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PSICOPATOLOGÍA I.

TEORICO N ° 6. Prof. María José Pérez.


UNIDAD IV.1
de Clérambault (1872-1934)

Gaëtan Gatian de Clérambault fue un clínico de la enfermería especial de la prefectura de la policía de


Paris, que se dedicó al estudio de diferentes patologías desde una perspectiva diagnóstica y semiológica
pero no terapéutica. Allí se consagro fundamentalmente a los trastornos mentales del alcoholismo y
otras toxicomanías, así como también a las psicosis delirantes. Del mismo modo en que abordó las
psicosis pasionales, intentó encontrar la fórmula de la enfermedad para las llamadas psicosis
alucinatorias crónicas (PAC)

Diferencia el delirio y las psicosis. El primero, “El Delirio es el conjunto de los Temas Ideicos y de los
sentimientos adecuados o inadecuados, pero conexos, así como el tono mórbido que les sirve de base. Por otro
lado “La psicosis es ese mismo Delirio, más el fondo material... necesario para producirlo y desarrollarlo...Los
Temas Ideicos están entonces lejos de ser la Psicosis, son producciones secundarias en los dos sentidos de la
palabra. Son productos intelectuales sobreagregados…”

Un modelo semejante encontramos en su agrupamiento de los delirios de reivindicación, celos y


erotomaníacos, bajo la rúbrica de “estados pasionales mórbidos” o “psicosis o síndromes
pasionales”, que tienen una convicción delirante basal e inicial es decir la presencia de un postulado
pasional fundamental a partir del cual se desarrollan las diversas formas de delirio.
de Clérambault se consagra al estudio a partir de 1920 de un síndrome, que es el primero en describir
y al que propone darle el término de erotomanía que incluye en la paranoia, lo que conduce a la
disociación del grupo paranoico. El grupo paranoico se encuentra pues disociado en una división
bastante próxima a la de Sérieux y Capgras, pero más neta: psicosis pasionales, carácter paranoico y
delirio de interpretación.
En la erotomanía la extensión del delirio está polarizada, sectorizada, inscripta en el postulado inicial;
se opera en base a interpretaciones de tipo pasional en base al "nudo ideo-afectivo inicial".

En cambio, en los delirios interpretativos hay una convicción delirante secundaria. Tienen como base
el carácter paranoico, un sentimiento de desconfianza. Se desarrollan en todos los sentidos (no en
sector), la extensión se hace por irradiación circular, la personalidad global del sujeto está en juego.
No está excitado el sujeto.
Los síndromes pasionales llegan a veces hasta tomar un cariz hipomaníaco “[…] se adelanta hacia
un objetivo, con una exigencia consciente, completa de entrada; no delira más que en el dominio de
su deseo”. No se observan concepciones megalomaníacas globales y absurdas, ni alucinaciones.
"El delirante interpretativo navega en el misterio, inquieto, sorprendido y pasivo, razonando sobre
todo lo que observa y eligiendo explicaciones …las convicciones explicativas del interpretativo son
secundarias a innumerables interpretaciones”.

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El síndrome erotomaníaco puede complicar otras psicosis: delirios interpretativos, psicosis
alucinatorias crónicas, demencia y dar lugar a formas mixtas.

Teoría del automatismo mental

de Clérambault comenzó a describir el automatismo mental en escritos que se remontan a 1909. El


A.M lo encuentra en la observación de casos en que el delirio ocupa un lugar mínimo en relación a los
fenómenos alucinatorios y pseudo-alucinatorios. El A.M., es el síndrome nuclear de las psicosis
alucinatorias crónicas. Sostiene que "una psicosis alucinatoria crónica con delirio se descompone...
en dos porciones: un núcleo que es el automatismo, una superestructura que es el delirio" (p. 482) y
que no es más que "la reacción obligada de un intelecto razonador y a menudo intacto a los fenómenos
que surgen de su subconsciente" (p. 459)

En 1924 da su definición más precisa sobre este fenómeno, delimitando sus rasgos formales -tenor
neutro, carácter no sensorial, rol inicial en el curso de las psicosis alucinatorias crónicas- y destacando
su autonomía con respecto al delirio. El delirio es un desarrollo contingente y sobre agregado a título
secundario.

Esta relación inicial entre el automatismo mental y el delirio se transforma a partir de 1925, los lazos
entre ambos serán más estrechos y, si bien se conserva la descripción del pequeño automatismo,
llamado ahora síndrome de pasividad, se amplía la hipótesis sobre la naturaleza del delirio, concebido
a partir de aquí como una estructura compuesta: por un lado, las ideas delirantes entendidas como “una
reacción del intelecto y de una afectividad, ambos indemnes a los trastornos del automatismo mental,
surgidos de manera espontánea y sorprendente para el enfermo”; por otro, una “ideación parásita” que
ingresa en la conciencia por vía alucinatoria y cuya evolución “ es en sí misma automática”. Vemos el
pasaje que se opera desde el automatismo mental interpretado como “fenómeno basal” en relación
con el cual el delirio constituía una “superestructura”, hasta la postulación de un “síndrome de
automatismo mental” (SAM), a partir de ahora denominado “nuclear”. En este adjetivo, que puede
entenderse como continuidad entre los fenómenos parcelarios del comienzo y las construcciones
ideicas del del delirio. Puede aquí leerse el antecedente de lo que Lacan llamara, en el Seminario III,
la “comunidad estructural” existente entre el fenómeno elemental y el delirio.

El A.M., es un conjunto de síntomas basales cuya característica principal sería su carácter mecánico y
el rechazo a todo factor psíquico en la etiología. Este síndrome nuclear de las psicosis alucinatorias
crónicas, 1- tenor neutro (sin contenido efectivo), 2- atemático o anideico (asemántico, sin ideación),
3- no sensorial. Son fenómenos automáticos, ajenos (recibidos, padecidos, exteriores, autónomos,
mecánicos, exteriores, extraños, parasitarios)

Su fuente no se encuentra en la ideación ni en la efectividad. Reconocen un origen histológico. Las


psicosis alucinatorias crónicas son el resultado de procesos mecánicos extra conscientes y no productos
de la conciencia. Dichos procesos son secuelas de lesiones infecciosas, tóxicas traumáticas o
esclerosantes.

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Pueden servir así de base a delirios (persecución, grandeza, místico, posesión, hipocondríaco, de
influencia etc.) o subsistir sin delirio, a veces con consciencia de un estado mórbido. La ideación
delirante es secundaria.

Este síndrome basal, que de Clérambault, como dijimos, llamará primero pequeño automatismo
mental, después síndrome de pasividad, comprende fenómenos automáticos de 3 órdenes: ideo-
verbal, sensitivo y motor. Antes de mencionar los fenómenos de los 3 órdenes vamos a mencionar lo
que de Clérambault. denomina fenómenos sutiles:

-Fenómenos "sutiles", fenómenos de interferencia que perturban el curso del pensamiento pero que
no tienen contenido: los llama "anideismos".
Primero son procesos positivos de intrusión:

En el área de lo verbal tenemos: sin sentidos, juegos verbales silábicos, estribillos verbales, absurdos,
letanías (alabanza, suplicas) de palabras, entonaciones bizarras, palabras jaculatorias (breve oración o
una invocación, plegaria) fortuita.
En el registro mental tenemos: ideorrea, (flujo incoercible de representaciones visuales), fenómenos
hipermnésicos, (devaneo mudo de recuerdos), falsos reconocimientos, percepciones de parecidos,
intuiciones, sentimientos de extrañeza, de déjá vu, de revelación inminente o afectivos (emoción sin
objeto, veleidades (inconstancia, ligereza o cambio de estados de ánimo sin causa justificada) absurdas.
Luego le siguen luego procesos "negativos" de inhibición: desaparición de pensamientos, olvidos,
detenciones del pensamiento, vacíos del pensamiento, perplejidades sin objeto, dudas, aprosexia,
fatigas.
Finalmente, los procesos "mixtos" (negativos y positivos): substituciones de pensamientos, olvidos y aportes,
emergencias parasitarias continuas (falsas ideorreas), paso de un pensamiento invisible no reconocido,
impresiones de adivinación del pensamiento.

- Automatismos ideo-verbales cuyo modelo es el eco del pensamiento, que también son neutros,
atemáticos: el pensamiento anticipado, de enunciación de gestos y de intenciones, comentarios de
actos, alusiones, preguntas.

-Automatismos sensitivos: remiten a trastornos cenestésicos. Tenemos: sensaciones cenestésicas,


(sensaciones bizarras, agradables, desagradables, dolorosas) y olfativas.
- Automatismos motores: remiten a gestos involuntarios, tics, el sujeto se siente impulsado a hacer
algo, un movimiento, sin sentirse agente del mismo. Fugas, vagabundeo, no sabe dónde va ni por
qué.

Estos trastornos basales tienen carácter mecánico y desarrollo mecánico. La incubación de los
delirios alucinatorios crónicos debe comprenderse como la reacción psicológica suscitada por el
desarrollo del síndrome de pasividad.

Gradualmente, "la tendencia a la verbalización va progresando; indiferenciada al principio, el


pensamiento deviene auditivo o verbomotriz; las voces se constituyen con cuatro características:
verbales, objetivas, individualizadas y temáticas".

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Con los fenómenos alucinatorios motores (alucinaciones psico-motrices de Séglas: sensaciones de
movimientos, inhibiciones motrices, actos automáticos, alucinaciones psicomotrices verbales o
emisiones verbales involuntarias) o sensitivos (cenestopatías, alucinaciones genitales), se constituye
así el "gran automatismo" o triple automatismo (mental, motor, sensitivo) al cual se asocian
fenómenos de automatismo sensorial (deja de ser no sensorial, ya se encuentran alucinaciones comunes
de los diversos sentidos) y automatismo afectivo (emociones, sentimientos, experimentadas como
fenómenos impuestos).
La marcha general de los fenómenos automáticos se realiza así, de lo neutro (no afectivo) y de lo
abstracto a lo concreto y lo temático.

Paralelamente se edifica el delirio explicativo. Tiene su fuente en diversos elementos:


de Clérambault rechaza la ideo génesis del A.M. Para él los elementos afectivos son secundarios. Se
trata para él de un proceso irritativo, mecánico, secuela de lesiones, infecciones. Concepción
mecanicista y neuro histológica.

En toda la última parte de su Obra, de Clérambault se orienta hacia una nueva división del grupo
paranoico.
Ya en 1923, su concepción de las relaciones del carácter paranoico y del delirio interpretativo
evoluciona, dado que los considera de allí en más como diferentes.
La paranoia le parece no ser "otra cosa más que la suma de muchos rasgos de carácter:
...desconfianza, envidia y celos, ... disimulación e hipocresía, ... irritabilidad y emotividad diversas, .
. . morosidad, . . . hostilidad esencial. En cada caso, varios de esos elementos pueden faltar o estar
disminuidos… hay por lo tanto un número infinito de caracteres paranoicos. El carácter paranoico
puede estar agravado por dos taras constitucionales: perversidad propiamente dicha y mitomanía.
Por último, sobre un terreno paranoico pueden sobrevenir muy especialmente Estados Pasionales" .
Esta concepción de paranoia permanecerá como la propia de la escuela francés. Es muy próxima a la
concepción de Génil - Perrín (1924-1929)
En cambio, el delirante interpretativo se caracteriza "por un estado de perplejidad, por la
explotación de temas ordenados, por el empleo de modos de pensamientos no normales... Es
dubitativo, busca ubicar sus sospechas preestablecidas, les adjudica a sus enemigos cálculos
fantásticos y prodigiosamente inútiles: es siempre profundamente para lógico. Es temeroso más que
hostil, y no pasa obligatoriamente al acto". Todo esto se opone al carácter racional, cotidiano, explícito
del delirio paranoico.
Entonces quedarían delimitadas tres psicosis de persecución (con delirio paranoide): interpretativas,
alucinatorias (las PAC) y paranoicas.

En 1925 se orienta hacia la idea de que delirio de interpretación es “de origen puramente mecánico
y una elaboración puramente mecánica de los delirios interpretativos puros”, en base al modelo de la
P.A.C. La base del delirio interpretativo son mecanismos automáticos: intuiciones, imaginaciones, déja
vu, jamás visto, sentimiento de extrañeza, falsos reconocimientos, negación de hechos concretos
(acompañados de inquietud o perplejidad). Aquí vemos la proximidad de estos elementos primarios
de la psicosis como los que describe Jaspers llamadas vivencias o experiencias delirantes primarias.

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Entre ellas está la intuición delirante que "es un juicio inmediato; se impone con una certidumbre
absoluta anterior a cualquier prueba...; es enteramente personal, no está relacionada con ninguna
acción ajena, no toma ningún dato al no-yo". No es una deducción o una inducción, es del orden de la
intuición que sería el fenómeno elemental aquí y no lo alucinatorio, sino la experiencia enigmática que
no implica nada del orden del delirio. Este proporcionará una respuesta que explique el interrogante.

Estos elementos primarios son luego ocultados por el “Perseguidor común”: “delirio variado, no
mecánico, que resulta de cogitaciones conscientes… voluntarias… realizadas con las facultades
intactas”, de un individuo que vive en la certidumbre de las persecuciones e interpreta (“esto es lo
único que merece ser llamado delirio interpretativo”) los hechos que lo rodean.

El delirio del “perseguidor común” está presente en todas las psicosis de persecución: en las
interpretativas, en las paranoicas y en las alucinatorias (en la PAC). El delirio del perseguidor común
es una reacción normal fisiológica, dice de Clérambault, producto de una idea directriz y un
sentimiento. Este delirio es una construcción secundaria, un efecto secundario.

ESP. PROF. MARÍA JOSÉ PÉREZ. Mayo 2023.

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