadio sadicoanal.
Lacan ha insistido en el sentido autopunitivo de la paranoia, que encierra al sujeto en un sistema de persecución
imaginario, el cual tiene el valor psicológico de un castigo deseado inconscientemente.
Parece más satisfactorio considerar estas psicosis como el resultado de un proceso evolutivo que entorpece o altera
el desarrollo normal de la personalidad. Por su parentesco con los esquizofrénicos o con los maniacodepresivos,
estos delirantes se muestran profundamente perturbados en su vida instintiva (carácter endógeno de la afección),
experiencias delirantes agudas (momentos fecundos), antecedentes hereditarios frecuentes, dan la idea de que en
ellos el delirio no es reductible ni a la acción de acontecimientos pasados o actuales, ni a fenómenos mecánicos
cerebrales localizados. Se trata de una forma de alienación de la persona en su totalidad, cuyo desquiciamiento se
expresa por los temas delirantes que las fuerzas represivas del Yo aún logran contener por una especie de seudo
racionalización en un sistema relativamente coherente.
Las discusiones clásicas giraron en torno a dicho punto de vista psicodinámico. Decir que la paranoia es psicógena
o reactiva, es afirmar que se trata de una manifestación de un conflicto psíquico consciente (reacción a los
acontecimientos) o inconsciente (proyección simbólica de un fantasma original). En ambos casos es reducir la
paranoia al movimiento de una tendencia o un conflicto de tendencias afectivas que son comunes a todos los
hombres. Es cierto que todos tienen tendencias paranoicas si se designan como tales los rasgos del carácter
(frustración agresiva, reivindicación afectiva) que existen más o menos en todos. Es cierto también que
determinadas neurosis o caracteres sensitivos (Kretschmer) pueden designarse como paranoicas, denominadas
caracteriales. Pero no se trata de la psicosis paranoica: estructura de alienación de la persona que falsifica radical y
sistemáticamente las relaciones del Yo con su Mundo, sino que para que dicha psicosis se instale o desarrolle
deben estar profundamente alterados el sistema de la persona, su organización y su evolución histórica
afectivamente ligada a los acontecimientos que componen la trampa, a este profundo trastorno corresponde la idea
de proceso. Uno de los errores frecuentes es confundir el proceso psíquico de Jaspers, la haloplasticidad de las
psicosis con el desarrollo normal, comprensible y progresivo de la historia de la personalidad.
B-Psicosis Alucinatorias Crónicas: Delirios crónicos caracterizados clínicamente por la los fenómenos psico
sensoriales (alucinaciones, pseudoalucinaciones, automatismo mental). Antiguamente llamado locura sensorial,
paranoia alucinatoria.
Habiéndose reunido dentro del grupo de los Delirios sistematizados no alucinatorios gran parte de los casos clínicos
que formaban el Delirio crónico de persecución y habiendo sido otra parte de ellos absorbidos por las formas
paranoides de la esquizofrenia.
La escuela francesa ha mantenido este Delirio, caracterizado por temas de influencia, posesión, acción exterior y le
ha dado el nombre de Psicosis alucinatoria crónica.
Clérambault define este Delirio crónico -cuyo parentesco con los otros tipos es tan evidente que a resulta difícil
hacer un diagnóstico preciso - como una Psicosis delirante crónica basada en el síndrome de automatismo mental,
que constituye el núcleo y cuya superestructura delirante constituye una ideación sobreañadida. Desde el punto de
vista clínico, el sujeto afirma dogmáticamente que se basa en percepciones irrecusables y el observador considera
que se basa en percepciones sin objetos (alucinaciones). Este Delirio se desarrolla a menudo (Clérambault decía
que siempre) fuera de toda predisposición caracterológica o afectiva de tipo paranoico.
Comienzo: a menudo repentino, de pronto estallan voces, transmisiones de pensamiento o el eco del pensamiento.
El enfermo se siente adivinado, espiado, sus actos son comentados o percibe extraños olores, gusto sospechoso en
los alimentos, fluidos en su cuerpo, corrientes eléctricas en su cabeza o en sus órganos genitales, se convierte en
un médium, en una estación receptora o emisora de telegrafía. Reacciones: asombro, ya que desconcertado
experimenta pasivamente este parasitismo alucinatorio.
Esta forma de comienzo sin incubación, clásica y típica, no es siempre tan repentina. Los enfermos la presentan así
con frecuencia, pero una minuciosa anamnesis permite evidenciar una progresiva alteración del humor, los
sentimientos o la conciencia, cierta meditación o prefacio delirante.
Síndrome Alucinatorio del Periodo de Estado: constituido por el triple automatismo: automatismo ideoverbal,
automatismo sensorial-sensitivo y automatismo motor. El primero de estos tres aspectos, el automatismo ideoverbal
es el más importante: es el síndrome basal o nuclear (Clérambault).
1. Automatismo ideoverbal: se manifiesta clínicamente por las voces (alucinaciones psicosensoriales
objetivadas en el espacio; alucinaciones psíquicas sentidas como voces interiores o transmisiones de
pensamiento). Generalmente, son voces amenazadoras, raramente benévolas, a veces con una nota de
neutralidad o vulgaridad absurda (frases extemporáneas o irrisorias). Las alucinaciones acústico verbales
se presentan con todas las gamas de alucinaciones y pseudoalucinaciones.
 enunciación, comentario de los actos y del pensamiento acompañan en forma alucinatoria los gestos y la
actividad mental del sujeto.
 eco del pensamiento y de la lectura (a veces en forma paradójicamente "anticipada") repite y divulga las
operaciones ideicas en curso.
 robo y adivinación del pensamiento, sentidos como una intrusión del pensamiento del otro en la intimidad
del pensamiento del sujeto.
 estribillos verbales, psitacismos, juegos verbales, jaculatorias fortuitas.
 fenómenos más sutiles constituyen lo que Clérambault llamó el pequeño automatismo (síndrome de
pasividad o de interferencia, síndrome de parasitismo o coacción): fenómenos e ilusiones de extrañeza del
pensamiento, ideación impuesta, telepatía, mentalismo xenopático.
2. Automatismo sensorial y sensitivo: alucinaciones visuales, gustativas, olfativas y cenestésicas. Se trata de
falsas sensaciones exteroceptivas, interoceptivas y propioceptivas, que constituyen una parasitación de
percepciones anormales (visiones, imágenes coloreadas, olores nauseabundos o inefables, gustos raros,
sensaciones táctiles de hormigueos, irritaciones, prurito, trastornos cenestésicos algias, parestesias,
espasmos, impresiones voluptuosas o dolorosas en la esfera ano-genito-urinaria).
3. Automatismo psicomotor: se manifiesta clínicamente por impresiones cinestésicas, en los órganos de la
articulación verbal (lengua, laringe, tórax), en la musculatura facial, cuello, miembros (movimientos
forzados, estremecimientos). Sensaciones de imposición de movimientos, articulación verbal forzada
(alucinaciones psicomotrices).
Delirio Alucinatorio: analizados y descritos fuera de su contexto delirante, como observaciones perceptivas
inmediatas, están envueltos clínicamente en una atmósfera de delirio de persecución. Son vividos como
experiencias, agresiones o resultado de procedimientos mágicos dirigidos contra el cuerpo y el pensamiento del
paciente. Están incorporados en el bloqueo ideoafectivo de una seudo realidad imaginaria. A menudo estos
enfermos presentan su delirio como si éste no existiera más que entre los paréntesis de las voces, de las acciones
científicas o de los sortilegios artificiales. El delirio se encuentra en las representaciones simbólica y plástica del
martirio o de las acciones maléficas y de las experiencias sufridas (complicados aparatos, máquinas eléctricas,
aparatos de emisión). Generalmente el delirio es dogmático o temático, vivido de manera inextricable y formulado
como un acontecimiento o una serie de acontecimientos (historia o ficción de complots políticos, franc-masonería,
persecuciones eróticas o policiacas y temas megalomaníacos).
Si bien estos delirantes son perseguidos, son influenciados en el sentido de que las acciones alucinatorias se
ejercen en el espacio de su cuerpo, cabeza o pensamiento y son sufridas como un ataque a su libertad y a su
intimidad. A veces están como poseídos por una segunda personalidad (Clérambault) que se organiza en el seno de
su persona.
En cuanto a su estructura, este delirio de la Psicosis alucinatoria permanece enquistado, abriéndose sólo a través de
la vía alucinatoria hacia el dominio de lo fantástico y lo imaginario. Esto justifica el lugar que ocupa en el cuadro de
los Delirios crónicos sistematizados.
Evolución: las psicosis alucinatorias crónicas evolucionan a menudo hacia una forma de déficit o de disgregación.
Clérambault admitía la posibilidad de un debilitamiento terminal. Los Delirios de este tipo entran naturalmente en el
grupo de las psicosis esquizofrénicas (una de las razones por las cuales fuera de Francia están englobados por lo
general en las esquizofrenias).
La evolución de las psicosis alucinatorias, en su forma más típica, se hace en el sentido de una conservación de la
lucidez, de las capacidades intelectuales y de la apertura al mundo real, conservación que contrasta con el núcleo
delirante y alucinatorio.
Puede que el enquistamiento alucinatorio de lo fantástico se estreche más y que al término de la evolución persistan
pequeñas voces, comunicaciones sin importancia de las que hacen broma los pacientes o a las que dicen no prestar
más atención.
Los momentos fecundos de producción delirante, los paroxismos, las fases de recrudescencia o de actividad
alucinatoria, las crisis de automatismo mental, a veces dan una fisonomía más o menos cíclica o remitente a la
evolución de la psicosis, sin que ésta cese de progresar o de organizarse.
Resumen de los Problemas Psicopatológicos. Discusiones sobre la Patogenia de las Alucinaciones y de los Delirios:
Las psicosis alucinatorias crónicas el problema general de las alucinaciones. Para algunos autores antiguos o
modernos, las alucinaciones son fenómenos de excita-delirio, puede constituir su causa.
Para otros, la alucinación es esencialmente una ilusión en la que se proyecta más o menos simbólicamente la
dinámica afectiva (Freud). Es una pseudoalucinación, en el sentido de que no se trata de un fenómeno
verdaderamente sensorial. Por lo tanto, la alucinación y el delirio son una ilusión de tipo afectivo. Según ciertos
autores, hay que distinguir:
 alucinosis: desintegración aislada de las percepciones (irreductible a una simple excitación sensorial).
 alucinaciones de las psicosis: psicosis alucinatoria crónica, constituyen la expresión clínica delirante de un
trastorno de la conciencia y de la personalidad.
Teorías Mecanicistas (Clérambault), la alucinación es un fenómeno mecánico que constituye el pedestal sobre el
cual se erige y se construye el delirio. De manera que estas psicosis alucinatorias crónicas con base de
automatismo mental, son causadas por un proceso cerebral serpiginoso que provoca sensaciones anormales
generadoras del Delirio.
Concepciones Psicogenéticas (Claude), el automatismo mental no debe ser considerado primitivo sino como
secundario a una exigencia afectiva que el delirio satisface o compensa (tal solterona, por ej: satisface
alucinatoriamente sus deseos sexuales). Síndrome de acción exterior en el que se proyectan los deseos.
Concepción Psicoanalítica, la estructura alucinatoria del delirio manifiesta la fuerza de la pulsión del inconsciente y el
control del Yo que la proyecta como en el sueño en una ficción simbólica.
Concepción Organodinámica (Falret - Moreau de Tours - Janet y Henri Ey): 1°condiciones negativas de la
experiencia delirante constituyen inicialmente, de manera intermitente o duradera, un estado primordial del delirio
(desestructuración de la conciencia que da lugar a las experiencias delirantes y alucinatorias de las psicosis
delirantes agudas. 2°construcción delirante positiva que edifica sobre las experiencias delirantes una ficción
imaginaria; expresa simbólicamente las exigencias inconscientes del delirante y está más enquistada cuando más
capaz sea el Yo de resistir, en la constitución de su mundo real, a las fuerzas del inconsciente. La estructura
dinámica de la psicosis alucinatoria está emparentada por un lado con las psicosis delirantes sistematizadas y por
otro con las psicosis esquizofrénicas. Es como una forma de transición entre ambas.
Los Delirios Fantásticos: características
1°carácter fantástico de los temas delirantes; 2°riqueza imaginativa del delirio; 3°yuxtaposición de un mundo
fantástico al mundo real al que el enfermo continúa adaptándose bien; 4°ausencia de sistematización; 5°ausencia
de evolución deficitaria, permaneciendo notablemente intacta la capacidad psíquica.
Posición Nosográfica de estos Delirios. Los Delirios de Imaginación de la Escuela Francesa. Las Parafrenias de
Kraepelin: Francia, Dupré y Logre propusieron agrupar con el nombre de psicosis imaginativas o Delirios de
imaginación, los delirios de mecanismo imaginativo que asientan sobre un fondo constitucional mitomaníaco. Dichos
autores, separaron: Delirios con base de fabulación (imaginación creadora).
Delirios con base alucinatoria o interpretativa. Han descrito Psicosis imaginativas agudas y Delirios de imaginación
crónica. Entre estos últimos, algunos (con temas de descendencia) constituyen verdaderas novelas que se
aproximan a los delirios sistematizados.
Delirios fantásticos: proliferación imaginativa de extraordinaria exuberancia y se traducen en las concepciones más
extravagantes y quiméricas, corresponden a los Delirios crónicos.
A menudo, estos Delirios son englobados por las diversas escuelas en el grupo de las esquizofrenias, en el de los
delirios de imaginación.
Su individualidad fue establecida por Kraepelin que interpuso, entre los Delirios paranoicos y las formas paranoides
de la Demencia precoz (o esquizofrenia), un grupo de psicosis caracterizadas por un trabajo delirante en el que se
intrincan actividades alucinatorias y fabulatorias para dar lugar a ficciones muy ricas y caóticas, sin debilitamiento
final. Llamó parafrenias a este grupo de psicosis delirantes crónicas:
 parafrenia sistemática: análoga a la psicosis alucinatoria crónica de los autores franceses
 parafrenia expansiva: exaltación psíquica
 parafrenia confabuladora
 parafrenia fantástica: correspondiendo más o menos al Delirio de imaginación fantástica.
A los ojos de las diversas escuelas, ha parecido necesario agrupar en un mismo cuadro estas formas de Delirios con
fuerte carga imaginativa, a los cuales las modalidades arcaicas del pensamiento màgico confieren un aspecto
paralógico o irreal, que contrasta paradójicamente con la integridad del pensamiento lógico y con la adaptación al
mundo real.
Estudio Clínico: las modalidades de comienzo de estas Psicosis son muy variables. Algunas se desarrollan lenta e
insidiosamente (a veces a lo largo de varios años), otras se constituyen ràpida e inmediatamente, dando lugar a una
especie de mutación fantástica en las relaciones del Delirante con su mundo. En su período de estado, el Delirio
fantástico está formado por síntomas variados (alucinaciones- fabulaciones-interpretaciones-intuiciones delirantes-
místicas-de influencia-de grandeza).
Principales características: -pensamiento paralógico: el pensamiento mágico está literalmente desbocado, toman de
la fantasía sin preocuparse de su verosimilitud lógica, ideas que tienen su fuente en el pensamiento paralógico de
los arquetipos o de las representaciones colectivas de los primitivos. La fàbula delirante se desarrolla fuera de todas
las categorías del entendimiento. El espacio y el tiempo son adaptados a esta fantasmagoría: ambigüedad de las
personas, mezcolanza y multiplicidad, simultaneidad o confusión de la amalgama de acontecimientos,
monstruosidad o absurdidad de las figuras, escenas la asemejan a las producciones míticas y a las creaciones
surrealistas. De ahí, el aspecto extraordinariamente estético de esta imaginación desbordada. Ciertos temas se dan
casi constantemente (fabulosas maternidades, palingenesia, mitos de la creación, metamorfosis corporales o
cósmicas).
-megalomanía: temas de influencia (dominio maléfico, espiritismo, procedimientos científicos o mágicos de acción a
distancia, cohabitaciones corporales), temas de persecución (conspiraciones misteriosas, combates y luchas
políticas, conspiraciones de fuerzas espirituales o sobrenaturales), ideas de envenenamiento, embarazo,
transformación de órganos, embrujamiento, convierten a estos enfermos en víctimas acorraladas y hostigadas por
innumerables perseguidores, el Demonio o las fuerzas del Mal. Así este "Delirio de persecución" tiene algo de
megalomaniaco en sí, por la amplitud de sus temas. Es por una participación en los acontecimientos históricos, en el
espacio terrestre o interplanetario, por lo que el Delirante se considera el juguete o la apuesta de gigantescos
combates. Los temas de grandeza (identificación a los grandes reyes-profetas-Dios-intervención de todas las
potencias naturales y sobrenaturales en los acontecimientos de la fabulación) son preponderantes.
La fabulación desborda a la alucinación.
-primacía de la fabulación sobre las alucinaciones : es raro que no comporte una actividad alucinatoria (síndrome de
automatismo mental, alucinaciones psíquicas verbales, visuales). A través de voces, revelaciones, comunicaciones
telepáticas, visiones o éxtasis, el Delirante toma conciencia de su mundo fantástico. Por lo general la alucinación
cede paso a la fabulación y el Delirio se expresa en los prolijos escritos y relatos, producción imaginativa e ideica
exuberante. Las referencias a la experiencia alucinatoria tienden a borrarse a medida que la imaginación ahoga las
alucinaciones.
-integridad paradójica de la unidad de la síntesis psíquica : sorprendente contraste entre las concepciones
paralógicas, la mitología del Delirio y la correcta (a veces perfecta) adaptación a la realidad. La imagen del Yo, por
ej: permanece inserta en la realidad con su verdadero desarrollo histórico, sólo se interfiere con la imagen Delirante
del Yo metamorfoseado. Los Delirios más fantásticos, de catástrofes cósmicas, acontecimientos extraordinarios, no
impiden al enfermo estar inserto en la realidad de la existencia cotidiana. La capacidad intelectual, memoria,
actividad laboral, comportamiento social permanecen intactos de modo notable.
Evolución: tiene lugar a lo largo de varios años y termina en un estado de Delirio crónico, por lo general irreversible.
El Delirio fantástico, después de una fase de elaboración activa, se fija indefinidamente en sus temas esenciales.
La forma sistemática (corresponde a la Psicosis alucinatoria crónica-autores franceses) se desarrolla más
lentamente, termina en una forma Delirio fantástico en el que el síndrome de automatismo mental persiste durante
mucho tiempo, acompañado del cortejo habitual de síntomas (voces, eco del pensamiento y de la lectura, telepatía),
los cuales se le aparecen al delirante como fuentes de información sobrenaturales y mágicas, por las que está al
corriente de los acontecimientos insólitos pertenecientes a un mundo incomprensible. A veces, sobre todo en las
formas expansivas, la psicosis evoluciona por brotes con exaltación psíquica y gran fecundidad delirante: se trata de
Delirios fantásticos que comportan un mejor pronóstico, ya que: por una parte el Delirio tiende a atenuarse y a
empobrecerse con los años y por otra las terapéuticas son relativamente eficaces.
A veces se asiste a una evolución hacia la incoherencia ideoverbal con esquizofasia y con un tipo de pensamiento
cada vez más impenetrable. Estas formas de evolución esquizofrénica más o menos tardía son frecuentes, de
manera que para la Escuela de Kraepelin, ha resultado difícil separar las parafrenias del de las esquizofrenias, sobre
todo cuando se describe entre estas últimas a esas formas floridas que son los Delirios fantásticos o parafrénicos.
Las formas de transición, entre estos tres tipos de Delirio se presentan dentro del mismo marco de todas estas
psicosis Delirantes crónicas (Delirios sistematizados, Parafrenias, Psicosis alucinatorias crónicas, Esquizofrenias).
Es lógico ya que se trata de especies de un mismo género: el llamado por Magnan, Delirio crónico progresivo: 1er
fase: ideas de persecución e interpretación; 2da fase: alucinación auditiva; 3er fase: megalomanía; y 4ta fase: déficit
más o menos demencial.
Cada una de las especies de Delirio crónico representa un tipo de Delirio estabilizado o en vías de organización en
una de esas fases.
En el análisis fenomenológico de la expresión delirante de los Delirios crónicos caracterizados, por la manera de
estar o no en comunicación verbal con los demás, se puede decir que el Delirio sistematizado es una historia bien
constituida - el Delirio fantástico, un mito poético y la esquizofrenia, un lenguaje simbólico y hermético.
Diagnóstico de los Delirios Crónicos:
1-Diagnóstico en relación con las psicosis agudas delirantes: hay que distinguir estas formas de alienación delirante
crónica de la persona, de las experiencias delirantes de las psicosis agudas delirantes.
Formas bien sistematizadas: Delirios pasionales, Delirios de interpretación, el diagnóstico es relativamente sencillo,
ya que el clínico percibe con facilidad que el tema delirante de persecución, erotomaníaco o celotípico, constituye un
sistema razonador de creencias y convicciones que está separado de la experiencia sensible actual. Los postulados
fundamentales dirigen toda la conducta del sujeto, las interpretaciones dan lugar a un trabajo de razonamiento o
construcción que se deduce de las convicciones. Este carácter de racionalización secundaria, razonamiento,
elaboración intelectual o demostración seudo razonadora, permite no confundir estos Delirios con las experiencias
delirantes de las psicosis delirantes agudas, las cuales ofrecen el carácter de un trastorno más global y pasivo de la
experiencia perceptiva.
Cuando se trata de Psicosis alucinatorias crónicas y parafrenias, el diagnóstico es a menudo delicado, ya que la
atmósfera fantástica de la Tabulación del Delirio o su referencia a percepciones delirantes, a veces a todo el
automatismo mental, puede darle al observador la ilusión de que se trata de experiencias perceptivas (Tesis de la
estesia alucinatoria). Pero en estos casos, más que alucinaciones son pseudoalucinaciones: cuando el enfermo nos
habla de sus voces o cuando le observamos mientras está a punto de percibirlas, se trata de una especie de relato o
de juego cuyo valor semiológico es más el de una proyección ideoafectiva, trabajo intelectual o imaginativo delirante,
que el de un trastorno de la percepción inmediata y sensorial.
Psicosis delirantes agudas: tienen como base trastornos psicosensoriales, imaginativos o intuitivos tomados del
conjunto de una experiencia sensible actual.
Delirios crónicos: construcción llamada a veces y por error noètica (intelectual) ya que, si bien está constituida por
ideas y creencias, éstas reflejan siempre el dinamismo de las capas profundas instintivas afectivas. En los
verdaderos Delirios crónicos hay claridad del campo de conciencia, carácter dogmàtico y fijo de las convicciones,
plasticidad de las falsas percepciones, que lejos de ser fenómenos automáticos y pasivos, se presentan en la clínica
con los atributos de un pensamiento discursivo y activo, especie de relato, conversación o diálogo que se desarrolla
en un mundo imaginario pero abierto a la comunicación con los demás. Aquí el Delirio es más pensado y hablado
que vivido.
2-Diagnóstico diferencial de las Psicosis Delirantes Crónicas: este diagnóstico resulta por lo general más fácil. Se
trata de distinguir el Delirio de interpretación, el Delirio Pasional y la Psicosis alucinatoria crónica, haciendo el
diagnóstico diferencial por los mecanismos intuitivos, interpretativos o alucinatorios de los delirios. Más allá del
análisis de los síntomas (interpretación, ilusión, alucinación), conviene hacer el diagnóstico de la estructura del
Delirio: diferenciar el sentido global y evolutivo de la manera de Delirar del Yo alienado, discerniendo unas de otras
las características de una psicosis delirante sistematizada, una psicosis parafrénica y una psicosis esquizofrénica.
Los delirios sistematizados no presentan grandes dificultades. El diagnóstico entre un Delirio sistematizado y una
Psicosis alucinatoria crónica resulta a veces penoso.
Criterio de la sistematización delirante: encadenamiento seudo razonador, ficción coherente, constitución de un tema
preciso y bien ordenado sin debilitamiento parademencial. El Delirio fantástico o parafrénico se reconoce por su
forma fabulatoria y paralógica, en contraste con una conservación a veces sorprendente de la adaptación a la
realidad cotidiana.
El diagnóstico diferencial con las Psicosis esquizofrénicas se hará por el estudio del síndrome de disociación, los
trastornos del curso del pensamiento y la evolución general hacia la incoherencia y el autismo impenetrable.
Notas sobre la Psicopatología del Delirio: Delirio: tomado a veces en el sentido de la palabra latina delirium que
implica desorden, trastorno negativo y otras en el sentido de idea delirante, lo que corresponde al sentido positivo
(delirio y convicción) de la palabra alemana "Wahn".
Quienes consideran el Delirio como secundario a un trastorno psíquico y a un proceso orgánico, lo ligan a un estado
primordial de desquiciamiento de la vida psíquica o trastornos de la conciencia y basan sus argumentos en la
patología cerebral o en las psicosis experimentales.
Quienes consideran el Delirio como una idea delirante pura o primaria, lo ligan a la intuición errónea o a la
proyección de fenómenos afectivos o inconscientes.
No creemos que el fenómeno general del Delirio pueda ser reducido a una teoría puramente mecánica o puramente
psicogenética. Parece que en el centro de los problemas psicopatológicos, tan sólo una concepción órgano dinámica
de la psiquiatría y su distinción entre la patología de la personalidad y la patología de la conciencia, permite captar el
profundo lazo que une el estado de sueño a la existencia delirante.
Estas reflexiones ayudarán a comprender la increíble confusión de las discusiones y doctrinas existentes.
Las discusiones sobre la naturaleza procesal o puramente psicógena del Delirio es un problema central para la
psicopatología, que sólo puede ser aclarado, no resuelto, comenzando por separar el concepto de Delirio del
concepto de error o ilusión, que son admitidos en la vida cotidiana en función de las creencias o los conocimientos
del grupo cultural o de los individuos que forman parte de él. Delirio: constituye una alienación de la persona con
relación al sistema de valores del grupo (realidad, ética) y una alienación tan singular como delirante, por más que
sea sistemática, razonadora, manifiesta con sus creencias su subordinación a los procesos primarios del
inconsciente.
Se concibe por ello que el soñador ofrezca la imagen del Delirio, no cabe duda ni para Freud, ni para los
psicofisiólogos-psicoanalistas contemporáneos que los sueños del que duerme aunque protejan determinadas fases
del sueño no son primordialmente prisioneros de éste.
Sobre este modelo puede proponerse la hipótesis tradicional en Psiquiatría de una analogía, una identidad, entre la
patogenia de los sueños y la patogenia de las experiencias delirantes y alucinatorias.
Es difícil aplicar este modelo a las psicosis Delirantes crónicas, aunque puede ser aplicado a un gran número de
casos, de fases o formas de esquizofrenia, no lo es para el género mismo de los Delirios crónicos, en la medida en
que incluye Delirios sistematizados, psicosis alucinatorias crónicas, paranoias más o menos interpretativas por
alucinatorias. Esta contradicción sólo puede resolverse elevándose a los conceptos arquitectónicos de organización
del cuerpo psíquico: subordinación del inconsciente al ser consciente (en su trayectoria existencial diacrónica y en
su campo de consciencia sincrónica).
Se percibe que algo semejante a lo que representa el sueño que condiciona los sueños, tiene lugar para engendrar
esta forma de alienación de la persona en el Delirio crónico.
Esa cosa, ese proceso (en tercera persona) es lo que plantea la cuestión: -algunos discuten y disuelven el problema
de los Delirios, ya que no lo resuelven, asimilando (el proceso) al juego normal de los simbólicos, lo imaginario, el
puro juego del inconsciente.
-otros, por el contrario (Henri Ey), adhiriéndose a la tradición órgano dinámica de la génesis negativa del Delirio,
aceptan los estudios sobre el proceso deliriógeno de Falret-Moreau de Tours- Jackson-Jaspers-Freud-Bleuler y
Janet. Moreau de Tours-Falret-Jackson, abrieron la vía a una interpretación dinámica de la producción delirante
considerándola bajo su aspecto negativo (organización ontológica) y bajo su aspecto positivo (delirios y
alucinaciones de los alienados son sus ideas, manifestaciones del inconsciente a nivel de síntoma). Jaspers,
distingue el desarrollo comprensible y la continuidad histórica de la personalidad normal del proceso delirante, del
que distinguía dos tipos: el proceso físico psicótico (estados oníricos, oniroides o demenciales) y el proceso
psíquico, que caracteriza al Delirio crónico. Muchos autores, el mismo Jaspers, olvidaron estas diferencias
esenciales al confundir el proceso psíquico (que es un desquiciamiento) con el desarrollo de la personalidad. Lo que
Jaspers denomina proceso psíquico es una transformación heterogénea, una metamorfosis de la personalidad.
Se trata de lo que dijo Freud (Neurosis y Psicosis) cuando hablaba del carácter haloplástico del desarrollo psíquico
de la psicosis.
En cuanto a Janet, su psicopatología dinámica del delirio y de las alucinaciones se apoya en la idea de disminución
de la tensión psíquica o de la caída de las funciones psíquicas que aseguran la jerarquía de las funciones de la
realidad.
E-Terapéutica: la mayoría parte de los Delirios son por definición enfermedades mentales graves y crónicas. Han
sido consideradas y lo son aún por muchos médicos como incurables. Es cierto que resultan difíciles de curar e
incluso resulta difícil modificar su curso, pero también es cierto que desde hace años, gracias a las terapéuticas, el
desagradable pronóstico a veces se modifica. Antes de exponer las principales técnicas terapéuticas utilizadas para
actuar:
 sobre la desestructuración del campo de la conciencia (experiencias delirantes primarias).
 sobre el trabajo de edificación del delirio (se trate de una ruptura con la realidad como en la esquizofrenia, o
de un sistema seudo razonante como en la paranoia, o de una mitología fantástica como en la parafrenia),
debemos indicar que todos los métodos de tratamiento han modificado o alterado el movimiento evolutivo
natural de estos Delirios antes reputados crónicos por ser casi siempre incurables.
Es evidente que estas formas graves de alienación son menos frecuentes que hace 30 o 40 años, debido a la
eficacia de las conductas terapéuticas y a la organización de los servicios de los hospitales psiquiátricos. Los asilos
de alienados eran alienantes y han dejado de serlo. Parece que se han vuelto desalienantes y esto constituye un
progreso.
El problema sigue siendo saber si los éxitos terapéuticos debidos a los neurolépticos, a las curas psicoanalíticas o a
las lobotomías (terapéutica amplia como requiere la masa de estos casos y la dificultad de curarlos) son posibles en
los casos que parecen verdaderamente crónicos o que hacen temer que el trabajo delirante sea progresivo y en
cierto modo irreversible. No existe duda a este respecto de que los clínicos han tenido a veces la sorpresa de
observar en tal o cual forma de psicosis alucinatoria crónica, psicosis pasional paranoica, delirio fantástico y de
esquizofrenias más o menos delirantes (o paranoides) resultados espectaculares, paradójicos e inesperados. Es que
el mecanismo de la actividad delirante, las relaciones de las diversas estructuras delirantes entre sí, las misteriosas
interacciones de la psicoterapia y la quimioterapia, siguen siendo secretos impenetrables.
La fisonomía de la cronicidad psiquiátrica en sus formas delirantes típicas es replanteada por las concepciones
dinámicas de la psicopatología de los delirios y modificada por la terapéutica que debe combinar los métodos
biológicos, medicamentosos, psicoterapias y socioterápicos.
Cuando el Delirio, por su estructura permanente o episódica, implica trastornos importantes del humor o
experiencias delirantes agudas o subagudas, es necesario recurrir a las terapéuticas biológicas. Por el contrario, es
necesario recurrir a los métodos psicoterápicos cuando se trata de una sistematización delirante, en vías de
formación o en vías de liquidación.
Estos tratamientos exigen casi siempre la hospitalización y a menudo el internamiento.
Los neurolépticos ejercen una acción suspensiva sobre la actividad alucinatoria. Ha transformado la evolución de
muchos casos, lo que plantea a los psiquiatras problemas nuevos.
1-Quimioterapia: todo delirante crónico tratado en la institución es sometido a las terapéuticas farmacológicas,
paralelamente a los métodos de psicoterapia colectiva (socíoterapias, terapias de grupo). Esta terapéutica es
conducida de una manera intensiva en las fases delirantes con exaltación o ansiedad difusa y síndrome de
automatismo mental comportando cierto grado de confusión que se aproxima a las experiencias delirantes agudas.
Esta terapéutica en las fases agudas, corta los síntomas: agitación, ansiedad, insomnio, sigue siendo importante a lo
largo del curso de la psicosis por su acción suspensiva sobre la actividad delirante y alucinatoria lo que permite la
instalación de una forma más o menos estructurada de relación social y una acción psicoteràpica.
Neurolépticos más empleados: derivados de la fenotiacina: la clorpromacina, proclorperazina, tioridazina,
tioproperazina, trifluoperazina.
Butirofenonas: haloperidol, Triperidol, benperidol.
Se ha realizado un progreso con las curas de mantenimiento mediante la utilización de neurolépticos retardados:
enantato y decanoato de flufenazina, pipotiazina y sus ésteres. Estos tratamientos deben ser prolongados, durante
años. No es excepcional obtener éxitos inesperados incluso en los casos crónicos. Es habitual obtener en unos
meses una remisión suficiente para permitir la salida del enfermo y una readaptación más o menos satisfactoria a su
medio. La necesidad de proseguir el tratamiento en la colectividad bajo vigilancia médica estricta ha suscitado el
desarrollo de las hospitalizaciones parciales. Estas nuevas fórmulas de hospitalización presentan la ventaja de
mantener el lazo con el medio familiar suprimiendo las condiciones nefastas a que exponen las largas estancias
hospitalarias.
La acción suspensiva de estos fármacos psicotropos, seguida de remisiones que permiten salidas relativamente
rápidas, ha modificado el curso de las psicosis crónicas por una fragmentación de su evolución, una vulgarización de
su sintomatología, la aparición de nuevas formas de delirios enquistados o de curaciones relativas. Estas nuevas
modalidades evolutivas representan en su conjunto una etapa hacia una curación de los delirios crónicos, no deja
sin plantear nuevos problemas concernientes a la continuidad de los tratamientos, la asistencia en la colectividad y
la conducta a seguir ante las recaídas.
2-Otros métodos biológicos: sesiones de electroshocks, se puede recurrir al método de sumación.
La cura de Sakel (asociada o no al electroshock aunque poco utilizada) permite modificar favorablemente el estado
primordial del delirio o el síndrome de automatismo mental en el curso de sus brotes evolutivos.
Se pueden obtener buenos resultados o una sedación de la actividad delirante y alucinatoria, recurriendo a
perfusiones de Largactil-Dolantina-Fenergan.
Todas estas terapias cuando tienen éxito, son verdaderamente eficaces a condición de poner en marcha todos los
recursos de una psicoterapia activa.
3-Métodos psicoterápicos: narcoanálisis, curas de sueño individual o colectivas, métodos que permiten una rápida
abreacción (liberación) de las instancias inconscientes del delirio o métodos psicoterápicos, psicoanalíticos o
inspirados en el psicoanálisis tienen por finalidad establecer una comunicación afectiva saludable (transferencia) con
el delirante, interpretar el simbolismo del delirio (tratando el material delirante como se trata el material onírico de los
sueños) a fin de modificar los contenidos latentes (las pulsiones inconscientes de la personalidad) que engendran o
mantienen la proyección delirante.
Se trata en estas psicosis o en las psicosis esquizofrénicas de un trabajo psicoterápico difícil que exige del
psicoterapeuta mucha experiencia y savoir-faire.
La mejor regla es mantenerse lo más alejado de una ilusión ingenua (puesto que las psicosis delirantes crónicas son
formas de existencia imaginaria en las que los enfermos se encuentran sólidamente instalados) o de un
escepticismo absoluto (pueden observarse asombrosas remisiones, incluso curaciones).

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